Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, son de J.K. Rowling. La historia tampoco me pertenece, es de tweety-src-clt9 y fue beteada por Julietta Regneey.
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Bip, bip, bip
—¿Dónde diablos está mi teléfono? —Harry Potter, Auror Principal, murmuró con exasperación mientras buscaba a tientas en el escritorio su teléfono móvil. Dado que solo unos pocos de sus amigos usaban la asombrosa tecnología muggle, creía que lo contactaban para algo importante. Como su móvil no estaba encima de su escritorio, decidió probar los cajones. Tirando de la manija, finalmente encontró lo que estaba buscando.
La luz de notificación en la parte superior de la pantalla parpadeó. «¿Quién podría enviarme un mensaje de texto en este momento?» suspiró. Pasando el pulgar por la pantalla, sonrió cuando vio el nombre del remitente.
Esposita: Amor, ¿estás ahí?
Sonrió como un idiota mientras leía el mensaje de su esposa. Inmediatamente escribió una respuesta. Como era 23 de diciembre, todo el mundo estaba contando las horas que faltan para poder irse a casa para las vacaciones. Tal vez la severa ministra, Hermione Potter, sentía lo mismo. Eso era algo parecido a un milagro, ya que su esposa siempre era tan dedicada a sus deberes y responsabilidades.
Siempre amor. ~Emoticón de guiño.
Hizo clic en enviar y esperó ansiosamente su respuesta.
Bip, bip, bip
Esposita: ¿Debería vestir de rojo o blanco?
Sus ojos se abrieron con sorpresa al leer el mensaje. «¿Hermione me está pidiendo una opinión sobre ropa a esta hora?» estaba sorprendido, ya que solo eran las tres de la tarde.
¿Para usar dónde? ¿Es un vestido?
Envió como respuesta, ya que no estaba seguro de qué decir. Quería decirle que ella se veía bien en todo, especialmente desnuda, sonrió, pero reconoció que ella no apreciaría ese tipo de mensaje. Esta vez, su respuesta tomó mucho más tiempo.
Bip, bip, bip
Abrió el mensaje con entusiasmo e inmediatamente pudo sentir la reacción de su polla mientras se movía de excitación. Tragó saliva. Hermione le envió un mensaje multimedia que contenía dos fotos. La primera era una imagen de lencería de encaje rojo con la parte superior forrada con piel blanca, se asemejaba a la chaqueta de Santa Claus. La sexy prenda estaba colgada en la pared de lo que parecía un pequeño probador. Si bien la parte superior era ciertamente algo que un tipo de sangre caliente como él miraría con entusiasmo, lo que hizo que sus ojos brillaran de lujuria fueron las bragas sin la parte de la entrepierna. Ya podía imaginar su dura polla golpeando ásperamente dentro de su apretado y húmedo coño, con el encaje proporcionando una lasciva decoración. Seguramente le costaría mucho elegir entre mirar los hermosos ojos color chocolate de su esposa o su delicioso y cálido coño mientras la follaba. «¡Maldita seas, pequeña descarada!» gruñó de frustración, ya que ella no estaba allí con él ahora.
Lanzando hechizos de privacidad en su oficina, desabrochó sus pantalones y bajó la cremallera. Como estaba sentado detrás de un gran escritorio de roble, liberó su tensa erección sin bajarse los pantalones o el bóxer. Su mano derecha agarró bruscamente su longitud y la movió con lentitud. Decidiendo que todavía tenía otro material de masturbación por ver, usó su mano libre para abrir el segundo mensaje.
—Hermione… —gimió su nombre en voz alta mientras se imaginaba lo sexy que se vería con el corsé blanco y la tanga de encaje a juego que envió en la segunda foto.
Bip, bip, bip
Esposita: Harry, ¿estás trabajando duro?
—Descarada —gimió mientras esparcía el líquido pre-seminal que escapaba para poder acariciar su polla con mayor facilidad. Dado que no quería ser superado por su esposa, con una sonrisa traviesa en su rostro le escribió una respuesta.
¿Quieres ver qué tan difícil?
Bip, bip, bip
Esposita: Todo esto de tener que decidir qué comprar me está poniendo tan mojada y sudorosa...
—¡Mierda! —gimió. Su cerebro estaba demasiado nublado por la lujuria, presionó el número 1 en su marcación rápida y esperó a que su descarada esposa respondiera la llamada. Sus ojos estaban pegados a la pantalla mientras continuaba bombeando su polla. Finalmente, ella respondió. Y apretó el botón del altavoz para poder hablar con Hermione.
—Hola... —saludó con un susurro.
—¿Dónde estás? —él murmuró.
—Mi oficina... —jadeó.
—¿Estás… tocándote para mí?
—Te extraño... no lo hemos hecho desde... que los niños... están en casa —terminó su declaración entre incoherentes gemidos.
—Dime qué estás haciendo ahora?
«¡Mierda! ¡Esto es tan caliente! ¿Por qué no lo hemos hecho antes?»
—Dedos... en mi clítoris... me estás matando...
—¡Está bien! ¡Mierda! ¡Me voy a aparecer allí ahora mismo! —dijo frenéticamente.
—Date prisa... —dejando su bragueta abierta, protegió su oficina contra los visitantes, agarró su varita, se levantó de su asiento y se apareció directamente en la oficina de la Ministra de Magia.
Lo primero que vio fue a su hermosa esposa sentada encima de su escritorio. Su ajustada falda se arremolinaba por sobre sus muslos. Desde donde estaba pudo vislumbrar sus bragas empapadas. Tenía los ojos cerrados, su elegante peinado ahora estaba casi deshecho mientras se mordía el labio inferior y se follaba a sí misma con sus delicados dedos.
—Harry… —gimió. Lanzó un hechizo silenciador a sus zapatos para poder moverse en silencio sin que ella se diera cuenta. Cuando estuvo parado frente a ella, se inclinó para poder susurrarle al oído.
—¡Vaya! ¡Vaya! La Ministra de Magia está siendo una bruja muy traviesa esta tarde —dijo con voz ronca mientras le mordía el lóbulo de la oreja.
—¡Harry! Tú… —ya que temía que sus peroratas empañaran el estado de ánimo, giró bruscamente su barbilla para sellar sus labios en un beso exigente. Con su lengua sondeó la boca de femenina mientras saboreaba esta oportunidad para que actuaran como unos adolescentes despreocupados y cachondos. Cuando se separaron para tomar aire, le dio un último beso antes de presionar su frente contra la de ella.
—¿Qué provocó esto? —él sonrió.
—Tengo miedo... —murmuró mientras apartaba la mirada.
—Amor, mírame, por favor… —él inclinó amorosamente su barbilla para que sus ojos pudieran encontrarse. Los ojos de Hermione eran tan bellamente expresivos que fácilmente podía perderse en ellos. Además, no era capaz de mentirle si sus ojos estaban sobre ella, además era una terrible mentirosa.
—Yo... ¿y si... y si ya no me encuentras atractiva? —ella suspiró.
—¿Qué? ¿De dónde diablos salió eso? —frunció el ceño. «¿Cómo podía pensar eso? ¡Infierno! Ella podría tener más de cien y todavía la desearía... de acuerdo, probablemente mi polla no estaría a la altura del desafío, pero mi espíritu siempre estará dispuesto...»
—Bueno, yo, er, leí este artículo sobre que los hombres pierden interés en sus esposas a medida que envejecen y por supuesto, están los niños. Y luego, estoy tan ocupada en el trabajo —él interrumpió su explicación con un suave beso.
—Tranquila, amor... respira...
—Yo… todavía me encuentras atractiva, ¿verdad? —sus mejillas tenían ese adorable rubor que la hacía aún más irresistible. La sexy y traviesa Hermione lo excita, pero la dulce e inocente Hermione lograba que él la desee más. Este lado vulnerable de ella le recordaba a su esposa cuando ella era joven y virginal.
—¡Hermione Potter! Escúchame y escucha bien —fingió un tono severo y ella asintió.
—Te amo, Hermione. ¡Estoy loco por ti! ¡Demonios! ¡Siempre serás la mujer más sexy, más atractiva y más follable del mundo! ¡Podrías envejecer, tener canas y estar gordura, no me importa, todavía te amaría emocional, mental y físicamente! —enfatizó la última palabra con una sonrisa juguetona que la hizo reír un poco.
—Dices las cosas más extrañas y dulces, Harry Potter —dijo antes de besarlo. Cuando miró hacia abajo, sonrió. Como estaba tan excitado, no se molestó en ponerse los pantalones, por lo que su polla estaba a la vista.
Siendo el equilibrio perfecto entre inocencia y picardía, su pequeña mano agarró su longitud mientras su pulgar jugaba con su cabeza.
—Creo... que... me prometiste... un poco de... acción caliente... húmeda... humeante... Ministra Potter —murmuró entrecortadamente mientras su mano lo movía a un frenesí.
—No lo sé... solo dije que me estaba tocando mientras pensaba en ti... no te dije que vinieras aquí —bromeó, pero su mano todavía estaba bombeando su polla mientras la otra acaricia sus bolas.
—¡Mierda! —él gimió de placer.
—¿Eso se siente bien, Auror Potter? —ella sonrió y él la miró.
«¡Esta mujer está decidida a que mendigue!»
—Será mejor que termines lo que empezaste... enviándome fotos de lencería... y no comprando…
—¿Quién dijo que yo no los compré? —arqueó una ceja desafiante.
—Quiere decir…
—Te los modelaré cuando los niños estén dormidos —le guiñó un ojo.
—Hermione...
—¿Sí? —sus ojos brillaban con picardía.
—Usa tu boca... en mi... —suplicó desesperadamente.
—Siéntate en el escritorio y déjame hacer… —no la dejó terminar, ya que inmediatamente se sentó en su gran escritorio, lo que la hizo reír.
—Por favor... Mione...
—Déjame ponerme cómoda —le guiñó un ojo antes de levantarse del escritorio. Cuando su descarada esposa se arrodilló en el suelo, su polla se contrajo con anticipación mientras el sudor bajaba por su cuello. Su corazón latía erráticamente en su pecho, ya que la última vez que tuvieron algún tipo de contacto íntimo fue hace casi un mes. Con su prole de regreso de Hogwarts para las vacaciones de Navidad y sus apretadas agendas, rara vez encontraban tiempo para simplemente disfrutar del cuerpo del otro. Entonces, el obsceno mensaje de texto de Hermione fue una sorpresa anticipada de Navidad.
Cuando su mano volvió a apretar su polla, él se mordió el labio inferior para evitar explotar. Él gimió su nombre cuando los labios de ella se envolvieron alrededor de su dolorida erección. Se perdió en la tan dulce sensación de la caliente y húmeda boca de Hermione, quien se acercó a su cuerpo para observar cada una de sus reacciones de Harry. Mientras continuaba bombeando y lamiendo su longitud, él podía sentir que se acercaba cada vez más a su final...
—Hermione… —gimió.
De repente, sus ojos se abrieron con sorpresa cuando escuchó un golpe en la puerta.
—¡Ministra Potter! —gritó una voz.
—¡Mierda! —exclamó con frustración. Hermione soltó su pene todavía dolorido con una mirada de disculpa. Con un movimiento de su varita, se enderezó la ropa y respondió—. Estoy aquí. Espera un segundo.
—A veces odio tu trabajo —hizo un puchero mientras se arreglaba apresuradamente la ropa. Mirando hacia abajo, su polla todavía estaba palpitando ansiosa por liberarse, suspiró. Hermione se rio y apuntó a su entrepierna con su varita. Juguetonamente miró a su esposa. Si hubiera alguien más que se atreviera a apuntar su pene con su varita, ya estaría hecho añicos. Sin embargo, como era Hermione y la descarada sabía que ella es la reina de su corazón, solo le sonrió.
—¿Qué? ¡Es solo un encanto de desilusión! No quiero que nadie confirme lo bien dotado que eres —resopló, lo que lo hizo sonreír.
—Ooh... ¿Celoso, Ministra Potter? —hinchó el pecho. Ella se acercó a él y sus ojos se encontraron.
—¡Eres mío, Potter! Además, esta es mi parte favorita de ti —gruñó cuando su mano ahuecó el bulto desilusionado en su entrepierna. Actuando dignamente, regresó a su sillón y adoptó su "Mirada penetrante de Granger". Sin embargo, dado que la conocía desde hace tanto tiempo, pudo ver el brillo de picardía en sus ojos.
—¡Adelante! —dijo Hermione mientras movía su varita para abrir la puerta de su oficina. Dándole a su esposa una última mirada juguetona, tomó uno de los asientos vacíos frente a su gran escritorio mientras fingía leer uno de los informes.
La puerta se abrió y la jefa del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica, Susan Finch-Fetchley, entró en la oficina de la ministra.
—¡Oh! ¡Auror Principal Potter! ¡No sabía que estabas aquí! —exclamó su jefa.
—¡Er, cierto! Bueno, yo estaba, er, yo estaba… —se aclaró la garganta antes de continuar hablando—. Tenía algunas cosas de er, Auror para decirle a la Ministra —explicó mientras desviaba la mirada.
—Ya veo... —Susan claramente no le creyó.
—Así que, bueno, será mejor que me vaya... ¡Adiós Susan! ¿Te veré en casa, amor? —miró a Hermione, quien le guiñó un ojo con astucia. Susan no se dio cuenta, ya que estaba mirando el montón de pergaminos que sostenía.
—Sí, amor... Oh, ¿y Harry? —Hermione gritó.
—¿Hmmm?
—¿Rojo o blanco?
—¿Eh?
—Rojo o blanco... ya sabes, para los regalos —le dio una mirada mordaz mientras decía la última palabra.
«Rojo o blanco… ¿Qué…? ¡Oh!»
Apagando el repentino estallido de excitación ante su aparentemente inocente, pero acalorada pregunta. Se aclaró la garganta. Susan levantó la vista de sus papeles y lo miró con curiosidad.
—Rojo —murmuró mientras su rostro se calentaba.
—Entonces será rojo. Te veré más tarde, amor —dijo Hermione con una sonrisa inocente y Harry lentamente se alejó de su oficina. Con su polla toda dura y lista para la acción, maldijo mentalmente a la descarada brujita que era dueña de su corazón mientras caminaba de regreso a su oficina.
«¡Pagaras por eso más tarde, Hermione Potter!»
FIN
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Notas: ¡Hola! ¿Qué tal? Aquí les traigo otro oneshot de esta maravillosa shipp. espero les guste tanto como a mí. Y disfruten del smut.
Besitos.
Link historia original: s/13455891/1/Raunchy-Christmas-Messages
Naoko Ichigo
