applied.
Problema
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—Somos sólo tú y yo
Hay que tener siempre los ojos puestos en el adversario, así sea el más débil de la tierra, porque siempre puede dar sorpresas.
—¡Adelante!
Saitama tragó fuerte, no recordaba la última vez que había tenido que esforzarse tanto, la estupefacción al sentir la humedad en su frente.
—No puedo perder en absoluto
—¡Ábrete, pedazo de mierda! ¡Ábrete!
Sus manos se deslizaron hacia la superficie de la tapa, fastidiado. No se había escuchado ni una sola manifestación de rendición durante la media hora que había pasado desde que empezó a luchar contra esa cosa. El monstruo más poderoso al que se había enfrentado en el pasado —¿cómo se llamaba? Ah, Boros— le había causado menos molestias. Ni sus tres años de entrenamiento ininterrumpido lo habían preparado para hacerle frente a un enemigo así.
—Sensei, ¿necesita ayuda con ese frasco de pepinillos?
La figura de Genos, con un delantal rosa bastante ridículo —ni siquiera Saitama estaba seguro de haberlo tenido alguna vez en casa, y no le apetecía indagar al respecto— y una espátula en la mano, oteo frente a la puerta de la cocina, de la que salía un tentador aroma a tortilla con arroz.
El interpelado, sentado con las piernas cruzadas en la alfombra frente al televisor de la pequeña estancia, lanzó una mirada contrariada al Cyborg, que parecía no esperar más que su respuesta
—Puedo hacerlo yo mismo —replicó más para si mismo que para Genos. Se frotó las manos sudorosas en la tela de la sudadera que portaba, tomando nuevamente el objeto en su mano.
Tragó saliva por segunda vez.
Cerró los ojos, tratando de usar la fuerza necesaria para abrir la maldita tapa sin romper el envase y terminar arruinando el contenido.
No hay sonido.
—¿Seguro que no necesita ayuda sensei? Mis manos no sudan, puedo intentarlo.
Ah sí, Genos no había pasado las últimas dos horas jugando a Project Diva en la PSP que tomó prestada del departamento de King, además ni siquiera tenía manos humanas.
—¡Esta, mierda!
Estaba haciendo el ridículo delante de su discípulo autoproclamado, tenía que inventar una excusa plausible para no empeorar la situación
—En serio Genos, puedo hacerlo bien por mi cuenta…
clac
Genos le entregaba el frasco abierto, con la misma mirada de respeto que siempre le dedicaba
—Siento no haberlo escuchado, pero sentí que era mi deber ayudarle.
Saitama estaba bastante seguro de que había estado mirando al Cyborg con una de sus caras menos inteligentes, ya que había dejado de prestar atención a la mitad de su discurso.
La vida enseña que sólo hay que hacer una cosa para salvar el culo de una situación así: asegurar que ya había aflojado la tapa restándole importancia al asunto.
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Jajaja, hasta el más ridículamente fuerte debe tener alguna debilidad igual de ridícula xDD
¡Gracias por leer!
