El café se le enfría en las manos mientras se pierde en sus pensamientos. "La verdad es que te amo." Las palabras todavía resuenan en su cabeza. Mira por el gran ventanal aeropuerto el espectáculo del amanecer y suspira, todavía no puede creer lo que ha sucedido.

"Te amo, Teresa", las palabras de Jane siguen rondando en su mente. No puede negar que escuchar eso la hizo sentir tan bien. "Es tarde" le dijo, pero aún sigue ahí, en Miami, en el aeropuerto, no está en ese avión, camino a Washington, ella se bajó. ¿Por qué? Para protegerlo, en primer lugar, sin duda iban a poner cargos pesados en su contra, y una vez más tuvo que interceder por él, la influencia de ser agente federal ayuda, y espera que pase lo mismo en esta situación. Pero también se bajó porque no puede negarlo más, no puede negar que imaginarse despertar y saber que no va a verlo, le duele, le lastima.

Vivió dos años lejos de él, pero a la vez estaban cerca. Ella recibía sus cartas y cada letra, cada palabra, era como si estuviera ahí hablándole, y la esperanza de volver a verse estaba presente. Nunca se distanciaron, siempre uno pensaba en el otro, siempre se protegían. Siempre nos quisimos. ¿Por qué tuvimos que llegar a este punto?-Agente Lisbon. -La voz gruesa de un hombre alto y calvo la saca de sus pensamientos. -Soy Kevin Matthews, jefe de seguridad del aeropuerto. -El hombre le extiende su mano.

-Mucho gusto, señor.

-Mire, me informaron que un hombre invadió unos de nuestros aviones y que usted iba en ese vuelo. Me informaron que el hombre en cuestión se metió en un área restringida, saltó el alambrado y entró al avión diciendo que era un agente del FBI haciendo un chequeo de rutina. También me informaron que en verdad, el hombre y usted son del FBI.

-Sí. -Afirma ella avergonzada. -Lamento todo esto.

-Mire, lo que menos quiero es iniciar acciones legales contra oficiales federales, sería un dolor de cabeza para todos, así que solo dejaré asentado las acciones del señor Jane, quedarán en su expediente, y pagará una multa de mil dólares.

-Me parece bien. No volverá a suceder.

-Eso espero.

-¿Puedo verlo?

-Sí, en cuanto le hagan el chequeo médico y el sumario. -Lisbon frunce el ceño.

-¿Chequeo médico?

-Sí, el señor Jane se lastimó el tobillo al saltar el alambrado, no debe ser más que una torcedura, seguramente lo van a vendar. -Lisbon asiente y el señor Matthews se retira.

Lisbon se queda sentada. No sabe que hacer. ¿En serio me amas? Lo vi en tus ojos, vi tu dolor y tu sinceridad...Pasa media hora y el guardia le dice que puede entrar. Está nerviosa. Jane se arriesgó al último momento, ¡Dios! Casi se va a otro estado con otro hombre. Ahora es ella quien tiene que arriesgar, tiene que confesarle lo que siente. Tiene miedo, pero ya no quiere fingir más, ya no quiere disimular lo que siente cada vez que la mira. Entra al cuarto de detención ahí lo sentado, pensativo, con su pierna estirada, su pie apoyado en una silla, vendado. Ella sienta lo mira.

-Hola.

-Hola. -Responde él, claramente sorprendido. La respiración se le acelera, el corazón le explota de emoción.

Él suponía que ya debía estar llegando a Washington, pero no, realmente Lisbon está frente a él.

-iAsí que conseguiste meterte en otro lío, verdad?

-Ahh, he tenido peores, tú lo sabes bien.

-Sí, lo sé. ¿Y el tobillo?

-Eh, está bien. -Jane la mira, emocionado. -No estás en DC.

-No. -Lisbon está decidida, pero necesita preguntar: -¿Es verdad lo que dijiste?

-Sí, lo es. -Bien. -Ella sonríe.

-Para quedar claro, ¿estamos hablando sobre los líos, no? -Pregunta Jane, jugando una broma.

-No, no, la otra cosa. - Dice medio sonriendo. Eres imposible, Jane piensa.

-Ahh, eso.

-No se bromea con estas cosas.

-Sí, reafirmo cada palabra que dije

-Bien, porque yo siento lo mismo. -Lisbon siente alivio y al mismo tiempo emoción al confesarlo.

-¡Que suerte! -Exclama Jane sonriendo radiantemente y Lisbon le devuelve la sonrisa. De repente, él se acuerda de que en esta historia son tres. -¿Qué pasará con Pike?

-Lo entenderá. -Ambos se miran, diciéndose muchas cosas a la vez. Lisbon siente la necesidad de escuchar de nuevo aquellas palabras.

-Dilo otra vez.

-¿Qué quieres oír? -Pregunta Jane, como si no supiera. Ella arquea sus cejas.

Ya no hay nada que decir, nada en qué pensar, las alabras pueden decir mucho, pero los hechos demuestran mejor. Cuidando de no mover su pie lastimado, Jane se levanta, se acerca a ella por encima de la mesa que los separa, coloca una de sus manos en su mentón, ella cierra los ojos y se funden en un beso. El primer beso, de muchos. Ahora son ellos dos, nadie más importa, ni siquiera el policía que golpea el vidrio diciendo que no hagan eso. ¡Cuánto deseaban este momento! Lo deseaban desde hace mucho tiempo.

Se separan unos centímetros y ambos sonríen. El policía sigue golpeando la ventana y Jane vuelve a sentarse. Ella se encuentra sonrojada, y él, solo puede mirarla y sonreír, está feliz, como nunca lo estuvo, desde hace mucho tiempo.

-Voy a intentar arreglar este lío que armaste. -Dice Lisbon riendo, contagiando a Jane, quien sigue sin creer lo que está sucediendo. Alguien entra al cuarto de detención, el señor Matthews se hace presente.

-Bien, señor Jane, su jefe el agente Abbott habló conmigo por teléfono, dijo que él pagará la multa pero no puede salvarlo del informe.

-Entiendo.

-Dijo también que pasará a buscar su auto más tarde, así que no tiene que esperarlo, me dijo que la agente Lisbon puede hacerse cargo de usted. -Ambos sonríen. Es claro que Abbott, sabiendo que Lisbon está con Jane, prefirió darles tiempo a solas.

Una vez fuera del aeropuerto, se dirigen a la calle a esperar un taxi.

-Y ¿A dónde quieres ir? -Pregunta Lisbon intrigada.

-¿Vamos a la playa?

-Sí, estaría bien eso.


Comienzan a caminar por la playa a paso lento, por el pie lastimado de Jane, y van recordando el día anterior, cuando Lisbon descifró el código de la carta que el supuesto asesino había mandado.

-¿Cómo supiste que iba a descifrar el código?

-Amm, bueno, eres una mujer muy inteligente, solo tuve que colocar en tu mente la palabra "sede".

-Ajá, entonces usaste trucos conmigo.

-Bueno, en teoría todo fue un truco... -Jane se detiene y la mira a los ojos. -Lo siento, no quería mentirte así.

Lisbon baja la mirada y sigue caminando unos pasos, luego se sienta en la arena. Él hace lo mismo.

-Jane, creo que debemos dejar fingir. -Lisbon suspira profundamente. -Jane, me enamoré de tí desde hace mucho tiempo, no sé en qué momento, pero te hiciste imprescindible para mí. Me engañaba a mí misma, convenciéndome de que eras necesario para el Buró, "él cierra casos", era mi excusa. Pero en realidad, Patrick, eras necesario para mí. Pero no podía... Jane, no podía... -Un nudo en la garganta aparece y sus ojos se llenan de lágrimas.

-Teresa. -Jane toma su mano y entrelazan sus dedos. -Escucha, todo fue muy difícil para los dos, tú eras mi jefa y yo estaba inmerso en mi venganza... pero debo confesarte que pensaba en tí siempre, y no tenerte cerca una tortura, pero debía protegerte. Y cuando me fui, deseaba llevarte conmigo, pero no podía ser tan egoísta, no podía hacer que dejes todo para venir conmigo, un prófugo.

-Patrick.. -Una lágrima cae por el rostro de Lisbon. -Yo quería estar contigo. -Él limpia esa lágrima con el dorso de su mano.

-Me conociste roto por dentro, lleno de miedo y desprecio por mi mismo. , me armaste y me diste esperanza. Me enamoré de tí por como eres, porque eres hermosa, y porque fuiste y eres mi luz en tanta oscuridad.

Lisbon se acerca más a él y le da un beso lleno de ternura. -Tú diste esperanza, Jane. -Dice y lo mira a los ojos. -Me hiciste creer en mi misma y me hiciste volver a creer en el amor.

Dicho esto, vuelven a besarse, un beso más largo, más intenso. Cuando se separan, no pueden evitar sonreír, y es que están felices, al fin después de tantos años, pueden dejar de fingir que no les pasa nada cada vez que están cerca. Ahora pueden besarse, abrazarse y amarse como siempre lo quisieron.

-¿Nos quedamos así? Se siente bien. -Pregunta Lisbon mientras se aferra más a él.

-Sí. -Ambos miran hacia el horizonte. -El atardecer espectáculo que se disfruta mejor en compañía de la persona amada. -Lisbon sonríe mientras lo besa.

-Eres muy tierno. Podría acostumbrarme a eso.

-Te acostumbrarás a muchas cosas. -Le susurra Jane al oído y ambos sonríen cómplices.

FIN.