Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es CaraNo, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.
Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is CaraNo, I'm just translating her amazing words.
Thank you CaraNo for giving me the chance to share your story in another language!
Pueden encontrar todas sus historias en su blog, favor de quitar primero los espacios. También compartiré el link directo a su blog en mi perfil de FF.
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Gracias Yani por betear esta historia.
Capítulo 1: Hola otra vez
Canción del capítulo: The War Inside por Switchfoot
EPOV
Probablemente este es el primer viernes en toda mi existencia donde no llego a la escuela con una jodida sonrisita en la cara. El suave ronroneo de mi Aston no me brinda satisfacción hoy. Las chicas que siempre me saludan en cuanto cierro la puerta de golpe solo me molestan. Debo admitir que siempre me han molestado, pero usualmente solo sigo caminando. A veces les lanzo mi sonrisa torcida, que por alguna razón las hace mojarse las jodidas bragas, y luego las dejo colgadas, esperando. Aunque no esta mañana. Las dejo atrás con un ceño fruncido.
—Amigo, vendrás con nosotros a La Push esta noche, ¿cierto? —Así es como Emmett me saluda junto a los casilleros—. Peter y yo fuimos a Port A anoche, así que tenemos suficiente vodka y mariguana.
—No puedo —murmuro, sacando mi libro de química—. Te lo dije, Em, carajo.
Lo miro detenidamente y espero. Es un poco lento, así que tarda un rato antes de que le llegue la comprensión.
—Ah, ¡es cierto! —exclama—. ¡Hoy tendrás una hermana!
Por alguna razón, encuentra gracioso esto.
Y no es una jodida hermana.
Dos amigos de mamá de la universidad murieron en un accidente de carro o algo así, y dejaron sola a una hija. Bella. Solía jugar con ella cuando era pequeño, según mamá. No puedo decir que recuerde mucho de eso. Tenía cinco, con un carajo. Aunque sí recuerdo una vez cuando… eh, no importa.
Como sea, mamá y papá son sus padrinos, así que vendrá a vivir con nosotros. Hoy, de hecho. Mamá está allá —en Phoenix— para ayudarla. Ha estado ahí desde el funeral hace dos semanas. Afortunadamente, yo no tuve que ir. Papá tampoco fue, pero él está lejos seguido por trabajo. Gracias a Dios. Seminarios de medicina, conferencias, lo que sea.
La llegada de Bella es mi única razón para no disfrutar de este viernes.
Siendo sincero, me temo que las mierdas vayan a cambiar en casa. A empeorar.
—Entonces, ¿solo estarás en casa esta noche? —pregunta al dirigirnos a clase.
—Sí. —Por mucho que apeste, tengo que estar en casa. Mamá quiere que tengamos una cena familiar para hacer sentir bienvenida a Bella. Una mierda como esa—. Aunque, ¿hay planes para mañana?
Han pasado meses desde que tuve sexo, y no me follo a las zorras de la preparatoria. Para eso tenemos la Universidad Comunitaria de Port Angeles. Me encantan las damas que tienen más experiencia.
—Estoy seguro que podemos encontrar algo que hacer —sonríe.
~CLO~
—Hola, Cullen —ronronea Jessica, sentándose junto a mí. Les lanzo dagas con la mirada a Em y Peter, maldiciéndolos cuando se ríen. Ellos, de toda la gente, saben lo imposible que es deshacerse de Stanley. ¿Y ahora tengo que sufrir toda la hora de comida con ella a mi lado? Al carajo con eso.
—Lárgate, Stanley —musito—. Eres jodidamente fea para estar en esta mesa.
La mirada de dolor se va demasiado pronto.
—Oh, vamos, Cullen. No seas tan malo.
Me encojo de hombros, arrastrando una papa frita a través del cátsup.
—Solo declaro un hecho.
Ella no se va de la mesa, para mi pesar, pero sí se calla.
—Entonces… la chica llegará hoy, ¿eh? —Peter agita las cejas—. ¿Está buena?
Le muestro el dedo medio.
—¿Cómo carajos podría saberlo? No la he visto desde que teníamos cinco años.
Después de eso, nos mudamos de Phoenix a Forks. Mamá ha visitado a los Swan unas cuantas veces, pero yo nunca fui.
—Pero ¿qué vas a hacer si está buena?
Sonrío.
—¿Quieres que te cuente sobre posiciones, hombre? —me río entre dientes—. Siempre supe que querías mi polla.
Eso sería jodidamente encantador, si estuviera buena.
Esta vez, él me muestra el dedo.
—Vete al carajo. Pero en serio… ¿va a ser tu hermana o algo así?
Sí, pongo los ojos en blanco ante eso.
—¿Qué tan jodidamente estúpido eres, Peter? No será mi maldita hermana. —La graduación está a solo unos meses de distancia. Después de eso, me iré de aquí—. Mis padres serán sus tutores hasta que tenga dieciocho.
—Ella también es de último año, ¿cierto? —pregunta Emmett.
Asiento una vez.
—Empieza aquí el lunes.
Él está a punto de decir algo más, pero mi teléfono vibra en la mesa.
Mierda.
Ven directo a casa después de la escuela. Necesito hablar contigo – Papá.
Mierda. Mierda. Mierda.
—¿Qué pasa, hombre? Te ves tenso y esas mierdas —se ríe Pete—. ¿Viste un fantasma?
No tienes idea.
—Cállate —espeto con enojo, pateando la silla al pararme para irme.
Sin decir otra palabra, salgo de la cafetería, dirigiéndome directo a los baños.
Sabía que él llegaría a casa hoy, por supuesto. Durante dos semanas, todo ha estado en calma. Dos semanas de mamá en Phoenix. Dos semanas de papá en San Francisco por trabajo. Ahora ellos —él— están de regreso. Mierda.
Cuando llego al baño, veo a dos de primer año ahí.
—Sálganse al carajo. —Uno de ellos se tropieza al escabullirse, haciendo que su hombro roce mi bíceps—. Mira por dónde vas, pedazo de mierda.
—P-perdón —tartamudea.
Perdedor.
—Maldita sea —exhalo, sintiendo la ansiedad acechar. Caminando hacia los lavamanos, agarro uno con ambas manos. Mi pecho se siente más apretado. Sudor frío. Garganta cerrada. Trago convulsivamente. Cierro los ojos con fuerza.
¿Empeorará todo con Bella en la casa? Ni siquiera conozco a la chica y ya odio una maldita parte de ella. Es una amenaza. No hay duda en eso. Hay una maldita razón por la que nunca llevo amigos a casa. Jamás. Ahora ella va a vivir con nosotros. No solo va a vivir con nosotros, sino que también irá a Forks High.
—¿Recuerdas a Bella, cariño? —pregunta mamá, haciendo charla trivial durante la cena, supongo—. De cuando vivimos en Arizona.
Me encojo de hombros con los ojos agachados mientras picoteo mi comida.
—En realidad no. —O tal vez sí. Creo que es la niña con la que jugaba cuando era pequeño. Como sea—. ¿Qué hay con ella?
Alzo la vista cuando no responde. Se remueve en su asiento, y papá le dedica un sutil asentimiento. Luego sus gélidos ojos se encuentran con los míos y bajo la vista de nuevo.
—Bueno, el asunto es, cariño… sus padres murieron en un accidente de carro.
Mi respiración sale entrecortada y superficial mientras me echo agua en la cara.
Aguántatelo, Cullen.
Manos temblorosas.
—Crece con un demonio —exhalo para mí. Mirándome en el espejo, frunzo el ceño al notar lo jodidamente pálido que estoy.
~ CLO ~
No me demoro después de la escuela. No me quedo ahí para platicar con mis amigos, no voy por debajo del límite de velocidad, no regreso los libros que tengo que regresar a la biblioteca.
Apago el motor y mi celular antes de salirme del carro.
Papá detesta cuando suena mi celular. Es una distracción.
—Aquí vamos —suspiro, abriendo la puerta. La casa huele a limpio. Tal vez porque he pasado los últimos dos días asegurándome de que no queden huellas de mis dos semanas sin padres.
Me aclaro la garganta y me quito la chaqueta.
—¿Papá?
Mi mente va a cien millas por minuto mientras intento pensar en algo que podría hacerlo enojar. ¿Dejé accidentalmente una caja de pizza en alguna parte? ¿No vacíe la ropa sucia? ¿Ha escuchado algo de la escuela? ¿Hay algún resultado de exámenes que podría decepcionarlo?
—En la cocina, hijo.
Es gracioso como mi espalda reacciona a su voz antes de que lo hagan mis jodidas orejas.
Catorce pasos después, llego a la cocina. Como siempre, papá lleva puesto un traje.
—Hola —digo patéticamente, removiéndome en mis pies. Mis manos se meten en mis bolsillos.
Papá alza la vista del correo que tiene extendido sobre la isla de la cocina. Luego baja la vista de nuevo, sin decir nada por un rato. Tiene cierto don para hacer sudar a un hombre. Y puedo ver que no solo es el correo lo que tiene en la isla. También hay algunas pruebas y reportes escolares que recibí mientras él no estaba.
Puros dieces. Cualquier otra cosa es inaceptable. La vez que llegué a casa con un nueve…
—Creí que podríamos platicar un poco antes de que tu madre regrese con Isabella.
Trago.
—Bien.
Cuando su mirada siempre fría se posa en mí, dice unas cuantas palabras que me hacen caer de picada.
—Renuncié a mi trabajo en Seattle después de que me ofrecieran una posición aquí en Forks. —Renunció. Carajo, renunció. El trabajo que tenía a cuatro horas de aquí, el trabajo que lo alejaba tan seguido de casa… renunció—. Comienzo el siguiente mes. —Sonríe y me concentro en mi respiración—. Las horas son buenas. Estaré en casa para la cena todos los días. ¿No es maravilloso?
Tengo varias palabras para su nuevo trabajo, pero "maravilloso" no es una de ellas.
—Supuse que era hora de pasar más tiempo con mi familia —continúa suavemente—. Especialmente ahora que habrá una persona más en el hogar. —Su sonrisa se desvanece—. Otra boca que alimentar… otro par de ojos… otro par de oídos. —Mirada detenida. Pero es inútil, valga la redundancia, porque ya sé eso. Es su forma de decirme que mantenga la boca cerrada. Como si fuera a hablar con Bella. Por favor—. Pero no tengo nada de qué preocuparme, ¿o sí? —se ríe entre dientes—. No querrías que nadie supiera lo cobarde que eres en verdad.
Rechino los dientes, pero no digo nada. Abrir la boca ahora solo me causaría mierdas.
~ CLO ~
Después de terminar mi tarea, miro el reloj sobre mi cama. En realidad, solo espero que el tiempo pase. Mamá regresará en una hora, lo que significa cenar… hablar… así que no tiene sentido sacar un porro. No querría estar drogado en la cena. Bueno, sí querría, pero papá me cortaría la cabeza, así que…
Me extraña que él no se queja para nada del olor, pero supongo que me deja hacer lo que se me dé la jodida gana siempre y cuando venga a casa con calificaciones perfectas. Aunque, probablemente le pondría un alto a esto si supiera que fumo tan seguido como lo hago. Pero es lo que tengo. Lo necesito.
Todo lo que tengo que hacer es encender un porro… cerrar los ojos…
Me lleva lejos por unos momentos.
Solo un ratito.
Antes de que las palabras de papá se filtren.
—Sabes por qué hago esto, hijo.
—He invertido mucho en tu futuro.
—Johns Hopkins no va a querer un estudiante promedio.
—Solo te estoy ayudando, Edward.
~ CLO ~
Cerca de las siete escucho el carro de mamá estacionándose. Es mi señal como el hijo perfecto para salir y ayudar con el equipaje de Bella.
Dudo que traiga muchas cosas ya que el resto fueron enviadas.
—Hola, cariño —me saluda mamá mientras veo a una castaña bajarse del otro lado del carro. Santa mierda. Bella Swan creció. Y… ejem… creció muy bien. Carajo, está buena—. Ven a saludar a Bella.
Cuando Bella alza la vista, veo más allá de lo jodidamente sexy que es. Porque también se ve exhausta y endemoniadamente triste.
Duh. Acaba de perder a sus jodidos padres.
—Hola —dice casi inaudiblemente cuando me acerco unos pasos—. Gusto en conocerte… otra vez, supongo.
—Ah, es cierto —me río en silencio, dándole un apretón a su mano—. Jugábamos cuando éramos niños. —Su sonrisa en respuesta es tímida—. Entonces, ¿hay alguna maleta con la que te pueda ayudar?
—Redecoré la habitación de huéspedes junto a la de Edward —menciona mamá, abriendo la cajuela. La sigo para tomar el equipaje y Bella murmura algo sobre el tamaño de la casa—. Tu habitación estará en el tercer piso, cariño —continúa mamá—. Y tendrás el baño de invitados al otro lado del pasillo. —Sonríe cuando cargo dos maletas jodidamente pesadas, estoy bastante seguro que están llenas de ladrillos—. Por cierto, no tienes que preocuparte. Edward tiene su propio baño, así que ni pienses en su suciedad.
—Oye —protesto con poco entusiasmo. Mamá solo guiña.
Parece que dos semanas lejos han sido buenas para ella. La sonrisa de su rostro es genuina, aunque un poco nerviosa. Solo puedo imaginar por qué.
De camino adentro, paso junto a papá, que lleva una sonrisa al salir. Es cuando voy subiendo las escaleras que escucho a mamá presentando a Bella con papá, y no me sorprende escuchar lo amable y agradable que es. Es bueno en hacer creer a la gente que es la perfección personificada. Después de todo, tiene engañada a mamá.
Llegando al tercer piso, abro la puerta de la nueva habitación de Bella y me acerco a su cama tamaño king. Nuestras habitaciones son un reflejo una de la otra. La pared que compartimos es donde ambos tenemos las camas. Sí, un adolescente aquí. Es algo difícil no permitir que mi mente vague. Y estamos solos en el tercer piso…
Interesante.
Sacudo la cabeza para despejarla. Obviamente necesito tener sexo.
—Vaya —dice una pequeña voz. Miro sobre mi hombro, ubicando a Bella en la puerta—. Esta habitación es… grande.
Alzo las cejas, escaneando la habitación. No es tan grande. Hay una cama tamaño king —como dije— posicionada en medio de la habitación, con la cabecera recargada en la misma pared que mi cama… Suficiente, Cullen. Carajo, ya cubrimos la cama. Sigue adelante. Cierto. En la pared —la otra pared— está un centro de entretenimiento. Pantalla planta, estanterías, reproductor de DVD, sistema de sonido envolvente… en la pared junto a la puerta hay un escritorio, una laptop nueva, una silla, algunos contenedores… y a un lado del escritorio hay un armario doble. Eso deja la pared al otro lado de la habitación, que está hecha de cristal. Aunque en realidad no es una pared. Son puertas corredizas que se abren al balcón que compartimos. Nuestras habitaciones son iguales en realidad —incluso hablando de muebles— solo que yo tengo un baño privado en la mía. Oh, también los colores son diferentes. Mi habitación está decorada en tonalidades de gris. La de Bella en blanco y un profundo rojo.
—Mamá la decoró —digo tontamente, sin saber en realidad qué decir—. Mi habitación se ve muy similar.
Ella asiente una vez, y luego es casi incómodo. Así que me aclaro la garganta y le digo que estaré en la habitación de al lado si necesita que le diga dónde están las cosas. Mierdas así.
Luego regreso a mi habitación.
~ CLO ~
Cinco minutos después de empezar la cena, papá ataca.
—Isabella, ¿qué planes tienes para la universidad?
Con mamá y papá en cada orilla de la mesa, yo estoy sentado frente a Bella. Igual que yo, ella no parece ser muy parlanchina. Tal vez porque tiene muchas cosas en la mente. Ciudad nueva, casa nueva, sin padres. Ahora, eso es algo. Sin padres. Me pregunto cómo se siente, no tener padres.
—Um… —se aclara la garganta, se ve muy incómoda—. Estoy pensando en posponer la universidad durante el siguiente año.
Todo dentro de mí se tensa por reflejo. Casi tiro mi tenedor.
¿Posponer la universidad?
Trago y miro mi plato, y siento cómo mi apetito sale de mí.
Y por primera vez, me pregunto si papá la tratará como me trata a mí.
—Ya veo —es la respuesta de papá. Sí, no está complacido. Carajo—. Bueno, tal vez lo reconsiderarás mientras estás aquí.
Manteniendo la cabeza gacha, le lanzo una mirada a Bella. Le está frunciendo el ceño a papá; está confundida. No puedo culparla. Con suerte no conocerá sus modos de forma difícil. De hecho, con suerte ella no tendrá que conocer sus modos para nada.
—¿Alguien quiere postre? —pregunta mamá con ligereza, rompiendo el silencio. A veces me pregunto si ella lo sabe.
—No, gracias —murmuro—. Estoy lleno.
Cinco minutos después, le pongo seguro a la puerta de mi habitación antes de dejarme caer en la cama.
Hay demasiadas preguntas girando en mi maldita cabeza. ¿O debería decir preocupaciones? ¿Miedos?
Con las manos detrás de la cabeza, alzo la vista al techo.
Queda clara una cosa. Necesito encontrar un jodido equilibrio. Bella no puede enterarse jamás de… bueno, sobre mí. Ella necesita conocer al Edward-Jodido-Cullen que asiste a Forks High. No el cobarde patético que él —yo— soy… aquí, en casa.
A nadie le gusta un jodido maricón.
Nadie quiere un debilucho.
~ CLO ~
No sé por cuántos años el tercer piso ha sido mío y solo mío, así que cuando me despierto el sábado en la mañana con el sonido de la ducha abierta, tardo un rato en orientarme. Entonces mi mente empieza a vagar otra vez. Bella, una chica jodidamente sexy, se está bañando al otro lado del pasillo. Desnuda, con agua resbalándose, en una caliente, mojada, llena de vapor… jodida… ducha.
Gimo en voz baja, metiendo una mano debajo de la cintura de mi bóxer. Agarro mi erección matutina con fuerza y uso mi mano libre para quitarme las cobijas de encima. Las imágenes no tardan mucho en invadir mi cabeza. Bella, en la ducha, tocándose.
No me ve mientras su mano baja por su estómago. Ella sería una provocadora.
—Jódanme —gruño con mi voz matutina. Paso el pulgar sobre la cabeza de mi polla, sintiendo una gota de líquido preseminal. Gimo de nuevo y embisto en mi mano. Tengo los ojos cerrados con fuerza. Las jodidas imágenes me asaltan. Sus tetas, aunque estaban cubiertas ayer por una ajustada sudadera, se veían jodidamente espectaculares. No pequeñas, definitivamente no pequeñas, redondas, ni turgentes. Y su culo…—. Oh, mierda. —Acelero, pensando en esos jeans ajustados que usaba ayer y como le abrazaban el culo.
Me la follaría.
En la ducha. Le diría que pusiera las manos en la pared, y metería de golpe mi polla dentro de ella por detrás. Follaría su coño a profundidad y con fuerza. Mis manos le agarrarían las caderas o se estirarían hacia enfrente para apretarle las tetas, o… tomaría su culo en mis manos y…
—¡Ahh! —gimo, sintiendo mis entrañas en espiral, mis abdominales tensarse, mis jodidos muslos cosquillear. Me acaricio con brusquedad, embistiendo temblorosamente cuando empiezo a correrme—. Ungh, carajo… sí, carajo, sí…
Ondas de pequeños estremecimientos pasan a través de mí. Suelto unas cuantas respiraciones agitadas. Santa mierda. Una manera jodidamente agradable de empezar la mañana, debo admitirlo. Pero cuando levanto la cabeza y bajo la vista, hago una mueca ante el maldito desastre que viene con ser un tipo. Las chicas lo tienen muy fácil. En serio.
Hora de una ducha.
~ CLO ~
—Buenos días —digo, entrando a la cocina. Sonrío cuando Bella alza la vista de su desayuno solo para apartar endemoniadamente rápido la mirada. Tal vez es porque solo llevo puesto una pantalonera, subida hasta las pantorrillas, y una toalla alrededor del cuello. Pero oigan, así es como desayuno cada mañana. Primero me baño, luego desayuno, luego me visto para el día. ¿Debería cambiar eso solo porque ahora una chica vive con nosotros? No lo creo, carajo. Y si resulta que a Bella le gusta lo que ve, entonces tal vez podamos disfrutar de estos meses que nos quedan antes de la graduación. Podría hacerla olvidar la pérdida de sus padres.
—Oh, Edward —suspira mamá, poniendo un plato cuando ocupo mi lugar—. ¿No pudiste ponerte una camiseta?
Me encojo de hombros y agarro un pedazo de tocino.
—¿Por qué carajos debería hacerlo? —Ella ya ni siquiera se molesta en recordarme mi lenguaje soez. Solo me mira de forma cansada—. Como sea. ¿Dónde está papá? Noté que su carro no está. —Lo noté porque es la primera cosa que hago después de levantarme de la cama. Digamos que es un ritual.
—Se fue a Seattle temprano esta mañana —responde mamá y frunzo el ceño. Después de un viaje de negocios, usualmente está en casa al menos durante unos días antes de irse otra vez—. Regresará el jueves.
Oh.
Bajo la vista a mis manos en mi regazo, procesando sus palabras. No es de extrañar que me siento relajarme un poco.
—¿Y tienes planes para hoy?
—En realidad, no —digo con un encogimiento—. Probablemente habrá una fiesta más tarde, pero aparte de eso… —Me encojo de hombros otra vez.
Asiente lentamente, lanzándole una mirada a Bella.
—¿Tal vez puedas enseñarle el pueblo a Bella? —Soy bueno en encogerme de hombros, así que lo hago de nuevo. No me importa enseñarle los alrededores. Depende de ella—. ¿Qué opinas, Bella?
—Uh… sí, seguro. —En realidad no suena entusiasmada, pero supongo que no puedo culparla. Forks es un montón de mierda comparado con Phoenix—. Pero solo si no tienes nada mejor que hacer —añade rápidamente con su mirada en mí.
Sonrío.
—Nop. Nada mejor que hacer.
Ya que ha actuado un poco tímida hasta ahora, me sorprende un poco cuando reacciona a mi insinuación con la ceja alzada de perra. Carajo, eso es sexy. Le guiño un ojo como extra, asegurándome de que no haya forma en que ella pueda malinterpretar mis intenciones. Quiero decir, ¿por qué carajos andarnos por las ramas? Sin doble sentido.
Si ella me rechaza, entonces bien. Seguiré adelante. Pero si está de acuerdo… bueno…
~ CLO ~
—¿Quieres oír música? —pregunto, poniendo la mano derecha en el respaldo del asiento del copiloto mientras salgo del garaje. Cuando la calle se ensancha, giro el carro antes de acelerar el motor. Juro que ese ronroneo es suficiente para mí. Carajo, amo mi carro.
—Me da igual —murmura, hundiéndose en su asiento. Y por supuesto, está volteando hacia la maldita ventana. La verdad empiezo a preguntarme si es una chica tímida. Su ropa, skinny jeans y sexy top, dicen otra cosa, al igual que la ceja alzada de perra que me lanzó en el desayuno, pero aparte de eso, es una jodida muda. Brevemente considero la idea de que sea una nerd, pero está demasiado buena para eso.
La miro por el rabillo del ojo, viendo fácilmente por su escote. Sí, definitivamente demasiado buena para ser una nerd.
—Carajo, eres muy callada —suspiro al llegar a la carretera principal. Giro a la izquierda, manejando hacia el centro de este pueblecito de mierda.
De todas formas, ¿qué carajos se supone que debo enseñarle? No hay nada divertido en Forks.
—¿Edward?
Vaya.
—Ella habla.
Resopla.
—Lo que digas. De pura casualidad no sabrás donde puede una chica conseguir algo de hierba por aquí, ¿o sí?
Ah, ahora nos entendemos.
Les adelante esta actu porque, seamos honestas, el prólogo no fue más que una probadita. Como podrán haber notado, la situación del prólogo se da más adelante, iremos descubriendo poco a poco cómo llegaron Edward y Bella a esa situación.
Espero que les guste ;)
