Fugoi Keiji: Balance Unlimited no me pertenece, solo utilizo los personajes para crear historias como parte de mi catarsis.
HOGAR
Daisuke entro en su nuevo apartamento, casi del mismo tamaño de lo que fue solo su habitación en la anterior mansión Kambe, no, en realidad era más pequeña.
Había un par de cajas en las esquinas más alejadas, no había traído mucho consigo, casi todo lo que tenía eran lujosos extravagantes e innecesarios ahora que vivía por su cuenta en un lugar tan pequeño.
Observo detenidamente el lugar desde la entrada, en donde se encuentran, pasando por la cocina, la mesa del comedor, la puerta del baño, el televisor y su nueva cama; suspiro cansado, algo no estaba bien. No lo mal entiendan, no se refería al tamaño del lugar o al hecho de que toda su nueva vida estaba en un espacio tan reducido -incluso su residencia en la universidad fue más grande-, era todo el lugar en general, sentía que algo faltaba .
Recordaba perfectamente la vez que paso la noche en el apartamento de Kato, aun cuando en un principio no podía creer que alguien viviera en un lugar tan aparentemente reprobable por fuera, pero por dentro el apartamento era cálido y acogedor, Daisuke no recuerda cuando fue la última vez que se sintió tan cómodo en la casa de alguien más o incluso en su propia casa.
El departamento de Haru era un reflejo de él mismo: brillante, cálido y divertido. Muy en el fondo, ya su pesar, él quería eso, y fue tan ingenuo para creer que con su dinero podría obtenerlo al rentar un departamento en el mismo complejo que el de Haru, más específicamente, el departamento de al lado. En un principio pensó en comprar todo el edificio, pero luego lo recapacitó, seguramente Haru no lo aprobaría. Echo una nueva mirada, seguía sin saber que le faltaba al lugar.
Por más que los planos y la distribución fueron la misma, como el reflejo en un espejo, sus departamentos eran la perfecta contraparte del otro. Mientras el lugar de Haru se siente cómodo, familiar, cálido, acogedor y hasta más brillante -y no se refiere a la iluminación del mismo-; el suyo se sintió extrañamente frío, solitario, opaco y sin vida. Aun cuando las luces eran las mismas, su ventana y balcón daban en la misma dirección, los muebles eran prácticamente los mismos con los que venía el apartamento -no había querido hacer ningún cambio, una excepción de la cama-.
Se adentró un par de pasos mientras se quitaba el saco, lo doblo y colgó de su brazo para pasar a aflojar su corbata hasta posicionarse detrás de una de las sillas del comedor, recargo el saco en ella y contempló la nada mientras pensaba en todo lo que había pasado hasta ahora.
El esclarecimiento de la muerte de su madre había sido un duro golpe para él. Su abuela nunca fue la mujer más dulce o amable del mundo pero se encargó de cuidar de él, de enseñarle y darle todo lo necesario -o en su mayoría pago a quienes lo hicieran por ella-, siempre fue una presencia tranquila, severa y familiar a su lado, la que le dio la entereza para continuar. Luego estaba Hattori, no convivió mucho con él, pero lo recuerda siempre al lado de su abuela, con una agradable presencia y una suave sonrisa en su rostro, servicial, útil y efectivo, características que no lo hacían destacar mucho por los demás empleados, ya que todos debían cumplir con esas cualidades para servir a la familia Kambe. Su participación en la muerte de su madre fue una gran sorpresa y al mismo tiempo no, todo tenía sentido ahora.
Descubrir que su padre no estaba muerto tampoco fue un gran shock, por algún motivo él siempre lo sospechó. Tratar de comunicarse con él fue un intento fallido desde el principio, había perdido la razón, y esa pequeña esperanza que aún mantenía se desvaneció por completo. No puede entender como su abuela, madre de Shigemaru, había preferido el secreto de la familia, su dinero ilimitado, por sobre la vida de su propio hijo.
Daisuke había sentido una fría ira bajar hasta sus extremidades cuando su abuela se había presentado frente a él desvelando la verdad y tratado de convencerle sobre hacer lo correcto para ellos y la humanidad, la ira no fue solo contra ella, si no también hacia él mismo , porque había dudado. Durante un segundo lo considerado, en verdad considerado no revelar el Adolium al mundo y que todo siguiera igual, desdibujando los límites entre la justicia y lo correcto, perdiendo su objetivo y código moral, dejando que su alma fuera consumida por completo dentro del renombre Kambe .
Durante ese segundo se sintió perdido. Pero no estaba solo. Una vez más fue Kato quien lo salvo de ese remolino oscuro en el que se sintió caer. Las nubes de duda desaparecieron ante el brillo del sol de primavera. Cuando Suzue le informo que toda la información había sido enviada por Haru sin querer, la sorpresa lo paralizo en un principio, para diluirse en una sonora carcajada, no recordaba la última vez que se había reído así -mucho menos frente a su abuela-. En ese instante todo fue tan claro y simple, el castaño le había dado la respuesta. Era una apuesta, sí, pero se encontró pensando en lo profundamente aliviado y agradecido que estaba con Haru.
Al igual que cualquier tema de la misma índole en el mundo, la revelación del Adolium trajo consigo millas de comentarios, positivos, negativos, a favor y en contra; con ellos, llegaron los disturbios de quienes sin saber nada de lo que significo tal suceso condenaban a la familia Kambe, vandalizando la mansión, pero ninguno de ellos sabía que esta había quedado vacía hace días.
Quizá su abuela tenía razón y el mundo no estaba preparado para lo que el Adolium significaba, pero ese había sido siempre el deseo de su madre, y él se aseguraría de que no cayera en las manos equivocadas.
Sabía lo que debía hacer a continuación. Fue una grata sorpresa no planeada, encontrándose recorriendo el mundo en compañía de Kato, en busca de controlar el tráfico ilegal del Adolium. No sabía cómo estaba terminado así, aunque estaba casi completamente seguro que la testadura personalidad del castaño fue la culpable.
.
Fue en ese atardecer después de ver a su padre, con las emociones a flor de piel, que Kato le había intentado regresar su placa, él la tomo, y pensó en -contra todo pronóstico- lo bien que había pasado su estadía como oficial de policía, pero ahora que todo había terminado ya no era necesario. En ese momento le contó sobre sus planes a Kato y le devolvió la placa como una forma de despedida hacia él y todos en el Departamento de Prevención de Crímenes Modernos. La sorpresa se reflejó en el rostro del detective y algo parecido a la decepción lo oscureció, había algo en sus ojos dorados refulgentes bajo el cálido sol del atardecer que hizo a su corazón dar un par de latidos extra. Ninguno de los dos dijo nada más y Daisuke decidió que eso era todo, camino hacia su auto y se alejó de ahí, dejando todo atrás.
Lo siguiente que supo es que estaba en su avión privado, con la mirada pérdida en la vista conocida desde la ventanilla pensando en nada y todo a la vez en espera de su despegue, cuando el sonido de alguien sentándose sin cuidado en el asiento frente a él llamó su atención, creyó que encontraría el familiar y dulce rostro de Suzue, pero lo que vio fue la férrea determinación en unos ojos color miel que lo observaban retándole a decir algo, y antes de que se le ocurriera hacerlo, fue Kato quien habló .
—El Jefe Kiyomizu, piensa que sería bueno si nos tomamos un tiempo libre, mientras que lo mantengamos informado.
—No soy más parte del Departamento de Prevención de Crímenes Modernos —le recordó a Haru, pero entonces el aludido lanzo algo hacia él, Daisuke lo atrapo en un acto reflejo, era su placa. No entendía la intención de todo esto, y sus dudas fueron claras en su semblante cuando volvió su mirada a Kato, quien seguía con la misma expresión seria y determinada.
—Claro que aún lo eres. Soy tu compañero y no te librarás de mí tan fácilmente. Si piensas viajar por el mundo en busca de cualquier acto ilícito que involucre al Adolium, iré contigo -. Para mayor consternación del moreno la mirada y actitud del detective cambio totalmente con sus siguientes palabras, desviando sus ojos constantemente mientras una de sus manos jugueteaba en su nuca, nervioso— Después de todo, Suzue-san dijo ... dijo algo sobre que soy en parte responsable de eso, no sé realmente lo que sucedió pero acepto mi responsabilidad en ello, así que decidí q-que…
Su pequeño monologo fue interrumpido por el sonido de la risa ahogada de Kambe.
Daisuke jamás había sido tan gratamente sorprendido. Su vida siempre se basó en seguir su objetivo a través de pequeños planes que iba completando hasta llegar al último, no sería una exageración decir que todo lo tenía fríamente calculado -con un margen de error e imprevistos-, porque esa era su naturaleza y que , durante mucho tiempo, eso fue todo lo que podía hacer, planear.
Ahora, cuando pensaba que ya todo está hecho y dicho, aparecía Haru, negándose a quedarse atrás e imponiéndole su compañía. La cálida sensación en su pecho la atribuyo a la risa que no pudo contener por más tiempo.
—¡Tt-tú! ¿De qué tanto te ríes? —Replicó el castaño con una alta nota de indignación y confusión, nunca había tratado con un Kambe riendo.
—Inspector Kato, si tantas eran sus ganas de acompañarme, solo debió decirlo sin poder evitar meterse con él. El más leve de los sonrojos tiño las mejillas del otro mientras tartamudeaba una respuesta.
-¡No! Yo, yo no ...
—Estimo que mis próximos negocios podrán ser tanto e incluso más peligrosos que nuestro último caso juntos, ¿está dispuesto a ser parte de ellos, Inspector?
Su típica sonrisa arrogante apareció como si lo retara, y contra todo pronóstico, Haru respiró aliviado, ese era el Kambe que conocía, al que sabía tratar. Haru asintió en respuesta.
Las puertas del avión se cerraron para llevarlos a su siguiente destino: Inglaterra, donde Suzue, quien se había adelantado sin decirle nada a Daisuke, los esperaba con una gran sonrisa sabiendo de ante mano que no aparecería solo, ella se había encargado de darle el horario y la oportunidad a Haru.
.
Si se lo preguntan, abandonar la mansión Kambe fue la decisión más fácil que jamás tomo, ese nunca fue realmente su hogar, incluso el departamento en el que vivió tan poco tiempo con su madre se sintió más propio que todas las hectáreas en las que se extendía el nombre Kambe. Lo que suscito un problema mayor fue reubicar la computadora central de HEUSC, pero Suzue se encargó todo.
No mucho después le pidió instalar a HEUSC en las computadoras del Departamento de Prevención de Crímenes Modernos, ella lo hizo con gusto, entendiendo de inmediato lo que significaba; por el contrario Kato le dirigió una mirada sorprendida e interrogante.
—Les vendrá bien algo de ayuda mientras no estamos ahí —explicó, y Daisuke puede ver el momento exacto cuando Kato entiende el trasfondo de sus palabras y una gran sonrisa ilumina su rostro, él no puede hacer otra cosa que desviar su mirada al sentir el repentino calor subir a su cara.
Su estadía en Inglaterra formo los cimientos de su nuevo operativo y cooperación mutua.
Las misiones se presentaron una tras otra sin descanso, parecía que todos querían hacerse del Adolium lo más rápido posible. Así, su primera misión fue fácil, la segunda igual, ninguno de sus adversarios los conocía o esperaba y el factor sorpresa estaba de su lado, pero éste se desvaneció en el quinto caso, donde los traficantes ya los esperaban y, aunque al final se las arreglaron para vencerlos, Kato resultó mal herido, su vida no peligró, pero las heridas fueron muy escandalosas con sangre por todos lados y un horrible malestar se instaló en el estómago y pecho de Daisuke al verlo así. Nunca se había sentido enfermo con la vista de la sangre antes, lo tomo como un evento aislado.
No mucho después, Daisuke le entregaba el nuevo dispositivo de traje hibrido personalizado para Kato. No es que hasta ese momento se le ocurrió hacer uno, de hecho el prototipo ya estaba casi listo, pero con todo el trabajo consecutivo que tuvieron lo demás se había atrasado. Estaba enojado por su descuido, y durante los siguientes días trabajo sin descanso hasta terminarlo. Su mal humor no hizo más que aumentar conforme las horas que permanecía despierto se duplicaban, se dio cuenta que hasta Suzue lo evitaba, ni el mismo sabia porque estaba tan irritado, le echo la culpa al desvelo y continúo hasta terminar. Cuando le entregó el taje a Kato este le sonrió y agradeció emocionado en respuesta, y Daisuke pudo sentir su cabeza menos embotada, el enojo desaparecer y el cansancio ganar la batalla contra su voluntad, no supo cómo llegó hasta su cama después eso, pero sospecha que fue el castaño quien lo llevó, por la forma en que le sonreía cuando volvieron a encontrarse after -una mezcla de agradecimiento, cariño y diversión-, se pasó el día evitando verlo a la cara, ya que cada vez podía sentir como su estómago se revolvía. Quizá había enfermado.
Su último caso en Europa tuvo grandes similitudes a su primer caso donde se conocieron, un par de fugitivos, una explosión, un puente y al detective castaño colgando de él, con eso en mente, Daisuke se acercó al borde con la intensión de ayudarlo a subir, de reescribir un nuevo comienzo para los dos colaborando juntos, extendió su mano y Haru sonrió, pero se dio cuenta que no necesitaban un "nuevo comienzo", todo había desembocado a este momento y él está bien con eso, no es lo había planeado que fuera su vida -en realidad nunca planeo que haría después de encontrar al asesino de su madre-, pero en verdad le gustaba, y esperaba que las cosas continuaran así.
Entonces sonrió, y al instante Kato supo que eso no era bueno, Daisuke retiró su mano, Haru comprendió e incluso podía jurar que entendió lo que pasaba por la cabeza del multillonario, abrió la boca para reclamar, pero fue el momento en que sus manos se resbalaron, cayendo del puente mientras gritaba su nombre.
Ese fue su última misión antes de regresar a Japón.
El viaje de regreso fue más tranquilo que el de ida, solo él y Kato. Suzue había tomado unas vacaciones con todo pagado al rededor del mundo.
Daisuke sabía que regresar a la mansión Kambe no era una opción, no quería volver a esa lugar lleno de mentiras, secretos y traiciones. Una razón más simplificada fue dada a su compañero cuando le preguntó si regresaría a ella, no entiende como, pero sabe que pudo leer entre líneas y le ofreció alojamiento por un par de días mientras encontraban un nuevo lugar. Por supuesto que el ofrecimiento era absurdo y solo simbólico, los dos sabían que Daisuke podía hospedarse en el hotel más lujoso de todo Japón y llegar a tiempo a su horario laboral, o adquirir cualquier lugar que quisiera y estar acorde a sus estándares de lujo, pero en contra de su razonar, termino aceptando, incluso Haru se sorprendió un instante antes de sonreír y comenzar a planear la cena para esa noche.
Una noche se volvieron dos, luego tres, cuatro, cinco, y así hasta que dejo de contar.
Daisuke no sabía porque seguía quedándose ahí, pero todo era tan fácil y cómodo vivir con Haru. El Inspector prepara las comidas y Daisuke pagaba los ingredientes; aunque al principio se negó alegando que él era su invitado, pero a Daisuke poco lo importo y al final Haru tuvo que ceder, pero con una condición: que todos los productos fueron adquiridos en tiendas y supermercados locales, no como la vez que Daisuke termino importando jamón curado Ibérico de bellota -que era exquisito y ahora entendía porque despreció el suyo aquella primera noche que bebieron juntos-, pero era demasiado para su salud mental, no podía dar un bocado sin pensar que incluso ese pequeño trozo valía más que su salario anual.
Así, se instalará en una cómoda rutina. En las mañanas Haru preparaba el café de la más alta calidad y al que se había vuelto adicto en su tiempo en Europa, el cual el moreno hacia importar exclusivamente a su tienda local donde abastecían la despensa, -sin que Haru se enterara, claro- . Llegaban juntos al trabajo en el carro del menor; dependiendo del trabajo, almorzaban y comían juntos, a veces Haru les preparaba almuerzos, en otras Daisuke invitaría a todos a algún restaurante cercano -estrategia que aprendió para que Kato no pudiera negarse a acompañarlo-. Regresaban al departamento, cenaban, veían las viejas series de detectives que tanto le gustaban al castaño y se turnaban la cama y el futon para dormir.
A veces necesitaban atender algún asunto relacionado al Adolium, pero cada vez eran menos, en la mayor parte del mundo se ha decretado leyes de su uso y comercialización, HEUSC monitoreaba cada trato, cualquier sospecha de algo turbio era notificado para una investigación en persona o puesta en acción, muchas veces ni era necesario que fueron ellos quienes tomaron cartas en el asunto, y eran sus drones quienes persuadían a los infractores.
Todo era simple y tranquilo.
Hasta un día cuando terminaban un monótono día de trabajo en la oficina.
Daisuke ayudo a Saeki a llevar dos cajas enteras de papelería al archivo, no se tardaron más de 10 minutos, pero cuando regresaron la oficina estaba completamente en silencio, las miradas de Kamei y Haru estaban sobre ellos y al siguiente segundo el castaño la desvío y Kamei un tanto nervioso se despidió de todos llevándose a Saeki con él. Daisuke le restó importancia ya que ellos siempre actuaban de forma extraña a su alrededor -sobre todo Kamei-, se acercó a Haru quien parecía estar ordenando algo en su escritorio y le pregunto:
- ¿Te falta mucho? Es hora de irnos.
—Yo no ... digo, si ya, ya termine -
Se levantó y camino a la salida sin dirigirle la mirada, Daisuke le siguió y el silencio continuo, normalmente en esos momentos Haru estaría haciendo la lista en voz alta de lo que podría comer hoy y lo que necesitarían comprar. El viaje en auto fue de los más incómodos que tienen tenido, ni siquiera se podía comparar a esa primera vez cuando perseguían el carro bomba donde Kato estaba enojado y en total desacuerdo con él y sus métodos.
Cuando bajaron en la tienda de comestibles no se aguantó más y le pregunto a Haru si estaba bien.
—Claro, ¿por qué no lo estaría? Ja ja ja -
Fue su respuesta y prosiguió a seguir evitando su mirada. Su actitud comienzo a irritar a Daisuke, no entendía porque le molestaba tanto, él siempre aprecio la tranquilidad de estar en una habitación llena de gente en un armónico silencio, pero este silencio lo estaba sacando de quicio.
Al llegar al departamento, trato de preguntarle a Haru una vez más que sucedía, pero antes de poder decir algo, el castaño anunció que haría la cena y encendió la televisión, quizás a propósito para evitar cualquier plática o sin querer solo para aliviar el incesante silencio entre ellos. Como fuera, Daisuke sintió una mezcla entre decepción y enojo, tomo sus cosas, se metió a bañar, salió y se acostó en la cama -esta noche le tocaba dormir en el futon, pero estaba enojado y no le apetecía dormir en el suelo- ; si Haru quería evitarlo entonces él también lo haría, en su experiencia, a Kato Haru no le gustaba ser ignorado -ni aguantaba mucho ignorando a otros-.
No recordaba cuando se quedó dormido, pero cuando despertó todo estaba en penumbra y él moría de hambre. Con cuidado abandono la cama y camino a la cocina guiado por la luz de la luna que entraba por el balcón, aunque ya estaba acostumbrado tanto al sitio que podría caminar con los ojos cerrados y no tropezar. En la barra encontró su cena servida y tapada, lo pensó un momento y decidió comerla así, sin calentar de nuevo.
La noche era tranquila y fresca, podía oír a los grillos y los ladridos ocasionales de algún perro en la lejanía.
Mientras da su primer bocado, recorre la habitación con la mirada sin nada realmente en su mente, se detiene en la silueta del futon en el suelo donde Haru duerme, su nebulosa mente comienza a divagar en los sucesos anteriores, su actitud ante el comportamiento del castaño le extraña, el jamás se había sentido tan traicionado por el simple acto de que alguien evitara su mirada; aunque eso podría deberse a que nunca fue cercano a nadie y no le interesaba lo que otros pensaran de él, tenía un objetivo y nunca se desvío del camino para hacer amistades , porque no las necesitaba, podía conseguir lo que quisiera con solo comenzar a hablar de cifras; entonces, ¿qué era diferente ahora?
Pero no era un qué, sino un quién: Kato Haru.
Ese incorregible ser con el más grande sentido de justicia que había conocido, terco, valiente, sincero y estúpido, nunca se dejó intimidar por su apellido, ni se dejó cegar por sus millones. Se divertía mucho haciéndolo enojar y despotricar contra él y sus métodos, su comida es inesperadamente deliciosa y se deja engañar fácilmente por niños pequeños que pierden a sus mascotas o ancianos a los que les duele la espalda.
Desde que lo conoció sabía que se iba a divertir mucho a costa de él, lo que nunca esperó fue divertirse junto a él, como verdaderos compañeros y amigos .
Pensó esa última palabra un poco más, ya que sonaba extraña en su mente.
Amigo.
Suponía que después de todo lo que ha pasado, utilizar la palabra para referirse a él era una forma aceptable de describir su relación. Haru arriesgo su vida para que pudiera descubrir la verdad detrás de la muerte de su madre, lo siguió hasta Europa para lidiar juntos con los desastres que los secretos de su familia provocaron, en la mayoría de los casos se someía a sus "caprichos de niño rico "-como el castaño les llamaba- y actualmente le daba alojamiento en su pequeño apartamento aun sabiendo que Daisuke tenía el dinero para adquirir cualquier lugar o edificio que quisiera en Japón o el mundo.
Daisuke entendía por qué lo hacía, tenía algo que ver con esa parte obstinada de la personalidad del detective de querer ayudar a todos, pero ¿por qué lo hacia él? ¿Por qué quedarse en el pequeño apartamento de Haru? ¿Por qué seguir en el Departamento de Prevención de Crímenes Modernos? ¿Por qué le afecto tanto la actitud del mayor para con él?
Lo pensó desde el principio. Lo primero que le molesto fue la evasiva respuesta y obvia mentira cuando le pregunto si sucedía algo; después de años de mentiras y secretos en su vida no quería más, y no esperaba que el bueno y sincero del Inspector Kato fuera quien le mintiera, pasaron meses juntos y el castaño se había convertido en una de las personas en las que más confiaba - y eso era mucho que decir en su mundo-. Supone que ese es el motivo de su mala reacción. Y dice "supone" porque todo se sintió diferente, se había acostumbrado a la presencia constante de Haru a su lado, compartían bromas silenciosas, conocían la forma de actuar del otro y se acoplaban muy bien en las misiones de campo, con una simple mirada sabían lo que el otro pensaba. No poder encontrarse con esos ojos miel se sintió solitario, desplazado,
El pensamiento lo tomó desprevenido, sorprendiéndose del mismo cuando la comprensión llegó. Le gustaba pasar su tiempo con Haru, en misiones, en el trabajo, en sus momentos de ocio. Suspiro cansado con su propio hilo de pensamientos.
Acababa de comprender que Haru es su amigo, y solo unos pocos minutos después, y sin permiso, su mente lo había ascendido al puesto de Mejor Amigo.
Pero eso no es todo.
Ha pasado más de un mes desde que viven juntos en el apartamento del mayor y Daisuke no ha dirigido un solo pensamiento a querer salir de ahí, quizás cuando le tocaba dormir en el futon pensaba en conseguir su propia cama, pero NO en mudarse para tener su propia cama, su propio espacio, su propia casa, un nuevo hogar lejos de Haru.
Porque a él le gustaba estar con Haru, le gustaba pasar su tiempo junto a Haru, le gustaba tener la atención de Haru, le gustaba cuando Haru cedía a sus caprichos, le gustaba la sonrisa de Haru, le gustaba Haru.
Oh. Oh…
Le gustaba Haru.
Ahora puede ver en retrospectiva todos esos momentos cuando lo veía sonreír y sintió que su corazón daba un latido extra, el enfermo malestar de cuando encontré herido, la culpa, la ira, el impulso de conseguir cualquier cosa que quiera, el enojo y la decepción de sentirse ignorado por él.
Él quiere a Haru…
...
La revelación lo deja en shock, su corazón late tan rápido que no sabe qué hacer, el sentimiento está ahí, siempre ha estado ahí, pero nunca lo comprendió, no fue plenamente consciente de ello hasta ahora.
Su mirada reenfoco el futon donde dormía el dueño de sus pensamientos, su vista ya acostumbrada a la oscuridad le alerto que algo estaba mal entre las sabanas o mejor dicho que algo faltaba en ellas.
Haru no estaba, todo lo que había en el futon eran las almohadas y sábanas, su corazón ya acelerado dio un salto triple, preocupado por la falta del castaño. Se levantó y comprobó el futon, su comida olvidada por completo, pero no había nadie, probo el baño: nada, revisó el pequeño balcón: vacío.
La preocupación nublo su juicio, mientras que por su mente pasaban diversas teorías. Tomo las llaves del platón de la entrada, lo único que puede pensar es en salir a buscarlo, algo totalmente ilógico, pero su mente está casi en pánico, mezclado con sus sentimientos recientemente descubiertos, solo puede pensar en que es su culpa y un frío y asfixiante sentimiento de angustia crece en su pecho.
Cuando abre la puerta, la fresca briza de una noche de otoño lo golpea y la figura oscura de alguien frente al apartamento lo paraliza, pero al segundo siguiente reconoce como Haru.
Recargado en la barandilla del pasillo que conecta todos los apartamentos, Haru se le queda viendo sorprendido, mientras el acelerado corazón de Daisuke continua latiendo fuertemente en sus oídos.
—¿Kambe? ¿Pero qué rayos? Me asustaste —suspira llevándose una mano al pecho.
El moreno haría lo mismo si no fuera que aun trataba de procesar todo. Hay un revuelo de pensamientos y emociones dando vueltas dentro de su cabeza, muchas ni siquiera logra reconocerlas antes de que se desvanezcan, su mente se reinicia en modo automático como medida de contingencia, antes de darse cuenta que está caminando fuera para colocarse al lado de Haru.
—¿Qué ... haces aquí? —Se oye preguntar un tanto ajeno.
—Eeh ... yo solo ... solo ... —Haru duda en contestar, Daisuke lo nota tanto en su voz como su lenguaje corporal, su mirada lo está evadiendo de nuevo y el moreno siente un pinchazo en su pecho; un segundo después lo ve darse por vencido, suspirar y encogerse de hombros— Solo necesito un momento a solas para pensar.
Sabe que no es una mentira porque en el momento en que termina de hablar, Haru posa su mirada en él, tranquila, sincera, con un dejo de tristeza y una media sonrisa resignada en sus labios. Resignación. Algo se remueve dentro de Daisuke ante eso.
- Me mudare mañana -, dice. No era lo que estaba pensado, en realidad no sabe que está pensando ahora, pero las palabras salen solas y sin permiso.
Haru se sorprende, luego duda, quiere decir algo, pero se calla, sus labios se vuelven una fina línea por el esfuerzo de contenerse, luego lo intenta de nuevo.
- ¿Estas ... estas seguro? No tengo ningún problema con
- Ha pasado más de un mes, es más que suficiente tiempo —replicó interrumpiéndolo.
Cree estar haciendo lo correcto, después de todo la oferta inicial fue solo por un par de días, y ahora puede darse cuenta que ha estado invadiendo su espacio y quizás asfixiándolo con los sentimientos que no sabía que tenía, pero que ahora le son muy obvios .
Lo que no esperó es que la respuesta del castaño fuera parecer herido. No lo entiende, lo está haciendo por él, por primera vez en mucho, mucho tiempo está pensando en las necesidades de otra persona antes que en sus deseos.
Pues si de deseos se tratara, él se quedaría con Haru indefinidamente. Aun no entiende del todo lo que es este sentimiento que tiene por él, pero no quiere evitarlo. Dentro de la monotonía del trabajo de oficina o la rutina hogareña, estar con él siempre es entretenido y cómodo, puede ser él mismo y no la imagen digna de un Kambe que su abuela grabó a fuego en él.
Daisuke quiere que Haru comprenda que tan importante es para él y al mismo tiempo tiene miedo de que lo sepa; le confiaría su vida con los ojos cerrados, pero teme en mostrarle su corazón. Su solitario y lacerado corazón con las heridas que la traición de su familia cercana labro en él. Teme que Haru se dé cuenta de todo y se aleje, como todas las personas importantes en su vida.
Daisuke desvía la mirada, no quiere seguir viendo la mirada herida de Haru.
—Kambe ...
Comienza a decir Haru, pero una corriente de aire frio provoca un par de estornudos en el menor, el cual no puede evitar encogerse sobre sí; el detective se da cuenta que Kambe aun viste la ligera ropa que usa de pijama.
—¿Pensabas salir vestido así? Podrías terminar pescando una pulmonía —le regaña mientras se quita la sudadera y la pone sobre sus hombros, guiándolo adentro del apartamento.
Encienden la luz, ya no había razón para seguir caminando a oscuras. Haru ve los platos a medio comer que Daisuke dejo antes de, al parecer, decidir dar un paseo en medio de la noche, guía al moreno a una de las sillas del comedor y se adentra en la cocina para recalentar la comida.
Cuando Daisuke se da cuenta ya está poniendo los platos con la comida caliente frente a él, le dirige una mirada interrogante a la que Haru solo responde con una pequeña sonrisa mientras se sienta con una taza de té. El silencio se extiende, apenas roto por el leve tintineo de los cubiertos que usa el moreno mientras come, solo un murmullo que se siente ensordecedor.
Daisuke dirige toda su atención a su comida ignorando deliberadamente a Kato que sabe lo observa. El líder del Grupo Kambe y heredero de todo lo que ese nombre conlleva había tomado una decisión, no podía seguir imponiendo sus sentimientos en Haru, no sabe desde cuando se sintió de esta manera con él o desde cuando actuaba en consecuencia de, pero sospecha que desde el principio, al menos eso explicaría porque insistió en molestarlo y que cuando trato de alejarse, yendo solo a Inglaterra, le complaciera que esta vez fuera el detective quien se negara a apartase de él. Pero eso era punto y aparte, Haru era terco y tenía un gran sentido de su personalidad.
—¿Tienes en mente a dónde iras? —Le oyó titubear antes de preguntarle.
—No realmente —respondió sin levantar la mirada.
—¿Porque quieres mudarte tan de repente?
—No puedo seguir dependiendo de ti -
Fue la escueta respuesta del menor y aunque tenía un punto y era cierto, tampoco era toda la verdad. Tenía que asentar sus sentimientos y revaluar su relación con el castaño, ¿Qué iba a hacer? ¿Qué es lo que quería hacer con todo eso?
Haru parecía querer discutir esa respuesta, pero solo volvió a quedarse callado.
Para Haru, la respuesta fue como un balde de agua fría, no tenía nada de malo y en otras circunstancias se habría enorgullecido de Daisuke, pero en ese momento se sintió rechazado.
La plática murió y ninguno de los dos se vio con las ganas de reanudarla. Momentos después se acomodaban de nuevo para dormir. Sin decir ni una palabra, Daisuke se acostó en el futón y Haru comprendió que era su forma de decirle que así es como debió ser desde el principio, siendo solo un invitado en ese lugar.
Era la primera vez que Haru se sintió tan incómodo en su propia cama, la sensación de haber perdido la oportunidad de confesar lo que había carcomido su mente en las últimas horas, el sentimiento de pérdida y rechazo. Observo la sombra más oscura recostada en el suelo, recortando la tenue claridad de la luz de la luna y su último pensamiento fue dirigido a Kambe, así como el primero que tuvo al despertar y descubrir que todas sus cosas se han ido.
.
Para sorpresa y alivio de Haru, Daisuke no fue muy lejos, solo al apartamento de al lado, así es, a solo una delgada pared de distancia, irónicamente la brecha que se había formado entre ellos parecía ser incluso mayor que eso.
Los días que siguieron fueron pesados y agotadores para ambos.
Daisuke aún se ofrecía a llevarlo al trabajo en su coche, pero el viaje era incomodo como si estaban dos desconocidos. Haru se sintió extrañamente nervioso y titubeante cada vez que se forzaba a iniciar una conversación con él, pensaba más de dos veces lo que decía y casi siempre se descubría observando más tiempo del apropiado. En contra parte, Kambe no parecía querer iniciar ninguna conversación, contestaba con el menor número de palabras a sus intentos, incluso con monosílabos, esquivando activamente su mirada. Haru no entendía porque su actitud le dolía tanto.
Mentira. Si lo sabía.
Por cortesía de Kamei, Haru fue plenamente consciente de su trato y actitud diferente para con Daisuke. Aunque siempre lo fue, al principio porque le caía mal y no aprobaba sus métodos, pero ahora era más amigable, cercana, afectuosa del tipo romántico, o al menos es lo que Kamei dijo, pero lo que más le sorprendió fue cuando agrego el hecho de que él, junto a todos en el departamento de crímenes modernos, creían que ya eran pareja; Haru se río, lo tomo como una broma, una no particularmente ingeniosa, pero broma al fin, Kamei solía hacerlas, pero el rubio no estaba riendo, en realidad parecía confundido con su reacción.
- ¿Hablas en serio? —Le cuestionó y solo tuvo que ver su cara para saber la respuesta.
Entonces Daisuke había regresado del archivo junto a Saeki y al ver su rostro todos esos momentos y situaciones comprometedoras donde actuaron o podrían haber pasado por pareja revivieron en su mente, una mezcla de pánico y vergüenza condenso en su estómago, mientras que su cerebro, hecho un caos, se negaba a cooperar con él y encontrar una salida, entonces hizo lo que cualquiera haría: huyó, no literalmente, solo evadió a Daisuke y su mirada penetrante que le hacía sentir expuesto, atrapado, avergonzado de sus pensamientos como si el moreno pudiera verlos.
La comida estuvo a punto de quemársele dos veces por lo distraído que estaba y al final apenas pudo dar un par de bocados cuando su estómago se revolvió quitándole toda la intención de continuar, vio la figura recostada de Daisuke, sabía que estába dormido, lo comprobó , aun así se sintió inquieto, con la sensación de que despertaría en cualquier momento y lo confrontaría, condenándolo y alejándose de Haru y sus molestos.
¿Sentimientos de qué? ¿Qué es lo que realmente sintió por Daisuke?
No lo soporto más y salió del apartamento, dio una vuelta por el vecindario y dejo que la fresca briza otoñal enfriara sus ideas. Camino y camino hasta que el sol se ocultó, entonces se obligó a regresar, pero no pudo entrar de vuelta al apartamento. Se quedó ahí observando las estrellas, sabía que había llegado a una decisión, una pésima y bochornosa decisión, pero no podía seguir negando lo que sintió. Maldijo a Kamei por haberle hecho abrir los ojos a su realidad: estaba sentimentalmente atraído por Daisuke.
Le gustaba. Le gustaba pasar su tiempo con él, sus casos eran más emocionantes a su lado, su monótono día a día era más divertido, su sentido del humor y su sarcasmo le resultaban entrañables y sus sonrisas le quitaban el aliento.
Suspiro.
Tendría que dicho dado cuenta de ello mucho antes.
Se pregunta cuando fue que sucedió, no puede definir un día o un momento, solo sabe que cuando Suzue le dio el lugar y horario de partida del moreno, decidió que iría con él, aun si eso significaba retirarse de la policía, por suerte no sucedió, aunque eso debió de haberle dado una pista.
Luego está el incidente después de que le entregara el traje hibrido, donde literalmente se desmayó en sus brazos por el cansancio y tuvo que llevarlo cargando a su habitación, fue la primera vez que utilizo conscientemente las palabras lindo para describir a un hombre, pero no la primera vez que revoloteaba en su mente para describir a Daisuke, claro que el momento paso y no volvió a pensar en ello -aun cuando la palabra seguía apareciendo en su mente con más frecuencia en situaciones o actitudes que involucraran al heredero de los Kambe- .
Sin olvidar la parte cuando regresaron a Japón y empezaron a actuar como una vieja pareja de casados -en palabras de Kamei-. Su vida se acomodó tan fácilmente al rededor del otro que era aterrador lo ciego que había estado a sus sentimientos todo este tiempo. La vergüenza coloreo su rostro, aunque se sabía solo, no pudo evitar el impulso de cubrirse con sus manos.
En verdad, ¡debió darse cuenta antes!
Ahora la conciencia lo golpeo tan fuerte que se avergonzaba con solo verlo a los ojos y estaba arruinando todo. Daisuke noto su comportamiento extraño y estaba molesto con él por ignorarlo, -siempre detesto ser ignorado-. Ahora tenía dos opciones: aprender a vivir con ello, o sincerarse y atenerse a las consecuencias.
Suspiro resignado, pues sabe que en realidad solo tiene una opción, él nunca ha sido bueno para pretender -fuera de los casos en cubierto-, y sobre todas las cosas no quería mentirle a Daisuke. Sospecha que será muy duro para él volver a acostumbrarse a una vida sin el menor cerca, ya que lo más seguro es que este se aleje una vez se entere de sus sentimientos.
Y justo cuando había llegado a una conclusión, la puerta del apartamento se abrió bruscamente sorprendiéndolo. Volver a ver la mirada que se había pasado toda la tarde evadiendo -cuyo dueño se había pasado prácticamente todo el día en sus pensamientos-, fue un golpe que le hizo replantearse su decisión, no quería verse apartado de él, aun cuando fuera el mismo moreno quien decidiera alejarse.
Menos de un minuto después entendió el concepto de ser rechazado sin oportunidad. Ajeno a su dilema interno, Kambe había anunciado su mudanza, quería e iba a alejarse de él. Haru lucho con todas sus fuerzas para evitar mostrar lo mucho que esa decisión le afecto y no empujar sus sentimientos hacia Daisuke.
.
Los días pasaron y la tensión entre ambos solo aumentaba. Todos quienes los conocían se dieron cuenta de que algo estaba mal, pero después del tercer intento por descubrir el qué, con los involucrados -y una rápida explicación de Saeki de como Kamei había metido la pata- decidieron dejar que ellos solos arreglaran sus problemas.
Haru jamás había sentido la soledad y quietud de su día a día como algo incómodo, pero ahora no podía estar tranquilo, sintió que algo le faltaba.
Daisuke se sintió cada día más irritado, no podía estar cerca de Haru sin tener esa necesidad de acercarse a él, extrañada su complicidad, sus momentos juntos, su cercanía y sobre todo su sonrisa que ahora era reemplazada por una forzada mueca sin luz ni vida .
Desde esa noche Haru no había vuelto a ser sincero con él, aun cuando técnicamente no le mentía, y su pecho dolía en cada ocasión. Sus días se volvieron oscuros y su humor no hacía más que empeorar, hasta el día que exploto y dejo irreconocible el rostro de un criminal que se había atrevido a lastimar y utilizar al castaño como rehén.
Kambe fue formalmente reprendido por sus superiores y suspendido por una semana, algo meramente simbólico ya que el criminal había declinado misteriosamente -y sin dinero de por medio- el presentar una demanda al departamento de policía y confesado todos sus crímenes.
Daisuke se retiró a su apartamento, después de dos horas de gritos y sermones.
Lo que no pudo ver, y de lo que se enteró más tarde, fue el como un muy molesto Kato Haru se enfrentó a sus superiores en defensa suya, y como estos le suspendieron también, por insubordinación.
.
Ahora estaba ahí en su apartamento en su primer día de suspensión oficial, no era como si le importara tal acción, todos sabían que no necesitan el dinero, no le importaba que su expediente, nombre u honor como policía se viesen manchados, tenía una gran y extensa lista de habilidades a las que podía dedicar todo su tiempo y cantidades más productivas para él, solo se había quedado en la policía y en el Departamento de Prevención de Crímenes Modernos, por que Haru estaba ahí -y quizás solo un poco porque le caían bien sus compañeros-
No sabe cuánto tiempo paso desde su llegada cuando oyó un par de golpes en la puerta, frunce el ceño por la interrupción y decide ignorarla, de todas formas él no debería estar aquí. Se quitó la corbata y la dejo junto al saco en el respaldo de la silla, estaba en el proceso de desabrochar su chaleco cuando un nuevo golpe fuerte y contundente llego desde su entrada, cuando se giró, Haru estaba en el umbral de su puerta abierta . Por un momento pensó que algo malo estaba sucediendo por el semblante en el rostro del otro, pero cuando va a preguntar, el castaño acorta la distancia entre ellos, lo toma del cuello de la camisa y lo besa.
Daisuke quedó tan puramente desconcertado como sorprendido.
Cuando Haru se apartó comenzó a hablar.
- Esto es estúpido. No voy a seguir actuando como si solo fuéramos conocidos. Me preocupo por ti, no puedo dejar de pensar en si te estas alimentando bien o no, porque eres descuidado y mimado, y no quiero decir que piense que no puedes cuidar de ti mismo, sé que puedes, pero me gusta hacerlo yo, me gusta que confíes en mi lo suficiente como para dejar que decida por ti en cuanto a comida. Nuestro tiempo en Inglaterra fue extenuante, peligroso y muy divertido, llevaba tanto tiempo sin poder ser yo mismo, con la sombra de mis errores ahogándome un poco más cada vez, hasta que llegaste y todo en lo que podía pensar era en cuanto detestaba tu actitud , como quería que fallaran tus métodos para cerrarte la boca, pero en algún momento el sentimiento cambio, aun pensaba en ti, pero ahora con una luz diferente y protector, porque mi instinto siempre ha sido el cuidar de las personas que quiero. Te convertiste en alguien tan valioso para mí que preferiríarecibir la bala por ti. - concluyó Haru respirando sonoramente agitado y rostro sonrojado.
Tenía mucho que decir, mucho más, y todo giraba en torno a ese arrogante niño rico; a esa sensación de soledad que se adueñó de su apartamento en el momento que se fue, a ese peso extra que se instaló en su pecho cuando las palabras "mudarme" salieron de la boca del otro, a la explosión de júbilo y esperanza que sintieron cuando escucho la declaración que hizo inconscientemente él menor cuando molía a golpes al criminal de turno; sabía muy bien que la sangre y las palizas no entraban dentro del rango "romántico", pero el ya no tenía 15 años, todo lo que quería estaba ahí frente a él, con un pulcro traje de diseñador que se ceñía a su cuerpo perfectamente, actuando en defensa de su integridad física, declarando lo importante que es Haru para él. No pudo evitar sentirse excitado.
Intento comenzar a hablar de nuevo, pero no pudo, porque ahora era su boca la que estaba being presa de la suave calidez de los labios que hace apenas un par de minutos se dio el capricho de besar el mismo en un arranque de valor. Haru le correspondió sin dudarlo.
El beso paso de ser cálido a necesitado en los segundos siguientes, se ha pasado los últimos días evitando al otro, ahora necesitaban recuperar el tiempo perdido.
Daisuke deslizo sus brazos sobre los hombros su detective, enredando sus manos entre las suaves hebras castañas y los guio hacia el dormitorio -un recorrido no muy largo-; mientras Haru se hacía cargo de su chamarra y el chaleco del moreno. Cuando tocaron el borde de la cama Daisuke tuvo un pensamiento, sonrío dentro del beso e hizo su mejor esfuerzo para apartarse de los labios del castaño, premeditando su siguiente movimiento.
—Esa ha sido una pésima confesión—, dice forzándose en parecer calmado, su aliento entre cortado traicionándolo— aun así, esta es mi respuesta.
Daisuke sonríe abiertamente, con diversión y malicia brillando en su mirada. Haru tiene un nuevo déjà vu, antes de sentir como sus cuerpos son lanzados juntos en una pequeña caída hasta rebotar sobre el colchón. Tiene un pequeño susto al sentirse perder el equilibrio, abrazando con más firmeza el cuerpo entre sus brazos; lo siguiente que registra es el techo vagamente familiar, el retumbar sobre su propio pecho con la cálida risa que llega hasta sus oídos. Siente su pecho llenarse de alegría y su risa se une con la de Daisuke. Ese niño rico mimado se había vuelto a salir con la suya, lo dejó caer de nuevo, pero esta vez caído juntos y juntos seguirían a partir de ahora.
No es necesario mencionar que después de ese día, Daisuke volvió a mudarse, oficial y permanente al apartamento de su ahora novio. Hicieron oficial su relación frente a sus compañeros de Crímenes Modernos quienes no dudaron en hacer una celebración en su honor. Suzue se dio el tiempo para aparecer y reprenderlos por lo lentos que han sido para darse cuenta.
.
Cuando Daisuke Kambe llego a Japón en busca de venganza y respuestas, estaba preparado para que lo que encontrara abriera viejas herida; el complot y traición de su propia familia fue más de lo que nunca imagino descubrir. Pero el apoyo, confianza y la amistad que se convirtió en amor fue una sorpresa imprevista que jamás espero encontrar; al igual que ese lugar al cual llamar hogar que ni siquiera sabía que estaba buscando. Un hogar cálido, reconfortante y sincero, y no habla del apartamento de Haru, mucho menos del que habito solo por un par de días, habla del lugar al cual ahora sabe que pertenece, junto a Haru.
En un par de años Daisuke le pediría matrimonio en una costosa puesta en escena con fuegos artificiales en la torre de Tokio, adornada con una bella combinación de luces de colores y flores de cerezo que resaltaban la hermosa temporada y el bello nombre de su amado. Haru lo regañaría por lo mucho que gasto en todo mientras aceptaba conteniendo un par de lágrimas rebeldes, sellando con un apasionado beso su compromiso y una ola de vítores y gritos se escucharían dentro de un moderno dirigible full de sus familiares y amigos.
Pero eso será una historia para otro momento.
FIN
No sé cómo fue que termine escribiendo esto, pero me gustó el resultado. Tengo una tendencia a nombrar fics como "Hogar", teorizo que es porque yo estoy buscando el mío.
Muchas gracias por leer.
