DISCLAIMER:
Digimon y todos sus personajes pertenecen a TOEI ANIMATION y Akiyoshi Hongo, este fanfic está escrito sin fines lucrativos, solo con el objetivo de entretener. Solo uso los personajes, con una historia creada por mí.
SOLO NOSOTROS
Yamato
No recuerdo cuándo fue la última vez que vimos a los demás, ya teníamos tiempo separados, desde que Taichi se fue, perdí la noción de los días, de verdad ha pasado mucho tiempo. Takeru se había vuelto fuerte, me apoyaba mucho buscando comida, haciendo guardia, nos complementábamos muy bien en las actividades de supervivencia.
Ella, mi visión había cambiado por completo, creía que era una berrinchuda, mimada, ególatra… Me sentí mal después de conocerla más, de verdad entenderla, escucharla.
Ya estaba anocheciendo, se iba a poner peligroso, no pasaba un día donde no lucháramos contra digimons, peleando por nuestra vida. Cruzamos desiertos, bosques, montañas, estábamos perdidos, sin rumbo. Casi pierdo a Takeru en un bosque, casi me ahogo en un lago, de verdad ha sido difícil ser el mayor, me sentía responsable de ambos.
Teníamos que buscar dónde quedarnos, estaba haciendo mucho frío y parecía que iba a llover, se estaba nublando y me preocupaba que estuviéramos a la intemperie y nos enfermáramos. Caminamos buscando alguna cueva o algún lugar donde resguardarnos, para poder descansar en la noche. Había mucho silencio, solo se escuchaban las pisadas de Gabumon y los demás, las bromas que se jugaban, las hojas de los árboles, el viento cada vez más fuerte.
Ella se detuvo, no me di cuenta hasta que Palmon la llamó, volteamos y nos dimos cuenta que estaba mirando hacia un bosque cercano.
-Algo se acerca- dijo ella si mirarnos, se notaba cansada, los ojos se miraban tristes, pero ya no se quejaba, había cambiado… ¿O yo había cambiado mi visión de ella?
Un estruendo me sacó de mis pensamientos, todo se movió, hubo mucho alboroto, varios Digimon salieron volando, huyendo del lugar, algunos otros huían. No lográbamos ver nada, solo escuchábamos ruido fuerte y todo se movía.
El ruido era cada vez más cercano, pero no lográbamos ver de dónde provenía, volteamos a todos lados, nos sentíamos rodeados, indefensos. Algo explotó, Takeru soltó un grito, me asusté. Tardé un poco en identificar lo que pasaba, Palmon estaba herida, no se veía nada bien.
Ella se veía bastante alterada, lloraba mucho, gritaba el nombre de Palmon, no se levantaba, estaba en shock. Palmon no reaccionaba, ya me estaba preocupado.
Pedí a Gabumon que me ayudara y Takeru me apoyo.
Pronto estaban ya Angemon y Weregarurumon luchando contra ese Digimon desconocido que no logramos ver, estuvimos luchando por unos minutos, hasta que ella se levantó, se acercó a nosotros y nos pidió que nos fuéramos, que Palmon necesitaba estar tranquila para recuperarse.
Takeru pidió a Angemon que provocara algo para distraer al enemigo y poder salir corriendo. Empezó a llover increíblemente fuerte, parecía un diluvio, nunca había visto esto en el digimundo.
Corrimos, corrimos mucho, como antes lo pudimos hacerlo, segundos después nos alcanzaron Weregarurumon y Angemon.
Logramos encontrar una cueva, se veía segura. Estuvimos pendientes un rato por si se escuchaba alguna actividad fuera y saber si podíamos quedarnos o tendríamos que huir.
Silencio.
Afortunadamente había algunos troncos dentro de la cueva que no estaban mojados y pudimos usarlos para prender una fogata. Takeru me ayudó a ponerla y prenderla, para poder estar calientes y no los afectara el frío.
Ella se veía muy preocupada, pero ya no lloraba, tenía su semblante sombrío, la mirada perdida, de verdad estaba preocupada por Palmon. Buscaba desesperadamente en su bolsa, al no encontrar algo la aventó, yo me iba a acercar pero me contuve.
Se dejó de mover un momento, me daba la impresión de que estaba tratando de calmarse para pensar mejor. Después de unos minutos empezó a moverse de nuevo, más tranquila, con sus movimientos suaves y certeros. Sacó una lata, supongo que era una pomada, acomodó a Palmon y empezó a untarle en varias partes de su cuerpo, después, tomó la parte baja de su vestido rosa, trozó un pedazo y lo uso para enredar la pierna derecha de Palmon.
Era la primera vez que la notaba tan concentrada, tan abstracta, ella siempre era alegra, optimista, bastante sincera.
Cuando terminó de curar a Palmon se acercó a ella y la tomó entre sus brazos para abrazarla, seguía con su mirada baja, su rostro sin expresión. Me dio mucha ternura verla así, tan sensible, tan desprotegida, no me había sentido así con ella nunca, aunque ya lleváramos tiempo de conocerlos.
Se escuchó la lluvia más fuerte, me acerqué a Takeru, él, como todo niño grande y valiente, no se inmutó ante el clima, seguía de pie frente a la cueva, al pendiente de lo que pudiera pasar.
-Ve con ella hermano, te necesita y tú también lo necesitas.
Lo que me dijo mi hermano me sorprendió, solo sentí como me ruborizaba, sin decirle nada. Miré hacia atrás lentamente, viéndola sentada junto a Palmon todavía.
Mi corazón se empezó a acelerar, me sentía nervioso, "tú también lo necesitas", las palabras de Takeru resonaban en mi cabeza, sabía lo que significan, pero no lo quería aceptar. Siempre he sido bastante reservado, incluso poco social. Cuando los conocí a todos no me gustaba estar cerca de ellos, siempre lobo solitario, sin embargo poco a poco se fueron ganando mi confianza y yo la de ellos, mis amigos.
Ella siempre fue aparte, siempre hubo algo, solo que no quise aceptarlo. Estos días que hemos estado juntos la he visto diferente, ella es muy transparente, no por algo ella tenía el emblema de la pureza. Su mirada era sincera siempre, al igual que sus palabras, su determinación siempre me sorprendía, y muchas veces me animaba a seguir adelante. Ella me había mostrado mucho de sí, sin necesidad de decirlo. Es única.
Tomé valor y me acercaba lentamente a ella. No me notó, estaba tan concentrada en Palmon que ni volteó a verme. Hablaba en voz baja, no alcanzaba a distinguir lo que decía.
Rodeé la fogata, me paré detrás de ella. Me sentía todavía más nervioso, pero seguro de lo que iba a hacer. Tomé más valor y me senté detrás de ella y la abracé fuertemente. Sentí como ella se destensó, dejó de hablar y empezaron a correr lágrimas por su rostro, poco a poco empezó a sollozar más fuerte, hasta que se dejó vencer por las lágrimas y lloró desahogando todo lo que estaba callando y sufriendo en ese momento. La sentí frágil, pero libre, ella.
-Mimí aquí estoy para ti- susurré en sus oídos mientras la seguía abrazando fuerte, mostrándole mi fuerza, mi apoyo, mi yo.
Nunca me había sentido bien con alguien, hasta que la encontré a ella, amaba su cabello castaño claro, sus ojos color miel, su mirada, su sonrisa, su perseverancia y tenacidad, su seguridad y su personalidad.
Mimí Tachikawa, este abrazo es el comienzo de todo.
