Nota de Autora: Tengo el consentimiento de re-publicar esta historia. No sigue el epílogo de 02, siendo uno completamente original.
Capítulo I – El Plan
*
—¡Hermano! Ya son más de las siete y media, vamos a llegar tarde a clase…
Mientras le sacudían bruscamente la cama, el niño de cabello rubio se aferraba a las sábanas como si su vida dependiera de ello. La otra persona tan solo seguía insistiendo y no pensaba rendirse tras haber gastado quince minutos en siquiera sacarle una reacción de encima. Quien se hallaba despierto era su copia exacta, otro pequeño de cabello rubio rebelde salvo que ya se encontraba cambiado y arreglado para atender a su labor como estudiante.
—Es el último día… el último antes de vacaciones, un día más un día menos… —se quejó bajo la almohada.
—Creo que pasar tanto tiempo con Hajime te está afectando… —suspira en derrota el otro.
—Si no fuera por mí no estarías todo el día con él.
El rubio número dos no pudo evitar sonrojarse al escuchar a su hermano mencionar de esa manera a uno de sus amigos, por lo tanto, tuvo que recurrir al viejo truco de la venganza.
—¡Papá, Takeshi reprobó una mate...!
Antes de que pudiese terminar la palabra materia, Takeshi Takaishi saltó de la cama que comparte con su hermano, durmiendo él abajo y el otro arriba, para irse contra su copia casi exacta. Tapándole la boca con ambas manos, lanza una amenaza bajo un susurro.
—¡¿Estás demente!? ¿Acaso quieres que lleguemos todavía más tarde a clases? Además, aún tengo medio año para arreglar esa calificación.
—Creí que estabas con la política de un día más o un día menos, hermano…
—Está bien, está bien, vayamos a verle la cara por última vez a esos profesores…
—¡Bien!—responde su mellizo con su típico acento francés, agregando unas diminutas risas por debajo.
Este era una mañana ordinaria para los mellizos Takaishi. Sin embargo, para Takeshi no significaba lo mismo. Era el último día de clases antes de que iniciasen las vacaciones de verano, por lo tanto deseaba faltar y tener un día más de descanso. Su otra mitad nunca cedía a sus caprichos, siempre recurriendo a su querido padre por auxilio cuando las cosas se salían de control. Desvistiéndose de manera pronta por más protestas del otro chico, quien tuvo que cubrirse el rostro con la sábana, se colocó lo primero que encontró a la mano. Una camisa blanca, un jean algo gastado, una chaqueta corta color verde oscuro y sus zapatillas preferidas.
—¿No te cansas de siempre usar ese mismo sombrero?—inquiere el muchacho de once años a su mellizo.
El segundo rubio quien solo demostraba algo de confianza al levantar a su polo opuesto en carácter se ruborizó una vez más, hundiendo su gorra de lana beige sobre el rostro. Su vestimenta consistía de una chompa delgada color menta, larga hasta sus rodillas, inclusive las mangas le comían las manos. A diferencia de Takeshi, él vestía un short marrón y zapatillas azules.
—Ne sois pas idiot, frère. Es el más cómodo para mi cabello… —protesta de manera delicada mientras juega con un mechón rebelde.
—De todas maneras, papá debe estar durmiendo, seguro se quedó hasta tarde escribiendo alguna novela. Su editora está que lo pone loco.
—Anoche lo escuché a menudo en la cocina, seguro era por café…
—Eso espero…
Tras terminar la pequeña conversación salen de su dormitorio con sus mochilas listas. Takeshi observó atentamente la cocina, especialmente la mesa, para toparse con la espalda de su padre. Rendido encima de la laptop y papeles, Takeru Takaishi respiraba plácidamente sin importarle las marcas que los lapiceros podían dejarle en la cara. Su hijo tan solo suspiró, sacudiendo su rostro, mientras le extendía la mano a su mellizo. Juntos, se dirigieron de puntillas a la cocina por un par de paquetes de galletas y así tener un desayuno no tan balanceado en el camino.
—Un día más, un día menos—dijo en voz baja Takeshi antes de cerrar la puerta del departamento.
—Exacto, hermano. Es una suerte que papá estuviera dormido porque si me escuchaba…
—¡Mejor irnos de una vez antes de que eso pase!
Corriendo como si sus vidas dependieran de ello, los mellizos se hacían paso a su escuela. La escuela que verían hoy por última vez al iniciar las vacaciones de verano al día siguiente. Casi sin aliento, lograron arribar antes de que sonase la última campana al igual que haber acabado su desayuno express. Caminando en los pasillos, arribaron a su clase en el quinto piso de la primaria general de Odaiba. Muchos de sus compañeros se encontraban de pie charlando con los demás, Takeshi inclusive no dudó en ir a su grupo de amigos de toda la vida, intentando como siempre acoplar a su hermano. De manera pronta arribó el profesor indicando que todos debían ir al gimnasio debido a la asamblea especial que hay cada fin de clases.
—Un par de horas más… solo un par de horas más… —se quejaba de manera silenciosa Takeshi.
—Hermano, no te desesperes tanto, tout va bien—replica el otro sonriendo.
—Je sais, pour l'amour de Dieu… tas—toi!
— ¿Podrían parar el francés? ¡Nunca los entiendo pero estoy seguro que eso no sonó muy amable, Takaishi! Discúlpate con Takashi.
Un niño, también de once años, apareció mágicamente detrás de ellos. Aparentemente había estado corriendo para alcanzarlos. Tal cual llegó hacia a ellos, se colgó de la espalda de Takashi, quien no pudo contener un sonrojo intenso para acabar hundiendo tanto su gorra, causando que se choque contra un muro.
—Creo que el que debe disculparse eres tú, Hajime—suelta de manera burlona Takeshi.
Hajime Motomiya no tuvo excusa que dar por más que ya supiese la reacción que generaría. Como es de costumbre, tras extenderle la mano a Takashi, él se la rechazó para al final reincorporarse por su cuenta y caminar rápidamente, mezclándose con los demás alumnos.
—Oye, Takaishi… creo que tu hermano me odia.
—Siempre apareces así, Hajime. También te odiaría por eso.
—Es que no entiendo, somos amigos desde hace mucho y siempre me trata de esa manera – bufó mientras colocaba ambas manos tras su cuello.
Hajime era un muchacho que no pensaba mucho en qué ponerse antes de empezar el día. Casi siempre usando la misma sudadera de algodón manga corta color carmesí y pantalón negro, atendía a clases de manera regular por más que tuviera la reputación de ser uno de los alumnos más traviesos de su grado al estar más de diez veces en detención al mes por alguna jugada.
—Takaishi, ¿tienes algún plan para estas vacaciones?—pregunta con curiosidad el niño de cabello puntiagudo que siempre se refiere a sus amigos con el apellido.
—La verdad no…
El silencio del rubio lo dijo todo. Aquél era un tema incómodo para él y siempre lo será. Por suerte no hubo necesidad de cambiar el tema ya que arribaron al auditorio. Tras reencontrarse con Takashi, Takeshi tomó asiento en una de las sillas con los demás que formaban parte de su clase. Hajime se encontraba en una distinta, razón por la cual siempre estará agradecido. Puede ser que sean mejores amigos desde que arribaron a Japón de Francia hace seis años, sin olvidar el lazo que existe entre los padres de ambos, pero aun así tienen sus pleitos por diferencias, en especial cuando se trata de su hermano, Takashi.
—Oye, ¿cuándo le piensas decir?—inquiere por lo bajo Takeshi a su hermano al ya estar hablando el director.
—Je ne peux pas le faire… luego de tanto tiempo es imposible que lo haga…
—Michiru…
El secreto que los mellizos Takaishi ocultaban de su amigo era el siguiente. Takashi es una chica, el kanji de su nombre suele ser confundido por aquél nombre asemejado a su hermano al leerse de la misma manera. Michiru nunca había sido capaz de decirle la verdad a Hajime, cuando deseaba hacerlo siempre sucedía algo inesperado, razón por la cual en cierto punto se rindió. Sin embargo aquello generó a que el muchacho amante del deporte piense que ella lo odia.
—Tan solo quiero que ya sean vacaciones, así no lo veré y podré al fin cortarme el cabello… detesto tenerlo como nuestra mère… como madre… me cuesta cada día arreglarlo bajo el sombrero al estar tan largo…
—Y yo pensé que estaba desesperado por dejar la escuela, al final no somos tan diferentes, Michiru.
—Hermano… estoy feliz de estar en Japón, siempre lo estaré… J'ai besoin de toi, te necesito.
—Lo sé, siento lo mismo.
Cuando el discurso llegó a su fin creyeron que sería el final de la asamblea y así regresar a clases para tomar por última vez las tediosas materias. No contaron con la senil memoria del director, anunciando que una nueva maestra dictaría hoy su primera clase. Un tumulto se armó, especialmente en los alumnos de quinto y sexto de primaria. Los rumores no tardaron en correr cuando se abrieron las puertas, los pasillos estaban llenos de cotilleos. A la distancia Hajime corría para alcanzar a los mellizos Takaishi, solo para recibir un portazo al cerrarse la clase de ambos rubios por parte del tutor. Al callarse la bulla del exterior, empieza a hablar.
—Alumnos, como ya sabrán me voy a retirar de la escuela y no podré seguir estando con ustedes cuando regresen de vacaciones pero no se preocupen, van a estar en buenas manos, se los aseguro.
El maestro era muy apreciado por la sección al ser condescendiente con las constantes tardanzas, muchos de los niños se encontraban deprimidos por la noticia, aunque varios temerosos por el reemplazo.
—Adelante, puede pasar—dice el profesor tras dar una seña en la puerta.
La clase se quedó en perpetuo silencio al ver a la persona que ingresó. Una mujer de esbelta figura, cabello castaño hasta los hombros, liso, y unos ojos canela resplandecientes se hizo paso al escritorio del tutor. Con archivadores en mano, olvidó dejarlos en un lugar para darse con la frente en ellos al hacerles una reverencia a sus próximos alumnos. Ellos evitaron reírse, todavía ensimismados por su presencia. Takeshi la observaba con curiosidad, inclusive sintió que le faltaba el aliento cada vez que analizaba su apariencia.
Es muy linda. Parece ser de la misma edad que papá… suena algo descabellado pero estoy seguro que se enamoraría a primera vista. Papá debería ver a alguien… olvidar a nuestra madre.
—¿Se encuentra bien?—preguntó preocupado el profesor.
—Sí, sí, no se preocupe, yo puedo—replica apenada dejando al fin los archivadores.
—Si usted lo dice. Le deseo mucha suerte, maestra.
—G-Gracias.
Tras cerrarse la puerta una vez más, la profesora dirige su mirada hacia las cabezas que no dejaban de observarla. Takeshi logró percatarse de la presión que cargaba bajo sus hombros, confirmando sus sospechas que, efectivamente, la profesora era una novata. En eso, su cabeza se ilumina para terminar poniéndose de pie de manera brusca.
—¡Ah! ¡Usted debe de ser la nueva maestra que mencionaron en la asamblea!—inclusive tuvo la osadía de señalarla.
— ¡H—Hermano, siéntate! Se assoir!—murmuró apenada Michiru al otro extremo de la clase.
—¡Um! B—Bueno… yo… —la profesora empezó a jugar con sus dedos para luego abrir el archivador y empezar a hojear unos papeles—A ver… a ver… según esto tú debes ser…
Ella se quedó en silencio por unos instantes, meditando lo que leía. Takeshi se encontraba todavía de pie, esperando una respuesta. Los ojos de la maestra se quedaron paralizados.
—J-Joven T-Takaishi, respondiendo la pregunta… sí, soy la nueva profesora… y su tutora… voy a encargarme de enseñar inglés y, um, puedes tomar asiento… es de mala educación señalar a las personas – al pronunciar el apellido ella tragó algo de saliva para al final terminar con una cálida sonrisa.
—Lo siento—responde apenado mientras obedece.
Joven Takaishi suena extraño. Supongo que al pasar el tiempo dejará eso.
A pesar de los temores de los alumnos, la maestra no era el ogro que imaginaban. Por más que se equivocara o tuviese dificultades en comunicarse, todos lograron sentirse a gusto al finalizar la tutoría. Ella se encontraba agotada, quizás porque la bombardearon de preguntas en vez de ella introducirse de manera formal ante los demás. Tras sonar la campana que señalaba el inicio de clases, volvió a tomar sus cosas.
—¡Espero que nos divirtamos mucho aprendiendo cuando nos volvamos a ver! Que tengan unas muy buenas vacaciones—vuelve a sonreír al estar cerca al marco de la puerta.
—Profesora, nos va a ver al final del día—se atreve a decir Michiru, recalcando ese detalle.
—¡Vaya, es cierto! Este no ha sido un buen inicio… —la sonrisa se volvió en un ligero puchero al retirarse.
Ahora que lo pienso, la profesora nunca se presentó. Los nervios deben haberla nublado con respecto a eso.
Las clases transcurrieron sin problema alguno. Al sonar la campana del recreo, todos se dirigían a la cafetería, cosa que Takeshi y Michiru no hacían a diferencia de los demás. Es cierto que su padre era algo descuidado con respecto a la alimentación balanceada, pero para eso tenían a sus amigos, o mejor dicho los almuerzos de sus amigos. Como siempre, todos quedaron en verse en la azotea de la escuela. Por más que parase llena, ellos ya tenían su lugar reservado, no es como si tuviera su nombre pero siempre cuando iban se encontraba libre. Cuando los mellizos arribaron el primero en ir hacia ellos fue Hajime. Se encontraba con una expresión que reflejaba dolor interno, como si su peor pesadilla se hubiese hecho realidad.
—Mi peor pesadilla se ha hecho realidad—resopla en derrota—¡Mi peor pesadilla!
—Hajime, respira… ¿qué pasó?—pregunta Takeshi, sosteniendo la mano de su hermana como siempre.
—¿Por qué mejor no nos sentamos con los demás?—dice Michiru, evitando estar muy cerca de Hajime.
—Ok…—los ánimos del pequeño Motomiya se encontraban en el suelo.
El círculo de siempre se encontraba completo. Takeshi se sentó al lado de un niño que llevaba su cabello en una pequeña cola de caballo al tenerlo algo largo, cosa inusual para un alumno de once años. Su cabello brillaba con el sol del insoportable verano que marcaba el próximo inicio de agosto, reluciendo su característico azul oscuro que imitaba a un cielo estrellado, casi azabache. Kei Ichijouji tan solo sonreía cada vez que Hajime hacía algún tipo de comentario exagerado. Al ambos estar juntos desde los inicios de su infancia, parecían entenderse perfectamente uno con el otro, cosa que a Takeshi le resultaba envidiable al ser incapaz de sentir algo así, anhelándolo en el futuro.
—No has dejado de repetir eso toda la clase, Hajime—comenta Kei.
—¡Es que es mi peor pesadilla, Ichijouji! ¡Estamos en la misma clase, deberías entenderme!—dice Hajime casi jalándose el cabello.
—A mí no me pareció tan mala profesora.
—A ti nadie te parece mala persona.
—Tienes razón, haha—agrega una tímida risa el muchacho—De todas formas, te lo buscaste Hajime.
—Hajime siempre buscando problemas. Deberían huir de él al ser tanta molestia—una chica de cabello similar al de Kei suelta un comentario árido.
—Mayaka, no es momento…—Kei levanta ambas manos para apaciguar el humor de la hermana con la cual solamente se lleva un año de diferencia.
—¡T—Tienes razón, Mayaka! Debería de dejar de buscar problemas y que ellos me busquen a mí—contesta rápidamente el muchacho de manera boba, con una sonrisa inusual.
—Buscar o que te busquen… tan solo es y eres, una molestia. Hasta Mayu es más inteligente que tú. Agradece que decida comer en la cafetería con sus amigas.
—¿¡M-Mayu!?—el cuerpo de Hajime se congeló, casi imitando una piedra.
—¡Mayaka!—exclama Kei al no dar más con la actitud de su hermana mayor—Creo que ya es suficiente. Es cierto que nuestra hermanita Mayu es lista pero no tienes que lastimar tanto el orgullo de Hajime.
— H-Hasta Ichijouji…
—¡N-No, Hajime! ¡No es lo que piensas!—Kei empezó a sacudir de los hombros a su amigo mientras seguía con palabras de ánimo.
Kei y Mayaka resaltaban al ser hermanos con personalidades sumamente distintas por más que tuvieran gustos idénticos. Efectivamente, a ambos les gustaban las mismas cosas y gozaban de los mismos disgustos a diferencia de su hermana menor Mayu, quien era mucho más complicada con esas cuestiones. Kei vestía una camisa oliva manga cero delgada que se complementaba con su cabello, al igual que el jean negro que siempre usa. Mayaka había heredado la vista de su madre, razón por la que nunca se separa de sus anteojos. Su cabello tan largo que se hacía un bulto en el concreto nunca lo amarraba, haciendo relucir sus piernas. La falda gris que llevaba puesta iba con la blusa crema e inclusive con la corbata roja que siempre llevaba puesta. Por más que no estuviese muy interesada en la moda ella siempre sabía vestirse bien, una razón más para llamar la atención de Hajime.
Michiru apretó sus nudillos por la incómoda atmósfera. Takeshi notó el cambio de humor en su hermana, optando por una nueva táctica.
No entiendo qué le ve Hajime a Mayaka… ¿cuándo va a entender que está fuera de su alcance? Es imposible que mire a Michiru como la chica que es… hermana, ¿hasta cuándo vas a seguir con esto? ¡Tengo que hacer algo para romper este ambiente!
—¿Qué te dieron de almuerzo el día de hoy, Shiki?
—Arroz, algo de tofu… ¡ah, hay el pollo al limón que te gusta, Takashi!—la niña más joven del círculo de amigos abre su lonchera para mostrar el sencillo, pero delicioso, almuerzo.
Shiki Hida, de nueve años de edad, resalta en el grupo por su madurez emocional, siendo amiga muy cercana de Michiru. Ella es la única del grupo que sabe sobre la verdadera identidad de Michiru, no obstante por el bien de los demás y no generar confusiones ni malentendidos, en especial por Hajime, se sigue refiriendo a ella como Takashi. Shiki siempre lleva su cabello suelto, sujeto con alguna vincha. Suele usar vestidos, en especial de color celeste, cosa que no es excepción el día de hoy.
—Muchas gracias, Shiki—Michiru toma unos palillos para tomar algo del pollo—Delicioso como siempre.
—Deberían cuidar más su alimentación—comenta ella de manera seria, preocupada por su amiga.
—Sí, le diremos a papá.
Tras escuchar el halago de Michiru, los demás no dudaron en sacar sus almuerzos. Los mellizos comían un poco de cada lonchera, ella siempre aprovechando en tomar algo de la de Hajime. Takeshi no dejaba de pensar en crear alguna situación para que Michiru pudiese vivir cómo Michiru ante los demás en vez de Takashi, en especial porque Hajime siempre la llamaba de esa manera para diferenciarla de él, a quien se refería como Takaishi, llamándolo por apellido al igual que sus demás amigos. Meditando, dirige su mirada hacia el cielo mientras echa un suspiro.
Dejando ese tema de lado, no dejo de pensar en la profesora. Estoy seguro que es la mujer perfecta para papá. Lo poco que tratamos con ella, transmitía una luz que me recordaba a la de él. Tiene que olvidar a madre por su bien… en especial por el de Michiru.
—¡Cierto! Les iba a contar sobre mi peor pesadilla—la voz de Hajime lo sacó de sus pensamientos.
—¿Sucedió algo malo, Hajime?—pregunta algo apenada Michiru, bajando la voz.
—¿Algo malo? ¡Fue desastroso! ¡Es terrible siendo último día de clases! Mi destino es de lo peor
—H—Hajime… ¡Todo estará bien, no te preocupes! ¡Ne t'en fais pas!
—No lo mimes tanto, Takashi. Siempre exagera, no puede ser tan desastroso—dice Mayaka con molestia mientras cruza los brazos.
—¿Dije desastroso? Quise decir asombroso. Mi peor pesadilla es asombrosa—se corrige él, con su típica sonrisa embobada.
Idiot. Hajime c'est un idiot.
Resignado, Takeshi tan solo vuelve a mirar al cielo, recostando su espalda al concreto. Viendo el mundo de cabeza, cierra los ojos para ver si logra tener alguna corta siesta antes de continuar con la otra mitad del día. La conversación se había desviado una vez más, tan solo anhelaba internamente que sonara la campana para sacar a Michiru de ahí y tener que evitar que consolarla hasta pasada la medianoche. En eso sus azules ojos dan con unos canela. Un niño se encontraba sentado al lado de la reja, en plena soledad. Comía su almuerzo de manera pausada, observando el horizonte. Su cabello corto castaño se mecía con el viento al igual que su simple polo amarillo. El silbato que colgaba de su cuello sonaba de manera cálida, llamando su atención.
Nunca he visto a ese niño. Jamás.
—¡Bueno! Les iba a contar sobre mi peor y asombrosa pesadilla—dice Hajime mientras afinaba su garganta para tan solo ser interrumpido por Takeshi al levantarse de improvisto—¿Takaishi? ¿Tierra a Takaishi?
Al no obtener respuesta de su amigo, tan solo observa como éste empieza a caminar, ignorándolo.
—Oye, Takashi, ¿tu hermano se encuentra bien?—Hajime se acerca más a Michiru, provocando que se toquen sus rodillas. Al no poder con la vergüenza, ella termina dándole un golpe en el rostro—¡¿Por qué tanta violencia conmigo!?
—Eso pasa por acercarte tanto a la personas—dice Shiki, defendiendo a su amiga, quien había empezado a cubrir su cara una vez más con el gorro de lana.
—Desagradable—suelta Mayaka
—Eso no está nada bien, Hajime—Kei tan solo sacude su cabeza.
—¡¿Pero qué he hecho!? ¡No he hecho nada!—se quejó a todo pulmón.
Teniendo de sonido de fondo las voces de sus amigos, Takeshi se acerca al niño de manera temerosa. Nunca ha tenido problemas para comunicarse con los demás pero, por algún motivo, sentía una inusual unión con él. Tras estar frente a frente, el muchacho que aparentaba tener la misma edad, voltea el rostro para que se vieran ojo a ojo. El silencio reinó, tan solo sonando palomas que volaban en el cielo.
Esta conexión inusual… siento como si lo conociera de toda la vida y nunca he tenido contacto con él, ¿será esta la unión que observo entre Hajime y Kei?
—H—Hola, mucho gusto. Soy Takeshi Takaishi… comer en la azotea es refrescante, ¿no? ¿Es la primera vez que comes aquí? D—Digo nunca te he visto y…
—Creo que lo mejor hubiese sido detenerte en tu nombre – responde de manera amable el chico—Soy un nuevo alumno, es por eso que nunca me has visto.
—¿Nuevo alumno? ¿El último día de clases?
—Lo sé, es algo inusual pero no podía evitarlo. Mi madre es profesora después de todo, no me perdonaría faltar un día—comenta ese último detalle de manera alegre, su silbato sonando cuando ladeaba el rostro—Mi nombre es Yagami, Hekiru Yagami. Es un gusto, um… Takaishi.
—Puedes decirme Takeshi, no tengo problema. Suficiente con que Hajime me llame Takaishi—Takeshi esboza una sonrisa, contagiado por el muchacho, hasta que se percató de algo—Espera, ¿Hekiru? ¿Entonces eres una chica? ¡Lo siento! C-Creí que eras un niño…
—No te preocupes, esta reacción es normal. Más bien, lamento desilusionarte pero sí soy un chico. No hay razón para pedir disculpas, es un error común al tener un nombre de chica.
—Ya veo… ¿en qué clase estás, Yagami?
—Solo Hekiru, llámame Hekiru.
—H-Heki...—el rostro de Takeshi se enrojeció—¡N—No puedo! Se siente muy extraño decir un nombre de chica por más que no lo seas así de repente sin conocernos mucho… luego de decirte que puedes llamarme por mi nombre encima…
—Tranquilo, Takeshi. No tengo problema alguno. Gracias más bien por ser honesto… y hablarme, hasta ahora nadie lo había hecho.
—¿Ni en tu clase?
—Soy un nuevo alumno el último día de clase, es lo más normal.
—¡N—No lo es! Es injusto…
—Pero así son las cosas. Muchas gracias por hablarme, Takeshi. Espero podamos volver a hacerlo.
Por más que pasase el día en plena soledad nunca borra esa sonrisa del rostro, ¿en qué clase de hogar vivirá? Debe ser un lugar cálido para permitirle ser tan fuerte…
—Somos amigos, ¡claro que lo haremos!
—Amigos… bella palabra.
El sonido del timbre fue suficiente para indicar que la conversación había finalizado. Una vez más, todos volvieron a sus aulas, Takeshi preocupado por Hekiru y el trato que la clase le estaba dando. Pensaba si quizás presentarlo al grupo, ver si podían aceptarlo, cosa que veía probable al ser todos buenas personas. Sin darse cuenta, el fin del día había llegado. El alboroto reinó en la escuela, todos corrían por los pasillos, Hajime no fue excepción tras lanzarse una vez más en la espalda de Michiru cuando se toparon en el patio principal. Tal y como siempre sucede, la chica le provocó una golpiza por los nervios.
—Cela ne veut pas faire ça! ¡Que deje de hacer eso, no quiero golpearlo!—exclamó Michiru sobre un Hajime medio inconsciente.
—Se lo busca—aclara Takeshi cruzando los brazos tras el cuello.
—Este ha sido mi peor día…—suelta con un suspiro Hajime tras levantarse.
—Pensé que habías dicho que era asombroso—dice el rubio
—Haha, qué gracioso—replica de manera sarcástica el pequeño Motomiya—Tengo que impresionar a Mayaka… ¡es Mayaka, caray! ¡Mayaka te digo! Tú me entiendes a diferencia de tu hermano, ¿no, Takashi?
—Verás… yo… —Michiru volvió a cubrirse el rostro con el sombrero.
—¡Hajime! ¡Cuéntanos sobre tu peor pesadilla!—interrumpió velozmente Takeshi.
—¡Cierto! Aunque me hubiese gustado que los demás estuvieran aquí. Ya qué… verán, hoy día tuvimos clase de inglés… ¡y la profesora es una bruja!
El silencio se apoderó de los mellizos, sus rostros imitando las clásicas caras de póker al no saber qué emoción o reacción mostrar.
—¿Me escucharon?—dice inocentemente Hajime.
—¿Una bruja? Todas las profesoras son brujas y los profesores demonios encubiertos—logra decir Takeshi conteniendo una risa a diferencia de su hermana, quien había retomado la compostura y no dejaba de reír a voz alta.
—¡No se burlen! Hablo de una bruja de verdad. No les miento… cuando leyó mi apellido puso una mirada algo inusual, no dejó de mirarme toda la clase… ¡inclusive podía predecir el momento el que iba a hacer algo! Cuando iba a lanzarle un avión de papel ya me había confiscado el papel antes de que lo sacara para hacerlo, ¡¿cómo puede saber eso!? Finalmente logré lanzarle un borrador al cabello luego de confiscarme media carpeta y útiles… ¡y tuvo la osadía de mandarme a detención!
—Te lo mereces—replican los mellizos al unísono.
—¡¿Acaso no sacaron lo importante!? ¡Es una bruja!
—Si tanto dices que es una bruja, ¿por qué no vas a detención para evitar que te ponga alguna maldición?—dice Takeshi conteniendo todavía su risa.
—¿Perdiste la cabeza? No hay forma que empiece las vacaciones en detención, en especial por culpa de la nueva profesora de inglés.
—Espera, ¿tu profesora de inglés es la nueva profesora?
—Hermano, nuestra tutora dijo que enseñaría inglés… no me sorprendería si son la misma persona – comenta Michiru, dando un hecho como evidencia.
—Pero si ella es un ángel… —suelta con alegría Takeshi.
El ángel perfecto para nuestro papá.
—¡No creo que sea la misma persona!—se exalta Hajime—¡Describámosla y averigüémoslo!
Pero antes de que el juego pudiese iniciar, Takeshi se percata que a lo lejos se encontraba Hekiru, caminando solo, todos los demás alumnos ignorándolo. Queriendo hacer una buena acción, estaba a punto de hablar con Hajime para ir a introducirlos, hasta que apareció una figura familiar. Al ver al niño correr, su silbato sonando al son del viento, a los brazos de esa persona, su corazón no dejó de latir.
—¿Takaishi? Hoy sí que estás distraído… —Hajime se queda con las palabras en la boca al ver la escena que observa Takeshi.
—¡Es nuestra tutora!—dice de manera alegre Michiru.
—¡¿Ella es su tutora!? ¡¿La bruja!?
—¡¿Bruja!? ¡¿Ella!?—vuelven a gritar a la misma vez los mellizos.
—La profesora Yagami, ella misma.
—¿Yagami,?—no le costó tanto tiempo atar los cabos sueltos a Takeshi con respecto a la conversación que tuvo con Hekiru en la azotea—Ahora entiendo, por eso dijo que no le perdonaría faltar un día a la escuela…
—Profesora Yagami,… me encanta como suena—agrega la niña de cabello rubio.
—Su nombre es Hikari. La profesora Yagami, es una bruja…
Hikari… luz… ese abrazo, esas caricias… ¿Acaso será la luz que mi padre necesita para salir de ese agujero en el que se encuentra?¿Será ese el motivo de esta sensación tan cálida que siento en mi pecho?
—Oye, Hajime…—dice de manera delicada Takeshi.
—¿Qué?—contesta él.
—¿Recuerdas que me preguntaste que si tenía planes estas vacaciones?
—¿Ya…?
— Creo que sí tengo un plan después de todo.
—¡Dime! ¡Dime!
—Quiero que mi papá y la profesora Yagami, se conozcan.
—¡¿Ese es tu plan de vacaciones!? ¿¡Que tu padre y la bruja se conozcan!? Mejor me retiro, esto ya se está pasando de la raya… ¡Si me ve me va a mandar a detención a como dé lugar!—respirando para tranquilizarse, antes de partir, Hajime le dirige la palabra a Michiru—Tú no estarás de acuerdo, ¿no?
Michiru miró de manera dudosa a su hermano, sus ojos azules se asemejaban a una alberca de tristeza junto a un oscuro pasado.
Sé que puedes sentirlo, Michiru. Especialmente tú. Al tratar un par de minutos con Hekiru aprendí que su hogar estaba lleno de algo que le falta al nuestro. Cuando vi a la profesora Yagami, por primera vez mi corazón se aceleró. Sé que es doloroso para ti, lo que menos quiero es causarte más daño…
—Je suis d'accord, hermano. Nunca había estado tan de acuerdo contigo.
—No hablarán en serio, ¿no?—vuelve a insistir Hajime.
—Ese es nuestro plan de las vacaciones de verano. Si eso significa ganarme mi primera detención en todos estos años de primaria que así sea.
Y antes de que alguien pudiese decir algo o protestar, Takeshi le da un fuerte golpe en el rostro a Hajime. Michiru tomó control de la situación gritando, captando la atención de la profesora y su hijo.
Fase uno, completa. Es hora que papá salga de casa, tome algo de aire… espero que conteste el teléfono cuando lo llamen. El sermón que tendré al llegar a casa será severo, si es que llego a tenerlo.
