El Frío Cielo Sin Luna

Los personajes de Bleach no me pertenecen. Son obra y creación de Tite Kubo.

WWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWW

Capítulo 1: Yo, Soy Daisuke…

Pov

Shinigami: Según el folclore, se les llama "Dios De La Muerte" a esos seres sobrenaturales que invitan a los seres humanos hacia la muerte, o inducen sentimientos de querer morir. Bueno, solo una de esas cosas era cierta.

Desde hace miles de años, los Shinigamis se han convertido en seres que guían las almas de los muertos al otro mundo, conocido como la Sociedad De Almas, y protegen a los humanos de su contra parte, los "Huecos" o también llamados "Hollows".

De ahí es donde parte todo esto, pero antes, se preguntan "¿Cómo es que un humano como yo sabe todas estas cosas?". Pues la respuesta es simple: No soy un humano ordinario… ni siquiera sé si soy un humano por completo.

Desde hace años, me di cuenta de todas estas cosas gracias a Ishida Uryū, uno de mis mejores amigos, quien junto a su abuelo me enseñaron sobre los Hollows, Shinigamis y Quincys.

Uryū-san y su abuelo me enseñaron los conceptos básicos del Reiryoku y el Reiatsu, como también del Reishi. También un poco de historia de la Sociedad de Almas y un poco sobre la masacre Quincy. En algún momento, también querían enseñarme a cómo utilizarlo para salvar a los humanos de los Hollows

Bueno… hasta que el viejo, Ishida Sōken, fue asesinado por ese Hollow… y los más impactante de todo fue que el Shinigami encargado de esa área llego tarde… desde ese día, no volví a ver a los Shinigamis de la misma forma… claro, no como Uryū-san… el realmente desprecia a los Shinigamis.

Pero la cosa está en que, gracias a la ayuda de ambos, entendí como es que funcionaba este mundo, ahora con esa información podía buscar lo que necesitaba…

Pero antes de seguir contando, me presento: Soy Daisuke… solo Daisuke, no tengo ningún apellido ni algo parecido. No tengo ni la menor idea de quienes son mis padres. Me criaron en el orfanato desde que tengo memoria.

En todo ese tiempo, muchas familias me quisieron adoptar, cosa a la que me opuse completamente, no quería pertenecer a una familia que no conozco, por lo que cada vez que venía alguien queriendo adoptar… simplemente me escapaba ese día de la forma más conveniente.

Algunas de esas veces, cuando tenía 9 años, me escape y llegue hasta un Dojo de centro comercial, y sin saber cómo, me quede ahí practicando algo de artes marciales, donde conocí a otros dos de mis mejores amigos… Kurosaki Ichigo y Arisawa Tatsuki.

Y desde aquel fatídico día… nunca volvió a ser lo mismo, para mí.

Ese día, yo estaba parado en la orilla de aquel río que atravesaba la ciudad de Karakura, la lluvia torrencial me importaba menos, después de todo, ese día descubrí las cintas de vídeo del orfanato… exactamente, el día en que llegué al orfanato.

Era algo que no procese muy bien, y termine pensativo en aquella orilla… y de pronto, Ichigo venia corriendo hacia mí, quien sabe por qué razón, pero lo más impactante fue ver un monstruo con cuerpo de hámster y una máscara blanca… ahí fue en donde descubrí la existencia de los Hollows.

Tiempo después de que Ichigo dejara de ir, yo también deje de ir. No por el hecho de que el dejase de ir ni tampoco por lo sucedido aquel día, sino porque cada vez que peleaba con alguno de los niños, simplemente lloraban y se iban o no querían pelear, todos a excepción de Tatsuki, ella realmente era la única con quien podía disfrutar de una buena pelea… pero era la única, así que decidí irme.

Tiempo después, cuando tenía 10 años, me encontré, quien sabe cómo, en medio de un campo de fútbol, viendo como unos adolescentes de al menos 15 años no dejaban jugar a los chicos de mi edad, pero yo, como toda buena persona, les pateé el trasero en un partido, ganándoles… humillándolos de la mejor manera, y por si fuera poco, uno de esos niños era uno de los jugadores del club de fútbol de ciudad Karakura… y sin más me volví un jugador de fútbol… bueno… la posición que ocupe de ahora en adelante era la del arquero… está de más decir que ganamos todos los torneos ese año.

Cuando cumplí 12 años, finalmente me las arreglé para irme de aquel orfanato de la forma más "legal" posible, para luego alquilar una pequeña casa. Gracias a mis métodos, pude obtener dinero por aquí y por allá, haciendo trabajos en algunos bares de la ciudad, en donde me di cuenta que tenía talento para eso de la música, así que, desde ese día, cada vez que me pedía que fuese a tocar algo de música, simplemente iba y tocaba algunas canciones de artistas y bandas famosas… siempre y cuando fuese algo de Rock and Roll y cosas así.

En ese entonces no entendía por qué razón mis padres me habían abandonado… y todavía no tengo una respuesta clara, solo sé que gracias a las cámaras de seguridad pude ver el momento en que mi madre biológica me dejo en el orfanato… no podía ver cómo era debido a que llevaba un abrigo negro y tenía puesta una capucha… pero dejo ver un mechón de su cabello, indicando que su color de cabello era rubio… como el mío… además, ella había dejado una carta con mi nombre completo… de no ser que estuviese incompleto.

El papel estaba quemado, convenientemente, en la parte donde estaba escrito mi apellido, dejándome sin uno… lo bueno de todo esto es que al menos sé que mi madre me amaba.

Y se preguntaran "¿Cómo estás seguro de eso?", pues déjame decirte que en el vídeo… mi madre se veía… desesperada, como si alguien la estuviese buscando, o tal vez a mi… pero se notaba lo cansada e inquieta que estaba… además de la sangre que estaba cubriendo parte de su rasgado abdomen en la parte derecha…

Por lo que teoricé que posiblemente no fuese algo de este mundo… además de que la grabación estaba entrecortada en el principio… así que decidí arreglar la cinta desde el comienzo.

Pero por más que podía, nada sucedía. Es como si la respuesta que busco no se encontrase aquí... así que decidí buscar una respuesta para este misterio.

Por desgracia… todavía sigo siendo un "niño", aunque actualmente tengo 16 años, no podía hacer la gran cosa… si no es que quiero terminar detenido en una fiscalía quien sabe por cuánto tiempo.

Así que decidí estudiar programación, cosa que se me dio muy bien… tan bien que ya podía entrar a los servidores en donde estaban las cámaras de seguridad de toda la ciudad sin ser detectado.

Algo que, evidentemente, hice para obtener más información… solo para darme cuenta que ese tipo de errores de grabación, como los del vídeo de mi madre, solo pueden ser por una causa… Reiatsu.

No un súper monstruo con grandes cantidades de Reiryoku, simplemente se desenfocas dependiendo de la presión, el Reiatsu. Así que si lo relaciono con el vídeo que encontré de mi madre… puede que llegué a tener un poco de sentido… pero es demasiado pronto para llegar a una conclusión como esa. Por ahora, lo menos que puedo hacer es esperar a que algo fuera de lo común pase… como la gran cantidad de avistamientos de Hollows.

Eso era algo que Uryū-san y yo nos dimos cuenta al poco tiempo, pues hace unas semanas los avistamientos de Hollows por toda la ciudad ha incrementado más del 89%, cosa rara que ahora tenía que aprovechar.

Pero sabía que algo estaba mal… mi Compañero me lo repetía a cada rato, y si él decía que algo estaba mal… es que había algo malo.

Y seguramente se preguntarán "¿A quién te refieres cuando dices ´Compañero`?", pues eso es algo muy largo de contar…

Fue en el momento en el que conocí a los Ishida, al viejo y a Uryū-san, cuando desperté por primera vez mi Reiryoku… sentí que alguien me hablaba, cosa muy desconcertante para mí, pero luego entendí que tenía que "Entra A Mi Mente", cosa que se volvió muy problemática en aquel momento.

Pero él nunca me había dicho como se llamaba o que es lo que quería de mí, simplemente me ayudo en todo lo que podía, sobre todo, en ese tema en específicamente espiritual…

Técnicamente es más profundo que eso… pero por ahora eso es todo lo que necesitan saber de él, en este momento hay que centrarse en el problema mayo… y eso está sucediendo el día de hoy… seguramente Uryū-san nunca vuelva a ver a Ichigo de la misma forma…

Fin Pov.

Ahora, vemos a un adolescente de cabello corto, peinado a un lado, haciendo que un flequillo de su rubio cabello cayese de su frente hasta su ojo derecho tapándolo un poco, ojos de color marrón un poco oscuro y se apreciaba una cicatriz que iba de casi la mitad de su ceja hasta ir en diagonal hasta un extremo del parpado, al más alejado de la nariz; llevaba puesto la vestimenta estándar de la Secundaria Karakura, que consiste en una chaqueta gris a juego con los pantalones, una camisa blanca de manga corta y una corbata azul marino y zapatos de color negro. Aunque esta era la vestimenta, ahora no llevaba puesta la corbata ni la chaqueta gris, dejando ver la camisa blanca, que el primer botón de la parte superior estaba desabotonado, además de tener un calentador en su muñeca derecha, de líneas mixtas de color negro y blanco.

Actualmente, estaba caminando por la calle de siempre para llegar a la secundaria, sin ver ni percibir nada fuera de este mundo, algo que ya hacía desde que los números de los Hollows aumentaron en la ciudad.

- No hay ningún Hueco cerca, mi señor… - una voz profunda resonó en su mente, para que el rubio, que seguía su camino como si nada, asintiera mentalmente a su compañero.

Toda su trayectoria de ida, fue completamente tranquila, sin ningún imprevisto, llegando al fin a la secundaria, viendo como todos sus amigos ya empezaban a entrar al edificio, por lo cual el no tardo ni un segundo más en seguirlos.

- Uryū-san – dijo apenas paso por al lado de una persona, que estaba más serio de lo normal, mirando más adentro del pasillo de la entrada principal.

- Daisuke-san – respondió de la misma forma el pelinegro ojiazul.

Ishida Uryū, un joven de 15 años de complexión delgada y estatura media, usa gafas de monturas al aire. Su piel es de una tonalidad pálida y su pelo es de color negro azulado, peinado de forma que el flequillo le cae dividido en dos a ambos lados de la frente. El color de sus ojos es de un azul oscuro, aunque sólo se puede apreciar a corta distancia, ya que sus ojos son algo más rasgados que los del resto. Estaba vestido con el uniforme habitual de la secundaria, solo que sin la chaqueta gris y si llevaba la corbata azul puesta.

Ya haciéndose una idea del por qué, del comportamiento más frío de lo normal de parte del Quincy, entro por la puerta principal hasta llegar al salón 1-3, en donde se encontraban sus amigos hablando casualmente.

El solo se dedicó a ir a su asiento, que estaba en la última fila, en la columna que está más cercana a la puerta de salida, en ese momento, se iba a dedicar a dormir, después de todo, no había nada interesante en la escuela, por el simple hecho de que ya sabía el tema que darían ese día, y el siguiente, y el siguiente a ese… dejemos en que estaba más adelantado que todos ellos por unos… 2 años a lo poco.

Pero claro, antes de si quiera acercarse a su asiento, una mancha marrón iba en su dirección…

- ¡Dai-su-ke! – dijo entrecortando cada silaba a propósito, listo para tirarse encima del rubio, pero este sabiendo lo que pasaría… dio un paso a su derecha, haciendo que el castaño pasase de su trayectoria y terminase tirado boca abajo en el suelo.

- Es bueno ver que sigues igual, Keigo… - decía sarcástico el rubio, mirando como su amigo hacia todo lo posible por levantarse sin ninguna queja.

- Si, si, digo lo mismo – decía acariciándose una parte de su cara, seguramente con la que cayó al suelo estrepitosamente.

Asano Keigo, un joven de estatura media y delgado, con el pelo castaño y los ojos marrones. Actualmente tenía 16 años que los había cumplido hace poco, siendo al igual que el rubio, uno de los mayores, hablando de edad, de su salón. Su ropa era la estándar de la secundaria. Algo que no comprendía el rubio del castaño era su manía por asaltar tanto a Ichigo como a él.

- Daisuke-san, no es muy de ti llegar a estas horas… - decía un pelinegro, quien fue a ayudar al castaño a levantarse, ganando una pequeña sonrisa y un asentimiento de parte del rubio.

El pelinegro era conocido como Kojima Mizuiro, un joven de tez pálida, baja estatura y complexión delgada, que al parecer suele causar furor entre las mujeres, algo que el rubio no entendía por qué. Sus ojos son de color negro, al igual que el pelo, que lleva corto y con un mechón cayendo sobre su frente. Como el resto de estudiantes la Secundaria Karakura, lleva puesto el uniforme correspondiente.

- Chad – decía llamando la atención del moreno que estaba ahí parado para dar su saludo habitual, recibiendo un gruñido y un asentimiento de su parte.

Sado Yasutora, conocido por todos por el apodo que le había puesto cierto cabeza de zanahoria, Chad, es un adolescente de ascendencia mexicana, y debido a ello su tono de piel es más bronceado que el del resto de sus compañeros de clase. Es extremadamente alto y musculoso para su edad y en absoluto aparenta los 15 años que tiene. Sus rasgos son los propios de un hispano, al tener el pelo de color castaño oscuro, los ojos del mismo color y labios carnosos, y como todos los presentes, actualmente llevaba puesto el uniforme estándar.

- Ichigo… - detuvo sus pensamientos al notar algo muy extraño en el joven pelinaranja que estaba sentado en aquel asiento.

- Puedo sentir que su Reiryoku ha aumentado y un Reiatsu poco habitual en el… - volvió a hablar aquella profunda voz en la mente del rubio, sabiendo un poco de lo que estaba pasando en este momento, pero decidió dejarlo a un lado, de momento estaba interesado en confirmar las ultimas noticias del día anterior, y el joven Kurosaki estaba implicado.

- Daisuke – dijo de manera desinteresada, con su eterno ceño fruncido, después de todo, esa era su marca patentada.

Kurosaki Ichigo, alto y delgado, con piel de color parecido al melocotón y ojos color ocre. Y su ropa, la habitual de la secundaria.

- ¿Es cierto lo de que un camión se estrelló en tu casa? – decía viendo directamente al pelinaranja, después de todo, una cosa que sin duda era poco usual que llegase a pasar.

- Si… ¡Si, eso fue lo que paso! – dijo vacilante, cosa muy rara en él, después de todo, lo conocía muy bien como para darse cuenta de que estaba mintiendo, pero decidió investigarlo en otro momento, solo para dar una sonrisa sarcástica, que coloco algo nervioso al pelinaranja.

- Seguro que necesitaran ayuda para arreglar tu casa, Ichigo – dijo el moreno, acercándose un poco a donde el pelinaranja, solo para que este negara varias veces con la cabeza y manos.

- Descuida, estaremos bien – dijo, tratando de cortar el tema… pero gracias a su suerte, una pelinegra y una pelinaranja se acercaron al lugar en donde estaban los hombres.

- Oye, Ichigo – dijo la pelinegro mientras estaba con la guardia alta teniendo a su lado izquierdo a la pelinaranja – ¿Es cierto eso de que…?

- Eso es muy cierto, Tatsuki-san. Me adelante a preguntar lo mismo que ibas a decir hace unos instantes – corto el rubio llamando la atención de la pelinegra, sacando pequeño suspiro de alivio por parte del pelinaranja y un ceño fruncido de la mujer – Buenos días, Orihime-san – finalmente dijo para dar la vuelta y dirigirse a su asiento, llamando la atención de la sonriente pelinaranja.

- Buenos días, Daisuke-san… - pudo terminar de decir su oración, antes de que unas manos llegasen a tocar sus senos. La causante de todo esto… una mujer pelirroja que yacía tirada al otro lado del salón y la pelinegra con el brazo extendido al frente con el puño cerrado – ¡Buenos días, Honshō-san! – como si nada de esto hubiese pasado, la sonriente pelinaranja saludo a la semiconsciente pelirroja.

- Orihime-chan… -fue lo único que dijo mientras sus ojos hacían espirales.

Todo este espectáculo solo saco una pequeña sonrisa del rubio que vio todo lo que paso hace un momento. Tenía que admitir que se divertía mucho con las cosas que pasaban en la secundaria, razón por la cual no quiso graduarse por adelantado.

Arisawa Tatsuki, una joven de 15 años delgada y musculosa, por los continuos entrenamientos a los que se somete. Sus ojos son de color marrón y su pelo es negro, y lo lleva corto, dándole una apariencia masculina que se reafirma con su carácter rudo y directo, como la de hace unos momentos. Su ropa consistía en el uniforme femenino de la secundaria, que básicamente, cambiaban la corbata por una cinta de color rojo y los pantalones por una falda gris, además de llevar medias altas y zapatos negros y de no llevar la chaqueta gris.

Inoue Orihime, es una joven de ojos grises y pelo anaranjado, aunque de una tonalidad visiblemente más oscura que el de Ichigo, y actualmente llevaba puesto el uniforme para las mujeres de la secundaria.

Honshō Chizuru, es una adolescente esbelta y de estatura media, con un característico pelo color rojo un poco oscuro que lleva corto, por encima de sus hombros. Tiene unos grandes ojos de color gris oscuro y vistosas pestañas superiores, así como unas gafas de pasta roja en forma de "V". llevaba puesto el uniforma femenino habitual.

En estos momentos, la campana comenzó a sonar, para dar a entender que todos los estudiantes entrasen a su salón correspondiente para dar comienzo a las clases de ese día.

Al instante, entro una joven mujer que aparentaba no tener más de 25 años de edad, con gafas y cabello castaño largo que tenía atado en una coleta baja. Su ropa consistía en una camiseta púrpura, chaqueta roja y con pantalones grises. Además de llevar con ella su libro y un reloj de mano.

- Atención, alumnos – pidió la profesora Ochi Misato a los presentes – Déjenme notificarles que el día de hoy tendremos a una nueva alumna en nuestra clase – dijo intrigando a muchos de los presentes, después de todo, era raro que un alumno llegase a su escuela a comienzos de primavera – pase, por favor…

Una mujer… de 1,44 metros de altura. De constitución menuda, piel pálida y el pelo de color negro y suave, cortado por encima de los hombros y dejando que caiga un mechón en medio de su frente, y con la ropa femenina representativa de la secundaria.

El rubio al instante noto las reacciones de todas las personas, en mucha parte de los estudiantes, incredulidad por lo pequeña que era. Pero las que más le llamaron la atención fueron las reacciones de Ichigo y Uryū, el primero estaba anonadado sin ningún tipo de disimulo por la presencia de la chica, y el segundo, que estaba sentado unos cuantos puestos al lado de él, con una mirada seria… que denotaba un sentimiento en concreto… odio.

Para confirmar sus sospechas, recordando sus enseñanzas por parte de los dos Quincys, en su mente, logro manifestar la energía espiritual de cada persona en forma de vendas, que cada una de ellas estaba conectada a cada persona del salón de clases… pero se sorprendió al ver el color de dos de ellas.

El color de las vendas que están atadas a cada humano es siempre de color blanco… pero la de la mujer que estaba en frente tenía el color rojo. Según había escuchado por parte de los Ishida, ese color solo los podía tener un tipo de alma… los Shinigamis.

Pero lo sorprendente fue ver que otra venda, de color rojo, estaba conectada al pelinaranja… cosa que, en cierta forma, tenía sentido para el rubio.

Dando una mirada rápida al Quincy presente, para ver como acomodo sus lentes, dando un pequeño destello de luz, lo que para él era señal de que no había sido producto de su imaginación lo que sintió de los dos.

- ¡Buenos días! – dijo sonando alegre la chica – Mi nombre es Kuchiki Rukia, espero que nos podamos llevar bien – termino de decir para que la profesora le indicara que se sentase en el puesto que estaba a un lado del de Ichigo.

- Esto se pone cada vez más interesante, mi señor… - la profunda voz volvió a resonar en su mente, sacando una sonrisa notoria al rubio.

- Estas en lo correcto, compañero. Esto de verdad es mucho mejor de lo que creí… - susurro, respondiendo a la voz en su mente, mientras seguía viendo a la mujer, que ni cuenta se dio de su mirada.

El transcurso de las clases era lo norma, según el rubio. Un día más durmiendo todo lo que podía, sin que la profesora Ochi lo notara… realmente era muy molesto escuchar las quejas por parte de la mujer mayor, hasta que el timbre de receso sonó, para que todos se fueran a su descanso de media hora.

Se levantó cuando ya todos habían salido de salón, quedando solamente él y el Quincy, quien decidió salir lentamente, haciendo un gesto para que el rubio lo siguiera.

Observaron un memento el pasillo, asegurándose de que no había nadie a su alrededor, después de todo, esto no era algo de lo que los "Shinigamis" se debían enterar.

- ¿Qué piensa al respecto, Uryū-san? – dijo serio el rubio, mirando como el odio remarcaba cada parte de su rostro.

- No pienso dejar las cosas como quedaron... después de que no ayudasen a sensei – dijo irradiando molestia, cosa que saco un suspiro del rubio, claramente, esto era algo que él no podría evitar.

- ¿Estás seguro que esta es la única manera de hacerlo? ¿Mostrando tu superioridad a los Shinigamis?

- Tu no entenderías…

- Estas en lo correcto, Uryū-san. No entiendo del todo por qué sigues molesto con los Shinigamis por llegar tarde a salvar al viejo Sōken, y créeme cuando te digo que yo también siento ese mismo resentimiento hacia ellos, pero estoy seguro de que él no quería que hicieras alguna locura para demostrar superioridad.

- ¿Y tú qué sabes de eso?

- Es cierto, solo hago una suposición basándome en lo poco que conocía a Ishida Sōken...

- Entonces, no interfieras en mi lucha contra esos Shinigamis.

- Solo prométeme que no involucraras a ningún inocente en tu venganza… - dijo mirando a los ojos al azabache… solo para mirar la ira, furia, odio y el pequeño toque de tristeza que lo recorrían.

- Tratare de no involucrar a ningún inocente.

- Si llegas a romper esa promesa, yo mismo me ocupare de patearte el trasero por ser un idiota vengativo – dijo para caminas a las escaleras en dirección a la azotea, dejando a un serio Quincy, quien solo se fue en dirección contraria… seguramente para planear lo que haría para demostrarles a ese par de muertos lo que era un Quincy… el poder del ultimo Quincy… como diría el de lentes.

Ahora el rubio estaba pensativo a las últimas palabras del azabache, ese "Tratare" solo significaba que de una forma u otra implicaría a inocentes en esto, después de todo, solo serían las víctimas de la venganza del azabache.

Siendo francos, el también quisiera patearles el trasero a los Shinigamis por dejar que algo como un ataque Hollow sucediera como si nada, pero el en ningún momento quisiera involucrar a más personas en eso, eso es algo que haría entre ellos y el, no alguien más.

Lo mismo aplica para su investigación personal. Él no le había dicho a nadie sobre lo que encontró en las cintas de vídeo del orfanato, porque eso era algo que tenía que hacer… solo.

No quería involucrar a alguien más por miedo a que sus aliados saliesen perjudicados por lo que estaba haciendo, mucho menos que muriesen…

Si. Había pensado en la posibilidad de que lo que le había sucedido hace años, era algo de vida o muerte, cosa que deja ver aquella mujer en el vídeo al notar la sangre que goteaba de su abdomen… sería fácil tomar alguna muestra de aquel día, si no fuese por el hecho de que estaba lloviendo torrencialmente ese día.

Lo único que tenía como prueba de que ese vídeo era verídico era el pedazo de papel quemado en donde estaba escrito su nombre… dejando la parte de su apellido totalmente quemada.

Se reprendió mentalmente al divagar por tanto tiempo en ese tema, después de todo, hace mucho que se había quedado estancado desde que encontró la relación entre el Reiatsu y las anomalías en los vídeos.

Pero eso fue hace ya 2 años… 2 años en donde no pudo avanzar en su investigación. Lo único que podía hacer era tratar de mantenerse lo más que podía.

- Si seguimos estudiando a la Shinigami y a tu amigo… tal vez haya una pequeña posibilidad de que hallemos más pistas valiosas para tu investigación… - volvió a hablar su "Compañero", levantando un poco los ánimos del rubio, por lo cual, se deshizo temporalmente de tales pensamientos y reanudo su camino a la azotea, ahora tenía que buscar la forma de sacar información de la mujer Shinigami… solo esperaba que no fuese tan difícil como parecía ser.

Unos segundos, fue todo lo que necesito para planear como sacar información de aquella mujer, además de que ya había llegado a la azotea. En este momento, solo quería comer su merienda y perderse en sus pensamientos, cosa que se vino abajo cuando noto la presencia de aquella pequeña mujer, que, por más conveniente que fuera, estaba hablando con su círculo social de amigos.

- Es mejor aprovechar esta oportunidad, mi señor… - propuso en su profundo tono aquella voz que solo el rubio podía escuchar, haciendo que suspirase un poco para tranquilizarse un poco, para actuar lo mejor posible.

- ¡Daisuke-san! – llamo Mizuiro al rubio – te tardaste un poco viniendo hasta aquí.

- Lo siento, es que… - se quedó en silencio un momento, intrigando a los presentes. Ahora que recordaba, no quería que supiesen que estaba hablando hace unos instantes con el Quincy, en algún momento, esto alertaría a la pelinegra Shinigami, y sabía que en algún momento el azabache haría su movimiento, y no quería que lo relacionaran con el… por ahora – Tuve que tomar el camino largo.

- ¿Cuándo será la vez que no vallas por ese camino? – se burló el castaño Keigo, ya que no era la primera vez que llegaba tarde a algún lugar… a sus primeros trabajos de músico llegaba tarde, a sus partidos de fútbol también lo hacía… era algo que se volvió común en él.

- Bueno, bueno… – decía agitando su mano desinteresadamente, hasta centrar su vista en única mujer del grupo - ¿Tu eres la nueva alumna… Kuchiki Rukia, cierto? – decía tratando de sonar lo más natural posible, obteniendo la atención de la pequeña mujer.

- Así es, mucho gusto… - decía, dando a entender que no sabía el nombre del rubio.

- Daisuke – fue lo que dijo, sacando una sonrisa de aquella pelinegra.

- Daisuke… - repitió, esperando a que el mencionado dijese algo más, haciendo que los demás se tensaran al darse cuenta de lo que estaba haciendo la mujer, por un momento, iban a intervenir cualquiera de los presentes, después de todo, nadie en la secundaria se atrevió a preguntar algo referente a su desconocido apellido.

- Solamente Daisuke, Rukia-san – dijo calmadamente, haciendo que algo de la tensión en el ambiente se esfumara, cosa que noto la pelinegra, aunque seguía intrigada, no preguntaría - ¿Puedo preguntarte de dónde vienes, Rukia-san? Es decir, sabes lo intrigante que es que llegue un alumno nuevo en plena primavera… - pregunto el rubio, sobresaltando un poco a la menor, también haciendo que el pelinaranja se estremeciera un poco.

- Pues… - dijo dejando expectante al rubio, después de todo, tal vez agarro a la Shinigami por sorpresa – Mi familia hace unos meses se mudó a la ciudad de Karakura, y ahora es que han tenido tiempo de inscribirme en la secundaria.

- Ya veo… - fue lo que dijo el rubio para empezar comiendo un pan que había traído – aunque también es raro que comas con nosotros… es decir, lo normal es que las chicas coman con las chicas y los chicos…

- ¡Oye, Daisuke! ¡Si sigues haciendo esas preguntas vas a espantar a la pobre Kuchiki-san! – grito alarmado el castaño interrumpiendo al rubio, cosa que la pelinegra veía de forma divertida.

- Cálmate, Keigo. Mi intención no era espantar a Rukia-san – decía el aturdido rubio mientras con un dedo se limpiaba un poco la oreja, ese castaño gritaba demasiado.

- Concuerdo con Daisuke-san, Keigo. Estoy seguro de que no era su intención rechazar la adorable compañía de Kuchiki-san – decía el sonriente y poco despreocupado pelinegro quien veía a la mujer que solo asintió por lo dicho por el pelinegro.

- Oye Rukia, te recomendaría que te alejaras de Mizuiro, después de todo, le encanta ligar mucho con las mujeres – decía con su eterno ceño fruncido el pelinaranja, haciendo que se alarmase un poco el pelinegro.

- Oye, oye, Ichigo. Haces que me vea mal frente a Kuchiki-san, además, sabes bien que prefiero a las mujeres mayores… - decía el pelinegro, cosa que confundió en sobremanera al rubio.

- Es exactamente por eso que te lo digo… - termino de decir el pelinaranja, terminado de comer su comida, sacando dudas de los presentes… incluso de Chad, quien estaba a un lado comiendo tranquilamente su comida sin ninguna prisa.

- ¿Estás diciendo que Rukia-san es mucho mayor de lo que aparente, Ichigo? – esa pregunta congelo a los dos mencionados en la oración, pues uno solo esperaba que solo fuese una pequeña broma para la mujer, y la otra estaba pensando en formas de sacar cierto gas para borrar los recuerdos, si era necesario – Si claro… y yo soy un Shinigami… - dijo sorprendiendo aún más a los dos… de no ser por su tono tan sarcástico que dejo en evidente que "nunca hablo en serio" – Ichigo, ¿Cuándo fue la primera vez que una broma te salió bien?

- Cállate, idiota – dijo avergonzado por el hecho de que estuvo a punto de revelar algo que no debía, reacción que solo saco unas carcajadas de los presentes… después de todo, al pelinaranja nunca le salió una broma bien… ni siquiera recordaban cuando fue la primera vez que hizo una broma.

- Bueno, creo que sería mejor si vamos ahora al salón… el receso está a punto de terminar – dijo el rubio levantándose del suelo para comenzar a caminar en dirección a las escaleras – Creo que me vendría bien dormir un poco más… - dijo en voz alta sacando un suspiro de los demás… la mayoría del tiempo, se la pasaba durmiendo en su escritorio… hasta tuvo la osadía de traerse una almohada para solo decir "Así puedo dormir más cómodo" para luego ser regañado por la profesora por no prestar atención a la clase… cosa que le costó varios minutos de su preciado sueño.

Dejando eso de lado, las clases pasaron con normalidad, sin ningún inconveniente… salvo la repentina salida del pelinaranja y la desaparición repentina de la pelinegra… Seguramente estarían haciendo lo que se suponía que debían hacer los Shinigamis.

Y hablando de Shinigamis, el hecho del que el pelinaranja también fuese uno de ellos, era algo que no podía creer por completo… después de todo, él era de las personas con las que más había convivido en todo este tiempo y nunca había sentido algo parecido como el Reiatsu de un Shinigami en el… hasta ahora.

Seguramente, esto era algo que implicaba la presencia de la mujer, algo que muy pronto iba a empezar a investigar.

Ya pasadas las horas de clase, el rubio se despidió de todos los demás, para luego ir en dirección a su hogar, que no era más que una casa pequeña e independiente de una planta lo mejor administrada posible.

Ya pasando la perta de entrada, vio como estaba bien ordenada su pequeña sala de estar, con un mueble y al otro lado, un televisor un poco grande, además de que dicho televisor estaba puesto en la zona central de aquella biblioteca, que alrededor, y encima había unos cuantos libros de quien sabe qué. Su cocina se encontraba al lado de la sala, una de buen tamaño, con su estufa en medio de aquella isla y atrás de este, pegado a la pared estaba el lavavajillas empotrada a los gabinetes al que su nevera.

Mas al lado estaban un pequeño pasillo con tres puertas, una de ellas, un baño mediano de buen tamaño, las otras dos eran habitaciones, una para huéspedes y la otra la habitación principal de la casa, que tenía una cama y un poco más al lado un escritorio y encima suyo estaba una ventana, y en la otra pared estaba el armario.

Apenas entro a su casa, dejando sus zapatos en la entrada, se dirigió a una parte de la biblioteca de la sala, asegurándose de cerrar las ventanas para que nadie viese lo que estaba haciendo, agarro un libro en específico, haciendo esa parte de la biblioteca se hiciera a un lado y dejara ver una puerta.

La abrió y entro rápidamente, y cuando cerro la puerta, escucho el sonido sordo que le indicaba que la biblioteca volvió a su forma original.

Bajo aquellas escaleras para luego encender la luz y dejar ver una inmensa computadora con una inmensa pantalla con otras más pequeñas a los lados de la grande, ocupando todo ese espacio del escritorio que era tan grande ocupaba toda la pared. A los lados, ocupando esas partes de la pared, había más aparatos electrónicos, discos duros en funcionamiento y muchos cables lo más ordenado posible que conectaban con cada una de las pantallas, y en el centro, una silla de oficina, con ruedas.

Se sentó en aquella silla para luego encender todos los aparatos con un solo clic en el ordenador, viendo como las pantallas más pequeñas se encendían, dejando ver que estaban grabando partes de toda la ciudad de Karakura.

Alternado constantemente en cada una, se centró en aquella que tenía errores de grabación para luego cambiar las demás para encontrar la más cercana al lugar… pero lo más que pudo llegar, fue a una que estaba, por lo menos, 3 calles más lejos de la principal.

En estos momentos, trataba de vigilar cada movimiento que hiciera el pelinaranja… tenía que aprovechar la noche para encubrir cada uno de los movimientos que estaba haciendo el joven Kurosaki.

Paso unos momentos, pensativo, para luego acordarse de algo y cambiar a las cámaras de la casa de la familia Kurosaki, centrando una de esas en el cuarto del pelinaranja… para ver como el pelinaranja peleaba de alguna manera con la pelinegra… no entendía muy bien porque la menor estaba utilizando un pijama que parecía ser de una de las hermanas de Ichigo.

Luego, vio como la pelinegra se ponía un extraño guante con una extraña cañavera… pero luego vio como agarro de la cabeza al pelinaranja para que, en ese instante, empezara a fallar por completo, dejando todas las cámaras con el típico "Error"

- Supongo que esa es la forma en la que Ichigo se convierte en Shinigami… - dijo pensativo el rubio mientras se masajeaba las cienes, realmente esto le arrebataba gran parte de su tiempo, pero estaba decidido a ver cada movimiento de aquella Shinigami… solo tendría que ser paciente y esperar a ver algún error en lo que hacen aquel par.

- ¿Tu qué piensas?

- No podemos hacer la gran cosa, tal vez tengamos una oportunidad si vamos de frente con ellos… pero eso sería una mala idea.

- Tienes razón… pero, ¿No crees que sería bueno ver como hacen las cosas los Shinigamis?

- Podríamos ir al lugar donde están ahora y presentarnos indirectamente ante ellos…

- Entiendo. Voy a prepararme para salir y ver qué es lo que hacen.

Subió las escaleras para cambiarse, puesto que todavía llevaba puesto el uniforme de secundaria, para colocarse unos pantalones y zapatos negros, una camisa blanca y encima una chaqueta naranja con las mangas hasta los brazos, dejando ver su calentador.

Se dirigió de nuevo a las cámaras para localizar el lugar exacto en donde se encontraba el par, para darse cuenta de que estaban en el parque de la ciudad, y lo más rápido que pudo, se fue a aquel lugar, cerrando la puerta y dejando la biblioteca en donde "debería" estar.

Solo tardo uno minutos para ver como no había nadie en aquel lugar, maldiciéndose en sus adentros, después de todo, al parecer trabajaban más rápido de lo que pensaban…

Pero de repente a unas cuantas calles sintió una ráfaga de aire… que contenía Reiatsu. Ya deduciendo de antemano a quien le pertenecía, se dirigió al lugar de donde provino aquella ráfaga.

Ya actuando lo más natural que podía, se dirigió, caminando con calma, viendo a un enorme Hollow partido por la mitad, y al otro lado, asombrándose un poco por lo que veía.

Ichigo, su amigo, empuñando una espada gigantesca y ancha, que podría llegar a ser más grande que la pelinegra que estaba detrás del pelinaranja. Los Quincys les habían explicado de antemano el uniforme estándar que poseían todos y cada uno de los Shinigamis, Shihakusho (Vestimenta de Almas muertas), que estaba compuesto de la siguiente forma: primera es un Shitagi de color blanco, tiene la forma de un kimono corto y es la prenda que se puede observar como interior del Shihakusho.

Encima del Shitagi, va un Kosode de color negro, el cual es más amplio y menos ajustado que un kimono y tiene mangas pequeñas. Esté va a juego de color, con la Hakama, Que es un pantalón largo con varios pliegues, algo parecido a una falda. Encima de estas 3 prendas, se usa un Obi, que es una faja ancha de tela gruesa que se ata a la espalda. Y, por último, el calzado, Los calcetines blancos con una abertura entre los dedos, tienen como nombre Tabi. Y dentro del Shihakusho, estos son acompañados por sandalias hechas de paja, que tienen como nombre Waraji.

Esa era la vestimenta tradicional de los Shinigamis ordinarios, luego estaban la de los Tenientes, que deben añadir a este atuendo una banda en el brazo con la insignia que muestra su posición siempre que la ocasión lo requiera. Por su parte, los Capitanes visten encima de su uniforme negro un Haori blanco con el número de su división dibujado a su espalda y enmarcado en un rombo.

Esas eran las vestimentas que él conocía, en algunos de los casos, lo Shinigamis agregaban o quitaban partes del atuendo estándar para su gusto personal… esa era la explicación que escucho de parte del viejo Ishada, cosa que agradecía siempre.

Ichigo no fue una excepción al caso, ya que llevaba el traje común de los Shinigamis, aunque lo único fuera de lo común era que la funda de su inmensa espada estaba atada en su espalda, con una correa de cuero color marrón, que iba de su hombro derecho hasta su cintura en la parte izquierda.

Lo más impresionante de todo eso, fue el Reiatsu que sintió de aquel pelinaranja… ahora podía entender por qué razón, todas las cámaras se había perdido la imagen de lo que pasaba… pero era algo irreal lo poderoso que era.

Se quedó allí, unos segundos viendo a su amigo, ahora Shinigami, hasta que el pelinaranja se dio cuenta de que su presencia, haciendo que el rubio se alertase por un momento, pero decidió que esta sería una gran oportunidad para poder hacer lo que estaba pensando.

Por otro lado, el pelinaranja estaba algo sorprendido de ver al rubio en ese lugar, no solo eso, sino que al parecer lo estaba viendo. Miro disimuladamente hacia atrás para ver a la pelinegra, quien estaba metiendo su mano en uno de los bolsillos para sacar aquel gas para cambiar sus recuerdos, hasta que…

- ¿Rukia-san? – dijo el rubio, desconcertando a los dos presentes… no se les paso por la cabeza que en realidad no lo estaba viendo a él, sino a la pelinegra quien se reprendía mentalmente por dejar pasar eso.

- Uh… ¿Daisuke-san? – decía la pelinegra acercándose al rubio, haciendo a un lado al pelinaranja de un solo empujón lo más disimulado y fuerte posible - ¿Qué estás haciendo aquí? – dijo con falsa curiosidad la pelinegra, haciendo que una pequeña sonrisa adornarse la cara del rubio.

- Esa debería ser mi línea, Rukia-san – decía haciendo fruncir el ceño a la pelinegra – estaba comprando algunas cosas, y ahora estoy volviendo a mi casa – respondió la pregunta hecha por la mujer - Y entonces… - dijo expectante a que la pelinegra dijera su razón por estar a altas horas de la noche en medio de la calle… o más bien, queriendo escuchar la excusa que tenía la mujer.

- Bueno… - hizo una pausa corta la mujer, seguramente pensando en la excusa que tenía para decírsela al rubio – Pues yo también salí a comprar algunas cosas que me faltaban… - decía, sin saber qué otra cosa podía decir, si bien podía utilizar el gas para cambiar los recuerdos de rubio, pero ahora, convenientemente, no había ido a comprar más, debido a que ya se lo había gastado todo con el incidente de la familia Kurosaki.

- Bien – fue lo único que dijo antes de retomar su andar – Entonces... ¡Buenas noches, Rukia-san! – dijo despidiéndose cortésmente de la mujer, antes de quedar prado, observando al Shinigami pelinaranja quejarse de lo fuerte que lo había empujado la pelinegra, hasta que por su cabeza paso otra cosa diferente… algo para asustar al dúo – Rukia-san… no sé por qué, pero creí haber escuchar la voz de Ichigo por aquí… - dijo, observando como la sorpresa invadía los rostros de los presentes – Olvídalo, creo que solo fue un idiota que se hacía pasar por el cabeza de zanahoria – termino de decir, divertido, viendo como por un momento el ceño del pelinaranja se fruncía aún más.

Ya terminando de llegar a su casa, se quitó los zapatos para entrar, agarrar un pedazo de pan, un poco de jugo y apenas se terminó de comerlos, fue en dirección a su habitación para ya dormir, después de todo, era altas horas de la noche… realmente necesitaba descansar un poco.

- Fue mucho mejor de lo esperado, mi señor… - la profunda voz de su cabeza volvió a sonar, para sacar una leve sonrisa de parte del rubio, quien yacía en su cama, empezando a recibir el peso del cansancio.

- Sin duda… esto se pondrá más divertido… - finalmente dijo, para por fin descansar sin ninguna interrupción, ahora más que nunca las cosas se iban a ser demasiado bizarras para la gente normal… pero algo como eso lo hacía mucho más divertido…

WWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWW

Fin Del Capítulo.

¡Hola! Muchas gracias por leer el fic, que vendría siendo el segundo que hago… ya sé que tiene un montón de huecos argumentales y que este capítulo fue exageradamente lento, pero descuiden, todo va a ir yendo mejor cada vez que la historia siga avanzando… pero seguirá siendo un poco lento en los primeros capítulos que publique, así que, por favor, sean pacientes.

Además de que quise hacer este capítulo más corto de lo que tenía anticipado, para no sobrecargarlo por completo con toda la historia del personaje en que se centra este fic, aunque fue un resumen muy vago, por así decirlo, todo se ira aclarando a medida que sigue avanzando.

También aprovecho para decir que el próximo capítulo, espero tenerlo ya listo e semanas a lo mucho… solo espero traerlo mucho antes de lo que tengo previsto, así que estén atentos.

También me gustaría que dejasen su comentario de la historia, ya que es la primera vez que trato de hacer una enfocado en el universo de Bleach, aunque es uno de los que conozco muy bien, tal vez me salte algunas cosas por no darme cuenta… pero creo que eso no ocurrirá hasta la saga del Agente Perdido.

Bueno, ahora si nada más que decir, me despido y; ¡Hasta el próximo capítulo!

Atte.: Yagel0601