— Algo no anda bien.
— ¿Mmh?¿A qué te refieres, Gojo-sensei?
Yuta Okkotsu detuvo sus pasos por el corredor del colegio cuando se percató de que Gojo lo había hecho antes; al voltear, vio a su ex profesor de pie con la mirada perdida más allá de uno de los ventanales del pasillo - o eso quería creer, porque en realidad no podía verles los ojos culpa de la maldita venda -; acercándose y siguiendo su mirada a través del vidrio, intentó vislumbrar a qué o quién estaba observando, pero el reflejo del sol contra los cristales le impidió hacerlo.
— ¿Gojo-sensei?¿Qué ocurre? .— volvió a preguntar en tono más suave.
Gojo no respondió enseguida sino que su mirada siguió clavada en el infinito y más allá; por alguna extraña razón que Yuta no podía ni estaba seguro de si quería descifrar, algo en el aire era diferente. En realidad, ya se había percatado desde su regreso al exterior el día anterior que algo no andaba bien o mejor dicho, algo allí era distinto. Por supuesto, no había tardado en darse cuenta que "distinto" e "Itadori" iban de la mano o por decirlo de otra manera, eran la misma cosa. Cuando Gojo lo había visitado hacía un par de meses en Marruecos supo que las cosas habían cambiado un poquito en Japón y no lo tomó para mal, al contrario; su ex profesor no paraba de hablar hasta por los codos y su tema de conversación preferido había sido justamente el alumno de tercer año que Yuta había conocido sólo por fotografías - también cortesía de Gojo -, y no había tardado en notar el tono risueño y feliz con el que el mayor lo nombraba.
Así que...sólo había tenido que atar uno, dos cabos para darse cuenta de que algo sucedía entre ellos o al menos, de Gojo a Itadori. Al cabo de un par de días y sin que Yuta se animara a preguntar más por decoro que por falta de curiosidad, Gojo lo había terminado escupiendo él solo porque, ¿había algo que ese hombre pudiese guardar en secreto si se trataba de Itadori? La respuesta era claramente negativa y Yuta lo había sufrido en carne propia. Incómodo con la situación en la que su ex profesor lo estaba involucrando pero al mismo tiempo contento por la confianza, se había terminado enterando que el recipiente de Sukuna era Omega y que por supuesto, había entrado en celo en el colegio sin previo aviso.
Si Yuta era descuidado en aquellas cuestiones hormonales que en realidad le resbalaban un poco, Itadori le había ganado con creces. Yuta era Alfa y a sus subidones hormonales podía controlarlos simplemente reprimiéndose mentalmente…¿pero un Omega? Bueno. La cuestión - relatada por Gojo, lo cual para Yuta ya era un tanto escabroso porque sabía que el Alfa introducía parte de su propia percepción personal en gran parte de la historia y con eso desfiguraba bastante los hechos originales - había sido que habían terminado teniendo sexo durante ese par de días nefastos sin que aparentemente nadie se diera cuenta.
Sí, un alumno y un profesor...bueno, ex profesor...Yuta no era nadie para juzgar a Gojo por sus actos; sabía lo difícil y prácticamente imposible que era resistirse a ese tipo de tentaciones, sobre todo si la otra persona parecía ser tan cercana y cotidiana...pero una cosa era la cuestión del celo, y otra que ambos hubiesen estado...eso, sin protección alguna.
¿Quién había sido más irresponsable allí? Gojo, probablemente por ser el mayor. Aún así, Yuta no quiso juzgar la situación e intentó empatizar con los sentimientos de la persona que le había salvado la vida. Así, descubrió que posteriormente a aquel encuentro ambos habían iniciado una especie de relación amorosa que, por lo que él había entendido con su poca percepción respecto a aquellos temas...no estaba funcionando del todo bien.
Y era ahí donde Yuta se perdía en los delirios mentales de Gojo.
La parte sentimental parecía más que cubierta; de nuevo y bajo el relato de Gojo, ambos parecían quererse el uno al otro y su relación en ese sentido estaba más que bien. Así, ¿qué era lo que andaba mal, según Gojo? Desde que había llegado el día anterior - mentira, desde un par de semanas antes cuando los mensajes sobre Itadori habían cambiado de tenor - su ex profesor no había dejado de repetir lo mismo, aturdiendo a Yuta.
Aunque...las sospechas estaban, claro. Yuta sopesaba varias teorías con respecto a cuál era el problema, qué era lo que "no andaba bien"...pero como eran una peor que la otra, había decidido enterrarlas en lo profundo de su subconsciente y aguardar a que ninguna de ellas se hiciese realidad.
— Con Yuuji, algo no está bien.— Yuta suspiró al oírlo decir aquello por quinta vez en el día.
— ¿Te ha dicho algo?
— Ese es el problema, no me habla.
— ¿Eh?¿Cómo que no te habla, si ayer estuviste con él?
Yuta creía que su memoria no lo estaba traicionando, pero estaba seguro de que Gojo le había dicho que se vería con Itadori aquella misma noche que Yuta aprovechó para descansar…¿cómo que no le hablaba?
El mayor chasqueó la lengua y al fin desvió la mirada hacia él.
— Yuta, no literalmente. Lo que quiero decir es que me está ocultando algo. Hay...no sé, algo que no me está diciendo y no sé si es porque le da miedo o teme que me enoje. O romper mi corazón, lo primero que suceda.
— Ya estás exagerando.
— No, no lo estoy. Si conocieras a Yuuji sabrías que es tan transparente que se le nota incluso a la distancia que algo le pasa. Sólo míralo.
Yuta tendría que haberlo sabido, incluso antes de que Gojo lo mencionara y señalara con el mentón hacia los ventanales. Volvió a mirar a través de los vidrios y, en efecto, Itadori estaba del otro lado del patio junto a Fushiguro…¿...cómo era posible que estuviese viendo lo que estaban haciendo si se encontraban en el otro edificio? Si la capacidad de observación de Gojo era buena ya de por sí...parecía multiplicarse y refinarse cuando se trataba de Itadori.
Pobre muchacho.
— Lo...lo miro, sí.
— Está raro, incluso con los demás. Algo le preocupa y no sé qué es.
— Quizás sea una tontería y te estás haciendo la cabeza, ¿por qué piensas que tiene que ver contigo?
— Porque Yuuji siempre me termina contando todo, Yuta. Ya te lo dije, es demasiado bueno y transparente como para mentir u ocultar cualquier cosa.
— ¿Y le has preguntado?
— ¡Claro!
Yuta frunció el ceño cuando Gojo elevó el tono de voz en aquel corredor desierto; poniéndose repentinamente incómodo de nuevo por la intensidad que manejaba el mayor, desvió la mirada incluso del otro edificio.
— ¿Y cuál fue su respuesta? "Nada, no me pasa nada, sensei", porque para colmo hay veces que me sigue diciendo así y...Yuta, ¿estás bien?
— Sí, sí. Te estoy escuchando.
— Bien. Entonces, sigo. Ya se lo pregunté no sé cuántas veces y…
El relato siguió, y siguió. En un momento, Yuta comenzó a desconectar el oído del cerebro cuando se percató de que Gojo redondeaba en lo mismo una y otra vez producto de los nervios que él mismo se generaba. Por un momento, se preguntó si así terminaría él también si se ponía en pareja con alguien, porque estaba bien que Gojo siempre fuese un poco más...estrafalario y redundante que el resto de sus profesores, pero no a ese nivel.
Itadori lo traía bastante mal...o Gojo lo llevaba mal a Itadori, no sabía quién afectaba más a quién.
Finalmente, la "tortura" se detuvo unos veinte o treinta minutos después cuando el teléfono de su ex profesor comenzó a sonar y sus réplicas convertidas en insultos y excusas para no trabajar se desviaron hacia la persona del otro lado de la línea. Suspirando, descansó el oído y la mente aunque fuese sólo un poco.
Mientras el mayor se alejaba por el corredor sin prestarle atención hablando por teléfono, Yuta se preguntó qué pasaría en esos momentos por la mente de Itadori. No había tenido el placer de conocerlo en persona, pero por lo poco que le habían comentado Inumaki y los demás, lo escaso que le había contado Fushiguro y lo mucho que le había hablado Gojo de él, ya podía catalogarlo como una buena persona, incluso hasta similar a él. Si las sospechas del Alfa eran ciertas, ¿qué era lo que había ocurrido para que el Omega cambiara su actitud incluso con el resto de sus compañeros?
Yuta no quería inmiscuirse en algo que no le correspondía pero, como mínimo, le generaba curiosidad, sobre todo porque era la primera vez desde que conocía a Gojo que éste había demostrado algún tipo de interés amoroso por alguien y eso ya era un evento a destacar.
— Okkotsu-senpai.
La voz de Fushiguro lo sacó rápidamente de sus cavilaciones. Ladeando el rostro hacia un lado, vio la figura del muchacho acompañado por el protagonista del drama del siglo. Les sonrió e Itadori le devolvió la sonrisa afablemente.
— Creo que no se conocen...él es Itadori. Okkotsu-senpai.
— Ah...eh...un gusto…
— El gusto es mío.— Yuta se adelantó y tomó la mano que Itadori le había tendido en primer lugar.— Dime Yuta, no hay necesidad de tanta formalidad, Fushiguro.
El aludido bufó y Yuta le sonrió como disculpa. Nunca le habían gustado ese tipo de formalidades, menos cuando ya se creía bastante alejado del colegio y de ese tipo de escalones jerárquicos. Itadori presionó su mano y en ese momento, Yuta percibió a través de su piel varias cosas.
La primera era la amabilidad que irradiaba su simple apretón de manos. No se habían equivocado y las descripciones coincidían bien, Itadori era una buena persona. Sin embargo, en ninguno de los relatos hablaban de que Itadori fuese una persona nerviosa y sí, estaba nervioso y Yuta sabía que él no era la causa. La tercera cuestión que notó...era su temperatura corporal.
Estaba demasiado alta...y era invierno. ¿Sería algo normal en él considerando que mantenía en su cuerpo a una maldición de categoría especial…? No había punto de comparación porque lo de Yuta era un poco diferente, pero él servía de reservorio para la energía maldita de Rika y nunca le había sucedido algo así.
De un momento a otro y antes de que Yuta soltase la mano de Itadori, notó un leve temblor que podía definir como un tic nervioso; no tardó en darse cuenta de que aquello se había debido a que Gojo había terminado de hablar por teléfono y se estaba aproximando a ellos.
¿Y si se tiraba por la ventana y evadía la incomodidad de aquella situación? Porque Yuta sentía como sutilmente el aire se volvía más denso, incluso Fushiguro había torcido la expresión de su rostro.
— ¡¿De verdad?! ¡No sabía que habían cambiado tanto las cosas desde la última vez que estuve aquí! ¿Me lo mostrarías, Itadori-kun?
— ¿...Eh?
Yuta sentía el ardor del sonrojo en su rostro cuando había prácticamente gritado aquello de la nada misma...pero tenía que salir de allí de una forma u otra. Sin darle tiempo a Itadori para que entendiera realmente qué estaba sucediendo, Yuta pasó un brazo por sus hombros y lo empujó en dirección contraria a la de Gojo. Increíblemente, Fushiguro sí había logrado captar sus intenciones y estaba sirviendo de barrera para que el mayor no lograra detenerlos a tiempo antes de girar el recodo de aquel corredor ya no tan desierto.
— ¿Pero qué fue…?
— Tus nervios estaban empezando a afectar incluso a Rika. Tenía que salir de allí. Lo siento, Itadori-kun.
El aludido parpadeó un par de veces, confundido. Luego, el entendimiento pareció llegar a su cerebro mientras seguían viaje hacia uno de los jardines externos del colegio.
— Ah…¿tanto se nota?
Yuta había tenido que hacer un esfuerzo sobrehumano para oírlo. Itadori prácticamente había susurrado aquello en un tono de voz que sólo podría oír un murciélago, pero aún así logró detectar el mismo nerviosismo de antes en sus palabras.
— Sí, se nota demasiado. No me extraña que Gojo-sensei esté tan preocupado...pensaba que exageraba.
Ambos guardaron silencio y luego, suspiraron.
— Lo siento, te está torturando, ¿no es así?
— Bueno, no lo veo como una tortura...pero me preocupa. Aprecio mucho a Gojo-sensei y lo veo realmente afectado.
Yuta había soltado aquello desde lo más profundo de su propia ingenuidad sin dobles intenciones de por medio. Lo que le había dicho era cierto, más no estaba proponiéndose hacer sentir mal al otro al decir aquello. Sin embargo, Itadori sí pareció sentirse tocado y Yuta entró en crisis; presionando su hombro, lo acercó un poco más a él con la intención de reconfortarlo sin saber realmente qué hacer.
— No fue mi intención hacerte sentir mal, Itadori…
— Dime Yuuji, por favor.
— Ah...Yuuji. No quiero que pienses que me estoy inmiscuyendo, pero...creo que deberías hablar con él. Sea lo que sea que esté ocurriendo. Es un hombre grande, no va a…
— No puedo. No puedo decírselo.
Bien.
Itadori...Yuuji había sido bastante directo en su negativa y ni siquiera lo había dejado terminar de hablar...por lo que intuía que la cuestión si era grave o como mínimo, bastante importante.
— Yuuji…¿quieres contarme qué carajos está pasando?
