Comenzó por simple curiosidad, me llevaron a un conocido lugar ubicado en la zona roja de la ciudad, estuve casi todo el tiempo rodeado por algunos de mis compañeros y mi comandante, cuando de poco a poco varios fueron separándose buscando por su cuenta pasar el rato.
Entonces te vi ahí, vistiendo con tela tan fina que asemejaba a pétalos de rosas, teniendo una actitud tan elegante y coqueta, no tomó demasiado tiempo para que me perdiera totalmente.
Me sentía tan embriagado y por primera vez en mi vida no era por el alcohol; sino por el aroma dulce que emanabas, me quede perdido viendo tus movimientos; eran seductores, confiados y a su vez delicados, tenías una mirada tan encantadora y tu sonrisa era hermosa, paseaste no solo por todo el escenario sino también recorriendo algunas mesas, fue solo un instante el que estuvimos cerca y no me di cuenta cuando me levanté e intente seguirte.
Tuve que volver de nuevo, lo hice en varias ocasiones, debía verte; lo necesitaba desesperadamente, quería dirigirte la palabra y saber tu nombre, yo deseaba que me dieras, aunque sea un minuto de tu tiempo, me costó demasiado dar ese primer paso. No soy un hombre muy romántico, pero hice el intento de ser honesto con mis intenciones, intentar expresar, aunque sea un poco todo lo que me hacías sentir.
No sé cómo, pero me diste la oportunidad, y gracias a ello cariño yo fui dichoso pues tu compañía me trajo lo más dulces recuerdos que puedo atesorar.
Algo que me reconforta en mis peores días amor mío, es aquella primera noche que pude pasar contigo, solo charlando hasta la madrugada, contando mis pésimas bromas y nuestras tristes historias, como caí dormido apoyado en tu pecho y entrada la mañana me despertaste con tus besos, todo en el mundo parecía estar en el lugar correcto durante esos momentos.
Eras una bella creatura, amaba todo de ti, me obsesionaba la suavidad de tu piel y cabello; tan perfectamente cuidados como cualquier otro aspecto tuyo, eras hermoso, perfecto y lo sabias, te encantaba que lo dijera y yo disfrutaba de complacerte con mis alabanzas, adoraba por completo cada paso que dabas, deseaba con desespero estar entre tus brazos cada noche y cada día.
En algún momento me entregué a ti y tú a mí, ambos recostados en aquella amplia cama con el aroma a rosas bañando el lugar, acompañados por una cálida pero tenue luz que me hacía olvidar que el anochecer había llegado ya , estabas encima mío, teniendo una mirada tan hambrienta de deseo, con una voz suave dijiste para mi frases llenas de amor y devoción que me quedé sin aliento, estaba abrumado por tanto afecto pero era una sensación agradable; el ahogarse en tanto amor, pues nunca me había sentido como alguien deseable hasta que tú me confesaste como te sentiste aquella noche que nos vimos por primera vez, sentí como todo mi cuerpo se contagiaba de tu lujuria. No pude pensar en nada más que el calor que tu cuerpo me daba, la sensación de tus manos recorriendo mi cuerpo y aquel beso eran lo último que necesitaba para entregarme totalmente a aquel sentimiento.
Todo era perfecto, o al menos eso creía, me era indiferente el mundo estado a tu lado; pero por mi cuenta me sentía juzgado, aquellas miradas de reproche y palabras hirientes, me hacían desconfiar de lo que decíamos sentir, no podía terminar de confiar en todo lo que decías sentir por mí.
Un amor así no jamás podría ser real, se repitió tanto esa frase a mi alrededor que empezó a abrumar mi mente. Tomé una decisión de la que me arrepentí el resto de mi vida.
Arranqué de raíz todos esos sentimientos, pues tarde me di cuenta que nuestro amor floreció fuera de temporada.
—Eres un cobarde—Te escuchabas roto al pronunciar eso, y de algún modo no vacilaste, por primera vez sentí que no podía mirarte a los ojos, estaba siendo intimidado por tu aura de enojo y tristeza, observé de reojo tu pálido rostro que se teñía de carmín, con lágrimas recorriendo tus mejillas y yo era el responsable.
Estabas expectante de alguna explicación de mi parte, que te diera alguna justificación de porque quería dejar todo lo que teníamos, tenías razón querido, yo era un cobarde.
—Esto fue un error desde el comienzo—No sé desde que parte de mi salió eso, pero escuché tu sollozo, un sonido tan miserable que dé el se escapaba todo rastro de ira dejando solamente aflicción, te di la espalda en todo momento, me maldijiste por eso.
No era nuestro momento; el tiempo, las circunstancias y la gente que nos rodeaban eran un estorbo para mis verdaderos sentimientos, jamás fui bueno para entenderlos. Me arrepiento de muchas cosas, pero mi mayor pesar es que en algún momento hice que ambos dudáramos del amor que sentía por ti.
Te dije adiós esperando volver a verte en lo que me quedaba de vida, pero no ocurrió de esa forma.
Nota de la autora:
Volví más pronto de lo que realmente esperaba, pero más tarde de lo planeado, no he terminado lo que quería, pero he hecho algo nuevo. Sigue siendo una victoria para mí.
El título y básicamente la idea general de esto viene de la de canción de vocaloid Corrupted Flower, así que bueno, si la conocen es bueno recordarla sino sería lindo que la escucharan.
