Durante los meses de mayo el calor comenzó a hacer su aparición por toda Inglaterra no dejando ninguna excepción. Justo ese 20 de mayo fue el más caluroso del mes y también exactamente ese día fue el que más llamadas recibió el teléfono de Blaise Zabini.
El sonido de la llamada se hizo de esperar hasta que le saltó a una pelirroja el buzón de voz. Ante este suceso sólo pudo apretar más los dientes y acercarse el micrófono de su dispositivo móvil a la boca para susurrar "Blaise Zabini, como no me llames en menos de una hora vas a sufrir mi ira como nunca lo has vivido, ¿entendiste?" Después colgó y entró en una habitación luminosa de la mansión Nott donde estaba teniendo lugar el maquillaje de la novia.
Hermione y Pansy, al ver a la pelirroja entrar con un notorio enfado, se dirigieron ansiosas creyendo haber obtenido respuesta por parte de los chicos. La pelinegra se acercó a Ginny y bajó la voz para que su amiga Luna no se enterara que faltaba un pilar fundamental de la boda el cual era el novio.
–¿Y bien? ¿Sabes dónde se encuentran? –Preguntó Pansy con una ceja levantada.
–Salta el contestador de voz. –Se dirigió, con fastidio, Ginny a su amiga.
–Por Merlín, ¿no se supone que llegaban de la despedida de solteros ayer? Eso me dijo Draco el viernes por la mañana. – Hermione se pasó las manos por la cara sin importarle el maquillaje que se habían esmerado hacer sus compañeras.
–Se suponía... ¿Qué le vamos a decir a Luna? No sabemos absolutamente nada de Theodore. – La pelirroja se mordió el labio inferior mientras las tres miraban a una sonriente Luna que desconocía lo que realmente estaba ocurriendo.
De repente, comenzó a sonar una música del pequeño bolso de Ginny y todos giraron sus miradas hacia el lugar de donde provenía el sonido. La pelirroja levantó la mirada y miró esperanzada a sus amigas para después salir de la habitación intentando coger la llamada. Cuando divisó el nombre de Blaise Zabini en la pantalla profirió varios insultos y descolgó.
–¿Blaise? ¿Qué se supone que estás haciendo? ¿Por qué cojones no me cogías las llamadas? – Gritó la joven con desesperación.
–Ginny... la hemos jodido. – Es lo único que se escuchó al otro lado de la llamada. "¿De qué estás hablando?" fue la única contestación que obtuvo el pelinegro antes de soltar la bomba. – Se nos fue de las manos la noche de soltero y... hemos perdido a Theo.
Se armó un silencio entre ambos, Ginny no se podía creer la irresponsabilidad de esos chicos. Se llevó una mano a la boca atónita y respondió:
–La boda es en cinco horas, Blaise. No puedo entrar dentro de la habitación de Luna y decirle que su prometido no va a aparecer porque ha desaparecido.
–Lo sé, Ginny, lo sé.
Hace tres días
Theodore Nott depositó un suave beso de despedida en la coronilla de su prometida. Luna dormía plácidamente entre las sábanas desconociendo que su novio iba a cogerse su despedida de soltero tan pronto. Es por eso por lo que el castaño escribió con su perfecta y pulcra caligrafía en un trozo de pergamino que se había despertado con un mensaje sorpresa de los chicos reclamándole en Malfoy Manor nada más y nada menos que a las ocho de la mañana. Antes de dejar la nota en la mesilla de la chica le escribió sus últimas palabras antes del día de la boda.
"Pásatelo bien con las chicas. Estoy deseando casarme contigo, hasta el domingo.
Te quiere,
Theodore Nott "
Bajó hasta el salón y, tras revisar que llevaba todo lo imprescindible en su maleta de mano, se acercó a la chimenea. Cogió un puñado de polvos flu de un cuenco con flores que Luna se había dignado a pintar el día justo que se mudaron juntos y susurró el nombre de la mansión Malfoy antes de desaparecer entre las llamas verdes.
Cuando puso un pie sobre el suelo de la lúgubre y tétrica mansión Malfoy suspiró oyendo como discutían unas voces en el despacho de al lado. "Más que una celebración como el fin de mi soltería van a ser dos días siendo canguro de tres brujos completamente mayorcitos" Pensó el castaño mientras negaba con la cabeza.
–Que sí, que ha leído el mensaje, Malfoy, ¿acaso no ves el doble tick azul? –Dijo con molestia Harry Potter ante un paliducho albino.
–¿Entonces por qué aún no viene? El traslador es en 10 minutos, Potter. Sigo pensando que haberle comunicado esto por esos aparatos muggles ha sido una muy mala idea. – Le respondió con el ceño fruncido Draco.
–Hablando del rey de Roma, por fin apareces, Nott. – Soltó de repente Blaise ante la aparición del castaño en la sala.
–Me quedé en la cama más tiempo de lo esperado, si me hubierais avisado con antelación me hubiera preparado la maleta a tiempo y hubiera llegado veinte minutos antes para escuchar las ideas que habéis planeado para este viaje. – Respondió Theo sentándose en el mismo sofá en el que estaba apoyado su amigo de tez morena.
–Bueno, dejad de quejaros, vamos a disfrutar del viaje y hacer que Theo se lo pase de puta madre en Veswick.
–¿Cómo? ¿Vamos a ir a Veswick? –Respondió con sorpresa el castaño ante la afirmación de Blaise.
Veswick era conocido como la ciudad nocturna, aquella que ilumina las calles con carteles voluminosos y locales de lo más variados y entretenidos por la que transcurrían magos de todas las nacionalidades, pero sobre todo británicos. Según Hermione, era Las Vegas, pero en versión mágica.
–Así es, dos días solos sin mujeres por medio. Como cuando estábamos en Hogwarts... Aunque ahora llevemos otra carga más. –Carraspeó el rubio mirando con reticencia a Potter.
–Vete a la mierda, Malfoy.
Una sonrisa adornó el rostro del chico tras lo que soltó su némesis. Si supiera el mundo mágico que los dos enemigos más populares de Inglaterra se estaban comenzando a llevar bien no se lo creería ni el mismísimo Merlín. De no haber sido por la nueva relación entre Potter y Pansy, sus lazos no se habrían estrechado más de lo que estaban al tener que aguantarse mutuamente en las comidas de los Weasley de cada domingo. Porque sí, Draco Malfoy iba a la madriguera cada domingo y todo para acompañar a su novia Hermione Granger. Al principio, intentó contra toda su voluntad el presentarse en ese nido de comadrejas después de disculparse públicamente por sus actos del pasado en su juicio tras la guerra, pero su novia tras insistirle muchas veces consiguió que lograra su cometido y se presentara en las comidas.
Después de diez minutos, los cuatro chicos rodeaban una maleta verde oscura la cual les iba a servir para transportarse a Veswick. Cuando llegó la hora aparecieron en la entrada del más lujoso hotel llamado Merlin Palace. Estaba ambientado como si fuera un palacio y no dejaba de desear, era el más caro de la ciudad y el más voluminoso. Aquel que pasaba por allí se le quedaba la boca abierta ante aquellas majestuosas esculturas de magos poderosos a través de la historia y de la vestimenta tan cara de la clientela del hotel. Como hemos de esperar, los chicos no fueron de menos, y hasta las tres serpientes se quedaron con la boca abierta pese haber vivido una vida llena de lujos.
Al entrar observaron la majestuosa escultura de Merlín en el centro siendo rodeada por una fuente donde algunos descansaban y charlaban. Cargaron con sus cosas hasta la recepción donde les atendió una chica morena con flequillo. Los ojos verdes de ella se posaron en los cuatro hombres que tenía delante los cuales ninguno pasaba desapercibido por la fama que acarreaban.
–Buenos días, Merlín Palace, ¿en qué puedo ayudarles? –Preguntó la joven mientras se miraba especialmente en Blaise quien apoyaba una mano en el mostrador y la miraba fijamente con una sonrisa ladeada.
–Tenemos una habitación a nombre de Draco Malfoy. –Dijo de repente el rubio haciéndose un hueco entre Potter y Nott.
–De acuerdo, comprobaré su reserva.
Tras decirlo, fue a por un libro lleno de nombres, horas y letras que tenía su compañero de al lado. Estuvo unos buenos segundos repasando rápidamente los nombres. Ante el silencio que se agolpaba en ese momento, Blaise decidió intervenir y mostrar sus habituales encantos.
–Señorita... Lilian –Tardó poco en descifrar su nombre por la placa que llevaba. – Sabemos que hemos reservado dos suites, pero, ¿les queda por alguna casualidad una villa libre?
–Blaise, si no vamos a pisar la habitación, con dos suites vamos bien. –Respondió Draco frunciendo el ceño.
–Exacto, no nos moriremos por compartir cama. –Añadió Theo mientras se encogía de hombros.
–Si tenemos que compartir cama me pido con Theodore. –Soltó de repente el de gafas. Los tres chicos se giraron a mirarle con cara rara ante el comentario inesperado que había soltado. – ¿Qué? Es el más normal de aquí aparte de mí, uno me mataría por ser su según él, su enemigo, y el otro porque fui ex de su actual pareja. Theo tiene menos probabilidades de asesinarme mientras duermo.
Blaise suspiró y agitó las manos en señal de negación.
–No pienso compartir cama con ninguno de vosotros, ni que tuviéramos doce años. Lilian, perdone, ¿cuánto cuesta la villa?
–Son 120 galeones la noche además de que cuenta con camas separadas y desayuno incluido tal y como habían acordado en su planning anterior.
–Perfecto, nos la quedamos. –Respondió con rapidez Draco mientras buscaba los galeones necesarios en su chaqueta.
Después de 10 minutos de trámites consiguieron llegar a la villa la cual era sumamente espaciosa. Se oyó un silbido de incredulidad por parte de Blaise al ver que habían adaptado algunos inventos muggles a la habitación como el teléfono o ls televisión que había.
Mientras cada uno se terminaba de arreglar por separado, Theo y Blaise se acercaron a la habitación de Draco quien veía ensimismado un folleto lleno de actividades turísticas y de ocio.
Theo se echó en la cama y se lo arrebató de cuajo. Levantó una ceja expectante a una respuesta.
–¿Qué es esto?
–Un folleto sobre París, ¿acaso no lo ves? Tan sabelotodo para algunas cosas y tan imbécil para otras. –Respondió con sorna el rubio mientras recibía un leve puñetazo de su amigo.
–Ya sé que es, Draco. Te pregunto qué coño haces viendo esto en mi despedida de soltero.
–¿Qué estás tramando? Me das miedo. –Blaise se sentó tras aquella pregunta en un sillón delante de Draco y le analizó las facciones para saber que le pasaba por la mente a su amigo en aquel momento.
–Tengo una noticia que daros, voy a dar un gran paso en mi vida. –Sacó de su americana una pequeña caja y se la entregó a Blaise quien después de observar el anillo de plata que había dentro se lo pasó a Theo. – Quiero pedirle a Hermione que se case conmigo y pensaba hacerlo en su ciudad favorita.
Las caras de sorpresa no pasaron desapercibidas, pero rápidamente le dieron la enhorabuena por tal decisión que había tomado.
–Aunque, Draco, tío, no es por ofender ni nada, pero, ¿ese anillo no lo llevaba tu madre? –Preguntó Blaise observando desde lejos el anillo que era contemplado de cerca por Theo.
–Sí, es una reliquia Malfoy esta vez. Pasa de esposa en esposa a lo largo de los años. No quería provocarle un infarto a mi padre después de comentarle mi idea y que necesitaba que mi madre me lo diera.
–Muchísima suerte, seguro que acepta. –Terminó concluyendo Theo.
Un chico interrumpió el momento, Harry llevaba una bolsa llena de botellas y una sonrisa ladeada.
–¿Hora de que me enseñeis lo "buenos" que erais en las fiestas, serpientes?
–¿Desde cuándo nos llevamos con este tío? –Respondió Blaise ante la mirada retadora del chico.
–¿Qué llevas ahí, Harry?
–¿Dónde planeas llevarnos, Potter? Espero que sea un sitio de calidad. –Complementó Draco la pregunta de Theo.
Ante esto, Harry solo pudo sonreír con malicia. Hacía mucho tiempo que no se despejaba y se dejaba llevar e iba a aprovechar esta oportunidad sin dudarlo. También debemos recalcar que no todos los planes salen como se esperaban y mucho menos si es por parte del Elegido y sin la ayuda de su queridísima Hermione.
