Capítulo 1
Vivir con miedo…, no es una opción
Vivir con miedo en un mundo de muerte no es una opción.
Y si bien es cierto que salvar a unos desconocidos puede terminar matándome, la esperanza de que este acto impulsivo sirva para cambiar algo en esta vida incierta, vale la pena.
Al menos en mi opinión aún se puede luchar por eso, por creer que aún quedan buenas personas a pesar de la crueldad con la que hayan podido ser tratadas anteriormente.
Pero no me engaño, hacer una buena acción salvando a unos desconocidos del ataque de unos ladrones no significa que mi fe vaya a ser recompensada precisamente.
Tal vez hoy sea el día que muera, y lo haga por nada.
De hecho puedo imaginarme el ceño fruncido de Daryl frustrado por mi temeridad si pudiera verme en la situación en la que estoy ahora, por suerte no está aquí para regañarme, aunque por otro lado no me vendría mal una ayudita.
El hombre al que he desarmado después de fallar el tiro con mi ballesta de mano, me empuja furioso contra la pared de ladrillos de un edificio de apartamentos mientras trata de asfixiarme, como si de verdad pensase que es la primera vez que me encuentro en una situación así y no tuviese ni idea de que hacer para liberarme.
Iluso, sin perder la calma giro mi cuerpo hacia la izquierda, levanto ese mismo brazo para golpear con fuerza los antebrazos de mi agresor obligándole así a soltarme.
Una vez libre de sus asquerosas manazas le golpeo repetidamente en la nariz hasta hacerle sangrar, y después aprovechando que se ha quedado agachado debido al dolor le rompo el cuello sin que tenga tiempo de reaccionar.
Por desgracia eso no soluciona todos mis problemas.
-Bill, a por la puta.- Ruedo los ojos ante el insulto, de verdad, por el amor de todo lo sagrado y lo profano, literalmente no hay nada en lo que entretenerse, ¿y no tienen tiempo para inventarse insultos creativos?
Vamos, es que no me jodas, eso sí que es de ser vagos.
Corro sin mirar atrás hasta situarme detrás de una vieja furgoneta Chevy, lo que al instante me recuerda a mi unicornio, espero que su escapada con Gin esté siendo más tranquila que la mía.
-Ya es mía.- Dice el imbécil amenazándome con un machete. –Voy a follarte tan fuerte que después de que te matemos no serás capaz de caminar.- Alardea riéndose de una manera que en otro tiempo me habría dado escalofríos, pero que ahora solo consigue hacerme sentir vergüenza ajena por el pobre idiota.
-Ajá,- levanto mi navaja, -cuéntame más.- Le digo guiñándole un ojo coqueta. Y él, creyendo que ya me tiene da un paso más, en ese momento yo aprieto el botón que tiene la navaja y la hoja sale despedida directa al cuello cortándole la carótida. –Gracias Eugene,- digo a pesar de que no está aquí para escucharme.
Respiro hondo para calmar mi respiración y cojo el machete del desafortunado Bill, ahora al fin la pelea es justa, uno contra uno.
Salgo desde detrás de la furgoneta justo en el momento en que uno de los hombres a los que he ayudado vuelve para devolverme el favor.
-¿Estás bien?- Me fijo en que no lleva armas a pesar de tener buenas intenciones, y así poco puede hacer.
-Quédate detrás de mí, esto acabará pronto.- Le digo tranquila, concentrada en la amenaza que tengo delante.
-Eso es lo que tú crees,- dice el hombre calvo tirando su machete al suelo para pasar a apuntarme con una glock justo al pecho.
-Deberías darte la vuelta.- Pero no termino la frase cuando Michonne ya le ha separado la cabeza del cuerpo.
Al menos a mi conciencia le queda el consuelo de que intenté avisarle.
-¿Por qué las salidas contigo nunca pueden ser tranquilas?- Bufa con el ceño fruncido, molesta porque me haya puesto en riesgo sin contar con ella. –Al menos deberías haberme esperado antes de lanzarte a lo loco a por los primeros capullos que ha detectado tu radar.- Dice limpiando su Katana de sangre.
-Si lo hubiera hecho les habrían matado.- Me disculpo con una sonrisa conciliadora recogiendo del suelo mi ballesta de mano, lástima que haya olvidado el resto de mis flechas en el coche antes de salir corriendo por el bosque, ese descuido podría haberme costado caro, pero no es momento de pensar en eso.
-Ya,- noto como estudia escéptica al hombre tras mi espalda, -¿y crees que ellos valían la pena de poner en riesgo tu vida por qué…?- Deja la frase inconclusa a espera de que yo la termine mientras recupero de los cuerpos todo lo que pueda sernos útil.
No es que me entusiasme ser una carroñera, pero la necesidad obliga.
-Llámalo intuición.- Digo sonriendo en dirección al hombre de pelo rizado que ha estado dispuesto a echarme una mano a pesar de no tener armas, ni experiencia en una pelea por lo que revela su lenguaje corporal. -¿Dé dónde habéis salido?- Pregunto una vez mi tarea está terminada.
-Os estábamos buscando.- Palabras equivocadas, antes de que tenga ocasión de intervenir, el filo de la Katana de Michonne ya está apoyada sobre la piel de su cuello.
-¿Por qué? ¿Cómo sabéis quiénes somos?-
-Mich baja el arma, es inofensivo.- Digo conteniendo una carcajada a duras penas, diosas, realmente mi vida se ha vuelto muy bizarra si esto me parece gracioso.
-A veces lo parecen, no pienso fiarme.- Dice enseñando los dientes de manera amenazadora y yo lanzo un suspiro al aire en busca de paciencia.
Luego se quejan de que prefiera salir sola, ¿cómo no? Si todos están siempre tan tensos como un alambre de espino bien estirado, aunque no es como si no les entendiera.
-Bueno, no os buscaba a vosotras exactamente.- He de reconocer que él hombre mantiene la calma incluso mejor que un negociador de atracos. Será una buena incorporación a la familia, eso claro, si Mich no le mata antes.
-¿Entonces?- Le pregunto mientras me coloco al lado de mi hermana y le pongo una mano en el hombro para que se relaje.
Ella separa el arma pero solo uno centímetros.
-Yo,- hace el amago de moverse y enseguida la katana vuelve a estar sobre él. –Solo quiero enseñaros lo que tengo en la mochila, son pruebas.-
Eso definitivamente consigue hacerme reír. -¿Pruebas de qué?-
-De que existe el sitio del que voy a hablaros.- Suspira dándose cuenta de que Mich no va a ceder, no de nuevo. –Me llamo Aaron, y mi compañero es Eric, los dos vivimos en un lugar seguro, un pequeño pueblo amurallado llamado Alejandría.-
-Ya no hay lugares seguros.- Replica Michonne con acero en la voz.
Y sé que a ambas se nos cruza el mismo recuerdo doloroso del último lugar estable en el que vivimos, la prisión estallando en pedazos por culpa de los tanques del Gobernador.
-Este lo es, os lo prometo.- Sus ojos son tan inocentes que casi duele mirarlos, definitivamente uno no puede fingir esa emoción cuando está cansado de ver sangre derramada, ya sea de amigos, enemigos o caminantes.
-¿Cuáles son esas pruebas de las que hablas?- Le pregunto curiosa.
-Comida y fotos.-
-¿Fotos?- Eso sí que llama mi atención.
-Sí, de las casas y las personas que viven allí.- Su ingenuidad al estar dispuesto a confiar un lugar como el que describe a unas completas desconocidas me llena de incredulidad, porque si él es una muestra de las personas que viven en Alejandría, ¿entonces cómo han podido mantenerse a salvo de la gente y de los caminantes?
No lo entiendo y Mich tampoco. -Solo un idiota, un loco o un mentiroso expondría a su gente así.- Niega Michonne sin querer confiar.
-Tal vez esté loco pero no es un mentiroso.- Le aseguro convencida yendo hasta la espalda de Aaron para abrir su mochila.
-¿Cómo estás tan segura?- Pregunta Michonne reacia a bajar la espada.
Por una parte, ¿cómo decirle que la voz que a veces susurra en mis sueños me ha guiado hasta ellos para que les ayude? Me tomaría por una loca como sería lógico.
Por otro lado esa voz, esa especie de intuición siempre ha intentado protegerme, así que aunque sea una locura no tengo razones para dudar de ella.
-Pues…- Empiezo a decir pero me callo al ver las fotos, realmente esas casas parecen nuevas, la muralla aunque necesita refuerzos parece confiable y la gente sonríe y va desarmada por las calles, totalmente expuestos, completamente confiados, eso solo es posible transmitirlo si verdaderamente se sienten a sí de a salvo. –¿Esto es real?- Pregunto incapaz de ocultar mi impresión ante el hecho de que un lugar así pueda realmente existir a día de hoy.
-Sí, todo lo que ves es verdad, esas fotos tienen solo un par de meses.- De un manotazo aparto la katana de Michonne y me pongo frente a Aaron en un gesto defensivo mientras prácticamente le estampo a ella las fotos en la cara para que pueda verlas.
-¿Cómo es posible?- La ansiedad por llevar hasta allí a Judith, a Carl y Gin es dolorosa, sobre todo sabiendo que Maggie está embarazada. -¿Y por qué exponeros ante desconocidos que bien podrían mataros?- Pregunto necesitando adelantarme al escepticismo de mi familia.
-Tú nos has salvado sin conocernos de nada, ¿por qué no íbamos a confiar en ti?- Dice lleno de buena voluntad. Por mi parte al escucharle a duras penas reprimo el impulso de llorar de felicidad ante la posibilidad que se presenta ante mí. –En cuanto a cómo es posible, en realidad se debió sobre todo a una cantidad extraordinaria de buena suerte, unos militares nos llevaron allí hace años cuando todo comenzó, lo reforzaron y nos dejaron para buscar más supervivientes.-
-Pero nunca volvieron.- Digo por él.
-No, no lo hicieron.- Agacha los hombros afectado por ello, debía conocer bien a alguno de ellos.
-¿Por qué buscar gente ahora?- Dice Mich viendo las fotos incapaz de cerrar la boca debido al asombro.
-Cultivamos nuestra comida, pero hay recursos que solo podemos conseguir yendo a buscarlos, y necesitamos a gente que sepa hacer eso.-
-¿No habéis tenido que salir hasta ahora?-
-Prácticamente no, y si lo hemos necesitado nos ha bastado con ir hasta los pueblos más cercanos de los alrededores, pero ya no es suficiente.- Mira hacia atrás nervioso, -¿podemos volver con mi novio por favor? Creo que se ha torcido el tobillo y estoy preocupado por él.-
-Rainbow irá a buscarlo, y si ella no vuelve en diez minutos sana y salva te corto el cuello por muy bonitas que sean tus fotos.- Le amenaza y yo no puedo sino sonreír.
Esa es mi sobreprotectora hermana mayor.
Han pasado cuatro años desde que escapamos de la trampa mortal de Ethan, cuatro años en los que algunas cosas han cambiado y otras siguen igual, como la ferocidad de mi lady samurái.
-Pero quizá pese demasiado para que puedas con él.- Duda Aaron, y en sus ojos puedo reconocer la angustia de asegurarse por sí mismo de que el hombre al que ama está sano y salvo.
-Descuida, no tardaré, eso sí, prepárate. Nuestro grupo no os lo va a poner fácil.-
-¿Grupo?- Cuestiona emocionado.
-Rainbow.- Me reprende Michonne por haber revelado nuestra superioridad numérica tan alegremente.
-Relájate, iba a enterarse de eso antes del mediodía.- Digo dándoles la espalda en busca de su compañero.
Puede que esta sea la razón que esperábamos encontrar, aquello que hemos estado buscando sin saberlo, el motivo de que hayamos continuado sin descanso hacia delante, cada vez más lejos, sin volver a establecernos en un sitio fijo.
Sin saberlo, buscábamos Alejandría.
….
Hola almas corsarias, aquí está, aquí llegó el primer capítulo.
Sé que es cortito y en verdad pensé en alargarlo, pero creo sinceramente que ese era justo el punto en el que debía cortar, de todos modos no os preocupéis, ya iré alargando la cosa.
Novedades, me he leído por primera vez Orgullo y prejuicio, maravilla de la literatura inglesa lo digo sinceramente, quiero un Señor Darcy please.
En cuanto a mi vida amorosa, mi novio cortó conmigo el lunes 18 de enero, la frase que más utilizó fue -siento que podrías estar con alguien que te aporte más.- Ha sido algo tan jodidamente marca Daryl Dixon. Pero yo no he tenido la suerte de Cass..., en fin, ahora estoy hundida en la miseria, es inevitable pero tranquilas que pronto volveré a ser la perra mala y poderosa de siempre.
Como siempre espero que el capítulo os haya gustado, gracias por leer y besototes for all.
