Senki Symphogear No me pertenece, es de sus respectivos autores.


Solo fue un pequeño evento, nada grave. Podía jurarlo a cualquier deidad, aquello era un accidente.

- ¡Vuelve acá, idiota!

- ¡Patitas, para que las quiero!

Corriendo detrás de mí, no, más bien, persiguiéndome cual fiera indomable por todo el cuartel estaba Chris-chan. De sus amatistas ojos podía distinguir la ira que solo le deseabas a tu peor enemigo, incluso existía alrededor de ella un aura asesina que proclamaba que al alcanzarme me haría rezar por mi alma.

- ¡TE JURO QUE FUE UN ACCIDENTE! –Le grite y ella acelero el paso como si aquello fuera un impulso- ¡AUXILIO!

- ¡TE ROMPERE LAS PIERNAS!

Me había asignado el título de ser un buen corredor gracias a los entrenamientos que tuve con el maestro, pero… ¡No conté con la furia de una mujer herida! Ella estaba corriendo tan rápido que incluso sus balas quedarían lentas ante su velocidad.

Solo los dioses podrían salvarme de aquella malvada y despiadada mujer que amenazaba mi vida.

- ¡Hey! -Fue el grito en compañía por el choque a la persona que sin darme cuenta había pasado justo enfrente de mí.

Indefenso, estaba a merced de los ojos de la persona que recibió el empujón. Estábamos en el suelo, alce la mirada pues estaba contra el pecho de aquella persona; era Tsubasa-san que me observaba hastiado y las ganas de aventarme de regreso eran palpables en sus ojos índigos.

Pero justo él era la persona indicada para salvarme.

- Tachibana… -murmuro con hundido rencor- ¿Cuántas veces tengo que decir que…?

- ¡TE VOY A MATAR!

El grito avasallador de Chris-chan me hizo respingar inmediatamente y colocarme detrás del peliazul a esperas de que me salvara.

- ¿Qué se supone que haces…? –indago dudoso de que la albina estuviera llegando con cara de pocos amigos e ira irradiando.

- S-Salvame –musite tembloroso.

- No te ocultes, ¡cobarde! –bramo la recién llegada- Senpai, exijo que te apartes de él si no quieres salir lastimado.

El ojiazul me miro y con un suspiro asintió al notar el pánico de mis ojos- bien… -contesto y de un movimiento se levantó del piso conmigo a sus pies- lo siento Yukine, pero no permitiré que le hagas algo a Tachibana.

- ¿¡Ah!? –sí que se veía más hastiada por aquel comentario- ¡Lo exijo! Me hizo algo imperdonable y no lo tolerare.

- De ser el caso, entonces es recomendable que hablen mas no que lo golpes, porque sé que es lo que vas a hacer –se puso firme, aunque la mirada de la albina ya amenazaba con llevarlo con su furia- sabes que no me retractare, es el deber de un Sakimori cuidar del inocente.

- Senpai… -soltó un gruñido- eres… -cuando nuestros ojos se encontraron, volví a ocultarme detrás del mayor- un maldito cobarde, pero no siempre tendrás la ayuda de alguien para salvarte…

Con indignación, Chris-chan se dio la media vuelta y se fue hacia quien sabe dónde. De lo único que podía de estar seguro es que al menos por unas horas, estaría seguro y viviría para contarlo.

A decir verdad, no pensé que se fuera a ir sin dar más tregua. Gracias, gatito que tuve de niño por salvarme y enviarme al Sakimori que podía hacer que la fiera se tranquilizase rápidamente.

- Te lo agradezco mucho, Tsubasa-san, yo… -antes de terminar, el aludido se giró para verme, él quería la verdad y no aceptaría otra cosa que no fuera eso.

- Ya sabes lo que deseo, Tachibana –al cruzarse de brazos, se veía aún más aterrador- no te defendí de Yukine solo porque sí.

Al ver que iba enserio, suspire resignado a decir la verdad- Tsubasa-san… -hice una leve sonrisa y tome aire- ¿¡Sabias que comer después de las nueve de la noche no afecta en nada a tu digestión!? Eso es solamente un rumor urbano nada más y…

- ¡Yukine! –grito con fuerza- ¡me arrepiento, ven y muélelo a golpes! –miro por donde se fue la albina y sacudió su mano derecha, llamándola.

- ¡No, No, ¡no! Tsubasa-san, ¡no la traigas de regreso!

De solo pensar en el daño que me haría, temblé inmediatamente.

- Si ese es el caso… -siniestro, se dio la media vuelta y me miró fijamente- me dirás lo que paso o si no, la traeré de nuevo e incluso me uniré a ella, ¿entendido?

Velozmente asentí con la cabeza. Si, era puro y claro miedo. Chris-can sola es terrorífica, pero si añadimos a la ecuación a Tsubasa-san, tenemos la mezcla más terrorífica y maquiavélica del universo.

- Es difícil de explicar por qué me estaba persiguiendo… -carraspeé. Era una misión imposible- yo…

Si bien, sé que Chris-chan le gusta perseguirme por las bromas que le hago o por mero gusto, entiendo que en términos normales es completamente malo lo que hice; pero deben de entender que fue un completo accidente, nunca quise hacerlo y más con la particular condición de la albina ¿Cómo iba yo a saberlo?

- Hice algo muy tonto… -volví a carraspear- yo, hice que…

- ¡Tsubasa! ¿Qué haces aquí?

Como caída del cielo, así como Tsubasa-san hace un rato, llego María-san que se veía algo apurada. A diferencia de Chris-chan, que vestía su habitual ropa invernal la pelirrosa llevaba un vestido plateado un tanto informal, pero se veía bien a mi parecer; ni muy elegante y muy bonito.

- María –pronuncio el mayor a duras penas pues se había quedado callado por unos cuantos segundos cuando la aludida apareció.

- Se supone que me ayudarías a acomodar el lugar para la foto grupal –menciono en un leve puchero.

Mi querido senpai se inclinó con una sonrisa culpable y ella respondió cruzándose de brazos y negando con la cabeza. Eran momentos como aquellos los que me hacían ser el mayor de los fans acerca de esa peculiar relación. Se sentía simplemente natural y a la vez espontanea verlos interactuar. Si uno actuaba activo el otro tendía a ser pasivo, no era un rol predeterminado; simplemente eran ellos siendo ellos.

Al verlos, no pude evitar sonreír despreocupado, aquellas molestias matutinas desaparecían al ver a mis dos ídolos interactuar y coqueteando de una manera tan sutil que ni ellos mismos se daban cuenta.

- ¿A qué viene esa cara feliz, Hibiki? –me pregunto la ojiverde que alzando la ceja intento verse intimidante.

- Nada, nada~ -dije soltando una risita- será mejor que los deje solos, ¿verdad? Tienen mucho que planear y yo solo los molesto.

- No tienes por qué irte, Yukine podría estar ahí para saltar sobre ti –agrego el peliazul con cierta aura de hermandad, aunque tras unos pocos segundos me miro con un poco de molestia- ahora que recuerdo, tienes que decirme porque Yukine te perseguirá.

- ¿Ah? No creo que deba en realidad -solté en un suspiro algo cómico- no puedo estar en medio de ustedes, se pierden cuando están juntos -me encogí de los hombros y sonreí levemente al verlos.

Como dije, esos dos en un par de segundos ya se encontraban en su particular y pequeño mundo donde no había espacios para terceros.

- Tsubasa, ¿tienes lista la canción para el fin de semana? Ogawa necesita enviarles la música a los encargados -regaño la mayor mientras el peliazul asintió seguro de sí mismo.

- Claro que lo esta y desde hace una semana cabe de decir -se erguido confiado- ¿segura que esta vez no me quieres acompañar en el escenario? seria un placer tenerte ahí.

- No es necesario, enserio -negó la propuesta de manera amable- estoy satisfecha con mi trabajo de manager. Me gusta ver la magia detrás de bastidores.

- Entiendo que el trabajo tras bambalinas pueda ser difícil y a su vez interesante. A decir verdad, haces un trabajo excelente -el sagaz joven samurái dio un paso hacia adelante y le brindo una sonrisa en su intento de convencerla- pero es de admirar que en el escenario es donde más brillas, María. Escucharte es un completo paraíso.

- ¿E-Eh? -tal fue la impresión de aquel comentario que sus mejillas se tornaron rojizas, sus ojos se ensancharon e incluso comenzó a hiperventilar – no… no digas esas cosas…

¡Oh! ¿Es un nuevo habito de María-san el que veo ahora? Nunca la había visto enrollar un mechón de su cabello con su dedo índice de esa forma tan nerviosa. Lo común es verla siendo una mujer orgullosa o a veces chistosa e incluso la siempre confiable maternal María-san esta al pie del cañón por ti. Es particularmente interesante verla así, incluso para una persona que no se fija en los detalles como yo, es evidente la vergüenza que le da las palabras de Tsubasa-san.

- ¿Recuerdas cuando cantamos "Seiten Galaxy Cross"? fue un réquiem o al menos así lo describiste -el ojiazul ladeo su cabeza con cierta sutileza, solo lograba que la joven se apenara más -ese día fue uno de los mejores de mi vida y me encantaría repetirlo, ¿a ti no?

¡Tsubasa-san uso la carita de perrito en suplica! Pero que buena jugada querido senpai, siempre puedo contar contigo para una nueva enseñanza. Gracias.

- P-pero… -la joven intento mantener su compostura, por no decir que ya carecía de ella- no… no hay una canción y todos los números están cubiertos.

- Tengo algo especial si aceptas –manteniendo esa actitud fresca y de chico encantador.

¡Estoy tan orgulloso de él!

- Tsubasa, yo… no es posible que hayas hecho otra canción solo por esto…

¡María-san es tan linda están avergonzada! Es como un lindo hurón.

Entre la vergüenza de la pelirrosa y el orgullo del samurái no pude evitar soltar un pequeño comentario.

- ¿Y quién crees que escribió "Seiten Galaxy Cross" para cantar contigo…? –dije con toques de inocencia, aunque me estaba entreteniendo bastante con la situación.

- ¡Tú te callas! –soltó en un grito la ojiverde que estaba bastante alterada y apenada.

- ¡Yo me callo! -coloqué mis manos enfrente de mí y asentí con cierto miedo.

¿Por qué solo cuando digo tonterías es cuando me hacen caso? Ah~, gajes del oficio supongo yo.

- Aunque es verdad lo que dice Tachibana –acudió a mi rescate el Sakimori- cuando nos presentamos en Londres, había preparado la canción con anterioridad gracias a que sabía que cantarías conmigo –asintió sutilmente con la cabeza- con la esperanza de que eso volviera a pasar, prepare otra canción por si en un futuro la ocasión… ¿será que tu no lo esperabas con la misma intensidad?

- N-No, bueno si… yo…

La linda de María-san estaba super apenada por los comentarios de Tsubasa-san~ son una particular pareja.

El peliazul se mantuvo calmado, a la espera de una respuesta por parte de la mayor. Aquella era mi señal para retirarme. María-san me pidió no hablar y también porque le tenía algo de pánico a que me regañara.

Sin esperar a que comentaran más, me di la media vuelta para caminar hacia mi habitación en el cuartel.

- ¡Hey, Hibiki! –soltó en un grito la extranjera, como si hubiera salido de un trance. Me gire a verla y camine de espaldas a esperas de sus palabras. Esperaba un regaño seguro- ¡tenemos una sesión fotográfica en el gran comedor, no se te olvide ponerte la ropa que deje en tu habitación!

- ¡Entendido, María-san! –conteste de regreso, alzando mi pulgar en aprobación- ¡nos vemos ahí! ¡intenta llevar a Tsubasa-san vivito y coleando a la sesión de fotos!

- ¡No lo dudes! –aun en la distancia logre distinguir una sonrisa orgullosa.

El amor por la limpieza de María-san aparentaba ser tan fuerte que la hizo salir por unos momentos de su trance para volver a sus labores.

Se que Tsubasa-san es un desastre y que tenía una cara más que sorprendida y asustada cuando dije aquello, pero confió que María-san hará que llegue impecable pese a que es seguro que su ropa ya haya perecido en las montañas de porquería de su habitación.

- ¿Qué debería de hacer en estos momentos? -fruncí el ceño mientras caminaba ahora sin preocupaciones.

Debería estarme escondiendo de Chris-chan por si acaso vuelve a perseguirme, pero… Una parte de mi quería ir a ver como se encontraba pese a que podría matarme, era lo correcto.

¿Y si solamente tomaba un rato libre? Podía ir a comer antes de la foto.

A veces, solo a veces, cuando deseas algo con todas tus fuerzas, la vida te lo otorga. Un regalo de los dioses milagrosos que nos permiten tener un momento de paz, algo tan claro como una nota musical y grácil como las ondas del viento; pero, cuando la vida quiere darte una lección, lo hace y con mucha fuerza.

- ¡TONTO, DESS!

Con esa singularidad al momento de hablar y esa palabra icónica, un destello amarillento de ojos verdosos cual esmeralda me embistió en el corredor haciendo que chocara directamente contra la pared. Tras sentir una leve punzada de dolor, logre incorporarme con algo de dificultad para ver a la autora de mi sufrimiento; Akatsuki Kirika.

- ¿C-Como porque hiciste eso? –solté fuerte tartamudeo de la impresión. Para ser pequeña, se veía amenazante.

- ¡Le hiciste daño a Chris-senpai! –mascullo tras colocar sus manos sobre sus caderas- ¡no puedo perdonarte dess! –con su índice me señalo y yo solo la vi horrorizado.

- ¿¡E-Eh!?

- Confirmo. Hiciste lo imperdonable a nuestra senpai, no podemos permitir más atrocidades–un pelinegro se pronunció en la escena, aunque sereno, detonaba en su voz la molestia que era verme.

Tsukuyomi Shirabe, el joven más recatado y corto para hablar parecía que quería arrancarme la cabeza con esa aura maléfica.

- ¿Chris-chan les conto? –pregunte entre confundido y precavido por si pasaba un ataque.

- ¡Lo hico dess! –grito la rubia- eres una decepción, ¿Cómo pudiste hacerlo? A una chica tan joven y virginal como Chris-senpai.

- Ella es solo una joven reacia al contacto y puede ser cariñosa a veces… ¡pero tu abusaste del asunto! –sentencio el ojirosa.

- ¿Cómo esta Chris-chan? –me atreví a preguntar.

Si les había contado a esos dos, de verdad se sentía mal. Y no quería eso, Chris-chan es una persona importante para mí, no puedo permitir que este llorando sola en un lugar desconocido sin que pueda ayudarla.

- Esta en su habitación preparándose para la foto de María –contesto el Tsukuyomi de forma seca- pero no importa lo que hagas, no te iras de aquí sin un castigo digno.

- ¡N-No puedo dejarla sola! –intente verme duro y fuerte, pero esos dos juntos son terroríficos- si Chris –chan necesita de mí, debo estar con ella. No importa si es para que me golpe.

- ¡Shirabe dijo que no! –respondió con dureza la Akatsuki- ¡No iras con ella con tres dientes menos dess!

- ¡M-Mami!

Cerré los ojos a la espera de un fuerte golpe o una bofetada, tal vez unas patadas voladoras. Pero no paso absolutamente nada.

Confundido abrí los ojos para saber qué había pasado, mi sorpresa fue toparme con una figura conocida que estaba entre zababa y yo.

- Miku-san… -musitaron los dos menores.

- No es correcto que quieran recurrir a la violencia –la voz suave y tersa de la aludida se hizo sonar. Ambos se quedaron quietos- no importa la razón, no pueden golpearse y menos si son amigos.

- ¡Pero el…!

- Sigue siendo tu amigo, ¿o no? –interrumpió a Kirika y aunque no la veía, conociéndola, sabía que estaba sonriendo de forma amigable- ¿Qué tal si se retiran? Hablare con Hibiki de la situación de Chris-san y le daré solución.

Kirika-chan y Shirabe-kun se miraron. La rubia parecía no querer irse, pero el pelinegro soltó un pesado suspiro.

- Vamos Kiri-chan, aun no nos arreglamos –tomo su mano y sin mirar atrás camino con su compañera de aventuras por el pasillo.

- ¡Pero Shirabe, yo quería golpearlo dess! –su grito se ahogó en las profundidades del pasillo- ¡Él es un…!

- No sé porque siento que me insulto…

Fruncí brevemente el ceño y negué con la cabeza. De solo imaginar la cara de Kirika-chan y de las palabrotas que de seguro dijo, me hacía querer lavarle la boca con jabón.

- Es probable, pero ese es tema para otra ocasión –comento amable la jovencita que me salvo- ahora, hablemos de lo que te ha aquejado toda la mañana, Hibiki.

Ella me observo con sus suaves ojos, siendo amable y considerada como siempre. Me hizo sonreír levemente.

- Miku… -suspire un poco, animándome a hablar- ¿Qué es lo que sabes en realidad?

- Básicamente todo –cuidadosamente recargo su espalda sobre la pared del pasillo- Hibiki, quiero saber tu versión.

- ¿La mía…? –ella asintió- creo que no varía mucho de lo que te contaron, eso espero –tome lugar al lado de ella.

- Aun así, quiero oírla –Miku se mantenía calmada en la espera de mis palabras.

- Pues… -tome aire de nueva cuenta, decir aquello era todo menos fácil- por error yo… yo bese a Chris-chan –temeroso y apenado, cubrí mi cara con mis manos- fue un completo accidente, estaba corriendo en el circuito, me distraje, no la vi, y, y… -solté un gran quejido- s-solo caí sobre ella y la bese por error. ¡cuando me di cuenta fue demasiado tarde!

- ¿Y qué paso después?

- Me levanté lo más rápido posible –impotente sacudí mis manos sobre mi cara- al ver su cara, la hubieras visto, jamás la vi hacer esa expresión; estaba confundida, roja a mas no poder, ¡estaba aterrada! Chris-chan debe de odiarme justo ahora, le quite algo preciado para ella solo por no prestar atención –al quitar las manos de mi cara, mire desesperado a mi acompañante- Miku, ¿Qué hago? Una parte de mi quiere ir a verla, pero la otra sabe que no debería porque me va a moler a golpes. ¡si por eso estaba huyendo de ella hace rato!

Me sentía, tan frustrado… Se que no soy exactamente alguien tranquilo o muy listo, pero incluso alguien con mis capacidades sabe el daño que le provoca a una persona a la que le tengo mucho aprecio.

Por no decir otra cosa, quiero mucho a Chris-chan. No solo es bonita físicamente, ese es solo un añadido más, su personalidad la hace divertida pues no sabes en qué momento explotara en nerviosismos explosivos que conllevara grandes sonrojos que podrían llegar hasta sus orejas; pero también tiene un lado amable que acompaña a esos momentos tsundere. A su particular manera de ser, es cariñosa con Kirika-chan y Shirabe-kun, tiene una extraña relación de Kouhai con Tsubasa-san y con María-san es parecida solo que se ven como iguales, es considerada con Miku y acude a ella cuando necesita algo. En cambio, conmigo… Es más, el tipo de "amor duro", si no me pega más de dos veces al día ella no es feliz, a Chris-chan parece gustarle mucho remediar mis actitudes con ella a base de golpes, pero aun así se y podría jurarlo, que puedo contar con su apoyo sin importar lo que suceda. Con una mirada suya en el campo de batalla, sé que va a hacer y viceversa. Podría catalogarnos como "una pareja particular".

Aunque ella me siga con un sartén o incluso me dispare para "practicar", no le haría daño apropósito. Ni si quiera cuando clavo una de sus flechas en mi hombro por "error" desee que mostrara ese terror confuso en su cara.

- ¿Qué se supone que debo hacer…? –pregunte con desespero- ¿y si ella no quiere verme más…? Yo, no sé qué haría si…

- Siempre eres tan problemático –aquellas palabras fueron acompañadas por un cálido abrazo que hizo que de inmediato mirara a la joven que provoco aquella acción.

- ¿Miku…?

Con la diferencia de nuestras alturas, Kohinata apenas alcanzaba mi pecho, sus manos rodeaban mi cintura. Por unos segundos me sentí relajado, Miku tenía el tenía de abrazarme y yo bajaba la cabeza para recargarme en su hombro, era así desde que éramos pequeños y tenía un efecto calmante.

- Siempre eres tan sonriente, tan amable e hiperactivo debo de decir –añadió riendo sutilmente- cuando te sientes mal, cuando no puedes con el dolor, en vez de llorar finges que todo está bien con una sonrisa y si puedes, te aíslas –ladee la cabeza para verla- ahora estas preocupado por la reacción verdadera de Chris-chan.

- No soportaría si Chris-chan me dejara de hablar… si tengo que someterme a los golpes que me va a dar, incluso si pierdo un ojo, prefiero mil veces el dolor que va a provocarme que el pesar de su indiferencia…

- Veo que Hibiki se ha vuelto algo cursi –añadió en un tono burlón- aun cuando el problema parezca grande, la solución es sencilla.

- ¿Cuál…?

- Solo debes de darte la vuelta y decirle lo que piensas.

Su voz clara me confundió, más aún cuando dejo de abrazarme y señalo a mis espaldas con su dedo índice.

- Suerte en transmitir tus sentimientos, Hibiki –la joven Kohinata rio de forma sutil y al darse la media vuelta se alejó de la escena.

Al mirar por donde señalo, vi a la persona que me había perseguido a morir desde la mañana. Chris-chan estaba más que estoica, parecía una estatua viviente de brazos cruzados. Daba la impresión de que esperaba mis palabras.

No tuve la intención de preguntarle si había escuchado lo que dije de ella, tampoco de correr, esta vez, haría lo correcto.

- ¡Lo siento! –mi fuerte grito fue acompañado con una reverencia que intentaba reflejar mi arrepentimiento- ¡te juro por lo más sagrado que no te vi! No sé cómo mis labios cayeron con los tuyos en la caída; pero ten por seguro que, si pudiera regresar el tiempo, impediría que todo eso pasara y evitaría que tuvieras tal disgusto.

Dije mi verdad con cierto frenetismo, aunque ella se mantuvo callada. No subí mi cabeza, solo esperaba a que sacara su gear y que me bombardeara en el peor de los casos, ya el mejor de los casos seria que me abofeteara.

- Yo… ¡No quiero dañarte más! –confesé- así que estoy a tu disposición, hare lo que quieras con tal de obtener tu perdón.

Aun con mis palabras, ella seguía sin hablar. Era una tensión que incluso se podía cortar con un cuchillo. No me movería, así de grande era mi convicción. Si la escuchaba irse, entonces me quedaría en esa posición hasta que recibiera un castigo.

- Levanta la cabeza- fueron las palabras que salieron de su boca.

Trague saliva antes de acatar su indicación. Al hacerlo, la observe con nerviosismo y cierto miedo; pero ella no se veía molesta, parecía avergonzada, aunque de una manera linda.

- Yo… -se notaba que se esforzaba por hablar, intuyo que por la timidez presente en ella- sé que no lo hiciste a propósito. Hable con Miku acerca del tema y me aconsejo hablar contigo antes de tomar un veredicto.

- "Me sorprende la rapidez de Miku…" –pensé mientras ella continuaba hablando.

- Concuerdo en que fue… f-fue mi primer beso y de que mi impresión fue algo exagerada –trago saliva y continuo- sé que te caíste por lo distraído y estúpido que eres…

- Si, sí, soy un completo idiota –asentí rápidamente con la cabeza- el más grande del mundo

- Pese a que te perseguí y quise matarte, de todas maneras, te disculpas conmigo –carraspeo de forma sutil- a-así que… te perdono, por todo y espero que tú también me perdones –inclino muy levemente la cabeza hacia adelante.

La observe con cierta admiración. Siendo tan linda incluso para disculparse así, ¡eso vuelve loco a cualquiera!

- ¡Chris-chan, eres adorable! –me lance sobre ella para darle un enorme y grato abrazo.

- ¡Quitate, idiota! –me recibió con un justo golpe en la mejilla a puño limpio.

- ¿C-Chris-chan? –acaricie mi mejilla, adolorido y sensible pues las lágrimas habían comenzado a caer por mis ojos- e-eres muy agresiva.

- ¡Tú eres el que es demasiado empalagoso! –sonrojada y exasperada, sacudió los brazos y me tomo del cuello del chaleco- ¿a quién se le ocurre lanzarse a una chica de esa manera tan terrible?

- Solo quería mostrarte mi cariño~ -hice un puchero infantil- oye… -al notar la cercanía que teníamos, no dude en hacerle una pequeña bromita- ¿quieres repetir lo de la mañana o porque estamos tan juntitos? –pronuncie con travesura.

Chris-chan solo tardo unos cuantos segundos en asimilar mis palabras y reacciono con un sonrojo tan grande que competiría con el color rojizo del cabello del comandante.

- ¡Si serás…! –sacudió mi cuerpo gracias a su agarre contra mi chaleco.

Pese a que después me dolería el cuello, me sentía contento de saber que Chris-chan seguiría siendo ella.

- ¡Hey, ahora yo también quiero jugar! –acompañe mi declaración de guerra al tomar su mejilla izquierda con mi diestra y tirar un poco de ella- oh~ es bastante suave.

- ¿Ahora me estás diciendo gorda? –de aquella vergüenza solo quedaba un leve rubor en las mejillas, dando paso a un enojo cavernícola- ¡ya verás!

Sin recato, tiro de mi cabello con su mano izquierda y alzo su puño para propinarme otro golpe.

- ¡Ustedes dos, miren hacia acá!

De pura inercia acatamos aquella indicación anónima y al hacerlo el flash de una cámara encandilo la escena.

- Ustedes sí que se llevan bien –detrás del celular encontraba María-san que sonreía de oreja a oreja- ¿quieren ver la foto que les saque?

Al enseñarnos el celular, la foto mostraba como Chris-chan tiraba de mi cabello y su puño descansaba sutilmente en mi mejilla, sus mejillas suavemente sonrojadas eran disonante con mi cara de declaraba un "eh, estoy acostumbrado al maltrato" y de mi mano derecha tirando de su mejilla izquierda.

- ¿Qué tal si les tomo una foto en la que parezca que se quieran de verdad y no una donde estén peleando? –comento entre risitas, se notaba que se divertía con la situación- aunque hubiera preferido que se cambiaran de ropa, como se los pedí.

Ambos nos miramos y aunque ella parecía confundida, yo sonreí y aproveché la oportunidad para darle un enorme abrazo.

- ¿¡E-Eh!? –pronuncio un gritillo- ¡S-Suéltame!

- Eso jamás de los jamases~

Aunque llueve, truene o incluso si es el fin del mundo. Estaré al lado de Chris-chan y procurare ser más cuidadoso para no causarle ese tipo de daño… Bueno, no prometo nada, pero lo intentare ¿sí?

Alguien debe de estar con ella para ser su saco de box y ese alguien, con lujo de especialidad, soy yo. A fin de cuentas, estoy acostumbrado al amor duro que puede darme Chris-chan~


¡LO TERMINE! ¡TERMINE! Bueno eso y que después de un mes subo algo… Ah~ No tengo excusa, la verdad. No tenia nada de ganas de escribir, simplemente me quede bloqueada, apenas hace nos días he recuperado el pequeño habito, aunque se me ha complicado por… Unas cositas que rondan por mi cabeza. Pero, en fin, espero que les guste.

La pregunta es, ¿Por qué escribir un Hibiki x Chris? Oh~ pues es un ship culposo mas que anda y que la imagen que ven de miniatura fue realizada por Ayrton, lo mas probable es que sepan que esta haciendo cotizaciones para sus fabulosos dibujos, así que, si quieren uno así de hermoso y precioso, ¡vayan a comprarle un dibujo y esas cosas!

¿Se han fijado que siempre que puedo pongo a Shirabe chico? Creo que lo he puesto como en dos historias propiamente de Symphogear y como cameo en una de Love Live! No se porque… Bueno, la verdad es que de imaginármelo, me da ternura los chicos con esa personalidad xD. Me gustan de alguna manera.

Ah~ no se imaginan cuanto nos reímos el y yo cuando me entrego el dibujo xD. Aun todavía lo veo y me da risa porque básicamente así es la relación de esos dos, ni yo creo poder hacer algo romántico… Bueno, pregúntenme después de 5 jugos de guayaba y vemos qué onda.

¡Me retiro! Tengo que ir a deprimir… Digo, a ser un adulto responsable con cosas muy épicas que hacer… Esa ni yo me la creo, la verdad.

Sin más que decir: dudas, criticas o alguna cosa por favor no duden en comentarlo. Sus reviews alimentan la creatividad de cualquier escritor, asque regalen, aunque sea un review a cada historia que lean en sus hermosas vidas.

Nos vemos en la siguiente actualización~ n_n