¡Hola, soy Aria! Otra vez con una nueva historia. No será algo tan largo pero como siempre espero que lo disfruten. (:

Los personajes de esta historia no me pertenecen, lo único de mi pertenencia es la trama.

¡A LEER!


Just be Friends

Capítulo 1.

POV Miyako.

¿Podríamos traer el ayer al hoy?

He estado vagando estos últimos días en un horrible círculo vicioso del cual no estoy segura de si podré salir, la misma rutina me tiene volviendo una y otra vez al mismo punto y no sé si podré seguir soportándolo.

Todo está nublándose y no hay nada que pueda hacer, simplemente todo da vueltas, estoy a punto de caer, me doy por vencida, estoy cayendo… mi piel se siente fría y ya no quiero más pero justo cuando creo llegar al final una red me atrapa y sin pedirlo… me salva.

Rápidamente el frío desaparece y siento mi piel arder, por primera vez en mucho tiempo me siento viva de nuevo y quiero más.

POV Boomer.

He estado esperando el fin de semana más de lo normal. Desde ese día no puedo comportarme como he querido y es que todo ha cambiado demasiado recientemente. He intentado controlarme, pero cada vez que lo intento todo me sale al revés.

- ¿Cómo está el tipo más afortunado de la academia? –es Clay. Se podría decir que mi mejor amigo y el único que se muere de ganas por mi novia.

- ¿Qué paso? Te ves radiante hoy. –dije sarcástico. Acomodé unos libros en mi casillero mientras él alardeaba de un ligue que conoció el fin de semana. De pronto un golpe de codo me hizo girarme hacia la entrada. Y ahí estaba ella, la razón por la que no me puedo concentrar en nada últimamente.

La chica más codiciada de la academia y por la cual todos morirían, aunque sea porque les preste un poco de atención, Miyako Gotokuji.

-Dios, aun no puedo creer que estuvo en mi fiesta hace un mes –Clay volaba cada vez que recordaba cómo Miyako había llegado inesperadamente a su cumpleaños un mes antes–, aunque acompañada, pero al menos vino. –dijo Clay, ya no tan emocionado como antes. Pues era cierto, al lado de ella siempre se encontraban sus mejores amigos y casi hermanos, Butch y Brick.

No era novedad para nadie que Miyako andaba de arriba para abajo con esos dos. Es algo normal, ya que se criaron prácticamente juntos. Los tres más codiciados de la academia.

Butch y Brick eran hermanos de sangre y Miyako era su "hermanita" de otra madre. Ambos iban a la par conversando y justo cuando llegaban por nuestro lado Miyako se retrasó a propósito para acomodar sus zapatos. En ese momento saludó a Clay –con un gesto corto de la mano y a mí solo me dedicó una sonrisa corta.

- ¿Viste eso? –se emocionó Clay–. Es perfecta. –rodé los ojos.

Desde que accidentalmente Miyako terminó en la fiesta de Clay, ha optado por saludarlo cada vez que se lo encuentra. La mayoría de veces él está conmigo así que también me toca el saludo o a veces solo una sonrisa corta, como hoy.

La última clase del día está por comenzar, la última clase del viernes, eso significa… fin de semana. Mi celular vibra como leyéndome la mente y es un mensaje de ella.

- ¿Viste que las nuevas palomitas de dulce y salado están disponibles en TM? –Miya.

- ¿En serio? Debemos probarlas. –Boomer.

- Claro que sí. ¿7? –Miya.

-7 en TM, listo. –Boomer.

- ¿Qué tanto sonríes? –recibí un golpe en la cabeza de parte de Clay, sentado al lado mío. Por acto reflejo bloqueo mi celular–. Uh, ¿qué escondes sucio? –Clay arquea las cejas de forma pícara.

-Cállate.

-Joven King, ¿Por qué no pasa al frente? –le lanzo una mirada de desprecio a Clay y el solo se ríe en voz baja. Felizmente pude resolver lo que me pide y regreso a mi lugar.

- ¿Entonces tienes un fin de semana intenso con Nea? –dice de la misma forma que antes. Esta vez lo fulmino con la mirada y quiero golpearme por recordarla.

El resto de la clase Clay se comportó al verme en un estado completo de trance. Así lo llamé, trance. Eso es lo que Miyako provoca en mí. No puedo explicarlo muy bien, pero siento que siempre fue así. Y mientras estoy en ese estado todo es posible.

Para los que se preguntan, conozco a Miyako desde que somos niños. Ella se transfirió a mi escuela en el tercer o cuarto grado, no recuerdo bien. Lo que sí recuerdo es cómo se presentó: como la niña nueva sin amigos, sin embargo, se adaptó muy fácil pues Butch y Brick, –a pesar de estar en un grado más avanzado que ella–, siempre la estaban acompañando de arriba abajo.

Nunca fuimos amigos muy cercanos, aunque se podría decir que conmigo tenía una confianza especial para trabajos y cosas de la escuela, ¿sería por tener el mismo color de cabello?

Los años pasaron y ella evolucionó en muchas formas, su cabello rubio y sus ojos azules ya no eran lo único que resaltaba en ella, sino también sus curvas. Razón por la cual se distanció demasiado de los chicos y solo compartía tiempo con los hermanos Butch y Brick. Sumándole a esto que las familias de estos tres chicos eran de clase notablemente alta y no se relacionaban de la misma forma que otros.

Todo bien hasta ahí. No estaba interesado en ingresar a su círculo de amigos o lo que sea, aun así, todo se complicó hace un mes.

Era el cumpleaños de Clay y como todos los años había organizado una fiesta en su casa. Casi todo el mundo en la academia iba, a excepción del grupo de amigos de Miyako, ellos preferían otro tipo de fiestas y eso que nosotros somos de buenas familias, pero no lo suficiente para ellos.

Extrañamente cuando la fiesta estaba en todo su apogeo, por la puerta vi correr a una chica de cabellos rubios, incomparable, no podía equivocarme, era Miyako. Venía corriendo desde afuera y se dirigió a las escaleras a toda prisa. La seguí y ahí estaba ella, corriendo hasta el tercer piso y dirigiéndose hasta el final del pasillo donde se encontraba un baño. Me sorprendí al ver lo familiarizada que se veía con la casa de Clay, mi mejor amigo, no había forma de qué ella conociera el lugar a menos que…

Cuando la vi entrar al baño, esperé afuera pacientemente. Todo debía tener una explicación.

Me quedé esperando y nada, no salía. Empecé a preocuparme, pero debido al ruido de la fiesta no podía escuchar si hablaba o algo. A pesar de que en el tercer piso ya no había gente, la música seguía muy alta.

Toque un par de veces la puerta, pero no abría.

-Miyako, sé que estás ahí. –dije sin pensar. Hace años que no la llamaba por su nombre.

Al terminar de decir su nombre escuché el sonido de algo rompiéndose y de un impulso abrí la puerta. Cuando lo hice, ahí estaba ella mirándome asustada, como si un ladrón hubiera sido atrapado por el policía.

Quise decir algo, pero al ver su rostro detalladamente me quedé en silencio. Ella había estado llorando, sus ojos estaban todos rojos e hinchados, su cabello rizado estaba estropeado y su nariz estaba muy roja. Nada que ver con la Miyako que todos conocemos, radiante y casi perfecta.

Antes de poder decir algo cerró la puerta y nos encerró a ambos dentro. - ¿Estás loco? –dijo con fingida prepotencia–. No abras la puerta si no te responden.

-Eres tú la que entra a casas ajenas como loca –dije evitando mirarla directamente.

-E- eso no es tu problema. –me grito, sin mirarme.

-Claro que lo es. Esta casa es de mi mejor amigo, no creo que lo conozcas, pero… -me quedé en silencio, de hecho, ella debía conocerlo.

-No lo conozco, pero conozco esta casa. Eso es suficiente ¿no? –hice una mueca de confusión y ella pareció darse cuenta porque enseguida me respondió-, Antes vivía en esta casa.

La confusión en mí se desvaneció, su respuesta había aclarado muchas cosas. Aun así, había algunas que no cuadraban.

- ¿Por qué llorabas? –pregunté en voz baja, pero ella se alteró y empezó a gritar que era un imbécil. Gracias a Dios, el destino o lo que fuera, detrás de la puerta escucharon los gritos e identificaron su voz inmediatamente.

-Mierda. –dijo ella en voz baja. Yo quise decir que todo estaba bien aquí adentro, sin embargo, ella lo notó y se acercó hacia mí para taparme la boca.

-Q- ¿qué haces? –le dije en mi media lengua. Tenerla tan cerca me hizo notar que no era tan alta, y que mucha fuerza no tenía, pues podía soltarme de su agarre en cualquier momento, más no lo hice.

-Haz que se vayan y te contaré todo. –su mirada se veía decidida pero su voz sonaba angustiada. Y llámenlo como sea, pero sus ojos azules penetraron mi mente y cedí.

- ¿Miyako Gotokuji? ¿Eres tú? –decía una voz a través de la puerta. Respiré hondo y dije:

-Q- ¿Quién? –imité lo más que pude una voz ebria-. Lo siento aquí no hay nadie más que una pobre y triste alma solitaria.

- ¿Boomer? –escuché una risita-. Vale, Boomer quédate a dormir ahí.

- ¿Se fueron? –me pregunta la rubia detrás de mí, asentí. Ella procedió a sentarse en el inodoro y ahora se veía aún más pequeña. Se sacudió el vestido corto y ceñido que llevaba y miro hacia el suelo-. Acabo de dejar a mi novio.

Quise decir algo como "¿y por eso lloras?" pero lo descarté. –No es nada del otro mundo, lo sé, pero… Él insistió en que siguiéramos juntos y me llevo a la fuerza por la calle en su auto, conducía a toda velocidad y… –su voz empezaba a entrecortarse-, d-dijo que me haría daño –no pudo continuar porque empezó a llorar. Yo la vi tan frágil e indefensa que lo único que atiné a hacer fue abrazarla.

Al inicio el abrazo se sintió frío y sentí su rechazo, ella estaba rígida y asustada, la abracé un poco más fuerte sin decir nada.

"Déjate cuidar" –pensé.

Y como si ella pudiera haber escuchado mi mente, se relajó en mis brazos y la rigidez en su cuerpo desaparecía poco a poco junto con el frío, finalmente se dejó abrazar por completo mientras lloraba desconsoladamente.

CONTINUARÁ.


¡Hola! Soy yo de nuevo, aunque eso ya lo dije (?) XD

Sólo para aclarar algunos puntos: Decidí ponerle el apellido King a Boomer en esta historia, más adelante detalles.

Espero disfruten de la historia tanto como yo escribiéndola. ¡Hasta luego!