Severus Snape: Memories Change

Capítulo 1. Regresión

La hora del gran final estaba cerca, y él lo sabía, sabía que había llegado el momento que había estado esperando por tanto tiempo, el momento de por fin volver a ver a su querida Lily, no solo por las memorias en el pensadero, o por admirar el reflejo de su amada en el espejo OESED, si no que por fin la volvería a mirar a los ojos, aquellos hermosos ojos verdes donde se había perdido tantas veces y nunca pudo recuperar debido a sus errores.

Estando en la oficina que fuera anteriormente de Dumbledore, se dirigió al pensadero y saco uno de sus recuerdos, para poder mirarlo por última vez, una de las tantas veces donde se había reunido con aquella pequeña Lily y le enseñaba que podía realizar magia, creando mariposas, o haciendo levitar algunos objetos.

Pero no se detuvo ahí, quiso revivir aquella vez que por fin se separaron, quiso recordarse lo estúpido que había sido al perder al amor de su vida. Tomó nuevamente la varita con su mano y la llevo a su cien, sacando aquel recuerdo tortuoso e introduciéndolo en el pensadero, se sumergió en aquello y de un instante al otro viajo nuevamente a ese instante.

¡No necesito tu ayuda! ¡Sangre Sucia! -Snape miró con desprecio a Liily, al mirar aquella reacción no podía contener las lágrimas, caían una a una, ¿Cómo había sido capaz de decirle aquellas palabras? A ella, a esa tierna niña que había estado siempre para él. Era lógico que ella decidiera alejarse de él, después de tan baja ofensa.

Discúlpate con ella idiota! – Exigió James. Snape viendo aquello suplico a su recuerdo hacerlo, suplico el no dejar que pasara aquello, como si sus recuerdos pudieran cambiar.

¡Discúlpate! ¡Hazlo! - Le gritó a su recuerdo, pero siempre terminaba siendo la misma historia, él siendo tan orgulloso, y en aquellos momentos enfocado en el poder que se olvidó que ella era lo más importante.

Con un último sollozo observo la escena, y dejo que por fin se desvaneciera, se agarró del pensadero, y se dejó caer al piso con gran dolor en él, llorando sin reservas, enterró sus manos en su cabello negro, siguiéndose reprendiendo el cómo dejo que todo aquello pasara, quizás si no hubiera pasado aquello Lily hoy no estaría muerta, y quizás estarían juntos.

Se siguió lamentando unas cuantas horas más, pero después de un rato se limpió las lágrimas, se levantó de aquel lugar, y recobró su semblante frio y serio, esperaba la llegada de los mortífagos. Comenzó a buscar algunos papeles que quería llevar a la última reunión que tendría con los alumnos en el gran comedor, pero al abrir el último cajón encontró algo que no esperaba realmente. Tomo en sus manos una pequeña caja peculiar, era color dorada y la abrió, dentro de ella se encontraba un gira-tiempo. Snape lo miro con extrañeza, había visto muchos de ellos en su vida, pero este se veía diferente. Con sus dedos largos y finos lo tomo y lo observo a la altura de su cara. Por un momento pensó en regresar en el tiempo, ¿Sería acaso posible? Se sentó aun con el gira-tiempo en su mano, y medito unos segundos, aunque en realidad no necesito mucho, sabía que moriría ese día sin duda alguna, sabía que el Señor tenebroso tenía problemas con la varita de Sauco. Snape no le temía a la muerte, claro que no, la recibiría como a una vieja amiga, a la cual había deseado ver hace mucho tiempo. Sin dudarlo tomo el gira-tiempo, y comenzó a girar y girar, hasta donde el considerará prudente.

Al siguiente momento se encontraba en el castillo de Hogwarts, estaba en la misma dirección, con cuidado salió de aquel lugar, por suerte Dumbledore no se encontraba ahí, recorrió los pasillos, y se encontró a Black y a Potter, sin duda había llegado a la época correcta, ahora solo necesitaba la manera de poder infiltrarse entre los alumnos sin que sospecharan de él. Encontró a un alumno descuidado, lo aturdió y lo escondió en un armario que sabía que no se usaba usualmente, tomó uno de sus cabellos, y salió del lugar. Camino rápidamente hacia el estudio del Profesor Slughorn, y busco entre sus gabinetes, sabía que aquel profesor siempre tenía entre su estantería distintos tipos de pociones, por fin vio una caja extraña, saco su varita e hizo un movimiento con su mano, abrió la caja y aquella estaba llena de la poción multijugos que necesitaba, aquella porción le serviría al menos hasta poder crear la suya, antes de salir del lugar tomó ingredientes necesarios para crear su propia poción y salió de aquel lugar.

Tomó un frasco, deposito uno de los cabellos del chico que había raptado, y bebió la poción, inmediatamente comenzó la transformación, y en cuanto tuvo la nueva apariencia se puso un uniforme que le quedara correctamente, y se dedicó a lo que ahora seguiría, buscarse a sí mismo.

Conociéndose estaría cerca del lago, por lo que corrió hasta aquel lugar, la verdad es que tenía el tiempo del mundo, pero el sentía que no, que tenía el tiempo contado, por lo que todo lo quería hacer presuroso. A lo lejos se observó a si mismo, y dio una amplia sonrisa, al llegar junto a el mismo se detuvo.

-¿Severus Snape?-Le preguntó con fingida inocencia –El profesor Slughorn te busca, dice que urge tu presencia. El joven Snape quien se encontraba leyendo un libro del cual no se podía observar su título, lo cerró de golpe, y molesto se paró del lugar, y comenzó a caminar al estudio de dicho Profesor. Sintió la presencia de aquel otro estudiante cerca de el, se giró para mirarlo algo molesto, como insinuando que se largara, pero no lo hacía seguía yendo detrás de él, así que solo se limitó a seguir caminando sin decir palabra alguna, cuando llego al estudio, llamó a la puerta pero nadie respondió, por lo que decidió entrar, miró de un lado a otro, y no vio al profesor, en cuanto se dio la vuelta el otro estudiante ya tenía la varita en alto señalándolo, el joven Snape intento sacar su varita, pero debido a la sorpresa, sus dedos solo se enredaban en su capa, el otro estudiante movió su varita, y aturdió al joven Snape.

Ahora tenía a su versión joven para llevar a cabo su plan, se agacho y tomó un cabello de él, necesitaba ir a comprar algunas cosas para lograr al final su plan, Snape conocía, el castillo como la palma de su mano, por lo que tuvo el lugar perfecto para encerrar a su pequeño yo.

Nuevamente deposito uno de los cabellos en otra botella, y tomo de ella. Ante sus ojos observo como se convertía en su vieja versión. Sonrió al mirarse en un espejo cercano, tomo la ropa de su viejo yo y se la colocó, para finalmente dirigirse a la sala de Slytherin y esperar a poder ir a buscar a Lily Evans.