Hola, volví. Espero les guste este oneshot que tenía desde hace ratico en mi mente. Desde que lo imaginé, sabía que sería KakaSaku porque… No sé, sentí que debía serlo, jaja.
Espero que lo hayan disfrutado tanto como yo lo hice mientras lo escribía. Mi otro placer culposo siempre será Kakashi y Sakura juntos, hay algo acerca de ellos que me fascina.
Siempre serán bienvenidos sus comentarios. ¡Gracias!
Para que sepan, no soy dueña de Naruto.
Esperándote
Si había algo de común conocimiento en Konoha, es que a Yamanaka Ino le encantaba ser extravagante en cualquier evento que decidiera planear. Desde pequeña le fascinaba mostrar su mejor faceta como anfitriona, ya sea desde sus fiestas de cumpleaños, hasta sus reuniones de té con Haruno Sakura. Por el lado de la pelirrosa, en lo que a ella concernía, no le importaba pasar a un segundo plano, pues su amiga siempre la sacaba de aprietos cuando no sabía cómo actuar; era algo por lo que estaba eternamente agradecida. Tanto era su agradecimiento y amor por la rubia que le cumpliría el único favor que le ha pedido en todos sus años de amistad: ser su madrina de bodas.
Para Ino, su boda con Sai se convertiría en el evento del año en su aldea, de ello estaba completamente segura. No tenía ninguna duda al respecto. Junto con su mejor amiga y su madre, planeó cada detalle para que todo saliera perfecto.
En cuanto a Sakura, tenía claro cuál era su papel y el hecho de que durante la ceremonia debía estar junto a cierta persona, la llenaba de muchísima preocupación. No aseguraba comportarse del todo con ese hombre a su lado; en lo que a él se refería, sus emociones eran un caos total. Tan solo una mirada bastaba para que la ojiverde temblara.
Maldito bastardo, sabía muy bien lo que hacía.
De todas formas, la pelirrosa estaba consciente del hecho de que no podía suceder nada entre ambos, por la simple y sencilla razón de que el tío menor de su mejor amiga estaba fuera de los límites. Y claro, los trece años que se llevan quizá podría ser otro impedimento, no es que ella se quejara, pues. Sin embargo, eso no le impedía recrearse la vista admirando su atractivo rostro. Pero, más allá de todo eso, no pensaba traicionar de aquella forma a su amiga, sabía muy bien todas las cosas que podrían salir mal si siquiera intentaba algo con él, no era tan tonta. Bueno, sí lo era, pero tenía límites.
Aunque estaba segura de algo y es que no quería seguir toda su juventud detrás de un hombre que, sinceramente, no le dirigía ni una mirada apreciativa. Y no es que estuviese quejándose de ello, sabía muy bien que él no pensaba en ella de esa forma, la respetaba bastante. No la veía como algo más y ella debía obligarse a no verlo como algo más.
Así que sí, el día de la boda de su mejor amiga se prometió comportarse y no lanzarle miradas anhelantes al peligris. Prefería cualquier clase de tortura antes que seguir quedando como una payasa. No, no una payasa, más bien el circo completo.
Obviamente su nueva resolución era que no se iba a permitir perder más oportunidades con otros candidatos. No es que tuviese miles de pretendientes, pero estaba hastiada de rechazarlos por su devoción al torpe del tío de su mejor amiga. Era el momento de mostrarse como una mujer segura de sí misma, capaz de obtener lo que quería y sin perder la dignidad en el intento.
El gran día llegó.
Sakura no podía creerlo. Su mejor amiga de toda la vida estaba a punto de casarse. Se veía hermosa y radiante, la ceremonia fue tan emotiva y perfecta… Y ni hablar de la recepción; todo en ella gritaba estilo, elegancia y armonía. Definitivamente, la rubia hizo un excelente trabajo con toda la organización del evento. El novio no cabía en sí de la felicidad. Era un ambiente increíble y, al parecer, todos estaban felices y celebrando el amor entre la pareja de recién casados.
Sin embargo, para Kakashi, el día de la boda estaba siendo un suplicio. No es que la ceremonia o la decoración hayan sido desagradables, no era el caso en lo absoluto. Incluso, las personas hacían la situación bastante amena. El problema radicaba en cierta joven con ojos verdes. No podía -realmente tampoco quería- quitarle la vista de encima. ¿Cómo era posible que alguien tan fuera de su alcance lograba hacerle sentir tanto con una sola mirada? Lo peor de todo es que cada vez se le dificultaba más ignorar a esa linda, linda, linda pelirrosa.
Tal vez debería dejar de ignorar a la chica, debería entablar más conversaciones con ella… Debería hacer muchas cosas. Pero en sus planes, preferiría ahogarse en alcohol para evadir sus sentimientos.
¡Excelente idea! ¿O no?
Los tragos iban y venían, pero a Kakashi no le hacían ni pizca de efecto. Por el contrario, a cada minuto que pasaba sus celos crecían por notar la cercanía entre su Sakura y el mocoso del sobrino de su mejor amigo Obito, Sasuke. No entendía cómo alguien tan inteligente como ella bajaba sus estándares con un insípido como aquel. No era quién para juzgar, pero era inevitable no hacerlo ni desesperarse por las acciones del Uchiha menor. ¿Es que no entendía que existía algo llamado espacio corporal? ¿Por qué se acercaba tanto para decirle las cosas? Ni que la música estuviera tan alta.
Los minutos pasaban y el temperamento del peligris estaba a segundos de explotar. En su mente tenía claro que no tenía ningún derecho a sentirse de esa manera… Si las cosas fueran tan prácticas y sensatas no estaría en camino a interrumpir a ese par. De la forma más inesperada posible, cabe mencionar. No es que no interactuara con Sakura, pero era muy escasas esas ocasiones.
En una circunstancia donde su mente no estuviera ligeramente nublada por el alcohol, tal vez no habría invitado abruptamente a Sakura a bailar. Para la joven, era una acción imprevista porque no esperaba que nadie, mucho menos su amor platónico de tres años, la invitara a bailar. Con suerte, estaba entablando una conversación con Sasuke y, justo en ese momento, Kakashi se acercó con una mirada de seguridad y ¿posesividad?, invitándola a unirse a él a la pista de baile. No lo iba a negar, se sentía en las nubes. No sabía ni siquiera en dónde ubicar sus manos, ni tampoco podía mirarlo. Sin embargo, él tenía otros planes. La tomó de la cintura y agachó la cabeza de tal manera que Sakura estaba obligada a verlo directo a los ojos. La tensión entre ambos crecía, para ella era una experiencia nueva, ya que no esperaba este tipo de comportamientos por parte del mayor.
Si era sincera consigo misma, con cada movimiento que hacían, se sentía un poco –muchísimo- más excitada. Tan fuerte era su atracción por el hombre. El agarre de Kakashi en su cintura era cada vez más firme, acercándola lentamente a su cuerpo. No quería soltarla jamás, lo que daría por estar con ella.
"¿Eres consciente del efecto que tienes en mí?" preguntó el peligris mientras se aproximaba a la joven.
Sakura se quedó sin palabras. ¿Es posible que…?
"¿A qué te refieres? Estás un poco tomado, creo que deberíamos sentarnos" contestó Sakura, tratando de zafarse del agarre del hombre. Sin permitirle soltarse, Kakashi le respondió, "Esas miraditas coquetas que me lanzas tienen efecto, para que te vayas informando. Y créeme que va a llegar el día que no voy a resistirme, así me vaya al infierno por degenerado", enfatizando la última frase con un beso en la comisura de la boca de Sakura.
A lo lejos, un par de novios recién casados observaban la escena y murmuraban entre sí: "ya era hora". Ino no era estúpida, sabía perfectamente que la atracción entre su mejor amiga y su tío llevaba años. Otra cosa es que pretendía no notarlo para evitar incomodarlos.
Para la ojiverde, ni en sus más salvajes sueños, imaginó que en algún punto de su vida Kakashi devolviera sus sentimientos. Pero aquí estaba, en los brazos del hombre de sus sueños, el cual le estaba diciendo lo que ella le provocaba. Decidió entonces dejar a un lado todas sus inhibiciones y arriesgarse, lo mucho que podía perder era su dignidad. Si malinterpretó todas las señales, se disculparía. Sencillo.
Con todo el autocontrol que poseía, Sakura tomó a Kakashi de la mano y lo jaló hacia el armario donde guardaban los invitados los abrigos con intención de hablar de una vez por todas. Menos mal que cada quién en la boda estaba en lo suyo y no les prestaron ni la más mínima atención, a excepción de su mejor amiga.
En cuanto estuvieron encerrados en el pequeño lugar, Sakura miró fijamente a Kakashi. Buscaba las palabras adecuadas para hacerle saber lo que ella sentía, el alcohol en su sistema todavía no estaba haciendo sobresalir su valentía. Y aunque en un momento pensó que el peligris estaba tomado, se percató de que no era así. Su rostro mostraba seguridad y un poco de nervios al devolverle la mirada.
"Estoy en ese punto donde soy yo la que no puede resistirse" dijo la pelirrosa justo mientras tomaba a Kakashi de la corbata, lo jaló y lo bajó un poco para besarlo intensamente. Al principio el shock del hombre mayor fue inmenso, ¿quién diría que esta muñequita tuviese más agallas que él?
Después de algunos segundos, Kakashi empezó a dominar el beso. Acercó más a Sakura a su cuerpo, mientras sus manos recorrían con admiración las curvas de su cuerpo. Intensificaba el beso a medida que sentía más y más tramos de su piel, maravillándose de su suavidad y firmeza. La respuesta de la chica era lo que se imaginaba y más. Se detuvo unos segundos para sonreír y darle pequeños mordiscos en el labio inferior de esta, sacándole suspiros de placer.
"¿Por qué te detienes? Necesito más" comentó la ojiverde con la mirada nublada de placer. No quería llevar las cosas más lejos pero al verla tan dispuesta, con los labios hinchados y húmedos por sus besos, no pudo detenerse. Lanzó una oración de perdón a Dios, porque sabía que estaba a punto de pecar.
Kakashi empezó a bajar delicadamente los tirantes del vestido de seda verde que usaba Sakura. Con cierta reverencia, se agachó ligeramente y admiró los senos perfectos de la joven. ¿Era posible tanta suerte? No tenía ni idea, pero tampoco lo iba a rechazar. Comenzó a besarle las clavículas, bajó un poco más y le dio el primer beso al pezón rosado. Al primer gemido de aprobación que dio Sakura, el hombre aplicó más presión a los besos siguientes. Jugueteaba con su lengua en el pequeño pico, mientras su mano pellizcaba el otro. La chica se ponía más inquieta y jalaba su cabello para obligarlo a pegarse más.
Luego de unos minutos de estar entre sus pechos, le alzó el vestido hasta la cintura a la chica. Durante un momento Sakura pareció dudar, pero no era el caso. Más bien notaba el exceso de ropa de su hombre. Con pericia comenzó a desabotonarse la camisa y a tocarle los pezones. Kakashi se sentía en el cielo, uno de sus puntos erógenos estaban siendo tratados divinamente.
Pero quería más. Ambos querían más.
Con el vestido recogido, el peligris se agachó y acercó su rostro a su nuevo lugar favorito. El olor era exquisito, perfecto, ideal para él. La tocó por encima de su tanga blanca y percibió la humedad que manchaba la tela. Justo como le fascinaba.
Quizá no podía darle toda la atención que quería por el lugar en que se encontraban, pero eso no impediría que probara un poco. No había nada en el mundo que lo detuviera. Desesperado rompió la prenda y abrió los pliegues de la joven para darse el festín de su vida. Si su olor le encantaba, su sabor lo intoxicaba de placer. Suavemente le hacía círculos en el lugar secreto de Sakura, mientras esta ahogaba sus gemidos mordiéndose el antebrazo. La boca de Kakashi prometía maravillas. Y así fue.
"No te detengas, así. ¡Justo así!" decía suavemente la pelirrosa.
Cada lamida la lanzaba más alto y temía que la caída fuese implacable. Cuando pensó que no podía más, el hombre decidió introducir dos dedos en su vagina, iniciando un vaivén decadente que la convirtió en una masa temblorosa. Aún en la cima del placer, Kakashi alzó a la joven con facilidad para pegarle por completo a la pared. Con una mano desabrochó su pantalón y sacó su miembro.
"¡Maldita sea! No tengo condón" comentó frustrado Kakashi.
"Alguien debe tener aquí" respondió la chica, se separó un instante del hombre y empezó a rebuscar entre los abrigos de los invitados. Algunos minutos después gritó triunfal "¡Lo conseguí!".
Sin perder más el tiempo, Kakashi se lo colocó y con la misma fuerza tomó a Sakura de la cintura para pegarla a la pared. La penetró suavemente y fue la sensación más maravillosa que alguna vez experimentó en sus 36 años de vida. Sus embestidas eran suaves al principio, pero las reacciones de Sakura lo estaban llevando al abismo. El último tramo de su cordura se rompió cuando la oyó susurrar "duro, papi". Le clavó las yemas de los dedos en su cintura y culo, y aceleró sus embestidas.
De un momento a otro, sintió las pulsaciones de Sakura y supo que había llegado. Era su momento de dejarse ir.
"Increíble" dijo la pelirrosa en su lapso de éxtasis, con los ojos cerrados.
"Coincido contigo" respondió Kakashi jadeando.
"Así que… ¿Cómo haremos la caminata de la vergüenza, eh?" comentó la chica con un brillo burlón en sus ojos.
"¿Qué te hace pensar que vamos a seguir aquí después de esto, eh?" replicó Kakashi con una sonrisa pícara, dejando a Sakura sin palabras.
"¿Ah, sí? Te habías demorado bastante, señor" contestó Sakura mientras empezaba a acomodar su aspecto un poco. Volteó a verlo para decirle pícaramente "Apúrate que la demora me perjudica y hemos estado posponiendo esto durante tres años".
Con esa última frase, salió del armario con la cabeza bien alta y el maquillaje corrido. Sonriendo, Kakashi terminó de arreglarse, tomó la tanga de la joven para guardarla en su bolsillo y salió casi corriendo detrás de la jovencita que le venía robando suspiros desde hace tiempo.
