Hello! Aquí Isita presente con una muy cortita historia y una aclaración very important:

Si no eres multishipper, o al menos tolerante, no te recomiendo leer esto. Aquí me ven a mí, que sólo le rezaba al Riren, luego me debilité por el Jearen... Aunque tampoco es como que vayan a aparecer tantos shipps, varios de los personajes han muerto o no se encuentran en la legión... En fin, que estoy experimentando algo más abierto Eso sí, eso no quita que el Riren siga siendo mi OTP.

Espero que les guste y me dejen saber sus opiniones, y puessss... aquí el prólogo. La historia ya está completa en Wattpad desde hace casi un mes y consta de tres capítulos que, tras arreglar los guiones, decidí ir subiendo aquí. Mis disculpas si se encuentran con errores, tanto de narración (porque sí, en menos de un mes he mejorado, jsjs) como de todo, pues leí el manga desde que terminó la tercera temporada del anime y no soy muy conocedora de algunas actitudes; además, mi mente de pez no me permite acordarme de muchos comportamientos. De todas maneras, esto es comedia y todo lo demás queda en segundo plano, me gusta hacer que los personajes rían a pesar de su mundo. Kisisss! :3

Aclaraciones:

» ¿? x Eren. Ahí el chiste.

» Los personajes no son de mi autoría, sino del anime y manga Shingeki no Kyojin y su creador, Hajime Isayama. Bueno, ¿quién no sabe eso?

» La imagen de la portada no me pertenece, está hermosamente editada por Brokenlevi. Agradecimientos a ella (¡Diosa!) y créditos al artista.

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El comedor del cuartel poco a poco terminaba de vaciarse, la cena había terminado hace pocos minutos y los soldados con tiempo libre querían aprovecharlo. No obstante, no era ese el caso de Floch, quien maldecía internamente una y otra vez la mala vida en la Legión de Reconocimiento al terminar de lavar los platos junto al idiota ese de Connie. El enano de cabeza rapada a su lado terminó de secarse las manos y salió de la cocina mientras tarareaba bajito, en su mundo. A veces lo repudiaba por ser tan estúpidamente inmaduro; pero, otras lo envidiaba, a él y a la chica comelona, pues ambos pegados todo el día desprendían cierta aura de positividad dentro de toda la destrucción y problemas que lo rodeaban. Nunca admitiría que ese par lo hacía sonreír; muy de vez en cuando, pero lo hacían.

—¡Niño! —escuchó desde la puerta del lugar, sobresaltándose ligeramente y volteando en su dirección para encontrarse con la comandante Hanji—. ¿Has visto al ena-, a Levi? —preguntó la del parche. Floch se apresuró en negar, manteniendo una expresión aburrida en su rostro mientras se alejaba del fregadero—. Mierda— maldijo—. Bueno, tú mismo. Eren ya se fue al sótano, haz la guardia ésta noche —ordenó.

—¿Qué? —inquirió él, parpadeando con confusión—. ¿Yo?

La mujer asintió sin mayor emoción y se cruzó de brazos.

—Vamos, aquí todos lo hemos hecho alguna vez y no es para tanto. El chico no te dará lucha.

Floch masculló alguna grosería entre dientes y terminó por asentir. De todas formas seguía siendo una orden, por nada honorable o deseable que fuese. Maldita sea.

—Bien, iré ahora —informó.

—Genial —dijo Hanji, esbozando una sonrisa—. Hazte café— aconsejó antes de irse a donde sea que fuese. Sepa.


La estadía en la Policía Militar era extremadamente cómoda, viviendo al servicio del rey y rodeados de comodidades y buena comida. Era deprimente recordarlo y luego verse de camino al mugroso sótano del chico titán, en donde pasaría la friolenta noche, mientras cargaba un termo de café. En la legión la comida era horrible por muy nutritiva que fuese; además, siempre se le era ordenada alguna tarea doméstica. ¿Para eso se preparó tres años? ¿Para acabar sacudiendo polvo de ventanas a primera hora de la mañana? ¡Por María, joder! ¿Acaso los soldados de la legión no disfrutaban un poco de la vida, aunque fuese un poquito?

—¡Aaah, sí, sí! ¡M-Másss..!

Floch se quedó paralizado y con medio cuerpo dentro del sótano, logrando visualizar a la perfección como un desnudo Eren cabalgaba bestialmente a alguien mientras gemía de placer.

—¡Ah, ah, ah!

¿Qué?

—¡Ahí, sí, ahí!

¿Quéééééééééééé?

El chico de cabellos cobrizos cubrió su boca y ahogó un jadeo de absoluta sorpresa, en shock, ocultándose muy rápidamente tras la pared que separaba el lugar de las escaleras y quedando estático en el sitio.

¿Ese era Eren, Eren Jaeger? ¿El chico que lloriqueó por que le dieran el suero a Armin, el tarado de mirada desafiante que siempre era el primero en quejarse de las pérdidas de tiempo en vez de entrenar o salir a luchar?

Pues vaya que gritaba, el muy puto.

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