Disclaimer: Todos los personajes, escenarios, y demás son propiedad de Masashi Kishimoto. Esta historia no es canon, es solo entretenimiento y no tiene fines de lucro.


Capitulo 2: El inicio... otra vez.

Hacía mucho tiempo no sentía ese sentimiento. Ese que le dejaba sin aliento, pero de forma negativa.

¿Había escuchado bien o solo era un vil truco de su imaginación? La expresión seria de la Hokage se lo hizo saber.

Mierda.

¿Cómo esperaba Tsunade-sama que Kakashi y ella mataran a Uchiha? Puede que el hecho de que en esa época todavía fuera un niño lo hiciera más fácil, pero... Matar a un niño.

Era consciente, que, a pesar de no ser un amor de persona, tampoco era el asesino psicópata de ahora.

Kakashi parecía igual de consternado que ella. Y no era para menos, al fin y al cabo, él también había establecido un lazo con su ex compañero.

—Sé lo que están pensando, y créanme que, en otras circunstancias, jamás se me hubiera pasado por la cabeza algo por el estilo, pero... ahora es diferente. Yo sé que en ese entonces todavía no era una amenaza, pero lo será.

Todavía. Todavía. Todavía.

Tsunade-sama tenía razón. Puede que él, en ese entonces no fuera una amenaza, pero ese era su destino.

Kakashi no dijo nada y asintió en respuesta. Aceptando la misión otorgada.

—Bien, ambos ubíquense al frente del otro—dijo la Hokage. Kakashi y Sakura obedecieron —tómense las manos y fluyan su chakra a la planta de los pies.

Sakura obedeció y a continuación vio como la Hokage buscaba algo entre los cajones de su escritorio. Una vez lo encontró, les mostró un pequeño diamante.

—¿Acaso ese es el...?

—Si, Kakashi. Este es uno de los diamantes antiguos. Nos tomó mucho tiempo encontrarlo. Varios sacrificios...—dijo la Hokage en un susurro.

Kakashi apretó el agarre de sus manos con las de Sakura, y cuando ella vio que el diamante color verde comenzaba a brillar, se dio cuenta porqué. Ya era hora

Su cabeza le empezó a doler. Todo a su alrededor se volvía borroso y el piso comenzó a temblar.

Lo último que escuchó fue un: "Buena suerte" proveniente de Tsunade.

No había vuelta atrás.


Sakura pasó sus manos por el rostro para evitar los rayos de sol que atravesaban su ventana. Se acomodo mejor la almohada y luego pasó su mano derecha por su cabello, mientras la otra aun tapaba parte de su rostro, su mano recorrió desde la raíz hasta las puntas. Sedoso pensó.

Espera. ¿Por qué esta tan largo?

Y lo recordó.

Sin pensarlo dos veces se paró de un brinco y se acercó al espejo que tenía arriba de su pequeño tocador.

Mierda.

La persona frente al espejo no era más ni menos que su yo flacucho de doce años. Brazos delgados igual que las piernas. Anchas caderas y una cintura un poco más pequeña a comparación de la que actualmente tenía. Había funcionado. Volvió al pasado. Sin saber muy bien que hacer, tomo una de las ligas de su tocador y se amarró el pelo en una coleta alta. Se dejo los mechones de adelante, pues siempre le habían gustado, además, servían para ocultar su enorme frente, que, en esos momentos, era más notoria.

Escuchó como su mamá le llamaba desde abajo para desayunar. Su corazón dio un vuelco. No es que sus padres estuvieran muertos en el futuro. Pero Sakura había decidido que lo mejor era alejarse de ellos para evitarles problemas. Lagrimas amenazaron con salir, pero ella las retuvo. No quería angustiarlos.

—Sakura, vas a llegar tarde. ¡Apúrate!

¿Llegar tarde? Pensó Sakura. Entonces, una idea pasó por su cabeza. ¡Claro! Era su primer día como ninja. Hoy se iba formar el equipo siete... ¡Kakashi!

Sakura entró en pánico. ¿Qué le había pasado a Kakashi? ¿Él estaría bien o estaría en problemas? Comprendió el porqué no habían aparecido juntos. No había forma en que ambos amanecieran en la misma cama. De seguro, él despertó en su propia casa se convenció.

Más calmada, bajó a desayunar. Pretendía hacerlo en silencio, pero la vista fija de su madre se lo impidió

—¿Pasa algo, mamá? —inquirió. Su madre negó con la cabeza y sonrió.

—No es nada, solo me sorprende que no estés gritando o chillando —aclaró.

—¿Y por qué haría eso? —preguntó Sakura con la ceja alzada. Entonces, recordó que ese era su primer día como ninja y debía mostrarse emocionada, cosa, que no estaba haciendo —. Es que la emoción me ha quitado el habla —mintió.

Su madre al parecer le creyó y no preguntó más. Una vez termino de desayunar, se despidió con un beso y abrazo de sus padres, tomo sus pertenencias y salió rumbo a la academia.

Era extraño caminar por un Konoha pacifico. Las personas sonreían y reían, como si todo estuviera bien. Y es que así era. Antes de que el mal los azotara.

Cerró los ojos e inhalo el aire fresco de esa mañana. Reconfortante pensó.

—Vaya, ¿ahora tu estrategia es copiarme el look, frentona?

Sakura abrió los ojos de inmediato y giró hacia donde provenía la voz. Era una voz inconfundible para ella. Un poco más infantil pero reconocible. Ino Yamanaka.

La miró extrañada por su comentario. Así que la rubia le señalo su cabeza, específicamente, el cabello.

—Tal vez. Pero el mío tiene más estilo —dijo Sakura siguiéndole el juego. Comprendiendo que Ino se refería a su peinado: una coleta alta igual que el de ella.

—¡Já! Eso quisieras. Aun con ese peinado no podrías robarme a Sasuke-kun. ¡Vas a necesitar más que eso! —se burló Ino comenzando a caminar rumbo a la academia y dándole una señal con la mano para que caminara junto ella.

Sakura se tensó. Sasuke-kun. Ni loca lo volvería a llamar así. Esa era una de las cosas que más molestaba a Sasuke de ella. Y ciertamente, si quería ganarse su confianza, no debía ser una molestia.

Molestia.

Caminó a la derecha de Ino, y no le hablo en todo este. No es que no quisiera hacerlo, pero no encontraba tema de conversación. Al parecer, de lo único que Ino quería hablar era de Sasuke, y eso, no se le apetecía en lo absoluto.

Llegaron a la academia y ambas se dirigieron al salón de clases. Sakura no pudo evitar sentirse nostálgica. Esas habían sido las épocas más lindas de su vida. Una lástima, que en ese entonces no lo haya valorado.

En el escritorio se encontraba Iruka-sensei acomodando unos papeles. Sakura supuso que eran de la lista de equipos.

—¡Sakura-chan! ¡tu cabello se ve genial, 'ttebayo!

Y Sakura no pudo evitarlo. No pudo hacerlo porque sus pies se habían movido por sí solos. Ya era tarde para dar marcha atrás. Sus brazos habían rodeado a Naruto en un fuerte abrazo.

—¿S-Sakura-chan? —titubeó Naruto. Diablos, ¿cómo se permitió hacer eso? Su cuerpo se había movido por voluntad propia, y es que escuchar el alegre tono que usó Naruto para llamar su atención había sido impactante. Impactante porque en el futuro no era sincero, solo era un tono mal disimulado que usaba para hacerle sentir bien. Para que ella no sufriera. Para que creyera que él estaba bien cuando no era así. Porque la amaba como a una hermana.

Sakura se separó de él avergonzada e ignorando los comentarios de sus compañeros. Naruto estaba sonrojado hasta las orejas y entre balbuceos le pidió que se sentara con él. Y ella no pudo negarse.

Lo siguió adonde él se sentaba y entonces lo vio.

Sasuke Uchiha.

Con su pose misteriosa y seria. Reposando su cabeza en sus brazos. Sakura desvió la mirada. Era tan raro verlo. Y la sensación que le había dejado en el estómago no era buena señal.

Se sentó al lado de Naruto en los asientos de adelante. Justo al frente de Sasuke.

Iruka-sensei les ordenó a todos que tomaran asiento. Se aclaro la garganta y comenzó con su discurso.

—¡Espero que nos toque en el mismo equipo, Sakura-chan! —dijo Naruto emocionado. Ella le ofreció una sonrisa en respuesta.

—Continuemos. Bien, equipo siete —dijo Iruka-sensei. Sakura jugueteó con sus manos para calmar las ansias —: Naruto Uzumaki, Sakura Haruno...

—¡Lo sabía! —exclamó Naruto con una sonrisa de oreja a oreja.

—Y Sasuke Uchiha.

Oh, aquí vamos.


Este capítulo está más largo que el anterior como lo prometí ;). Escribir esta historia está siendo muy satisfactorio para mí. Espero ustedes la estén disfrutando tanto como yo. ¡Hasta la próxima!