CAPITULO 2: UN SUEÑO HERMOSO
Pasaron algunas semanas, la relación entre Naruto y Kushina no mejoró. El joven se la pasaba con sus amigos de reunión en reunión, evitando en lo posible estar en la casa con su madre. Kushina trataba desesperadamente ganar su atención, se ponía nerviosa al verlo salir y se ofuscaba al verlo llegar de madrugada. Hablaban poco, Naruto no respondía sino con monosílabos. Los almuerzos eran frustrantes para la mujer que no encontraba la manera de mantener una charla larga para recuperar la complicidad de antaño.
Una noche, Mikoto Uchiha (la mejor amiga de Kushina) llegó de visita. La morocha tenia esplendida figura y como madre de dos hijos la suficiente experiencia para ayudar a su amiga. Kushina le confesó sus angustias. La posibilidad de lograr que Naruto se quedara en Konoha, o se largara para siempre de no hacer algo pronto. Le dijo a Mikoto que ella no podía seguir sin su hijo. La situación con Minato no era buena y su sostén emocional era su pequeño sochi.
Mikoto era mujer divorciada, su ex-marido y sus hijos apenas recordaban que existía. Por eso ella era casi una soltera en su vida diaria, que se dedicaba a recorrer tiendas y gastar el dinero de su ex-esposo millonario. Por eso Kushina, como antigua amiga de su infancia, era el lazo afectivo que a Mikoto le interesaba mantener. Quería ayudarla, y lo haría de una forma u otra.
-Me quedaré esta noche es tu casa amiga –dijo Mikoto sonriendo- observaré a tu hijo y veremos cuál es el problema que tiene contigo.
-Mikoto-chan ayúdame, -rogó la pelirroja muy triste- yo lo quiero tanto, y el ya no me necesita. Se va a ir de Konoha y no volverá jamás, me moriré sin verlo.
Mikoto accedió sin problemas. Se quedaría a cenar y a dormir, era lo menos que podía hacer por Kushina. Sinceramente le sorprendía un poco la relación entre Kushina y Naruto. No era nada como ella tuvo con sus hijos. Ni Itachi como el mayor, Sasuke como el menor fueron amorosos o cercanos a ella. ¿Era una cuestión de personalidad? ¿Acaso ella no había sido tan cercana a sus propios hijos como Kushina lo fue con su Naruto? algo mas sucedía en esa relación. Mikoto quería ver de qué se trataba.
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En la cena de esa noche Naruto se comportó jovialmente. Tenía hermosos recuerdos de Mikoto Uchiha y se notaba que su presencia lo alegraba. Cuando era un niño, solía jugar con su mejor amigo Sasuke en la casa Uchiha. Su "Mikoto-kasan" les preparaba la merienda para que pasaran la tarde viendo caricaturas en la TV. Era por tanto Mikoto, un bonito recuerdo de la infancia en Naruto Namikase.
Kushina fingió sonrisas toda la cena pero la pasó muy mal realmente. Aun recordaba las palabras de su hijo el primer día que volvió. "enamorado de una mujer casada", "tiene 36 años"
Mikoto los tenia ciertamente, y ahora estaba divorciada desde hacía un año. ¿Sería ella? ¿Acaso la posibilidad de que su amiga y su hijo, ellos? Kushina cabeceó furiosa, estaba lavando los enseres en la cocina y los escuchaba reír en el comedor.
-¿Por qué a ella le sonríes? –Pensaba iracunda la pelirroja- ¡¿Por qué no a mí?!
Mientras tanto en el comedor:
-Mikoto-sama, -sonrió el rubio- debo felicitarla por la bella que se encuentra esta noche.
Mikoto estaba vestida con jean ajustado y blusa color crema de escote en V. su belleza a los casi 40 años no disminuía ni un día. Tenía la mescla perfecta de experiencia y juventud. Así entonces, miró traviesa al muchacho halagador y gritó:
-¡Kushina! –Divertida- tu apuesto retoño está tratando de seducirme.
La pelirroja estaba tan tensionada en la cocina que no entendió la broma de su amiga, y de los nervios rompió un plato contra el fregadero. Su garganta se congeló y no pudo ni responder.
-soy mucha mujer para ti niñito…. –le respondió la morocha perversa a Naruto- búscate una chiquilla para joder.
-Si quiero aprender, –le guiñó un ojo divertido el rubio- debo buscar mujeres con experiencia. ¿No cree?
Mikoto se acercó por sobre la mesa, y le susurró al muchacho para que Kushina no escuchara de lejos:
-Si no fueras hijo de Kushina….tal vez….tendrías algo de suerte. – finalizó sonriendo traviesa.
-Oh entiendo…. –respondió Naruto perverso- le tiene miedo a mi madre. Es una lástima…. -fingiendo pena.
Mikoto se le quedó mirando sorprendida. ¿La estaba desafiando? ¿El niño era un hombre? Interesante de saberlo, y de comprobarlo.
-No te atreverías, -susurró Mikoto desafiante- iras llorando con mamá cuando haya terminado contigo.
-La puerta de mi habitación estará abierta esta noche, -respondió Naruto despreocupado- si acaso esta noche no pudiera dormir…-añadió perversamente.
-ya veremos niñato, -finalizó Mikoto cuando Kushina traía el café del postre- ya veremos.
Bebieron café, licor y todo se había sumado al vino de la cena ya ocurrida antes. Los 3 se relajaron mucho, pero Kushina detectaba miradas muy extrañas entre su hijo y amiga. Miradas que no le gustaban para nada. Naruto se volvió mucho más alegre y atrevido, Mikoto comenzó a pensar en bajar el calentón que llevaba en el cuerpo desde su divorcio y Kushina estaba en medio, sumida en furia y celos porque su hijo tenía toda su atención puesta en Mikoto. Una hora después, terminó el programa de TV que los había entretenido y Naruto bastante bebido, se dejó vencer por el sueño. Así que dio un beso en la mejilla de ambas mujeres y se retiró a su cuarto. No había acabado de irse cuando Kushina agarró del codo a Mikoto furiosa y exclamó:
-Te le estas insinuando a mi hijo, -entre dientes- ¿Qué rayos te pasa?
-¿Qué me pasa? –Sonrió divertida Mikoto- hace un año de mi divorcio y dos desde que tuve sexo. Tu hijo me comió con la mirada, no soy de hierro amiga –traviesa
-Que ni se te ocurra, -le advirtió la pelirroja- demasiados problemas tengo con Naruto como para que tú lo termines jodiendo.
-No seas malita –le siguió Mikoto- te lo dejaré manso luego de esta noche si me permites….
-¡Te mato! –Le aseguró furiosa Kushina- lo juro, yo te mato.
Mikoto no respondió, seria y pensativa quedó mientras ayudaba a levantar las tazas y copas de la mesa. Llegaron a la cocina, Kushina dejó las copas en el fregadero cuando unas manos se apoyaron en sus pechos. Mikoto la acariciaba desde atrás.
-cariño, no seas brusca – dijo la morocha susurrándole en el oído- ¿recuerdas esa noche de diversión y bebidas cuando éramos unas crías?
-¿Qué haces? – Dijo nerviosa Kushina- suéltame.
-¿Ya lo has olvidado? –masajeándole los senos proseguía Mikoto.
Kushina gimió levemente, y eso hizo a Mikoto sonreír:
-Parece que tu cuerpo no olvida todo –apunto mordiéndole una oreja- ese idiota de Minato ya no te hace el amor ¿verdad?
-No…. –respondió dubitativa la pelirroja- pero eso no significa que…
Mikoto la giró quedando cara a cara y le dio un suave beso en los labios a Kushina. No fue cargado de sexualidad como se suponía. Sino como si se lo hubiese dado a su hermana. Demasiados años habían pasado de relación. Era una amistad que casi se comparaba a ser hermanas. Confianza mutua y conocimiento profundo.
-Tranquila linda, –le dijo Mikoto- yo nunca haré nada para lastimarte. Tu hijo Naruto es tan importante para mí, como lo sea para ti –sonriendo- pero tal vez, esta algo tensionado por su masculinidad ¿entiendes? Necesita sexo y por lo tanto, eres una mujer con la que él no puede hacer lo que desea. Por eso te evita creo yo.
-¿Y entonces? –Dudo la pelirroja- ¿Qué puedo hacer?
-déjamelo es mis manos, -dijo la morocha- esta noche le haré una visita a su habitación y mañana tendrás a un hijo bueno y cariñoso como esperas.
-Pero podría ser como tu hijo –le reclamó Kushina separándose- ¿Cómo….?
-Es un joven muy apuesto, -sonrió Mikoto y siguiéndola por el lugar- yo tengo mis necesidades y ayudara a que deje de alejarse de ti. ¿Qué dices?
Kushina le dio la espalda, fue hasta el fregadero y se lavó la cara con abúndate agua fresca. Como si intentara despertar de una pesadilla. Una que hace años la atormentaba.
-No lo harás Mikoto, –le dijo seria- no con mi Naruto. Él está confundido por un amor imposible y tú lo pondrás peor. Ya te he contado que esta encaprichado por una mujer casada y bastante más grande.
-Puedo averiguar de quien se trata –sugirió la morocha- así podrás romperle los dientes como seguro estas deseando hacer, desde que supiste los sentimiento de Naruto por esa misteriosa mujer.
-Te lo prohíbo Mikoto-chan y hablo enserio…. –Definió la pelirroja- es mi última palabra.
La morocha sonrió complacida. Comenzaba a comprender el problema desde otro angulo, en pocas horas de estar entre ellos. Kushina no podía admitir que moría por descubrir a la mujer que le arrebataba el cariño de su Naruto. Y el joven no se acercaba a su madre porque estaba en ebullición por sus hormonas y necesitaba descargar su angustia. Mikoto pensó en la conveniencia de desobedecer la negativa de Kushina. Al fin y al cabo, luego de dormirse la dueña de casa Mikoto podía visitar furtivamente al muchacho, para darle una probada.
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Eran las 3 de la madrugada, Mikoto abrió la puerta de su cuarto con sigilo. Definitivo que necesitaba sexo. Y hacerlo con Naruto era opción si Kushina no se enteraba de nada. Además el muchacho estaba algo borracho y fácilmente podría negar todo al día siguiente de ser necesario.
Pasó por el oscuro comedor y una luz se encendió de pronto:
-¿Ibas a alguna parte? –Preguntó Kushina vestida de camisón blanco fino de seda – "amiga".
Mikoto solo tenía una braga y una larga camiseta negra cubriéndola.
-etto….iba al baño – dijo Mikoto rascándose suavemente detrás de su cabeza.
-El baño se encuentra….-señalando con un gesto de su mirada Kushina- para el otro lado.
-Ah….si….ji ji – se sonrió nerviosa la morocha- me olvidé. ¿Padeces de insomnio?
– consultó para cambiar de tema
-See….- respondió no muy convencida Kushina parándose de la silla- hace semanas que lo tengo. Duermo muy poco realmente.
-ah….bueno –yéndose a su cuarto- mejor me voy a dormir AAAHHH –bostezó Mikoto fingiendo- estoy cansada
-Sí, - gruño tronando los puños la dueña de casa- será lo mejor para todos.
Mikoto se retiró y Kushina estaba furiosa. Casi había sucedido una tragedia, casi Mikoto y Naruto….ellos…..no quería ni imaginarlo siquiera.
-Tendré que pasarme de vigilia toda la noche –gruñó Kushina.
Mientras Mikoto en su cuarto planeaba:
-Será mucho más difícil esta noche –pensaba la morocha- pero no imposible en un futuro cercano ciertamente.
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En el cuarto de Naruto, el rubio se acostó vestido tan solo con un bóxer naranja. Había sido divertido flirtear con Mikoto, aunque fuera improbable que ella viniera esa noche a su habitación. La sensación de que la mujer había quedado interesada, ya de por si era satisfactoria. Naruto se quedó prontamente dormido boca arriba y el oscuro cuarto fue solo silencio por algunas horas.
Una caricia a su cuerpo, un roce suave acarició su pecho. Explorando su abdomen marcado y le produjo escalofríos en la oscuridad. Una figura en medio de la oscuridad en su cuarto, alguien había venido y la única invitada era Mikoto Uchiha. Naruto reaccionó sin dudarlo, se sentó como resorte atrapando a la intrusa entre sus manos y besando sus labios apasionadamente. Hubo algo de resistencia en la mujer, seguramente sorprendida por la emoción. Naruto bajó sus manos a la espalda de ella y la obligó a montarse sobre él, largo a largo en el colchón. No escaparía, Naruto necesitaba mucho que esto sucediera, lo requería, lo deseaba.
-lo siento Mikoto-sama- pensó Naruto excitado sin dejar de besarla- serás mi madre en esta oscuridad. No lo mereces, pero lo necesito como nunca y tú hueles a ella.
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Eran las 9 de mañana, Naruto despertó enredado en su sabana. Su cuerpo tenía claros signos de haberlo pasado en grande la noche anterior. Fue al sanitario en el baño del fondo, y al intentar orinar se encontró una saludable erección mañanera.
-Gracias por la visita Mikoto-sama –pensó perverso- quédate en casa cuando quieras.
Se colocó una bermuda naranja y remera azul, luego de tomarse unos minutos para "tranquilizarse" en el baño. Naruto bajó al comedor como si nada hubiera ocurrido. Solo recordaba una cosa de la noche anterior, al principio sintió dudas en esa mujer. Pero luego fue un concierto de follar duro y sin pausa. Habían quemado 4 condones y ni podía calcular cuantas veces se había corrido Mikoto. Esa mujer era una verdadera fiera en la cama.
-¡Buen día hijo! –Le asaltó su madre ni bien entró al comedor-¿Cómo dormiste anoche?-sonriendo.
-Bien mamá….-le devolvió la sonrisa el rubio- muy bien de hecho, veo que superaste el insomnio anoche ¿Cierto? –Notándola muy animada.
-Eh si….- respondió Kushina dándole la espalda al recordar la reunión en su comedor- algo así.
Charlaron animadamente algunos minutos hasta que Mikoto se presentó en el comedor algo malhumorada con Kushina. Naruto comenzó a sospechar algo raro entre las mujeres frente a él, pero no podía precisar el motivo.
-Mikoto-sama…-dijo el joven en el desayuno- la he notado algo molesta, ¿Acaso no durmió bien anoche?
-En realidad no, -respondió la morocha natural- ese colchón de la habitación de huéspedes, es muy blando.
Kushina comenzó a sudar frio, veía con terror los gestos confusos en Naruto y no sabía qué hacer. Intentó cambiar de tema, pero el muchacho insistió:
-Es extraño, - añadió serio el rubio- ¿Y por qué no nos avisó si no podía dormir?
-Oh bueno….- contestó despreocupada- me levanté al baño y me encontré con tu madre en el comedor. Charlamos y me venció el sueño finalmente, -mirando a una pálida Kushina- ¿debe ser una pesadilla padecer insomnio no?
La sangre le hervía a Naruto, bebió su café y guardó silencio masticando sus pensamientos. Kushina al principio intranquila, luego pensó que su hijo podía creer que había sido un sueño. Una hora más pasó entre ellos, y entonces Mikoto se despidió de los Namikase yéndose a su departamento del otro lado de la ciudad. Cuando la puerta se cerró tras la salida de Mikoto Uchiha, Kushina sintió el aire muy pesado en esa casa. Se giró hacia la sala y Naruto la miraba de arriba hacia abajo, devorándola sin piedad:
-Bueno mamá, -señaló caminando hacia ella amenazante- creo que tenemos que charlar, sobre cierto asunto sucedido anoche. En el interior de mi cuarto.
Kushina se puso de espaldas a una pared, Naruto apoyó ambas palmas en el muro dejándola prisionera. El aliento del rubio estaba adornando el cuello de la pelirroja…
Flash back: la noche anterior
Kushina dejó la cocina luego de espantar a Mikoto que tenía la intensión de acostarse con su hijo. Había bebido realmente mucho. Estaba muy enojada por la situación que casi sucedió con Mikoto y Naruto. Además ella no podía solucionar el problema hormonal de su hijo. ¿Qué mujer no desearía estar con su muchacho? Era fuerte, guapo y cálido. Tenía un aura tan positiva que parecía curar a las personas a su alrededor. Aun así Kushina no podía disfrutar de su hijo porque el joven la evitaba constantemente. Sin casi darse cuenta de lo que hacía, entró con sigilo al cuarto de Naruto. El joven rubio dormía boca arriba con tan solo un bóxer naranja como prenda. Kushina se sentó en la cama junto a él, y le acarició el rostro suavemente.
El cuarto estaba muy oscuro, la ventana abierta no ayudaba por ser noche sin luna. Kushina se lamentó gravemente no tener la posibilidad de ayudar a su hijo. Mikoto era mujer divorciada y muy libertina por cierto. Si Naruto estaba enamorado de ella y llegaban a tener sexo, ya nunca más la olvidaría. Sería hacerlo sufrir permitir esa unión.
-Tal vez debería cerrar con llave la habitación –pensó la mujer- Mikoto no podrá entrar y mañana le abriré la puerta antes que mi hijo despierte.
La mano de Kushina recorrió con dos dedos el pecho y abdomen del muchacho. Los músculos y la dureza del trabajado torso, parecían emparentar con una armadura antigua.
-Mi niño….-pensó la mujer- ¿Quién diría lo guapo que eres ahora, cuando eras un pequeñín que se bañaba con mamá?
Kushina estaba demasiado concentrada en sus pensamientos, demasiado inmersa en la oscuridad para notar que Naruto estaba despierto desde que le acarició el rostro. El rubio no lo pensó demasiado, era indudable que Mikoto había aceptado la invitación nocturna. Se sentó aferrándose al cuello de la mujer y le besó los labios apasionadamente. Kushina estaba paralizada, la sorpresa y el horror, la placentera sensación que extrañaba hace tiempo se hizo presente. Naruto siguió besándola y fantaseando con su madre. Le haría el amor justo como deseaba hacérselo a Kushina. La oscuridad que les permitía apreciar tan solo la silueta de la persona frente a ellos, los envolvía como manto de complicidad.
Kushina quiso separarse, pero al intentar pararse Naruto había bajado las manos del cuello a la espalda y la obligó a subirse sobre él. En su entrepierna estaba la prueba cabal de la excitación dominante en el joven. ¿Qué estaba pasando? ¿Estaba siendo poseída por su hijo? ¿Por qué no gritaba y salía de ese cuarto a toda prisa? ¿Y qué pasaría con la autoestima de Naruto si ella huía?
Kushina utilizó el escaso equilibrio mental que la unión de labios le permitía, para recordar que en teoría era Mikoto y no ella quien debería estar allí. Naruto necesitaba tener sexo, eso lo alejaba de su madre y ponía en riesgo que se quedara en Konoha. Sus labios eran fuego y miel, sus manos deslizaron las tiras del camisón de seda blanca y cuando Kushina se sentó, (alejándose de los besos de Naruto) toda la prenda se le bajó hasta la cintura. Naruto no la dejó reaccionar, se incorporó obligándola a montarlo bien firme entre sus brazos y comenzó a lamerle los pechos con ternura, desesperación, y salvajismo combinados. Kushina se aferró al cuello de su hijo y la mente rogaba detenerse:
-¡¿Qué estoy haciendo?! ¿Qué hago? ¿Qué me pasa?
Su cuerpo no obedecía las órdenes mentales de huir. Estaba atado al deseo retrasado, a las ansias reprimidas, al fuego que su esposo ya no ocupaba en apagar. No podía hablar, ¿Qué pasaría si Naruto se enteraba que estaba por hacerle el amor a su propia madre? ¿Qué pensaría de ella? Seguro se iría, seguro lo perdería para siempre. Tal vez el alcohol no era un mal motivo para esta locura. Una noche de sexo, solo una noche y después Naruto volvería a ser de nuevo ese hijo amable y cariñoso. Nadie se enteraría, nadie tenía por qué saberlo.
En tanto Naruto lamia los pechos manoseando todo el cuerpo de la mujer sobre él. No era un niño inexperto, no era un principiante. Tenía muchas ganas de follar, lo ansiaba hace días porque tuvo la desgracia de ver a su madre en camisón una madrugada. Tenía la desgracia de desear arrancar esa prenda y amar a Kushina sobre la mesa del comedor. Bien duro y largo, deseaba hacerla gritar y correrse como loca, pero no la tenía, nunca la tendría. Y supuestamente Mikoto Uchiha llegó esa noche como caída del cielo.
-lo siento Mikoto-sama –pensó el rubio muy excitado- serás mi madre en esta oscuridad. No lo mereces, pero lo necesito como nunca y tú….hueles…a ella.
Naruto se la quitó de encima acostándola a los pies de la cama. Tenía el camisón hasta la cintura y una braga blanca debajo solamente. El joven le arrebató ambas prendas deslizándolas por las piernas y el monte de Venus femenino quedó al descubierto.
Kushina intentó huir en ese instante de miedo, era demasiado, demasiado pervertido. Una locura pensar en concretar ese pecado. La cabeza le fallaba a causa de la bebida seguramente. Pero Naruto la tomó de la cintura con firmeza y se acercó sobre el fino cuerpo debajo suyo. Kushina quedó boca arriba acostada y su cadera se elevó por los brazos del hombre a disposición de una….
Lengua….
Al sentir la succión en su zona intima, Kushina gimió aferrándose a las sabanas desesperada por no gritar. Intentó no gemir pero le era imposible, él lo hacía fantástico. El clítoris se sintió rodeado y acariciado minuto después, y a la mujer le temblaba todo. Estaba indefensa ante su hijo, su Naruto la iba a follar y ella no podía detenerlo. No podía porque gracias a las caricias recibidas, deseaba que sucediera.
-oh…..Naruto…-pensaba Kushina entre suspiros- sigue comiéndome así….no pares querido….
El rubio en tanto estaba muy sorprendido de la excitación que le generaba este encuentro. Algunas veces había fantaseado con hacerle el amor a su madre, pero esta vez parecía casi real, era fantástico. Pronto Kushina no soportó la tortura y se corrió. Había manoteado una remera del muchacho cercana a la cama y ahora la mordía evitando el grito. Naruto notó que mujer debajo suyo estiró el cuello hacia atrás gruñó y se convulsionó inequívocamente. La estaba pasando en grande, no había dudas. Entonces Naruto metió dos dedos en ella arrancándole gemidos variados. La mordaza no se liberaba de la boca de la mujer. Todo porque Kushina tenía ansias de descontrolarse y gritar a viva voz: "¡Jódeme Naruto!", "¡Jódeme que lo necesito solo hazlo y ya!"
-ah Kami, –susurró el rubio ahora atacándole el cuello a besos- estas tan caliente. Me vuelves loco completamente.
Al oír esto algo en Kushina se rompió, se entregó al deseo definitivamente. La oscuridad seria su amante esa noche y Mikoto Uchiha, la excusa perfecta a la cual aferrarse al día siguiente.
Fin del flash back:
El esa sala junto a la entrada, no volaba una mosca. El tiempo mismo se había detenido en los demandantes ojos de Naruto buscando respuestas. Kushina había sido descubierta. Los ojos de su hijo denotaban que entendía la situación. Y contrariamente a lo esperado, no veía horror o asco en ellos. La mujer no sabía que le asustaba más, si ver a su Naruto odiándola por la pervertida situación, o verlo ardiendo de deseo por continuar con la pecaminosa situación:
-Mamá….-susurró como hechizado Naruto- dímelo….quiero oírlo de tus labios….
-No se dé que me hablas hijo…. –desviando la vista sonrojada- en serio que no entiendo…
-Anoche tuve un sueño tan hermoso –dijo con miranda sedienta el rubio- pero aun hoy quiero entenderlo.
-¿Sueño? –Susurró la pelirroja aterrada- ¿Qué sueño?
-La mujer de mi vida, me visitaba en mi cuarto y por fin estábamos juntos…-dijo roncamente sexi- fue tan real que….
El ruido de la puerta de entrada fue como salvación para Kushina. Minato volvía a casa luego de varios días y no podía llegar en mejor momento. Se agachó escapando de entre los brazos de su hijo y fue corriendo hacía su esposo abrazándolo fuertemente del vientre.
-¡ey….!-dijo sorprendido Minato recibiendo la embestida a su cuerpo- ni que nunca me hubieras visto Kushina. –Sonriendo y mirando a Naruto- ¿Qué tal hijo?
El joven solo cabeceó de brazos cruzados, aunque sus ojos casi perforaban el abrazo entre Kushina y Minato, aun así se mantuvo en silencio y calmado. El padre sintió mucha hostilidad en Naruto, hacia casi unas tres semanas que había vuelto y no habían pasado ni 3 días juntos.
-Lo siento hijo –exclamó el hombre- sé que no estoy muy seguido, y seguro quieres que hagamos cosas juntos.
-Parece como si no vivieras aquí papá, -le respondió Naruto tratando de disimular su verdadero enojo- me sorprende que aun recuerdes la dirección.
-¡Minato dime que te quedaras mucho! –rogó Kushina aferrada al pecho de su marido- Onegai.
El hombre no entendió el desesperado mensaje pero dijo con naturalidad:
-Terminé mi trabajo para las compañías de Suna –apartándola y dándole un corto beso- estaré en casa algunas semanas. No te preocupes.
Naruto se giró dándole la espalda y apretó los dientes. Esto no se quedaría de ese tamaño y antes que el asunto se esfumará con el paso del tiempo, él tenía que hacer algo en los asuntos con su madre.
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La mañana fue normal, también lo fue el almuerzo. Naruto se dio una ducha y acto seguido se encerró en su cuarto con la Notebook. Navegó en las redes toda la tarde y casi a las 10 de la noche, se apareció por el comedor frente a sus padres.
-Vaya…hasta que apareciste hijo…-señaló Minato frente a la TV- Ya decía a tu madre que debíamos buscarte con la policía –sonriendo
-Estoy trabajando en un proyecto –indicó despreocupado el joven- casi lo he terminado y por eso estoy utilizando las vacaciones.
-¿Ya pensaste en lo que estudiaras?
-sí, voy a especializarme en sistemas de computadoras. También algo de comercialización y publicidad. Seguramente haré doble especialización.
-ah que bien, -sonrió el hombre- ¿oíste eso Kushina?
La mujer contesto un "si" apagado desde la cocina. Minato observó a su hijo y llamándolo con un gesto le susurró cercano:
-Tu madre está muy extraña, -serio- suele estar nerviosa y bastante gruñona. Pero ahora se la ve Tranquila y solo pide que me quede en casa, aun cuando ya le advertí que me quedaría. ¿Qué le ocurrió mientras no estuve?
Naruto se sintió muy mal en ese momento. Ni por un segundo se había detenido a pensar que lo que hacía y deseaba, podía terminar dañando a su padre. Y aunque nunca tuviese una gran relación "padre e hijo", eso no justificaba en nada herirlo. ¿Cómo tratar con este problema?
-Papá….- dijo serio Naruto- me gustaría que saliéramos a beber un trago, para hablar tú y yo. Ya sabes cosas de hombre a hombre.
Minato solo asintió. Su hijo se veía maduro, esa charla seria justa y necesaria. Además, podría caber la posibilidad de divertirse junto a él, como familia unida.
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Pasaron algunos días desde la llegada de Minato. Ambos rubio salieron una noche de paseo por la cuidad. Y en el centro se detuvieron en un bar por cervezas. Hablaron mucho, y Naruto intentaba disimuladamente descubrir en qué punto estaba la relación de sus padres. Por fortuna, Minato era bastante suelto de lengua luego de algunas copas.
-y dime ¿acaso aun eres virgen muchacho? –disparó en medio de la conversación Minato.
-¿Papá que dices? –Reía el joven bebiendo- el abuelo Jirayja pasó hace tiempo por casa del tío Nagato. Y me ha llevado más de una vez de paseo.
-ah –entendió el mensaje sonriendo- ¿Y qué tal son los burdeles en Amegakure?
-En su mayoría buenos –respondió Naruto sin dudar- el abuelo siempre dice que esa cuidad tiene buen comercio y muchos viajantes. Obviamente la putas siempre tendrán trabajo por ahí, Ja ja ja.
Siguieron hablando un poco más y Naruto llevó el asunto al terreno indicado:
-Papá…. ¿Qué lugar me recomiendas para que me divierta? –Guiñándole el ojo.
-¿Me estas pidiendo que te lleve de putas? –Le devolvió la sonrisa Minato.
-No, -respondió el joven- soy el único de los dos que no está casado. –Respondió filoso- solo indícame el camino y llegaré solito.
Minato guardó silencio, como si lo pensara demasiado y finalmente:
-No puedo recomendarte lugares de mala muerte que son conocidos. Todos los niños idiotas suelen ir allí. En cambio, lugares VIP solo los hombres de verdad y con dinero pueden llegar.
-Lo suponía, -pensó Naruto- seguro va a algún lugar bien escondido el maldito. Teniendo lo mejor en su casa y se la vive jodiendo afuera. Ya decía yo que tenía demasiado "trabajo".
-El problema es que tus ahorros del domingo no te alcanzaran para una copa en ese lugar- apuntó bromeando Minato.
-Que tacaño eres con tu único hijo –respondió perverso Naruto- seguro te la vives ahí, y a mí ni siquiera me dejarían entrar sin asistir con alguien "conocido".
Minato rio y respondió complacido:
-Tu abuelo te enseñó bien… –asintiendo- sabes llegarle a un compañero para que te invite de fiesta. –Levantándose del asiento- vamos entonces, veremos de que estas hecho muchacho.
Naruto apretó los dientes, sabía que la frialdad de su padre en casa era porque el sexo lo obtenía en otro lugar. Ahora comprobaría hasta donde llegaba la porquería. Si su madre no estaba dispuesta a separarse de su esposo, Naruto debía darle motivos para el rompimiento. Simple y llanamente, era el objetivo de esta salida con su padre.
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Las 7 de la madrugada, Minato y Naruto se encontraron en la playa de estacionamiento luego de salir del lugar que los había ocupado toda la noche. Subieron al auto y en silencio volvían a la casa Namikase.
-¿Vaya noche eh? –consultó Minato.
-Buena si, - respondió serio el joven- aunque me preocupa cómo queda mamá en todo este asunto.
-¿Qué quieres decir?
-No me jodas papá, -espetó molesto Naruto- admite que te la vives en este lugar, por eso te dicen Yondaime aquí. Y no te molestes en parecer el padre modelo, sabía desde hace años que engañas a mi madre.
Nuevo silencio en el auto.
-¿Le dirás en donde estuvimos? –pregunto Minato sin sentimiento aparente.
-¿Importa? –Reclamó Naruto- solo déjame tranquilo en lo mío, y te recomiendo que consideres divorciarte.
-¿Por qué? ¿Es una amenaza?
-Ni me gasto en eso. Solo no entiendo porque sigues casado si vives a gusto como soltero. Tu trabajo y ese lugar pervertido son tu vida. ¿Por qué no dejas libre a mamá? ¿Acaso ella no merece su propia vida?
-Por qué se llevaría la mitad de todos mis bienes. –Admitió sin culpa Minato- Solo por eso.
-¿Solo por dinero? Típico de ti. –como si tuviera una idea- ¿y si ella te dejara? ¿Le pondrías algún obstáculo para separarte?
Minato reflexionaba, si Kushina pedía el divorcio el contrato prematrimonial sería nulo. El no perdería nada de sus bienes y seria libre al fin. No tenía nada contra su actual esposa. Incluso podía desear felicidad más allá de él.
-¿Y qué puedo hacer para que ella me deje?
-Tú nada más de lo que hasta ahora haces. –aseguró Naruto- Pero tal vez, pueda ayudarte sin levantar sospechas.
-Dime como y lo haremos. –apunto Minato.
-Necesito tiempo y soledad. Si estas cerca de ella no será fácil. –Señaló Naruto- pero si continuas con tu trabajo, y tardas en volver a casa de tus viajes. Ella se sentirá más dispuesta a separarse.
-No estoy seguro de esto, -indicó serio- pero confiare en ti. No quiero lastimarla más, algún día sentí amor por ella aunque ya no suceda. Así que me iré de viaje y te lo dejo en tus manos. Convéncela que lo mejor es el divorcio, es lo mejor para todos en esta familia.
Ambos rubios tenían sus propios intereses, y extrañamente ambos tenían por delante igual objetivo. Minato salvar su dinero, Naruto intentar lo imposible con su madre. Esa noche, ese pacto, fue el comienzo del fin para el matrimonio Namikase en la ciudad de Konoha.
Fin del capítulo.
