Un Drapion había atacado la casa de uno de sus vecinos. La semana pasada fue un grupo de Cacneas y el lunes unos Linoone robaron alimentos de un almacén. Nuevamente, el profesor Tamarugo tenía que salir al frente para defender a su pueblo de los Pokémon salvajes.
Y nuevamente, había que volver a gastar un dineral en las reparaciones.
Está bien, no es culpa del profesor y mucho menos de las criaturas. Simplemente no podían controlar al injusto sistema de la región que mantiene al pobre Pueblo Chañar en la miseria, apenas manteniéndose de la avara mina de plata en donde la mayoría de los adultos trabajan y no reciben ni un cuarto de lo que extraen.
– Ah… Espero que no cueste tanto los materiales para la casa de don Genaro. – suspiró su madre, quien se encontraba en el sofá. Hace muy poco que volvió de su ardua labor en la mina, ni siquiera tenía fuerzas para ducharse.
Itrio se encontraba cocinando. El arroz estaba casi listo y el bistec en punto medio, tal como le gustaba a su abuelo.
– ¿Está listo mi huevo frito, mijito? – preguntó el aludido, que venía entrando al pequeño living comedor.
– Pero viejo, el doctor dijo que no puedes comer frituras. – le reprendió el muchacho.
– ¡Ya quitaste las papas de mi bistec a lo pobre*, así que no te atrevas a sacar el huevo! – replicó de vuelta, sentándose a la mesa.
– Hazle un huevo revuelto. – le sugirió la mujer.
– ¡No! ¡Revuelto no!
El muchacho rodó los ojos con cierto fastidio y se dirigió al refrigerador, sacando un huevo. Lo partió dentro de una sartén pequeña, vertió una pizca de agua y comenzó a revolverlo en el fuego. Prefería obedecer a su progenitora antes que complacer los caprichos de su abuelo, que le preocupaba cualquier cosa menos su salud.
De pronto, un nuevo programa en la televisión llamó la atención del chico. La cadena nacional estaba transmitiendo los preparativos para el evento más importante del año: la Liga Pokémon, lugar en donde los mejores entrenadores se enfrentaban para ganar el título de Campeón y un muy generoso premio en billetes. Siempre se celebraba en la capital, siendo la apertura en marzo para terminar a mediados de diciembre; y según el animador, la convocatoria en esta ocasión había sido el doble que la anterior, con más de tres millones de personas inscritas ¡Tres millones de personas en batallas Pokémon! ¡Una locura!
Sin embargo, por esa misma razón es que la Liga le dejó de interesar hace mucho a Itrio. Tantos chicos y chicas que partían con las más altas expectativas, sólo para volver con las manos vacías porque el concurso estaba más arreglado que el Loto*. Cuando era más pequeño estaba envuelto en esos sueños, ahora sólo ve las batallas por la televisión.
Los integrantes de su familia se sentaron a la mesa para comer, mientras él servía los platos. La madre estaba muy atenta al programa.
– ¿Quién crees que ganará este año? – cuestionó ella.
– Argh… Seguramente otro capitalino. – refunfuñó el abuelo. Se le formó una mueca de disgusto al mirar el plato. – ¡Te dije que no me hicieras un huevo revuelto!
– ¡Entonces cocina tú, po*! – se quejó el azabache de vuelta. El viejo gruñó con resentimiento, pues su nieto sabe que nunca ha cocinado.
– Si mi viejita estuviera aquí, me cocinaría como si fuera un rey.
– Pero no está pues, papá. – le interrumpió la castaña, molesta. – Así que no se ponga mañoso* y coma.
Hace unos años la abuela murió de una enfermedad, causando revuelo incluso después de dejar el plano terrenal. Siempre que se menciona su nombre termina por ser objeto de discusión entre los dos adultos de la casa, por razones que ninguno ha querido contar. Itrio, por su parte, la recuerda con mucho cariño ya que, le enseñó el oficio de la orfebrería y por supuesto, preparaba platillos dignos de los dioses.
La extrañaba. Extrañaba su excelente bistec a lo pobre y sus aritos colgantes de cobre.
No obstante, la aparición del Campeón disipó por un momento los recuerdos de la anciana.
"Hasta la fecha se han inscrito tres millones de participantes a la Liga, ¡y todavía no se han cerrado!", hablaba el periodista.
"Sí, estamos muy contentos por la convocatoria de este año", respondió el muchacho, que no tendría muchos años más que Itrio.
"¿Cree que entre esos tres millones haya algún afortunado que pueda vencer sus cinco años invictos?"
"¡Já! ¡Habrá que verlo!", se carcajeó con cierta soberbia. "Sólo le aseguro a la persona que llegue a la final, que no será nada fácil derrotarme".
– Cómo estarán los noticieros que no tienen nada mejor que trasmitir a ese cabro chico*. – el anciano manifestaba su descontento otra vez. – ¡Pura farándula, en vez de noticias de verdad!
– Viejo, deja escuchar al campeón. – le llamó la atención el joven.
– "También escuchamos de que han recibido un montón de patrocinadores y que por ello las rutas de los gimnasios se optimizarán".
– ¡Sí! Esa es información que se entregará en la apertura, pero si quieren un adelanto, puedo decir que los viajes en tren serán gratuitos para los participantes". – guiñó a la cámara el entrenador.
– Bah ¡¿Y por qué le cobran a los demás?! ¡En esta región cobran todo! ¡Pura triquiñuela!
– ¡Papá, deje escuchar! – le retó otra vez su hija. – ¡Siempre lo mismo con usted!
De repente, el celular en el bolsillo de Itrio vibró. Aprovechó para revisarlo, ya que los otros dos habían comenzado otra discusión y leyó un curioso mensaje.
"¿Estás viendo la tele ahora?"
Una sonrisa ladina se dibujó en su rostro. Tecleó para responder.
"Lo intento, pero ya sabes lo difícil que me es estar al tanto".
"Oh, cierto ¡Entonces yo te informaré! ¡La Liga Pokémon está cada día más cerca!"
"Lo sé, me das una cuenta regresiva desde hace un mes".
Soltó una carcajada. Sin duda, el remitente estaba muy emocionado con el acontecimiento.
"¡Yo ya me inscribí! ¿Participarás?"
"No lo creo".
"Ah, qué pena. Pensé que podríamos vernos esta vez :(".
– ¿Estás hablando con esa niña de nuevo? – le llamó la atención su madre. El muchacho escondió su teléfono inmediatamente al sentir esa mirada acusadora.
– N-no… – mintió, desviando la mirada. – ¿Por qué lo dices?
– Porque siempre sonríes cuando te escribe.
– ¡E-eso no es cierto! – negó con la cabeza, avergonzado.
– Déjalo. Es mejor que se entretenga con una chiquilla que con esos jueguitos con monos chinos. – agregó su abuelo.
– Sí, pero no cuando estamos comiendo. – la otra extendió su mano, en señal para requisar el aparato.
Para su suerte, unos golpeteos en la ventana lo salvaron de tener que entregárselo. Era Raúl, el Torracat de la mujer y a quien le estaba pidiendo entrar. La aludida se paró a abrirle la ventana y de un salto, el felino se introdujo en la casa; luego, caminó a la cocina y se detuvo en frente de su plato, maullando estridentemente por su alimento y haciendo que su dueña rechistara ¡Bendito sea el ingrato de Raúl, que lo salvaba de momentos como este!
– ¿Y tú dónde andabas, fresco*? – le preguntó ella, abriendo el refrigerador y sacando de allí una lata de atún.
Mientras su progenitora le servía comida al Pokémon, Itrio escribió un último mensaje a su amiga.
"Estoy comiendo ahora y sabes cómo se pone mi mamá cuando tengo el celular en la mesa ¿Hablamos después, Palma?"
"¡Ok! ¡Te espero! :3"
Volvió a sonreír y guardó el móvil en su bolsillo, para después encontrarse con la burlesca expresión de su abuelo.
– ¿Entonces cuando viene la polola*?
– ¡POR LA CRESTA*, VIEJO! – el muchacho dio un respingo, con la cara completamente roja.
*Bistec a lo pobre: Plato que se comía mucho en norte de Chile, más específicamente lugares como Humberstone debido al auge salitrero. Se hace con un bistec de vacuno, papas fritas, cebolla y un huevo frito.
*Loto: Una de las compañías encargada de los juegos de lotería. Las posibilidades de ganar el premio mayor son muy escasas, por eso se dice que está arreglado.
*Po: Muletilla que se usa en Chile al final de una frase. No tiene más objetivo que simplemente reafirmar lo que se está diciendo y de hecho, no tiene un significado en sí. Es el equivalente al "pe" en Perú.
*Mañoso: Regodión, mimado.
*Cabro chico: Manera de decirle a un niño o una persona inmadura. Dependiendo del contexto es ofensivo o no.
*Fresco: En este contexto, se le dice a quien es aprovechado.
*Polola: Novia.
*Cresta: Aquí se supone que es un insulto, pero sinceramente, ahora sólo los viejitos lo consideran como tal xD. Es como decir "¡Caracoles!".
