Notas:
Señoras y señores, estoy triste jaja y cuando estoy triste, escribo cosas tristes y sin esperanza. No era realmente la forma con la que quería empezar a escribir de esta ship, pero ya que.
Esto tiene insinuaciones de algunas situaciones en el manga, aunque no lo digo explícitamente, pero se entiende que algo malo pasó. Por lo tanto, se puede considerar spoiler. Pueden ubicarlo inmediatamente después del incidente de Shibuya.
Un Agujero en el Corazón.
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Suenan cuatro tonos antes de que la contestadora responda.
"Aquí Kugisaki Nobara. Lo siento, no puedo contestar el teléfono en este momento. Estoy ocupada o no quise contestarte, probablemente. ¡Deja un mensaje!"
Él aprieta el teléfono y cuelga, otra vez.
No es que a Yuuji le guste torturarse a sí mismo. Él no es masoquista. Al menos no conscientemente.
Está un poco roto, sí, un poco irregular: es como un fragmento de vidrio medio enterrado en finos granos de arena. Un par de sus bordes asoman a través de la superficie, afilados y listos para hacer sangrar los dedos inocentes y las plantas de los pies tiernos. Sin embargo, él todavía no está embotado por el tiempo.
O tal vez sí. Quizás él se ha embotado. Quizás se ha embotado a sí mismo. Pero Yuuji ya no puede decirlo concretamente.
Debe ser el entumecimiento por estar sentado allí sin hacer nada más que llamadas, decide. Siente el hormigueo entumeciendo sus extremidades, el frío de las yemas de sus dedos y la parte posterior de su cuello y su labio inferior seco. Siéntelo, Yuuji, sentir cualquier cosa es mejor que no sentir nada. El entumecimiento lo impulsa a actuar, pero la acción ya no es posible y en su lugar, permanece quieto.
El entumecimiento implica parálisis. La parálisis implica estasis. La estasis implica décadas de decadencia en el silencio... implica olvido, pero la mente de Yuuji hace cualquier cosa menos olvidar y evoca imágenes de una prisión fría y estrecha, un lugar destruido y desolado, un hombre carbonizado, una chica sonriendo con un pasado, pero sin un futuro, y el ciclo se repite y llama de nuevo.
"Aquí Kugisaki Nobara. Lo siento, no puedo contestar el teléfono en este momento. Estoy-
Paralizado.
Y estúpido.
Yuuji cuelga antes de terminar la grabación de voz.
Él se sienta en el borde de las escaleras, con el teléfono colgando de su mano izquierda, pasando imágenes. Es un poco divertido utilizarlo con su mano no dominante. Requiere más esfuerzo, incluso pensamiento consciente de su parte. Pronto se quedará sin batería, pero él no hace nada por ahorrarla y repite las mismas diez fotos una y otra vez.
Debería haberlo visto venir. Yuuji no era un héroe. Nunca podría ser uno. Era un idiota que creyó que podría ayudar a las personas; un idiota que no pudo salvar a nadie, ni siquiera a Kugisaki. Él intenta no pensar en despertar con su rostro sonriéndole en una habitación oscura y hueca, intenta olvidar un montón de sangre y un agujero en donde debería estar su ojo, pero falla.
Entonces su mente, traidora, la imagina allí, sentada a su lado, sonriendo, con hombros encorvados y un lado de su rostro empapado en sangre. Ella no espera que él le pregunte si está bien. Ella es más feliz cuando él no tiene nada que decir. El silencio es consuelo. El silencio de ella, de todos modos. Pero ahora su silencio está por todas partes, sofocante y liberador, todo al mismo tiempo. Sus palabras se han ido, adiós, nunca más volverá a escucharla.
"Aquí Kugisaki Nobara. Lo siento, no puedo contestar el teléfono en este momento. Estoy ocupada o no quise contestarte, probablemente. ¡Deja un mensaje!"
Él cuelga. Con su mano derecha bloque y desbloquea el teléfono, repetidamente. Yuuji anhela ese control que tiene sobre el objeto para que haga lo que él quiere. Desearía poder encender y apagar su mente de esta forma. Algo tan sencillo. Desearía que realmente fuera así. Dejar de sentir ese agujero, ese vacío en el pecho que es, por supuesto, el meollo del asunto.
Hay un dolor que no es físico, y no hay manera de que pueda sofocarlo.
"Aquí Kugisaki Nobara. Lo siento, no puedo contestar el teléfono en este momento. Estoy ocupada o no quise contestarte, probablemente. ¡Deja un mensaje!"
Yuuji nunca más volverá a verla.
Mierda.
—¡Mierda!
Se pone de pie de un salto, con las manos apretadas en puños a los costados. El teléfono abusado durante mucho tiempo cae al suelo y aterriza en algún lugar cerca de sus pies, y eso debería importarle, pero eso no le importa. No quiere preocuparse por nada. Lo que él quiere es llorar y llorar y llorar ahora, llorar después, llorar porque sería muy satisfactorio, liberación emocional, catarsis, dejarse llevar y alejarse y a la mierda con su vida. Pero mientras tiembla, no le caen lágrimas por las mejillas ni se le acumulan entre las pestañas, tampoco se le nubla la vista. Ha estado llorando toda la noche y ya es suficiente. Aquí viene la furia.
Grita con todo el contenido de su corazón sangrante y después corre. No sabe exactamente hacia donde, pero corre lo más rápido que puede. Corre hasta que lo único que escucha son sus latidos acelerados por el esfuerzo. Corre hasta que le arden los pulmones.
Se detiene al borde de una laguna y mira su reflejo en el agua buscando una confirmación, pero ¿de qué? Yuuji no está del todo seguro. Él solo quiere la Confirmación con una L mayúscula para loco, porque seguro se ha vuelto loco, y la obtiene en forma de párpados hinchados, mechones rosados pegados a su frente, nariz enrojecida y dos cicatrices en su rostro.
Por supuesto que la amaba. Nobara había sido compuesta por músicos y poetas por igual, una tristeza creciente, una musa en rostro y forma. Se parecía al ángel que Dios había puesto sobre los sinvergüenzas, pero sus lecciones no fueron enseñadas por misericordia. Fueron instruidas con puños en la mandíbula y patadas en la ingle y gritos a idiotas como él. Ella había sido la imagen de una mujer fatal, una sirena que cantaba y atraía.
Yuuji mira fijamente sus propios ojos y, cuando cree ver el reflejo de la cara de Nobara en el agua, ya no se ríe ni lo encuentra extraño.
Es el fantasma de su mente atormentándolo.
Más notas:
Aún guardo la esperanza de que Nobara esté viva, porque bueno, hasta no ver el muerto, no se hace funeral, así que todavía tengo fe. Gracias por haber leído y espero que les haya gustado. Cuídense, paz~
