Merlin escuchaba el llamado de alguien en su cabeza desde la primera noche en la que estuvo en Camelot, un llamado que siempre lo despertaba y luego no escuchaba nada más.
Después de dos noches más de llamados sin ninguna otra palabra, Merlin se aventuró a recorrer el castillo por la noche. La voz le hizo ir hasta lo más profundo del castillo, donde habían guardias custodiando los tesoros que se habían ido acumulando con el pasar de los años, pero él sabía que debía ir más allá, así que distrajo a los guardias y siguió un camino oculto y allí estaba ahora, al final del túnel estando cara a cara con un dragón.
Kilgharrah, le había dicho que se llamaba, lo había guiado hasta allí para hablarle de un destino que tenía con el príncipe Arthur. Un destino ridículo que no podía creer, y, a pesar de sus constantes protestas, el dragón solo se rió ante su incredulidad y continuó hablando de sus destinos entrelazados.
— Debe ser otro Arthur, porque este es un idiota — replicó por última vez.
— Con el tiempo verás que él será quién unirá Albion y traerá paz de nuevo, igual que la magia — Merlin suspiró frustrado, el dragón inhaló — Bien, joven mago, acércate — le ordenó, él lo hizo aún escéptico. El dragón entonces le transmitió sus conocimientos a través de su aliento.
Merlin comienzo a analizar todo lo que le llegaba: estaba todo claro, pero aún así no podía ver cómo lograría aquello. Él ayudaría a Arthur a devolver la magia a Camelot y, juntos, unirían Albion trayendo una era de paz para todos los reinos. Él sería el mago más poderoso que caminaría sobre la tierra, pero se enfrentaría a otros hechiceros poderosos que intentarían tomar Camelot. Debería cuidarse de Morgana, manifestaría sus poderes con total conciencia en algún momento, Mordred, no sabía quién era, pero él sería la perdición de Arthur.
Toda la nueva información lo abrumó. Y seguían llegando.
Podía ver una espada. Una corona. Podía escuchar a la multitud gritar el nombre de Arthur, Rey Arthur.
— ¿Por qué...? — comenzó Merlin, sin saber qué decir.
— Es tu destino, joven mago, que estés junto a Arthur, el ahora y futuro Rey, unir Albion y traer paz — repitió el dragón — te enseñé lo que está profetizado, pero solo tú podrás mostrarle el camino al futuro Rey.
— ¿Por qué yo? ¿Cómo sabré cómo detener que todo el mal pase? ¿Combo detener a Morgana, a Mordred? ¿Cómo me podría acercar a Arthur?
— Ya lo resolverás, Merlin, es tu destino — repitió y voló a lo alto, sin responder los llamados de Merlin.
Merlin volvió a su cama, tratando de entender todo lo que el dragón le había mostrado. No sabía cómo lo haría, solo era el ayudante del médico real, ¿cómo tendría alguna influencia en Arthur? Había terminado en la cárcel dos veces y luego encadenado en el pueblo para que los niños le tiren verduras podridas por órdenes del Rey.
¿Cómo Morgana podría convertirse en una hechicera malvada? ¿atentar contra Camelot? No podía ver que eso pueda ser posible, la mujer despertaba aterrada por las noches por algunas pesadillas y había oído cómo Gaius la consolaba antes de darle otra medicina que al parecer no funcionaba.
¿Y quién era Mordred? Según lo que el dragón le había transmitido, era un druida que sería la perdición de Arthur si llegaba a unir fuerzas con Morgana. Sabía que los druidas eran pacíficos, ¿qué ocurriría en el futuro para que un druida quiera destruir a Arthur? No es que lo culpara, era un idiota, mimado y abusador.
Sin darse cuenta, terminó dormido entre sus pensamientos y el nuevo destino que tenía por delante.
N/A:
¡Felices pascuas!
Descubrí esta serie hace poco, y me encantó. Todavía no voy estoy en el final, pero ya sé cómo terminará y no sé si me gustará o no.
