Buenos días, tardes y noches lectores de esta querida página!

Qué les tengo aquí? Bueno, esto era un viejo proyecto que por algún motivo que desconocía (hasta ahora) dejé abandonado. En fin, la cuestión resultó que tiempo atrás me surgió la idea de realizar un crossover entre Harry Potter y Highschool DxD...bastante cliché lo sé, pero había decidido darle un tono más serio por momentos y no convertirlo en un desfile de pechos y traseros como en anime era. Razón por la misma que dejé de escribirlo, puesto que eliminé el anime de mi PC y el proyecto quedó inconcluso.

Lo que les dejo a continuación lo catalogaré como un mero one-shot. En caso de que a ustedes les guste, entonces veré si existe la chance de descargar ya sea la novela ligera o el anime nuevamente para poder continuarla. Si el escenario es opuesto (es decir que a nadie le agradó el fic) entonces quedará como un simple one-shot para el olvido.

Sepan entender que no guardaré rencor a cualquiera que se oponga. De hecho les estaría muy agradecidos por la honestidad.

No queriendo restarles más tiempo, solo diré que no soy dueño de ningún personaje, todo corresponder a sus respectivos creadores.


ALL THE TIME

-Pero está segura de ello, mi señora? Su Padre no habría querido que su voluntad no fuese llevada a cabo al final? –

-Durante años llevo pensándolo, tratando de hallar alguna forma de poder convencerme…mi hermano sospecha, pero es mi decisión al final-

-Él es una buena persona. La más bondadosa de todas las que puede existir. Su alma es tan pura que todos estamos atraídos por su inocencia. No puede que usted lo rechace debido a que no tiene alas…-

-Yo…yo sé que lo lastimaré, pero es lo mejor para él. Lo amo…de la misma manera que amo a todos. Quizás pueda hallar a alguien más en el futuro…-

Eso fue lo último que escuchó una sombra que justo estaba pasando por allí en busca de aquella mujer de la que estuvo enamorado desde un principio. Eso fue lo último que escucho antes de sentir como su corazón se destrozaba en miles de fragmentos, como un vidrio chocando con el suelo.

Eso fue lo último que oyó ese hombre antes de ir corriendo hasta donde estaba su hermano mayor y le pidió poder enviarlo al mundo de los humanos en un ciclo de renacimiento.

Puede que él no haya tenido alas debido a su procedencia, pero él era el ser más bondadoso sobre la faz del universo.

Él lo era…

-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-

El agua del hervidor estaba burbujeando, lanzando una voluta de vapor caliente al aire a través de un pequeño orificio que producía un leve silbido que advertía de su estado.

Una mano izquierda se aferró a la manija de plástico térmico y quitó el agua de la llama, mientras que con la derecha cerraba el paso del gas. Viendo a su siniestra una tetera de porcelana blanca con ribetes verdes, se acercó a ella y empezó a verter el contenido caliente a su interior, observando como el líquido empezaba a tornarse en un color marrón rojizo y despedía un aroma tranquilizador.

Luz del sol entraba por la ventana que tenía frente a él, calentando su piel caucásica, produciéndole una sonrisa debido a los simples placeres de la vida mientras esperaba los tres minutos para que las hojas de té cumplan su deber.

El vidrio reflejó parte de su rostro de facciones suaves, con pelo alborotado de color negro y unos brillantes ojos verdes que, según palabras ajenas, podían penetrar el alma de una persona, sea quien fuese.

Cerró los ojos, dejando que el calor trasminase la habitación, relajándolo. Al menos hasta que oyó un montón de gritos provenientes de la sala principal, lo que hizo que chasqueara con cansancio la lengua y apurase los preparativos para las infusiones de los invitados.

-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-

Issei estaba de pie con sus manos sobre la mesa gritándole a la camarera, indicándole cuanto daño le había provocado y el hecho de haberla visto morir a manos de su superiora. Dos adolescentes más, vestidos con uniforme escolar, estaban alertas ante cualquier caso, siendo imitados por dos chicas vestidas con largas capas blancas, bordadas con tiras verdes aguamarinas y dorado.

-Puedo saber la razón del por qué están gritando desaforadamente en mi local? – preguntó el hombre de ojos verdes, deteniendo con firmeza la discusión que había meros segundos atrás.

-Harry-san! Cómo puedes tener a esa sucia Ángel Caída en tu tienda? Acaso no sabes lo que me hizo? – exclamó el joven portador del Dragón Emperador Rojo.

-Te dio la oportunidad de estar en una "familia" de demonios que no te discriminan por ser un degenerado sin fronteras? – con una ceja levantada le cuestionó, haciendo que todos suden ante el tono desinteresado con el que le habló.

-Sí, bueno…pero también ella lastimó a Asia-chan! – replicó rápidamente.

-Quien también fue recibida por Rias-chan en su nobleza, o me equivoco? Además, Raynare-chan ha perdido su estatus como Caída, por lo que no debes de preocuparte. No es así, Ray-chan? – con una sonrisa suave interrogó el hombre a la mujer joven de cabello negro hasta su cadera y ojos violetas.

La nombrada solo agachó su cabeza con vergüenza, admitiendo sus errores al joven portador de una de las Trece Longinus. Para demostrarse aún más, intentó forzar la aparición de sus alas, solo para revelar que las había perdido y estaba en un proceso de redención y purificación.

Harry suspiró sonoramente, agradeciendo internamente el haber podido calmar el ambiente turbio que se había generado en el salón de su restaurant. Inclinando su cabeza hacia su izquierda, prestó atención a las ropas que las jovencitas portaban, así como a las dos espadas escondidas que llevaban.

-Por favor, no me digan que ahora los exorcistas de que envía el Vaticano ni siquiera saben manipular dinero…cómo es posible que ustedes se permitan aceptar la caridad de unos demonios? – con sorna, Harry les habló a ellas.

Irina Shidō y Xenovia solo mascullaban entre dientes, agradeciendo por la comida que les fue dada y maldiciendo ante sucumbir a la caridad de un demonio.

-Se lo merecen por intentar matar a Asia-chan…- murmuró Issei, solo para arrepentirse cuando sintió un peso sobre su cuerpo debido al aura que emanaba el mago.

-Es eso cierto Koneko-chan? – con una mueca que daba miedo le preguntó a la pequeña gatita.

Pese a la fuerza descomunal que ella poseía, no podía dejar de lado la sensación de muerte que liberaba el hombre, llegando a la par del mismísimo Maou Lucifer, cosa que la ponía muy nerviosa ya que el pelinegro había demostrado ser bastante protector con las mujeres de la nobleza de la heredera Gremory.

Tragando sonoramente, la peliblanca asintió, siendo respondida con una leve sonrisa del ojiverde quien posteriormente viró su mirada en dirección a las enviadas por la Iglesia Católica.

-Y bien? Algo que decir? – con un tono que prometía dolor si la respuesta no era la que buscaba.

Xenovia, sacando a relucir su orgullo lo miró con asco al creer que estaba de lado de los demonios.

-Quién te crees para echarnos en cara algo que ella se merecía? Acaso eres otro demonio? – le gritó ella, sin percatarse de las caras pálidas de los tres demonios y una ex ángel caído.

-No, no lo soy. De hecho, no pertenezco a ninguna afiliación. Soy un simple mago mortal…algún problema con ello? – inclinándose de a poco, hasta estar frente a frente con ella, le preguntó.

Irina había quedado perdida ante el brillo de las esmeraldas, sintiéndose desnuda ante la mirada del mago. Casi como si fuese un bebé delante de su Dios.

-Entonces qué te importa sobre esa bruja si eres un mero blasfemo mortal? – volvió a gritar la peli azul, tratando de ignorar aquella sensación de culpa que tenía al gritarle.

-Debido a que gente como tú es la que defenestra la imagen del catolicismo. Gente como tú, que rebaja a todo aquel que quiere ayudar a alguien sin importarle quien es. Ese sujeto que tienen sentado en su trono de oro en el Vaticano es tan solo un bastardo que, en vez de ayudar a quienes necesitan de algo, se la pasa predicando hipocresías- con furia le respondió.

Raynare se posicionó detrás de Harry, tomándolo de su camisa y rogándole que no se enoje. Que no merecía su atención.

-Agradezco su comida y su bebida, Harry-san…pero le voy a pedir amablemente que deje de insultar nuestras creencias- le pidió la rubia.

-No son tus creencias las que insulto, sino a aquellos que la promueven. Escudando sus propios pecados detrás de la biblia…me dan gracia el ver hasta que punto han llegado. Negar las violaciones, los negocios con el mercado negro, la quema de documentos, incluso la forma en que obligan a vestirlas! – indicó Harry, señalando los trajes de cuero negro apretado que vestían.

-Qué hay de malo con ellos? – Issei preguntó, sin poder evitar su lado pervertido.

-Por qué no se lo preguntas a ellas? Pregúntales si se sienten cómodas llevando eso delante de la gente? – le dijo, tratando de calmarse con el abrazo de la pelinegra que estaba sujetándolo.

-Es eso cierto? – luego de parpadear varias veces, quitándose por un momento sus sucios pensamientos, les preguntó.

Ambas exorcistas no respondieron de manera inmediata, sino que miraron fijamente sus platos vacíos mientras que las comisuras de sus ojos se llenaban de lágrimas. El mago al verlas no pudo hacer más que renegar por su forma de hablar y agacharse a sus alturas, deslizando sus pulgares por sus mejillas, borrando el rastro húmedo.

Irina se quedó una vez más pasmada ante el amor que los ojos verdes demostraban, cosa que su compañera empezó a notar también. La peliblanca se sentía incómoda viendo todo eso, mientras que Saji, el peón de Sona Sitri, quería escapar de allí antes de que su Rey se enterase de su insubordinación.

-Ray-chan, puedes ir darles algunas de tus ropas? Luego te doy dinero para que puedas reponerlas- el último Potter le pidió a la ex Caída, quien asintió la cabeza y se fue a obedecer lo indicado.

-Muchas gracias, Harry-san. Usted es realmente una persona buena. Por favor Dios, bendice a este hombre bondadoso- la rubia rezó mirando al techo, cosa que le sacó una disimulada sonrisa al pelinegro.

Por otro lado, los tres demonios sufrieron una pequeña jaqueca al oír la plegaria, aunque ya estaban bastantes acostumbrados teniendo a Asia en su pequeño grupo.

-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-

Luego de que las exorcistas se cambiasen esas extrañas ropas que rememoraban a una escena de sadomasoquismo, regresaron a la mesa para disfrutar de sus infusiones proporcionadas por el dueño de la tienda, quien se había sentado en una punta mientras Koneko se acomodaba en su regazo mientras ronroneaba.

Las dos mujeres al ver esa escena sintieron, de manera abrumadora, ganas de matar a la torre de Rias Gremory. Ellas querían que ese hombre no se mezclase con demonios. Les parecía demasiado puro.

-Veo que están más cómodas con esas ropas…- comentó feliz el mago.

-Así es. Quisiera pedir disculpas por mi mala forma de hablar anteriormente- dijo Xenovia, inclinándose, cosa que el hombre negó con las manos.

-Ya, ya…no tienes que disculparte conmigo, sino con Asia. Ella sufrió mucho debido a las acciones del Vaticano- con un tono venenoso habló.

La peliazul aceptó sin rechistar. Lo que sorprendió absolutamente a todos los adolescentes.

-Issei-kun, creo que estaban a punto de tener una plática antes de empezar a discutir con Raynare-chan, no? – Harry le preguntó al Sekiryuutei, quien afirmó vehementemente.

-Oh, si! Queremos ayudarlas a destruir las Excaliburs- con temple serio declaró.

-Qué? Ahora lo entiendo. Probablemente podríamos pedirles que destruyan uno- Xenovia indicó.

-En serio? – preguntó esperanzado el pervertido.

-Oye, Xenovia! – gritó sorprendida su compañera exorcista.

-Pensé que se negaría de plano! - exclamó por lo bajo el asustadizo peón de Sona.

-El enemigo está respaldado por uno de los líderes de los Ángeles Caídos, Kokabiel. Francamente la recuperación de tres Espadas Sagradas es muy difícil para nosotras- la peliazul comentó a su pareja.

-Entiendo eso, pero aun así…- quiso responder ella.

-En el mejor de los escenarios, tenemos un treinta por ciento de probabilidades de salir con vida- la aprendiz de Griselda Quarta dijo.

-No hemos venido aquí corriendo ese riesgo? – Irina contestó rápidamente.

-Si. Fuimos enviadas por nuestros superiores para sacrificarnos, después de todo- con dolor escondido entre sus palabras, comunicó

-No es ese el ideal de un hombre de fe? – intentó defender su postura.

Harry se había recostado en su asiento, corriendo distraídamente sus dedos en el pelo blanco de la torre loli. El sol calentaba su cara, y su luz lo enceguecía por momentos. Tras oír suficiente de la charla, decidió que era hora de revelar ciertas cosas.

-Tengo varias cosas que decirles tras haberlas escuchado…la primera de todas es que, quien las haya enviado, es un maldito bastardo. Mira que mandarlas a ustedes dos en una misión suicida por un par de espadas falsas…- con disgusto tiró la bomba el mago.

El sonido de una campanilla resonó en todo el restaurant, alertando de una presencia. Un joven de cabello dorado acababa de entrar en búsqueda de sus compañeros, solo para oír las palabras de Harry y empezar a hervir de rabia.

-Hola, Kiba-kun! Ven, siéntate y escucha lo que tengo que decir- invitó el pelinegro, ignorando el enojo masivo que tenía el recién llegado.

-Qué significan tus palabras? – con furia le preguntó.

-Como decía, esas espadas ni siquiera son la Excalibur real. Son un vil experimento permitido por la iglesia en donde utilizaron a niños como conejillos de indias, no es así Kiba-kun? – ofreciéndole una taza de té, le dijo.

-Cómo sabes sobre ello? – con miedo contestó, llamando la atención de todos.

-Sé muchas cosas. Tanto buenas como malas. Y es por saber tantas cosas, que detesto a la iglesia. En cuanto a por qué sé que la Excalibur es falsa…bueno, digamos que yo tengo en mi poder a la real- haciendo aparecer a la espada de Gryffindor en su mano, reveló.

Era cierto. Aquella espada que Harry había utilizado para asesinar al basilisco en su segundo año de Hogwarts había sido la verdadera espada del Rey Arturo. Una espada cuyo dueño original fue Julio Cesar y su último portador fue el emperador romano occidental Rómulo Augústulo, quien, en el siglo V, llegando a Gran Bretaña con la IX Legión se asentaron hasta el fin de sus vidas.

-Otra cosa que quería decirles, es que ser un mártir no siempre ayuda…lo digo por experiencia propia. Puede que algunos si reciban el mensaje, pero siempre hay otros que fingen oírte y luego hacen de las suyas con tal estar por encima de todos- relató, hundiendo su nariz en la nuca de Koneko, la cual se sonrojó involuntariamente.

Los demonios adolescentes que conocían al mago tras empezar a visitar su local de comida y recibir ayuda en distintos trabajos, nunca lo vieron tener una mirada tan rota. Querían sostenerlo, animarlo.

La fieles a Dios por su parte, estuvieron tentadas a raptarlo y llevarlo directamente al cielo, encerrándolo y brindándole todo para que sea feliz.

-Por cierto…estoy más que seguro que si siguen con su misión, se enfrentarán a Kokabiel, y les puedo asegurar que él intentará derrumbar sus esperanzas contándoles lo que el Arcángel Michael debió de decirles hace mucho tiempo- el hombre, ya recuperado de su depresión, confesó.

-Qué nos debería haber dicho nuestro señor? – Irina, con temor, preguntó.

-Como sabrán, en la última guerra los cuatro Maous originales perecieron…pero Dios también lo hizo, ya que estaba en un estado debilitado tras sellar a Trihexa momentos antes. Michael lo ocultó por miedo a que la gente perdiera la fe, y se vio obligado a trabajar exponencialmente para asegurar que todo siguiese igual, pero como pueden apreciar…algunas cosas sufrieron sus cambios- Harry pudo ver la incredulidad en sus rostros, maldiciendo por dentro al rubio que se halla sentado en los cielos.

Arrojó silenciosamente un hechizo calmante sobre todos, siendo percibido solamente por la peliblanca al sentir como sus dedos se movían un patrón determinado. La joven podía sentir el latir del corazón del hombre en su espalda, diciéndole que esto era difícil de comunicar incluso para él.

-Eso es mentira…- Xenovia susurró mientras que Irina empezaba a llorar.

El mago quería golpearse la cara contra la mesa por no percatarse del nivel de fe que tenían ambas. Por lo que se vio obligado a pararse y acercarse nuevamente a ellas, abrazándolas para luego separarse y mostrarles su mano izquierda.

"No debo decir mentiras"

-Michael quiere con todo su corazón que gente como ustedes dos, las cuales su fe es realmente asombrosa como la que Asia-chan tiene, mantengan viva en sus corazones las palabras del Creador. Él no les mintió, pero tampoco fue honesto. El Vaticano lo sabe, por el amor a todo, incluso ese filósofo Nietzsche lo publicó en todo el mundo y todos creyeron que tan solo quería promover un sentido de pensamiento lateral…Dios ha muerto es un hecho, y el hombre fue quien lo hizo. Y solo el hombre puede revivirlo. Ustedes lo están haciendo con sus corazones, el Vaticano no. Ustedes son ángeles que deambulan en la tierra y estoy realmente halagado de tenerlas en mi local- proclamó el mago, desnudando sus pensamientos a las dos exorcistas, que sin poder aguantar un segundo más, envolvieron al pelinegro en un abrazo y lloraron por las fervientes palabras de apoyo que dio.

-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-

Rias Gremory y Sona Sitri habían recibido un llamado por parte de Harry, diciéndoles que miembros de sus noblezas estaban tratando de idear un plan para deshacerse de las falsas Excaliburs y derrotar a Kokabiel, cosa que sonaba mucho más fácil que ponerlo a prueba.

Debido a ese llamado, ellas habían convocado a sus sirvientes de manera urgente, esperando explicaciones. Lo que oyeron del pequeño séquito las dejó pasmadas tanto a las dos herederas como al resto de la nobleza.

Saber la verdad de Dios, los chanchullos de la iglesia, el origen y actual portador de la verdadera Excalibur. Todo eso removió el mundo que conocían, dándoles a entender que el ojiverde era una gran fuente de información valiosa.

Pero lo que realmente las sacudió, fueron las palabras retransmitidas por Saji e Issei. El tono que el hombre adulto había utilizado, las expresiones faciales…todo ello preocupaba de sobremanera a las herederas. Se habían apegado al mago inconscientemente cuando este les había ayudado incondicionalmente con sus problemas, tanto como el Rating Game que Rias había tenido con Riser, como las charlas intelectuales que Sona ejecutaba cada vez que visitaba el local de comida.

Akeno y Tsubaki conocían también al tranquilo ojiverde, solo porque la primera vivía a metros del local/hogar y la segunda porque trabajaba a medio tiempo como camarera/cocinera aprendiz. Reconocían algunas acciones del hombre, pero la mayoría de las veces portaba una sonrisa pacífica, que transmitía madurez y amor incondicional.

Al cabo de varios minutos de intensa plática, los demonios decidieron ponerse de acuerdo y establecer un plan de contingencia para acabar con Kokabiel y sus dos secuaces, cosa que alegró un poco a Kiba a pesar de haberse enterado que toda su infancia fue solo orquestada por un religioso loco que quería crear una espada apócrifa.

-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-

Un aria entristecedor resonaba en cada rincón del local, inundando las paredes con un color azul pastel debido a la luminosidad. La inactividad del lugar era solamente perturbada por el suave tarareo del sujeto de ojos verdes mientras que la mujer de ojos violetas se sentaba frente a él sobre una mesa y bamboleaba sus piernas de un lado al otro, disfrutando de la serenidad que emanaba su compañía.

-Fue lindo lo que hiciste más temprano, Ray-chan. Pudiste negarte a mi pedido, pero después de todo, les prestaste tus ropas a esas dos pequeñas exorcistas- tras finalizar su tarareo le dijo Harry.

La mujer se sonrojó un poco, para luego inclinar la cabeza de modo que su cara fuese cubierta por su pelo.

-Mi Señor, nunca podría negarme a un pedido suyo…- respondió con voz amable.

-Te he dicho que me llames Harry, Raynare-chan. No eres mi subordinado, ni mi esclava. Eres libre con la segunda oportunidad que te di. Es más, siempre están abiertas las puertas de mi casa para que salgas a rehacer tu vida- le explicó el mago, acercándose a ella y levantando su rostro por su mentón.

-Y abandonarlo? Preferiría morir antes que hacer eso. Usted me dio su mano cuando nadie antes lo había hecho. Fue obra de nuestro Padre que haya sucedido…- enlazando sus brazos alrededor del macho, apoyando su frente en su pecho y disfrutando de la sensación de paz que emanaba.

Harry la miró por un momento antes de soltar una risa seca, llena de humor negro debido a la verdad oculta que las palabras de la mujer tenían. Fue observado curiosamente, de manera interrogativa.

-No sabes cuanta verdad hay en esas palabras, Ray-chan…ni siquiera yo puedo dilucidar con exactitud lo que Padre había pensado- con una mueca torcida le respondió, alejándola de su cuerpo, pero no sin antes darle un beso en la frente.

Tranquilamente se desplazó por la habitación, entrando a la cocina del restaurant y apagando las hornallas que cocinaban unas verduras para la cena. Sintió como las ventanas del lugar vibraban ante las ondas expansivas de las explosiones provocadas por la batalla que el séquito de Rias estaba teniendo con Kokabiel y compañía.

-Qué está pensando hacer, mi Señor? – con preocupación interrogó la ex Caída al ver que el mago estaba saliendo del local/casa.

-Darle una pequeña lección a mi hermano mayor. Tanto por manipularte como por querer generar una guerra…la verdad es que ya estoy harto de ver tanta discordia. Pareciese que mi sacrificio fue en vano al final- dijo en un susurro la última oración, impidiendo así que la ojivioleta pudiese oírlo.

-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-

Explosiones generadas por las lanzas sagradas del Ángel Caído y los rayos del Sekiryuutei se podían ver a las leguas. Una barrera creada por Sona y toda nobleza resguardaban la seguridad de la ciudad, la cual podría haber sido fácilmente vaporizada con la energía de Kokabiel.

-…el resto de los líderes decidieron que continuar la guerra sería inútil. No puedo soportarlo. Realmente no puedo sopórtalo! Bajar mi puño una vez que ya lo he levantado? Hubiéramos ganado si la guerra hubiese continuado! Y ese maldito Azazel incluso declaró que no habría una segunda guerra! Bien, al diablo con eso! – se podían oír los gritos del ángel de negro plumaje.

Al parecer había dicho a los cuatro vientos que Dios ya no estaba con vida, y los demonios tan solo tuvieron que actuar ante la noticia, a pesar de que a Asia e Irina aún les dolía escuchar que semejante ser ya no estaba presente.

El ojiverde apareció silenciosamente detrás de la heredera Sitri, apoyando su mano en su hombro izquierdo para advertirle de su presencia. Sona al verlo soltó un pequeño chillido que ocultó velozmente con su máscara de mujer de las nieves, apreciando los antebrazos del pelinegro, los cuales estaban repletos de tatuajes. Desde cruces hasta estrellas, pasando por runas y mandalas, incluyendo figuras fractales y pequeños tribales que se asemejaban a un alambre de púas.

-Harry-san…- se oyó el murmuro de Tsubaki al ver a su jefe.

-Buenas noches Sona-chan, Tsubaki-chan, demás chicas…pervertido de armario- saludó amablemente el mago.

-NO SOY UN PERVERTIDO! – se quejó Saji mientras era fulminado con la mirada por su Rey.

-Te juntas con Issei-kun, eso es más que suficiente para mí- con cara de palo respondió el británico.

-Aghhh! Juro que mataré a ese imbécil! – exclamaba el peón, dirigiéndole una mirada acerada al portador dragón.

Sona no pronunció ni una palabra, tan solo se le quedó mirando fijamente, tratando de obliterar al pervertido que tenía como peón. Tsubaki y las demás jóvenes no eran muy distintas, excepto que se podía escuchar un agudo zumbido que perturbaba al muchacho.

-Sona-chan, deja tranquilo al pervertido. He venido a pedirte que dejes caer la barrera, acabaré con esta pelea ahora mismo- con un tono que inspiraba confianza le dijo a la chica de gafas rojas.

-Estás loco? Acaso quieres morir, Harry-san? – con un tono borde le cuestionó, intentando no gruñirle al ver la paz que sus ojos revelaban.

-Incluso si muriese, volvería a terminar mi cometido…por favor Sona, déjame pasar y vayan a descansar, han hecho un trabajo excepcional- suavemente le contestó el mago, revelando una mirada cansina en sus verdes orbes que intentaban ocultarse tras varios mechones de pelo azabache.

Una vez más las mujeres quedaron sorprendidas ante el aspecto derrotado y agotado que podía generar el inglés que tenían delante de ella, algo muy diferente al hombre gracioso y optimista que reconocen cada vez que ingresan al restaurant que él conduce.

-Te encuentras bien? – Saji le dijo, al ver su estado de abatimiento.

-Eh? Sí, estoy bien Pervertido-kun. Ahora, Sona-chan. Por favor- dijo el británico, solo para ser obedecido a regañadientes por la Sitri, pero sonrojándose al verlo sonreír.

El escudo empezó a desmoronarse como si fuese un cristal. Trozos caían al suelo para desaparecer antes de tocar el suelo en una voluta de luz brillante, como estrellas sobre el césped. Todos los seres que estaban en el interior de la cúpula se giraron en dirección al recién llegado, quedándose con la boca abierta al ver la pasividad con la que se movía.

-Rías-chan, Akeno-chan…reúnanse y retírense. Han hecho un grandioso trabajo, pero ahora debo solucionarlo yo- sin levantar la voz comunicó.

-No! Esta es nuest…- intentó decir la pelirroja, solo para cerrar la boca al ver el rostro del hombre.

-No te lo estoy pidiendo Rias Gremory. Observa a tu séquito…retíralos y procede a curarlos. Eso incluye a las exorcistas- replicó Harry, sin darle margen para dar su opinión.

La heredera del Poder de la Destrucción se resignó a seguir discutiendo. Una parte quería hacerlo, pero otra le decía que el macho tenía razón. Por un momento se preguntó si esto fue lo que sintió cuando Issei le comentó que fue el ojiverde quien le dio toda esa Agua Bendita para la pelea contra Riser. Sin pensarlo dos veces, dio una tácita orden para retirarse, aunque le costó poner un poco de empeño cuando su peón quiso retobarse.

Cuando Harry apreció que los demonios se habían retirado a una distancia considerable, elevó salas de silenciamiento alrededor del Caído y él.

-Hola, Ko-chan…- con una sonrisa cansada saludó el mago.

-Tú…tú estás vivo…todos creímos que habías muerto. Pensamos que te habíamos perdido…- respondió el ángel de alas negras, desapareciendo sus lanzas sagradas, pero aun permaneciendo en el aire.

Antes de que todos los presentes pudiesen darse cuenta, Harry se apareció delante de Kokabiel, abrazándolo con un brazo mientras apoyaba su mentón sobre su hombro izquierdo.

-Así que este es mi castigo?...No es tan malo como pensaba…dime, fui alguien malo? – sin furia en sus ojos, dijo el ser bíblico.

-Solo incomprendido y lleno de dolor. Pero eso no evita que te ame de la misma forma que la primera vez que te vi. Siempre estarás presente en mi corazón- declaró el pelinegro, sintiendo como su mano derecha empezaba a ponerse viscosa.

-Por favor, no dejes que se lleven mi cuerpo…purifícame y dile a Raynare-chan que lo siento por utilizar sus sentimientos- con un hilillo rojo chorreando por su boca dijo.

-Lo haré, Ko-chan…hay algo más que quieras antes? – interrogó con tristeza el mago.

-Tus ojos…déjame verlos por última vez- con la mirada perdida y la voz casi ausente le pidió.

Harry Potter posó su frente sobre la del hombre pálido, mirándolo fijamente a los ojos rojos con pupilas amarillas. Estuvieron así por cinco segundos, viéndose sin decir ninguna palabra. Hasta que al final, el mago sintió como la persona que sostenía perdió todas sus fuerzas, lo que ocasionó que cerrase los ojos y murmurase un hechizo de fuego, envolviendo al Caído y reduciéndolo a cenizas que se esparcieron por el aire.

-Del polvo somos, y al polvo volvemos. Adiós hermano…-

-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-

-Es en serio tan div…Eh? Y Kokabiel? – dijo Vali, apareciendo con la armadura del Dragón Emperador Blanco.

-Llegas tarde Albion. Ya me he ocupado de Kokabiel…- con voz apacible respondió el ojiverde.

Los demonios y exorcistas miraban sorprendidos toda la secuencia de hechos, anonadados por la facilidad con la que Harry acabó con el Ángel Caído y la tranquilidad con la que le habla al portador de una de las 13 Longinus.

Kiba y Xenovia miraban con anhelo la espada que había utilizado el pelinegro. Sin la necesidad de movimientos de fantasía o poderes llamativos. Sabían que la espada de Gryffindor, o Excalibur para ellos, tenía una ventaja que desconocían.

Irina y Asia solo podían agradecer al hombre por haber acabado con quien pensaba dañarlas psicológicamente con la noticia de la defunción del Creador.

Akeno, a pesar de ver la brusquedad con la que empaló Harry a Kokabiel, no sentía ese deseo lujurioso, sino que quería reconfortarlo por los rastros de dolor que su rostro demostraba.

-Tú…has cambiado desde la última vez que nos vimos…qué te ha ocurrido? – una voz dracónica resonó en el lugar, sorprendiendo a los presentes e incluso a su portador.

-La mierda golpeó el ventilador y dio justo la casualidad de que yo pasaba por delante, ensuciándome como consecuencia…- desganadamente replicó el mago, viendo con tristeza las cenizas que permanecían en su mano.

-Incluso tu forma de hablar ha cambiado, no es así Ddraig? – cuestionó la voz de Albión, provocando un brillo esmeralda en el guantelete de Issei.

-Ha pasado por muchas cosas…tiene los ojos de alguien que está cansado de todos nosotros- confesó el trozo de armadura roja, llamando la atención de su portador.

Eso captó alarmantemente a todos por sorpresa, quienes enfocaron su mirada en los ojos verdes del sujeto europeo.

-Hablan demasiado para ser dragones que poseen dos pervertidos como portadores- con tono burlón reclamó el mago.

-No me lo recuerdes! – exclamó el Dragón Emperador Rojo.

-Cómo lo sabes? – musitó Albion, mientras que Vali tembló un poco.

-Tú y Ddraig siempre tienen portadores con alguna clase de adicción compartida…Issei es un degenerado, ergo Vali también lo es- con simpleza respondió el pelinegro, sacándoles una gota de sudor a los dragones en su mundo interior.

-Albion…ese sujeto, es fuerte? – se oyó la voz del heredero Lucifer tras su casco blanco.

-Era un pacifista años atrás…pero ahora, es más peligroso que su padre- le respondió el Dragón Blanco.

-Hmm…quiero pelear contra él- murmuró Vali, solo para retroceder ante las palabras del pelinegro.

-Albion, controla a tu portador o le corto los brazos sin importarme que sea descendiente de él- advirtió Harry, retirándose del lugar, sonriendo cálidamente a las mujeres del lugar.

-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-

Una cabeza roja y una negra aparecieron improvistamente en el restaurant, abriendo las puertas de par en par y arrastrando a un adolorido Issei, que sostenía con fuerza su brazo izquierdo.

Tanto mago como ex caída miraban con curiosidad desde el mostrador al tumulto de gente que ingresaba a los gritos, aunque cierta ojivioleta estaba perdiendo la paciencia a diferencia de su maestro.

-OIGAN! YA NO HAGAN TANTO ESCÁNDALO! – exclamó Raynare, solo para sonrojarse y mirar de reojo a Harry.

Rias y su séquito se detuvieron abruptamente, luciendo como ciervos encandilados al ser advertidos. Solo para ser regresados a la realidad tras un gemido de dolor proveniente del pervertido.

Los demonios saltaron de la sorpresa cuando el mago se apareció delante de ellos sin producir sonido alguno, tomando el brazo semi dracónico del joven. Con un movimiento de sus dedos, los presentes vieron como unas cadenas doradas enroscaban su extremidad, haciendo que regrese a su forma humana y alivie el dolor.

-Qué ha hecho, Harry-san? – con asombro preguntó el afectado.

-He puesto un hechizo que funciona como interruptor para la activación de tu Longinus. A pesar de haberle dado tu brazo a Ddraig, podrás controlar a voluntad cuando harás aparecerlo- respondió el hombre, animándolo.

Los visitantes miraban y escuchaban con asombro al ojiverde, porque a pesar de que pudiesen manipular la magia, el único método que se les ocurría para aliviar el malestar del peón era…como decirlo…poco ortodoxo y demasiado pervertido.

-Y bien? Ahora quieren ordenar algo o venían solo para esto, después de todo, dejaron de visitar el local luego de resolver el caso de Kokabiel…- levantándose de su lugar, Harry preguntó, caminando hasta el mostrador.

-Primero queríamos venir para ver si podías ayudar a Issei-kun, per…- comenzó a decir la pelirroja, solo para ser interrumpida por su peón.

-Oye! Acabo de recordar que durante mi pelea contra Kokabiel no me dejaste tiempo para succionar los pechos de Buchou-san! – protestó el pervertido, olvidando momentáneamente que el mago acababa de ayudarlo.

Silencio. Eso fue lo que abrumó el lugar luego de que esas palabras salieran de su boca. Se podía oír perfectamente como un crujir de dientes resonaban a partir de cierta ex caída, mientras se aferraba con fuerzas al brazo del pelinegro.

-Debes actuar como un depravado las veinticuatro horas del día, Issei-kun? Creí que ya habíamos tenido esa charla luego de probar tus poderes en Asia-chan, no? – con un brillo peligroso en sus ojos, cuestionó el adulto.

-Compañero, deja de llevar la contra, es en serio…deberías dejar de ser tan pervertido- la voz del Dragón Emperador Rojo sonó en la habitación.

-No tú también! Pensé que éramos amigos! – casi llorando cómicamente gritó el chico de pelo castaño.

-Incluso yo tengo mis límites, compañero. Por ahora puedes estar feliz de que el alfil muestre cariño e interés en ti, pero si sigues actuando así nunca serás ese dichoso Rey del Harem- le respondió la voz dracónica.

Viendo con desgano la discusión que empezaron a tener Issei y Ddraig, Harry elevó unas salas de silenciamiento para poder platicar tranquilo con los demás, preparando al mismo tiempo una merienda pues al parecer acababan de salir de la escuela.

-Ibas a decirme algo más, Rias-chan? – el mago dijo.

-Sí, mañana la Academia Kuoh iba a tener una clase especial por el Día de los Familiares, y debido a que Asia-chan y Xenovia-chan no tienen a un consanguíneo…ellas pidieron si podías ir a verlas- la heredera Gremory le contestó, señalando a las dos susodichas.

-Es eso cierto? Quieren que vaya a verlas? – con un tono entre alegre y sorprendido se explayó el último Potter.

-Ajá! Me gustaría mucho que estuviese allí, Harry-san! – con su típica efusividad habló la monja.

-Y tú, Xenovia-chan? – el ojiverde le dirigió la palabra a la estoica exorcista.

-Opino lo mismo que Asia-san…además de que fui la de la idea- terminó en voz baja.

-Pues bien, si ambas están de acuerdo, no puedo negarme. Puedo saber lo que irán a hacer? – curioso preguntó el adulto.

La nobleza de Rias, incluida ella misma, se miraron entre ellas. Por algún motivo, Harry sabía que el día de mañana iba a sufrir una notoria migraña, y esa sensación empeoró exponencialmente cuando las escuchó reír.

-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-

Una gota de sudor corrió cómicamente por la nuca del mago al ver la muchedumbre que se apisonaba en la entrada de la Academia Kuoh. Hablando en un alto volumen, lo que le provocaba el comienzo de un dolor de cabeza. Solo pudo respirar de alivio cuando vio a Issei junto a sus compañeros demonios, pero le duró poco cuando divisó la espalda del portador del Dragón Emperador Blanco.

-…estás lejos de ser uno de los 4 más poderosos. Esto te ubica entre uno y un mil…- comentaba arrogantemente el joven de pelo plateado, solo para sorprenderse enormemente cuando una mano cayó en su hombro.

-Albion, creí decirte que vigilaras a tu portador…sería una lástima que tuvieses que esperar nuevamente muchos años para hallar a otra persona, no? – con un aura oscura y una sonrisa tranquila proclamó el pelinegro.

-Vali, vámonos y hazme caso de una maldita vez…deja de antagonizar a medio mundo. Estamos destinados a pelear con el Sekiryuutei, pero de nada sirve si él te mata primero- avisó la voz dracónica, haciendo que el heredero Lucifer mire con furia al ojiverde y proceda a retirarse, pero no sin antes burlarse de Issei.

Todos se quedaron viendo la espalda de Vali cuando se retiraba para finalmente desaparecer en un círculo de luz al entrar en un callejón.

-Có-có-cómo es que el Dragón Emperador Blanco te hace caso? Los conoces de antes? – Xenovia preguntó con los ojos abiertos.

-Sé sobre ellos debido a una colección de libros que poseo, y la razón de por qué me hace caso, es que yo no haría un espectáculo si llegase a pelear contra él como lo haría Issei-kun junto a Ddraig. Yo solo lo mataría rápidamente como lo hice con Kokabiel- sin rodeos y sobre todo sin arrogancia, dijo el adulto europeo.

El asombro y susto momentáneo de las mujeres presentes se transformaron velozmente en una de hambre, aunque eso lo confundió un poco al hombre, pues no podía dilucidar correctamente si era por su poder o la información que poseía.

-Ara, ara Harry-san, parece que vamos a pasar mucho más tiempo en su restaurant para aprender…- con un brillo lujurioso en los ojos violetas de Akeno le dijo.

-No solo ustedes, sino que nosotras también iremos, Harry-san- se escuchó la voz de la heredera Sitri.

-Sigh…Okay…pero más les vale a ustedes que no se aparezcan en ropa interior o desnudas en mi habitación o juro que las petrifico y las expongo en medio de una plaza, entendido? – refregándose los ojos con cansancio amenazó Harry.

Ellas asintieron felizmente, aunque sus miradas cómplices decían otra cosa. Puede que hayan fallado las veinte veces anteriores, pero la vigésima primera era la vencida!

-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-

-…les pediré que hagan lo que se les ocurra con la arcilla que está sobre sus escritorios. Pueden hacer animales, gente, casas…lo que deseen. Van a dar forma exactamente a lo que tengan en mente. Esa es una manera de comunicar en inglés- dijo el profesor de la clase.

Harry estaba de pie al fondo de la clase, con los demás adultos que habían ido a visitar a sus hijos, viendo con diversión el desarrollo de la situación. De vez en cuando Asia se volteaba a verlo, para sonreírle, lo que produjo que los padres de Issei fuesen a preguntarle la relación que tenía con ella.

-Disculpe señor, pero podría decirnos cómo conoce a nuestra querida hija? – una mujer de sonrisa amable le preguntó.

-Junto a su hijo la ayudé a encontrar el objetivo que tenía desde que llegó de Europa, desde entonces ha estado presente todos los días en mi restaurant junto a sus amigos solicitando pedidos que amablemente les doy, por cierto, su hijo deberá trabajar algunos días a medio turno para pagar algunas deudas acumuladas- contestó el mago, entregándoles una boleta con los números que debía.

-Por dios! Esto es mucho! – se quejó su padre dramáticamente.

-No se preocupe, sus amigos también lo ayudarán, así que como máximo trabajará cinco días…eso le servirá para no ser un gorrón- dirigiéndole una mirada lúdica a los susodichos, comentó.

Un escalofrío recorrió las espinas dorsales de todos los implicados, sin importar cuán lejos se hallen. Incluso la sádica de Akeno tembló de miedo.

-Oye, Harry-san…tienes algún consejo para trabajar con esto? – Xenovia preguntó, señalando el bloque sobre su mesa, haciendo que todo vuelva a la normalidad.

-Xenovia-chan, que mi apellido sea Potter no significa que tenga una maestría a la hora de manipular arcilla. De hecho, mi padre era bueno en ello, yo prefiero tallar madera- de manera relajada le respondió el ojiverde.

Esto sorprendió a las dos jovencitas, sin contar a la avalancha de mujeres que inundaban el aula al oírlo hablar con tanta pasividad con una alumna.

Los dos amigos pervertidos de Issei tan solo rabiaban desde sus asientos, deseando que el pelinegro se muriese para no acapararse a todas las mujeres hermosas, lo que les valió una serie de insultos de sus compañeras.

-Oye Asia-chan, quién es ese sujeto? – Aika Kiryuu cuestionó a la monja blonda.

-Él es Harry-san, es el dueño del restaurant que está a cinco minutos de aquí. Y también es mi Nii-san! – con una sonrisa inocente proclamó Asia, mirando de reojo al mago, quien le devolvió la mueca.

-Umm…no te importaría si intento algo con él, Asia-chan? – replicó la pelo castaña, moviendo sugerentemente sus cejas mientras sus gafas brillaban con el reflejo del sol.

Aika cerró la boca y borró la sonrisa degenerada cuando una espada hecha de arcilla se acomodó en su yugular, recibiendo una mirada mortal de la exorcista de pelo azul.

-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-

-Presidenta, qué cree que esté haciendo Harry-san en este momento? – Akeno preguntó a su Rey, sin importarle que era escuchada por la heredera Sitri y su Reina.

-Lo más seguro es que quiera matar a Issei-kun debido a esa sed de sangre que sentimos hace un rato. Pero espero que esté disfrutando del día, fue una brillante idea la de invitarlo, ya que es muy raro verlo salir de su restaurant…- Rias contestó, tratando de imaginarse la cara de alegría que el ojiverde debe estar poniendo.

-Crees que sería bueno ir a su casa y ver esa colección de libros que tiene, Rias? – Sona preguntó, acomodándose sus gafas.

-Ara, ara…está segura de que solo quiere ir a ver su colección de libros? – pícaramente cuestionó la sacerdotisa.

-Himejima-san! Guárdese sus comentarios indecorosos! – Tsubaki defendió inmediatamente a su superiora, llevando su cara a un color carmín al igual que las dos herederas.

-Ara, ara…parece que ustedes dos también tienen pensamientos impuros. Me pregunto si Harry-san le gustará despertarse conmigo a su lado? – llevándose un dedo a su mejilla se preguntó.

Los demás presentes que se hallaban en esa aula tan solo se preguntaban quién era ese suertudo que había atraído la atención de las cuatro mujeres más hermosas del tercer año de la Academia Kuoh. Sin contar con la audición mejorada de cierto Maou Lucifer y su padre, quienes estaban interesados en encontrarse con la persona que obliga a la pelirroja a ruborizarse para tener una seria charla.

-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-

Oleadas y oleadas de adolescentes hormonales corrían en dirección a la esquina del pasillo, atropellando en el trayecto a Asia y Harry, quien instintivamente la llevó a su pecho, produciendo una serie de enojos por parte de Rias y Sona, en conjunto de sus Reinas.

-Kiba-kun, tienes alguna idea de lo que produce todo este jaleo? – el mago preguntó, tras ser guiado por toda la escuela mientras sus manos eran tomadas por su auto proclamada hermana menor.

A la pregunta del Potter, Kiba apunto con su dedo hacia el pasillo.

-No, por alguna razón, escuche que una chica mágica estaba haciendo un evento fotográfico, así que debemos corroborar que sea cierto- respondió el caballero rubio.

Cuando oyó los sonidos que producían los destellos de las cámaras, Harry empezó a caminar en dirección del ruido completamente curioso, casi como un gato. Rias y los demás lo siguieron por detrás, produciendo cacofonías al descubrir quién era esa persona responsable de tanto tumulto.

-Hey, hey! Tú, la que está haciendo una sesión de fotografías en camino público! – un grito rompió el momento de fascinación.

Las chicas que parecían ser miembros del consejo estudiantil también estaban siguiendo a un agotado Saji, que había corrido por toda la escuela, a través de la escena fotográfica.

-Hey, hey, dispérsense, dispérsense! Hoy es el día de demostración de clases al público! No hagan un lío en este lugar! – el peón de Sona volvió a ordenar.

Saji estaba haciendo su trabajo apropiadamente. Esa gran multitud fue desapareciendo como arañas bebes dispersándose. El joven con las cámaras que estaba fotografiando también se estaba yendo a regañadientes con los empujones de Saji.

La gente que quedo fueron solo el mago inglés, los demonios de las noblezas Sitri y Gremory, y la chica del disfraz que tanta atención había atraído.

-Usted también, por favor no vista ese tipo de traje. Espere, acaso es un apoderado? Incluso si es así, sabe que hay un código de vestimenta de acuerdo al lugar. Esto es problemático- Saji le indicó a la mujer.

-Eh, pero este es mi uniforme- se quejó la mujer.

Harry miraba con diversión la actitud de Serafall Sitri, o mejor dicho Leviatán. Actuando como si fuese una adolescente cuando tranquilamente podría tener más de un siglo de vida y seguir luciendo como una jovencita.

Sona intentaba ocultarse detrás de la espalda del ojiverde, mientras que dos hombres con la misma cabellera de Rias trataban de lucir serios, pero fallaban estrepitosamente.

-Sona, te encontré! – exclamó feliz la Maou, saltando del pequeño atril que había fabricado y corriendo en dirección a ella.

Justo cuando llegó a estar frente al mago, ella alzó la vista para ver quién era el osado que pretendía separarla de su amada hermana, solo para quedarse de piedra cuando vio los ojos esmeraldas que brillaban con amor. Un masivo rubor ocupó su cara, y un momentáneo balbuceo escapó de su boca, para luego sacudir su cabeza y volver a enfocarse en su hermana, aunque cualquiera se hubiese dado cuenta que esa ya era un objetivo compartido.

Issei había empezado a los gritos, reclamando saber por qué nadie le había dicho que Serafall y Sona estaban emparentadas, o por qué nadie le contó que ella era uno de los Cuatro Grandes Reyes Demonios junto al hermano mayor de Rias.

Gritó hasta que Harry lo golpeó en la nuca cuando empezó a babear todo el suelo hablando sobre los prominentes pechos que el glamoroso cuerpo de Serafall tenía, en conjunto de sus muslos que se mostraban por una abertura en su disfraz de chica mágica.

-Serafall-sama, ha pasado tiempo- saludó la heredera Gremory.

-Ara, Rias-chan. Cuanto tiempo. Has estado bien? – replicó la nombrada con una voz aniñada.

-S-Sí. Gracias. Vino a visitar la clase de Sona? – cuestionó la pelirroja, avergonzando a propósito a su amiga.

-Sí, Sona-chan es mala. Ella no me dijo sobre lo de hoy! Cielos! Debido a la sorpresa, ya pensaba en atacar el Cielo- con un brillo en sus ojos, indicó.

-Ise. Saluda- ordenó rápidamente Rias, queriendo cambiar de tema.

Como Rias había dicho, Issei bajó la cabeza y la saludó.

-M-Mucho gusto en conocerla, soy Hyodou Issei. Soy el sirviente de Rias Gremory-sama, su peón! Estoy bajo su cuidado! – se presentó el pervertido, inclinándose debidamente para mostrar sus respetos.

-Gusto en conocerte. Soy la Reina Demonio Serafall Leviatán. Llámame Levi-tan- saludó ella, girando sobre su eje y haciendo la señal de la paz, sorprendiendo por completo al portador del Dragón Emperador Rojo.

Eso le valió otro golpe más en la nuca, pero esta vez por parte de Kiba, quien había aprendido del mago que ahora mismo se encontraba detrás de todos, tratando de no ser visto por cierto demonio de pelo rojo, mientras agradecía internamente que la esposa de este no haya venido.

-Hey, Sirzechs-chan. Esté es el rumorado joven Dragón? – la Leviatán preguntó a su compañero.

-Sí, él es la persona en la que reside el Dragón Galés, Hyodou Issei-kun- con una eterna sonrisa alegre le respondió el macho joven pelirrojo-

-Ara, ara, Tío Gremory- saludó con su tic vocal la hermana mayor de Sona al adulto del cual Harry se quería ocultar.

-Sí, Serafall-sama. Este es otro uniforme de novela? De alguna manera, intento pensar en la presión de ser Rey Demonio, pero…- con un tono dudoso preguntó, viendo es estrambótico disfraz que llevaba.

-Ara, Tío. No lo sabes? Esta es la moda de este país- girando nuevamente sobre su eje, haciendo gala del traje rosa con tiras blancas y violetas.

-Eh, así que es eso. Parece que soy ignorante- no muy convencido le respondió.

-Ha ha ha, padre, no le creas- tratando de subirle el ánimo a su padre, proclamó Sirzechs.

El mago vio divertidamente toda la trama cómica que las hermanas Sitri estaban planteando delante de él, el cual no podía distraerse ni un segundo ya que sostenía por el hombro a un degenerado sin fronteras que no se avergonzaba de contar sus deseos más profundos a los cuatro vientos.

-Padre! Hermano! Quiero presentarles a Harry Potter, él ha sido quien aconsejó a Ise en el Rating Game, y venció a Kokabiel! – exclamó la pelirroja, tomando de la mano al pelinegro para acercarlo hasta donde sus familiares se encontraban.

El inglés había empezado a sudar en su mente, pues corría el peligro que Zeoticus lo reconociese con aún más velocidad que Kokabiel, y si llegaba a abrir su boca…pues todo su plan de estar de incógnito se iría al carajo.

-Es un honor conocer al famoso niño-que-vivió, aunque ya sea todo un hombre este- con su eterna sonrisa saludó el Maou Lucifer.

-El placer es mío, Maou Lucifer. Así como también me siento honrado de poder estar frente a la señorita Leviatán- se presentó el mano, sacudiendo la mano con el pelirrojo y besando el dorso de la ojipúrpura.

-Así que usted es Harry Potter? Mi nombre es Zeoticus Gremory, mi hija ha estado hablando de usted últimamente, incluso cuando estábamos viéndola durante su clase- Zeoticus dijo, sacudiendo la mano del ojiverde, quien suspiró disimuladamente pues por el tono que había utilizado ya se había dado cuenta de quién era él.

'Tienes que dar muchas respuestas! Venelana ha estado histérica desde el momento en que dejaste de ir a casa!'

-Me agrada saber que fui de utilidad para el bienestar de su hija, Zeoticus-san. Aunque desearía que ella preste más atención en clases y se enfoque en sus estudios para hacerlo orgulloso- respondió el ojiverde, sonriendo lúdicamente mientras mandaba miradas a Rias.

'Hablaremos más tarde…y por favor, controla a tu mujer, no me agrada ir muriendo en cada lugar que encuentre!'

-TÚ ERES HARRY POTTER?! So-tan, lo escuchaste? Es el niño-que-vivió! Ahora él puede ser parte de mi show y venceremos a las fuerzas del mal! Ne, ne…no quieres ser parte de mi nobleza? Te prometo que te cuidaré y amaré! – efusivamente se explayó la Leviatán, sonrojándose cuando terminó de decir la última parte, sorprendiendo tanto al mago como al padre de Rias.

Ambos estaban atónitos ante la cantidad de energía que ella tenía en tan menudo cuerpo, soltando oración tras oración, mareándolos un poco. El líder del clan Gremory solo podía sonreír, aunque internamente sabía que la Maou sentía una atracción al mago sin saber quién es en realidad. Harry por su parte sonrió amablemente como siempre lo hacía y renegó a los pedidos de la mujer, excusándose con que se sentía bien con su estado de humano, pidiéndole que le perdone si la decepcionó.

-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-

Gente entraba y salía del restaurant, deseosa de una comida o ya satisfechos por haber comido esta. Raynare tenía una sonrisa amable en su cara cada vez que el ojiverde le hablaba, ya sea por algún pedido que hicieron o por el simple hecho de saber cómo se encontraba.

-Mi señor, está seguro del hecho de invitar a esos demonios? – con preocupación preguntó la ex caída.

-Ray-chan, tan solo vendrán a hablar. Con ellos solo serán cuatro personas que saben quién soy en realidad. Solo agradezco que Sirzechs-kun y Sera-chan son bastantes distraídos para recordar detalles, o serían seis- le respondió el mago.

-Desea que me quede con usted para que lo cuide? – inquieta cuestionó.

-No será necesario, Raynare. Tsubaki-chan llegará apenas termine su reunión en el consejo estudiantil, así que necesito que te hagas cargo por unos minutos del local. Lo siento si te pongo mucho trabajo, pero será solo por hoy- se disculpó el inglés, terminando la mayoría de los platos requeridos por los clientes.

-No tienes por qué disculparse, Harry-sama. Usted me perdonó y yo nunca podré pagárselo por completo- sonriente contestó, tomando otra placa de comida y yendo a entregarla.

Harry observó a la chica que había cambiado por completo su actitud, volviéndose alguien mucho más caritativa, pero al mismo tiempo más sobreprotectora con él. Llegando al punto de pelear incluso sin el apoyo de sus alas.

Terminó de cocinar los pedidos restantes y los puso en éxtasis con un hechizo para que no pierdan el calor y sean entregados a gusto.

El tintineo de la campañilla en la entrada del local advirtió al mago que aquellas personas que espera habían llegado finalmente, no porque presintiese sus auras de poder, sino porque la mujer del dúo prácticamente deshizo su caja torácica con el abrazo de oso que le dio.

-Venelana-chan, espero que tu marido te haya puesto al corriente con respecto a mí- dijo el ojiverde, sonriendo por encima de la cabeza castaña.

La mujer no respondió, tan solo siguió con su objetivo de triturar sus costillas con la muestra de amor que le estaba dando mientras que su esposo trataba de mantener a raya una carcajada. Fue algo bueno que Harry hubiese aplicado salas de mutismo y repelente alrededor de ellos.

'Creí haberte dicho que no me gusta morir! '

El pelirrojo se encogió de hombros, manteniendo su sonrisa burlona ante la desgracia del pelinegro que se retorcía en brazos de la hermosa mujer.

-Está bien, está bien…Creo que ya es suficiente Venelana-chan, me está costando respirar y me desagrada la idea de morir en una cocina. Sería una mala reputación para mi restaurant- sarcásticamente le dijo el mago, haciendo que se separe de él y lo abofetee con ímpetu.

SLAP!

-Piensas qué es gracioso? Tienes la mínima idea de lo que sufrimos cuando dejaste de venir por casa? Cuantos fueron a buscarte desesperadamente mientras tu hermano se negaba a hablar, diciendo que era personal? Serafall-san estuvo a tuvo de declarar una guerra! – despotricó la mujer, golpeando repetidas veces el pecho del joven.

-Lo entiendo! Lo entiendo! Ya deja de golpearme mujer! – se quejó este, sosteniendo las manos de la dama demoníaca mientras se recuperaba de los golpes.

-NO! TE LO MERECES! ERES UN EGOISTA! – continuó gritando ella.

-Zeoticus-kun! Calma a tu esposa o empiezo a decir ese nombre que les da jaquecas! – advirtió el ojiverde, cansándose de la infantil actitud de la mujer.

-Querida, déjalo…no querrás que Rias-chan se ponga triste si se entera que su agolpamiento falleciese por nuestra culpa- burlonamente dijo esto el pelirrojo, sacándole un gemido de perdición al mago.

-Bien! Pero espero muchas, muchas respuestas de ti! – apuntando con un dedo al ojiverde, despotricó la madre del Maou Lucifer.

Aliviando los lugares donde había recibido los golpes, Harry los guio hasta una mesa donde ya tenía preparado un juego de tazas con infusiones y comida para acompañar.

-Dónde estabas!? – preguntó Venelana, haciendo que el mago recuerde momentáneamente a su antigua compañera de aventuras juveniles.

-En Inglaterra, siendo un mago cuyos problemas me hallaban sin darme tiempo a descansar- con tono plano respondió el europeo.

-Y cómo nunca pudimos sentir tu presencia? – el líder del clan Gremory preguntó.

-Renací- simplemente contestó el interrogado.

Los demonios lo miraron fijamente, tratando de deducir en sus cabezas las posibles razones de por qué lo hizo, o por qué no le avisó a nadie.

-Por qué? – preguntaron unísonamente, inclinándose hacia delante.

-Porque el motivo que tenía para estar allí era simplemente una utopía. La mujer por la que había estado allí esperando tanto tiempo nunca iba a regresar mis sentimientos, así que tomé la decisión de comenzar de nuevo, experimentar una vida. Reír, llorar, gritar…incluso vivir y morir- contó el último Potter.

-Podrías haber ido al inframundo, e incluso con los ángeles caídos! Pudiste haber optado por cualquiera de esas opciones! Eres consciente del dolor que le produjiste a todos con tu desaparición? – reclamó Venelana.

-Sí…lo sé perfectamente y me duele en el corazón. Estaba dolido y no pensaba claramente- dijo Harry, agachando avergonzado la mirada.

-Serafall-san se quebró y no hablaba con nadie durante meses, incluso después de unos años ella tenía sus momentos de apatía y soledad, cambiando solo cuando Sona-chan nació. Si no fuese por esa niña, ella sería una mujer sin vida. Hay días que se encierra en su habitación y no escucha a nadie, según palabras de su madre- la peli castaña contó, haciendo que el pelinegro se sintiese mal.

El mago refregó el pelo de su nuca, al mismo tiempo que su cabeza y su pecho se sentían avasallados por sentimientos que creía que representaban otra cosa.

Los demonios no se arrepentían de lo que habían dicho, pero el verlo de esa manera los hizo pensar y el sujeto que tenía delante alguna vez había expresado todas esas emociones reprimidas que cargaba. Prácticamente era una bomba a punto de estallar andante.

-Hoy la vi, y aunque enmascarase su verdadera forma en esa de chica mágica, pude ver que se convirtió en una mujer maravillosa. Aunque también oí por algunos lados que ella ratificó que su némesis es Gabriel, cosa que ahora tengo claro el motivo- avergonzado, comentó Harry.

-Oh! Acaso escuché admiración en tu voz para un demonio? – Zeoticus bromeó.

-Deja de burlarte de él! Mira si lo asustas! – lo reprendió su esposa.

-No es admiración, sino orgullo. Y no me asusta, tan solo digo la verdad- respondió el pelinegro con un pequeño tono rosáceo en sus mejillas, divirtiendo a sus invitados.

Venelana lo observó con los ojos brillantes, intercalando su atención para mirar a su esposo y asentir disimuladamente la cabeza, llegando a un tácito acuerdo para tratar de juntarlos.

-Deja de mirarme de esa manera Venelana-chan, sé lo que estás pensando y te advierto desde ahora que si intentas algo drástico instalaré un despertador en tu habitación que te despierte con una plegaria donde repita el nombre del creador cada dos palabras- advirtió el mago, provocándole un escalofrío a la mujer.

Zeoticus, presurosamente decidió cambiar de tema para que su esposa deje de temer a las amenazas del renacido, ya que indirectamente él se vería afectado también.

-Nuestra hija nos habló mucho de ti, Harry-san. Incluso mencionó que tú fuiste quien le brindó esa agua bendita al Sekiryuutei. No sabes cuánto te lo agradecemos- honestamente le dijo.

-Qué va! No sabes la sorpresa que me llevé cuando vi una versión de Venelana-chan con pelo rojo dando vueltas por la ciudad, aunque no me fue muy difícil unir puntos y saber quién era- respondió el inglés.

-Espera un momento…tú le dijiste al peón de Rias-chan como vencer a Riser? – cuestionó la mujer.

-Así es. Lo vi por tres minutos y el sujeto era bastante detestable, me recordaba a alguien con quien tuve que tratar en Inglaterra. Y viendo que la integridad de tu hija estaba en juego, pues decidí ayudar. Claro, todo inocentemente…nunca me hubiese esperado que un Phenex reaccionase tan mal al agua bendita- fingiendo ingenuidad con su cara, replicó.

Ellos rieron a carcajadas, alegrando el semblante taciturno del mago, quien volvió a abrir la boca para hablar.

-Por cierto, bonita nuera la que tienen. Derrocha tanto carisma que por poco me enceguece- Harry les dijo, sorbiendo un poco de té al final.

-Dinos que no hizo nada precipitado, Harry-san- Venelana dudosa comentó.

-Tu hija, en un intento desesperado, quiso darme su virginidad. Después de platicar largo rato para que no cometa semejante locura conmigo, apareció la esposa de Sirzechs en medio de mi salón dando órdenes y despreciándome en mi propia casa- replicó tranquilamente el mago.

Los demonios empezaban a sudar profusamente, pues por lo general el ojiverde tenía un ánimo bastante alto, pero en este momento demostraba que con la peligris no era igual.

-Qué le hiciste? – Zeoticus preguntó, lamentando la actitud de su hija en ley.

-La paralicé en medio de la sala, la tiré en medio de la calle desierta y le dije que se aguantara como la sirvienta que es por unos minutos pues estaba dialogando con Rias-chan. La verdad es que no me importa si me odia o demás parafernalia que se le cruce por la cabeza. No tengo la misma paciencia para algunas cosas como lo hacía tiempo atrás- confesó el pelinegro.

-Eso explica por qué regresó y se dedicó a hacer estallar muebles en su habitación…maldecía a gente con ojos esmeraldas y pelo como nido de cuervos…ahora entendemos a qué se refería- dijo el pelirrojo, rascándose la barbilla.

-Aunque eso le sirvió al final para que entienda que no siempre puede actuar tan altanera con los extraños- complementó la castaña.

-Lo repito, ya no tengo la paciencia suficiente para los caprichos de la gente. Mala suerte si ella no entiende- dura, pero justamente volvió a hablar el mago.

La pareja de demonios suspiró resignado, creyendo dificultosamente como aquel hombre que conocían se había vuelto un ser acomplejado, llegando al punto de no importarle nada si con eso lograba lo que se proponía.

-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-

Raynare observó con cariño al mago que se hallaba recostado en su asiento luego de que los demonios se retirasen del local y que Tsubaki regresase con su ama. Lo veía tan cansado por momentos, que tan solo le provocaba una sensación de asco consigo misma por la elección que había tomado anteriormente con su vida, pero al ser aceptada por el él fue un respiro para su suplicio.

-Te preocupa algo, Ray-chan? – la melodiosa voz del hombre se escurrió entre sus labios semi abiertos.

Balanceó sus piernas mientras estaba sentada en el mostrador del restaurant, girando en sus manos la taza de tibio líquido rojizo con aroma amargo.

-Estás pensando en ella, no es así? – preguntó con suavidad la ex caída.

El inglés solo esbozó una mueca, divertido por las palabras de su empleada. Era cierto, desde que la vio de nuevo, no ha podido dejar de pensar en ella. En su rostro, sus manierismos, su voz. Era una amiga tiempo atrás. Era su amiga, la que compartía sus temores y alegrías cuando aquella otra persona no le hacía caso.

-Sí…fue raro verla actuar de manera tan infantil solo para ocultar su dolor…-

Raynare volvió a ver la cara de su acompañante, suspirando mentalmente ante el dilema que tenía. Desearía poder ser de mayor ayuda, pero es una lástima que ella no sea la más adecuada para ese trabajo.


Muy bien, aquí se terminó este one-shot!

Como se habrán dado cuenta, el estilo de escritura es distinto al que poseo actualmente. Así como también el final abrupto que tiene, demostrando que la historia está inconclusa por motivos que ya explicó al principio.

Dejando estos detalles de lado, qué les pareció?

Estuvo bien hecho el desarrollo de los personajes?

Pudieron reconocer lo que intenté hacer con la figura de Potter, así como a quién representaba con las pistas que dejé?

Les gustaría que la historia continuara? O la dejo como un simple one-shot?

Sean tan amables de dejar sus comentarios, opiniones, dudas, sugerencias, etc. Solo de esta forma sabré lo que en verdad quieren.

Saludos y hasta la próxima actualización de FIELD TRIP - ENDGAME!