Muchas gracias por todo el apoyo que esta recibiendo este triste intento de historia.
Espero que les guste este capítulo, y perdonen la demora.
Capítulo II. Comprenderlo.
La tensión en la pequeña sala del hospital, comenzaba a tornarse cada vez más pesada, y Hermione solo pudo observar cómo bruja y mago parecían querer saltar sobre la garganta del otro.
- ¿En serio eso era necesario? - Preguntó Harry, su tono era como el acero en ese punto, pero sus ojos aún mostraban aquella amabilidad que comenzaba a relacionar con el.
- ¿En serio, estas bien con esto? - Pregunto de vuelta la mujer con una mirada que hablaba de muchas cosas que Hermione no alcanzaba a comprender.
Aquella simple pregunta pareció desinflar a Harry, al punto en que parecía seriamente abatido, la joven bruja lo vio morder su labio como si estuviera conteniendo las palabras dentro suyo, teniendo de pronto la necesidad de rodearlo con sus brazos solo para asegurarle que todo estaba bien.
- ¿Que quieres de mi? - Termino por preguntar, alzando sus manos para tallarse el rostro.
- Lo que quiero es que estés enojado. - Dijo Andrómeda dando un paso enfrente hacia el. - Que lo odies por lo que le está haciendo a mi hija.
- Andy. - Comenzó a decir Harry con tranquilidad. - Yo no puedo ir en contra de Remus de esa forma, no después de lo que hizo por Sirius.
- ¡No te atrevas a meter a Sirius en esto! - De pronto una varita estaba apuntando al rostro de Harry, mientras que la bruja que la portaba lo veía con genuino odio, haciendo que Hermione casi tomara la suya por si todo se salía de control, olvidando por completo que el mago frente a ella había matado a Voldemort. - ¡Tu mejor que nadie sabes lo que pasó!, ¡El perdió todo por estar con el!
- Y aún así le dio dos años de libertad, algo que nunca había tenido. - Y parecío que había dicho un par de palabras mágicas que hicieron que Andrómeda bajara su varita.
- El no la merece. - dijo la mujer casi como un susurro. - La quiere, pero no la ama... Ella se merece más que eso.
Los ojos verdes se clavaron en un punto de la habitación, y Hermione fue capaz de ver cómo se obligó a endurecer su corazón.
- Haré lo que pueda... - Prometió Harry acariciando suavemente la cabeza de su bastón. - Solo habla con ella, también te necesita.
Y contra todo pronóstico Hermione vio como una gran sonrisa partió el rostro de la mujer, mientas que se inclinaba y con voz sedosa hablo. - Gracias mi Lord.
Harry suspiro casi con cansancio mientras que se daba media vuelta, y caminaba hacia la salida, seguido por su compañera de clase que no sabía exactamente que había visto.
- ¿Que fue eso? - Pregunto cuando escucho cerrar la puerta detrás suyo.
- ¿Que fue que? - pregunto Nymphadora, haciendo que Hermione casi saltará, se había olvidado por completo de ella.
- Solo le estaba diciendo a Andy donde encontrarte si te llega a buscar. - dijo Harry casi de inmediato, sin dar ninguna señal de mentir. - Estaba pensado que podrías vivir conmigo un par de meses, ¿Que te parece? ¿Como los viejos tiempos? - Los ojos verdes del mago brillaron ante sus propias palabras, como si el mismo lo anhelara.
El rostro de la bruja pareció claramente incrédulo por lo que escuchaba, y Hermione debía admitir que estaba igual de sorprendida que ella.
- Se que McGonagall te deja hacer lo que quieras, pero hasta ella tiene un limite. - Dijo Nymphadora con una pequeña sonrisa, pero sus manos lograron dejar ver sus verdaderos sentimientos, pues aunque apenas y lo dejaba ver, se hicieron puños en contra de su estómago.
- En realidad, estaba pensando en molestar a Abe para variar. - Dijo como si fuera cosa de todos los días.
- ¿Que? - escucho preguntar a la mayor, aunque ella misma tenía la necesidad de hacer la misma pregunta, pero limitándose a clavar sus ojos en el rostro de Harry.
- Ya sabes... Las cosas en el castillo se están haciendo cada vez más pesadas, yo bueno... - Comenzó con su intento de explicación, y por primera vez fue testigo de la vergüenza del mago. - Es un poco incómodo no poder estar tranquilo, siempre hay alguien preguntando cómo hice lo que hice.
- No sabía que fueras tan penoso. - no sabía siquiera que había hablado en vez de pensarlo hasta que vio como ambos la voltearon a ver, claramente sorprendidos, sintiendo su rostro enrojecer, pensó por un momento aparecer solamente para poder escapar.
- Te imaginas, Hombre que conquistó, apenado por sus admiradores. - Dijo Nymphadora alzando sus manos en el aire como si viera un anuncio frente a ella. - Conocido domador de dragones, débil ante niños de edad escolar.
- Te olvidas querida que yo sigo teniendo edad escolar. - Dijo Harry claramente divertido, pero aún con las mejillas sonrosadas.
- Detalles. - Le respondieron con una sonrisa, que pronto desapareció. - Gracias, pero prefiero estar en mi departamento unos días más.
Pese a la negativa que recibió, Harry la rodeó en sus brazos, en un fuerte abrazo. - Ya sabes dónde encontrarme, solo... no quiero que te sientas sola.
- Lo se, gracias.
Antes de que pudiera siquiera comenzar a procesar lo que había visto, y como eso la hacía sentir, Hermione vio como Nymphadora desaparecía en la red Flu.
- ¿Debemos? - Le preguntó Harry ofreciendo su brazo.
Y aunque en ese momento no lo entendería, al tomarlo, había sellado sus destinos de una manera que ni con toda la magia del mundo lograrían separarlos.
- Oficina de la directora, Hogwarts. - gritó Harry, y contra todo lo que había leído en Hogwarts una historia, ambos terminaron frente a una muy sorprendida Minerva McGonagall.
Su rostro pronto se suavizó cuando vio quienes eran, pero supuso que por el bien de las apariencias, la bruja tomo su postura sería sobre ambos.
- Señor Potter, creo haberle dicho que mi red Flu no es para su uso personal. - Le dijo mientras que la veía luchar contra una sonrisa.
- ¿Señor Potter? - Preguntó claramente divertido Harry. - Ohhh he caído de la gracia. - Dijo sosteniéndose el corazón como si le hubiera sido atravesado.
Y no por primera vez en ese día termino tan sorprendida que no fue capaz de decir ni una palabra, cuando la risa de la bruja que más respetaba rebotó en las paredes de la oficina. - Un día de estos Harry, te aseguro que me voy a cobrar.
- Sabe que la amo. - Dijo como gesto de paz, y pese a la clara manipulación, la directora se acerco al mago para abrazarlo.
- ¿Que voy a hacer contigo? - Preguntó McGonagall con un suspiro nostálgico.
- ¿Amarme, Alimentarme y nunca dejarme ir? - Le respondió con una sonrisa bastante descarada.
- Bromeas, estoy pensando hacer una rifa haber si alguien te quiere. - Y Hermione sintió como su boca se abría, ante algo que nunca espero ver, a su jefa de casa haciendo una broma. - Por mucho que aprecie tu maravillosa presencia en mi oficina, estoy a punto de ir a una reunión con los prefectos.
Hermione sintió como su estómago hizo un movimiento extraño, se había olvidado por completo de la reunión, pero vio como Harry sonría tímidamente. - En realidad venía a pedirle el permiso de vivir en Hogsmeade.
La ahora directora, pareció herida por un momento, pero aún así le sonrío al mago. - Me lo temía, sabes las reglas, ¿Verdad?
- Estar sin falta en las celebraciones y reuniones, y no manchar la reputación de la escuela en el pueblo. - Le dijo con calma, claro que había unas cuantas más, pero para el podrían ser aquellas las más importantes.
- Te diría que no te metieras en problemas, pero conociéndote, tardaré más en decirlo. - la mirada de la directora, pareció por primera vez caer en ella, pareciendo genuinamente curiosa con su presencia.
- Gracias, pero la dejo seguir con su reunión. - Con una ligera reverencia se acerco de nuevo a la chimenea, y cuando sus ojos se clavaron en los suyos, lo vio guiñarle un ojo, y sin decir una palabra desaprecio.
Durante unos segundos simplemente se quedo viendo la chimenea, siendo completamente consiente que estaba siendo observada por la dueña de la oficina.
- ¿Debemos señorita Granger?
En un par de semanas, Harry y ella se fueron acercando cada vez más, para gran disgusto de la mayoría de la población estudiantil de Hogwarts, pues comenzó a ser consciente de la razón por la que el vivir en el castillo parecía no ser la mejor de las ideas, no había un solo segundo en el que no estuvieran siendo observados, algunos genuinamente impresionados con su presencia y otros aún con cierto temor de ella.
- ¿Entonces quieres un puesto en el ministerio? - Le preguntó Harry mientras comían en las cocinas rodeados de elfos domésticos, aún tenía un dilema moral sobre las criaturas, pues pese a saber que necesitaban la magia de un tercero para sobrevivir, no podía dejar de pensar que era esclavitud a final de cuentas.
- Es lo que he estado pensando. - Le contestó mientras tomaba un poco de jugo de calabaza, nunca había hablado realmente lo que quería hacer después de Hogwarts, incluso con sus padres era un tema delicado, ya que ambos querían que hiciera los exámenes de acreditación y buscará lugar en una universidad, de preferencia Oxford. - Aunque lo que he escuchado de él, no es prometedor.
- ¿Como?
- Ya vez que durante el quinto año tuvimos una plática sobre esto precisamente. - Comenzó a decirle. - La profesora McGonagall me "advirtió" - Dijo haciendo comillas con sus dedos. - Que para los magos y brujas de primera generación es difícil encontrar un puesto, y más aún avanzar en el, ella incluso trato de convencerme de tomar en su lugar una maestría en transfiguraciones. - Y aunque no quisiera, su voz terminó por fallarle al final.
Nunca pensó que sería fácil lograr sus cometidos, y siempre se había tratado de esforzar lo más que podía en todo lo que hacía, pero saber que esos esfuerzos podrían no dar ningún fruto, era por decir lo menos desgarrador.
- No te preocupes. - Dijo Harry, y por un momento estuvo tentada a enfurecerse por la ligereza en su voz, como si no la tomará en serio, pero al ver sus ojos, había algo extraño brillando en ellos, pues era como había visto a Nymphadora cuando le ofreció vivir con el. - Estoy seguro que el ministerio no sería tan estúpido como para dejarte ir.
- Lo que digas. - Dijo sin querer tener falsas esperanzas, pero la forma en que se lo dijo con aquella seguridad que lo caracterizaba, no pudo en realidad evitarlo.
Después de ello, terminaron de comer en relativo silencio, y cada uno se termino yendo por su lado, y una vez más su mente traicionera repitió toda la noche aquella conversación, como si parte de subconsciente supiera que había un mensaje oculto en ella, y mentiría si dijera que no quería averígualo.
Afortunadamente para ella, las respuestas no tardaron en aparecer.
El gran salón comenzaba a ser decorado para el banquete de Halloween, y más de uno esperaba ansioso la fiesta que el traería.
Pero durante su desayuno, vio como el correo llegaba a las mesas, siendo además sábado el tráfico de lechuzas era más lento que lo normal, pero contrario a otros días, llego una carta para ella.
Un búho del ministerio se presentó frente suyo, llamado la atención de toda su mesa, e incluso de algunos más, pues ella como todos aquellos que pelearon en la batalla de Hogwarts, reconocieron a la lechuza real que era ocupada para el correo oficial del gobierno.
La imponente ave la veía con clara impaciencia cuando tardó más de unos minutos en tomar la carta que tenía atada a la pata, sintiéndose de pronto cohibida tomó la carta siendo perfectamente consciente de que cada uno de sus movimientos era estudiado a su alrededor.
Tomando cada parte de su valor, y autocontrol, rompió el sello de cera con tanta naturalidad que hasta ella se creyó su acto, sin embargo apenas comenzó a leer, un sin fin de sentimientos se arremolinaban dentro suyo causando que casi se desmayara.
"Estimada Hermione Jane Granger. (Head-Girl), (Orden de Merlin segunda clase)
Se espera que esta misiva la encuentre en perfecto estado. El motivo de ella es que el ministerio de magia de la Gran Bretaña Mágica se honra en extenderle una invitación a una pasantía en el departamento de Misterios.
Sus logros académicos han llamado la atención del jefe de departamento, y espera conocerla pronto.
La pasantía, si es que llega a aceptarla, será de ocho meses de duración, con sueldo de setecientos cincuenta galeones, y la oportunidad de una plaza en el departamento en que se especialice.
Se espera una respuesta en el transcurso de una semana.
Se agradece su atención, atentamente, ministro de magia, Kingsley Jonh Shacklebolt."
No sabía cuánto tiempo permaneció viendo el pergamino en sus manos, simplemente no podía creer lo que leía, fue hasta que Neville se acerco a ella claramente preocupado por ella, que fue capaz de salir de su trance.
- ¡Merlin! - Dijo extasiado el mago, pues aunque era de mala educación leer sin permiso la correspondencia de alguien más, no pudo evitarlo al ver el estado de la bruja que lo había estado apoyando durante toda su vida escolar. - ¡Es fantástico! ¡Muchas felicidades!
Aquellas palabras hicieron que su mente comenzará a trabajar a marchas forzadas, por supuesto que era fantástico, en realidad era mucho más que eso, era perfecto, pero sabía que no era una coincidencia que solo el día anterior hubiera tenido una plática con Harry sobre de ello, algo dentro suyo le dijo que no se merecía aquello, que solo había sido la voluntad del azabache la que se lo dio, sin embargo, la voz lógica de su cabeza, fue despedazando cada fragmento de la carta, primero, no era un trabajo, era una pasantía, una oportunidad de probarle al ministerio lo que era capaz, querían ver si su intelecto les era útil, segundo era en el campo más odiado y cotizado del ministerio, pues su extensa investigación le había dicho que el departamento de misterios, era la puerta de aquellos que llegaban a controlar el verdadero ministerio, pues las investigaciones que llegaban a hacer, servían como base de los diversos departamentos que había, y por ello los trabajadores regulares que entraban directamente a ellos los odiaban, pues finalmente tenían detrás suyo todo el conocimiento que podría haber en la materia, y la paga era poco menos de lo que llegaban a pagar en un año como subsecretarios de departamento, y eso era decir bastante.
Sin detenerse a contestarle al mago, se levanto y salió corriendo del gran salón, debía encontrar a Harry Jodido Potter, no sabia que le diría, ni siquiera entendía como la hacía sentir la clara intervención en su futuro, sin embargo sabía que debía verlo, tenía que hacerlo a cómo diera lugar.
Las puertas de la escuela, aún estaban abiertas para los jóvenes de séptimo año que quisieran visitar al pueblo, por lo que no tenía que esperar a que las abrieran por su capricho, sin embargo su travesía se vio interrumpida por la gran fila que estaba para abordar los carruajes, haciendo un cálculo rápido, decidió no tomar uno, y simplemente caminar al pueblo.
¿Acaso era un intento de hacerle deber un favor?, ¿la estaba manipulando?, si era así, ¿que esperaba conseguir de ella?, podía simplemente negarse, pero era una oportunidad demasiado buena como para desperdiciarla, pero no se sentía del todo bien, ella no tomaba atajos, ella se esforzaba y conseguía avanzar por sus logros, y sin embargo ¿era su orgullo el que estaba hablando?, en la carta hablaban de su intelecto, ¿era el fruto de sus esfuerzos?
Había estado tan ensimismada que ni siquiera se dio cuenta que ya se encontraba frente a Hog's Head, sin embargo cuando intento abrir las puertas, estas se encontraban cerradas, dio un par de golpes a la madera, pero nadie abrió.
Sintiendo el comienzo en del invierno en su piel, se dio cuenta que por su precipitación ni siquiera se había tomado la molestia de ponerse algo que la cubriera del frío, trato de pensar en que debería de hacer, sin embargo antes de que pudiera hacer cualquier cosa, vio a Harry llegar caminando por la calle con una bolsa de papel en sus manos, y parecía bastante divertido con su presencia.
- Hola. - Le dijo sonriendo de aquella forma tan suya, haciéndole olvidar momentáneamente el porque estaba ahí en primer lugar. - ¿Quieres pasar?
Las puertas del pub se abrieron para el, mientras le extendía la mano mostrándole el camino. Recobrando su coraje tomó la carta que aún tenía en la mano, y se la mostró.
- ¿Tu hiciste esto? - Preguntó, queriendo saber qué excusa le diría, pero Harry solo vio la carta durante unos segundos para contestarle.
- Si.
Y sin más la dejo ahí, completamente desconcertada, había pensado que le diría una explicación de ello, pero por supuesto no estaría hablado con Harry Potter si fuera tan sencillo.
- ¿Por que? - Preguntó reuniendo cada pizca de autocontrol que tenía al ver cómo ni siquiera se molestaba en verla, y ponía un par de platos sobre la barra como si no estuvieran teniendo una conversación.
- Bueno, ¿porque no? - Le contestó con la misma indiferencia.
Intentando otro enfoque cambio su pregunta. - ¿Que intentas conseguir?
Esa pareció por fin desconcentrarlo, pues casi dejó caer un vaso al suelo, pero con rápidos reflejos logró agarrarlo antes de que se estrellara. - Se me olvidaba por completo que era un Slytherin, por supuesto que debo de tener intenciones ocultas, ¿Que hacer contigo? - Dijo claramente burlándose de ella. - Ya se, voy a esperar a que avances lo suficiente como para que puedas dejar pasar todas las cosas ilegales que tengo planeadas hacer. - Alzó el vaso para verlo frente suyo, y negó con la cabeza. - No, eso no, sería un poco tardado... mejor aún, utilizarte en un ritual tan obscuro y profano que nadie nunca sabrá qué pasó.
- ¿Te diviertes? - Incluso ella se sorprendió por la forma en que su voz se escucho.
- Demasiado. - Le dijo volteando a verla con una gran sonrisa en su rostro. - Nunca pensé tener a la bruja más brillante de la generación en apuros, y te aseguro voy a disfrutarlo.
- No será así, no voy a aceptarlo. - Le dijo, y falto poco para que estrellara su pie en contra del suelo, para mostrar su punto.
- Bueno, esa es tu decisión, no la mía. - Dijo terminando de poner la mesa, y sacando de la bolsa que había traído consigo un par de empaques de pescado con papas, y sirviéndolos. - ¿Gustas acompañarme? - Le pregunto cómo si no hubieran tenido su conversación anterior.
Por un momento vio completamente desconcertada al mago frente a ella, y de pronto tuvo la urgencia de estrellarle uno de los platos sobre su cabeza.
- ¿Sabes que? - Dijo por fin rindiéndose. - Olvídalo.
Estaba por dar media vuelta lista para irse y nunca más tener algo que ver con el, cuando hablo una vez más.
- Solo quería ayudarte. - Le dijo viéndola a los ojos, y pese a saber que era un excelente mentiroso, no pudo evitar creerle. - Mi padrino me contó que mi madre solía ayudar a las personas a su alrededor, al parecer era bastante conocida por ello y muchas personas la llegaron a amar por eso. - De pronto se sentó en uno de los taburetes como si de pronto las energías le hubieran sido quitadas. - No quería hacerte enojar, pero hoy es el aniversario de sus muertes, y yo... simplemente quería hacer algo para recordarla.
La boca se le secó, y sintió el amargo sabor de las lagrimas en su garganta, pero se rehusó a dejar caer una sola, pues nunca se habría imaginado que algo así fuera la causante, pero ya tendría tiempo de pensar sobre de ello, sobretodo por qué entendía por primera vez lo que en verdad era tener un amigo, y no era solo alguien con quién hablabas en clase, no, era ayudarse mutuamente, pues él le dio una herramienta para su futuro, y ella estaría junto con el en el presente.
En silencio se deslizó en el taburete al lado suyo, y tomó su mano entre la suya, mientras que con su mano libre comió junto a el.
Después de comer en silencio, Harry había sacado una botella de whisky de fuego de detrás de la barra, y entre tragos hablaron de todo y nada en realidad, de libros, de arte, de películas que habían visto, incluso de extraterrestres, al final habían encontrado su lugar sobre el tejado del pub, viendo las estrellas brillar sobre el castillo, la noche era tranquila mientras que el firmamento se alzaba sobre de ellos.
- Gracias.
Ella simplemente lo abrazo tarareando una respuesta que nadie más oiría.
- Siempre. - Dijo mientras sentía una calida sensación recorrer su pecho.
El aceptar la pasantía había sido bastante claro después de su velada en Halloween, y aunque se había ganado una charla bastante sería con la directora por su falta al banquete, las últimas semanas habían sido bastante estimulantes, pues después de acabar sus clases a la una de la tarde, se dirigía al ministerio por red Flu desde la oficina de la directora, que le había expresado muy vociferante su orgullo por ella. Su primer día ni siquiera sabía hacia dónde dirigirse, solo había sido la ayuda del mago que le había inspeccionado su varita al entrar que se había guiado entre los diversos elevadores y oficinas, ni siquiera le habían dado tiempo de salir del elevador en el noveno piso, cuando el que creyó era un hombre la estaba esperando en la entrada del departamento.
- Llegas tarde. - Le dijo el Inefable, y sin más se dio media vuelta caminando lejos de ella.
Caminando detrás de él, Hermione vio a varios de los que serían sus compañeros caminando con túnicas que alcanzaban a cubrir sus rostros haciendo imposible reconocer siquiera si eran hombres o mujeres aquellos que caminaban alrededor de ella.
- Tu oficina. - Le dijo el Inefable, mostrándole una pequeña oficina rebosante de carpetas, pergaminos e incluso periódicos con un escritorio en el medio y una silla detrás de él, las preguntas que mente se vieron sin repuesta cuando el ¿hombre? Se dio media vuelta dejándola sola.
Suspiro y se adentró sin saber exactamente qué se esperaba de ella, durante unos segundos consideró la idea de esperar a que le dijeran que hacer, pero su experiencia con los Slytherin le había hecho saber que no era el mejor curso de acción, por lo que tomó el primer pergamino y comenzó a leer, tomando notas en una libreta que solía usar en clase antes de transcribirlo a pergamino. Fue hasta entrada la noche que alguien tocó su puerta.
- Es hora que regreses a Hogwarts. - Le dijo el que pensó que era el mismo Inefable que le había dado la bienvenida.
- Gracias. - Estuvo a punto de guardar sus cosas, cuando una mano tomó su cuaderno y se lo quitó de las manos, su queja se vio silenciada cuando una túnica fue puesta en su lugar.
- Al parecer McGonagall tenía razón contigo, regresa mañana, la dirección del Flu es Arcanum. - Y con su cuaderno en mano salió de la oficina.
Encontrar el Flu del departamento fue mucho más sencillo, aunque al aparecer era la única que lo utilizaba cuando la mayoría podía aparecerse sin ningún problema.
Al día siguiente su cuaderno se encontraba sobre su escritorio, con notas al margen sobre una raíz aritmética que había estado leyendo, y que le pedían específicamente desarrollará lo mejor que pudiera ideas que había estado escribiendo. La perspectiva de comenzar a forjar su camino, la lleno de una dicha que era difícil de describir, y todo gracias a Harry Potter.
Se acercaba el descanso de invierno, y Hermione se preguntó que sería conveniente regalarle a su amigo, lo había estado observando durante sus clases, esperando que la repuesta se le presentara.
- ¡Oh merlin, tú no! - Gritó una voz a su lado mientras que esperaba que llegara su profesora de Runas.
Giro su rostro para ver a Daphne junto a su amiga, Tracey Davis, siendo está última la que había gritado, llamando la atención de los pocos que habían logrado pasar a la clase de Extasis, entre ellos Draco y Harry que habían estado platicando un poco alejada de ella, parecía que ambos estaban acostumbrados a la bruja pues sin dar una segunda mirada volvieron a lo que fuera que estuvieran haciendo.
- ¿De que estás hablando? - Le preguntó mientas veía a ambas deslizarse en los asientos a su lado.
- Reconozco esa mirada donde sea. - Hubiera hecho la misma pregunta si no hubiera estado más curiosa por el hechizo de privacidad que lanzó la reina de hielo sobre de ellas. - Te gusta Harry.
Tardó unos segundos en procesar lo que había dicho, pero apenas lo hizo sintió como sus mejillas se calentaron y estuvo a punto de negarlo, cuando Daphne se le adelantó.
- Cielos, tu rostro lo dice todo. - le dijo Daphne con una gran sonrisa, y se sorprendió bastante, pues si se podían creer los rumores, la reina de Hielo era la pareja del azabache. - Solo no hagas nada estúpido.
Usualmente los Slytherin eran corteses con ella desde que estudio junto con ellos en el club de duelo, incluso Pansy Parkinson que tenía la fama de ser bastante recalcitrante la ignoraba, pero que le dijera ello toco un nervio dentro de ella.
- ¿Así? - Y aunque quería advertirles con su tono de voz, pero ambas solo se voltearon a ver.
- No lo tomes a mal, simplemente Harry suele sacar la parte estúpida de las personas. - Le dijo Tracey, y por el rabillo del ojo vio a su profesora entrar al aula, sin embargo la platica que tenían era demasiado interesante para ella como para que le interesara mucho en ese preciso momento.
- ¿Como? - Preguntó claramente curiosa por lo que le dirían.
- ¿Por donde comienzo? - Daphne se tocó la barbilla como si en verdad lo estuviera considerando. - Están las que querían dosificarlo.
- Las que lo amenazaron.
- Los que lo quieran chantajear.
- Los que lo quieran comprar.
- Y por supuesto esta Fleur.
- Espera, espera, ¿Fleur?, ¿como Fleur Delacour? - Dijo sin entender completamente lo que había escuchado, claro que durante la tercera tarea del torneo de los tres magos ella había percibido cierta tensión entre ambos, pero nunca pensó que en realidad había algo ahí.
- Si ella. - Dijo Tracey con una risa seca al final. - Si que se está pasando de la raya.
Durante unos segundos las tres se quedaron en silencio, y Hermione comenzaba a sentirse impaciente. - ¿Entonces?
- Bueno, no escuchaste nada de nosotras, pero después de que Harry recatara a las hermanas Delacour del lago negro, Fleur, comenzó a acercarse a él. - comenzó a decirle Daphne. - Al parecer ella ya le había puesto el ojo encima desde la primera tarea, y pues ambos comenzaron a salir, y por lo que dicen eran bastante serios.
- ¿Que tan serios pueden ser a esa edad? - Preguntó incrédula.
- Eran bastante, incluso hizo que todos sus compañeros la comenzarán a llamar Lady Potter y ella estaba preparada para trasladarse a Londres en cuanto acabará el torneo, ya tenía trabajo y todo. - Le confirmó Tracey. - Pero todo se fue al carajo después de la tercera tarea.
- ¿Ella lo abandonó? - Preguntó claramente ofendida en el nombre de su amigo, pues no podía siquiera concebir que le hicieran algo de esa naturaleza.
- Bueno, no, Harry desapareció para todos hasta el comienzo del semestre, ni cartas, ni apariciones, nada. - Le dijo Daphne. - No la culpo, si para nosotros era difícil no saber nada, me imagino que para ella fue un infierno, poco después se entero que todo ese tiempo estuvo viviendo con una bonita metamorfomaga, llamada Nymphadora, y por lo que dicen eran bastante cercanos, y pues ella le dijo que no le escribiera, ni la buscara, y el simplemente lo hizo, hace un año, ella se unió gracias a uno de los Weasley con los que trabajaba a un grupo dirigido por Dumbledore, en el que también estaba Harry, así que ella pensó que era buena idea tratar de ponerlo celoso con el Weasley, William creo que se llama, por lo que dicen es bastante guapo, y pues trabaja en Gringotts así que gana bien, pero Harry simplemente no tomo el anzuelo, y ahora está a punto de casarse con el.
- ¿Y como saben que no lo ama? - Pregunto con el corazón en la garganta, sin saber por qué de pronto una horda de dragones se rebelaban en su estómago.
- Han estado posponiendo la boda desde hace meses, y yo los he visto caminar por el callejón Diagon, y no se ve enamorada, sólo actúa empalagosa cuando Harry está cerca, como si quisiera restregarle su relación en el rostro. - Le terminó por decir Tracey dejándola con cientos de pensamientos en su mente.
