Ran, no había tardado en conciliar sueño después del día tan intenso que había tenido. Su gran profesionalidad y el don de gentes de su mejor amiga Sonoko, les había echo lograr dirigir una de las cadenas de hoteles más grande del país. Había sido un paso gigantesco en su carrera y no podía tener a mejor socia a su lado.

Pero el pitido del teléfono la interrumpió empezando a sonar, cortando su profundo sueño por completo. No debería haber cedió en tomar esas copas de más para celebrarlo. Cogió el teléfono de la mesita de noche y la abrir más los ojos y mirar hacia la mesita, se percató de que apenas eran las cuatro de la mañana. ¿Quién llamaba a esas horas de la noche? ¿Es que Shinichi no se acordaba de la diferencia horaria?

"¿Si?" Preguntó con voz somnolienta y un poco ronca.

"¿Señora Kudo?¿Es usted Ran Kudo?" Preguntó una voz que no conocía para nada. No le gustaba esa llamada.

"Sí soy yo." Preguntó empezando a preocuparse. "¿Quien llama?"

"Me llamo Jess, soy inspector de policía. Siento llamarla a estas horas, pero tengo que informarle de que su marido está siendo intervenido de urgencias por una herida de bala... en el cráneo. Su estado es grave, debería venir al hospital general en cuanto antes."

"Eso es imposible." Contestó ella frunciendo el ceño. "Shinichi está en Londres." Dijo recordando la conversación telefónica que tuvo con él hacía apenas cinco o seis horas. "Está de trabajo de negocios."

"Mire, señora Kudo. La documentación que llevaba encima lo identifica como Shinichi Kudo. ¿Puede venir y asegurarse de que es él o decirnos de que la documentación no corresponde a la víctima?"

"Sí claro, salgo para allí." Contestó justo antes de colgar, ahora completamente despierta.

Esto era muy extraño, esa llamada no tenía sentido. Kudo llevaba una semana en Londres. En su última llamada había escuchado el ambiente en el que se envolvía y no parecía haber nada raro en él. Debía ser otra persona...Pero, ¿Por qué tenía su documentación?

Empezó a llamarle mientras se cambiaba rápidamente, pero en todas las ocasiones saltaba el buzón a los pocos segundos. Salió tras coger el abrigo y condujo hacia el hospital. No podía ser él, era algo imposible. Estaba a cientos de kilómetros. Ese hombre era otra persona, estaba segura de ello. Pero no se quedaba tranquila si no se aseguraba. No era la primera vez que alguien intentaba usurparle la identidad, pero en una situación cómo esta, no podía evitar ponerse nerviosa.Aparcó casi en la entrada y entró en busca de él.

Un policía moreno de las afueras que su marido había conocido hacía años, se acercó a ella en cuanto la vio aparecer. "Ran, acabo de llegar. Me ha llamado el inspector."

"¿Dónde está?" preguntó cada vez más nerviosa. Él moreno se quedó callado y ella volvió a preguntar, más seria esta vez. "Heiji, ¿Dónde está?"

Heiji señaló la puerta de su lado y ella no dudó en entrar. La sala estaba poco iluminada y podía ver un montón de cables y tubos salir de él. Era Shinichi, indudablemente.

El tiempo parecía haberse parado en ese instante. Apenas podía verle la cara, pero reconocía a la perfección cada centímetro de él.

"Es imposible. Estaba en Londres." Dijo si poder creerle. "¿Qué ha pasado?"

"Parece que se ha disparado en la cabeza. Ha tenido mucha suerte de que pudiesen extraerle la bala, pero si consigue salir de esta, habrá que volver a operarle." Dijo Heiji sin ser capaz de mirarle. "No voy a mentirte Ran, hay pocas probabilidades."

"¡¿Cómo que se ha disparado?!" Ella se quedó en shock mientras intentaba encontrarle algo de sentido a todo esto. Era tan irreal para ella. ¿Por qué no estaba en Londres? ¿Por qué la policía intuía que se había disparado? Eran felices, muy, muy felices. Él no quería suicidarse, no era una persona que escogiese esa salida. Él nunca lo haría.

"El inspector me ha dicho que todo apunta a un intento de suicidio. Llamaron los huéspedes de un hotel al escuchar el ruido de un disparo en la habitación de al lado. No había nadie con él, ni intentos forzados de cerraduras ni nada que indicase que alguien le hubiese disparado o hubiese estado con él en ese momento."

"Es imposible." Dijo si creerle. Estaba en completo shock. No era real.


"Nada más entrar en la habitación del hospital supe que era él. Noté su presencia y luego lo vi..." Le explicó Ran intentando no llorar. "Era Shinichi."

Sonoko le abrazó para transmitirle su apoyo. Habían decidido parar en una playa para intentar calmar los nervios y tristeza que sentía su mejor amiga.

"Me daba miedo reconocer que era él, así que me quedé mirándole un rato, intentando buscar algo que contradijese lo que realmente veía. Pero era él, Sonoko." Dijo observando las olas chocar en la arena, abriendo una media sonrisa cuando recordó un pequeño detalle. "Tenía una uña del pie pintada de azul." Dijo extrañada, riendo con tristeza.

"¿Qué?"preguntó Sonoko extrañada. "Que marido mas raro tienes" Bromeó consiguiendo hacerla reír.

"Lo único en que puedo pensar...es en la última vez que lo vi." Dijo esbozando una sonrisa sin poder evitarlo. Cada recuerdo que creaba con él, era mejor que el anterior. "Yo estaba duchándome y él se estaba preparando para ir al aeropuerto."

"Ran, me marcho al aeropuerto" Dijo acabando de darse un último vistazo en el espejo.

Ella le miro a través de la mampara transparente y sonrió mientras lo estudiaba y dejaba el agua caer tranquilamente por su cuerpo.

"¿Qué pasa?" Le preguntó él, acercándose a ella al ver la cara que ponía mientras le miraba.

"Esos zapatos no te combinan muy bien." Dijo mirando hacia sus pies mientras sonreía. "Son zapatos de hombre mayor." Dijo bromeando mientras abría la puerta corrediza que les separaba. Haciendo que las goas de agua recorriesen su rostro hasta caer por su barbilla y chocar contra las baldosas.

"Son muy elegantes." Le contradijo él acercándose a ella con una sonrisa brillante. "Y muy cómodos."

"Deberías tirarlos." Siguió bromeando ella, acercándose a él para darle un pequeño beso en los labios, pero lleno de cariño.

Kudo sonrió, sin darle importancia alguna a esa crítica procedente de su mujer. Si le decía esas cosas estando desnuda en la ducha, no podía contradecirle a nada. "Tíralos cuando quieras." Le dijo besándola de nuevo e intentando prolongar el beso.

Ella río y se separó para no empapar su ropa. "Deberías irte." Dijo cerrando la mampara y dibujando un corazón en ella. "Te quiero."

"Te quiero"

"Le dije que no me gustaban sus zapatos y le pedí que los tirara." Le comentó riendo tristemente.

"Seguro que eran muy horteros." Dijo Sonoko siguiendo su broma.

"Mucho." Añadió la morena intentando anclarse en esas cosas. "No entiendo por que dicen que intentó suicidarse."

Sonoko cogió su mano y se la apretó con cariño. "Aún está vivo, Ran. La situación es crítica, pero sigues teniendo la oportunidad de recuperarle." Le sonrió "Podrás preguntarle todo lo que quieras cuando despierte. Tenemos que tener esperanza, al menos por ahora."

Sonoko tenía razón. Pese su estado, seguía teniendo alguna posibilidad de recuperarle. No podía actuar cómo si lo hubiese perdido, era su mujer.


Se dirigió a la central de policía después de recibir la llamada de Heiji. No parecía haber ninguna novedad que contradijese la teoría de la policía pero ella seguía sin querer creerse esa versión. No si se trataba de Kudo.

"La policía ya ha investigado las pertenencias personales y no parece haber nada fuera de lo común." Le informó entregándole una bolsa de plástico con un par de móviles, sus llaves y la cartera. "Los médicos me han dicho que tenía mucho alcohol en sangre."

"Pero si él no bebe. Se marea con cualquier cosa." Dijo perdiéndose un poco en ese tema.

"No hay indicios de que le hayan forzado a nada Ran." Dijo Heiji seriamente.

"Me dijo que quería tener un hijo conmigo. ¿Crees que alguien se intenta suicidar justo después de decirte eso?" Preguntó muy molesta. Necesitaba saber que había pasado. "Estábamos bien, estábamos realmente muy bien."

"Kazuha me pidió que quería tener un perro, pero no sirvió de nada." Dijo observando al perro que yacía estirado bajo los pies de su escritorio. "Mira, no intentes buscarle la lógica a sus últimas horas antes del accidente, porque puede que no haya ninguna."

Ella resopló. Cómo si fuese así de fácil.

"Ran." Dijo haciendo que le mirase. "Se que aquí hay preguntas abiertas, por eso seguimos investigando el caso. Así que seguiremos con ello y tú deberías descansar un poco. Y si recuerdas algo anormal o que te parezca extraño, no dudes en llamarme." Dijo consiguiendo calmarla un poco.

Ella aceptó la bolsa de sus manos y sacó los dos teléfonos de su interior. Uno blanco y otro negro. "Este teléfono no era suyo." Le dijo entregándole el teléfono blanco.

Heiji alzó las manos. "Estaban dentro de su bolsillo. Será del trabajo." Le dijo sin aceptarlo.

Ella asintió y se marchó de allí para volver a su trabajo. Necesitaba estar distraída de esa pesadilla que se había creado. Kudo estaba en el quirófano en ese momento, la primera operación parecía haber procedido bien así que los médicos decidieron volver a intervenir para quitarle los restos de bala que quedaban en su interior. Era una operación muy delicada y Ran era consciente de que cualquier cosa podía suceder de un segundo a otro. Le entraba pánico con sólo pensarlo.

Llegó al trabajo a la hora de comer así que aprovechó esa pausa para estudiar el teléfono que no reconocía. Le había visto hablar con el trabajo desde su propio teléfono así que no sabía de dónde salía ese. Y desgraciadamente para ella, estaba bloqueado con un pin de seguridad. Obviamente.

Resopló ante ello e intentó dos intentos fallidos antes de dejar el teléfono encima de la mesa. Sólo le quedaba un intento. No podía fallar.

Empezó a pensar profundamente en que tipo de contraseña podría haber escogido un hombre cómo él y justo en ese momento, recordó una conversación que tuvo con él años atrás. Tenía que probar, la intriga le podía así que introdujo los cuatro dígitos y cruzó los dedos al pulsar confirmar.

Y su suerte estuvo de su lado ese momento. La pantalla se encendió mostrándole el inicio de pantalla, con el típico fondo que viene de fábrica.

La siguiente sorpresa, vino cuando abrió el álbum en busca de alguna respuesta y vio un foto de una pelirroja sonriendo pícaramente a la cámara.

¿Quién era ella?¿Por qué Shinichi tenía una foto de esa mujer?¿Tenía algo que ver con lo que le había pasado?