Capítulo 1
A.C.E.R.C.A.M.I.E.N.T.O
(Acción Casanova Ejecutada Rápidamente Con Amor Mediante Intensos Esfuerzos No Tan Obvios)
En el cielo azul de ese día las nubes blancas se deslizaban guiadas por el fresco viento matinal. Por la acera Wallabee Wally Beetles, antes conocido como agente número cuatro, caminaba bajo la sombra de los árboles que crecían en los jardines de las cuadradas casas de la avenida Linguot. Después del borrado de memoria, al cumplir los trece años, paso a convertirse en un chico retraído y sin amigos. Él valiente agente que fue se esfumó igual que los recuerdos de los días que una vez apreció.
No todo estaba mal, ahora vivía con su padre y disfrutaba recorrer las calles flanqueadas por unos muy bien podados setos que dibujaban una cerca a lo largo del camino. O al meso así fue hasta que los estudiantes comenzaron a meterse con el. Del otro lado de la calle multitudes de chicos tomaban el mismo rumbo, pero en pequeños grupos de cuatro o tres personas. Wally los observaba reír y bromear, algo faltaba o así lo sentía. Suspiro y continúo esperando ser ignorado.
Los autos deportivos, conducidos por universitarios, cruzaban la calle a bajas velocidades. Todos iban al mismo destino, el complejo escolar de Santa Luis. El lugar se diferenciaba de otros, pues tenía un tamaño comprado con una mini ciudad donde se impartía la educación a nivel preparatoria y universidad. No era nada inusual ver chicos de preparatoria rondando las cafeterías del lado universitario o viceversa.
Wally avanzo con la mirada fija en el suelo, apretaba con fuerza dos gruesos libros buscando seguridad. Los primeros días no fueron tan malos, nadie se metía con él, pero de un momento a otro eso cambio; comenzó a ser víctima burlas y abusos; le metían el pie por los pasillos; escondían su mochila. Finalmente decidió cargar solo los libros necesarios para el día. Wally no comprendía si había hecho algo para molestarlos y así era, no había cometido ningún acto para merecer eso. La verdadera razón del constante acoso fue que Chad Dickson, el estudiante universitario, chico más popular de la escuela y capitán del equipo de futbol americano, comenzó a trátalo como a un amigo cercano. Chad se comportaba indiferente ante cualquiera, incluidos su círculo de compañeros más selectos. El grupo de fans de Chad no necesitaba ningún otro motivo para imponer un terrible castigo sobre cualquiera que tuviese la atención de la estrella del instituto.
-¡Pequeño Koala! ¿Quieres un aventón?- Dijo Chad, casi deteniéndose en su auto deportivo color rojo. El sol brillaba sobre la capa de pintura recién pulida. Los estudiantes en las aceras aflojaron el paso y, desde el otro lado de la calle, miraban con ira hacia Wally. Apretó más los libros y trato de no mirar a Chad que conducía a un lado de el. Aceleró el paso ignorando por completo la oferta. Muchos lo maldijeron.
"Como se atreve a ignorarlo, ¿¡Quien se cree!?" Logro escuchar y lo hizo estremecerse.
-Vamos pequeño Koala, no seas tímido- Insistió Chad, con una ancha sonrisa, como si no hubiese una turba de estudiantes enfurecidos.
Los pasajeros del convertible, que ocupaban los asientos traseros, miraban con desprecio al pequeño chico. Wally parecía encogerse más.
-¡Quieres dejar de llamarlo así, es estúpido!- Grito Cree, echándose el cabello para atrás con un moviendo de cabeza. La chica con piel morena y cabello negro ensortijado se cruzo de brazos. Aún que Wally no estaba mirando sentía la feria mirada de la chica clavándose en el -Además no ahí espacio para uno más- continúo diciendo en alto para que Wally la escuchara. Los chicos del asiento trasero rieron.
Chad se giro despacio hacia Cree, no sonría –Si no guardas silencio el ocupara tu lugar ¿Entendiste?-
Cree cónica bien esos ojos fríos, no estaba bromeando y sabía que era mejor no cuestionarlo cuándo estaba de mal humor. Miro hacia otro lado con el entrecejo fruncido. Si Chad tenía algo con el chico ella no podría interferir sin pagar por ello. Solo debía esperar hasta que el mariscal se hartara de su juguete.
Wally apresuro el paso intentando dejarlos atrás mientras discutían, pero Chad aparco y bajo del auto. Lo sujeto por un hombro gentilmente -¡Espera! No les hagas caso-
El jugador estrella lucia muy intimidante: media 1.84 m de altura y aun siendo más delgado que sus compañeros de equipo, tenía una complexión musculosa que se veía por encima de la playera blanca que traía puesta.
Chad se inclinó para verlo a los ojos, aunque Wally seguía con la vista anclada al suelo. Sonriendo divertido por la situación lo tomo del mentón levantándolo hasta que se encontraron sus miradas: el aire soplo moviendo el cabello rubio de ambos.
-Vamos- Dijo Chad casi en un murmullo. El tono grave y gentil recorrieron la espalda de Wally. El sol a sus espaldas crwba la ilusión de ser envuelto por un brillo. Se vio reflejado en los grandes ojos azules de Chad, contemplando su propia cara roja de vergüenza.
-¿Dónde piensas que subirá?- Dijo uno de los chicos de la parte trasera- Como dijo Cree, no queda espacio-
Chad volvió su asiento y sin decir más tiro del brazo de Wally obligándolo a sentarse entre sus piernas. Aferró el volante con ambas manos dejándolo atrapado.
Cree tomo una bocanada de aire y abrió la boca, pero antes de que pudiese decir algo Chad la miro esperando cualquier palabra para echarla del auto, ella se mordió los labios y no dijo nada.
La multitud de chicos miraba con la boca abierta sin creer lo que sucedía. Wally apretó los libros con más fuerza, agachó la cabeza y cerró los ojos. Temblaba de miedo, era evidente que sería el blanco de castigos.
Chad miro Wally- ¿Qué sucede, pequeño Koala? ¿Te dan miedo autos?-
Cree temblaba de rabia por la impotencia. No se atrevía a cuestionar a su jefe, pero se encargaría de que Wally tuviera un severo castigo. A ella no le gustaba Chad, ni siquiera le atraía, todo se resumía a una cuestión de poder, necesitaba ganarse la confianza y atención de personase influyentes para ascender dentro de la organización, pero desde la aparición de ese chico Chad dejaba sus deberes de lado y no había más que buscarlo. Se había vuelto un estorbo para sus planes.
Wally no respondió y seguido aferrándose a los libros como si fuera una especie de refugio. Después de todo los libros eran lo único que tenía; en ellos había encontrado la calma y paz luego de pasar por problemas para relacionarse con otros chicos de su edad.
-No te preocupes, iré despacio- Dijo Chad en tono suave intentando tranquilizarlo.
Acelero un poco, inevitablemente por el impulso Wally fue proyectado hacia atrás, golpeo contra el macizo pecho de Chad y no solo eso, los glúteos chocaron con el enorme miembro del mariscal. Una descarga le recorrió la columna. Chad quito una mano del volante y lo abrazo pegándolo más a él. Wally casi grita cuando la enorme mano de Chad se metió bajo su camisa y comenzó a acariciarle el vientre con las llenas de los dedos. Wally enredo las piernas y se cubrió la boca con las manos; los roces dejaban una sensación punzante seguido de un hormigueo que le erizaba la piel.
-¿Ocurre algo malo, pequeño koala?- Chad miro el cabello rubio de Wally. Sonreía sabiendo perfectamente lo que provocaba en él. Trabajar como un agente adolescente le había dado experiencia que nunca hubiese conseguido en KND, cientos de chicas habían pasado por sus manos, una buena sonrisa y un par de dedos hábiles resultaba tan letal como cualquier arma de fuego.
Wally negó agitando la cabeza -No- dijo con voz estrangulada. A penas capaz de contener los extraños sonidos que luchaban por encontrar camino fuera de el. Sonidos que no entendía, ¿por qué sentía placer en aquellos? Se pregunta Wally, esas sensaciones resultaban aterradoramente nuevas para el, pero lo que más le aterraban era el hecho de que, de alguna manera, lo encontraba placentero.
Cree miraba por el rabillo del ojo. Rechino los dientes. Decidió enfocar la mirada en las rayas amarillas del camino. Ella era la única que podía ver la escena, lo otros solo prestaban atención a sus celulares.
El recorrido fue lento, como prometió Chad. Dando vuelta en una intersección, las grandes verjas metálicas del instituto estaban abiertas de par en par. Los autos entraban por el lado izquierdo, mientras los peatones lo hacían por el lado derecho. Chad paro en la caseta del guardia que custodiaba la entrada. Un hombre de cara muy cuadrada se asomo por la ventana, los vio un segundo e hizo un pequeño asentimiento con la cabeza a manera de saludo.
-Buenos días, señor Dickson- Saludo el guardia. Miro por un instante a Wally, pero no dijo nada. El hombre media por lo menos dos metros de alto y era bastante musculoso. Aun que mostraba una ancha sonrisa la mirada, de sus ojos pequeños como frijoles, era adusta.
-Buen día, Vernon- Saludo Chad en ese mismo tono cortes e inmaculado.
Hubo un pitido seguido de un rechinido metálico, el segundo par de verjas metálicas se abrió deslizando hacia la izquierda.
-Muy bien, pueden pasar. Que tengan un excelente día-
Chad avanzo hacia una nueva carretera, a los costados había muchísimos edificios destinados a algo más que clases. El lugar era bastante concurrido, los autos iban y venían, como una ciudad dentro de la ciudad, solo que era mayormente de estudiantes.
Aparco en uno de los estacionamientos bajo la sombra de un árbol. Al abrir la puerta Wally salió disparado y camino por la acera sin mirar atrás.
-Adiós, pequeño koala. Que tengas un buen día- Dijo Chad, agitando la mano en el aire alegremente.
Cree chasqueo la lengua mirando con sed asesina a Wally.
-¿Algún problema, Cree?-
-Ninguno…-
-Jefe, tenemos problemas. Eso chicos atacaron la base de investigaciones en el sector cero- Dijo uno de los acompañantes viendo la pantalla de su celular.
-¿Cómo demonios encontraron esas instalaciones? Son se máxima seguridad - Dijo Chad, al momento que todo rastro de amabilidad abandonaba su rostro- Bien tenemos trabajo que hacer-
Wally giro en una esquina, se echó a correr entrando en un espacio entre dos edificios. Del otro lado del largo trecho se divisaba el edificio donde tendría las primeras clases del día.
Se adentro sentándose entre dos contenedores de basura a mitad del estrechó espacio, suspiro sabiendo que nadie lo vería. Miro el cielo sintiéndose bastante agotado. Aun le latía rápido el corazón-Seguramente tendré un mal día, penaba Wally.
"Ahora presentaremos un informe del director el , quien acaba de llegar de su viaje de negocios." Por lo parlantes colocados en cada rincón de las instalaciones, la voz de la secretaria, la Señorita Flong, resonó fuerte y claro. Cada alumno en la institución levanto su cabeza al cielo, pues la voz parecía provenir de las alturas.
"Queridos estudiantes, me complace darles la bienvenida a este nuevo siclo escolar, tanto a los nuevos alumnos como a los viejos" hizo una pausa "Quisiera dar un largo y caluroso discurso de bienvenida, pero me temo que no es el mejor momento. Debido a unos inconvenientes de último minuto las primeras cuatro clases del día serán suspendidas. Por favor les ruego una disculpa. Si más que decir les deseo un alegre día"
Una débil y temblorosa sonrisa se extendió en su cara. No tendría que soportar los acosos de los estudiantes por cuatro horas. Cualquier cosa que causo la suspensión de las clases lo agradecía internamente.
Salió del escondite mirando a ambos lados, luego bajo una escalinata de piedra construida sobre una pequeña colina. Siguiendo el camino de piedra llegó a las grandes canchas de futbol. Esa parte de la escuela rara vez era visitada por alguien. La escuela tenía un proceso de expansión muy agitado. Nuevas y mejor equipadas canchas habían sido construidas, por lo que aquellas fueron abandonadas. La abundante vegetación que crecía en los terrenos y trepaba por las cercas era prueba del tiempo que habían sido descuidadas. Wally encontraba reconfortante la atmosfera desolada que trasmita el lugar.
Se reclino contra un árbol, bajo la fresca sombra miro a través del enrejado que lo separaba de los campos. No había nadie o eso pensó cuando un joven bastante alto, en ropa deportiva blanca y con gafas de sol, pasó corriendo del otro lado de la malla metálica y salió de su vista dibujando una estala de polvo en el camino. No pareció notar la presencia del joven rubio entre los árboles. Wally entrecerró los ojos, nunca lo había visto, pero no le dio más importancia, el instituto era mucho muy grande, ver a personas desconocidas no era inusual.
Wally abrió uno de los gruesos libros de pastas cafés para adelantar tareas de clase. Cualquier otro chico hubiera optado por divertirse, pero él, sin amigos con quien hacerlo, se dedicaba de tiempo completo a la escuela. Día tras día, fuera del instituto o dentro de él, pasaba cada segundo resolviendo complejos problemas matemáticos, leyendo historia de otros países, practicando varios idiomas y muchos otros temas que para la mayoría resultaban tedioso y aburridos.
Sumergiéndose en un mundo distinto Wally perdió la noción del tiempo. Había pasado una hora. La incomodidad lo forzó salir del trance y bastante agitado volteo de un lado a otro hasta mirar el enrejado; el chico, que antes corría alrededor del gigantesco terreno, ahora lo miraba a través de las gafas negras. Era bastante alto, 1.89 m quizá, cálculo Wally por el largo de la sombra que se proyectaba en el suelo. Casi tan musculoso como Chad, el pensamiento cruzo fugazmente por la parte trasera de cabeza.
El corredor llevaba alrededor del cuello una toalla blanca y del hombro colgaba una gran mochila de tela que le llegaba hasta las rodillas. El sudor le empapaba la camisa dejando ver el bien esculpido abdomen y pectorales bajo ella. Con el sol parecía brillar a su espalda parecía brillar.
El chico trepo la malla de alambre que era tan alto como los árboles y bajo del otro lado dando un largo salto. Tomo siento frente a Wally quien lo miraba confundido y levemente sonrojado. Por un momento el chico lo observo y después poso la vista en los libros tirados sobre el césped.
-Esos son textos de ultimo grado universitario- Dijo tomando uno y ojeándolo rápidamente para notar que estaban casi resueltos-Nunca te he visto en las cafetería o algunos de las clases, además pareces ser muy joven para estar en el último grado ¿Dónde conseguiste estos libros? ¿Acaso los robaste?-
-¡No!- se precipitó a responder, luego, desviando la mirada bastante avergonzado, recogió los cuatro libros apilándolos y se puso en pie- Yo se los compre a un chico de ultimo año- resoplo en voz baja si mirarlo a los ojos.
-No te pongas así, no era mi intención asustarte- dijo el chico asiéndole un ademan con la mano para que tomara su lugar en el suelo - Es solo que me sorprendió un poco ver a alguien tan joven responder cosas tan complicadas-
-Yo tengo que irme- Dijo Wally, el estómago le rujió con bastante fuerza.
-¿Quieres tomar el almuerzo conmigo?- pregunto el chico, de la gran mochila saco una canasta de picnic. Wally no tenía deseos de permanecer más tiempo ahí, pero ese era el único lugar que los chicos de su clase desconocían, así que al final accedió sentándose.
El chico sonrió ampliamente –Mi nombres es Ace ¿Cuál es el tuyo?-
Wally dudo por un momento - Mi nombres es Wallabee Wally Beetles, pero mis amigos me dicen el Güero- Por unos segundos se vio confundido por su propia respuesta- Que extraño, yo no recuerdo tener amigos o que algunas vez me llamaran así ¿Por qué abre dicho eso?- Dijo en voz más baja, pero Ace lo escucho todo.
-Bueno eso no importa, te llamare Wally- Dijo el Ace sacando un par de emparedados y refrescos de la canasta. Comieron en silencio sin mirarse a los ojos, Wally sentía una terrible incomodidad que lo obligaba a mirar a Ace de vez en cuando. Le resultaba raro el cabello de Ace, tenia el cabello rojizo pero había dos mechones rubios.
-¿Te pintaste el cabello?- al escuchar sus propias palabras se sonrojo y luego miro al suelo- lo lamento, no quise ser maleducado-
-Vamos, no seas tan formal ¿Te refieres a esto?- Dijo sonriendo y acariciando el mechón rubio- No, esto es de nacimiento, no importa si lo corto siempre crece rubio de esta parte-
Wally trataba de apartar la mirada de el abdomen de Ace, pero sencillamente le fue imposible.
-Lo siento- Dijo Ace, sonriendo. Wally se estremeció- Sé que debo apestar a sudor, pero acabo de entrenar-
-No es eso- Murmuro Wally, la verdad le gustaba su olor, pero no podía decirle eso y tampoco que le gustaba su abdomen.
-¿Te gusta mi abdomen?- Pregunto Ace levantando su playera.
-¡Yo no dije nada!- Wally miro hacia otro lado con la cara bastante roja-
-Que no te de pena. Me alaga que te guste, paso horas entrenado. Si quieres puedo ayudarte a tener un cuerpo como el mío-
-Este tipo es un completo tonto- Pensó Wally, sonrojado. Sin notarlo una sonrisa se coló por su cara. Nadie, a excepción de Chad, lo había tratado bien desde hace bastante tiempo. Por primera vez en semanas se sentía relajado y feliz de poder estar con alguien.
-Lo lamento- Dijo Ace, mirando su reloj de muñeca- Tengo que ir las duchas. Nos vemos luego-
Salió como dardo sin darle oportunidad al pequeño Wally de despedirse-Tengo que agradecerle- Pensó.
Levanto los libros y corrió escaleras arriba. Miro de un lado al otro, pero él había desparecido – ¿ha cuales duchas puedo haber ido?- Sin pesarlo más fue a las más cercanas, corrió a un lado de los edificios para al final entrar en un uno. El vestíbulo estaba desolado, busco entre las filas de casillero y vio que uno estaba abierto, supuso que era de él. Dejo los libros sobre un estante y entro directo a las duchas. Por ambas paredes corrían filas de duchas separadas por pequeños cuadros que solo cubrían la cintura hacia abajo. Escucho el agua correr en el más alejado, pero a través de la espesa cortina de vapor solo podía ver la silueta, supuso que debía ser el.
Camino despacio, tenía miedo a resbalar en el piso de mármol. Al estar tan cerca del vapor noto como figura se giro hacia el.
-Yo quería darte las gracias por lo de hace un momento- Dijo en voz baja.
La figura lo contemplo y luego se acerco al borde del pequeño recuadro que los separaba.
-No tienes nada que agradecer, pequeño koala- Dijo Chad, sonriente con el cabello pegado a la cara y el torso desnudo y empapado.
-¡Chad!- Dijo Wally, sorprendido y agacho la cabeza mirando los grandes pies de Chad sobresalir por el espacio de abajo.
-No esperaba verte aquí- Dijo con una mirada bastante atrevida- Pero me da mucho gusto- Abriendo la pequeña puerta le extendió una mano a Wally invitándolo a pasar. El vapor se disipo permitiéndole ver al capitán en toda su gloria. El enorme miembro del chico estaba erecto y se erguía por encima de su ombligo. Tenía una escultural figura. Wally dio un paso atrás muy sonrojado, pero Chad lo aferro de la mano y lo obligo a entrar, el agua lo empapo de inmediato, pero sentía tanta vergüenza que no percibía el calor del agua. Se agito con brusquedad al sentir el monstruoso miembro de Chad palpitando contra su vientre.
-Pensaba esperar un poco más para esto, de verdad eres tímido- Dijo Chad, sujetándolo por la cintura para atraerlo más cerca.- Debió ser bastante difícil venir hasta aquí-
-Chad… yo… esto no es lo…- Dijo Wally estremeciéndose, pero Chad planto un beso en sus labios introduciendo su lengua impidiéndole hablar. Depuse de un momento se separó, Wally estaba muy aturdido.
-No te preocupes- Dijo Chad, susurrándole al oído- Eres muy valiente por haber venido, no hace falta que digas más. Yo te recompensare-
Chido lo beso de nuevo, no supo cómo reaccionar. Tan distraído como para ir al paso de la situación Chad le había quitado la camisa y bajado los pantalones. El miembro, de un color ligeramente rosado, de Wally estaba erecto y palpitaba muy fuerte.
-¿Que tenemos aquí?- Dijo Chad, sujetándolo y masajeándolo con una mano. Wally se estremeció y gimió -Quien diría que tenías algo así de grande ¿Debe dolerte de tanta presión verdad? Yo me encargare de hacerte sentir bien-
Chad se inclino y succiono el mimbro de Wally provocando que se arquera de placer. Intento callar sus gimiendo cubriendo su boca. Wally estaba completamente avergonzado. Chad introdujo un dedo en la parte trasera de Wally, luego lo saco y metió marcando el ritmo con su felación. El pequeño rubio no hacía más que gemir. Chad se puso en pie y le planto otro salvaje beso, luego lo giro –Ahora viene lo mejor- Dijo Chad con voz suave en su odio.
De una estocada introdujo todo aquel grueso y largo miembro dentro de Wally, pero no fue nada placentero, apretó los dientes de dolor, unas cuantas lágrimas salieron de sus ojos mientras intentaba ahogar un grito. Sentía muy caliente dentro del el, como si obstruyera todo por dentro, jadeaba por aire como si todo aquello llegará hasta su garganta ahogándolo. Un hilo de sangre corrió de su pierna mezclándose con el agua. Chad no espero y siguió dando fuertes estocadas sujetando ambos brazos de Wally para que no pudiera escapar. Después de unos angustioso momentos el dolor fue cambiado por placer, ahora ambos disfrutaban. Wally intentaba contener los gemidos, era bastante vergonzoso, pero era inútil, el placer lo dominaba. Finalmente derramo todo dentro de Wally. Ya no pida sostener su peso con las piernas, se habían vuelto fideos.
Chad, sin sacar su miembro, se reclino contra la pared abrazando a Wally. Plantando suaves besos y caricias en su cuello.
-Lamento que fuera tan rápido- Dijo Chad, abrazándolo mas fuerte mientas el agua caliente caía sobre los dos- Pero las clases iniciaran pronto, no quiere que llegues tarde-
Wally estaba perdido en el mar de sensaciones. A pesar de eso Chad continúo moviendo sus caderas entrando y saliendo de Wally. Después de eso el mismo lo escoltó a su aula.
