Hace muchísimo tiempo que no escribía nada por aquí, y fue una petición la que me ha traído de vuelta. Otro detalle es que es el primer lemmon de la serie de Kenichi que no es yuri, lo cual quizá ya noten quienes me hayan leído antes. En fin, disfruten.
Una nueva técnica para la maestra
Kenichi y Miu habían terminado con otra sesión de duro entrenamiento. Miu había dejado a Kenichi contra el suelo una veintena de veces, pero eso no era excusa para no seguir intentándolo. Los demás maestros contemplaban tranquilamente esas prácticas, pero había alguien en específico que contemplaba la confrontación y que notaba algo bastante extraño allí: Shigure conseguía notar algo anómalo en ellos, como que Kenichi estaba evidenciando una erección, la cual se notaba especialmente cuando Miu le pegaba el culo a la entrepierna y agarraba el brazo del chico. Otro detalle especial era que los pezones de Miu se estaban marcando más debajo de su ropa de entrenamiento. Esos dos chiquillos algo se guardaban. Y en cuanto a los otros maestros, pues eran todo risas y apreciaciones por las habilidades pulidas de Kenichi. Ni más ni menos que eso.
Luego de los entrenamientos, y una vez que los otros maestros se retirasen (siendo Apachai el último en irse por andar preguntando sobre si Honoka volvía para jugar othello), Shigure decide vigilar a los chicos, interesado por encontrar una explicaciones para aquellas reacciones vistas. Touchuumaru había sido dejado en su habitación, y Shigure le había instruido que se quedara allí, así que la maestra contaba con que no iba a ser molestada en su tarea de vigilancia.
Kenichi y Miu por su parte estaban convencidos de estar solos en el dojo. Eso les venía bien, pues llevaban un rato esperando por un momento de privacidad para así desahogar las ganas que se habían estado aguantando durante el entrenamiento. Lo cierto es que cada contacto que tenían en sus combates los había estado excitando cada vez más. Hubo un punto en que no estaban seguros de poder aguantar mucho más y hubiesen tenido que inventar alguna excusa, por tonta que sea, para escaparse un rato y descargar la tensión entre ellos. Kenichi saca su miembro, ya totalmente erecto y alzándose cual mástil portando orgullosa una bandera, y Miu se dispone a lamerlo sin decir una sola palabra.
A Shigure esa acción le resultaba bastante llamativa. Nunca había visto en práctica el sexo oral, por lo que le parecía extraño, pero también interesante. Miu usaba su lengua hábilmente, recorriendo toda la longitud de la polla de Kenichi, y éste gemía indefenso ante semejante despliegue de habilidad. Shigure empezaba a sentirse rara al contemplar aquello. Sentía que algo se calentaba abajo, en su centro.
Era algo raro, inédito. Hasta el momento Shigure nunca había presenciado acto sexual alguno dentro de los muros del Ryozanpaku, y fuera de esos muros tampoco. Pero como sea, la cosa es que no podía quitar la vista de esa escena tan extraña, tan atrevida, tan... caliente...
─ Oh, sí. Miu-san, voy a correrme...
─ No, todavía no lo hagas, Kenichi-san ─ Miu recorre el falo del castaño con su lengua un par de veces más antes de levantarse y despojarse de toda su ropa con un tirón ─. Antes de venirte tienes que complacerme. Ven aquí y hazme sentir bien.
Kenichi no espera que Miu lo repitiera e introduce su miembro en la vagina de Miu sin decir nada más. Los movimientos del castaño eran rápidos y rudos, y cada choque entre la pelvis de Kenichi y el culo de Miu generaba ruidos bastante sucios.
Kenichi no se guardaba nada. Agarraba las nalgas de Miu sin recato alguno y las apretaba con necesidad, y Shigure era capaz de ver con lujo de detalle todo aquello. Podía ver el ano de Miu al descubierto por la manera en que Kenichi manoseaba aquellos suaves glúteos, también podía ver el pene del chico entrando y saliendo con la fuerza de un pistón, y podía ver que dicho pene tenía un excelente tamaño, al punto en que parecía difícil que algo así realmente hubiese entrado en Miu. Y desde luego, Shigure era capaz de ver el gesto de placer que se formaba en el rostro de ambos chicos. Aquello tenía que sentirse bastante bien, o de lo contrario no harían esas cosas, especialmente si no son conscientes de estar siendo vigilados.
Kenichi levana una pierna de Miu mientras sigue con su faena. Así era más fácil ver cómo su verga entraba y salía de Miu a placer, y nunca mejor dicho. Shigure temblaba desde dentro al ver aquello, su boca se abría ligeramente, su corazón latía fuertemente, su propio coño palpitaba y empezaba a liberar humedad que se iba deslizando por sus piernas. Kenichi era un monstruo, con esa verga abriéndose paso de tal manera dentro de Miu.
Shigure no quería admitirlo, pero deseaba sentir esa cosa dentro de ella. Quería conocer en carne propia aquello que hacía que Miu gimiese así. Quería que Kenichi la tomase para sí del modo en que lo hacía con Miu. Pero no estaba segura de que eso fuese una buena idea. No sería bueno si ellos se molestan o se asustan por saber que ella los estaba viendo, pero es que Shigure no se sentía dispuesta a aguantar mucho más, por más que lo intentara.
─ Miu-san... Me vengo.
─ S-sí... Hazlo. Vente dentro. Hazlo, Kenichi-san ─ Miu gemía con locura, y sus uñas se clavaban inmisericordes al limpio y pulido suelo.
Kenichi empuja con todas sus fuerzas dentro de Miu hasta que de golpe se detiene, empezando a soltar toda su descarga dentro de Miu. Ambos sueltan un profundo y ahogado grito de placer, y dichos gritos penetran cuales taladros dentro de la cabeza de Shigure. Aquello ya fue la gota que colmó el vaso para ella. Su propio sexo rogaba a gritos por un poco de aquello, especialmente ahora que sabía que Kenichi sería capaz de darle aquello que quería. Ya decidida a hacerlo, Shigure da un salto y aparece justo enfrente de Kenichi y Miu, los cuales se aterran al verla aparecerse de golpe, aunque Kenichi permanece dentro de Miu.
─ Sh-Shi-Shigure-san ─ dice Miu con un tono ahogado.
─ Mierda. Estamos muertos ─se lamenta el castaño.
─ Con que estaban haciendo esas cosas a escondidas de... los demás maestros ─ Shigure sonaba seria, aunque por dentro estaba ardiendo por la lujuria que deseaba descargar ─. Está claro que no querían que esto... se supiera.
─ L-lo sentimos mucho, Shigure-san ─ Kenichi sale de Miu y hace varias reverencias ante la maestra, pasando por alto su erección ─. Prometemos que no lo volvemos a hacer aquí, pero tenga piedad de nosotros.
─ No se preocupes. No tengo la intención... de castigarlos ─ Kenichi y Miu miran desconcertados a Shigure ─. Ahora quiero que Kenichi me haga... lo mismo que le hizo a Miu.
Kenichi y Miu estaban perplejos. Creyeron haber oído mal a Shigure, pero esa idea es descartada en cuanto la ven despojarse de sus ropas. Ella no estaba bromeando, Kenichi y Miu no habían oído mal.
Pero si había algo innegable es que Shigure tenía un cuerpo despampanante. Esos pechos tan redondos y grandes hacían que a Kenichi casi se le saliesen los ojos. Esa cintura de reloj de arena, junto con esas caderas tan amplias y apetecibles eran una seña por sí misma de sensualidad en su máxima expresión. Y para rematar estaban esos muslos que causaban que a Kenichi le temblasen las manos y que a Miu le diese envidia, pese a que ella no es que se quedara atrás.
─ Kenichi, quiero que me enseñes... lo que se siente ─ sentencia Shigure.
─ ¿Qué? ¿No sabes lo que es...? ¿Acaso tú...? ─ Kenichi no conseguía terminar lo que decía, ni conseguía entender del todo lo que la maestra le había dicho.
─ ¿Quieres hacerlo con Kenichi-san? ─ Miu se lleva una mano a la boca.
─ ¿Hacerlo? ¿Qué es exactamente... esto que estaban haciendo? ─ Shigure se acerca a los discípulos, los cuales parecían encogerse ─ ¿Y bien? ¿Por qué... no me dicen?
Kenichi y Miu no estaban seguros de cómo explicarle a Shigure sobre lo que hacen entre ellos, pero igual no tenían alternativa. Debían darle a Shigure el gusto que estaba exigiendo.
─ M-muy bien... ─ Kenichi da un paso timorato y rígido ─ ¿Cómo quieres que empecemos, Shigure-san?
─ Así... ─ Shigure se acerca a Kenichi y se pone de rodillas para darle una mamada.
Ver a la maestra de todas las armas así ante Kenichi era por sí sola una experiencia a destacar. Jamás había esperado que ella fuera a hacerle nada parecido. Shigure resultaba ser algo torpe, pero su primera felación no estaba saliendo mal. Se notaba que trataba de imitar el estilo de Miu, pero le haría falta algo de práctica para perfeccionarse.
Kenichi empezaba a sentirse bien, y con ambas manos agarra la cabeza de Shigure para guiar su mamada. Primero va lento pero un poco errática, pero gracias a Kenichi va más rápido y con un ritmo mejor establecido. Shigure consigue engullir el falo de Kenichi hasta la base, luego retrocede y vuelve a meterlo todo en su boca. Miu estaba todo el rato tapándose la boca, sorprendida por ver cómo Shigure lograba tragarse aquel trozo de carne al primer intento, cosa que ella misma no había podido en su primera vez.
─ S-sorprendente... Shigure-san. Voy a venirme...
Shigure no estaba segura de lo que eso significaba, pero quería seguir para así saberlo. Quería que Kenichi le mostrara lo que significa venirse, así que va un poco más rápido y aprieta sus labios para así atenazar mejor la polla del chico. También pudo ver que su lengua se podía usar para hacer todavía mejor la experiencia, por lo que, mientras usaba sus labios para recorrer toda la longitud de Kenichi, con su lengua ponía a prueba la sensibilidad en la punta. Shigure aprendía increíblemente rápido.
Kenichi no fue capaz de aguantarlo más y empuja dentro de la boca de Shigure para correrse en su garganta. Para la maestra era algo tan fascinante como nuevo. Aquella cosa que estaba saliendo de Kenichi no era orina, de eso estaba segura, pero tenía un sabor raro que le llamaba bastante la atención. No era un manjar precisamente, pero si esto era lo que Kenichi soltaba dentro de Miu cuando "se venía", y tomando en cuenta cómo lo tomaba Miu, entonces debía ser algo bastante bueno. Shigure quería seguir, estaba entusiasmada, además que el calor entre sus piernas subía su intensidad.
─ Ahora vamos con la siguiente parte ─ dice Shigure tan pronto se levanta, dejanddo ver los hilos de semen que se salían por las comisuras de su boca ─. Kenichi, ahora tienes que meterlo... en mí. Hazlo como lo hiciste con Miu.
Kenichi traga grueso. Tanto él como Miu sabían que llegarían a ese punto de manera inevitable, pero igual no se sentían del todo listos para afrontar aquello, aunque el pene de Kenichi se negaba a doblegarse, pese a haber alcanzado el orgasmo nuevamente. Shigure apoya sus manos contra la pared y abre un poco sus piernas, permitiendo ver tanto los labios de su vagina como dentro de su culo. Era una vista demasiado erótica como para atreverse siquiera a decirle que no. Kenichi toma una amplia bocanada de aire, y luego sostiene las caderas de Shigure para así dar el primer empujón, sabiendo que estaba por tomar la virginidad de su maestra.
Miu se acerca y mira fijamente cómo la polla de su novio entraba lentamente en el sexo de Shigure. Era una visión aterradora, pero también resultaba excitante, fascinante. Kenichi se detiene un momento, sabiendo que estaba por cruzar la línea de no retorno, toma un par de segundos para prepararse mentalmente, y entonces da el empujón final. Shigure se sobresalta un poco, pero no da muchas muestras de dolor. Tal parecía que su entrenamiento le había permitido mostrar un buen nivel de tolerancia incluso a aquella sensación, pero Kenichi no quería arriesgarse a moverse si Shigure daba alguna seña de que aquello le molestase.
─ ¿Shigure-san?
─ ¿Esto es lo que siente Miu cada vez que haces esto con ella? Duele... un poco ─ dice ella con su tono de siempre.
─ En realidad es sólo la primera vez. En las veces siguientes ya no hay más dolor ─ le dice Miu con cierto nerviosismo.
─ Ya veo. Bueno, eso significa que... está todo bien. Bien, Kenichi... empieza a hacer aquello.
No teniendo más alternativa que obedecer a su maestra, Kenichi empieza a empujar. En un principio va con cuidado, a fin de evaluar si estaba generando alguna molestia, pero Shigure más bien parecía estarlo disfrutando, así que el muchacho sigue con su tarea de mover las caderas y estar bombeando dentro de la vagina de su maestra. La manera en que se movían las nalgas de Shigure en respuesta a los choques con la pelvis de Kenichi resultaba sencillamente hipnotizante. A Kenichi le estaba excitando cada vez más. Su pene parecía que se había vuelto más duro que antes, gustoso de asumir la tarea de penetrar entre la carne de Shigure a cambio de placer.
Ante esa vista tan sexy de lo que estaba aconteciendo en su presencia, Miu empieza a masturbarse, deseosa de recibir otra vez esas embestidas de parte de Kenichi. La cara de los tres se había puesto completamente roja por aquella atmósfera tan cargada de sexo que se había apoderado de la habitación de entrenamiento, y aquello se notaba lejos de culminar.
Era algo inaguantable para Miu. Quería ya mismo volver a sentir a Kenichi moverse dentro de ella, pero no iba a apartar por la fuerza a Shigure. Lo que le quedaba por hacer entonces era conformarse con besar a Kenichi, pero procura que aquel beso fuera intenso, profundo, con la saliva escapándose de la boca de ambos mientras sus lenguas bailan de forma salvaje y errática. Sin habérselo propuesto tan siquiera, aquello había pasado a convertirse en un trío.
─ Esto se siente... tan bien ─ Shigure sentía un enorme placer crecer dentro de ella, una sensación a la que rápidamente se estaba volviendo adicta ─. Sigue moviéndote, Kenichi. Hasta ahora vas... bastante bien.
Mientras Kenichi penetraba con cada vez mayor ahínco a Shigure, con los dedos de una mano estaba penetrando también a Miu, y aquello sin dejar de besar a su novia en ningún momento. Los gemidos se van haciendo cada vez más fuertes, y es que los tres cada vez eran más indiferentes ante la posibilidad de que alguien les oyese y fuese a ver qué estaba pasando. Definitivamente les importaba más satisfacer aquellas ganas que los tres se tenían en ese momento.
Shigure termina perdiendo el equilibrio y tiene que apoyar sus manos en el suelo, quedando ahora en cuatro patas mientras Kenichi la sigue penetrando detenerse un solo momento. No comprendía cómo es que no había incursionado antes en una experiencia semejante, especialmente con Kenichi, que se notaba que era un experto en ello. Sí, no querría a otro para que le haga sentir aquello tan intenso que la recorría como si le cayese un rayo.
─ Me vengo... ¡Me vengo, Shigure-san!
─ Sí... Hazlo dentro, Kenichi. Vente... dentro de mí.
Sentir cómo aquel fluido salía del castaño y llenaba su útero también era algo completamente nuevo. Shigure misma siente que alcanzaba el clímax mientras sentía que su vientre se llenaba y Kenichi le daba unos cuantos empujones para darle finiquito a su descarga. Shigure termina cediendo y se desploma en el suelo, tomando unos cuantos segundos para respirar. Kenichi por su parte se desploma también. El tener sexo con Miu y luego con Shigure, y todo depúes de haber entrenado, lo había dejado contra las cuerdas. No se sentía capaz de hacerlo otra vez, pero no contaba con que Miu no estaba de acuerdo con ello. La rubia le da una fuerte mamada a Kenichi que hace que su pene quedara nuevamente erecto rápidamente. Kenichi mira con horror a su novia.
─ ¿M-Miu-san?
─ Kenichi-san, lo siento mucho, pero es que no puedo aguantar más ─ Miu le da a Kenichi una vista privilegiada de su coño chorreando ─. Verte penetrando así de fuerte a Shigure-san me ha calentado muchísimo. Quiero volver a hacerlo contigo, y esta vez no hace falta que hagas nada, pues yo me encargo de todo.
No estaba para objeciones ni peros de ningún tipo. Miu estaba desesperada por ser follada nuevamente por Kenichi, así que lo acuesta mientras ella introduce su polla en ella. No iba a empezar con sutilezas, su inicio ya era intenso, con sus caderas moviéndose vigorosamente, sintiendo la punta del pene de Kenichi golpeando contra la entrada de su útero. Incluso el propio Kenichi no estaba acostumbrado a ver semejante intensidad de su parte, pero nada podía hacer ya, estando a merced de ella y sus deseos carnales.
El sonido de los gemidos de Miu y los choques sexuales consiguieron hacer que Shigure recobrara el conocimiento. Automáticamente sabía lo que estaba pasando, y también sabía que no había tenido suficiente. Quería más de esa sensación tan placentera que acababa de experimentar.
─ Kenichi ─ la voz de la maestra sobresalta al chico ─ ¿Está bien si tú... me lames aquí abajo?
Kenichi apenas necesitó voltear para vez de cerca la concha de Shigure. Se veía tan húmeda, tan brillante, tan hinchada, tan exquisita. Simplemente no hubo manera de decirle que no a ese capricho de su maestra, así que se limita a asentir y permitir que la vagina de Shigure se acercase a su boca.
Decir inimaginable resultaba poco al parecer de Kenichi. Incluso en sus más profundas y demenciales fantasías no se había asomado ni por un solo instante que estuviese haciendo algo como esto con Miu y Shigure al mismo tiempo. Por un segundo se pregunta si es que en el entrenamiento recibió algún golpe exageradamente fuerte, o si el agotamiento había resultado tanto como para terminar alucinando. Pero la cosa es que las sensaciones de su cuerpo le decían otra cosa. Él no estaba soñando en absoluto. Tenía a Miu moviéndose con fervor sobre su pene y a su vez estaba saboreando el sexo de su maestra. Dos actos pervertidos al mismo tiempo, con dos féminas con cuerpos infartantes. Así Kenichi perfectamente podría morir con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.
Tanto Miu como Shigure estaban completamente desbordadas. Gemían y balbuceaban completamente fuera de control. No querían saber nada que no fuese Kenichi haciéndolas sentir bien. Sus caderas se movían a un ritmo de locura, y sus coños demostraban su continua y creciente demanda de atención de parte de Kenichi, demanda que era perfectamente atendida.
Para los tres aquello era como estar dentro de un horno. Sentían como si se fueran a fundir en cualquier momento por el calor que emanaba de sus propios cuerpos, pero por nada del mundo querían que aquello terminase. Con sus rostros completamente rojos y la mirada perdida irradiando lujuria en estado puro, Miu agarra el rostro de Shigure, y ambas se besan sin dejar de mover las caderas como si la vida se les fuera en ello. El momento no les permitía pensar en absoluto. Sólo les importara ser complacidas y llegar al clímax con la mayor intensidad que hayan conocido en sus vidas. Kenichi estaba en la misma situación que ellas, y la velocidad con que bombeaba su verga y lamía el coño de Shigure así lo permitían ver. El cénit del momento estaba por ser alcanzado, sus cuerpos así se los advertían. Iba a ser un orgasmo tan fuerte que podrían llegar a sentir que se parten en pedazos allí mismo, pero eso no importaba. Lo recibirían gustosos.
Kenichi no gritaría más fuerte por tener su boca pegada a la vagina de Shigure, y Miu y Shigure tampoco alzarían demasiado la voz al no despegar sus bocas. Fue un orgasmo fabuloso y silenciado, y de principio a fin sentían aquella corriente recorrerlos completamente, una y otra vez, como si dentro de ellos hubiese una tormenta eléctrica. Para cuando esa tormenta pasa, Miu y Shigure se dejan caer, y lentamente se acomodaban a ambos lados de Kenichi.
No importaba de momento que los demás maestros viniesen. Querían descansar un poco después de esa sesión de sexo tan intensa, pasar un poquito el exquisito sabor de boca que les había causado el trío, y al rato se preocuparían por vestirse.
Al día siguiente
Ma, Shio, Akisame y Apachai contemplaban sorprendidos que Kenichi estaba mostrando una mejora considerable. El día anterior apenas había mostrado cambios en sus movimientos y resistencia, y aunque en ese sentido el cambio no era tan grande, Kenichi mostraba una mayor concentración para aplicar y concentrar los golpes y lances. Shigure por su parte también veía el progreso del chico, pero se las arreglaba mejor para mantenerse neutra. Incluso Touchuumaru no conseguía disimular la sorpresa.
─ Muy bien, Kenichi-kun, te has ganado un descanso ─ dice Akisame luego de poner a prueba al muchacho por casi una hora sin pausa ─. Debes ensayar un poco más los movimientos que te acabo de enseñar, y entonces podrás dominarlo de forma óptima.
─ E-entendido, sensei ─ Kenichi intenta enderezarse, pero le costaba después de la paliza recibida de parte de Akisame.
─ El almuerzo ya está listo ─ Miu entra en el dojo.
─ ¡Excelente! Ya empezaba a darme hambre ─ Ma es el primero en ponerse de pie, seguido por Apachai.
Los maestros salen entonces del dojo con los ánimos por las nubes, y eso incluía a Touchuumaru. Sólo habían quedado rezagados Kenichi, Miu y Shigure, y el castaño había logrado enderezarse lo necesario para dar inicio a su marcha al comedor, pero en eso se le atraviesan Miu y Shigure.
─ ¿Eh? ¿Ocurre algo?
Miu y Shigure lentamente se remueven sus ropas, y en menos de un minuto era posible ver que de sus sexos surgen hilillos de humedad que brillaban a la luz que entraba al dojo. Kenichi estaba la mar de agotado y hambriento, amén de magullado por los lances dados por Akisame, por lo que saber lo que se le venía le empezaba a aterrar. Miu esboza una sonrisa traviesa y siniestra, mientras que Shigure daba una mirada destellante.
─ Ke-ni-chi-san ─ Miu se va acercando lentamente ─. Creo que ya sabes lo que queremos.
─ Después de lo pasado ayer y con lo que aprendí de esto, no va a pasar un día... sin que quiera sentirlo ─ dice Shigure con un tono bajo que no auguraba nada bueno.
Iba a ser un día bastante parecido al anterior, y Kenichi no tenía de otra que prepararse mentalmente para ello, pues el cuerpo ya tenía que asumir que lo iba a perder en pleno acto sexual. Al menos su vida terminaría inmerso en un placer indescriptible.
Fin
Un poquito en estilo doujin, que de vez en cuando me gusta retratar así mis historias xD. Espero que les haya gustado, y por cierto me alegra que el fandom no haya muerto pese a los años transcurridos. Y antes de despedirme, les aviso que en mi perfil tengo publicada una encuesta para un fanfic largo que subiré a futuro. No hay sugerencias para la serie de Kenichi, pero pueden elegir otra opción si les interesa :).
Hasta otra
