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— ¡De verdad! ¡¿Para mí?!— se encontraba emocionado, con aquella cajita entre sus manos, sus ojos brillaban por aquel regalo. Si bien, no era un chico muy tecnológico, ya que mayormente su tiempo lo usaba para jugar fútbol, pero ver que todos sus amigos tenían uno, que le hacían más fácil ciertas tareas, como hasta colocar sus horarios, incluso jugar en él, le había llamado la atención. Claro, su familia no tenía mucho dinero para un teléfono tan avanzado, o mas bien no querían comprarle uno a su hijo porque podría romperlo o perderlo.

— Te lo mereces por aprobar tus últimos exámenes.— le dijo su madre.— Prepararé algo para tus amigos, en agradecimiento por ayudarte a estudiar.— declaró, mientras recogía la mesa del desayuno.— Aunque no sé si lo que prepare, sea de la altura de tu amigo Kidou.— murmuró algo preocupada.

— ¡Muchas gracias, mamá!— ya había puesto sus manos encima de la pantalla, deslizando de aquí para allá, pensando que juegos podría descargar, o si había una aplicación para sus entrenamientos. Haruna había mencionado, que había incluso aplicaciones de itinerarios de ejercicios, según el deporte que eligieras, que hasta lo podías programar para que lo recordara por ti.

— ¡Ten cuidado, Mamoru!— regañó su madre, al ver que dejaba su teléfono en la orilla de la mesa, para tomar su desayuno.

— Si, perdón.

La verdad es que su madre esperaba, que no volviera con el teléfono destruido, sería una pérdida de dinero.

— Ya me voy, mamá.— tan rápido como comió, tomó su teléfono, su bolso y desapareció.

— ¡eh, espera! ¡Olvidas esto!— su mamá le alcanzó justo en la puerta, para darle un par de bolsas de muffin que había preparado.— Uno para tu amigo Kidou, y el otro para Kazemaru.

— Gracias mamá.— Mamoru tomó las bolsas y marchó sonriente, como siempre lleno de energía.

De camino a su secundaria, observaba su teléfono para ver qué otras funciones tenía. Si, chocó varias veces mientras miraba la pantalla de su teléfono, pero nada que lamentar. Después de unos instantes, separó la vista de su pantalla, para mirar al frente, reconociendo la silueta de uno de sus compañeros. Iba a llamarlo en voz alta, pero prefirió acercarse en silencio y cuando estuvo cerca…

— ¡Kazemaru!

El mencionado volteo a verlo, para cuando se dio cuenta, Endou le había sacado una fotografía con su teléfono.— Endou ¿Qué haces?— le regaño un poco.

— Solo quería probar la cámara, perdón.

— ¿Nuevo teléfono? — preguntó, acercándose a él, Mamoru asintió efusivamente.

— Mi mamá me lo regaló, por fin tengo uno. Debemos intercambiar números, Kazemaru.— le indico lleno de energía, por lo que el otro sonrió.— Por cierto, mi madre envía esto por haberme ayudado a estudiar.— Endou le entregó una de las bolsas que traía consigo.

— ¿eh? No tenía porque hacerlo, ya nos dio pastel ese día.— le comentó, recordando el día de estudio que tuvieron en casa de Endou, junto con Kidou. Mientras lo decía, abrió un poco la bolsa para ver unos muffins, al parecer de arándanos, su favorito. Sin embargo, Endou ya no le estaba escuchando, el capitán se había separado de él, para sacar una fotografía a un gato que pasaba por allí.— Capitán, hay que ir a clases.

— Lo sé, pero la cámara toma excelentes fotografías ¡Tienes que verlo!— el de coleta soltó un suspiro, pero no tardaron en continuar con su camino, mientras le indicaba que no usara su teléfono en clases porque si no lo podían regañar, incluso confiscar el teléfono. Endou solo tomaba más fotografías en el camino, demasiado emocionado por lo práctico que era su dispositivo, Kazemaru tuvo que regañarle otra vez para que prestara atención.

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— ¿Sigues sacando fotografías, Endou?

— oh, Kidou. Así es.— en ese momento, estaban en el descanso del almuerzo y Mamoru se veía realmente emocionado, había tenido oportunidad de sacar fotografías durante el transcurso del día, a pesar de eso, seguía aprovechando lo que restaba de la hora del almuerzo para continuar.

— Ha estado muy emocionado.— comentó Gouenji, quien se acercó al grupo, los tres en el pasillo. justo frente a su aula.

— Por cierto Endou, dale las gracias a tu madre por los muffins, estaban deliciosos.— comentó Kidou, que había venido para eso especialmente, Endou asintió ante lo que dijo Kidou, pero Yuuto se preguntó si realmente le escucho.

— ¡Hay que sacarnos una fotografía juntos!— fue la repentina idea de Mamoru.— ¡ah! ¡Kazemaru, Max!— justamente ambos chicos estaban caminando por ese pasillo, conversando tranquilamente cuando Endou les llamó.

— ¿Qué ocurre, capitán?— preguntó el chico de gorra.

— ¿Pueden tomarnos una fotografía?

— ¿Aún sigues con eso?— Kazemaru parecía sorprendido que siguiera con las fotos, estaba seguro que Endou terminaría cansándose, solo por abusar con las fotografías y de su teléfono, pero esperaba que no lo terminara dañando.

— Esta bien, les tomaré una foto.— Max solo se encogió de hombros, tomó el teléfono de Endou y espero que los chicos se acomodaran, aunque se veían algo apenados por la repentina petición de su compañero, pero al final la fotografía salió perfecta.— Que buena calidad tiene la fotografía.— comentó Max observando la foto, enseguida Endou se acercó para ver.— Es una buena cámara, no vaya a tirar su teléfono, capitán.— agregó, devolviéndole su dispositivo.

— Ehh, todos me han dicho eso.— se quejó Endou.— No le va a pasar nada.— dijo con confianza, justo cuando se le resbaló de sus manos. Antes de siquiera gritar o reaccionar, Kazemaru atrapó el teléfono. Todos suspiraron, incluso el pobre Kazemaru.— Gracias, Kazemaru.

— Por favor, ten cuidado.— le pidió una vez más Ichirouta.

— Sí, lo sé. Lo siento.

El sonido de inicio de clases comenzó a tocar, así que Kidou, Kazemaru y Max, debían ir a sus propios salones. Se despidieron, para verse en la hora de práctica.

— Kazemaru, espera.

— ¿Qu...— Pero antes de terminar de preguntar, Endou le había apuntado con su teléfono nuevamente.— Endou.— le llamó, con un deje de regaño en su voz.

— Te la enviaré después, como agradecimiento por haber salvado mi teléfono.— dijo, antes de entrar a su salón. El de coleta solo soltó un suspiro y apresuró su paso hacia su propio salón.

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— Bien hecho Matsuno.— fue el elogio de Kidou hacia el chico, al ver que había logrado quitarle el balón a Kabeyama.

Era hora de práctica, así que Endou se había calmado con su teléfono, aunque antes de empezar el entrenamiento, había tomado fotos de todos los chicos que iban llegando. Incluso cuando iban a cambiarse quería tomar fotos, pero allí Kidou lo detuvo severamente y Endou pidió perdón por eso. Luego de aquello, guardó su teléfono.

Ahora estaba en la portería, recibiendo y deteniendo, los balones que le lanzaban Someoka y Gouenji, por turnos. Todo había vuelto a la normalidad, por el momento.

La práctica pasó sin mayores complicaciones, todos esforzándose al máximo.

Cuando atardeció, y ya estaba apunto de caer la noche, las actividades del club terminaron. Endou aprovechó para tomar su cámara y sacar más fotos, mientras los chicos hacían sus últimos estiramientos antes de irse. Había chicos como Megane, que posaban orgullosos cuando Endou le apuntaba, o tímidos como Kabeyama, que no sabía qué pose hacer, además de sonreír. Después estaban los naturales, como Kidou, que miraba con tranquilidad, incluso con diversión, lo que hacía Endou, ya se había acostumbrado.

Minutos después, cada uno estaba despidiéndose para irse a casa y Endou aprovecho de tomar las últimas fotografías.

— De verdad te estas divirtiendo.

— Ah, Kazemaru.— se sorprendió de verlo, ya que creyó que se había ido a casa.

— ¿Te irás? ¿o vas a ir a la torre?

— Voy a ir a la torre, quiero seguir practicando.— exclamó con energía.— ¿Me acompañas? Sacaré fotos también.— se notaba emocionado.

— ah, lo siento. Hoy vienen visitas a mi casa, y debo llegar temprano. Pero mañana puedo quedarme.— sonrió él, Endou se desanimó un poco, pero le sonrió de todas formas.

— Está bien. Es una promesa, mañana entonces.

— Sí, es una promesa. Dale las gracias a tu madre por los muffins, estaban buenos.

— Le daré tu mensaje.

— Nos vemos mañana entonces.

— ¡Hasta mañana, Kazemaru!— alzó la voz Endou, al mismo tiempo que movía su mano de lado a lado con bastante ánimo, mientras observaba a su amigo alejarse.

Lentamente, cuando Kazemaru estaba lejos, Endou detuvo su despedida y bajó su mano, con una expresión algo decaída, que cambió rápidamente por una animada y feliz.— Será mejor que vaya a la torre antes que oscurezca.— se dijo así mismo, para comenzar a correr en esa dirección.

Apenas llegó a la torre, fue tomando fotografías del lugar, especialmente de la torre, sería un buen recuerdo, incluso pensó que podía colocarlo de fondo de pantalla. En su cabeza se veía como una idea espectacular.

Comenzó a entrenar, lo usual. Pero la verdad, es que no tardó nada en cansarse, normalmente se quedaba mas tiempo, pero no había pasado ni una hora y ya se sentía agotado. Decidió que era mejor regresar a casa, tomar un baño, comer y dormir. Ni siquiera tomó más fotografías con su teléfono, de lo cansado que estaba, solo recogió sus cosas y se dirigió hacia su casa, dejando escapar un largo suspiro sin darse cuenta.

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— Hola mamá.— Endou, animado saludo a su madre, quien estaba en la cocina, preparando la cena.

— ¿Cómo te fue hoy?

— Me fue muy bien, a los chicos les gustaron los muffins.

— ¿En serio, incluso a tu amigo Kidou?— Endou asintió, mientras tomaba una manzana de entre todas las frutas que había.— Eso me alivia. Supongo que a Kazemaru le encantó, ya que los arándanos son sus favoritos.— agregó ella, bastante aliviada.

— ¿Cómo sabías que a Kazemaru le gustan los arándanos?— después de darle dos bocados a su manzana y tragarlos, Endou preguntó sorprendido porque su madre supiera tanto. Su madre volteo a mirarlo, tan sorprendida como su hijo.

— Tu mismo me lo dijiste ¿acaso no lo recuerdas, Mamoru?

— ¿eh?

Antes de siquiera preguntar si en verdad él le había dado ese dato, ella cambió su tono a uno de regaño.— Y no comas eso, la cena ya está casi lista. Ve a lavarte las manos.

— S-si, perdón.— Endou de todas formas se terminó comiendo su manzana, no iba a dejarla a medio terminar, para luego ir lavar sus manos.

Luego de cenar y darse un baño caliente, era la hora de dormir, mañana tendría otro día de clases. Apago la luz y se metió en su cama, colocándose cómodo. Lo raro es que no pudo dormirse enseguida, a pesar de que había estado cansado hace unas horas. Decidió tomar su teléfono, que estaba en su mesa de noche, solo para ver la hora, pero terminó revisando su galería de fotos.

— No pensé que había tomado tantas.— murmuró para si mismo, la luz de la pantalla, era la única que brillaba en su habitación en ese momento.

Decidió revisar la primera fotografía que había tomado ese día.— … Kazemaru, cierto, a él le tomé la primera foto.— siguió murmurando al ver la foto del chico que había volteado a verle. Endou había captado el momento justo, en que su largo cabello cerceta se movía.

Las siguientes fotos eran de unos gatos que había encontrado, luego había fotografías del camino que estaban usando para llegar a la escuela, y nuevamente Kazemaru pero de espaldas, ya que Endou le había tomado esa foto cuando iba unos pasos detrás de él. Luego había una foto de la entrada de la secundaria y nuevamente fotos de Kazemaru: entrando al Raimon, y luego cuando se alejó de él para ir a su propio salón.

Las próximas fotos, eran de su salón antes de comenzar la clase, una foto de Handa, de Aki incluso, y de Gouenji. Aunque este último no se enteró que le tomó una foto, ya que Endou lo hizo sin avisar. Mamoru sonrió por eso, Gouenji se veía muy serio. Las demás fotos eran de sus compañeros de salón.

Luego de eso había fotos fuera del salón, supuso que ese fue el primer descanso. Había salido casi corriendo y entusiasmado con su teléfono en mano. Tomó fotos de varios lugares, o lo que le permitía el tiempo de descanso, ya que era corto. Nuevamente en sus fotografías, apareció Kazemaru.

— ¿uh? ¿Otra vez?— se preguntó Mamoru, no recordaba haberle tomado tantas fotos. En ellas Kazemaru estaba haciendo sus propios deberes, llevaba un par de libros consigo, o archivos, Endou no pudo identificarlos. Claro, Mamoru le había sacado esas fotos desde lejos, Kazemaru nunca se enteró, ya que siguió su camino hacia donde sea que iba. Siguió deslizando para ver las demás fotografías, y nuevamente aparecía Kazemaru una y otra vez, pero esta vez con las manos vacías, al parecer ya había entregado lo que llevaba en sus manos y regresaba a su salón.

Endou observó seriamente las fotografías en ese momento, hasta que cambiaron a flores, si, flores. Raimon tenía pequeños sectores con flores que los mismos alumnos tenían de tarea cuidar, claramente por turnos. Esa vez no era turno de Endou, pero había ido a mirar, según recordaba, lo había hecho durante el segundo receso. Allí, sacó fotografías, y se encontró con Someoka y Kurimatsu, a quienes les tomó algunas fotos. Incluso encontró a Haruna, que posó alegre, hasta le dio unos consejos a Endou sobre tomar fotografías ya que notó que tenía un teléfono bastante bueno.

Había más fotografías de las flores, rosas, rojas, violetas, de varios colores.— Creo que le tome fotos a todas…— comentó, al notar que estas no terminaban. Sonrió un poco avergonzado, recién notaba lo muy entusiasmado que había estado con su teléfono. Aunque esa sonrisa desapareció lentamente, cuando vio a Kazemaru de nuevo en una de sus fotografías.

En esa fotografía, Kazemaru no estaba solo, Kageno le acompañaba, traían unas pequeñas palas de jardinería, al parecer era el turno de ambos de cuidar las flores y justamente él estaba tomando fotos. Recordó perfectamente que se escondió tras un árbol, ni idea porqué, mientras Kageno y Kazemaru se agachaban para ver las flores de cerca. No recordó bien que pasó, pero intercambiaron palabras, y Kageno se levantó y se fue, mientras Kazemaru se quedó allí solo. Entonces, el de coleta se acercó más a las flores, para poder recoger algo que había entre ellas y Endou le sacó una fotografía, la que estaba mirando en ese momento: Kazemaru y unas bellas flores color naranjo, que casi besan su rostro.

Luego de esa foto, las imágenes cambiaron a una foto de su comida, fotos desde la ventana de su salón y del pasillo. Si mal no recordaba, allí se encontró con Gouenji y Kidou, y luego con Kazemaru y Max. Nuevamente siguió mirando las fotos, confirmando aquello, vio su foto, la que se tomó junto con Gouenji y Kidou, y otra foto de sorpresa que le había tomado a Kazemaru.

— ¿Por qué tengo tantas fotos de Kazemaru?— murmuró confundido, tampoco le molestaba mucho, pero tenía esa duda.

De todas formas, las fotografías seguían en el club del Raimon, le había sacado fotografías a cada integrante que llegaba, incluyendo a las managers. Luego había una fotografía borrosa, como si alguien hubiera movido la cámara justo en el momento de la foto. Recordó, que Kidou le había impedido sacar fotos mientras se cambiaban. Endou se sintió avergonzado otra vez, de verdad estaba demasiado entusiasmado y no lo había notado. Si bien la imagen no era clara, podía identificar a quien había intentado tomarle foto, solo por su color de cabello. Si, era Kazemaru, la imagen estaba borrosa y para nada nítida, pero era Kazemaru.

Se sonrojo por eso ¿En qué estaba pensando al intentar tomar una foto de Kazemaru quitándose la ropa?

«Creo que estaba muy emocionado por las fotos y la cámara. Perdón»

Terminó por borrar esa fotografía, de todas formas no se notaba. Las últimas fotos eran del equipo terminando los entrenamientos, las managers ordenando, Kazemaru tomando agua, Gouenji conversando con Kidou, Kazemaru secándose el sudor con una toalla, Kabeyama, Kurimatsu y Shourinji riendo tranquilamente, Megane posando, Kazemaru y Handa teniendo una plática, Kageno asustando a Someoka, Kazemaru volteándole a ver, sorprendido al notar que estaba sacando fotos, y finalmente sonriéndole. Habían más fotografías, pero no las contemplo mucho tiempo.

Y la última fotografía, era de la torre de metal.

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Se quedó un momento en silencio, observando la fotografía de la torre con atención, por varios segundos.

«¿Qué está mal conmigo?»

Decidió volver a deslizar entre las fotografías, a pesar de que estaba bostezando del sueño. Se detuvo en una foto en específico. Amaba los colores de esa fotografía, se veía bastante hermoso, y no estaba mal tomada, para ser él quien la tomo. Suerte de principiante quizás. No sabía que era, quizás las flores naranjas que resaltaba todo, o la tranquilidad que emitía. Lo que fuera, sin darse cuenta, le había puesto de fondo de pantalla.

Mientras se quedaba dormido, no pudo evitar sonreír, y sentir un pequeño vuelco en su corazón, que no le tomó importancia, al menos en ese momento. Su teléfono se deslizó de su mano, hasta caer a salvo en su cama. El sueño terminó ganándole a Mamoru y solo un pensamiento cruzó por su mente antes de quedarse completamente dormido.

«A Kazemaru le queda el naranja»

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FIN

Los comentarios siempre se agradecen. Espero que les haya gustado!