Star Wars y sus personajes no son propiedad mía sino de Lucas Films y Disney, lo único de mi intelecto es la historia aquí presentada.
Rey se sentía extraña, por fin habían ganado la guerra, por fin la Resistencia había cumplido con su misión en la galaxia, por fin… se volvía a sentir sola de nuevo.
Se regañó mentalmente, no debía de pensar así, era admirada y respetada; tenía compañeros, amigos, era la última Jedi, sabía su origen, tenía un apellido… pero… aun así, sentía que había un vacío dentro de ella.
Durante el día era sencillo ignorar ese sentimiento, se entretenía haciendo otras cosas, la República había caído y necesitaba restaurarla, si era difícil organizar una rebelión, era mucho peor organizar toda una Galaxia, ellos eran guerreros, no políticos, sin embargo decidieron cooperar para ayudar a volver a construir un gobierno que viese por todos y no sólo por unos cuantos, tristemente muchos tenían miedo, y esa reconstrucción tardaría bastante tiempo para volver a ser lo que era antes.
Y aunque para la mayoría esa nueva situación dominaba sus sueños, con ella era diferente, al caer la noche y prepararse para dormir lo único que sentía era soledad, y aunque intentara provocarse el sueño, la despertaba aquel sentimiento de vacío, y lo reconocía, aunque no lo dijera en voz alta, sabía que lo extrañaba, a Ben.
Ben Solo, Kylo Ren, ese ente había sido un temor para los suyos, y aun así ella se permitía repetir su nombre hasta el amanecer. Le dolió la celebración que habían hecho sus amigos cuando anunció su muerte, todos se imaginaban al temible Líder Supremo muriendo a manos de sus justas manos, cuando en realidad ella había muerto y él había dado su vida por la suya.
Intentó decirlo, primero a Finn, que fue el que le preguntó por lo que había sucedido realmente; él había sentido su muerte y sabía que desde su regreso no era la misma.
Su curiosidad era autentica, aunque al escuchar la verdadera historia sobre la diada que Ben y ella representaban y su relación sanguínea Sheev Palpatine puso un extraño gesto y le sugirió que callara: Ignorando al Emperador, Kylo Ren era la representación de auténtica maldad para la mayoría, y debía de quedar así para que toda la galaxia se uniese debido a que tenían un enemigo en común.
"¿Tienes idea de lo que te harán si descubren que tienes sangre Palpatine?" Le cuestionó el moreno "Tú sabes lo que le pasó a Leia cuando descubrieron que era hija de Darth Vader, el sistema cayó, y si descubren tu maldito linaje pasará igual y no volverán a confiar en nosotros porque pensaran que somos del mismo bando. ¿Qué prefieres? ¿Ser admirada por ser poderosa al venir de la nada, o ser odiada por tener los mismos genes del hombre que asesinó a millones?"
Sabía que tenía razón, lo sabía muy bien, pero eso no evitaba que le doliera, tenía que dejar mal parado al hombre que se sacrificó por ella sólo para mantener las apariencias. Era una situación que nunca se imaginó tener, pero ahora que estaba en ella, se sentía mucho más perdida que antes.
Abrazó la camisa rota que traía puesta como pijama, la última camisa que él había usado; tomó sus ropas porque pensó que las usaría en una ceremonia de despedida, era lo que se merecía, pero por la amenaza implícita de Finn, decidió usarla para dormir, no se atrevería a quemar lo último que dejó sabiendo que nadie más conocería su sacrificio, si él había sido su salvador, lo recordaría todas las noches como mínimo.
Y ahí estaba, bajo las estrellas de la galaxia deseando volver a verlo. Tristemente el recuerdo de esa despedida era lo que llenaba su corazón, recordar su rostro sin la cicatriz que le causó, recrear la sonrisa que le dedicó; nunca se imaginó que él tuviese una sonrisa tan bonita, ojalá la hubiese usado más en ella. Y esa mirada totalmente relajada hizo que se quedara hipnotizada, tanto que no se percató de lo que realmente había hecho, apenas él había vuelto se fue, no era justo, no porque se atrevió a besarla y sus labios la habían marcado totalmente.
Ese detalle no se lo contó a Finn, él se veía molesto cuando le contó lo ocurrido y seguramente se hubiese puesto peor al saber que se enamoró del enemigo, y no era un enamoramiento en sí, era mucho más complicado, ellos habían estado conectados, lucharon juntos, conocieron sus secretos y sus verdaderas esencias, nunca se imaginó tener tal conexión con alguien, y ahora que no la tenía, sentía que lo demás no importaba. Lo extrañaba más de lo que quería admitir.
Deseaba convencerse de que eso había sido lo mejor, nadie lo aceptaría en la Resistencia al saber quién era él, tal vez mucho no conocieran su rostro, pero otros sí: los desertores de la Primera Orden, Finn, Poe, Jannah, Chewi y Lando. Los últimos dos eran los más peligrosos porque tenían un lazo e historia con él, se notaría su relación casi de familia, muchos se preguntarían porque, y al descubrir que era el hijo de Leia y Han empezarían las especulaciones, y todo sería mucho peor.
Eso era un 98% seguro que pasaría, pero había un 1% que le decía que todo estaría bien, que él era político como su madre y le ayudaría a restaurar la República, tal vez eso era la visión que ambos tuvieron, ojalá hubiese sido así. Aunque también había otro 1% donde ella aceptaba escapar con él, lejos, sin que los apellidos importasen, al fin dejaría que él le enseñase todo lo que quería mostrarle, se mostró decidido al expresarle su deseo repetidas veces y ella siempre lo ignoraba y huía. Cada noche se arrepentía de aquello.
Tocó sus labios recordado su beso, ella lo había empezado porque se había alegrado tanto que él volviera, Ben, SU Ben, no lo había dicho explícitamente, pero cuando lo vio de nuevo en el lado luminoso, su vínculo se hizo mucho más estrecho, tanto que ya no lo sentía a él y a ella como dos personas diferentes, sino como uno sólo, estaba segura que él también lo había sentido así.
Rodó de nuevo por la cama, por fin el sueño la estaba abrazando, era raro, ese letargo era diferente, seguramente sus pensamientos querían seguir divagando pero su cuerpo le exigía un descanso, ya habían pasado varias noches seguidas desde que se desvelaba de esa forma, por lo que se permitió volver a cerrar los ojos y disfrutar del calor de la camisa que era mucho más grande que su cuerpo.
Sintió el sol golpear su cara, no abrió los ojos, decidió quedarse con esa sensación por un poco más tiempo, el sol le evocaba varios sentimientos; agridulces como su vida en Jakku, pero también alegres como Tatooine, donde por fin sentía que algo del caos que la rodeaba empezaba a tener sentido.
Tatooine, ahora que lo pensaba su insomnio había comenzado desde que regresó de ese planeta, creía que su ansiedad se debía a que tenía algo que no le pertenecía, tener el sable de luz de Leia y Luke, unas leyendas de las grandes guerras no parecía algo respetuoso, así que sintió que era su deber regresarlas a aquel planeta donde vivió Luke y donde se suponía había nacido y crecido Anakin Skywalker antes de caer en el lado oscuro.
Se alegró al ver la silueta de sus antiguos maestros, se sintió con la aprobación de tomar su apellido y lo utilizó, pero lo que le extraño fue que sólo aparecieron dos figuras alrededor suyo y no tres como esperaba, eso la decepcionó, y tal vez fue por eso que empezó a añorar a Ben más de la cuenta, porque quiso creer que él la acompañaría a través de la fuerza, y al no verlo sintió que la había abandonado.
En el trascurso de regreso se quiso convencer que él se había unido a ella al entregarle su vida, pero mientras más se lo repetía menos creíble parecía su historia, si él se había unido a su ser, ella debería de poder sentirlo, pero de nueva cuenta se sentía Rey, un lado de la fuerza, no el todo como lo eran los dos juntos. Su ánimo era gris al igual que el cielo del planeta en el que se encontraba.
Abrió los ojos cuando se percató de aquello, era cierto, el planeta donde ahora se estaba reuniendo la Resistencia estaba cubierto de nubes y no permitía que el sol llegara al suelo de forma tan directa, se levantó buscando los rayos del sol que le habían despertado pero no encontró nada. Además, estaba en una habitación lejos de la ventana más cerca, era imposible que los rayos la hubiesen penetrado.
Se vistió rápidamente y salió del lugar, apenas estaba amaneciendo, no era posible, ella sentía que había descansado muy bien aunque seguramente sólo hubiese dormidos dos horas ¿Tal vez durmió todo un día entero? Caminó desconcertada hasta llegar al baño comunitario del edificio y se encontró a Rose que acaba de darse una ducha.
— ¿Rose? — Preguntó al identificarla y se acercó inmediatamente hacia ella — ¿En qué día estamos?
— ¿Eh? — Fue la respuesta de su compañera — ¿A qué te refieres?
— Sí, a que día estamos ¿Cuándo fue la última vez que me viste? — Contestó apresuradamente mientras la tomaba de los hombros.
— Rey ¿Estás bien? — La mirada escéptica sobre ella la molestó — Nos vimos el día de ayer ¿Recuerdas? En la junta sobre la última investigación de Exegol.
Esas palabras no lograron tranquilizarla del todo.
— Ah… — Susurró mientras soltaba a su amiga, cruzaba los brazos y se mordía el labio para tranquilizarse — Perdón, yo… no he dormido muy bien. Y hoy sentí que descansé, por lo que supuse que… disculpa, yo no, no quería….
— Descuida, todo hemos tenido noches difíciles — Dijo su compañera de ojos rasgados mientras la sujetaba del hombro de una manera tal dulce que le demostró lo brusco que fue su primer contacto. — Iré a cambiarme ¿De acuerdo? Te veo en el comedor, desayunar nos hará bien. — Asintió levemente con la cabeza, aún confundida por lo que acababa de suceder.
Decidió tomar el camino largo hacia el lugar acordado con su compañera, necesitaba despejarse, no había dormido casi nada, era normal que se sintiera así, estaba tan ida que incluso había olvidado el nombre del planeta en el que estaba, aunque sentía que no importaba, al parecer lo iban a abandonar dentro de poco cuando un nuevo planeta fuese elegido capital.
Caminó intentando conectarse con la fuerza, la energía de la naturaleza le ayudaba a calmar su ansiedad: disfrutó de sentir como un árbol crecía, un pájaro cantaba y la luz del sol volvía a molestarla. Se detuvo mientras cerraba los ojos, se estaba mareando debido a la intensidad la luz, tanto que tardó en desconectarse de la fuerza, pero cuando lo hizo, sus ojos empezaron a derramar lágrimas silenciosas, lo había sentido, era frágil, pero ahí estaba, Ben a través de su conexión.
Se quedó estática, sintió que toda la gente a su alrededor caminaba lento, luego tan rápido como una luz, luego volvía a admirar los detalles en cada uno de los transeúntes ¿Qué había ocurrido? Se suponía que él había muerto, entonces era imposible que lo sintiera, pero ahí estaba, su ligera presencia a través de la fuerza.
El corazón empezó a palpitarle fuertemente, deseaba salir corriendo para rastrear el origen de aquel sentimiento, pero tan pronto como apareció se fue. De nuevo sintió como el color gris empezaba a invadirla, no era que fuese dependiente de él, sabía que podía vivir sola como antes lo había hecho, pero Ben era esa agua fresca en medio del desierto que una vez la pruebas no la quieres dejar de beber y disfrutar.
Intentó escabullirse para meditar e indagar un poco sobre lo que acaba de ocurrirle, sin embargo sintió como Finn se acercaba hacia ella en compañía de Poe, se desconectó aún más de la fuerza, él era sensible como ella, no tanto pero era inteligente, así que descubriría que algo le había ocurrido. Debía de ocultarlo, mínimo hasta que tuviese algo más de seguridad sobre los hechos, no quería volver a hablar para después descubrir que seguía siendo manipulada por algo parecido a Snoke o Palpatine, aunque sabía que lo que sentía era mucho más fuerte e impenetrable.
Fue al comedor entonces, fingió sorprenderse al ver a sus amigos e intentó prestar atención a la conversación que tenían; al parecer en la última expedición a Exegol habían encontrado a un hombre en un estado de hibernación en una capsula vieja y ahora la traían de regreso para la base a hacerle una investigación correspondiente, al parecer fue el único sobreviviente del campo de batalla por el momento.
Se les unió Rose al desayuno junto con Jannah, ellas estaban hablando sobre como sobrevivirán a los nuevos cambios, la nueva integrante a su equipo de camarería era mucho más abierta sobre el tema de la Primera Orden que Finn, así que comentaba lo que había aprendido en el tiempo que les sirvió, explicaba como podrían aplicar las formas autosustentables de adquirir alimento y como conseguirían energía a base de la luz de los soles cercanos.
Al terminar sus alimentos fueron hacía una sala que empezaba a fungir como biblioteca, ahí tanto Jannah como Finn podrían hacer una presentación sobre las pocas cosas buenas que podrían tomar de la Primera Orden, Rose también dijo que participaría sobre las cosas que había aprendido en su planeta minero, y le pidió a Poe que buscara más gente que los pudiese ayudar, Rey como sabía cómo sobrevivir en un planeta donde casi no había agua entonces se quedó en el aula.
A Jannah le encantaba la tecnología y parecía llevarse de maravilla con Finn, tanto que ambos no se percataron que Rey empezó a poner cara de incomodidad, no sabía porque pero le dolía el estómago, era como un cólico pero no de menstruación, era diferente y a pesar de intentar quitarse la sensación con la fuerza no podía. Rose la sacó de su trance cuando vio que incluso empezaba a lamer sus labios sacos.
— ¿Rey estás bien? — Y al desconcentrarse se dio cuenta que esa sensación no era suya.
— Sí… — Respondió con algo de duda — Me duele el estómago.
— ¿Será algo que comiste? — Su amiga parecía preocupada.
— Tal vez… ¿Crees que pueda ir a recostarme un rato? — Ambas miraron a los desertores de la Primera Orden que ignoraban su conversación.
— Ve, yo te cubro — Le guiñó el ojo Rose, entonces Rey asintió y se regresó a su alcoba lo más rápido que pudo, lo que estaba viviendo era idéntico a las visiones que tenía con él, pero no lo veía, sólo lo sentía débilmente sin alguna voz de por medio.
Al sentir su cama supo que al fin podría dormir tranquila, quería hablar con las voces de los Jedi legendarios pero en los últimos intentos que había hecho no recibió respuesta, sospechaba que tal vez debía de encontrarse en una situación de inminente peligro para poder invocarlos, y no era una sádica para exponerse a peligros con tal de escuchar algo de consuelo.
Se durmió y confirmó que lo que estaba sintiendo no era ningún tipo de engaño, ya que aun en sus sueños pudo percibir claramente como un usuario de la fuerza se acercaba al planeta donde estaba acompañado de varias esencias que ya conocía, seguramente era el último escuadrón de reconocimiento con el hombre que habían mencionado, pero a pesar de que la atracción entre la sensibilidad era notoria, no era nada comparable con la conexión que había tenido en la mañana.
Siguió acostada hasta que alguien tocó a su puerta, la abrió con la fuerza y escuchó el mensaje de lo que ya sabía, todos estaban empezando a reunirse para inspeccionar al hombre, pero cuando ella caminó sus pasos le llevaron al hangar donde estaba la nave de Luke.
— ¿Rey? — Era la voz de Poe acompañando de los sonidos de BB-8. — ¿Qué haces? Vamos a reunirnos.
— Debo de irme.
— ¿Irte? ¿A dónde? Creí que tus viajes solos habían acabado, ya habíamos hablado de esto. — La regañó, pero ni siquiera lo miró a los ojos, toda su concentración estaba en esa nave. Sospechaba que si seguía teniendo las conexiones como en ese día, podría rastrear el origen de aquello.
— No te estoy pidiendo permiso, sólo te aviso — Le contestó firme — Dile a los demás que en unos días vuelvo.
— Pero ¿Y el hombre de Exegol? ¿No estás interesada? Debemos de usar tus habilidades para descubrir cuáles son sus planes.
— Es sensible a la fuerza, tanto que incluso ahora mismo lo estoy sintiendo, pero no me parece que sea un Sith o algo por el estilo, Finn se encargará.
— Finn no te dejará ir. — La exasperación de Poe era notoria, él era alguien que se desesperaba con facilidad, y eso chocaba con la personalidad temeraria de ella, ambos eran iguales en ese aspecto, en la imprudencia, y por eso mismo discutían bastante.
— Ya me voy, no va a alcanzar a llegar. — Dijo caminando hasta la nave, Poe pareció querer salir corriendo para avisarle a alguien, pero sabía que ella tenía razón, no iba a regresar a tiempo. Estaba angustiado, sabía el regaño que tendría por parte de Finn, pero también la conocía a ella y sabía que haría lo que quisiese con o sin ayuda.
— Mínimo llévate a BB-8. — El pequeño droide hizo un ruido en señal de aceptación y fue rondando hasta posicionarse en su respectivo lugar de la nave. — ¿Llevas comida? ¿Agua?
— No tardaré mucho, sólo debo de investigar algo — Intentó tranquilizarlo, aunque no funcionó.
— Dime por favor que volverás — Esa oración fue dicha con bastante honestidad, tanto que hasta ella se atrevió a girar su mirada por primera vez — Rey sé que no estás bien, no sé qué fue lo que pasó, pero desde que regresaste estás extraña, tal vez muchos no lo noten pero yo sí. Sabes que puedes contar conmigo.
Ella apretó los labios, no, no podía contar con él, no cuando supiese que ella era descendiente de Palpatine y a quien iba a ir a buscar era al mismísimo Kylo Ren.
— Lo sé, gracias. — Mintió — Pero esta es una cosa de Jedis.
— Tengo un mal presentimiento acerca de esto. — Fue lo último que alcanzó a escuchar por parte de él.
Encendió la nave agradecida de estar acompañada, ni siquiera se le había ocurrido llevar un droide con ella, así de desesperada estaba. Agradeció que alguien llenara de combustible el tanque y entonces empezó a despegar, no sabía a donde iría, aunque confiaba que aquel sentimiento de inocente felicidad que la cubría podría llevarla.
El viaje duró más de lo que creyó, se arrepintió de no haberse llevado el Halcón Milenario, en esa pequeña nave estaba incómoda, no había nada de espacio para moverse y tuvo que hacer varias paradas para comer algo. No todo fue una pérdida de tiempo, conoció varias localidades que al fin se estaban liberando de la tiranía de la Primera Orden y parecía que había mucho positivismo por parte de ellos, además de que descubrió como podría ayudar a otros planetas que tuviesen una situación parecida.
Se tardó cuatro días en poder sentir mucho más cercano aquel lazo, ella misma se sorprendió al hacerlo teniendo en cuenta que estaba viajando a ciegas, pero aquellos sentimientos básicos que le llegaban era lo suficiente para guiarla, aunque no los entendía del todo, sentía sed, calor, pero también incomodidad, frío, cólicos y sueño. No sabía que fuese lo que Ben estuviese viviendo.
Intentó concentrarse con la fuerza para ver a través de sus ojos, aunque lo único que consiguió fue cegarse con la luz del sol, no era que fuese intensa como en Jakku sino que se sentía muy sensible cuando intentaba abrir los ojos y levantar la mirada.
Bajó la velocidad de la nave cuando sus instintos le dijeron que se estaba acercando, sacó su mapa y se dio un golpe mental cuando se percató del planeta que la estaba llamado: Naboo. Era lógico, ella había ido a Tatooine porque era el lugar de nacimiento de Anakin, pero nunca pensó en el planeta donde nació, creció y Reinó Padmé; para ser Skywalker le faltaban muchas cosas por aprender, pero Ben no, y a pesar de tener sangre Solo, sus otros genes lo gobernaban más.
La emoción la cubrió toda, y sintió que del otro lado de su conexión era igual, estaba ansiosa por al fin descubrir que era lo que estaba pasando ¿Cómo había sobrevivido? ¿Cómo llegó allá? ¿Estaba recuperado? Ella lo podía curar mejor que nadie, tenía parte de su vitalidad, aunque lo más importante era ¿Por qué no la había localizado? No entendía porque sólo le daba señales de su ser en vez de ver todo el panorama como en el pasado. ¿Estaría en peligro?
Por fin aterrizó en la ciudad principal, le extrañó que la fuerza la guiara ahí, un herido y refugiado posiblemente optaría por una choza discreta en medio de la nada, pero no lo pensaría, le preguntaría personalmente, después de ajustar ciertas cosas. BB-8 la acompañó a caminar por el pueblo, aunque apenas tocó la tierra la conexión desapareció, quiso llorar de frustración, estaba tan cerca y justo en ese momento no sentía nada.
El droide la tranquilizó, así que ambos empezaron a pasear esperando que ella lo volviese a sentir, Rey decidió ir a un museo dedicado a las reinas anteriores del planeta, y fue inmediatamente hacia el sector de Padmé, aquella que después de gobernar consiguió un puesto en el senado galáctico hasta que murió de forma desconocida en la llamada Orden 66.
Antes se creía que su deceso fue debido a un accidente o confusión cuando estaba con Anakin, su "guardaespaldas Jedi" en un mal momento, pero cuando se reveló que él realmente se había transformado en Darth Vader y había tenido un par de gemelos, ella fue señalada como la posible madre de sus hijos, y ni como negarlo, su parecido con Leia de joven era notorio, aunque nadie sabía que fue lo que pasó en realidad.
Al llegar a su foto pudo ver que Ben tenía algo de ella, su mirar decidido, ese mismo que tenía Leia, y empezó a imaginarse todo lo que tuvo que vivir, tal vez fue mejor que ella hubiese muerto a que se quedara viviendo las atrocidades que cometió su marido cuando pereció… o puede que él las cometió debido a su perdida. Se reflejó en ella ¿Qué hubiese sido lo mejor? ¿Encontrar a Ben o dejar las cosas como estaban? Aún tenía tiempo para regresar, podía arrepentirse…
Sus dudas se detuvieron cuando volvió a sentirlo y salió casi corriendo para encontrarlo.
BB-8 parecía que no podía seguirle el paso, pero ella lo sentía tan cerca que casi le quemaba, Ben estaba ahí, no Kylo Ren, sino el hijo de Leia que había vuelto a la luz. Llegó a una zona concurrida, era un tipo mercado, la gente caminaba y había muchas naves pequeñas en los caminos, ¿Qué rayos hacía ahí? Bajo las prisas en sus caminares y entonces se aferró al lazo que estaba sintiendo, caminó sólo un poco y llegó a una calle que estaba algo vacía, estaba ahí.
Sus pasos ahora fueron demasiado lentos, sospechaba que estaba en algún subterráneo oculto y necesitaba buscar la entrada a ese bunker, pero las tiendas parecían normales, no había alguien que la estuviese vigilando y no sentía alguna presencia debajo de ella. Se veía una calle normal, lo único llamativo o fuera de lo común era una mujer que estaba sentada en el piso pidiendo limosna, se acercó a ella entonces, y mientras más se acercaba, sentía que hacía lo mismo con Ben.
No, no era posible, se congeló en donde estaba y su lengua se bloqueó. No era la mujer quien la llamaba, sino el bebé que llevaba en sus brazos.
Una nueva historia que me venía rondando desde meses atrás, creo que ahora con el tiempo que tengo libre puedo publicarla sin pena. Estoy segura que les gustará ¡Saludos!
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