Se me ocurrió que (al menos de lo último que vimos de los chicos de UA en el manga) ahora que tenemos a Ashido llorando e híper sensible, Sero por supuesto que se irá a preocupar por ella y su bienestar emocional aunque no sepa bien qué más hacer que ofrecerle sus hombros para poder llorar o sus brazos para reconfortarla con un abrazo. Me acordé de que en épocas de calor, o sea, verano, la mayoría de los japoneses llevan consigo toallas tenugui con las que limpiarse el sudor. Se me ocurrió también que a Ashido todo lo romántico le llama la atención y Sero está tan al tanto de eso que a veces hace cosas exageradamente tiernas con la sola intención de hacer a Ashido feliz aunque sea por un pequeño momento. De ahí vino esto.

Disclaimer: My Hero Academia no me pertenece.


Tenugui a modo de pañuelo.

Por Blue-Salamon.


De los ojos de Mina se desprenden pequeñas lágrimas ocasionales, espontáneas. El contorno enrojecido de sus párpados, lo mismo que pasa con su nariz, alrededor de sus fosas nasales, delata la irritación consecuente producto del llanto. Y Sero no sabe bien qué, pero algo tiene que hacer al respecto. Un pañuelo... Quizá un pañuelo pueda funcionar.

Pero Sero no tiene pañuelos. Pañuelos, paños... ¿los que se usaban para limpiar el polvo y la suciedad acumulados? No, no.

« Aquí. » En el dorama de televisión el chico le extiende un pañuelo a la chica (un gesto todo caballeroso y ensalzado, todo un deleite visual para los apasionados amantes del romance y las novelas dramáticas), y a Sero le hacen cosquillas en los oídos las risas traviesas de su compañera de clase, Ashido, que sentada junto a Hagakure, en medio de Uraraka y Momo, las dos primeras parecen ser las más conmovidas y atentas al programa, Uraraka y Momo parecen curiosas, mientras que Jirō y Tsuyu, impasibles, no desatienden sus tareas apurando a sus respectivas parejas de equipo a que continúen con el trabajo. Ashido y Hagakure terminan siendo las últimas en concluir su proyecto.

Sero se dice a sí mismo que. Es una tontería.

No tiene pañuelos. ¿Por qué tendría pañuelos? ¿Por qué un adolescente de bachillerato, en plena era del mayor auge de los quirks, tendría por pura casualidad una suerte de llevar encima un pañuelo justo cuando una chica pareciera estar en la mayor necesidad de uno?

No tiene sentido.

No. Tiene. Sentido.

¿De acuerdo?

Y él. Él no tiene un pañuelo.

Tiene sentido que no cuente con un solo pañuelo entre sus pertenencias.

Tiene sentido.

Tiene.

Necesita.

Pero Ashido necesita un pañuelo. Necesita un pañuelo...

Y no cualquier pañuelo. Bueno, sí. Sí. Cualquier pañuelo está bien. Un pañuelo cualquiera. El pañuelo que sea.

El pañuelo no importa.

El pañuelo NO importa.

Importa. Como el medio. Cuando está muy consciente.

A Ashido le brillan los ojos de la emoción por la novela, y tiene una sonrisa contenta, que le llena tanto la boca, que sus mejillas son empujadas con fuerza hacia arriba y coloradas de un tono rojizo casi imperceptible en su piel naturalmente rosa. Y ella tiene que apretar su boca, para no interrumpirse en su propia contemplación de la escena dramática. Ay... es que cómo le encantan a esa niña las cosas exageradamente cursis y totalmente románticas.

Así que. Inquieto, ocurrente, la siguiente vez que ve a Ashido con los ojos escurriéndole lágrimas, toma unos pasos discretos en su dirección y lo extiende. Ese pañuelo que no tiene. El pañuelo que no tiene sentido que él tenga. El pañuelo que Ashido necesita.

Ashido intenta secarse las lágrimas sola con sus manos cuando intenta enfocar su visión temblorosa. Cosa que detiene una vez consigue ver a Sero, que mira en su dirección, con la cabeza un poco encogida, de manera que parece hasta tímido.

Esquiva su mirada un segundo antes de regresarse en medio de un carraspeo, y Sero al fin abre la boca: —toma.

Es entonces que Ashido presta verdadera atención al trozo de tela extendido en su dirección. El corazón se le encoge tras un breve sobresalto y la imagen de la mano con el pañuelo vuelve a ser como un espejo de agua.

Sero guarda silencio en algo entre el respeto, la incomodidad y su propio dolor sosegado. Mina, mientras tanto, se seca las lágrimas con el pedazo de tela que le ha extendido a su total disposición. Y está un poquito más relajada, luego de haber vuelto a llorar, cada vez que lo hace es un poco menos doloroso, quizá. Con algo de suerte, las lágrimas se le acabarían después de un rato, también.

Cuando se vuelve a Sero se encuentra, del mismo modo, un poco más optimista. Y agradecida; ha llorado tantas veces en soledad y esas veces, al acabar, le dejan un vacío todavía más profundo en el espacio entre su estómago y corazón, rompiéndole uno y hundiéndole otro. En compañía, se olvida de su propia situación. Y con Sero...

—Y... ¿por qué es que llevas un pañuelo contigo?

Una pequeña sonrisa espontánea, juguetona, se le asoma a la boca. Junto con unas extrañas mariposas que le rellenan el estómago de manera agradable. Ashido sonríe un poco y Sero siente que todo aquel sinsentido lo tiene. Tiene sentido.

—Mmmm... no llevo un pañuelo conmigo. Eso es una toalla.

Baraja la posibilidad, pero igual, Ashido repite, con algo de incredulidad asomada: —... Una toalla.

—Para el calor —Sero gesticula, apresurándose a explicar también, como si con el pequeño trozo de tela que él ya no tiene pero ella sí se estuviera limpiando el sudor.

Mina asiente. E imita su gesticulación un poquito. —... Para el calor.

Sero asiente, sin tener más explicaciones. —Para el calor... —repite, innecesariamente.

Mina repite el movimiento afirmativo con la cabeza un par de veces más, con calma, con cautela. Y quiere evitarlo, en serio que quiere, pero apenas y puede esconder la sonrisa que de pronto quiere asomársele en la cara. Por unos momentos. —Pero... estamos en las puertas de la primavera...

Sero guarda silencio. Luego le da la razón, en un par de movimientos afirmativos con la cabeza que, sinceramente, preferiría no tener dar, así como con la razón. Parpadea. —Sí... aún no se viene el calor del verano...

—... Aún no se viene el calor del verano.

Las toallas tenugui eran para el verano, pues. Y apenas están por terminar su primer año de preparatoria; el invierno llegando a su fin, dándole paso a una nueva primavera.

Sero abre la boca y la cierra, un par de veces, boqueando sin que nada llegue a salir de su garganta. Y al final es que consigue volverse bien a Ashido, y entonces es que confiesa: —bueno, sí, he traído mi toalla pensando que es casi un pañuelo y es que tú llevas cerca de dos días casi que sin parar de llorar, así que... decidí que hoy podría ayudarte con esto, prestándote un pañuelo. ¿Bien?

Mina se lleva la mano con el pañuelo a la cara, cubriéndose la sonrisa en la boca, intentando que su expresión solo sea de circunstancias, pero es que puede ver cómo a Sero se le han calentado las mejillas y es que luce un tanto abochornado, y ella está súper emocionada y nerviosa y es que su situación es un poco como la de un gesto hasta genuinamente caballeroso y una parte de ella no logra compaginarlo con que se trate de Sero el que la hace pensar, que es una chica muy afortunada por tener a alguien como él preocupándose por ella. Así que si comienza a reírse, dentro de aquel lúgubre y espeso estanque colmado de lágrimas llamado duelo, eso es tan solo por culpa de él.

—Te odio. Debería de estar triste y por tu culpa ya no me siento así.

Sero aprieta los labios, tratando de contenerse; medio, escondiendo la sonrisa que tira de las comisuras de su boca hacia arriba. De momento, solo para poder decir, con gesto totalmente serio: —... Entonces algo estoy haciendo bien. Culpable de todos los cargos, su señoría.

Extendiendo ambas manos juntas con los puños hechos y las muñecas viendo hacia arriba, la risita contenida de Sero compite con la de Ashido en cuanto ella alza su mano cual machete, golpea al medio de ambas y aquel instante de separación, Ashido aprovecha para meterse abruptamente entre los brazos de Sero y pasar a abrazarse a su torso con un cariño que desmentía por completo la declaración antes hecha por ella. No pasa ni medio segundo que Sero le corresponde el abrazo, mismas intenciones, mismo sentimiento.