Disclaimer: Los personajes de este One shot le pertenecen a la Mangaka Rumiko Takahashi, en cambio la trama salió exclusivamente de mi mente loca e inspirativa. No se aceptan copias/plagio del mismo.
One Shot participe del quinto desafío relámpago de la página de Facebook "Es de Fanfics"
Summary: [AU] Luego de salir de una relación que le dejó varias cicatrices en el corazón, el destino le otorga una nueva oportunidad de ser feliz al lado de un hombre maravilloso. Pero... ¿Qué pasaría si el mismo destino juega en su contra y cruza camino con su ex pareja? ¿Volvería a dejarse intoxicar por él?
Palabras: 1500
Intoxicada
Por: Aida Koizumi
Dicen que las casualidades existen. Ella siempre culpaba al destino de que fuese así, pero... ¿seguiría pensando lo mismo luego de lo que estaba presenciando?
Trató de calmar su agitado corazón sobre la camisa formal que portaba y estabilizar sus pies en la tierra. Sentía que en cualquier momento emprendería su huida como una cobarde y ella ya no quería calificarse así. Necesitaba dejar eso en el pasado.
Frente a ella se mostraba un joven de porte alto, con melena oscura y tez morena. Sus electrizantes ojos zafiros buscaban penetrar la poca estabilidad que la fémina trataba de proyectar ante su presencia.
La gente a su alrededor ni se inmutaba en frenar su caminar. Ellos seguían su recorrido, sin importarles o intuir la situación que se aproximaba entre ellos. Así era el mar humano de Tokio durante el cruce de Shibuya.
Los pasos que el moreno realizaba la joven los retrocedía, manteniendo la distancia del comienzo. Ella se negaba a sentirlo cerca porque sabía que aquel muro de valentía, que con tanto esmero construyó por años, se desplomaría en un abrir y cerrar de ojos.
Él seguía insistente, incluso el enojo volvía a recorrer sus venas y se notaba en su entrecejo. No dudó en acortar la distancia, cansado de la situación infantil en la que vivían, y arrinconarla entre la multitud de gente a su espalda.
Gracias a sus rápidos impulsos, logró emprender su huida, tratando de evitar torcerse un tobillo ante la torpeza de sus pies en tacones. Se camufló entre los cuerpos y, finalmente, corrió hacia una dirección cuando alcanzó la vereda. Ella sabía que su perseguidor estaba cerca, pues escuchaba sus acelerados pasos en busca de frenarla.
Cuando creyó haber haberlo perdido de vista y sentirse fuera de peligro, sintió un fuerte apretón sobre su hombro. Su torso giró de sopetón y la penetrante mirada del hombre se clavó sobre su rostro.
—Kagome... —la nombró con aquel timbre de voz que recordaba tenebroso.
De pronto todo se paralizó a su alrededor.
No sabía si le quemaba más la piel debajo de la extremidad ajena o aquellos ojos que buscaban minimizarla como siempre lo hizo. A su mente, inevitablemente, volvieron aquellos tenebrosos recuerdos de un pasado tormentoso en los que el moreno fue protagonista, o mejor dicho el villano encubierto.
Nunca sospechó que Kōga podría ser así. A sus escasos 16 años, él la trató como una princesa, regalándole no solo objetos materiales sino también halagadoras palabras. Su familia y amigos lo consideraban un gran partido por su caballerosidad y atención. Tanto fue así que hasta ella también lo creyó y decidió darle una oportunidad ante tantas insistencias.
No iba a negar que su relación al comienzo fue mágica. Kōga fue el primer hombre que la hizo sentir querida y hermosa. No había día en que no le repetía cuando la amaba y todo lo que daría por ella.
¿Quién le hubiese dicho que su felicidad se desmoronaría fácilmente y que los roles se invertirían? Al final ella terminó siendo la que dio todo por mantener lo que podía calificarse como una relación.
Todo se volvió difícil cuando Kōga entró a la carrera de abogacía. Él alegaba que necesitaba conseguir un trabajo digno para un futuro entre los dos. La primera señal fue la discusión que tuvieron, la primera de todas las que se aproximaban, donde él se negaba a que ella estudiara una carrera. Aquel comportamiento machista la descolocó pues ella tenía el sueño de ser médica y ayudar a quien lo necesite, pero desistió de su decisión y abandonó sus ilusiones al ver lo difícil que era convencer a Kōga. De cierta forma no quería despegarse de él ya que se sentía protegida luego de la dolorosa muerte de su padre.
Al tener el control de la situación, el moreno comenzó a exigir más de ella con sutiles propuestas como la posible convivencia entre ellos, alegando que aquello mejoraría la relación. Kagome, siendo ingenua, terminó aceptando. Desde ese momento comenzó la verdadera pesadilla viviente.
A veces le costaba recordar o más bien su subconsciente se negaba a proyectar aquellas escenas de violencia, tanto psicológicas como físicas. Los insultos se volvieron cotidianos, acompañados de peleas exhaustivas que dañaban su autoestima. Sus blusas escotadas, vestidos ajustados y faldas cortas comenzaron a verse suplantadas por holgados pantalones y largos suéteres luego de las incontables escenas de celos.
Su estado de ánimo decayó precipitadamente y sus cercanos fueron quienes se percataron de la gravedad del asunto. Su amiga Sango fue la primera en distanciarse, harta de la situación y alegando su falta de valentía para acabar con esa relación tóxica. Los siguientes fueron sus familiares al verla adueñarse de toda la culpabilidad que le correspondía a su novio, o así le hacía creer el moreno.
Las noches se volvieron eternas entre tanto llanto y una angustia ahogante en su pecho. Su cuerpo se acostumbró a los temblores diarios y a los ataques de ansiedad cada vez que escuchaba el cerrojo de la puerta. Temía volver a sentir su piel arder —producto del descargo de Kōga ante su insatisfacción— como también los calificativos que usaba contra ella. El «mi amor» se vio remplazado por un «estúpida» o «inservible».
La gota que derramó el vaso fue haber descubierto ciertos mensajes de textos melosos con una pelirroja de nombre "Ayame" en el celular de su novio. Aquello fue la excusa perfecta para que su escasa valentía la sacara del infierno en el que vivía.
Con una pequeña maleta y con el corazón herido fue a pedir alojamiento donde su amiga Sango. Ella no dudó en otorgárselo, dándole un fuerte abrazo y agradeciéndole el hecho de que abriera los ojos. Desde ese momento supo que sus heridas, tanto las superficies como las de su corazón, comenzarían a cicatrizar.
Nadie dijo que el proceso sería fácil pues debían construir demasiado luego del colapso que provocó Kōga. Lo primero en la lista fue buscar un trabajo y así generar no solo confianza en ella y en sus capacidades, sino también estabilidad económica.
Fue una búsqueda exhaustiva por todo Tokio ya que muchos empleadores buscaban profesionales justificados con títulos para las vacantes que pedían. Debían agradecerle a Miroku, el prometido de Sango, quien les comentó acerca de un posible puesto de trabajo como secretaria para su gran amigo y dueño de Taisho Corp.
Kagome aceptó de inmediato sin saber que aquel anuncio sería el detonante de su máxima felicidad.
Fue al día siguiente cuando lo conoció; vestido de camisa y corbata, cabello amarrado y un perfume indudablemente costoso. Aquellas orbes doradas fueron las causantes de su tartamudeo en la entrevista. Se sentía desnuda ante ellas y ante el fuego intenso que trasmitía por sus iris. Inuyasha Taisho —o así lo indicaba el nombre de sus títulos universitarios colgados en la habitación—, escuchaba atentamente mientras ella le contaba sobre su miserable vida y el porqué necesitaba dicho empleo.
Al principio pensó que se burlaba de ella, pues no disimulaba su sonrisa de lado, pero la sinceridad fue palpable por el brillo de sus ojos y supo que solo aparentaba tal faceta para no ir y golpear al causante de su aflicción. Con el tiempo descubrió que Inuyasha odiaba ver el sufrimiento que padecían las mujeres y más cuando se lo causaba un tercero.
No sabía si fue aquel primer encuentro o los posteriores, siendo su secretaria, los que la hicieron enamorarse de nuevo de un hombre. Los temores volvieron inevitablemente al revivir los recuerdos de Kōga y al creer que con Inuyasha sería igual. Era un caso similar al ser ella dependiente de él económicamente.
Todas sus dudas fueron despejadas al conocerlo más y al comenzar una relación amorosa con él. El albino le demostró en pocos meses todo lo que carecía en Kōga. Le recordaba constantemente su belleza y lo valiosa que era ella como mujer. Incluso la incentivó a que denunciara en contra de su ex y se inscribiera en la carrera de medicina y así cumplir su sueño.
Los besos y las caricias nunca faltaban. Él no dudaba en demostrar su amor mediante una simple acción cotidiana como también mediante la pasión que la enjaulaba en su cama cada noche. Gracias a él supo diferenciar el placer carnal de hacer el amor, una entrega donde participaba el alma y los sentimientos de ambos individuos.
El albino se terminó convirtiendo en su salvador, en su cálido refugio donde resguardaba su frágil corazón.
No supo si fue gracias a rememorar su trágica vida o las constantes palabras de superación que resonaban en su mente, pero logró llenarse de valentía y firmeza para plantarse de frente al que creía ser su mayor temor.
«Ya es tiempo de acabar con esto»
Mirándolo con decisión, pronunció lo siguiente con una seguridad que por años no expresaba:
—Tanto tiempo sin vernos, Kōga...
Y desde ahí supo que no había nada a que temer. Ella era una mujer valiente y no volvería a caer en su intoxicante presencia y accionar.
Fin.
Notas de autor: ¡Buenas, mis bellezas!
Como dice al comienzo del relato, este One Shot participa en el quinto desafío relámpago de la página "Es de Fanfics", en el cual debía escribir una historia de no más de 1500 palabras con la siguiente frase conforme a mi signo Leo: "Déjale saber que tu vida mejoró desde que te fuiste porque un día te maltrató". Sinceramente no iba a participar de este reto ya que no soy fan del reggaetón pero se me ocurrió relatar, muy por encima, una relación tóxica. Al principio pensé en poner a Inuyasha como el causante del tormento de Kagome, pero preferí colocar a Koga y así dejar a mi Inuyasha como una razón de la felicidad de ella. Siento que ella, junto al apoyo de su familia, amigos e Inuyasha, logró sacar la valentía necesaria para no demostrar temor ante Koga y enfrentar la situación. Desde ese momento no permitiría que la vuelva a humillar.
ADVERTENCIA: Al ser un relato de menos de 1500 palabras, es difícil reflejar explícitamente y con detalles la situación que vivió Kagome con su ex pareja y lo posterior a ello. Por eso les pido disculpa si la historia les pareció apresurada, más que nada el final. Soy consciente de que es una trama delicada, por eso les pido por favor que no tomen esto como una verdad absoluta. Cada persona y su historia es un mundo distinto. Hay mujeres que pueden armarse de valor y enfrentar la situación antes de que sea muy tarde, como también hay otras que siguen sufriendo violencia de genero por sus parejas. Ante todo caso saben que existen medios para denunciar estas situaciones. No permitamos que sigan ocurriendo.
Espero que les haya gustado este One shot AU, háganmelo saber por medio de sus hermosos comentarios. Saben que es la mayor felicidad para un escritor. También les comento que este relato NO tendrá continuación, pero puede ser que en un futuro escriba un fanfic con una temática similar y mejor desarrollado.
Me despido por hoy. De a poco iré subiendo las actualizaciones de mis fanfics y otros nuevos :D
Con amor, Aida K.
