Disclaimer: Inuyasha y todos sus personajes originales son propiedad de su autora Rumiko Takahashi.

Su propio camino

Por: VanillaFeather

— Disfruto mucho estos momentos, en los que podemos estar juntos y en paz. —Comenta Rin, mientras acaricia con cariño la mano ajena posada sobre su apenas abultado vientre de embarazo. Él en respuesta, acerca a la muchacha aún más a su pecho.

Como era de esperarse, cuando Rin se hizo mayor decidió seguir su camino junto a Sesshomaru. Estaban enamorados, ambos lo sabían y sin deseos de esperar más decidieron casarse. Posterior a su unión, se fueron a a vivir al palacio del Oeste. Y en sólo unos meses se enteraron del embarazo de Rin, recibiendo la noticia con alegría.

Ahora estaban recostados, acurrucados el uno con el otro y simplemente gozando de la mutua compañía. Todo es tranquilidad y silencio hasta que se escuchan múltiples toquecitos en la puerta de la habitación.

— Señor Sesshomaru... —Se escucha la voz temerosa de Jaken y nuevos golpes en la puerta. —Amo bonito, ¿Está ahí? Eh... perdón la molestia, es que... —El pobre Jaken no podía terminar una frase de puro nerviosismo.

— Lo mataré. —Sesshomaru suspira casi imperceptiblemente y se levanta dispuesto a darle un certero golpe en la cabeza por la interrupción.

Rin también se incorpora. — Espere señor Sesshomaru, estoy segura que el señor Jaken tiene un buen motivo o no se hubiera atrevido a tocar la puerta. — Coloca una mano en su hombro y ríe levemente en un intento por tranquilizarlo.

Sesshomaru cierra los ojos, intentando serenarse. — Entra, Jaken.

El pequeño demonio verde entra cauteloso a la habitación. —Amo, lamento la interrupción, de verdad, no sabe cómo, pero hay unos asuntos que...— El sirviente intenta explicar.

— Que valga la pena, Jaken. Habla de una vez. — Exige Sesshomaru, con escasa paciencia.

Jaken observa brevemente a Rin y nuevamente dirige su mirada a su amo. — Nuevamente hay problemas con los ministros y algunos monarcas de tierras cercanas. Los habitantes del palacio tampoco están satisfechos, se han reunido y... exigen hablar con usted. Ya sabe, por el tema de— Jaken es detenido abruptamente por Sesshomaru.

— Suficiente. Iré con ellos. — Sesshomaru se dispone a salir de la habitación y antes de cruzar la puerta se dirige a su sirviente. — Cuídala. —Finalmente abandona la habitación.

Cuando pierde de vista a Sesshomaru, Rin se acerca al pequeño demonio. — Señor Jaken, ¿Qué es lo que ocurre? — Pregunta con curiosidad y cierta preocupación.

— No seas entrometida, niña. — Replica quejumbroso. —De todas formas no te inquietes por tonterías, tu única preocupación debe ser tu bebé. — Le responde Jaken con evasivas.

Rin agacha la cabeza, toca su vientre y pregunta cautelosa. — ¿Me diría si es algo importante verdad?

— Si, Rin. Despreocúpate. — Responde Jaken, esta vez con un tono de voz bastante paternal que solamente en ciertas ocasiones se permitía utilizar. — Bien, ya basta. Es tarde y aún no cenas, es mejor que bajemos. Debes estar fuerte y bien alimentada, especialmente ahora que cargas en tu vientre al heredero del gran amo Sesshomaru. No puedes descuidarte, niña.


Una vez en el comedor, Jaken se permite dejar a Rin sola por un momento mientras va personalmente en busca de su alimento. Sesshomaru no confía en nadie más para que cuide de ella, entonces él tiene que hacerse cargo de todo lo relacionado a Rin, más ahora estando embarazada.

— Espérame aquí. No te muevas a menos que quieras que el amo bonito me corte en pedacitos.

— Esta bien. — Rin se sienta en una banca.

— Vuelvo pronto.— Después de su gran amenaza, Jaken se retira del cuarto.

Pasan un par de minutos en los que una obediente Rin espera pacientemente, eso hasta que a la lejanía escucha múltiples gritos enfurecidos. Entre todas las voces, reconoce la de su esposo, que a diferencia de otras veces, no posee su calma tan característica. Algo muy importante debe estar ocurriendo para que Sesshomaru actúe así, y desea saberlo. Por supuesto que lo reconsidera, sabe que no es prudente ir, pero su curiosidad y preocupación terminan por vencer a la razón. Se promete tener mucho cuidado de no ser vista y con pasos lentos se acerca a la fuente de los ruidos.

Cruza el enorme pasillo hasta el final de éste, dónde se encuentra con la puerta apenas entreabierta de la gran sala de reuniones. Con mucha precaución, se asoma por la pequeña rendija, puede ver que está lleno de demonios visiblemente enojados, y entre ellos, Sesshomaru. La situación es crítica, están discutiendo fuertemente. La tensión se puede cortar con un hilo y difícilmente alguno de ellos siquiera está preocupado de su posible presencia.

— ¡Es inaudito y una completa vergüenza! Cometiste el mismo error que tu padre. Te dejaste influenciar por una humana. ¡Y por si fuera poco, la convertiste en tu esposa! —Grita enfurecido uno de los demonios, que aparenta ser un importante miembro de la realeza.

— Si no quieres que te mate ahora mismo, cállate. Lo que yo haga es asunto mío. — Sesshomaru estaba a punto de perder la cordura, tenía los puños fuertemente apretados en un intento por contenerse. No soportaba tales cuestionamientos y reclamos.

Con pesar Rin comprendió el por qué no le habían dicho nada, el problema era directamente por ella. Estaba decidida a abandonar el lugar cuándo un imprudente demonio habló.

— No vamos a permitir que una humana estúpida e insignificante esté por encima de nosotros. Será mejor que tengas cuidado con ella y con el híbrido asqueroso que— Antes de poder terminar la frase, Sesshomaru lo tenía fuertemente agarrado del cuello, acorralándolo contra la pared.

Rin exhaltada observó a su esposo, sus ojos estaban rojos y podía ver que estaba a punto de transformarse. Sabía que Sesshomaru era el más fuerte en la habitación, pero de igual forma temió por lo que podía pasar, después de todo estaban prácticamente todos en su contra.

— Cierra la maldita boca. — La voz de Sesshomaru era letal. — Escuchen bien porque no lo voy a volver a repetir. Esa insignificante humana es mi esposa, la señora del Oeste. — Pasa las garras de forma amenazante por su cuello y el demonio acorralado no puede hacer más que aterrarse. — No voy a permitir más insolencias. Saben muy bien que puedo acabar con todos en este mismo instante. —

Un pequeño demonio que al parecer está de lado de Sesshomaru decide interferir de forma temerosa. — Señor... por favor suéltelo. Le pido que considere sus acciones, si lo asesina traerá grandes consecuencias para el reinado. No es seguro… para nadie.

Pasan minutos cruciales y sólo cuando el demonio contra la pared está a punto de morir producto de la asfixia, Sesshomaru lo suelta. El demonio empieza a toser con desesperación.

— No tendré piedad la próxima vez. — Sesshomaru finalmente recupera parte de su serenidad. Admite para si mismo que lo soltó únicamente porque si se atrevía a matarlo, los demonios que lo acompañaban tratarían de tomar represalias contra Rin. Y no podía arriesgarse.

Por su parte, Rin decide marcharse lo antes posible del lugar. Es consciente de que es un pésimo momento para que la descubran husmeando, así que con rapidez vuelve al comedor.

Al entrar, ve que Jaken está con principios de lo que fácilmente puede ser un ataque de pánico.

— ¡Niña desobediente! ¿¡Cómo te atrevas a marcharte sola por ahí?! ¿¡No sabes que puede ser peligroso?! ¡Te pudo haber ocurrido algo! ¡Te dije que debías permanecer aquí! ¡Sólo me fui 10 minutos! El amo bonito me mataría si algo te hubiera ocurrido. Ay, por poco me da un ataque al corazón. ¡Eres una desconsiderada! —Jaken estaba realmente enojado, se notaba su enorme preocupación.

— Lo siento. — Rin estaba distraída, no tenía cabeza para escuchar sus gritos. Únicamente podía pensar en lo culpable que se sentía por causarle inconscientemente tantos problemas a su querido esposo.


Rin está en su habitación, recostada en su cama mientras lee un libro sin mayor interés. Ya han pasado más de 5 horas desde el incidente que presenció y cada vez estaba más preocupada. El señor Jaken estaba con ella, cuidándola, pero después de un par de horas se había quedado profundamente dormido.

Rin suspira con cansancio, ya es de noche y se convence de que lo mejor que puede hacer es irse dormir, ya que no hay rastros de Sesshomaru. Esta a punto de acostarse cuando se abre la puerta, por supuesto, es su esposo quién entra.

— Señor Sesshomaru. — Rin lo saluda con tristeza.

— Rin. — Sesshomaru le devuelve el saludo. Después con voz sanguinaria se dirige a su sirviente. —¡Jaken!

Jaken despierta de forma inmediata y comienza a disculparse con gran nerviosismo. — ¡Lo siento amo! Me dormí sólo un instante. Lo juro. Fueron sólo unos minutos. ¡Amo bonito no me mire así, por favor! Prometo que cuide de Rin en todo momento. No me mate. Se lo pido. — Rogaba Jaken al borde del llanto.

— Retírate. Ahora. — Sesshomaru ordena con frialdad.

Jaken no lo duda un segundo y sale rápidamente de la habitación, agradeciendo la bondad de su amo.

— Es tarde. No deberías estar despierta. — Sesshomaru se sienta en la cama junto a su esposa.

— Lo estaba esperando. Necesitaba hablar con usted. Es importante. —Rin se escucha muy angustiada.

— Escuchaste parte de la discusión. — Declara Sesshomaru, con un tinte de regaño en su voz.

Rin se sorprende levemente y se remueve avergonzada. — Lo siento. Sé que no debía estar ahí. Fue imprudente. No imaginé que hubiera descubierto mi presencia. — Rin agacha la cabeza, escondiendo su mirada.

Sesshomaru coloca un dedo en su barbilla y la obliga a levantar la cabeza. — Siempre estoy pendiente de ti. No puedes ocultarte.

A Rin se le ponen los ojos llorosos. — Yo... lamento muchísimo causarle tantos problemas.

Sesshomaru sabía que no se refería solamente a su intromisión, sino al motivo de la discusión con los otros demonios. — No digas tonterías.

— El problema no es usted. Soy yo. Si todos esos demonios están en su contra es por mi causa. — Rin deja escapar una pequeña lágrima.

Si Sesshomaru tiene corazón, está seguro que se le rompe en mil pedazos al ver a su mujer llorar. Ahora más que nunca quería asesinar a todos esos imbéciles.

— No tienes la culpa de nada. — Con cuidado Sesshomaru acaricia el dorso de su mano. — Iba a comentarte esto mañana. Mi plan es marcharme. Me niego a heredar el título.

Rin está perpleja. —¿Qué?

— Lo que has oído.

Rin apenas puede formular una frase. —No... no puede hacer esto. Sé lo importante que es para usted el legado de su padre. Sé perfectamente lo mucho que significa.

— Tú eres lo más valioso para mi. Todo lo demás carece de importancia. — Sesshomaru afirma con seguridad.

— Señor Sesshomaru… — Rin toma su mano con delicadeza. — ¿Acaso no hay algo que podamos hacer?

— Tu vida está en riesgo. No puedo confiar en nadie y no pienso exponerte un segundo más. Es suficiente.

Rin agacha la cabeza. — Lamento enormemente que por mi culpa sea obligado a tomar esta decisión.

— Te equivocas. Es algo que llevo pensando desde hace mucho tiempo.

— ¿Y qué pasa con su ardua búsqueda por el poder? No quiero interferir, no me lo perdonaría.

— Basta, Rin. — Sesshomaru ya estaba perdiendo la paciencia con lo testaruda que puede llegar a ser su esposa. — Mi familia es mi única prioridad. No quiero seguir perdiendo tiempo valioso en una pelea eterna contra ellos.

Rin enmudece, mentiría si dijera que no la conmueven sus bellas palabras. Después de todo tiene razón, el tiempo es muy valioso y es algo de lo que ella tristemente carecía. — Es sólo que no sería capaz de soportar que se arrepintiera de su decisión. De estar conmigo.

— No podría. —Afirma con sinceridad.

Sin poder contenerse, Rin coloca una mano en su mejilla, se acerca y le da un beso lleno de ternura. Tratando de transmitirle todos sus sentimientos. Sesshomaru le corresponde de inmediato, sujetando con cuidado su nuca. Un momento después y con los ojos cerrados se separan lentamente, pero mantienen sus frentes juntas.

— Te amo, Sesshomaru. Te amo incondicionalmente. — Confiesa Rin, como muchas otras veces lo ha hecho. Sólo en momentos así, se permitía dejar de lado las formalidades.

Sesshomaru en respuesta, acaricia su mejilla. Rin sabe que también la ama, no necesitaba escuchar sus palabras cuando sus acciones lo gritaban. Rin le sonríe con amor y finalmente se separan.

— Descansa. Mañana partiremos al alba. Le avisaré a Jaken para que prepare todo. — Sesshomaru se levanta de la cama y se dirige a la puerta.

Rin asiente y se recuesta. Cierra los ojos y producto de todas las emociones, cae dormida casi al instante.


REVIEWS—

Hola! Espero que estén bien y que les haya gustado mucho. La verdad tenía esta idea desde que revelaron en Hanyo No Yashahime que Sesshomaru decidió no heredar el título, pero recién me animé.

Por otro lado, la próxima semana empiezo nuevamente la universidad, entonces tendré mucho menos tiempo para escribir, pero como me está gustando mucho esto trataré de ser frecuente :D

Aprovecho de agradecer nuevamente todo el apoyo que me han brindado a pesar de ser nueva en la plataforma. Un saludo especial a Neko2101998, que me ha animado fielmente con lindas palabras en los fanfics anteriores.

Me encantaría leer sus comentarios!

Muchos saludos, VF.