Feliz Cumpleaños

La respiración intermitente y nasal de Levi opacaba el ruido del motor, y aunque Eren estaba tentado a romper el clima tan sombrío con ayuda del estéreo, eligió meterse las manos en los bolsillos. Lo más seguro era no tentar más al diablo, y por lo visto el arroz ya estaba a medio cocer.

Pero la música no fue necesaria para llamar la atención de Levi, que estaba buscando cualquier excusa para decirle lo que tanto le había molestado. Bastó con que Eren bajara la ventanilla para que hablara.

−Qué cariñoso es tu amigo.

Aunque no lo estaba viendo, pudo sentir la mirada de Levi escudriñarlo de reojo, y se tuvo que morder el labio para evitar reír. Era Reiner de quien estaba hablando, por Dios. El tipo más amigable que había conocido en toda su vida.

−Es así, no lo puede evitar− le contestó por fin girando la cabeza para mirarlo, pero Levi tan sólo le sostuvo la mirada un segundo y la volvió a enfocar en el camino. No había tomado alcohol, pero era de noche y su vista estaba algo cansada por haber estado trabajando toda la mañana.

Ante tanta apatía, Eren se tiró de mala gana sobre el asiento y suspiró tan fuerte que levantó uno de los mechones castaños de su flequillo, dándole un look más informal a su peinado. Aunque, y en palabras de Levi, una colita atada así nomás no calificaba como un "peinado" exactamente.

Permanecieron en silencio durante lo que restaba del viaje. Ya habían acordado que pasarían la noche en la casa de Levi, y por lo visto su pequeña discusión no iba a ser lo suficientemente grave como para modificar eso. A pesar de todo, Eren había esperado concluir la velada de otra forma, no con una pelea, o peor, con la ley del hielo. Esperaba un final más… divertido.

De verdad Eren no entendía qué había salido mal. La juntada por su cumpleaños número 24 y la presentación de Levi a sus amigos había sido todo un éxito. Hacía cuatro meses que el par estaba saliendo, pero no había oficializado sino hasta hacía poco y sus amigos no conocían a su misterioso novio, por lo que a Eren se le ocurrió que su cumpleaños era una buena oportunidad para cambiar eso.

Todo iba bien y nadie cuestionó la diferencia de edad que había entre los dos, que si bien no se notaba porque el muy desgraciado de Levi parecía de veintitantos, le llevaba sus diez buenos años. Eso fue lo que en primera instancia hizo que se tomaran tanto tiempo para formalizar, ya que Levi se sentía incómodo saliendo con alguien tan chico. Pero Eren podía ser muy insistente cuando quería, y quería a Levi.

En ningún momento hubo comentarios fuera de lugar, ni burlas, ni nada con respecto a su edad. Pero después llegó Reiner al bar, y el buen rato que Levi parecía estar pasando, se evaporó ni bien el gorilón rubio lo saludó al cumpleañero con uno de sus abrazos de oso.

Durante los cuatro meses que estuvieron juntos, Levi nunca demostró ser un tipo celoso. Más bien era lo contrario; tanto, que Eren llegó a pensar que su novio era un desinteresado. Pero evidentemente esto se debía a que Levi no tenía motivos para sospechar o para enojarse, pero Reiner cambiaba las cosas. Reiner, además de ser un tipo alto, grandote, atractivo y por demás simpático, era el ex de Eren. Y Levi sabía esto, y sabía que habían quedado en buenos términos y que de vez en cuando se veían en las reuniones ya que tenían amigos en común. Y estaba bien con esa relación, de veras. Pero una cosa era saberlo, y otra era verlos interactuar tan cariñosamente. Y cuando Levi vio las sonrisas y abrazos que Reiner le dedicó a su novio durante toda la noche, y lo que era peor, los toques de Eren que le correspondían, algo le hizo ruido. Algo le molestó.

Pero Eren no era tonto. Si bien en el bar su novio no había dicho nada al respecto, las miradas por demás serias lo delataban. Al principio Eren no se había dado cuenta, pero cuando Jean lo codeó y por lo bajo le dijo que le prestara más atención a su novio, entendió a qué se refería. Levi estaba celoso. Y eso cambiaba las cosas.

Lo ideal hubiera sido que dejase de provocarlo, pero era divertido verlo así, para variar. Así que, ignorando a su amigo, decidió jugar un juego. Un juego bastante peligroso que incluía a Reiner de compañero y a Levi de espectador. Claro que no hizo más que abrazar al rubio de tanto en tanto y reírse en complicidad con él sobre vaya uno a saber qué cosa, pero fue suficiente para arruinarle la noche a su pobre novio.

Lo que pensó sería algo inocente y divertido, terminó siendo un desastre, y Eren se sintió culpable ni bien se dio cuenta de que la había cagado a lo grande. Pero no podía disculparse sin admitir sus intenciones iniciales, y sabía que Levi se iba a molestar todavía más si se las confesaba. Así que no dijo nada él tampoco.

Cuando bajaron del auto y entraron al edificio, Levi saludó al portero, quien le comentó que estaba a punto de irse a su propio departamento debido a lo tarde que era. Eren se limitó a asentir; no estaba de humor para saludar a nadie.

Si el viaje en auto había sido incómodo, compartir el ascensor lo era aún más, pero Eren fijó la mirada en uno de los botones, y eso lo tranquilizó un poco, por lo menos hasta que escuchó el bip de las puertas que avisaban estar en el piso ocho. Cuando se abrieron, salió primero Levi y él después. Vio a su novio abrir la puerta con sus llaves y esperó a ver qué iba a pasar después. Si entraba primero, definitivamente la había cagado. Si se hacía a un lado y lo dejaba pasar antes, todavía tenía chance de arreglar las cosas. Levi siempre había sido muy caballeroso y atento, y conservaba la ilusión de que iba a tener ese gesto con él. Pero sus ilusiones se vieron rápidamente destrozadas cuando lo vio entrar primero y de mala gana, dejando la puerta abierta para que cerrara él.

Suspirando, entró despacio, con duda de si pasar la noche ahí o irse. Todavía estaba a tiempo, siempre podía pedir un Uber. Pero primero tenía que entrar y sacar su teléfono para eso, por lo que entró y cerró la puerta con llave. Pero inmediatamente y sin tener el tiempo de voltearse, vio la mano de Levi apoyarse con fuerza sobre la puerta. Miró el fibroso antebrazo de su novio y giró de a poco, para encontrarse con ese característico ceño fruncido, pero con un particular brillo en los ojos que conocía muy bien.

Sin embargo, el empujón lo desestabilizó haciendo que abriera bien grande los ojos, permitiéndole ver a Levi tomarlo del cuello y besarlo con una mezcla entre pasión y violencia. Eren cerró los ojos por inercia y gimió en la boca de su novio, obligándolo a intensificar el beso. Sus manos lo rodearon de la cintura de manera posesiva, haciendo que con cada toque Eren lograra estremecerse cada vez más.

De pronto, Eren sintió cómo Levi se desprendía de sus labios, bajando de a poco por su mandíbula y dejando un rastro de besos y mordiscones por todo su cuello hasta llegar a sus clavículas. Pero la remera que tenía puesta le impedía el paso, por lo que Levi se la quitó sin pedirle permiso, interpretando los jadeos de Eren como luz verde. Antes de que la prenda llegara a tocar el suelo, Levi estaba atacándolo nuevamente, continuando su recorrido de besos por una larga extensión de piel suave y morena.

Eren quería mantener los ojos abiertos, pero no podía, el placer repentino le había nublado la vista y era demasiado intenso. Aceptó su castigo por haberse portado tan mal con Levi, y se recostó sobre la puerta echando la cabeza hacia atrás y manteniéndose parado con mucho esfuerzo, a pesar de que sus piernas empezaban a flaquear con cada roce de Levi a su entrepierna.

Por otro lado, la energía de Levi iba en aumento, y cuando pasó ese hermoso ombligo alargado, no perdió tiempo en desabotonar el jean de Eren y bajarle el cierre, liberándolo así de su erección cubierta por una fina tela de algodón. Con su mano derecha empezó a acariciarlo por encima del bóxer gris, y rápidamente pudo ver cómo en este se formaba una pequeña mancha que más grande se hacía mientras más lo estimulaba. Los gemidos de Eren sonaban cada vez más fuerte, y Levi no tenía muchas ganas de seguir esperando para llevarse la verga de su novio a la boca.

Le bajó el jean y el bóxer de un tirón hasta que estos se trabaron en sus rodillas, y lo masturbó hasta hacerlo llegar a su estado más firme. Cuando notó que Eren estaba prácticamente llorisqueando, lo miró. Eren también lo estaba mirando. Con los ojos entrecerrados y con dificultad, pero lo estaba mirando. Levi, sin perder contacto visual, se metió la verga de Eren en la boca, y no dejó de mirarlo hasta que tocara el fondo de su garganta.

Escuchó cómo Eren le dio un cabezazo seco a la puerta, y si no hubiera tenido la boca ocupada con su verga, hubiera sonreído. Empezó un vaivén lento, apretando los labios y llevando a Eren al cielo y al infierno. Con las manos le acariciaba los muslos y la cola, tratando de tocar cuanta piel pudiese. Eren no paraba de gemir, y en nada de tiempo empezó a mover sus caderas hacia atrás y hacia adelante, al ritmo opuesto de las chupadas de Levi para encontrarlo a medio camino.

El mayor aprovechó lo entregado que estaba su novio para acercar dos de sus dedos a su entrada, rozándolo de manera constante e intensa. Podía imaginar a Eren pidiéndole que lo pusiera en cuatro y se lo cogiera de una vez por todas, pero eso lo planeaba hacer después. Por el momento quería tenerlo así, rogando por más.

−Le-evi…

En cualquier momento sus piernas iban a dejar de funcionar, y aunque la imagen de un Eren sometido siempre era un regalo que apreciar, bueno, era su cumpleaños después de todo, por lo que eligió ser considerado y no torturar más al pobre.

Se separó de Eren obligándolo a que lo mirase con desesperación. No entendía por qué Levi estaba siendo tan injusto con él.

−Decí mi nombre.

Eren jadeó con sorpresa. En otro momento hubiera reído ante la inseguridad de su novio porque, ¡vamos! ¡Levi! El hombre más seguro de sí mismo que había tenido el gusto de conocer. El hombre que ahora estaba de rodillas chupándosela como si no hubiera mañana. El hombre cuya primera falange estaba penetrándolo sin piedad.

Ver a Levi inseguro era hasta tierno.

Pero Eren no se rio, porque ahora, con el dedo de Levi enterrado en lo más profundo de su culo, no era tierno. Entonces obedeció, y gritó el nombre de Levi. Fuerte.

Y, ah, gracias a los cielos en esos momentos de calentura Eren era capaz de arrojar su orgullo y dignidad por la ventana, porque Levi se volvió a meter su verga en la boca, pero esta vez para chupar con mayor intensidad, sin parar, hasta que escuchó a Eren largar un último gemido.

Levi se separó despacio, limpiando la verga de Eren con su lengua hasta no dejar ni una sola gota, hasta que empezó a volverse fláccida, y hasta que Eren le pidió por favor que parase, que ya no podía aguantar más.

Levi le dio un beso a la sensitiva ingle y se levantó hasta enfrentarlo. La expresión del más joven era comparable a la de un desfallecido, y aunque Levi sintió algo de pena, no tenía planeado terminar ahí la noche.

Lo agarró de la mano y lo arrastró hasta llegar a su habitación. Eren, aunque estaba genuinamente cansado, no iba a mentir y decir que no quería más. Lo acompañó con gusto y con una sonrisa que iba a ser difícil de borrar. Al final, su cumpleaños no había terminado nada mal.


¿Fue esto una excusa para escribir porno? Puede ser.

Sue me.