9 días, días, días, días

Día 4 de "El mes de los Dioses". Quedan 26. ¿Por qué los meses no serán más cortos? ¿A quién se le ocurrió que tuvieran 30 o 31 días? ¡Exijo que revivan al creador de nuestro calendario así lo puedo matar de nuevo! ¿Quién me mando a hacer esto?

Nuevas historias cada 2 semanas. Esperemos… quiero terminar con este mes pero todas mis ideas son para los dorados. Malditos y sensuales dorados.

Disclamer: Saint Seiya pertenece a Kurumada. Los dioses griegos tampoco son míos. Yo tengo mis propios dioses.


9 días, días, días, días

Tártaro

La torre de madera se sostenía en una sola pieza central en su base. Febe mantenía los ojos fijos en la cima, subida a la mesa por la altura que había alcanzado la torre tras tantos turnos, y colocaba la pieza en su mano con una delicadeza jamás vista hasta entonces.

Cuatro pares de ojos rojos seguían cada uno de sus movimientos, esperando el momento en que la torre se balanceara y la Titánide perdiera.

La pieza tocó a sus compañeras y la torre se tambaleó. Febe no movió ni un solo músculo y ni se atrevió a respirar. La torre recobró su estabilidad.

–¡Bien!

Los otros cuatro dieron idénticos resoplidos de frustración.

Era el turno de Cronos y sus hermanas y hermano ya sabían cómo iban a hacerlo perder. Era el arma secreta.

–¿Cuántos hijos tienes? –preguntó Crío, sonrisa tan salvajes como su cabello, acercándose a su hermano, que lo empujó de regreso a su lugar.

–Seis –Cronos tomó una pieza del centro, empujándola con su dedo y deslizándola con cuidado.

–¿Cómo es que se llaman? –preguntó Temis desde el otro lado de la mesa –. Son tantos que ya no me acuerdo.

–Esta Hestia –contestó él. La pieza a medio camino–. Están Deméter y Hera.

–Te faltan 3 –dijo Tetis desde su posición a su derecha con voz cantarina.

–Poseidón.

–El que heredó tu exageración –agregó Febe.

La pieza estaba libre de su confinamiento. No les quedaba mucho tiempo.

–¿Los otros?

Cronos se mantuvo en silencio, concentrado en colocar la pieza sin tirar abajo la torre.

–Está Hades –dijo Temis–. El que es igualito a ti pero sabe usar un peine.

Cronos la ignoró y los Titanes vieron como la pieza era posicionada en la torre sin que esta se balanceara siquiera un poco.

–¡Y Zeus! –dijeron todos juntos.

El cuerpo de Cronos empezó a temblar, sacudiendo la mesa y la torre. Todos vieron con anticipación como las piezas de madera empezaban a dejar sus lugares. Un yunque de oro cayó sobre la mesa, aplastando las piezas.

–¡No cuenta! –gritó Cronos–. La torre podría haberse salvado.

–¿De dónde salió esto? –Temis se acercó a investigar.

—¿Será un regalo de Hades? –preguntó Crío–. Diciendo algo así como "esto es lo molestos que son".

–Para el más fuerte –dijo Temis en un murmullo–. Es para mí.

–¿Que?

–Dice "para el más fuerte", obviamente es para mí.

Crío empezó a reír– Seguro, hermanita. Me parece que te equivocas. Yo soy el más fuerte.

–Los dos están de remate. Es claro que la más fuerte aquí soy yo. ¿O es que por ser mujer no puedo? –dijo Febe poniéndose en la cara de su hermano.

–La edad parece afectarlos –dijo Tetis agarrando el yunque–. Es para mi.

–Yo soy el Rey de los Titanes. Es mío –dijo Cronos arrancando el yunque de oro de las manos de su hermana.

–Sobre mi cadáver.

–Mío.

–Es para mi.

–Yo soy la más fuerte.

Los Titanes empezaron a pelear por el objeto, entre piñas, patadas, cortes, plantas creciendo de la nada, balanzas gigantes y ataques de cosmos que hicieron temblar Giudecca ninguno notó a Ceo llevándose el yunque.

El Titán sabía que tenía que ser alguna especie de táctica para que ellos se eliminaran los unos a otros y evitar otra guerra entre el Olimpo y ellos. Era un truco sucio y sin honor y él no iba a dejar que los engañaran así. Además, él era el más fuerte.


9 días antes. Inframundo. Giudecca

Hades observó la pila de papeles frente a él. A su lado, Radamanthys y sus hermanos observaban la misma pila, o eso creía. Era un poco difícil saber con la Estrella Celeste de Pastor Inglés y su flequillo.

Por primera vez, en sólo sabía Mnemosyne cuanto tiempo, y sin ayuda de Lune, no había un solo archivo fuera de lugar en el Tribunal. No había un solo papel fuera de lugar en el Inframundo.

–Esto merece una celebración –dijo el Rey del Inframundo–. Con moderación, no queremos que se conviertan en los Caballeros de Athena.

–Yo no celebraría todavía, Mi Señor –dijo Pandora observando con sospecha la pila. No lo creía. Múltiples reencarnaciones, siglos de gritarle a Radamanthys e incontables torturas con su arpa… Los Jueces jamás habían logrado terminar el trabajo atrasado. Y sin ayuda de Lune. Algo no estaba bien, algo-

Un objeto atravesó el techo del tribunal, le pasó tan cerca a Minos que por primera vez en años se le vieron los ojos, aplastó la pila de papeles enviándolos en todas direcciones y continuó su trayectoria a través del piso sin detenerse.

El único sonido era el batir de las hojas terminando de caer sobre el dañado piso. Hades fue el primero en parpadear.

–Esto es tu culpa, Pandora –dijo en ese tono que usaba cada vez que Perséphone tenía que regresar a la superficie.

–Pero, Señor-

–Deberías haber mantenido la boca cerrada –se giró hacia ella y le apuntó con un dedo. Pandora se preparó para el dolor.

–¡Nos echaste un gualicho! –agregó en un grito.

Pandora cerró los ojos, rogó paciencia al Dios que la oyera y se alejó. Pasaría los siguientes siglos y sus múltiples encarnaciones torturando a los Jueces con su arpa para que arreglaran el desastre. O les reduciría la paga y le daría un aumento a Lune.


9 días antes antes. Grecia. Santuario de Athena

–Y ahí quiero un jarrón gigante con dragones chinos pintados –dijo Athena señalando un rincón cercano a las ventanas en el Templo Principal.

Shion anotó el pedido en su pequeña libreta dorada regalo de Kiki.

–¿Algún color en particular?

–Dorados. Y el jarrón debe ser negro, planeo usarlo como regalo de cumpleaños para el tío Hades. No pienso gastar dos veces.

Shion hizo una nota al respecto de los colores del jarrón y agregó "cuidarlo como si mi razón dependiera de ello, porque depende de ello".

–Asegúrate de decirle a los del catering que no quiero bebidas alcohólicas, lo último que necesito es a mis hermanos destruyendo el lugar.

Athena se giró hacia su Patriarca en el momento en que un objeto atravesaba el techo del templo.

—¡Shion!

El cosmos de la Diosa envolvió al guerrero y desvió el objeto que cayó sobre el suelo de mármol partiéndolo en pedazos y creando un agujero pero sin detenerse.

Los presentes se asomaron sobre la nueva decoración del Salón Principal y observaron el interminable hoyo negro.

–Dile a Camus ó a Hyoga que quiero que tapen el agujero. Podemos agregar una competencia de patinaje sobre hielo en mi nueva pista en el centro del salón. Ni loca le pago a Hefestos para que venga a arreglarlo.

Shion anotó el pedido en su libreta. Estaba tan orgulloso de que la Princesa estuviera ahorrando dinero de una vez por todas. Si sólo el resto del santuario dejara de poner el presupuesto en rojo.


9 días antes antes antes. Olimpo

Un profeta, un mensajero y un borracho caminaban por los caminos del Olimpo.

Se hicieron señales de silencio entre ellos al pasar por la oficina de Zeus. El Rey del Olimpo había empezado a dejar la puerta abierta tras un incidente y no debían ser descubiertos.

Cortaron camino por los jardines de Demeter, la Diosa estaba demasiado ocupada con su hija como para notarlos. Un crujido los detuvo en sus pasos pero tras varios segundos de silencio siguieron avanzando.

Entraron al Templo de Hefestos donde las forjas permanecían apagadas. El dueño no se veía por ningún lado. Justo como ellos querían.

Ahora sólo tenían que encontrar esos vasos gigantes en los que su hermano estaba trabajando y usarlos para la mayor fiesta jamás vista en Dionii's.

La misión se descarrió cuando tres pares de ojos se posaron sobre el yunque de oro escondido a medias bajo una manta.

"Para el más fuerte" decía la inscripción tallada en la superficie.

–Mío –gritó Apolo.

–Si, seguro –respondió Hermes–. Te he visto arreglarte las uñas más que Dita. Es mío.

–¿Con esos bracitos escuálidos? –Dionisio batió las manos señalando los brazos de su hermano.

–Soy el único, aparte de Hefestos, que hace ejercicio.

–Yo también me ejercito.

–Beber el triple de tu peso en vino no es ejercicio.

–Correr de acá para allá como gato pasado de catnip tampoco.

–Se llama cardio.

–¡Ja! les dije que era mío –el Dios de la Profecía sostenía el yunque sobre su cabeza con los brazos estirados tan alto como podía. El yunque le rozaba el cabello.

–Nosotros también podemos levantarlo. Pásalo.

–No. Podría sostenerlo en resto del milenio –los brazos de Apolo empezaron a temblar.

–Mejor lo bajas antes de que te lastimes –dijo Dionisio.

–Yo puedo.

–Apolo.

Los brazos del Dios cedieron y apenas tuvo tiempo de alejar la cabeza cuando el yunque, atraído por la gravedad, creó un agujero en el piso del templo y siguió cayendo, abriendo a su paso un túnel que atravesó la tierra, las nubes y dejó una ventana hacia el Reino de Athena.

–Nosotros nunca estuvimos aquí –dijo Hermes, con un tono tan serio que parecía más hijo de Hades que de Zeus.

–¿Y el agujero?

El mensajero tomó la manta que cubría al yunque fugitivo y tapó el agujero, pasó por arriba de él un par de veces y, como no cayó, lo consideró un éxito.

–Nunca estuvimos aquí.

–Nunca –acordaron los otros.


OMAKE

3 días después de que el yunque cayera del Olimpo.

Templo de Hefestos

Hefestos recién llegado de su viaje de negocios supo de inmediato que algo no estaba bien en el Templo. Algo estaba fuera de lugar.

El Dios rengueó hasta la parte trasera del taller acompañado de sus asistentes.

Allí mantenía guardados los vasos gigantes que Zeus le había encargado.

No había nada bajo sus pies y de no ser porque sus asistentes lo sujetaron habría caído por tercera vez del Olimpo.

–¡¿Quien dejó un agujero en mi piso?! –. Al ver la manta que seguía cayendo, su ojo empezó a temblar– ¡Hermes!

Jardines de Deméter

–¡¿Que te paso?! ¡Mi pobre bebe!

El grito de la Diosa se extendió por el lugar. Todos los habitantes del Olimpo se escondieron en el templo más cercano. Nadie se atrevió a acercarse o salir por un tiempo.


Gracias por leer…

Repito por si acaso: Nuevas historias cada 2 semanas. Esperemos… quiero terminar con este mes pero todas mis ideas son para los dorados. Malditos y sensuales dorados.

Voy a estar participando en CampNano, lo que quiere decir que voy a estar escribiendo más. Aunque quiero dedicarme a mis trabajos originales no voy a dejar de escribir fanfics hasta que haya cumplido todas mis promesas y terminado todos los fics que empecé. Sí, eso incluye las malditas Hielimpiadas (no sé cómo ni por qué me metí en esa).