· ¡Nueva ruta en la Gruta Helada!: La grieta Weavile. ·
"La mega evolución es un incidente en el qué el corazón del entrenador y de su pokémon se unen para superar los límites de la evolución. Mientras que el entrenador posee una Piedra Activadora, el pokémon debe poseer una Mega Piedra específica, solo algunos pokémon pueden alcanzar esta singular forma de evolucionar y pocos entrenadores logran dominar tanto poder, empleándolo para convertirse en los más fuertes"
— Mairin, ¿Qué estas escribiendo? — Escucha la voz de su compañero de viaje y el campeón de Kalos.
— Son notas, cosas que aprendí sobre la Mega evolución. — Ella cierra la libreta y deja su lápiz de lado, procede a sentarse en la cama esperando a que él de su mensaje.
— Guarda todo, tenemos que hacer una llamada al profesor y luego nos iremos a la Gruta helada.
El chico se afirmó en el marco de la puerta, ella enarcó una ceja sin entender del todo, hasta donde sabía ya habían recorrido la gruta helada, antes de ayer habían terminado de recorrer los caminos, incluso montaron en Mamoswine y vieron unas termas que estaban escondidas entre el paisaje y las rocosas paredes del lugar.
— Conseguí un permiso especial — Le sonríe él, mostrando un par de carnet parecidos a las licencias de entrenador pero de tonos azules y con un sello de la Liga Pokémon.
— ¿Enserio? ¡Increíble!
Mairin dio un innecesario salto para levantarse de la cama, corrió a tropezones hacia el chico para ver los permisos de cerca; eran dos, cada uno tenía el suyo con su foto y datos correspondientes, aunque claro, el de Alain tiene la palabra campeón escrito en sus datos. Ella miro el permiso de él y luego elevo su mirada junto a una sonrisa y una ceja elevada.
— ¿Qué te pasa? — Pregunta entrecerrando los ojos, esperando alguna tontería de su parte.
— Campeón, eh — Susurra mientras ensancha una sonrisa.
— Ah, Sí, bueno... — Frunce el ceño y desvía la mirada hacia el lado contrario de donde está ella y su mirada. — No es para tanto...
Mairin emite un quejido junto a una característica mueca infantil, él no puede evitar mirarla de reojo, termina sonriendo por breves segundos hasta que ella comienza a hablar.
— ¿Cómo qué no? ¡Es de los mejores títulos para un entrenador! — Como siempre que trata de explicar algo ella levanta sus brazos exagerando sus movimientos y sus expresiones.
— No es por eso — Él suspira. Siente la mirada de la entrenadora sobre si, con una clara intensión de querer reclamarle — Nunca creí conseguirlo.
— Te lo mereces — Le corta Mairin, Alain guarda silencio y se le queda viendo pensativo. — Y quien diga que no, ¡Es un idiota!
Él reprime una pequeña risa que quiere escapar. Lo que no puede ocultar es una sonrisa, que contagia a la entrenadora de inmediato, escuchan el bostezo del pokémon tipo hierva quién se estiraba sus brazos sobre la cama de la entrenadora, con la mirada adormecida comienza a buscar a ambos chicos por la habitación.
Mairin da media vuelta y corre hacia su cama dándole los buenos días a su querido Pokémon. Comienza a contarle muy emocionada sobre los permisos que acaba de conseguir el entrenador para volver a explorar la Gruta Helada en busca de la dichosa Charizardita X.
Alain permanece en el marco de la puerta observándolas un rato, por lo menos hasta que ellas están listas para salir de la habitación, la entrenadora ha guardado su libreta y sus lápices en su mochila, con Chespie ya en su hombro ellos bajan las escaleras del Centro Pokémon de Pueblo Fresco.
— Ve y llama al profesor, — Alain señala con su mano hacia donde estaban los teléfonos, seguido de eso apunta al despacho principal de la Enfermera Joy — Yo iré a encargarle las llaves a la enfermera.
— Bueno, no tardes — Tanto Mairin como Chespie marcharon hacia los teléfonos a paso rápido.
Alain se acercó hacia donde la Enfermera Joy esperaba a los entrenadores, le dejó las llaves y además le pidió los abrigos que habían dejado para ser aseados en el Centro Pokémon, habían sido regalo del profesor Sycamore, después de la segunda llamada donde Mairin le comentaba que la lana de su ropa absorbía demasiada nieve mientras investigaban la gruta y que si seguían así podrían resfriarse.
Si había algo que el entrenador había aprendido sobre las defensas de Mairin era que ella no se enfermaba rápido, aguantaba tanto las altas como las bajas temperaturas y los cambios de clima bruscos. A diferencia de él que debía cuidarse un poco más de tales cosas.
Ella había pedido los abrigos indirectamente por que le escuchó toser mientras caminaban por la gruta.
— Tengan cuidado en esa gruta, las tormentas suelen ser impredecibles — Comentó la enfermera como siempre antes de que ellos salieran hacia esa dirección.
— Lo tendremos, gracias.
— Y... — Ella llamó su atención por el tono de su voz — Hace una horas me informaron que unos Sneasel están atacando a los entrenadores, no es por la ruta aprobada para todos los entrenadores, pero sé que ustedes consiguieron un permiso especial
— ¿Sneasel dice? — Preguntó algo curioso Alain. La mujer asiente dos veces y medita lo siguiente que va a decir.
— Sé que eres el campeón de la Liga Kalos de este año... — Comenta ella y Alain se sobresalta por una milésima de segundo — Pero me preocupa la joven que te acompaña.
Si tan solo esa enfermera supiera todo lo que habían pasado ambos, sabría que lo último que quiere Alain es poner en peligro a Mairin. El chico asintió, volvió a agradecerle con la mirada y tomó los paquetes con los abrigos, hizo una pequeña reverencia con la cabeza y a paso lento fue hacía donde estarían Mairin y Chespie hablando con el profesor Sycamore.
— Sí, sí — Escucha su voz, ella sostiene el teléfono al lado de su oreja y sonríe mientras asiente a lo que asume le dice el profesor. Chespie está sentada a un lado de la pequeña mesa delante de la pantalla y es quien se da cuenta que él se acerca — A veces, pero para eso estoy yo y... ¡Alain!
La entrenadora voltea a verlo, su sonrisa de ensancha y hace un ademán con la mano para que se acerque a ellos. Alain se asoma hacia la pantalla y puede ver a Sophie quien saluda al recién llegado, Mairin se hace a un lado y cambia del teléfono a un altavoz para que ambos puedan hablar más tranquilos.
— ¿Sophie? Creí que estaría el Profesor — Comentó Alain algo sorprendido, escucha la risa de la mujer quien está asintiendo.
— Mairin me dijo lo mismo, el profesor está preparando café viene enseguida.
— Ya veo, ¿Cómo están las cosas por allá?
— Pues, bien, muy tranquilas, pero pronto será la temporada de nuevos entrenadores, nos gustaría que nos ayudaras esta vez — Rogó la mujer ladeando la cabeza ligeramente hacia la izquierda.
— Aún tenemos que revisar la Gruta Helada — Se disculpa Alain.
— ¡Trataremos! — Le interrumpe Mairin. Recibe una rápida mirada del más alto y este cierra los ojos asintiendo.
— Supongo que trataremos...
— Gracias Mairin, eres un sol.
Mairin no tenía idea de a que se enfrentaba en la temporada de nuevos entrenadores en el Laboratorio del Profesor Sycamore, sobre todo con alguien tan relajado como lo era el hombre y lo demandantes que eran los novatos hoy en día con sus inicios como entrenadores.
— Vaya chicos — El profesor Sycamore apareció desde el fondo del cuarto con dos tazas de café caliente, las dejó en una mesa cercana y se acercó a la pantalla a saludar — ¿Y, hay noticias?
— Estamos trabajando para eso — Responde Mairin levantando los dedos pulgares de sus dos manos, bastante seria con ello.
— Nos falta un camino que está aislado para los entrenadores normales, pero conseguí permiso para investigarlo, luego de eso regresaremos.
— Me parece excelente, y tengan cuidado chicos.
— Lo tendremos profesor — Asegura ella.
La conversación se desvió con algunos temas triviales y después de unos minutos se despidieron para que tanto Alain como Mairin pudieran emprender su viaje hacia la Gruta Helada. Ambos se despidieron de la enfermera quien atendía a un entrenador que acababa de llegar.
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La Gruta helada se encontraba a una distancia importante del Centro Pokémon, aunque en un camino directo, con bastantes señales para no desviarse hacia otros pasos más turísticos. Alain recordó que hace tiempo él mismo pasó por aquí para capturar a uno de los Pokémon de su equipo. El aire frío que se sentía fuera en el pueblo no era nada comparado al que se sentía dentro, por las paredes congeladas que cubrían el lugar y la nieve que se acumulaba por las esquinas. A Mairin le dio un escalofrío y se subió el cierre de la chaqueta hasta el cuello.
Tomó en brazos a Chespie y le amarró su pañuelo anaranjada alrededor de su cuello para abrigarle un poco.
— ¿Cómo vas Chespie? — Preguntó la entrenadora abrazándola con fuerza. Su pokémon asiente restándole importancia al frío que sentía y lo rápido que comenzó a tiritar en los brazos de la joven.
— Sacaré a Charizard — Comenta Alain liberando de la Pokéball a su mejor amigo, quien al tocar la nieve del suelo comienza a estirar sus patas delanteras y su espalda. Él ya sabe por qué fue sacado de ahí.
— Buenos días Charizard — Saluda Mairin mientras corre hacia el pokémon y afirma su rostro sobre la pansa del mismo, Chespie trata de rodear con sus pequeños brazos al tipo fuego para recibir calor, el pokémon gruñe como saludo y con sus alas encierra el calor que emana de su cuerpo alrededor de ellas.
— ¿Pueden caminar así? — Pregunta Alain elevando una ceja al ver lo cómodos que estaban todos.
Mairin voltea a verle junto a Chespie, y ambas hacen una mueca de no querer apartarse del pokémon. Alain rueda los ojos y avanza por el camino, esperando que el resto le siguiera de todas formas, así lo hacen, Mairin deja de abrazar al tipo fuego y avanza detrás del entrenador, unos pasos más atrás va Charizard y en su hombro Chespie quien no se permitirá alejarse del pokémon en todo lo que lleve este viaje por la dichosa gruta.
Caminaron por el sendero regular y se encontraron con algunos entrenadores que se habían enfrentado con Alain días antes, cuando pasaron por primera vez, algunos seguían en la gruta entrenando o buscando algunos objetos que se encontraban perdidos por el lugar. Varios le volvieron a comentar lo que la enfermera le había dicho a Alain, sobre la pequeña banda de Sneasel que atacaban a los entrenadores.
— ¿Es la pre-evolución de Weavile, cierto? — Cuestionó Mairin caminando al lado del entrenador, este asiente y continúa su paso. — Nunca me dijiste como atrapaste a todos tus pokémon.
— Nunca preguntaste — Le responde apresurando el paso. Ella da un par de saltos para alcanzarlo y le toma de la tela de la chaqueta para invierno.
— ¿Y?
— ¿Y qué?
— ¿Me dirás?
— Hoy no.
Escucha los quejidos de Mairin y no puede evitar reírse un poco de eso. Vuelve a sentir sus pasos entre la nieve y las piedras que se acercan a él hasta que la voz de la joven grita y un sonoro golpe le hace darse vuelta.
Ella ya no estaba de pie, como se lo suponía, había vuelto a caer al suelo.
— ¿Estás bien?
Ella levanta la cabeza de la nieve, Chespie es quien primero se acerca para ayudar a su compañera.
— Sí, sí, estoy bien.
Mairin se levanta del suelo con ayuda de Chespie y de Alain quien le extiende la mano, se ríe por no ser la primera vez en el día en caerse y agradece la ayuda.
Esta vez caminan a paso más lento, tomando unos atajos que habían descubierto para que la entrenadora no tropezara tan seguido – porque evitar que ella lo hiciera era imposible.
El paso, que estaba prohibido para el público en general y los entrenadores normales, se ubicaba entre varios picos de hielo y roca que no daban un aspecto de bienvenida, además de la creciente cantidad de pokémon salvajes que se ubicaban en las cercanías y atacaban en grupos – para suerte de ellos Charizard podía con todos sin ningún problema y de vez en cuando Chespie se unía a él emocionada por verlo en batalla – Se fijaron en el letrero desgastado que se encontraba clavado en uno de los picos de roca helada.
— Grieta Weavile, no ingresar sin el permiso de la Liga Pokémon — Lee Mairin sacando un poco de escarcha que quedaba sobre el letrero y tapaba las letras. — No sé qué dice después...
Alain se acerca para echarle un vistazo al mensaje pero tampoco puede leer bien la advertencia que le sigue. Mairin parece muy despreocupada con el tema del letrero, voltea a hacerles señales a Charizard y Chespie, que están algo más complicados para abrirse paso entre los picos helados – o sea, Charizard por su tamaño – así que Mairin va en su ayuda para indicarle donde pisar.
Él se mantiene al lado del letrero, aun trata de descifrar más o menos lo que dice, los signos de interrogación que puede distinguir en el papel gastado y húmedo junto a la tinta corrida en la madera le hacen pensar que la razón por la cual esa grieta está cerrada para entrenadores normales es más que una medida de protección por las temperaturas que se han registrado dentro de esas grietas inexploradas.
Por el tamaño de la grieta los entrenadores deciden guardar a sus pokémon dentro de las pokeballs para que estén protegidos es así como ambos entran a la grieta, era estrecha y debían caminar en fila. Alain fue abriéndose paso delante de ella y asegurándose que pisaran suelo firme y no solo nieve o hielo.
Aunque no pudo evitar que Mairin cayera por el hielo, uno de sus pies se atoró en lo que parecía ser un hoyo producido por algún Pokémon tipo tierra. Aunque quitando un poco de nieve para sacar el pie de la entrenadora se dieron cuenta que era un túnel.
— Y se hace más grande, creo que cabe Chespie por ahí — Comenta Mairin una vez saca su pie. — No meteré a Chespie dentro.
— No lo iba a sugerir — Alain se ríe por ese comentario y quita la nieve de alrededor. En efecto cabe un pokémon pequeño dentro de ese túnel y hasta puede ver que se alarga por las paredes congeladas. — Mairin, pásame la linterna.
La joven se levanta y sacude un poco de la nieve que quedó en su ropa, se acomoda el abrigo y accede a la petición del chico, se quita la mochila y la afirma en la pared para poder meter su mano mejor, siente su libreta y los lápices que volvieron a salirse del estuche, sus pokeballs que guarda dentro para que el frío no traspase el metal y por fin siente la linterna al fondo de la mochila.
Estira los dedos para tomarla y en cuando la tiene en su mano la saca rápidamente, llevando la mochila al hombro y afirmando su pie en la orilla de la grieta.
— Aquí está — Canturrea ella, Alain toma la linterna y alumbra hacia el túnel inspeccionando.
Mairin lleva su mirada desde el poco interesante túnel hasta el camino que les quedaba por recorrer, seguramente estarían por ahí todo el día. Afirmó su cuerpo en la pared congelada sin darse cuenta que por donde estaba pisando lo que parecían rocas muy frías era más bien hielo seco.
Un extraño ruido, miró alrededor pero no vio a algún pokémon curioseando por ahí y Alain seguía muy interesado en el túnel.
— ¿Puedo ir a explorar? — Preguntó inocente.
— Claro que no — Le respondió Alain, la miró de lado como si la regañara con la mirada. — Te vas a perder.
— Caminaré hasta donde me veas — Ofreció tratando de sonar convincente, escuchó el murmullo del entrenador y le vio asentir levemente para volver a lo suyo.
Mairin no perdió más tiempo y camino con cautela por el estrecho pasillo congelado, tratando de ver hasta donde llegaba la vista o si había algo más metido en esa grieta, pero el paisaje se extendía por lo menos dos kilómetros más hasta un descenso. Con eso en mente volvió a donde estaba el muchacho a trote rápido.
— Vamos a estar casi todo el día caminando — Se quejó, acelerando el paso.
— No deberías correr así — Por la mente del chico pasó la idea de que ella resbalara.
En efecto, la nieve hacía resbaloso el suelo y ella tendía a caerse seguido, y ojalá hubiera sido solo eso, una caída típica de la entrenadora.
El suelo gruñó.
Lo hizo de tal manera que el entrenador se levantó del suelo y su mirada se enfocó por completo en ella, quien dejó de caminar quedando a una distancia considerable. Algo parecido a un suspiro salió de entre las capas de suelo y nieve, justo entre ambos hasta que el gruñido se hizo presente y debajo de los pies de Mairin todo colapsó.
Ella vio la figura de Alain desaparecer, como un acto reflejo levantó las manos aferrándose a las paredes, sus manos se resbalaban por el hielo y comenzaba a doler, cerró sus ojos esperando que su cuerpo golpeara contra algo.
Escuchó a Alain gritar su nombre, pero no pudo abrir los ojos.
Un montón de nieve fue descendiendo junto a ella, el golpe llegó segundos después, chocó contra la pared y se dañó la parte baja de la espalda por alguna sobresaliente de nieve. Lo único que pudo pensar fue en tomar su mochila como pudiese y proteger a las pokeball que yacían dentro.
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A la orilla del túnel, botado en el suelo nevado, el entrenador aun extendía su mano hacia el vació, está en shock por no haber podido alcanzar la mano de la entrenadora a pesar de lo que corrió para alcanzarla.
Tuvo que moverse de ahí a fuerza porque desde el techo de la grieta seguía cayendo nieve, que poco a poco estaba cubriendo la entrada del túnel por donde ella había caído. Movió su rostro a ambos lados para despejar su mente y pensar mejor la situación, si se lanzaba por el túnel cabía la posibilidad de que no soportara su peso y abriera otra salida alejándose más de Mairin, o que cayera sobre ella lastimándola.
No actuaría por impulso, tiene que pensar.
— Weavile — Sacó a su pokémon, estaba colocando en orden sus pensamientos y se acordó de que lo había atrapado cerca de aquí — Sé que conoces mejor este lugar que cualquier humano.
Weavile asintió sin rechistar, tan solo una mirada rápida le hacía saber que su entrenador estaba preocupado por la chica, miró como el agujero no se hacía más grande y la nieve se acumulaba en las orillas.
— Debemos encontrarla lo antes posible — Le ordenó. Weavile se acercó al agujero pensando brevemente si debía saltar en busca de la entrenadora hasta que su entrenador le detuvo — Ayúdame.
Weavile repasó el paisaje haciendo memoria, había vivido con anterioridad en esta gruta y si estaba en lo correcto era precisamente la grieta que lo crio antaño. Sin embargo, había una extraña presencia que hacía el lugar diferente, como si no fuese bienvenido en ese lugar, dejó eso de lado y se concentró en lo importante, una ruta para encontrar el lugar donde estaba la entrenadora.
Alain comenzó a correr a través de la grieta siguiendo a Weavile de cerca, si lo que había visto en el pequeño agujero donde Mairin había metido el pie, cabía la posibilidad de que se dividieran en distintos caminos, por el tamaño de este, el pokémon no debía ser más grande que un Chespin o incluso un Weavile recién evolucionado, sin embargo, el segundo túnel que había separado a Mairin de él es demasiado grande como para ser de alguno de eso pokémon, tal vez no era para un pokémon, más parecía una especie de trampa.
El rumbo de sus pensamientos no le estaba calmando.
— Maldita grieta — Murmuró en un intento de calmar sus nervios y su preocupación. Apresuró el paso en cuando descendió por el estrecho pasillo, notando cómo se hacía más y más amplio el lugar.
Weavile le indicaba donde pisar y en donde estaban esos túneles a lo largo de la ruta. Sus sospechas aumentaron pues los túneles siempre estaban en las orillas del camino nevado, entonces, ¿Por qué mierda estaba ese enorme agujero ahí?
Las extrañas ramas que sobresalían desde el suelo solo clavaron la duda en Alain, Weavile por su parte inspeccionaba el lugar con el fin de encontrar el camino para continuar buscando a la entrenadora. Podía escucharse agua corriendo a través de rocas, justo detrás de la pared congelada por donde salían las ramas del árbol, sin ninguna hoja creciendo de ellas, con un color marrón opaco que no había visto antes en un árbol normal, parecía que estaba petrificado y congelado por el paso del tiempo.
El árbol solo le transmitía una extraña sensación de que saliera de esa cueva, como si no debiesen estar aquí. Su atención cambió cuando se fijó en que Weavile avanzaba hacia una pared que se encontraba al lado contrario del árbol, pasó su garra por la superficie y la nieve comenzó a desmoronarse mostrando un pasadizo, como una cueva algo estrecha, Alain le sonrió a su pokémon y continuaron avanzando a paso rápido por el lugar.
— ¿Qué tan grande es este lugar? — Preguntó un poco al aire Alain recibiendo una negativa de Weavile.
Para el pokémon, todo el lugar se sentía diferente, reconocía el árbol dentro y si su memoria no le fallaba los túneles principales siempre estaban del lado contrario al árbol como referencia para los pokémon que habitaban el lugar, después de todo es sumamente extraño que este lado de la gruta sea visitada por humanos.
A Excepción de ahora claro.
Tuvo que detener su carrera, los pelos de todo el cuerpo se le erizaron de pronto, su entrenador se detuvo casi al instante.
— ¿Pasó algo? — Le pregunta confundido, pero el tipo hielo no contesta, permanece inmóvil y algo asustado.
Tal como cuando el hoyo se abrió bajo los pies de la entrenadora, primero un gruñido que salía desde todas partes, ahora se escuchaba más profundo y ronco, luego el suelo se remecía bajo los pies del entrenador y su pokémon, la nieve bailaba con miedo y el hielo seco se resquebrajaba poco a poco.
Tanto Weavile como Alain dieron media vuelta para volver al lugar donde estaba el extraño árbol, pero en cuanto sus pies volvieron a tocar el suelo este se desplomó junto a un suspiro desde las entrañas de la grieta, tragándose al entrenador y a su pokémon sin darles tregua alguna.
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Otro golpe le hizo gritar y abrir los ojos, estaba muy oscuro como para ver cuando quedaba de descenso. Su cuerpo se apegó a la pared fría que poco a poco iba rasgando la chaqueta para la nieve, las curvas del camino por donde resbalaba eran irregulares y constantemente se dañaba las extremidades, pero silenció sus quejidos, y espero a que terminara.
Una de las correas de la mochila se atoró en lo que pudo ver, por la sorpresa de dejar de caer, una raíz gruesa que se hacía más grande entre el hielo.
— ¿Qué es? — Preguntó al aire aferrándose a la mochila, trató de ajustar su mirada con la poca luz que entraba de algún lugar, miró hacia abajo y sus pies colgaban a solo unos metros del suelo.
Suspiró para darse el valor suficiente, levantó una de sus manos hacia la rama o raíz, y a duras penas desenganchó la correa, ahora sólo con una mano sosteniendo su cuerpo dejó caer la mochila y se soltó.
Si no fuese porque estaba acostumbrada a las caídas, tal vez hubiese sido más doloroso, se resintió una pierna por el aterrizaje.
Se dio el lujo de admirar el paisaje congelado, y orientarse un poco. ¿Cuánto había caído? ¿En qué parte de la gruta estaba? ¿Qué tan alejada estaba de la salida? Acercó su mochila y se aseguró de que sus pokeballs y sus cuadernos estuviesen bien, algo húmedos por la nieve pero estaba bien.
— Menos mal — Lanzó un sonoro suspiro de alivio.
Cerca de ella, pudo oír pasos sobre la nieve, gruñidos de algún pokémon que vivía cerca seguro. Trago saliva, todos los pokémon del área eran tipo hielo y tanto Chespie como Bebé estaban en clara desventaja por su tipo hierba y no contaban con ningún ataque eficaz. Ahora maldecía no haber atrapado algún compañero más para solventar eso, ahora mismo le serviría cierto pokémon problemático que había conocido en los laboratorios Lysandre.
No tuvo opción, dejó salir a Chespie para defenderse lo suficiente como para encontrar una salida de ahí.
— Estaremos bien Chespie — Le indicó.
Mairin aún permanecía en el suelo, su pierna derecha palpitaba resentida por el mal aterrizaje y su espalda dolía por el golpe de hace rato. Su compañera mientras tanto mantenía su mirada en sus alrededores, podía sentir la presencia de los otros pokémon, estaban ahí esperando cualquier paso en falso de ellas.
— Trataremos de no buscar pelea — Susurro Mairin acomodando su mochila en su espalda.
Se puso de pie e ignoró el pequeño dolor en su tobillo, su atención estaba en los pokémon salvajes del lugar que había invadido. Dio una vista rápida notando que varios túneles a lo largo de las paredes similares por donde ella había caído. Pero en uno de los muros, el hielo y la nieve no se acumulaban, sino un pequeño lago que se alimentaba de chorros de agua, los cuales descendían entre las enormes rocas que lo adornaban. Además del grueso tronco de árbol que se extendía por el techo rocoso y medio congelado, y una de las ramas se posicionaba junto sobre su cabeza.
No pudo ver las hojas del árbol, solo ramas y raíces gruesas y alargadas que marcaban su territorio.
— Es el árbol más extraño que eh visto — Mairin comenzó a caminar seguida muy cerca de Chespie.
De entre todos los túneles que se encontraban ahí, eligieron lo que era más cercano a una cueva dentro de la grieta, a paso lento avanzaron, mirando esporádicamente hacia atrás ya que por alguna razón la forma de ese árbol y la energía que emitían atraían la atención de la entrenadora.
Un extraño rugido vino desde algún lado de la cueva, ni Mairin ni Chespie pudieron saber desde donde con exactitud pero ambos se agacharon y se cubrieron los oídos por el sonoro ruido, chocaba entre las paredes congeladas, dejándolos algo desorientados.
Fueron solo unos segundos pero se sintieron como minutos largos para ambos.
Lo primero que hizo Mairin después de quitar sus manos de sus oídos fue colocar una de ellas sobre la cabeza de su compañera, para calmarla y asegurarse de que estaba bien.
— Hey, sigamos caminando — Le sonríe a lo que Chespie asiente.
Aunque la tranquilidad que lograron no dura ni dos segundos, a una velocidad asombrosa y con tanto miedo como enojo se acercaban un gran grupo de Sneasel que habían salido de los pequeños túneles que estaban en la pared.
Mairin no alcanzó a voltear puesto que Chespie lanzó un Pin Misil para cambiar su trayectoria, cosa que no resultó del todo, quitó de en medio a algunos dejándolos debilitados pero el grupo era muy grande para un solo pokémon, así que su entrenadora, percatándose del peligro toma a su pokémon en brazos y comienza a correr dentro de la cueva lo más rápido que puede y tratando de no caer.
Un Rayo Hielo logra llegar demasiada cerca de su posición, y los gruñidos del grupo de pokémon asustados se oyen más cerca de ambas.
— Chespie, trata de lanzar otro Pin Misil — Le dice ella, Chespie acata la orden apuntando hacia la primera fila de Sneasel, pero el resultado es el mismo.
O peor, los ataques se concentran en la entrenadora.
— ¡Non, non! — Niega ella nerviosa por no saberse explicar. — ¡Apunta al techo, para que caiga nieve sobre ellos!
Chespie asiente y esta vez apunta hacia el techo de la cueva por donde corren, gracias a la carrera por el suelo irregular no puede dar en un punto específico para que caiga la mayor parte de nieve sobre los pokémon enojados así que lo deja a la suerte. El Pin Misil da en el techo, liberando una importante capa de nieve y rocas congeladas que disipan a los Sneasel enfurecidos.
Mairin tras ver eso resbala en la nieve y vuelve a caer sobre su retaguardia, se arrastran un par de metros y pueden ver como poco a poco la nieve deja de caer del techo.
— ¡Bien hecho Chespie! — Le felicita la entrenadora abrazando a su compañera. — ¡Definitivamente eres la Chespin más fuerte de todas!
La tipo hierva corresponde el abrazo bastante aliviada por haber escapado de esa, si se enfrentaran a una batalla de uno contra todos esos, no saldrían ilesas del encuentro y ambas saben eso.
Si tan solo se hubieran ido de ese lugar de inmediato.
Entre la nieve que había caído se asomaron unas cuantas cabezas de Sneasel enfadados, ya no temerosos por el rugido de antes, genuinamente estaba furiosos con la entrenadora y su pokémon por el ataque de hace unos segundos. Chespie tragó saliva, Mairin se mordió el labio inferior como intento de que no se le saliera alguna mala palabra, pero no funcionó.
— Mierda... — Susurró levantándose del suelo con cuidado.
Chespie bajó de los brazos de la entrenadora y trato de conversar con los pokémon, movió sus patas para aclarar la situación hasta que un Rayo Hielo fue lanzado delante de la pobre.
— ¡Tóxico! — Ordenó Mairin sin esperar nada más, si debía luchar con desventaja trataría de igualar la balanza.
La distancia que había entre ellas y los pokémon tipo hielo fue cubierta por una tóxica nube de veneno lo suficientemente gruesa como para que ellas tomaran más distancia de la batalla.
— No habrá enfrentamiento directo — Le dijo Mairin a Chespie, ambas corriendo por la cueva, doblaron por una esquina y la entrenadora logró esquivar una caída por el suelo helado. — No quiero que te hagas daño.
Chespie asintió, miro hacia atrás y logró ver a cuatro Sneasel que las perseguían bastante cansadas y enojadas, le avisó a Mairin con un gruñido de alerta, la entrenadora volvió a maldecir por lo bajo y trató de apresurar el paso. Giraron nuevamente, pero esta vez Mairin no evitó deslizarse por el camino que iba en descenso.
— ¡Chespie! — Gritó Mairin y extendió su mano mientras se deslizaba a mayor velocidad — ¡Ven, usa Látigo Cepa!
Y así lo hizo, se aferró a la muñeca de su entrenadora con el ataque, esquivando por poco un Arañazo por parte de uno de los Sneasel. Chespie es atrapado por los brazos de Mairin estando a salvo de los pokémon salvajes por unos minutos.
— Por poco — Susurra con alivio Mairin, enfoca su vista al frente y nota la enorme pared con la que está por estrellarse. — ¡W-Woah!
Ella cierra los ojos y abraza a Chespie con todas sus fuerzas, logrando que la pokémon no pueda ver nada de lo que pasa y se aferre a su entrenadora intuyendo lo peor por el grito. Pero el golpe contra la pared congelada nunca llega, en su lugar una capa de nieve fina cubre a ambas y caen nuevamente, esta vez sobre un montón de hojas secas, ramas finas y un poco de fruta.
Mairin se queda en silencio unos segundos, deja a Chespie respirar y esta mira a su alrededor asustada, gruñe en alerta a sus alrededores, pero no ve a ningún pokémon cerca, ni a los Sneasel furiosos de antes o a algún pokémon molesto que quiera atacarlas, más el suspiro de resignación de su entrenadora llama su atención.
— Estoy cansada de esta grieta — Gruñe ella haciendo una mueca. — Quiero encontrar a Alain e irnos de aquí.
Chespie rueda los ojos, aunque está aliviada de cierta forma pues su alegre amiga sigue siendo de esa forma. Otro montón de nieve de desliza sobre sus cabezas y desde la entrada al curioso lugar aparecen los cuatro Sneasel de antes frunciendo sus ceños y con muchas ganas de una batalla pokémon contra ellas.
— ¡Ya déjenos en paz! — Grita Mairin bastante harta de la situación, logrando que los Sneasel la miren extraño. — No les hicimos nada ¡No quiero luchar!
El gruñido de uno de los Sneasel hacia la entrenadora, como si le reclamara algo, provocó que Chespie se pusiera en guardia, los otros pokémon apoyaron al primero y volvieron a sus poses de batalla. La tipo hierba se preparó para la batalla, Mairin le imitó dispuesta a buscar alguna ruta de escape de la situación, es obvio que su poca experiencia en combate y la debilidad de su pokémon al tipo hielo no le dejará las cosas fáciles, menos aún contra cuatro cabreados Sneasel en una zona de hielo.
— Usaremos ataque de larga distancia, Chespie — Le comentó retrocediendo algunos pasos junto con su pokémon. — ¡Pin Misil y retrocede!
El ataque salió desde la cabeza de Chespie dando de lleno hacia el Sneasel que se encontraba en frente, por los costados avanzaron dos Sneasel con sus garras afiladas, la tipo hierba retrocedió lo más que pudo preparándose para recibir el ataque.
— ¡Chespie date la vuelta! — Ordenó Mairin, cosa que hizo segundos antes de que los arañazos le golpearan.
Recibió el daño pero este no fue tan potente como se lo esperó, los dos Sneasel retrocedieron confundidos por lo que habían presenciado, la mirada de Chespie fue directo a su entrenadora donde encontró una pequeña sonrisa, muy diferente a la que siempre traía consigo. ¿Que era? ¿De dónde venía esa alegría?
— ¡Tóxico! — Continuó la entrenadora sin esperar a que el tercer Sneasel se dispusiera a atacar.
Nuevamente, la toxina morada se esparció en el área y rodeó a los dos Sneasel quienes no lograron cubrirse sus rostros y evitar el envenenamiento. Los tipo hielo optaron por huir del combate ya muy lastimados como para hacerle frente a Chespie y su defensa, Mairin celebró empuñando una de sus manos y enfocó su mirada en los otros dos Sneasel que quedaban aun con ganas de luchar.
— ¿Cómo vas Chespie?
La tipo hierba asintió, aún estaba algo sorprendida por la sonrisa de la entrenadora sin embargo se concentró en la batalla que les quedaba por delante. Así que encaró a los dos Sneasel que quedaban aun en pie, adoptando la postura de batalla, lista para acatar la siguiente orden de Mairin.
Sneasel gruñó, seguido del otro, las garras de uno se iluminaron y del otro un Rayo Hielo se formaba amenazando la distancia que habían logrado juntar Chespie y Mairin con el anterior combate.
— ¡Otra ves, Pin Mis...!
El potente rugido que provino de algún lado de la grieta opacó la voz de Mairin, todos los presentes se cubrieron los oídos con el fin de aminorar el sonido, parte de la nieve que se alojaba en las paredes y el techo se removieron, casi podían sentir como todo se movía casi como un temblor. Duró tan solo unos segundos, pero espantó a los Sneasel de la batalla dejando a ambas solas en el lugar.
— ¿Fue ese Charizard? — Preguntó Mairin a su compañera de viaje, con un tono de alegría y sorpresa. — ¿Sera que...? ¡Están cerca Chespie!
Chespie se alegró de igual forma, saltando a los brazos de Mairin contagiada por su felicidad, con la batalla terminada y ellas libres de ser perseguidas por los pokémon salvajes del lugar ahora podían concentrarse en encontrar a Alain y salir de esa gruta, con esto en mente, entrenadora y pokémon se pusieron en marcha para salir del hueco donde se habían metido. Ella tomó un par de bayas que encontró cerca, parecían en buen estado y presentía que le servirían más adelante, sobre todo porque aún estaba perdida en ese laberinto de nieve y quien sabe con cuantos pokémon más se encontraría.
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Antes de que se diera cuenta, todo su equipo pokémon estaba fuera de sus pokeball, habían derrotado a varios pokémon salvajes de alto nivel que se habían asustado con la caía de él y su Weavile y les querían atacar. No alcanzó a darles la orden de salir, pues apenas sintieron la caída y las presencias de esos pokémon se auto-liberaron para defender a su entrenador, como si de guarda espaldas se tratase.
— Con que salieran dos de ustedes bastaba — Les dijo entre broma y regaño a lo que sus pokémon no le tomaron mucha importancia.
Weavile se encargó de bajarle la hinchazón de la pierna, por la caída casi en picada que les había tocado, Alain había sufrido un esguince en una de sus piernas lo que no le permitía moverse mucho. Por suerte, la gran cantidad de nieve alrededor ayudaba a que no sintiera tanto dolor por su lesión. Charizard se había quedado al margen de la batalla dejando que el resto se encargaran, estaba como apoyo para la espalda para Alain y le daba calor para que él no se congelase por el clima.
Tanto Tyranitar como Metagross habían demandado encargarse de los pokémon salvajes más grandes, dejando de lado a Bisharp que poco y nada pudo opinar frente a ambos enormes pokémon, luego estaba Unfezant, que no perdió su tiempo pidiendo batalla, pues no le convenía y de todas formas hoy no se encontraba de humor por el clima frio, él es del tipo que le gusta luchar sólo si es necesario y, con tremendas moles en batalla, ¿Para qué se iba a molestar?
En el improvisado campo de batalla, frente a Tyranitar se encontraba un Beartic, el ultimo contendiente de la horda de pokémon que los había atacado hasta hace solo unos minutos. Dañado de igual forma que el tipo Roca/Siniestro por las batallas consecutivas que habían enfrentado, le apuntó con una de sus garras, provocándole, a lo que Tyranitar, por supuesto, accedió dando un paso hacia adelante, a mitad del encuentro se habían dado unos momentos para respirar y mostrar sus respetos frente a su oponente.
Alain se levantó del suelo con ayuda de Charizard y el regaño de Weavile.
— Pronto atacará — Dijo al aire. Afirmó el peso de su cuerpo en Charizard. — Tyranitar, prepárate.
Un potente chorro de agua salió desde el hocico del Beartic, se trataba del ataque Salmuera, pero este era mucho más fuerte que antes, como si se duplicara su poder. Alain ordeno a Tyranitar usar Pulso Umbrío para contra arrestar el ataque, tratando de cambiar su dirección y esquivarlo, provocando una colisión a mitad del campo de combate, bloqueando la vista de ambos oponentes.
— Prepárate con triturar — Le ordenó Alain, antes había usado el polvo de los combates consecutivos para atacar, y esperaba que esta vez se repitiera.
Después de todo Beartic es un pokémon salvaje, no hay entrenador que lo guíe ahora, contaba con que fuese un hábito al combatir.
Una de las poderosas garras del tipo hielo apartaron el humo de su camino, con Garra Umbría haciendo efecto en ella se dispuso a atacar al rostro de Tyranitar.
— ¡Atrápalo con Triturar! — La orden llegó justo a tiempo, los dientes de Tyranitar atraparon la garra del Beartic deteniendo el ataque sin que este pudiera hacerle daño.
Comenzó un forcejeo entre ambos pokémon, Beartic trataba desesperadamente quitar su brazo de la boca del otro pokémon, pero las mandíbulas de Tyranitar no pretendían soltarlo aún, se clavaban sus colmillos en la piel y el pelaje del tipo hielo y lo tironeaba para desestabilizarlo.
Beartic abrió su hocico, aprovechando la cercanía con Tyranitar, lo que pacería un mordisco se transformó pronto en Rayo hielo, congelando así parte de la cabeza del tipo Roca/Siniestro. Y como consecuencia suelta su brazo y retrocede dando zancadas tratando de sacarse el hielo de la cabeza.
— Tyranitar, ¡Hey, cálmate! — Alain no puede moverse mucho por su pierna, solo puede gritarle a su pokémon. — ¡Escúchame!
Tyranitar gruñe con fuerza, moviendo la cabeza de un lado a otro, sus garras rasguñan el hielo hasta que este se quiebra de a poco. La mirada ensombrecida del Pokémon se posa sobre Beartic, quien le gruñe de vuelta y lanza nuevamente Salmuera, el agua salada seguía siendo más potente que antes.
— ¡Roca Afilada como defensa! — Ordena Alain como intento de quitar de en medio el ataque.
Tyranitar escucha y lanza el ataque que bloquea el Salmuera partiéndolo a la mitad sin que este logre, otra vez, dar en su objetivo, el ataque de tipo roca tampoco alcanza al pokémon oso. Sin embargo, este no espera a que el ataque termine de hacer efecto, lo rodea rápidamente, lanzando con una de sus garras un poco del salmuera que cae sobre Tyranitar y lo desconcentra.
Demolición hace lo suyo, Beartic ataca con uno de sus brazos sobre la cabeza de Tyranitar rompiendo el hielo y llevándolo al suelo. El tipo roca lanza un grito ahogado por el golpe, Alain no contaba con que Beartic supiese un ataque de tipo lucha, ahora el daño que había recibido su pokémon era demasiado.
El entrenador quiso dar un paso, por un momento se había olvidado de su pierna malherida, pero Charizard lo sostuvo para que no cayera.
— ¡Tyranitar! — Le grita, su pokémon está en el suelo y apenas puede levantarse. — ¡Pulso Umbrío, aléjalo de ti como sea!
Gracias al ataque que rosó una de las piernas del tipo hielo, Beartic se alejó considerablemente de él. Tyranitar movió su cabeza, aun aturdido y con la mirada borrosa, a duras penas distinguía el paisaje del pokémon salvaje, sentía como palpitaba el golpe que había recibido. Beartic gruñó, lo hizo tan fuerte que del techo cayeron fragmentos de hielo sobre el campo de combate.
— Si recibe otro Demolición... — Susurró Alain preocupado, por el movimiento brusco de antes, el dolor de su pierna había vuelto a fastidiarlo y no podía concentrarse.
Beartic no espero a que Tyranitar se levantara del todo, y por lo efectivo que había sido el ataque antes, ahora una de sus garras vuelve a iluminarse preparando el ataque Demolición.
— ¡Roca Afilada! — Ordena Alain en un intento por ganar más tiempo para pensar.
Pero Beartic no detiene su carrera y salta sobre lar rocas que van surgiendo del suelo con dificultad hasta dar un último impulso sobre una de las rocas, logrando llegar hasta Tyranitar quien aún no puede moverse como quisiera por el daño, Beartic comienza a descender sobre el tipo roca y el demolición amenaza con noquearlo en cuanto le dé sobre la cabeza.
— ¡Atrápalo con Triturar! — Gritó él con la inminente derrota que se aproximaba.
Tyranitar logró desviar el ataque recibiendo menor daño sobre su mentón, entre sus dientes potenciados por el ataque mantuvo prisionero la palma de Beartic impidiendo que lograra golpearlo del todo, hizo más fuerte la mordida como venganza por el golpe en la cabeza de antes.
— Lánzalo al suelo — Alain logra ordenar sus ideas como quien escribe esto, en cuanto ve que su pokémon comienza a ejecutar la orden vuelve a decirle con voz firme — ¡Y Agua Cola!
El forcejeo entre Beartic y Tyranitar es menor que el de antes, con la orden que le dio Alain logra entender su línea de pensamiento, con ayuda de toda la fuerza que le queda, la ira por el dolor de su cabeza y el peso de su cuerpo logra hacer caer a Beartic, a media caída lo suelta dando una vuelta e impactando al pokémon con la cola cubierta de un torrente de agua que hunde en la nieve al tipo hielo, quien se golpea en la cabeza.
Tyranitar se aleja con dificultad del pokémon salvaje esperando cualquier movimiento listo para contra atacar. Más Beartic no se mueve, su cuerpo se mantiene en el suelo inmóvil, después de pasados unos minutos notan que está desmayado.
Para cuando la lesión de Alain se alivió no había pokémon que pudiese hacerle frente a su equipo o que quisiera enfrentarlos en batalla, Beartic se había marchado admitiendo su derrota, ahora sólo quedaba los agradecimientos.
— Gracias por eso chicos — Les agradeció Alain recibiendo un de nada por parte de ellos. — Pero deberían volver a las pokeball para descansar.
Con esa orden disfrazada de sugerencia regresó a casi todo el equipo excepto a Weavile, guardó sus pokeball en el banano y se acomodó la venda y el pantalón en la pierna lastimada.
— Esto nos hará ir más lento — Hizo presión sobre su pierna lastimaba para calcular más o menos cuanto podía afirmarse de ella, no había mucho daño en el área y se comprometía a no correr como antes. — Pero tal vez así no caigamos tan rápido en algún hoyo como antes
Observó de manera rápida el espacio donde había caído y pudo notar el tronco del árbol que antes había visto sólo sus ramas resecas. Percatándose de que en verdad era mucho más grande de lo que se esperaba, cruzó por su mente que ese tronco atravesaba toda la Grieta Weavile. Su pokémon llegó a su lado y le indicó el túnel por donde debían continuar, el camino se notaba recto hasta donde la luz les dejaba observar.
Ahora mismo, Alain desearía tener un mapa para orientarse mejor, estaban caminando casi a ciegas, aunque Weavile conociera el lugar, se notaba en sus acciones que el sitio no era como lo recordaba. Avanzaron por el túnel quedándose con menos luz que antes, en esta parte de la enorme grieta ya no era solo hielo seco, se podía ver la roca de las paredes y poco o nada de nieve a los costados.
Afirmó su mano en la pared para afirmarse y no forzar a su pierna de más, ya tenía con la tontería que había hecho antes en la batalla de Tyranitar contra Beartic, muy de cerca le seguía Weavile, tan solo unos pasos por delante asegurando la zona y verificando la ruta.
Para sorpresa del entrenador, no escuchaba sonido alguno de pokémon alrededor como cuchicheo o gruñidos, antes si los oía, entre las paredes, saliendo de los pequeños túneles que había en las orillas, pero en esta zona en concreto parecía que no habitaban pokémon. Incluso el suelo se notaba que no era transitado por ningún alma, sin embargo, en lo alto de la roca que servía de pared si había marcas, unas extrañas como rasguños y golpes. Esto solo confirmaba que aquí habitaba un pokémon muy grande o poderoso que mantenía esta área desalojada, y tal vez tendrían relación con esos enormes agujeros que se lo tragaron a él y a Mairin.
— Espero que ella no se lo haya encontrado — Susurra para sí mismo, Weavile se gira a verlo y le gruñe como apoyo, a lo que él le sonríe — Sé que está bien.
"Ella es fuerte" Piensa concentrándose en encontrarla pronto.
Weavile asiente y continua asegurando el camino, el túnel deja de ser tan cerrado y se muestra una extensa área en la cual se puede apreciar lo que parecen ser las raíces del gran árbol que han visto en algunas zonas de la grieta. Frente a ellos hay una pendiente pequeña, le sigue un campo de rocas y tierra húmeda por las gotas de agua que caen del techo, cerca de las raíces que sobresalen de la tierra hay un lago de aguas claras que se nutre de una pequeña cascada que sale entre las rocas de una de las orillas de la pared.
— Parece ser el ultimo lugar de esta grieta — Murmura inspeccionando todo rápido, fija su mirada en Weavile quien no le ha dicho nada. — ¿Estás bien?
La pregunta surge al notar como el pelaje de su pokémon se encuentra erizado por completo, y el siseo que suena a amenaza se hace agudo mientras que las garras de Weavile se entierran en la tierra como advertencia. La mirada de su pokémon se encuentra fija en el lago, Alain vuelve a mirar en esa dirección y nota que sobre la superficie del agua, flotando... No más bien está levitando sobre ella, una figura con una potente presencia, esta con los ojos cerrados y parece que aún no se percata de su presencia.
Weavile no puede moverse, Alain tampoco, sus piernas no le responden y siente un enorme peso sobre su cuerpo que le hace difícil mantenerse en pie.
Los ojos de aquel ser se abren, están en blanco y son brillantes, se fijan en el entrenador y su pokémon, su figura desaparece de la vista de ellos. Pero su presencia se mantiene en el lugar, una perturbación en el agua le indica a Alain que esa criatura aun está ahí, es cuando logra verla en frente de ellos, nota que sus ojos no son blancos, solo están brillando por algún poder psíquico, es cuando nota que no es cualquier criatura, es un pokémon y uno del que se tiene muy poca información.
— Mewtwo — Susurra tragando saliva y enfocando la vista en la brillante mirada amenazadora que posee ese pokémon.
— ¿Quién eres? — No escucha eso, lo siente en su cabeza, una sensación muy extraña se apodera de Alain, la voz de ese pokémon suena muy femenina — ¿Por qué estás aquí, como sabes mi nombre?
— Estoy buscando a alguien — El entrenador vuelve a tragar saliva.
Mewtwo fija su mirada en su persona, lo inspecciona con sumo cuidado. Aumenta la distancia al notar que no le está mintiendo, pero no baja su guardia, no lo hará con ningún humano.
— ¿A quién? — Le pregunta ladeando la cabeza. — ¿Es alguien... Importante?
— Lo es — Le responde sin titubear, da un paso hacia adelante y le da la señal a Weavile de que se mantenga en la entrada.
— Te creo — Suena sincero — Pero hay algo extraño en ti, muchacho.
— No estoy buscando pelea — Alain eleva sus manos y vuelve a dar otro paso hacia el frente. — Solo quiero encontrar a mi amiga y salir de esta grieta.
— Lastima — Suena como un lamento, hasta que ella abre los ojos de manera bastante anormal, con esto el brillo de ellos hace desaparecer las pupilas — Yo sí.
Alain da un salto hacia atrás resintiéndose un poco la pierna herida, Weavile se prepara para atacar pero es frenado por su entrenador, este decide sacar a uno de los que están guardados, por los movimientos y el aura de amenaza que desprende Mewtwo sabe que será una batalla difícil, lanza su pokeball y Bisharp sale para luchar.
— Necesito que me guíes por la grieta Weavile, déjale esto a Bisharp — Le aclara Alain, sonriéndole por breves segundos, luego fija su mirada en el frente, Mewtwo no espera a que ordene un ataque y prepara lo que Alain asume es una Aura Esfera— ¡Bisharp, Onda Certera!
Una bola luminosa es arrojada por parte de Bisharp, chocando contra el Aura Esfera de Mewtwo explotando a mitad de camino.
— Rodea y lanza Onda Trueno — Ordena Alain.
Mewtwo intercepta a Bisharp antes de que este pueda rodear por completo el humo de la explosión y lanzar el ataque. De un manotazo lo aparta arrastrando su cuerpo con Psíquico por la tierra húmeda.
— ¡Bisharp! — Alain corre hacia su pokémon caído. — ¿Estás bien?
El pokémon Siniestro se levanta del suelo adolorido, pero aun quiere luchar, Alain busca con la mirada al tipo Psíquico, quien les observa como si esperara algo.
— Eres un usuario de Mega Evolución ¿No? — Escucha la voz de Mewtwo en su cabeza otra vez — ¡Muéstrame tu poder!
De un momento a otro Mewtwo desaparece de la vista del pokémon y aparece frente a ellos con ayuda de la tele-transportación, usando psíquico levanta a Bisharp del suelo y lo vuelve a arrojar con fuerza.
— ¡No! ¡Ya no lo soy! — Le grita Alain con todas sus fuerzas corriendo hacia Bisharp. Mewtwo deja al pokémon tipo siniestro en el suelo y se fija en el entrenador exigiendo una explicación. — No tengo ni una Key Stone ni una Mega Piedra, ya no.
Mewtwo ladeó la cabeza y dejó de levitar para que sus pies tocaran el suelo, incluso el brillo de sus ojos fue desapareciendo más no del todo.
— ¿Estas mintiendo?
— No saco nada con mentir — El entrenador se arrodilla al lado de Bisharp y lo regresa a su pokeball, no sin antes susurrarle un 'lo siento' — Sí pudiera te había enfrentado con una mega, pero no poseo ese poder.
— Pero, lo tenías...
— Sí, así era — Le corta, se mantiene arrodillado en el suelo y levanta la mirada. — Pero ahora obtendré ese poder por mis propios medios.
La cabeza de la Mewtwo se giró hacia el gran árbol que yace entre los muros de roca congelado, parece que medita algo y por un momento Alain puede notar que su mirada se suaviza, pero un extraño pitido -el cual apenas oye el entrenador por la distancia- provoca que los ojos de la tipo Psíquico se vuelvan a iluminar y levite sobre el suelo, llevando su atención al entrenador.
— Muéstrame — Su voz se vuelve mucho más dura que la de antes — al pokémon que puede Mega Evolucionar.
Es entonces que Alain volvió a sentirlo, la potente e intimidante presencia de ese pokémon le provocó escalofríos en todo el cuerpo, los cuales sólo le hacían recordar aquella sensación de inferioridad de hace tanto tiempo atrás, que solo le había llevado a apartarse de todo y todos. La desagradable sensación de una inminente derrota lo invadió en cosa de segundos, tan desagradable, tan cercana, tan...
— ¡Hazlo!
El grito solo le hizo cerrar los ojos y morderse el labio viéndose a sí mismo invadido por algo parecido al miedo. Él no podía ganarle a ese pokémon, no en este estado de pánico y sin una mega piedra. ¿Qué podía hacer? Necesitaba... Tiempo, para pensar, para aclarar su mente, para encontrar una manera de...
— ¡Charizard! — Llamó a su pokémon más fuerte y a su mejor amigo, se puso de pie a duras penas teniendo delante de él a aquel enorme tipo fuego. — ¿Estás listo amigo mío?
Charizard abrió sus fauces de tal manera que el rugido lanzado salió desde el fondo de su garganta con tanta intensidad que hasta el agua del pequeño lago se sacudió por la potencia del sonido. Una clara declaración de guerra frente a Mewtwo, quien en este momento ante los ojos de Charizard no era nada más ni nada menos que el pokémon que había revivido uno de los más grandes temores de su entrenador.
Y eso es algo que Charizard no perdonaría, nunca más daría cabida a algo parecido a lo que sucedió con Lysandre.
Mewtwo se alejó notando la hostil presencia del tipo fuego, fijándose que este no poseía ningún artefacto que le permitiera pasar a la Mega Evolución, confirmando así lo dicho por el humano momentos atrás, más no detectaba debilidad en ese pokémon, desde su postura dispuesto a atacar directo a su cuello, su mirada desafiante ante el aura de poder que sabe que posee, el rugido de antes como declaración de guerra y su presencia, haciendo notar la experiencia frente a oponentes poderosos tal vez del mismo calibre que ella misma.
— ¡Lanzallamas! — Ordenó Alain, olvidándose del dolor de su pierna, de los escalofríos y concentrándose en su oponente.
Las flamas del tipo fuego/volador alejaron aún más a Mewtwo, logrando hacerse un terreno libre como para ver venir un ataque a larga distancia. Mewtwo esquiva el ataque y concentra en sus manos energía para enviarle un Aura Esfera.
— ¡Desvíalo con Ala de acero!
El Aura esfera fue desviada con bastante facilidad, aunque ese ataque no había sido tan fuerte como los anteriores, Charizard se alzó en vuelo dirigiéndose hacia Mewtwo bajo las ordenes de Alain, era momento de un combate cercano. Pero, mientras se acercaba la tipo psíquico preparaba otra Aura esfera como bienvenida.
— ¡Lanzallamas! — Advirtió.
El Aura esfera se vio enfrentado contra las potentes llamas, quienes empujaron la esfera de energía para que regresara formando sólo una explosión, cortando la vista de ambos bandos en la pelea. Charizard no se detuvo, atravesó de lleno la nube de polvo encontrándose con Mewtwo cara a cara. Abrió sus fauces como antes para soltar un lanzallamas a quema ropa pero un repentino golpe lo mandó directo al suelo.
Alain tuvo que correr alrededor del polvo que poco a poco se disipaba, encontrándose con Charizard en el suelo resintiéndose por el potente golpe.
Mewtwo miró al entrenador, a pesar de su inexpresivo rostro su mirada lo retaba a mostrar más.
— Muéstrame tu poder.
— ¡Garra dragón a su estómago!
Charizard abre los ojos a la vez que sus garras tomaron forma, y sin dudarlo ataca a Mewtwo con una de sus garras con la suficiente fuerza, provocando que se arrastre por el suelo.
— ¡Puño trueno, pronto!
El pokémon no pierde tiempo ni espera a que la otra se levante, se alza en vuelo preparando el ataque y devolverle el golpe de antes, Mewtwo usa protección, bloqueando el Puño Trueno de Charizard y empujándolo un par de metros lejos, deshizo la barrera y observó tanto a entrenador como pokémon, esbozando una pequeña sonrisa.
— Muy bien.
Y al instante en que dijo aquello usó Psíquico, levantó con su poder mental el enorme cuerpo del tipo fuego/volador arrojándolo contra la pared de rocas, al segundo ella misma se acerca peligrosamente preparando un Mega Puño antes de que se disipara el polvo, dando de lleno en el estómago de Charizard.
— ¡Sostenlo y usa Puño trueno, antes de que se aleje! — Ordenó Alain a lo que Charizard sostuvo el brazo de Mewtwo con una de sus garras, mientras que la otra fue cubierta por electricidad apuntando al rostro de la tipo psíquico, la cual esquivo por meros milímetros y el ataque le dio en el cuello.
La fuerza del puño trueno y el lugar donde fue golpeada la obligaron a girar sobre sí misma soltándose así del agarre, no sin salir bastante lastimada y con los músculos entumidos.
— Paralizada ¿eh? — Pensó para sí, se miró el brazo notando varios rasguños profundos. Lo nota, tanto ese Charizard como ese muchacho son fuertes.
— ¡Ala de acero! — Grita Alain, Charizard se alza en vuelo hacia Mewtwo quien no puede moverse por la parálisis.
Las afiladas alas de Charizard golpean con furia el costado de Mewtwo que poco puede hacer por la parálisis, cayendo de rodillas, voltea para encontrar al tipo fuego/volador dando media vuelta para volver a ejecutar el ataque.
— Vamos de nuevo Charizard ¡Ala de acero! — Señala Alain y su pokémon aumenta la velocidad.
— Suficiente — Sentencia Mewtwo, y en cuanto Charizard está a solo metros de ella usa protección lo que bloquea el segundo ala de acero, dándole suficiente tiempo para volver a tener movilidad en su cuerpo.
Charizard se resiente del golpe y mueve la cabeza con desgana, enfoca su mirada en Mewtwo quien permanece dentro de una esfera traslucida. Se levanta del suelo con cuidado, deshaciendo la protección con su brazo sano, Alain se acerca a Charizard y este se pone en guardia esperando algún ataque de parte de ella.
Pero no llega.
El ambiente se calma pero no deja de ser extraño, Mewtwo levanta el brazo herido antes por las garras de Charizard, mostrándole al entrenador que se asomaba un par de cables que soltaban chispas. Alain quiere preguntar pero la tipo psíquico le detiene con la mirada, apuntando con cuidado hacia su cuello, del cual se asoma la punta de algo metálico, no más grande que la cabeza de un alfiler pero que contrasta con la pálida piel de la pokémon.
— Pelea conmigo — Emite Mewtwo, confundiendo al entrenador, los ojos de ella vuelven a iluminarse, se eleva del suelo por la fuerza psíquica y se lanza al ataque con un Mega Puño.
— ¡Detenla con Garra Dragón! — Alain apunta con su brazo a la vez que Charizard se alza en vuelo con sus garras dispuestas a contra arrestar el ataque.
Ambos, a mitad de camino chocan, el Mega puño de Mewtwo se ve frenado por la garra dragón de Charizard, su otro brazo de igual manera está atrapado por las garras del tipo fuego. A pesar del tamaño de la tipo psíquico, soporta muy bien la fuerza del otro pokémon, forcejean, ceden centímetros y luchan por recuperarlos a toda costa. Charizard gruñe arrastrando a Mewtwo por el suelo pero ella le detiene, sus ojos están muy iluminados, nuevamente no se ve la pupila.
Es extraño, la batalla en sí es extraña, Alain lo percibe a pesar de que el dolor de su pierna está volviendo por las carreras que se está mandando por el terreno irregular.
— ¡Pelea — Gruñe Mewtwo. — muéstrame tu fuerza!
Dobla uno de los brazos de Charizard liberándose lo suficiente como para enviarle un Aura Esfera directo al hombro. Él se resiente, gruñe y retrocede un paso, lanzando un rugido en dirección a la tipo psíquico, ella deja caer el brazo libre a un costado por la herida de antes, la parálisis que le entume los músculos, sintiendo el cansancio de la batalla.
— ¡Lanzallamas! — Indica el entrenador.
Las fauces de Charizard se abren liberando unas potentes llamas que dan directo en el rostro del pokémon, ahoga un grito y cae de rodillas siendo sostenida por el brazo que permanece en las garras del tipo fuego.
Ella levanta la cabeza y su mirada se posa en Charizard, el brillo de antes se ha desvanecido, ella apunta hacia su cuello, justo en donde está ese botón de metal.
— Termina ésto — Su mirada se mantiene en Charizard pero el pensamiento va hacia Alain. — O me levantaré a patearte el trasero.
— Garra dragón.
Las poderosas garras de Charizard destrozan el botón de metal quien dé a pedazos cae desde la nuca de Mewtwo hasta el suelo rocoso. Los cables del brazo herido dejan de emitir electricidad a su cuerpo y ella deja escapar un suspiro de alivio.
— Ya terminó...
— ¿Qué fue todo eso? — Le pregunta finalmente Alain acercándose a Charizard quien aún no suelta el brazo de ella.
Mewtwo se libera del agarre de Charizard resguardándose con protección, ignorando la pregunta del muchacho. Ella mira su brazo y arranca los cables desde el interior, de paso rompiendo una pulsera fina que se situaba en ese mismo brazo, hasta ese momento ninguno de los presentes había notado el aparado, se mezclaba con su piel muy bien como para verlo en medio de la batalla. La tipo psíquico levanta la mirada en dirección a Weavile quien viene corriendo hacia su entrenador preocupado por el estado de su pierna que fue forzada a correr por el lugar.
— ¡Oye! — Gruñe Alain con poca paciencia — ¡Contéstame!
Alain se tambalea mientras trata de dar un paso, se resiente de la pierna y se afirma en Charizard para no caer al suelo, pero mantiene la mirada en Mewtwo.
— Tú... ¿Buscabas a alguien? — Pregunta Mewtwo, manteniéndose dentro de su esfera, sobándose el brazo herido.
— Así es, pero ella seguro está bien, es una chica fuerte — Admite Alain tratando de dar otro paso pero siendo detenido por Charizard y por Weavile. — Ahora responde.
Ella desvía la mirada al suelo, pensando en si debía contestarle al muchacho o irse de ese lugar lo antes posible, hasta que el seco sonido de Charizard cayendo arrodillado al suelo la saca de sus pensamientos, gira el rostro hacia su dirección notando como la mirada del pokémon continúa sobre ella, dispuesto a volver a enfrentarla si es necesario, aunque su cuerpo esté completamente cansado por el enfrentamiento y más malherido que ella misma.
— ¡Charizard! — Grita Alain dejando de lado a la pokémon y concentrándose en su amigo. — Te regresaré a tu pokeball, debes descansar...
Charizard le gruñe y niega con la cabeza, trata de mantener la mirada sobre Mewtwo, pero no logra ponerse de pie.
— Si Mairin te ve así la preocuparas mucho, has caso hombre — Le comenta Alain acariciando la cabeza de su pokémon con cuidado y usando una voz muy suave.
La garra del pokémon se afirma en el suelo y desvía la mirada frustrado, asiente despacio no sin antes lanzar una mirada de advertencia a la pokémon y dejarle la seguridad de Alain a cargo de Weavile. Alain lo mete en la pokeball y le agradece, vuelve su atención a Mewtwo endureciendo la mirada, muy similar a la de Charizard, está alerta y preparado para luchar.
— Relájate un poco — Le dice Mewtwo deshaciendo el campo de fuerza a su alrededor como voto de confianza. — Ni yo sé bien lo que me pasó.
— Tenías una especie de transmisor, cables dentro de tu brazo izquierdo y una pulsera metálica — Alain toma asiento en el suelo manteniendo la distancia, y recoge parte de la pulsera que ella se había sacado de encima. — Está hecha a base de escamas de Kecleon, por eso se mimetizaba con tu piel...
— Esa cosa emitía una corriente eléctrica y una voz aparecía en mi cabeza. — Ella hace una pausa observando los movimientos de los dedos del muchacho sobre la pulsera rota y los pocos cables que colgaban de ella, la inspeccionaba con cuidado, paseaba la yema de sus dedos sobre el material casi como un niño sobre algún nuevo juguete.
— ¿Recuerdas a quienes te pusieron esta cosa? — Preguntó después de un rato.
— No... No sé ni cómo llegue aquí o si iba a algún lado. — Susurra ella lamentándose no recordar nada. Hasta que un pequeño dolor en su frente le hace llevar una de sus manos a la zona, una imagen intermitente aparecía en su cabeza, un recuerdo se asomaba a penas — Parece...
— ¿Estás recordando? No te fuerces, puede que sea mucho después de esa batalla. — Alain comienza a hurgar dentro de la mochila que lleva consigo por alguna baya u objeto curativo que le sirva.
— Yo buscaba algo... — Ella hace una pausa prolongada, mueve su mirada desde el suelo hasta el muchacho, y no habla hasta que él cruza miradas con ella — ¿Qué era?
Alain traga saliva y saca finalmente una baya Aranja que Mairin echó a su mochila antes de salir, la mantiene en su mano segundos antes de extenderla hacia Mewtwo.
El dolor de su cabeza se extingue al igual que la imagen en su mente, no puede hacer mucho para recuperarla, mira al muchacho y luego a la baya que este le extiende con el semblante preocupado.
— No puedo aceptarla ¿no la necesita más Charizard?
— Tengo más aquí, esperaba que ellos descansaran antes de aplicarles estas cosas — Él deja ver unas pociones y un revivir con una pequeña sonrisa un poco torcida, no sabe por qué le está contando esto a un pokémon que hasta hace unos minutos le estaba atacando. — Arden mucho y preferirían que ella se los aplique en vez de mí.
— ¿Ella?
— La persona que estoy buscando, se llama Mairin, seguro te caería bien, ella le cae bien a todos — La sonrisa extraña que mostraba hace un momento se suavizó en el momento que la nombro, y Mewtwo no pudo pasar ese gesto por alto. Incluso la rígida forma de su cuerpo estaba más relajada, Weavile quien no se había separado del lado de su entrenador también se relajó notoriamente por el nombre "Mairin" — Todos mis pokémon se encariñaron con ella, son unos mimados.
Mewtwo uso psíquico aceptando la baya que le ofrecía Alain y dándole un mordisco. Miró de reojo al chico notando como la sonrisa se mantenía en su rostro, satisfecho por lograr que ella aceptara el fruto, bajo su atenta mirada terminó de comérselo recuperando suficiente fuerza como para seguir hablando.
Sin embargo, la sensación que le transmitía ese muchacho al momento de hablar de la tal Mairin le resultó familiar.
El dolor en la cabeza volvió de manera punzante, logrando que ella cerrara los ojos con fuerza, llevando ambas manos hacia su frente emitiendo un quejido. Weavile se puso en guardia por el susto, Alain se levantó escasos centímetros del suelo.
— Oye, ¿Estás bien? — Pregunta inocente y confundido a lo que Mewtwo responde colocando de nuevo la barrera de protección.
— Justo como tú... — Susurra a penas, el dolor disminuye y le deja levantar la mirada hacia el muchacho — Busco a alguien importante...
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Dos látigos cepa subieron desde un nuevo agujero en una de las paredes de roca y hielo de la grieta Weavile, tantearon terreno por tercera vez tratando de llegar hasta alguna roca donde se pudiera afirmar para subir Chespie y su entrenadora. Pero de nuevo, solo habían montones de nieve alrededor, a pesar de estar sobre la cabeza de la joven no alcanzaba a llegar a la orilla y poder subir, habían tratado saltar, escalar o incluso arrojar a Chespie lo más que pudiera, y terminaba en ambas sentadas sobre las hojas que habían amortiguado su caída la primera vez.
— ¡Ah! ¡Esto ya no es divertido! — Gruñe Mairin levantándose del suelo, murmuró un par de cosas más antes de mirar a Chespie a los ojos y suspirar resignada. — ¿Alguna idea?
Chespie niega y lleva su vista hacia la orilla por donde cayeron ya repetidas veces. Hasta que la voz de Mairin le llamó la atención.
— Llamaremos a Bebé — Mairin saca su pokeball y de ella sale su pequeña Flabébé, quién se resiente por el clima frío. — Bebé, quiero que subas hasta la sima y sostengas el látigo cepa de Chespie.
Bebé asintió, movimiento ligeramente su cuerpo para entrar un poco en calor y se elevó hasta la orilla de la pronunciada pendiente por donde había caído su entrenadora, llevó su mirada hacia abajo haciendo una señal de que ya estaba lista.
— Bien, Chespie te subiré a mis brazos para que tengas algo de altura y puedas impulsarte — La tipo hierva asiente mientras su entrenadora la toma en brazos, ya en posición Chespie lanza su látigo cepa y lo enrolla alrededor de la Flabébé. — ¡A mi señal! ¿Sí? Uno, dos ¡Tres!
Mairin empuja a Chespie hacia arriba mientras que Bebé comienza a tirar del látigo cepa retrocediendo con todas sus fuerzas. Chespie entierra sus garras en la roca tratando de escalar y no dejar toda la carga a la Flabébé, pero se resbala por lo extrañamente lisa de la superficie, con su otro látigo se aferra a la orilla y toma más impulso hasta alcanzar alguna sobresaliente para comenzar a escalar.
— ¡A tu derecha, Chespie! ¡Bebé, continua ya falta poco!
Ahora mismo ninguna de ellas sentía el clima frío a su alrededor, y con los ánimos de la entrenadora solo les quedaba esforzarse por ayudarla. Chespie pudo alcanzar la pequeña grieta que se ubicaba a su derecha, alcanzando de inmediato otra un poco más arriba, pronto ya pudo escalar sin muchos problemas hasta la sima con ayuda de Bebé como ancla.
— ¡Chespie, Bebé, lo hicieron increíble! — Les felicitó Mairin desde abajo. — Ahora, la segunda parte del plan.
Chespie no necesitó más explicaciones, no era la primera vez que utilizaban esta estrategia para que ella saliera de lugares parecidos, la torpeza de Mairin es algo con lo que aprendió a lidiar desde que fueron presentadas hace tiempo.
Con el látigo cepa alrededor de la cintura de la entrenadora se preparó para sostenerla mientras ella escalaba, con ayuda de Bebé para hacer fuerza. Mairin les miró y asintió con la cabeza en señal de que comenzaba a escalar la muralla de roca congelada, desde que puso su pie sobre la superficie notó que había una fina capa de hielo o escarcha, razón por la cual en cualquier momento podría resbalar y chocar de frente con las rocas, Arceus quiera que eso no pase.
Puso su mano sobre la orilla dándose mayor impulso para subir de una vez, un último salto impulsada por sus pies y ya estaba de nuevo en el camino, tragó todo el aire que pudo llenando sus pulmones de oxigeno frío, llevó su vista hacia sus queridas pokémon y les dio su mejor sonrisa.
— Son las mejores de todo el mundo — Les agradece, tanto Chespie como Bebé se lanzan a los brazos de su entrenadora llenas de júbilo por verla a salvo. — Ahora, a buscar a Alain.
Bebé regresó a su pokeball, Mairin y Chespie se pusieron en marcha hacia donde asumían que escucharon antes el rugido de Charizard, sonido que ella reconoció como en de un combate y uno muy emocionando como para que Charizard rugiera de tal manera, con tanta intensidad y ¿rabia? O algo parecido había percibido Mairin, no estaba segura pero había visto suficientes combates de ese pokémon como para distinguir sus rugidos de guerra.
— Chespie... — Susurró ella parando su caminar de pronto llamando la atención de la pokémon. — Alain, estará bien ¿Cierto?
Chespie tuvo que guardar silencio un momento antes de entender del todo la pregunta de Mairin, hasta que vio su mirada cargada de duda, supo que era por el rugido de Charizard, la entrenadora no podía entender del todo el mensaje en cambio ella sí, Chespie entendió que ese rugido estaba cargado de amenaza hacia lo que sea que estuviera enfrentándose Alain en este momento y hasta cierto punto Mairin había entendido el mensaje, lo suficiente como para poner esa cara.
¿Alain estaría bien? Eso esperaba con todas sus fuerzas.
— Él es fuerte — Mairin cambia su rostro por uno más decidido, más confiando. Mira a Chespie con una sonrisa animada. — Así que está bien.
Un suspiro disimulado salió de Chespie quien apoyó a su entrenadora con un gruñido de alegría, se había preocupado de más, no es como si esta separación por accidente fuese la primera, y ambos se han enfrentado a cosas peores en condiciones aún más peores. Debía confiar en la fortaleza de su entrenadora y en que Alain haría lo que sea por volver a estar a su lado.
Por qué Mairin podía no notarlo, pero ella sabe que entre ellos hay algo mucho más grande.
El paisaje del túnel se repitió varias veces mientras caminaban, y entre ellos estaba la misma zona de gran espacio, con escasa vegetación, y ese enorme y grueso tronco de árbol en medio que conectaba, al parecer, toda la Grieta Weavile.
¿Qué tan grande debía ser ese árbol para...? No, más bien -se pregunta Mairin - ¿Cuántos años tiene? Por el tamaño, el grosor, lo seco que está y el lugar donde se le ocurrió crecer...
Si tuviera tiempo, seguro que se pone a investigar de cerca, pero ahora su mente está más enfocada en encontrar al campeón de Kalos y salir de la grieta para comer algo, su estómago pide comida. Chespie le llamó la atención desde la entrada a otro túnel, Mairin dejó de lado su interés por el árbol y corrió hasta donde está su pokémon.
— Ojalá no se me hubiese roto la linterna, ahora mismo nos serviría mucho — Comenta ella a modo de broma, logrando un suspiro de parte de Chespie, a quien la bromita no le hacía mucha gracia.
Pronto el camino ya no poseía tanta nieve ni hielo por todas partes, la roca se hacía visible y el camino se volvía de tierra húmeda, indicando que o estaban cerca de algún rio subterráneo o existía alguna fuente de calor que mantuviera el hielo derretido por ahí, aunque la temperatura ambiente continuaba helada, por ende debía ser la primera opción.
Tampoco es que Mairin pudiese decirlo a ciencia cierta, solo era algo que Alain había dicho cuando leyeron datos y antecedentes sobre la Gruta Helada, la primera vez que vinieron. Era un buen momento para recordar las clases con el profesor Alain, Mairin rio con ese pensamiento notando lo dispersa que era su mente.
Antes de que pudiese cruzar el umbral del final del túnel una sombra se abalanzó sobre ella y unas garras tomaron su mano con mucho cuidado, ella gritó de la sorpresa y Chespie atrapó al intruso con su Látigo Cepa al sentir el aroma de los Sneasel sobre él.
— ¡Quién eres! — Grita sorprendida Mairin, Chespie ha elevado el cuerpo del agente extraño hacia el techo para alejarlo de su entrenadora y lo acerca a la luz. — Un momento...
Ese pelaje, esas garras, esa mirada, Mairin se queda callada unos largos segundos al notar que quien Chespie había interceptado en medio de la oscuridad no era un extraño pokémon salvaje, es más, Mairin le conocía muy bien.
— ¡Weavile! — Ella tartamudea un poco mientras lo dice, Chespie baja al pokémon en cuanto se percata de esto. — ¿Por qué estas fuera de tu pokeball? ¿Alain está bien?
Weavile no le responde nada y vuelve a tomarle de la mano con delicadeza por sus garras, jalando de Mairin para que viniera con ella. Chespie les sigue igual de confundida que la entrenadora por la actitud de Weavile justo ahora.
En el rostro de Mairin se ve preocupación.
— ¿¡Alain!?
El chico se voltea lento, sorprendido, trata de levantarse rápido aunque su pierna se resiente un poco por el esfuerzo, deja de lado su conversación con Mewtwo y corre con dificultad hacia ella.
— ¿Qué le pasó a tu pierna? — Pregunta ella soltándose del agarre de Weavile y corriendo hacia él, Chespie se queda a medio camino notando la nueva presencia.
— ¿Estás bien? — Pregunta Alain llegando frente a ella y colocando su mano muy cerca de su rostro.
La ve sin muchos rasguños, con las rodillas húmedas con barro, pero no se ve rasgada, ni ve algún rastro de sangre por alguna herida mayor, ella se ve bien y eso le hace sentirse aliviado.
— ¿Yo? ¡Sí estoy bien! — Le regaña ella, mirando ahora a su pierna — Pero tú, tu pierna, ¿Que te pasó?
— No es nada — Le resta importancia. — Sólo me caí y está hinchada.
— ¿Caer, tú?
— Si continúas forzándola te dejará secuelas, deberías sentarte hasta que baje la hinchazón.
Mairin se paraliza y mira hacia todos lados, ¿acaso la voz la escuchó en su cabeza? No está segura pero mira hacia Alain con una enorme interrogante en su cara, exigiendo una respuesta de qué carajos es lo que acaba de pasar.
— Lo dice quién le sangra el brazo por qué no me deja acercarme — Alain se cruza de brazos, contestándole a la voz en la cabeza de Mairin.
¿Él también le oye? Es cuando Mairin nota que no sólo Weavile está fuera de su pokeball, Charizard y el resto del equipo también están por ahí, observando la situación, esperando a ser notados por la entrenadora.
— ¿Chicos, que hacen ustedes? — Pregunta ella confundida.
— No necesito que me cures — Vuelve a hablar la voz en la cabeza de Mairin.
Alain suspira negando con la cabeza, mira a la confundida entrenadora y sonríe un poco en burla, coloca su mano en su hombro y se aparta para que ella pueda ver a la pokémon tipo Psíquico quien está sentada a una distancia considerable del equipo pokémon de Alain, les está observando.
— Así que ella es la famosa Mairin — Su tono es de burla, pues ante ella la chiquilla no parece la gran cosa.
— Es hermosa.
.
Mewtwo está segura de que ha sentido miradas así antes, aunque no recuerde a las personas quienes tenían miradas similares, la sensación que le transmite la niña llamada Mairin es jodidamente igual. Pero esta tiene algo que las diferencia un montón de las otras, no sabe que es, pero le incomoda bastante.
Aunque, y siendo sincera, lo que ahora le preocupa es ¡Cómo demonios se dejó tocar por una niña que acaba de ver!
Sentía las manos frías de ella sobre su piel dañada, pero las movía con tan paciencia y cariño que hasta podía decir que era un tacto cálido, eso la pone nerviosa.
La chiquilla terminó de envolver su brazo herido mientras terminaba de escuchar lo que el otro entrenador le decía sobre cómo se encontraron, sobre la batalla y sobre los aparatos que ella tenía en su cuerpo.
— Quería consultarle al profesor, pero...
— No quiero tener nada que ver con nadie que use bata — Le interrumpió la oración en cuanto pudo.
— Te dije que no lo haría — Le regañó Alain frunciendo el ceño — Pero aun quiero saber quiénes fueron los desgraciados que te hicieron esto.
— Silencio ambos — Murmuró Mairin, comprobó que estaba bien puesta la venda, y luego le dio el visto bueno — ¡Listo, terminé!
Inconscientemente, ella da una ligera palmada sobre el brazo dando una sonrisa, provocando una corriente eléctrica de dolor naciendo desde el brazo dañado, pasando rápido por su espina dorsal, erizando el bello de su piel.
— ¡Lo siento! — Se apresuró Mairin colocando sus manos sobre su rostro.
Mewtwo siseó en amenaza por instinto, la entrenadora dio un pequeño sobre salto, pero la respuesta amenazadora vino de detrás de ella, todo, absolutamente todo el equipo de Alain afilaron la mirada lo que le hizo tragar saliva grueso.
Volvió a sentarse dejando escapar un bufido de resignación, está en una clara desventaja de número y tipos, además de que está herida del brazo.
— Fue sin querer — Ríe Mairin disculpándose con la mirada.
— No importa.
La tipo psíquico deja de lado el tema y se levanta con calma del suelo. Ha decidido irse de esa gruta, a un lugar tranquilo donde pueda recuperar sus recuerdos en paz, lejos de cualquier enfrentamiento o humanos con batas blancas.
— Deberías descansar un poco más — Le insiste Mairin al verla con la intención de alejarse.
— Estoy bien.
— Ni si quiera sabes a donde ir o a quién estabas buscando — Le interrumpe Alain alzando la mirada, Mewtwo se gira a encararlo a pesar de que él tenga razón.
— No me sirve de nada quedarme con ustedes — Contesta ella.
— Pero recordarte algo mientras hablábamos ¿no?
La tipo psíquico se muerte el labio interno y mueve la cola impaciente, quiere irse de ahí pero es por la mirada intensa de Mairin, la sensación es similar y eso le pone incómoda.
— Coincidencia — Susurra como una excusa, Alain rueda los ojos y Mairin ríe por lo bajo.
— Tenemos algo de comida, por lo menos para el viaje te servirá — Añade la entrenadora sacando de su mochila un paquete un poco desarmado pero que aún protege los sándwich que han preparado antes de salir.
— Te aseguro que son comestibles — Comenta Alain recibiendo uno de ellos de parte de la chica y una mueca por la broma interna.
Mairin extiende uno hacia Mewtwo con una simpática sonrisa, la pokémon duda pero toma el sándwich para no ser grosera con quien le ha curado sus heridas. Da un mordisco pequeño, y su estómago agradece el alimento ingerido después de quien sabe cuántos días.
Esto de no tener todos tus recuerdos es una putada.
Levanta la mirada de su alimento y ve al equipo pokémon de Alain agradeciendo las croquetas pokémon que les han dado a cada uno, a diferencia de cómo le miraron hace rato ahora se veían muy pasivos, incluso el Chespie que se había mantenido al lado de la entrenadora a modo de guardiana se notaba mucho más relajada, bromeando con los enormes pokémon del otro entrenador.
La escena, para la pokémon, era de lo más lejana, tenía la sensación de no haber estado con pokémon así, mucho menos con humanos que fuesen de esa manera, aunque no estaba segura, tal vez en algún lugar del mundo tuviese a compañeros y se sentasen a comer juntos de esa manera.
— ¿Sabe bien? — La pregunta de la chica le interrumpe, Mewtwo enfoca la vista en ella que en algún momento se ha sentado a su lado.
— Si, es mejor que sólo comer bayas y frutos congelados de por aquí — Le responde con tranquilidad. La mirada de la entrenadora está sobre el chico y su equipo pokémon, que conversan sobre algún tema que ellas no escuchan.
Pasan los minutos, la atención del entrenador va desde sus pokémon que han empezado a molestarlo, hacia la entrenadora quien presta atención hacia Chespie y Bebé que le hablan entusiasmada sobre algún rescate que hicieron juntas.
"Debería irme"
Piensa Mewtwo, el ambiente tranquilo le pone incómoda, y de todas formas ella estaba buscando a alguien antes de perder varios fragmentos de su memoria y terminar en este lugar, luchando contra los pokémon y con aquella voz en su cabeza.
Los vio alistarse para continuar su recorrido por la Grieta Weavile, metían a sus pokémon en sus pokeball y dejaban a Charizard y Chespie fuera. La mirada de la entrenadora fue hacia ella, se acercó aún prudente por su presencia y preguntó.
— ¿Vendrás con nosotros? — Pregunta que paraliza al entrenador y a Mewtwo al instante. — Deberías, hay un centro pokémon cerca para que te revisen esa herida en el brazo, no sé qué tan bien son mis vendajes.
Mewtwo mira de reojo hacia ella, negó con la cabeza desviando la mirada con lentitud. No, ella no debe quedarse con ellos, debe buscar sus memorias y a quien sea que esté buscando.
— ¿Eh? ¿Por qué? — Pregunta Mairin acercándose a la pokémon, a lo que Mewtwo da un paso hacia atrás tensando un poco sus músculos.
Bajó la guardia por un momento, no se repetiría.
— Agradezco los cuidados y la comida, pero esto no nos hace amigos ni nada por el estilo
— Podría ser un inicio — Le corta la entrenadora con un tono firme en la voz.
Mewtwo frunce el ceño molesta.
— Mairin, deja que se vaya — Le detiene Alain colocándose la mochila en el hombro y ajustando su chaqueta.
— Pero está herida.
— Y no quiere venir con nosotros, acepta un "no" como respuesta — El tono de Alain tiene un ligero regaño. Ella hace una mueca de fastidio y termina murmurando.
— Bien.
Chespin se acerca a su entrenadora y le da ánimos para continuar con el objetivo inicial: Salir de esta gruta.
Charizard por su parte observa como en una de las manos de su entrenador hay una bolsa de tela con lo que alcanza a oler un Sandwich y alguna baya, el muchacho avanza a paso lento, tratando de no aumentar la carga sobre su pierna en recuperación, extiende la bolsa de tela hacia Mewtwo y le sostiene la mirada manteniendo las distancias por respeto.
— Espero que recuperes tus recuerdos — Una pequeña sonrisa cruza el rostro de Alain. Mewtwo le observa descifrando el significado de esa frase y el contenido de la bolsa.
Charizard le gruñe para que acepte el paquete de una buena vez. La tipo Psíquico asiente y con sus poderes mentales atrae la bolsa hacia ella, ve como la entrenadora sonríe enternecida por la acción del muchacho, como el entrenado retrocede un paso aceptando la despedida algo fría y distante de su parte, tanto Chespie como Charizard se acercan a sus entrenadores y le sonríen, la tipo hierva de manera más amistosa que el tipo fuego, pero son sonrisas sinceras.
— Gracias por todo, incluso por la herida de mi brazo — Bromea a modo de despedida.
Sus ojos comienzan a brillar, su cuerpo se eleva sobre la superficie, llega hasta unos metros cerca del techo rocoso, la pupila deja de verse por completo, una ráfaga de aire aleja al grupo del pokémon por las pequeñas piedras que se levantan a su alrededor, el brillo de sus ojos se ve opacado por el brillo que toma su propio cuerpo formando una esfera que nubla la vista de los entrenadores quienes reconocen el evento que se presenta frente a sus ojos pero no pueden creerlo del todo.
La esfera de luz se disipa en un parpadeo casi explosivo mostrando el cambio en el cuerpo de Mewtwo, como su tamaño había reducido, la forma de sus manos y de sus pies eran diferentes, incluso su cola ya no estaba, en cambio desde su cabeza nacía una exención de piel morado.
Dio una última mirada hacia los entrenadores con una pequeña sonrisa de agradecimiento, flexionó sus piernas y voló hacia la salida del túnel atravesando parte del techo rocoso formando agujeros muy parecidos a los túneles enormes por los que habían caído hace un par de horas. El viento que empujó por su vuelo apresurado empujó algunos centímetros a los entrenadores quienes fueron atrapados por Charizard y Chespie antes de que se cayeran.
Alain y Mairin levantaron la vista entre las alas de Charizard, completamente despeinados y sorprendidos. Se mantuvieron unos segundos en silencio hasta que Mairin preguntó:
— Ella no tenía un entrenador ¿cierto?
— No lo creo y no estaba aquí de todas formas.
Otra pausa y ella volvió a preguntar esta vez tratando de acomodarse el cabello hacia abajo.
— ¿Le viste alguna mega piedra?
— No
— Es como Rayquaza...
— Al parecer.
Alain terminó de acomodarse el cabello y llevó su vista hacia la entrenadora.
— Este lugar es extraño. — Murmuró ella entre confundida y cansada.
— Ya vámonos de aquí. — Añade Alain, hizo una seña a Charizard para usar el camino corto.
— Concuerdo, larguémonos — Asiente Mairin tomando a Chespie en brazos.
Ambos entrenadores suben sobre Charizard, aprovechando el nuevo túnel que formó Mewtwo... Mejor dicho, Mega Mewtwo Y, atraviesan todos los pasadizos que antes habían recorrido, Mairin puede ver al grupo de Sneasel que comen algunas bayas y la observan sorprendidos, Alain alcanza a ver al Beartric contra el que luchó antes y a varios otros pokémon de la zona que desafiaron a su equipo y perdieron en el intento.
Pronto llegan hacia el primer piso de la gruta Weavile, ese estrecho lugar donde Charizard se vio forzado a meterse en su pokeball para que el grupo saliera. Mairin dio una pequeña mirada hacia el fondo del túnel riéndose un poco de todo lo que había pasado por curiosa.
Ya sólo quedaba salir de esa grieta y retomar el camino normal a través de la ruta helada para terminar de una vez su exploración en busca de la Charizardita X para Alain.
— Este lugar queda descartado — Murmura Mairin hacia Alain, lleva a Chespie en brazos pues su compañera está cansada de tanta batalla y caminar -o caer en este caso-
— Aun queda toda Kalos — Le responde el con una sonrisa, la mira de reojo y nota como el cansancio de su rostro se torna en la más pura e infantil felicidad por saber que su viaje continuaría a pesar de todo.
— ¡Es verdad! — Ella comienza a reír, despertando un poco a Chespie — Kalos esconde muchos secretos aún ¿Verdad?
— Podría ser — Comenta el tranquilo.
En ese momento salen de la grieta, atraviesan los picos helados de la entrada y vuelven a ver el letrero gastado de hace rato, pronto divisan el camino y ven a uno de los entrenadores que recorrían la gruta en busca de objetos perdidos.
— ¿Te gustaría seguir descubriendo lo secretos de Kalos? — Le pregunta Alain deteniéndose en la salida de la gruta, no la mira directamente.
— Tú vendrías conmigo ¿Cierto? — Añade ella imitándole a un par de pasos de la salida.
— Si quieres.
— ¡Sí, Si quiero! — Grita ella, siendo apoyada por Chespie quien asiente repetidas veces.
.
.
Bastante tarde ese día, con un merecido descanso para el equipo de Alain y el de Mairin, ambos entrenadores van a darle el informe de su última aventura helada en la gruta al profesor Sycamore que esta vez es quien le contesta la llamada, aunque igual que en la mañana, tiene un café en las manos. Le hacen un resumen de los acontecimientos aunque prefieren contarle la parte de Mewtwo cuando estén en el laboratorio.
De pronto Mairin parece acordarse de algo
— ¡Cuando volvamos quiero mostrarle algo en lo que estoy trabajando!
Chespie es la primera en asentir repetidas veces animando a la joven a presentar su pequeño proyecto personal. El profesor al otro lado de la pantalla le sonríe y espera paciente a que ella le cuente algo más sobre el asunto.
— Es lo que estabas haciendo hoy en la mañana ¿No? — Pregunta Alain haciendo un poco de memoria, ella asiente y de su mochila saca una libreta bastante usada.
— Verá, es un cuaderno con información sobre las mega evoluciones — Ella abre su libreta en alguna página al azar mostrando los dibujos y varios detalles sobre ellas escritas a un lado de la ilustración.
— Dibujas muy bien Mairin — Comentó Sophie.
— Ah, gracias... ¿Profesor?
Sycamore por su parte comenzó a leer un poco de los datos que había en la libreta, se mostró bastante concentrado por lo que Mairin se puso algo nerviosa y sostuvo el cuaderno cerca de la pantalla.
— Impresionante, son muy buenas observaciones — Le dijo después de unos minutos, Mairin suspiró aliviada y Chespie la felicitó. — Espero leer pronto el resto de tu trabajo.
— Yo también lo espero — Agradeció con la mirada mientras abrazaba su libreta bastante feliz por lo que escuchó del hombre.
La conversación pasó a un tema trivial y tuvieron que despedirse antes de lo esperado por la llegada de muchos entrenadores al centro pokémon esa noche. El grupo se reunía frente a la televisión en la cual se mostraba la sección de noticias acerca del mundo pokémon.
— Es la señorita Malva — Comenta Mairin llamando la atención de Alain quién frunce el ceño.
La enfermera Joy le sube el volumen a la televisión en la cual Malva comienza a hablar
— Ahora mismo acaba de llegar un video captado por un entrenador de la zona que tiene mejor resolución acerca de ese extraño pokémon que apareció en los cielos de Pueblo Fresco.
La pantalla minimiza la figura de Malva a una esquina mientras que la otra hay una mujer haciendo señas con las manos, de fondo está el video desenfocando a una figura que sale disparada desde la gruta helada hacia alguna parte de la región de Kalos a gran velocidad.
— Como pueden apreciar, la figura parece ser antropomórfica y de tonos muy claros, con la capacidad de volar, las fotos que fueron entregadas hace rato confirman que atravesó la roca congelada de la gruta helada. Se desconoce su paradero actual pero seguiremos informando de ello.
La imagen se repite un par de veces y vuelven a mostrar a Malva en su totalidad, quien parece leer un papel que le acaban de entregar, la seriedad desaparece unos segundos de su rostro mientras lee y vuelve a poner un rostro de una profesional.
— Nos acaban de informar que se ha visto a nada más ni nada menos que al Campeón de la Liga Kalos de este año en las cercanías de la gruta helada horas antes de este suceso. Eso es todo.
La pantalla muestra ahora a otra mujer que comienza a contar otras noticias, sobre el robo en uno de los almacenes de la policía local de Luminalia y que se escapó el ladrón.
Los murmullos no se hacen esperar pues al parecer algunos rumoreaban que era un nuevo Pokemon y la presencia del campeón anual no podía ser coincidencia. Para ese momento Alain y Mairin habían corrido a su habitación antes de que alguien se diera cuenta y comenzaran a hacer preguntas acerca de Mewtwo.
Mañana saldrían temprano del pueblo, y tratarían de no detenerse hasta llegar al laboratorio del profesor Sycamore.
