O-Bon: El festival de la nostalgia o ¿Del amor?

A mediados de julio o de agosto se conmemoran 3 días de conmemorar a las almas de los difuntos.

En esos días se realizan celebraciones festivas, bailes, desfiles y encuentros en los que abundan el regocijo y placer, música y los buenos anhelos.

En este colorido y majestuoso día célebre hay 3 eventos esenciales y fundamentales:

Bon Odori: Es la celebración al aire libre en la que suenan tambores ceremoniales y la gente se reúne a cantar, bailar y comer en honor a los difuntos.

Gozan no Okuribi: Es un festejo especialmente vistoso: es la última noche del Obon cuando los difuntos que nos han visitado vuelven a su retiro en el otro mundo.

Toro nagashi: Es la tan bonita celebración en la que se lanzan farolillos de papel a las aguas de un río o costa para que guíen a los espíritus de los muertos hacia su camino al otro mundo.

Y en cierto modo para, Naruto, el Toro nagashiera el evento más importante de todo el festival, en consecuencia del dolor que le causó la partida de sus padres hace 3 años debido a un brutal y feroz incendio en el hogar que en su momento era el más cálido para su estimada familia no obstante, lo único que quedaba era una sombra lúgubre y grisácea, un cascarón de la melancolía que en cierto modo parecía quebrarse con cada pensamiento que le dedicaba al pasado y que cada lágrima que desbordaba de su abatida mirada apagaba el brillo en su mirada, sofocaba su alegría, debilitaba su espíritu y lo obligaba a contener y reprimir su característico, por no decir también su hiperactiva forma de ser. En otras palabras, durante 3 años ha sucumbido a la depresión y soledad en donde el mismo se encerró del mundo exterior.

La hora había llegado, el bullicio y la aglomeración alrededor de la playa le indicaban que ya era tiempo de devolver a su mundo a los espíritus de sus familiares y antepasados. En otras palabras, debía despedirse un año más de lo que él consideraba lo más cercano que podía estar de sus progenitores y poder pronunciar en un murmullo sigiloso las palabras "Te amo" al viento susurrante mientras se aleja entre el sonido de las hojas y al son de la brisa fresca de la noche porque quizá exista la posibilidad que su familia escuche sus palabras entrelazadas con el aire o eso quiere creer para sentirlo cerca.

La gente se arrodilló alrededor de la playa sosteniendo suavemente entre sus manos el Toro, una linterna japonesa tradicional con velas encendidas en su interior, para evitar que la vela se apague por el viento, se crea una barrera con un marco hecho de bambú, madera, piedra o metal que está cubierto con papel o tela y sobre ésta se realizan dibujos o se expresan palabras u oraciones hacia sus seres queridos. Estos pequeños faroles son pequeñas con un diseño sencillo y están destinadas a flotar sobre el caudal de los ríos y las corrientes marítimas, la luz suave que emiten estas sutiles linternas crean una atmósfera soñadora que produce una alucinante magia en la playa.

Naruto imitó a los demás y se posó suavemente a la orilla del mar y situó delicadamente sobre la marea que llegaba con las olas rebosantes de blanca espuma, el pequeño farol que sostuvo con tantas esperanzas sobre sus brazos y con un ligero impulso provocado por el toque suave de sus dedos, la tenue luz partió dificultosamente sobre el flujo del agua salada que en este momento se encontraba un poco embravecido por el torrente de agua que llegaba al borde de la delgada arena que se mezclaba traviesa entre sus dedos.

Después de observar con tristeza como su barco partía sobre el mar miro como junto a él llegaba un joven que asemejaba tener la misma edad y hasta en cierto punto dejaba ver una mirada tan melancólica y abatida como la suya. El joven de aspecto serio y frío dejó con suavidad el barco sobre el agua y al igual como él había hecho lo empujó con la punta de los dedos haciendo que éste se deslizara firme y decididamente sobre la corriente salada. Naruto permaneció sobrio, observándolo silenciosamente para no alterar el ambiente donde parecía abundar en el aire recuerdos felices del pasado donde cada uno regresaba a los momentos junto a su familia.

El chico de tez blanca mantenía sus iris color carbón mirando fijos al horizonte sombrío, dejando así que su oscuro cabello bailara libremente al compás de la suave corriente de aire que se entrelazaba entre los mechones de cabellos que caían al costado de su rostro pensativo. A pesar de tener la mirada fija hacia los relucientes astros de las constelaciones sobresalientes entre la oscuridad del cielo, sentía una mirada sobre sí que al parecer lo veía como si fuera lo más distinguido del lugar hasta que decidido volteo lentamente la mirada para encarar quien lo observaba con tanta insistencia y descubrió que se trataba de un muchacho rubio de piel morena y de mirada aturquesada, tan profunda como el claro océano, tan viva como el más azul de los arrecifes; si no estaba equivocado era el chico del salón que se vio involucrado en el accidente automovilístico que también afectó a su familia, antes de ese incidente era amigos cercanos pero desde el suceso fue como si hubieran puesto una barrera entre ambos.

Ambos se veían detenidamente sin perder ningún detalle del contrario, ambos podían compartir el dolor que sentía mutuamente por la pérdida de su familia y por alguna razón sentían que este Toro Nagashi sería distinto a los anteriores y por alguna extraña razón sentían que iba a ser más especiales que los anteriores.

Y como si estuvieran sincronizados, ambos voltearon a ver su pequeño farol que iba junto a los demás en grupo guiando a todos los espíritus hacia su lugar de descanso y cuando fue imposible seguir viéndolo, se pusieron de pie y caminaron lentamente hacia un restaurante que se encontraba a unos metros de la playa, se sentaron en la mesa que daba hacia el hermoso paisaje del vibrante mar totalmente iluminado por las linternas flotantes, el lugar estaba prácticamente vacío puesto que la gente aún se encontraba rezando por sus seres queridos.

Después de un largo pero tranquilo silencio el primero en hablar fue Sasuke, quien sin dejar de ver hacía enfrente tomó la iniciativa de la plática.

- Han pasado 3 largos años desde que nuestras familias murieron tenía curiosidad de que había sido de tu vida, pero a pesar de estar en la misma escuela y en el mismo salón; no quería tocar ese tema contigo porque sé cuánto te afecta-

Dejo una pausa esperando la respuesta del chico rubio que tenía sentado delante de él, mirándolo con una mirada melancólica y profunda.

- Aún duele su partida y si no tocaba el tema era porque mi corazón aún no estaba preparado para despedirme del todo y creí que, si solo lo mantenía en mi pensamiento, podrían estar conmigo, aunque solo fuera en vagos recuerdos-

Bajo lentamente su mirada turquesa, dejando de ver a su amigo y después de un pequeño lapso y sin contener las lágrimas, con la voz quebrada y los espasmos recorriendo su cuerpo por el llanto.

- Lo siento si no te apoye porque se que a ti también te duele tanto como a mí, pero tú eres un idiota que no es capaz de expresarlo por miedo a ser juzgado por los demás, cuando lo único que haríamos sería darte el abrazo que tanto necesitas, por favor ya no te ocultes bajo esa mascara de indiferencia…-

Sasuke lo miro detenidamente, en silencio y después de un rato de pensarlo detenidamente, reflexionó sobre la distancia que había puesto con Naruto y lo mal que lo estaba pasando, estando solo puesto que en él era habitual pero su amigo era una persona acostumbrada a la gente a su alrededor y tomó la decisión de recuperar el tiempo perdido con él.

Cerró sus ojos carbón y sin pensarlo, tomó su rostro por las mejillas y con sus manos a cada lado de su piel morena, lo atrajo hacia él posando su frente junto a la suya de forma tierna, dejando salir las palabras que cambiarían todo.

- Quiero tener una cita, solos tu y yo-

- ¿Una cita, ósea salir tu y yo a una cena o algo así? -

- Exactamente, quiero recuperar el tiempo perdido y ya que me pides mostrar mis sentimientos, quiero quitar la máscara de indiferencia que tenía hacia a ti y demostrarte lo que debí desde hace tiempo y que mejor que una ida al cine ¿Te gusta la idea? -

- Claro me encantaría, pero solo si vamos a ver la película de Batman-

Exclamó el chico de piel canela con una enorme sonrisa, tenía tantas ganas de ver esa película que no podía desaprovechar esa oportunidad.

- ¿El tipo obsesionado con murciélagos? –

No pudo evitar esa pregunta con una mueca de intriga en la cara, no se imagino que Naruto fuera de las personas que gustan de películas de super héroes.

- Por favor, Sasuke, no he ido al cine desde hace 3 años y enserio que quiero volver a estar bien contigo y con todos los demás, no puedo estar todo el tiempo solo hablando con mis gatos-

Hizo un gesto de disgusto causado por la idea de que su "amigo" no quisiera ir a ver una película que deseaba disfrutar desde hace tiempo.

- Esta bien, tú ganas iremos a ver la película que quieras, lo importante es hacerte sentir cómodo y alegrarte los días para que puedas ser como antes-

Naruto sonrió de una manera que hace mucho no hacía, una sonrisa llena de alegría y sobre todo muy sincera; por primera vez en 3 años dejaría de sentirse solo y podría volver a sentir esas ganas de vivir a lado de la única persona que le quedaba y en esta ocasión no desperdiciaría ni un momento a su lado.

Reto Literario y Artístico