Disclaimer: Ni Evangelion ni sus personajes me pertenecen.
Un cambio está por llegar
Sobresaltándose, abriendo sus ojos de golpe al despertarse, una Asuka somnolienta se movió con lentitud al hallarse debajo de las mantas que la arropaban, escuchando, en la distancia, el ruido característico de la tripulación del portaaviones que la transportaba. Si bien ya tenía una semana de encontrarse en aquella embarcación, no terminaba de habituarse a su ambiente.
Todavía en silencio, dándose la vuelta hasta mirar el techo de su camarote, la chica pelirroja no pudo evitar ladear su mirada a un costando enfocándola en el suelo, donde, tiradas y esparcidas por doquier, yacían las diferentes piezas del atuendo que usó ayer en la noche, en el que fue, para su desdicha, su último momento absolutamente a solas y en privado con Kaji.
Sabiendo que esa sería la única oportunidad que tendría para declararle su amor, Asuka, buscando entre el vasto equipaje que trajo consigo desde su natal Alemania, debatió durante horas cuál combinación de prendas de vestir acabaría siendo la mejor para sus intenciones. Meditó hasta el cansancio sin tomar una decisión, y al ver como el sol se ocultaba, escogió guiada por su instinto.
Así pues, ya no pudiendo cambiar de opinión, Asuka se vistió y se peinó deseando lucir lo más elegante y hermosa posible. Pese a que aún era demasiado joven para usar grandes cantidades de maquillaje, empecinada en verse atractiva, la alemana optó por una sutil capa de lápiz labial para resaltar sus labios, con los cuales, sobre cualquier otra cosa, deseaba robarle un beso a Kaji.
– ¿Por qué no me miraste, Kaji? –sentándose en el colchón, plantando sus pies descalzos en el helado piso de metal, Asuka le preguntó a un ausente Kaji al recordar su fracaso de anoche– ¿acaso no soy bonita para ti?
Pero por más que fingiera no saber la respuesta, Asuka, evocando muy claramente lo dicho por Kaji cuando intentó, con desesperación, que él la amara como ella deseaba, trató de mentirse a ella misma no queriendo aceptar que Kaji nunca la vería como una potencial pareja. Por ende, levantándose al fin, Asuka caminó a la incómoda y nada elegante ducha de su habitación.
Tal vez para la exigente germana aquel recinto era horrible y nada digno de una dama; sin embargo, para cualquiera de los tripulantes de aquel navío, tener toda una recámara para ellos solos sería un lujo a la altura de un capitán. Pero sin pensar en eso, terminando de desnudarse, Asuka abrió la llave de la regadera sintiendo la gélida agua cayéndole encima por completo.
Mientras se duchaba, manteniéndose inmóvil en su lugar, Asuka, tratando de olvidarse de Kaji por un segundo, se recordó a ella misma por qué estaba allí. Por más que le hubiese encantado que su tutor la viera como una mujer a la cual amar, la finalidad de aquel viaje no era más que demostrarles a todos lo magnífica y extraordinaria que era al pilotear su Evangelion Unidad 02.
Sintiéndose abandonada por su padre y por su madrastra, Asuka, huyendo del horrible recuerdo de su madre muerta atormentándola, halló en la Unidad 02 una razón lo suficientemente poderosa como para mantenerse con vida. No le importó el agobiante y doloroso entrenamiento que recibió a pesar de su corta edad, aquello, ciertamente, era mil veces mejor que estar en casa.
Constantemente, al verse aplastada por la enorme presión que ponían los adultos en ella, Asuka, negándose a llorar, reprimió todo aquel tormento al enterrarlo en lo más profundo de su ser para no tener que lidiar con él. Cada escena de su madre hablándole a su muñeca, y en especial, la imagen de ella colgando del techo, la sepultó en su alma jurándose olvidar aquello para siempre.
No obstante, por más que se esforzó en borrar toda huella de dichos demonios, ella, por más que no le gustara pensar al respecto, sabía, silentemente, que algún día debería hacerle frente al monstruo que crecía en sus adentros.
– ¿Tú debes ser Asuka Langley Soryu, no es así? –Todavía sin moverse en la ducha, como si fuese una estatua viviente, una voz muy familiar del pasado resonó en sus memorias–mi nombre es Misato, Misato Katsuragi. Estoy aquí porque me asignaron como tu tutora, es un gusto poder conocerte en persona.
Al morir su madre biológica, prometiéndoselo a sí misma en su funeral, Asuka aseguró que jamás necesitaría de nadie para vivir por el resto de su vida, y al empezar su preparación formal como piloto, Asuka, trasladándose al cuartel de la rama alemana de Nerv, ella comenzó a construir su célebre reputación viviendo completamente sola en una de las habitaciones vacías de la base.
Así pues, que esa mujer llamada Misato apareciese de la nada ante ella, arruinando su convicción de existir por su propia cuenta, no le causó ninguna alegría a la cada vez más arrogante jovencita pelirroja.
– Tu alemán es terrible, apenas si entiendo lo que dices–no dándole un recibimiento amistoso, Asuka, no escondiendo su desagrado por conocerla, se preguntaba por qué se atrevían a designarle una niñera–además yo puedo cuidarme sola sin problemas, no necesito una niñera.
– Te prometo que mejoraré mi alemán, Asuka. Entre tanto, tú aprenderás japonés…
Asuka no lo supo en ese momento, pero Misato, con meses de anticipación a su llegada a Berlín, ya tenía conocimiento del trasfondo familiar y psicológico de Asuka gracias a varios informes que le fueron enviados antes de su asumir su rol. Por ende, no viéndose afectada por la actitud hostil y grosera de Asuka, Misato mantuvo la calma terminando con su presentación.
– ¿Japonés? –Le cuestionó Asuka al fruncir el ceño– ¿por qué tendría que aprender japonés?
– Sabes muy bien que la sede de la rama principal de Nerv está en Japón, por ello, si en el futuro eres designada para servir allá con tu Unidad 02, naturalmente tendrás que dominar el idioma.
Japón, con sólo oír la mención de aquel lugar, Asuka, enfadándose aún más, ladeó la cabeza al no querer tener ninguna relación con esa nación asiática. Nunca había estado allí, pero por más que le disgustara, su madre era originaria de dichas tierras niponas, lo cual, en consecuencia, la hizo volver a pensar en ella y en el funesto recuerdo de verla columpiándose totalmente inerte.
Por ello, mentalmente, se esforzaba con ahínco por bloquear cualquier cosa relacionada a Japón, reforzando, hasta el cansancio, la idea de sólo aceptar la cultura europea que la educó y la moldeó desde su nacimiento. Sin embargo, por más que no le gustase admitirlo, Misato tenía razón, la sede principal de Nerv estaba en Japón, y algún día, en el futuro, tendría que viajar a ese país.
– Ya tengo las órdenes para que te traslades a mi departamento. No está muy lejos de la base, así podrás estar en otro lugar que no sea aquí…
– No me interesa estar en otro lugar, lo único que quiero es seguir preparándome para ser la mejor piloto del mundo–replicándole, por más inútil que fuese, Asuka buscaba la forma de liberarse de esa entrometida mujer.
– Pues debo decirte que nuestros superiores también tienen otros planes para ti, ellos no se han olvidado de tu educación–por más que la chica alemana le hablara con arrogancia, Misato, no perdiendo la serenidad en ningún momento, se limitó a dibujar una delgada sonrisa en sus labios–las pruebas académicas a las que fuiste sometida revelaron que tienes un nivel más alto que el promedio, incluso podrías entrar a la enseñanza universitaria pese a tu corta edad.
A pesar de no renunciar a su comportamiento malcriado y soberbio, Asuka, relajando con levedad su semblante enfurecido, se giró para mirar a Misato con auténtico interés.
– ¿Universidad? –Le consultó Asuka– ¿estás diciendo que podría ir a la universidad?
– Es una posibilidad, nada más…–notando el sutil cambio de actitud en ella, Misato, acercándose un poco más a Asuka, se arrodilló frente a la chica para quedar ambas a la misma altura–personalmente me parece que es demasiado pronto como para que estudies en una universidad, lo más natural sería que te eduques con otros chicos de tu edad, pero sé que eres una chica que adora los retos, así que la última palabra la tienes tú.
Hasta ese punto de su corta existencia, Asuka, obligada por las circunstancias a dar pasos demasiado agigantados, tenía como única meta entrenarse y prepararse para convertirse en la mejor piloto de Evangelion del mundo entero, pensando, con firmeza, que de esa forma nadie se atrevería a ignorarla, otorgándole, al fin, el reconocimiento y validación que ansiaba en secreto.
Así pues, sin que lo haya pensado nunca antes, la posibilidad de convertirse también en una estudiante universitaria, muy anticipadamente, la encumbraba más allá haciéndola brillar todavía más. Y si bien por dentro le asustaba tomar un desafío tan grande, no permitiéndose claudicar, Asuka, no queriendo perder su fachada de falsa seguridad, se vio forzada por ella misma a aceptar.
– ¿Podré seguir piloteando mi Eva aunque asista a la universidad? –con una pizca de amabilidad, Asuka, posando sus ojos en los de Misato, le cuestionó–no quiero perder mi lugar como piloto de la Unidad 02, he trabajado demasiado como para perderlo por algo así.
– Claro que sí. Seguirás siendo la Segunda Elegida, la única piloto que existe para la Unidad 02–Misato, habiendo abierto una delgada fisura en la coraza de Asuka, la usó para tratar de conectarse más con ella– ¿qué dices, te gustaría intentarlo?
– Sí, por supuesto que sí…
Así pues, recogiendo sus pocas posesiones personales, Asuka emprendió la marcha hacia el domicilio de Misato no teniendo más opción que dejarse llevar por ella. Y si bien Misato, con buenas intenciones, siempre le obsequiaba una cara sonriente y amable, Asuka, temiendo ser traicionada y abandonada otra vez, se decía que mantuviese la distancia y no fraternizara con ella.
Y una vez que se establecieron las dos juntas en los suburbios de Berlín, su latente disconformidad con Misato no hizo más que crecer, al ver, con genuino desagrado, la forma tan caótica y desordenada con la cual ella vivía. Allí fue cuando se dio cuenta que Misato no era tan diferente de ella, ya que Misato, en su exterior, pretendía verse como una mujer madura, cosa que no era.
Pero su lista de quejas no se detuvo allí, su estómago, siendo el más afectado, nunca le permitirá olvidar los terribles horrores que soportó ante el espantoso menú que comían a diario. Cenas congeladas para microondas y demás bocadillos abarrotaban los estantes y el refrigerador, aquello, honestamente, era miles de veces peor que todas las pruebas con su Unidad 02.
De todos modos, manteniéndose callada para guardar las apariencias, Asuka se repetía en su mente que aquello no era más que un obstáculo a tolerar en busca de alcanzar la cima de la gloria. Si era capaz de aguantar el agotamiento y el dolor del entrenamiento con su Eva, ella, sin duda alguna, podría hacerle frente a los insalubres y asquerosos hábitos alimenticios de Misato.
– Ya tengo lista tu inscripción en la universidad; aunque al principio dudaron en aceptarte por tu edad, pero gracias a los resultados de tus pruebas académicas y a la influencia de Nerv, no se demoraron en matricularte–mientras bebía una cerveza fría en el desayuno, Misato, con varios documentos oficiales en la mesa, le habló a Asuka quien se conformó con un plato sencillo de cereal–pero todavía queda un detalle por resolver, debemos definir en qué carrera universitaria estarás.
Asuka, masticando con lentitud, no respondió nada al respecto.
– No me lo tomes a mal, sé que te catalogan como una "prodigio"; pero creo que deberías escoger algo sencillo y nada complicado como economía o leyes.
– En realidad no me interesa qué estudiar, pero creo que lo mejor es inscribirme en algo relacionado con mi Eva; algo que tenga que ver con su funcionamiento.
– Lo único que se me ocurre es ingeniería, ni siquiera yo tengo claro cómo es el funcionamiento real de los Evas.
No deseando charlar más con ella, Asuka, con desdén, guardó silencio.
– Entonces será ingeniería, haré los arreglos correspondientes hoy mismo–dedicándole un brindis no correspondido, Misato, una vez más para fastidio de Asuka, trató de ser amistosa con ella–también debo recordarte que tus lecciones de japonés comenzarán esta misma tarde, pero me preocupa que estemos poniéndote demasiado peso en cima.
– No importa, haré lo que haga falta con tal de seguir piloteando mi Eva–terminándose su escueto desayuno, Asuka, recurriendo a su insolencia, le replicó–puedo ir a la universidad, aprender japonés y entrenar con la Unidad 02 sin problemas. Les demostraré que puedo hacer todo eso y mucho más…
– Deberías telefonear a tus padres para contarles la buena noticia, estoy segura que los hará sentir muy orgullosos de ti…
Justo cuando se levantaba de la mesa, Misato, tocando una fibra demasiado sensible en ella, consiguió que Asuka se detuviese en seco, sintiendo, en sus adentros, como una navaja ardiente y afilada cortaba otro trozo más de su herido corazón. Aquellas dos personas, a quienes ni siquiera consideraba parte de su ser, no eran dignas ni merecedoras de saber lo exitosa que era sin ellos.
Su padre, dándole más importancia a la mujer que acabó reemplazando a su mamá, siempre se mantuvo ausente cuando más lo necesitaba, lo cual, sumado a la demencia de su madre, solamente nutrió la semilla de la soledad y la discordia que echó raíces en ella. Y su madrastra, por su parte, no le era más que una intrusa que invadió un hogar al que no pertenecía.
Ninguno de los dos, para Asuka, tenía algún vínculo con ella. Más allá de compartir sus apellidos, no significaban nada más.
– ¿Te ocurre algo malo, Asuka?
– Nada, iré a prepararme para esas estúpidas clases de japonés…
Retirándose con prisa, escondiendo de Misato la humedad que se acumulaba en sus ojos, Asuka caminó a su habitación para vestirse y arreglarse para sus clases. El japonés, por más que la irritase, no le era del todo desconocido. Su madre, antes de perder la cordura y la vida, solía dedicarle algunas cuantas palabras y frases de cariño en dicho lenguaje al desearle buenas noches.
Así pues, por más doloroso que le resultase, Asuka se tragó sus miedos y pesares para volver a escudarse con su ya habitual máscara de prepotencia, la cual, por más daño que le hiciese a ella misma, ya le era una vía de escape recurrente y difícil de soltar. Por ende, presentándose en la academia de idiomas donde la inscribió Misato, la Asuka alemana se reencontró con la japonesa.
Y literalmente, como si pasase de un planeta a otro, Asuka, al comenzar sus lecciones, se vio agobiada por toda una variedad de costumbres y reglas sociales que le resultaban absurdas e ilógicas. Asimismo, lidiando con el caótico sistema de escritura nipón, la temperamental germana prefería luchar con su Eva sin descanso antes que tener que memorizar un maldito kanji más.
Empero, una vez que se presentó en la universidad en su primer día, Asuka, por más increíble que le fuese, se sintió peor allí que en cualquier otro lugar. No se permitió mostrarlo ante nadie, aquello hubiese significado disipar la espesa cortina de humo que creaba con tanto esfuerzo; sin embargo, detrás de ésta, una Asuka asustada e intimidada se identificó ante sus compañeros.
– ¿Cómo estuvo tu primer día en la universidad? –Misato, esperándola en su automóvil en las afueras del campus, le abrió la puerta a la niña para que entrase–se me ocurre que podríamos ir a celebrar comiendo un poco de pizza, te mereces un descanso después de las últimas semanas tan atareadas que has tenido.
– Sólo llévame a casa, estoy cansada…
– ¿Estás segura? –Le preguntó Misato con preocupación–pensé que te gustaría la idea de…
– ¡Sólo llévame a casa!
– De acuerdo, vámonos entonces.
Hallándose rodeada por jóvenes demasiado mayores que ella, inclusive, por adultos como Misato, Asuka, como un cordero en medio de una manada de lobos, experimentó una horrible sensación de estar en el sitio equivocado. Muchos, al presentarse frente al pizarrón, la miraron con burla y molestia al pensar en lo ridículo que era que una chiquilla como ella fuese a ser parte de su salón.
No la insultaron ni humillaron directamente, sus miradas punzantes y expresiones disgustadas fueron más que suficientes, para hacerle ver, de manera muy cruel, que no encontraría amigos en aquel grupo de estudiantes que seguían pensando que su presencia debía ser alguna broma de mal gusto; no obstante, reprimiendo, una vez más, su angustia, Asuka tomó asiento en silencio.
Cada vez que se volteaba a un costado, viéndolas de soslayo con claridad, veía como muchas de las miradas iban más dirigidas a ella que a las anotaciones escritas por el profesor. Aún así, recordando la vieja promesa que se hizo varios años atrás, Asuka, diciéndose que no necesitaba de nadie más para triunfar, ignoró los murmullos y comentarios hacia ella enfocándose en estudiar.
– No necesito a nadie, puedo vivir por mi cuenta…–hablando consigo misma mientras terminaba de bañarse, la pelirroja, volviendo a correr en círculos en el laberinto de odio y tristeza que la encerraba, otra vez depositaba sus esperanzas de ser feliz en aquel maravilloso hombre que apareció en su vida y que provocaba contradicciones en sus sentimientos–pero necesito a Kaji; lo necesito conmigo…
Cerrando la llave de la ducha, sintiendo como las últimas gotas de agua helada la recorrían de la cabeza a los pies, Asuka volvió al presente por un instante al darse cuenta que debía vestirse pronto. Rodeando su cuerpo con una toalla, la niña pelirroja, regresando al otro compartimiento de su camarote, se vio inmersa en la cuestión de cuál vestuario se pondría hoy.
Sin importarle dejar un rastro de gotas al caminar, Asuka, abriendo las maletas que guardaban sus cosas, le echó un vistazo a los distintos atuendos que había comprado semanas antes de embarcarse en aquel maloliente y oxidado barco de guerra. Revolviendo las ropas que descartó ayer por la noche, sin que recordase lo que terminó encontrando, halló la respuesta que buscaba.
Con cuidado, como si se tratase de la posesión más valiosa que tuviese, Asuka, sacando una caja desde el fondo de una de sus valijas, miró hipnotizada aquel paquete recordando cuando Kaji se lo compró. Sin embargo, antes de enviarse a sí misma de vuelta a ese día, primero evocó cuando recuperó su amada y añorada libertad: el día cuando Misato al fin se apartó de su camino.
– Asuka, hay algo que debo decirte…
Poco más de dos años después de haber aparecido ante ella sin invitación, Misato, igual de desalineada que siempre, interrumpió su desayuno hablándole con un tono de voz que no parecía ser el de ella. Asuka, ya siendo toda una señorita que empezaba a recorrer el turbulento sendero de la pubertad, levantó la vista del libro que leía arqueándole una ceja a su tutora.
– No pongas esa cara, no te has metido en problemas–aún sin acostumbrarse a la rigidez y seriedad de Asuka, Misato, queriendo romper el grueso hielo, le comentó con una media sonrisa–antes que te diga lo que quiero decirte, primero deseo felicitarte por tu excelente desempeño en todo lo que te has propuesto. Reconozco que al principio dudada que pudieras hacerlo, una niña común no hubiera podido soportar tanta carga sobre sus hombros…
Deseando retomar su lectura, recordándose que tenía un examen en la universidad esa misma tarde, Asuka se mantuvo callada.
– Tu japonés es muy fluido al hablar; y aunque todavía tienes problemas para leerlo y escribirlo, tu maestro no duda en que los superarás muy pronto–reclinándose en la mesa, Misato, aún sin ir al grano, ya había colmado la paciencia de la pelirroja–también he hablado con varios de tus profesores en la universidad, todos están muy impresionados contigo a pesar de tu juventud. Y en la base, sin cuestionamiento alguno, no dejan de alabar su talento para pilotear la Unidad 02. Muchos me han dicho que es como si esa máquina estuviese hecha sólo para ti…
No negaba que le encantaba escuchar cumplidos y halagos; empero, en sus adentros, donde la verdad yacía sepultada incluso para ella misma, la conciencia de Asuka sabía que todo aquello no era del todo cierto. No era que Misato le estuviese mintiendo, si no que aquellas personas a las que hacía alusión no se comportaban con ella del modo en que Misato lo describía.
Su maestro de japonés, un anciano insoportable que la sacaba de quicio, constantemente la reprendía por seguir confundiendo los kanjis y por sus continuos errores gramaticales. Asuka, en más de una ocasión, quiso levantarse de su asiento para gritarle que usaría su influencia en Nerv para expulsarlo del país. Aún así, sabiendo que no poseía tal poder, Asuka únicamente callaba.
La historia no era muy distinta con sus profesores universitarios, los cuales; si bien no eran tan fastidiosos ni molestos, nunca le dedicaron ni una sola felicitación sincera por sus avances. Lo mismo ocurría con sus compañeros en todas sus clases, donde ellos, como si ella fuese una presencia indeseable en sus alrededores, ni siquiera le dedicaban ni un mísero saludo.
En la sede de Nerv, repitiéndose la situación, ninguno de los técnicos ni científicos encargados del desarrollo y perfeccionamiento de la Unidad 02 le brindaban ni un ápice de amabilidad ni calidez al sólo verla como un engranaje más en una compleja máquina. No importaba cuánto se esforzara por sobresalir en dónde sea, el destino, con crueldad, parecía negarle la aceptación que anhelaba.
Y al sentirse ahogada por aquel amargo sufrimiento, el cadáver colgante de su madre, junto a la sonrisa burlona de una muñeca, titilaban en su mente susurrándole que algún día la atraparían.
– Te conozco lo suficiente como para saber que estás impaciente, así que ya no voy a divagar más…–Misato, rompiendo sus pensamientos, le afirmó al entrelazar sus manos–me voy de Alemania, Asuka. Anoche recibí la orden de regresar al cuartel general de Nerv en Japón, aún no me han dicho si asignarán a un reemplazo para que sea tu nueva tutora, pero estoy segura que lo harán.
– ¿Cuándo te irás? –cerrando el libro que sostenía, Asuka, muy interesada por su respuesta, al fin se unió a la conversación– ¿me enviarán de vuelta a la base o me quedaré aquí sola?
– Me iré pasado mañana, pero primero necesito terminar el papeleo correspondiente a mi transferencia–contestándole, Misato empezaba a extrañar el sabor incomparable de las cervezas teutonas–tampoco tengo claro qué será de ti; aunque haré la recomendación de que sigas viviendo aquí con tu nueva tutora. Pienso que estar lejos de la base te ha hecho bien, te ves más relajada que cuando te conocí…
– Es porque estoy creciendo, y muy pronto también tendré una mejor figura que la tuya.
Con el pasar del tiempo, a medida que poco a poco iba dejando atrás la primera etapa de su niñez, Asuka, cada vez más consciente de su propio desarrollo corporal, empezó a mirar a Misato de un modo que jamás imaginó al inicio: como un reflejo del futuro. Su figura femenina, su notable erotismo y cómo los hombres se giraban a mirarla, incitó, de repente, que quisiese ser como ella.
Pronto, sin que se diese cuenta, Asuka comenzó a tejer la distorsionada idea de que si no lograba obtener la atención y el aprecio de los demás por medio de sus logros, entonces, usando su atractivo físico como un elemento a su favor, lo intentaría al verse más madura comportándose como una adulta; aunque, obviamente, todavía se encontrase demasiado lejos de serlo.
Así pues, sin que Misato lo notase, Asuka empezó a tomar nota de su manera de peinarse, maquillarse, vestirse y comportarse, usándola, claramente, como una guía personal. No obstante, al no simpatizarle Misato, comenzando a envidiarla por estar mucho más desarrollada que ella, su tutora pasó de ser un modelo a seguir a convertirse en una rival a la cual alcanzar y superar.
Y ahora que ella se iba de su vida para siempre, como si se abriese una puerta en el centro de una pared, Asuka, más que nunca, ansiaba abrirla y atravesarla sin voltearse a atrás.
– Ya eres toda una señorita, Asuka. No dudo que en unos años más tendrás a muchos chicos enamorados de ti…–como ya era habitual en Misato, no queriendo una confrontación con Asuka por tonterías, meramente no le dio importancia a sus palabras–no sé cuándo nos volveremos a ver, pero espero que algún día nos reunamos de nuevo para recordar viejos tiempos…
Asuka no respondió verbalmente, con sólo sonreírle fue más que suficiente para ella. En verdad sí le gustaba la posibilidad de reencontrarse más adelante, pero no en los términos amistosos que Misato le sugería, si no para hacerle ver a Misato en lo triunfadora y hermosa que se transformó por sí misma sin su ayuda ni su compañía. Esa, sin duda alguna, sería una gran victoria para Asuka.
Y así, tal y como Misato lo anunció, ella se marchó. Una mezcla de sentimientos ambivalentes la visitaron enseguida, por un lado la regocijaba haberse quitado de encima a esa repugnante mujer que apareció frente a ella sin aviso, pero por otro, viéndose a ella misma sola en aquel departamento en las afueras de Berlín, aquello le hizo ver cuán necesitada de afecto se sentía.
No hubo nadie que le dijese lo especial e importante que era.
No hubo nadie que la consolara por las noches al llorar por sus pesadillas.
No hubo nadie que se tomara la molestia de abrazarla y decirle que todo saldría bien.
Solamente era ella. Sola y perdida viajando por un río turbulento sin que nadie le ayudase a remar, sin nadie que le indicase el camino correcto para salir del hoyo que ella misma hacía más grande. O al menos así se sintió por un par de semanas, hasta que un día lluvioso, al salir de la universidad, un extraño se presentó ante ella como si se tratase de la luz de un faro en medio de la noche.
– ¿Tú debes ser Asuka Langley Soryu, no es así?
Deteniéndola en el acto, obligándola a ladear su mirada, Asuka, sorprendida que alguien le hablase con tanta amabilidad, se quedó muda por un instante al ver a un hombre parado a unos metros de ella. Dicho desconocido, sosteniendo un paraguas, le obsequió una sonrisa seductora y varonil que, hasta la actualidad, seguía estremeciendo a la alemana hasta la médula de sus huesos.
– ¿Quién es usted?
– Piloto designada para el Evangelion Unidad 02, alumna de japonés avanzando y estudiante universitaria de ingeniería–todavía sin responderle, aquel sujeto se le acercó con inaudita confianza–y pensar que cuando yo tenía tu edad lo más emocionante que hacía era jugar videojuegos, sí que eres una chica fuera de lo común. Para mí será todo un honor ser su fiel escudero, señorita Soryu.
– No ha respondido a mi pregunta.
– Mi nombre es Ryoji Kaji; aunque mis amigos simplemente me dicen Kaji–parándose frente a ella, Kaji, buscando su identificación en sus bolsillos, se la mostró a Asuka tan pronto como la halló–disculpa si mi aparición es repentina, pero estuve esperando que salieras de clases para buscarte. La rama alemana de Nerv me asignó como tu nuevo tutor, así que seremos muy unidos a partir de hoy.
Y sí que lo fueron, mucho más de lo que el propio Kaji hubiese creído o querido. Asuka, abrumada por el irresistible magnetismo que él emanaba, como si ella fuese un trozo de metal, se vio incapaz de separarse de él, al hallar, al fin, una figura paterna que estuviese con ella en todo momento. Empero, viéndolo como algo más, la línea fraternal que los separaba fue haciéndose más delgada.
Kaji, comportándose a la altura, jamás se atrevió a cruzar aquel límite moral y ético quedándose firme en su posición como un guardián para ella. No obstante, al enamorarse loca y totalmente de él, Asuka, cada vez más ciega, se esforzaba en borrar aquella sólida y crucial frontera. Kaji, en todo sentido, fue como una cuerda de salvamento de la que se negaba a soltarse sin importar nada.
Gracias a él; si bien aún le dolía, dejó de importarle si en la universidad no apreciaban su presencia. Asimismo, abandonando aquella academia de idiomas, siendo él un japonés mucho más guapo que su viejo profesor, Asuka le pidió que terminase de educarla al respecto. Por último, más motivada que nunca, Asuka completó con éxito su entrenamiento graduándose como piloto.
Kaji vino a cambiarlo todo en su vida, convirtiéndose, de inmediato, en la piedra angular de su existencia. Por ende, si él era retirado de sus cimientos, como si fuese un castillo de naipes, todo se vendría abajo para ella, lo cual, obsesionándola cada vez más, la incitaba a consolidar su vínculo con él, buscando, con urgencia, la manera en que Kaji la viese como a una mujer a quien amar.
Si antes Misato trataba en vano de salir con ella a cenar a algún restaurante, Kaji, sin tan siquiera intentarlo, conseguía fácilmente que Asuka aceptara su invitación, llevándola, sin escatimar en gastos, a cualquier sitio elegante o costoso que la pelirroja así lo quisiese. Igualmente, cuando se trataba de ir de compras, Asuka, aferrándose a sus brazos, lo arrastraba de una tienda a otra.
– ¿Qué tal me veo? –Saliendo de un vestidor con un nuevo atuendo adornándola, Asuka, sonriéndole mientras giraba en círculos, le preguntó a Kaji quien esperaba por ella– ¿crees que me queda bien?
– Sí, te queda muy bien…–con evidente cansancio, ya teniendo experiencia al tratar con mujeres, Kaji le replicó con paciencia–igual de bien que la otra veintena de vestidos que te has probado.
– Lo dices como si hubiéramos estado aquí todo el día…
– Bueno, si miras tu reloj, te darás cuenta que así es.
– Creí que te gustaba llevarme de compras–Con un puchero infantil, tal vez demasiado para ella, Asuka le reprochó con una sutil rabieta–y yo que quería mostrarte mi agradecimiento dándote todo un desfile de modas…
Ya conociéndola muy bien, siendo inmune a sus berrinches, Kaji sonrió divertido cruzándose de brazos al estar reclinado en uno de los muros de aquella boutique.
– Sabes que adoro cada segundo que pasamos juntos, Asuka; pero ya se está haciendo tarde y mañana tengo que trabajar muy temprano–relajado, fiel a su estilo despreocupado, Kaji le afirmó antojándosele un cigarrillo–además, tengo una noticia sorpresa que darte, la estaba guardando para el final porque estoy seguro que te encantará…
– ¿Noticia sorpresa? –intrigada, no imaginándose de qué se trataba, Asuka le cuestionó.
– Te la contaré tan pronto como te vistas y nos vayamos de aquí, al ser un tema oficial de Nerv, no podemos hablar al respecto en un sitio público…
Con el simple hecho de aludir a Nerv, como si algo en su interior se liberase luego de siglos de estar encadenado, aquello hizo ver a la germana que su gran día al fin había llegado. No obstante, dándose un vistazo más en un espejo cercano, Asuka, encantada de su figura decorada por aquel precioso vestido amarrillo de verano, sencillamente no podía irse de allí sin llevárselo consigo.
– ¿Quieres ese vestido, no es así? –leyéndole el pensamiento, Kaji, caminando hacia ella, la tomó de los hombros mientras ella seguía mirándose en aquel espejo–considerando que te graduaste de la universidad hace unas semanas, creo que no está de más que te felicite dándote otro regalo.
– ¿Me lo comprarás, Kaji?
– No hace falta que lo preguntes, ya sabes muy bien la respuesta a esa pregunta–sin perder su semblante sonriente, Kaji, haciéndole un ademán con su mirada, le indicó que se cambiase de ropa–apresúrate en cambiarte, tenemos mucho de qué hablar cuando volvamos a casa.
Asuka ni siquiera lo pensó dos veces. Dándose la vuelta, volviendo a entrar en el vestidor a sus espaldas, la chica se prestó a quitarse con delicadeza aquel vestido, sin imaginarse, en aquel momento, que esa sería la última vez que iría de compras con Kaji en Alemania, ya que, en los próximos días, tanto ella como él, emprenderían el cansado viaje de ida al distante Japón.
Al volver a casa, sabiendo que nadie más escucharía su conversación, Kaji, revelándole información clasificada, le detalló que las criaturas que combatirían contra los Evas habían empezado a aparecer en tierras niponas desde hace cuatro meses, en los cuales, gracias a la intervención de las Unidades 00 y 01, se consiguió vencer a tres de ellas luego de intensas batallas.
Asuka, no ocultando su decepción, creía que ella tendría el honor de ser la primera en el mundo en poner a prueba a una de las Unidades Evangelion; sin embargo, escuchando las palabras de consuelo de Kaji, consiguió recuperar el buen humor al oír que los otros dos Evas eran inferiores tecnológicamente al suyo, coronando, a la Unidad 02, como la más avanzando del planeta.
Aún así, movida por la curiosidad, Asuka no pudo evitar preguntarle a Kaji quiénes eran los pilotos de los otros Evas instalados en Japón. Kaji, no teniendo todas las respuestas para ella, sólo se limitó a decir que la piloto del prototipo ya tenía mucho tiempo de trabajar para Nerv, mientras que el Tercer Elegido, no teniendo entrenamiento profesional, era el más novato de todos.
Tal cosa, descarrilando por completo el tren de sus pensamientos, le pareció tan absurdo e indignante que se vio incapaz de no expresar enfado en su rostro. Ella, habiendo tolerado y superado pruebas dolorosas y agotadoras, se ganó su título como piloto derramando sangre, sudor y lágrimas; empero, sin que supiese por qué, un neófito fue elevado a su mismo nivel.
Aquello, enojándola muchísimo, fue como una bofetada que insultaba todo su duro trabajo.
– Y ahora ese principiante que pilotea la Unidad 01 viene hacia acá–colocando el paquete con el vestido de verano en su cama, Asuka, empezando a secarse con la toalla que envolvía su desnudez, se habló a ella misma en voz alta–pero cuando estemos frente a frente, le enseñaré quién es un verdadero piloto y quién es un vulgar imitador…
No le llevó demasiado esfuerzo retirar toda la humedad de su cuerpo, en cuestión de unos pocos minutos ya estaba acabando de secar su cabellera rojiza dispuesta a vestirse de inmediato. Y con elegancia, como si fuese una novia preparándose para su boda, Asuka se cubrió con el vestido amarrillo admirando su magnífica belleza en los cristales de las ventanas de su camarote.
Seguidamente, peinando su melena carmesí, la alemana la sujetó con los broches neurales que le eran de ayuda a la hora de sincronizarse con su Evangelion, los cuales, siendo más que simples aditamentos, eran como un emblema que le permitían brillar incluso cuando no se hallaba en combate. Eran un símbolo de orgullo y de estatus social; pero sobre todo, de identidad.
Ya con un par de zapatillas rojas protegiendo sus pies, Asuka, dándose un respiro para levantar la fachada de acero que ocultaba sus pesares, abrió la puerta de su habitación para pasar al largo y sucio corredor que interconectaba las entrañas del portaaviones. Cerrando su alcoba antes de partir, Asuka se apresuró a correr sin preocuparse por chocar con algún marinero distraído.
Al doblar a la derecha en una esquina, divisando una corta y oxidada escalera que la llevaría a la cubierta del buque, la piloto de la Unidad 02 no aminoró el ritmo consiguiendo llegar hasta donde se ubicaban las estaciones de radar y demás aparatos de comunicación. Y deteniéndose allí por un instante, sintiendo el calor del sol bañándola mientras el viento hacía bailar su ropa, los vio llegar.
En la distancia, descendiendo desde el cielo despejado, Asuka distinguió como un helicóptero con la insignia de Nerv completaba su maniobra de acercamiento preparándose para aterrizar. A pesar de su buena vista, estando demasiado lejos de allí, Asuka no pudo ver con claridad a los ocupantes de dicha aeronave; aunque sí logró distinguir varias siluetas una vez que la nave tocó el suelo.
Ni Asuka ni los pasajeros de aquel transporte sospechaban el rumbo que tomarán sus destinos tan pronto como estuviesen cara a cara, principalmente, cierto chico en particular cuya expresión marcada por la tristeza y la soledad, impactará, en todos los sentidos inimaginables, a la arrogante pelirroja que encontrará en él un reflejo exacto de su propia tragedia.
En un principio no lo tolerará, lo verá como un estorbo que sólo le impedía alcanzar la gloria personal que tanto anhelaba; no obstante, en el futuro, al irse uniendo los senderos de sus vidas, Asuka se sorprenderá a ella misma olvidándose de Kaji para poner a ese jovencito en el altar donde antes reinaba su tutor. Shinji Ikari, aquel nombre, para bien y para mal, nunca lo olvidará.
La providencia ya había echado a rodar los dados, solamente faltaba que los dos comprendieran que ya no volverán a ser los que alguna vez fueron, porque ellos mismos, al conocerse y enamorarse, se encargarán de cambiarse el uno al otro para siempre.
Fin
Primeramente les agradezco a todos ustedes por haberse tomado la molestia de leer, muchas gracias. En esta nueva ocasión, quise explorar los momentos previos a la primera aparición de Asuka en la serie original. El nombre del fic no sólo representa el cambio que experimentaron Asuka y Shinji al conocerse; si no también, el cambio que Asuka trajo para la serie en general.
No digo esto sólo porque me simpatice Asuka, pero sinceramente pienso que la introducción de ella le agregó una dosis de dinamismo y energía increíble a la trama completa del anime. No me puedo imaginar cómo hubiera sido Evangelion sin Asuka, creo que no sería lo que fue finalmente. Y ahora, por último, quiero hablar un poco de Evangelion 3.0+1.0: Thrice Upon a Time.
Pueden estar tranquilos, no diré spoilers en este breve comentario personal. Reconozco que no pude evitar leer y ver las filtraciones que circularon en internet pocas horas después del estreno, varias de ellas me dolieron muchísimo y otras sí me dejaron con ganas de ver la película; sin embargo, por más que el final de Rebuild no me gustó, en términos generales, disfruté de la saga.
Planeo escribir más historias ambientadas en Rebuild, obviamente de naturaleza Asushin; pero antes de hacerlo, quiero primero documentarme lo mejor posible sobre ciertos detalles de la película que todavía no tengo claros. Sé que no es bueno apoyar la piratería, pero tan pronto como se filtre la película completa no lo voy a pensar dos veces para lanzarme sobre ella y mirarla.
Esto es todo de mi parte por ahora, muchas gracias por leer y hasta la próxima.
