#1 CADENAS
Disclaimer
Creo que ya muchos conocen el manga, pues saben un poco la vida traumática de Nagisa, y aunque esté fic está de cierto grado ligado a la historia canon, pretendo cambiar un poco la vida de Nagisa, precisamente haciendo que la madre de este le vista de niña todo el tiempo y que la separación de sus padres sea a edad más temprana... Quizás me mienten la madre, but, quizás este fic me ayude a recuperar mi confianza en este ámbito.
Espero no sea visto como plagio... Porque juro por todos los michis del mundo que no lo es.
...:#1 Cadenas:...
El camino hacia la prestigiosa escuela secundaria Kunugigaoka estaba rebosante de alumnos, habían nuevas caritas, pues los alumnos recién ingresados estaban inundando el lugar, era fácil distinguirlos, no sólo por ser los más pequeños, sino porque se les veía temerosos y expectantes, se sabía que aquella secundaria era para la élite, no porque hubieran muchos niños ricachones, sino porque todos los que estaban ahí eran inteligentes, entrar en esa escuela era un futuro asegurado, siempre y cuando no termines en en la clase E, pero para evitarla tenían dos años, si en esos dos años, sus notas eran deplorables, terminaban en "End", la clase inferior, la marginada, los últimos de la pirámide.
Básicamente, lo peor de la escuela, y nadie quería ser visto como escoria.
—Muy bien. — Se escuchó la voz de el director por medio del megáfono. —Bienvenidos a la escuela secundaria Kunugigaoka, hoy se da inicio a un nuevo ciclo escolar, al igual que otros años, les hago la invitación a ser parte de lo mejor, los número uno. — El cuerpo docente así como el cuerpo estudiantil le brindó aplausos mientras el hombre daba paso a uno de los profesores, mismo que empezó a dar indicaciones a los demás alumnos, entre ellas, que los de nuevo ingreso se asegurarán de entrar al aula correspondiente.
Nagisa soltó un leve suspiro, si toda la primaria le fue difícil usar el uniforme femenino, ahora en la secundaria sería peor. —¿Cómo es que logra convencer a los directores y profesores de que me tomen por chica, incluso leyendo que soy un chico? — Miró sus piernas, podía usar shorts sin problemas, pero no el tipo de shorts que su madre le hacía usar. —Como sea... Toca fingir... como siempre... — Comenzó a caminar hasta el aula que le correspondía. —Clase 1-D. — Abrió la puerta sin muchas ganas, ya durante la asamblea había recibido comentarios nada agradables, a saber si esos degenerados estaban en su misma clase. Al entrar miró que el aula estaba casi vacía, había muy pocas chicas y uno que otro chico. —¿Se habrán perdido? — Se preguntó al ver el desértico lugar.
—¿Vas a entrar? — Aquella voz hizo que Nagisa diera un leve brinco, haciéndole voltear para ver a quien le había hablado, encontrándose con un chico de cabellos rojizos y ojos cobrizos, aquel chico era mucho más alto que él. —¿Te equivocaste de aula?
—¿Ah? — Nagisa notó que estaba obstruyendo la entrada. —P-perdona. — Dijo moviéndose para dejar que el chico entrara.
—Si esta es tu clase, entonces deberías entrar. — Dijo el pelirojo sin apartar la mirada de Nagisa, para después posar su mano derecha sobre la celeste cabellera del menor y despeinarle un poco. Nagisa por su parte sintió la calides de la mano ajena, por norma, cada que su madre ponía sus manos en su cabeza, nada bueno salía de ello, pero el tacto del chico era distinto, tenía la clara intención de molestar, pero no de humillar. —Anda. — Dijo el pelirojo, permitiendo que Nagisa entrara al aula antes que él.
El chico de cabellos celestes tomó asiento y liberó un pequeño suspiro. —Bueno… pudo ser peor, pudo empezar hacer comentarios nada agradables…
El pelirojo tomó asiento un poco apartado de Nagisa, sin quitarle la mirada de encima, había algo que se le hacía extraño, pero no sabía que era.
Poco a poco comenzaron a llegar más estudiantes, al punto de que el salón quedó lleno y poco después llegó un profesor, mismo que rápidamente miró a Nagisa. —Tú, la del cabello celeste. — Dijo, haciendo que el artículo "la", sonara ligeramente sospechoso. —Eres Nagisa Shiota, ¿cierto?
Todos voltearon a ver a Nagisa, esté por su parte notó la mala vibra en el profesor. —S-sí. — Respondió sin muchas ganas. —Lo hizo antes… y lo hará por el resto de mi vida. — Pensó desanimado.
El profesor sonrió con malicia. —Ya veo, tu madre dijo que tiendes a distraerte con facilidad.
Nagisa asintió sin ánimo. —En la primaria los profesores parecían tener algo de compasión hacia mi, pero este profesor parece estar dispuesto a usar mi situación como ventaja…
Para los demás miembros de la clase el tono del maestro no era inusual, pero para cierto pelirojo, si que lo fue.
El primer día de clases llegó a su fin, en cuanto a los estudios, Nagisa no había tenido mucho problema, pero en cuanto a la sociabilidad… algunas chicas de su clase no habían desaprovechado oportunidad para burlarse de su "distracción", otras no dudaron en empezar a sugerirle que se cortará el cabello, ya que no tenía chiste llevarlo largo si no se lo arreglaba, con los chicos no fue mejor, no dejaron de hacer comentarios con respecto a sus piernas o lo pequeña de su cintura.
Iba camino a casa cuando su celular empezó a sonar. —Seguro es mamá. — Pensó mientras buscaba el teléfono y atendía la llamada. —¿Hola?
—Mi amada Nagisa. — Oyó la voz de su madre por el teléfono. —Mamá tiene que atender una junta de última hora, así que deberás comer sola, dejé la comida lista para que la calientes, no olvides de hacer tus deberes y ni se te ocurra ir tu sola a cortarte el cabello. — Pese a que no le veía la cara a su madre, podía sentir la mala vibra con respecto a lo del cabello.
—No, no iré so… sola… — Sus orbes celestes se volvieron opacos. —No te preocupes, espero que te vaya bien en la junta.
Hiromi suspiró. —Eso espero, bueno te dejo, y derechito a casa. — Sentenció para después colgar.
—Haa~ — Nagisa soltó un suspiro reanudando su andar, hasta que su teléfono volvió a sonar. —¿Se olvidó de algo? — Susurró, miró la pantalla de su teléfono, notando que quien llamaba era su padre, sin demorar aceptó la llamada. —¡¿Papá?! — Preguntó emocionado, como si hubiese cometido un error al leer de quién era la llamada.
—Nagisa, ¿ocurrió algo? — Preguntó preocupado, pocas veces podía hablar con su hijo y por norma, buscaba que fuese en horarios en los que el chico estuviese lejos de su madre, sabía lo que la mujer le hacía usar ropa de chica, y aunque trató de evidenciar eso ante el juez, este le dijo que era él quien no entendía a su hijo, no era necesario preguntar, sabía que su ex-esposa era capaz de muchas cosas. —¿Nagisa?
Nagisa había tardado en responder, pero al oír el llamado de su padre, regresó en sí. —Ah, no, nada… lo de siempre. — Confesó, no había secreto en su situación, pero su padre trataba de darle respaldo cuánto le fuese posible.
—Nagisa, ¿tú madre te está esperando en casa? — Preguntó mientras oraba porque no fuese así.
—Ah, no, justo acabo de llamarme, dijo que llegaría más tarde, que le había salido una junta de último minuto. — Explicó.
—En ese caso… Nagisa, ¿qué te parece ir a comer conmigo? — Apenas aquella pregunta había sido hecha, los ojos de Nagisa se volvieron más vividos. —Sé que quizás estés usando el uniforme, así que, no te preocupes por ello, podemos ir a mi departamento para que te cambies, ¿qué dices?
Nagisa sonrió. —¡Llegaré a tu departamento lo más rápido posible! — El padre de Nagisa emitió un "bien", para después colgar. —Ya ha pasado algo de tiempo desde la última vez que estuve con papá… — Susurró mirando la ahora bloqueada, pantalla de su celular. —Debo darme prisa. — Comenzó a caminar, no podía correr o de lo contrario, la falda le haría una jugada, pero podía caminar lo suficientemente rápido como para encontrarse con su padre.
A la distancia y sin que Nagisa se hubiese percatado, alguien le miraba con detenimiento, y no sólo le observó, sino que incluso le había tomado algunas fotografías.
Había llegado al departamento de su padre, procurando que nadie le viese con aquella falda, pues la mayoría de los vecinos de su padre, sabían que era un chico, seguro que si le veían con falda se armaba todo un revuelo.
Nagisa tocó el timbre de la puerta, y ni bien despegó su dedo de este cuando la puerta se abrió. —¡Papá! — Saludo abrazando a su padre.
Mismo que correspondió al abrazo de su hijo. —¡Nagisa! — Le daba la impresión de que su pequeño ahora estaba un poco más alto. —Anda, pasa. — Dijo después de que ambos se separaran, notando lo que ya no era sorpresa, la bendita falda.
Nagisa entró al departamento. —E-em… papá… — No quería sonar como un desesperado, pero ya estaba hasta el copete de la falda.
Su padre entendió el mensaje. —Adelante, tu ropa está donde siempre. — Dijo con una leve sonrisa.
Si el señor tenía que ser honesto, le costaba sonreír delante de su hijo, no porque no le quisiera, sino porque se sentía mal de haber sido el único que saliera de aquella casa. Trató muchas veces de que Hiromi desistiera de tratar a Nagisa como a una niña, quizás, si el propio Nagisa hubiese sido el que se percibiese así, él, como su padre, no se hubiese opuesto, pero no era el caso, Nagisa se percibía como lo que es bilogicamente, un chico, pero Hiromi se negaba a entenderlo.
No paso mucho tiempo para que Nagisa saliera con ropa más cómoda para él, siendo un pantalón de vestir de color olivo, una playera de manga corta azul, y sobre está un chaleco rajo con detalles amarillos, en cuanto al calzado, eran unos tenis (zapatillas deportivas, para que no se me confundan).
—Esto si es cómodo~. — Comentó Nagisa suspirando con alivio. —Mamá debería dejarme contigo al menos una vez al mes. — Dijo mirando a su padre, mientras este le sonreía.
—El juez jamás dictaminó días de convivencia, pero tampoco me prohibió verte, creo que ya la llevamos de ganar en ese sentido. — Comentó sientiendose mal por su hijo.
—Cierto. — Dijo sin perder su sonrisa, lo último que quería era arruinar el momento con su padre.
—¿A dónde quieres ir campeón? — Preguntó de buena manera al ver que su hijo estaba dispuesto hacer caso omiso a la situación con su madre.
Nagisa respondió animado. —A donde sea. — No le importa a dónde, mientras pudiese ser él y convivir con su padre, todo estaba bien.
El señor lo pensó un poco. —Han abierto un restaurante de sushi… ¿qué te parece si vamos? — No iba a llevar a su hijo a cualquier lugar, ya había estado investigando sobre aquel restaurante y en cuanto a comentario y reputación, el lugar era bueno, así que considero que sería buena idea llevar a su hijo, total, ese día estaba libre y además era el primer día de clases de Nagisa, seguro que el lugar le venía de perlas para relajarse.
—¡Me parece bien! — Respondió el chico, saliendo así ambos del departamento rumbo al restaurante.
No tenía intenciones de ir a casa, de todas maneras, sus padres no estaban, así que no había necesidad de encerrarse tan temprano. —Fue un día muy aburrido, salvo por… — Sacó su celular de su bolsillo y se metió a la galería, tan sólo en ese primer día de clases había logrado tomarle varias fotografías a Nagisa. —En todo el día no le vi sonreír hasta la segunda llamada que recibió al terminar las clases. — Pasó las fotos una por una, la mayoría de las fotos eran a distancia, pero aún así se notaba que el "objetivo" de la fotografía era el de orbes celestes. —Algo debe pasarle, por lo que vi y entendí, vive con su madre, probablemente sus padres estén divorciados, eso explicaría el desánimo. — Alzó el celular en su bolsillo, no era de entrometerse en los asuntos de otros, pero no podía quedarse indiferente. —Nagisa, ¿eh? — Dijo mirando al cielo antes de reanudar su andar. —Debere cuidarle un poco más.
El chico entró a una sucursal de videojuegos, no habían dejado mucha tarea, y él básicamente se la había pasado olgasaneando ya que gran parte de los temas de clase ya los había estudiando por su parte, básicamente… se la sudaban los maestros.
La convivencia padre e hijo terminó, no porque así lo hubiesen deseado, sino porque si Hiromi llegaba a casa y no veía a Nagisa, se encargaría de poner una orden para que el padre del chico no se acercara a este.
Habían regresado al departamento del padre de Nagisa, y así como Nagisa llegó cambiándose de ropa, volvió a cambiarse, colocándose de nuevo la nada agradable falda.
—Nagisa, no hace falta que te pongas la falda, puedes ir a casa con el pantalón y esconderlo. — Sugirió el señor, a pesar de que Nagisa fingía estar bien para no preocuparlo, la verdad era que se daba cuenta de lo duro que era para su hijo.
Nagisa negó con la cabeza. —Mamá se las ingenio para hacer que en la escuela me tratarán como niña...
—Lo siento, Nagisa. — Se disculpó apenas oyó lo que era obvio.
—Oh, bueno, no es como que sea la primera vez, además, mientras mantenga un perfil bajo, nada malo pasará, pero si llega a ver algo que no sea propio de una chica… se pondrá un poco difícil, así que es mejor no darle motivos. — Dijo terminando de cerrar el blazer gris.
Ambos volvieron a salir del departamento, con la esperanza de no ser vistos por Hiromi, Nagisa y su padre siguieron hablando de cosas triviales, como a donde irían la siguiente vez y si Nagisa hacia algún amigo, no dudará en contarle, por mera precaución, el padre de Nagisa dejo a su hijo una cuadra antes del edificio donde el chico vivía con su madre.
—Nos vemos luego papá. — Se despidió el chico y siguió su camino hasta el edificio, mismo al que entró y subió hasta el piso en donde vivía. Abrió la puerta con sumo cuidado. —¿Mamá? — Llamó haciendo que su voz sonara suave. —Creo que aún no llega. — Entró y cerró la puerta detrás de sí, cambió sus zapatos por las pantuflas y se dirigió a su cuarto, no sin pasar por el comedor para verificar que su madre no estaba. —Parece que la junta se alargó. — Soltó un leve suspiro y dio media vuelta para ir a su cuarto.
¡Slap!
Nagisa cayó de lado, cuidando que la falda no se hubiese levantado mucho. —¡¿Mamá?! — Llamó desde el piso, sobándose la mejilla izquierda, misma que ahora estaba roja por el golpe.
—¡¿QUE TE DIJE QUE HICIERAS?! — Gritó colérica. —¡TE DIJE QUE VINIERAS DERECHO A LA CASA! — Nagisa apenas pudo ponerse de pie cuando su madre le tomó por los cabellos y comenzó a sarandearlo sin reparo alguno. —¡TE HE DICHO MIL VECES QUE NO DEBES IR POR AHÍ SIN MI! ¡¿ACASO QUIERES QUE TE PASE ALGO?!
Nagisa sólo podía sentir el tirón en sus cabellos, tratar de detener a su madre sería una mala idea, ya lo había hecho antes y faltó a la escuela tres días debido a la paliza que ella le había dado. —Perdona, mamá. — Decía mientras rezaba para que su madre se calmase.
—¡DE SEGURO TE LA PASASTE EN ESAS ESTÚPIDAS TIENDAS! — Gritó, jalando las fuerte del cabello de Nagisa.
—¡N-no, no fui a ninguna, lo juro! — Respondió Nagisa, perdiendo el equilibrio y cayendo de rodillas, haciendo que Hiromi le soltara de una vez.
Hiromi vio a Nagisa, sin quitar aquella expresión de desquiciada. —¿De verdad no fuiste? — Preguntó mirando con cierto rechazo a su hijo, Nagisa por su parte negó con la cabeza, confirmando que no había ido a las tiendas de videojuegos, ya que según Hiromi, esos sitios no eran adecuados para una señorita, ignorando o mejor dicho negando que Nagisa era en efecto, un chico y que los videojuegos no tienen género. —¿A dónde fuiste, Nagisa? — El chico se tensó, si decía que había pasado el rato con su padre, seguro que su madre le prohibía verlo y hasta una orden de alejamiento pondría. —Nagisa… — Volvió a llamar Hiromi, tomando al chico de los cabellos. —¡¿EN DÓNDE ESTUVISTE?!
Nagisa no lo pensó mucho. —Fui con un compañero a comer después de la escuela. — Respondió, le estaba mintiendo a su madre y sabía que si ella se daba cuenta la cosa se iba a poner horrible, pero no quería perder más contacto con su padre.
—¿Un compañero? — Repitió ella. —¿A dónde fueron a comer? — Preguntó sin soltar a su hijo.
—A un restaurante de Sushi. — Respondió, pidiéndole a Dios que le soltase.
Hiromi, aún insatisfecha, hizo otra pregunta. —¿Cómo se llama?
—¿Eh?
—Nagisa, estás mintiendo, ¿verdad? — De un tirón hizo que el chico alzará el rostro para poder verle. —¡CREES QUE TU MADRE ES ESTÚPIDA, ¿NO ES ASÍ?! — Dio un tirón aún más fuerte, tanto así que Nagisa sentía que le arrancaría el cabello. —¡¿CREES QUE ME HE MATADO EN EL TRABAJO SÓLO PARA QUE TU VENGAS A VERME LA CARA DE ESTÚPIDA?! ¡¿TE PARECE JUSTO QUE ME SACRIFIQUÉ TANTO POR TI Y TU SEAS UNA MAL AGRADECIDA?!
Nagisa no podía soportar más los tirones de cabello y respondió con el único nombre que le vino a la mente. —¡Karma, Karma Akabane! — Soltó con los ojos llorosos, no solo eran producto del dolor en su cuerpo cabelludo, sino también por el hecho de mentirle a su madre, de tender que negar la convivencia con su padre para no perderla y por su puesto, embarrar a alguien que no tenía que ser arrastrado.
—¿Quién? — Preguntó Hiromi soltando un poco el agarre.
—Karma, es mi compañero de clase. — Explicó Nagisa, mientras algunas lágrimas rodaban por sus mejillas.
Hiromi le soltó. —No vuelvas a irte sin avisar… deberías invitar a tu compañero a comer un día de estos, me gustaría saber con quien se junta mi niña… ahora ve hacer tu tarea. — Dijo como si nada.
Nagisa no espero ni un segundo más, se puso de pie y se fue directo a su habitación, cerró la puerta y subió a su cama, ahogando su llanto en la almohada, su primer día de secundaria había sido bastante humillante, desde los comentarios del profesor, los de sus compañeros, la violencia de su madre… y lo peor es que siempre era así, estaba cansado, lo único bueno de aquel día, fue estar un rato con su padre, aquello le había ayudado a quitarse un poco todas las cadenas que su madre le había puesto, pero para su mala suerte, estás habían vuelto, y con un peso mayor. —Perdón, papá, Karma-kun…
