-Gabu… eres especial para mi, no eres bruto agresivo como los otros, aún así, aunque nunca te negaré que juegues con tus hijos, no podemos ser más que simples amantes, si estuvieramos en otras circunstancias no dudaría en quedarme a tu lado, sin embargo, las reglas dicen claramente que todas las hembras deberán aparearse por turnos con todos los machos para perpetuar la linea sanguinea… lo siento querido Gabu…

Ya me parecía que las cosas eran demasiado maravillosas para que perduraran, pero ella tenía razón, esas eran las reglas y así debía ser pero entonces ¿solo me eligió porque era el siguiente en la fila y luego iria por el siguiente? La verdad no sabía bien que pensar, sin embargo, con todos esos pensamientos en mi cabeza, apenas pude notar el momento en que el nudo se desataba, permitiendome liberarme de aquella estrecha prisión carnosa y suave.

-Comprendo… entonces creo… que mejor me iré… gra-gracias Lala, le diste a éste insignificante lobo uno de los mejores momentos de su vida… vendré a visitarte… luego… creo…

El tono de mi voz era ligeramente depresivo y no podía evitarlo, como podía sentirme feliz si solo había sido usado, como una especie de… ni siquiera sabía bien como sentirme, pero no era nada agradable, salí del cubíl luego de limpiar mi organo sexual a conciencia, por alguna razón me sentí… sucio, pero no entendía el motivo, me dispuse a dirigirme al lugar donde siempre solía preparar la señal cuando Mei y yo nos veíamos, quizá ella podría darme algun consejo, algo de apoyo… para dejar de sentirme de esa manera, por lo tanto empujé las piedras hasta formar la "señal de emergencia" aunque verdaderamente no estaba seguro de que lo fuera, pero ella era la única con la que podía verdaderamente ser yo mismo, hablar con franquesa, sin temos a burlas o reprimendas, y si había habido otro momento el cual sintiera que la necesitara más que nunca, era ahora.

Me dirigí como siempre lo hacía por una de las laderas de la colina, asegurandome que nadie más tuviera los ojos puestos en mi, en verdad la confesión de Lala me había puesto muy alerta, pero al resto no parecía importarles, desaparecí como si nunca hubiera estado en ese lugar, así de fácil, y rapidamente tomé el camino del río por un par de minutos para luego perderme entre los arboles, allí me quedé esperando a mi querida amiga, la cabra más amable y más inocente, sin mencionar alegre, a veces me preguntaba, ¿porque ella no pudo haber nacido como una loba?

Pasaron los minutos, empezaba a pensar que Mei quizá no había visto la señal, que quizá hoy había salido a algún lugar con su abuela, pero no… su fino, blanco y suave pelaje apareció pronto, tal vez solo habían intentado detenerla cuando se escabullía, pero finalmente pude dar un suspiro de alivio, me dirigí hacía ella sin poder evitar sonreir, siempre que la veía me provocaba una felicidad que no podía controlar, y que no podría comparar con nada, su resencia allí, era lo único que odía hacerme sonreir.

-¡Gabu!…

Gritó mi querida amiga a la distancia, su mirada me daba a entender que estaba preocupada, sin duda pens+o que pasó algo malo, quizá algo grave y en cierto modo… así fue pero ella no lo sabía.

-¡Mei!… me alegro de verte.

La saludé a unos pasos de nuestro encuentro, y al verme sonreir parece que relajó su expresión, ya no parecía tan preocupada y en si no quería que lo estuviera.

-¿Que pasa Gabu?… me pediste que nos vieramos aquí… ¿sucede algo malo?

Me preguntó Mei de aquella manera dulce y amable, a pesar de su preocupación, en ese momento no podía evitar pensar de nuevo ¿porque no pudo nacer como lobo?… Pero lo hecho ya no podía cambiarse y para ser sinceros jamás pediría que ella fuera de otra manera, después de todo, mi afecto por ella no cambiará sin importar lo que suceda.

-Yo… bueno… necesitaba hablar contigo Mei… ¿podemos dar un paseo?…

Con un pequeño movimiento de su cabeza, me hizo entender que estaba de acuerdo y entonces nos dirigimos lentamente, paso a paso a cualquier otro lugar donde pudieramos hablar tranquilamente, fue entonces que le conté con todo detalle como fue que sucedieron las cosas entre Lala y yo, lo que me dijo, todo…

-Ella me dijo eso pero la verdad no sé si se refería a que me eligió solo porque le tocaba hacer eso conmigo o si en verdad ella… sentía algo por mi… por eso quería hablar contigo Mei, para tratar de entender…

Mei en ese momento agachó su cabeza, sus orejas decayeron un poco, no entendía lo que le estaba sucediendo, era la primera vez que la veía así de… triste… me dolía verla así, su alegría era lo que me hacía sentir feliz, su inocencia e ingenuidad era lo que me gustaba de ella pero sin esa sonrisa en sus labios, era como si el mundo se apagara, y de pronto sentí la necesidad de devolverle su luz a éste sol apagado, pero… ¿como?

-Mei… ¿estas b…?

Mis palabras se cortaron de pronto, pues mi amiga había levantado su cabeza y me miraba, pero su mirada hizo que se me rompiera el corazón, las lagrimas se acumulaban amenazando con desbordarse por sus mejillas, era la visión más preocupante que había visto en mi vida.

-¡Mei!… ¿que-que te pasa?… por favor no llores, si fue algo que dije yo… yo… lo sie…

Mei sin previo aviso se acercó a mi frotando su cabeza contra mi pecho, tomandome por sorpresa, simplemente hizo que las palabras se borraran de mi mente, siempre la había protegido, algunas veces incluso, ella se ocultaba debajo de mi mientras yo la cubría con mi cuerpo, protegiendola de algún peligro, pero ahora… sentía la suave caricia de su pelaje contra el mio, la suave presión de la curvatura de sus cuernos presionando contra mi pecho, pero no lograba entender… ¿porqué lo hacía? Sin embargo, tan rápido como lo hizo se apartó de mi, alejandose un poco.

-Gabu… yo… lo siento… en verdad no sé lo que me pasó… yo…

Me acerqué a ella mientras balbuceaba intentando disculparse y por alguna razón, puse una de mis patas delanteras sobre una de las suyas, por un momento creí sentir un ligero escalofrio proveniente de mi amiga, pero luego pareció relajarse, giró su cabeza con algo de pena y me miró, yo estiré mi otra pata y sequé los restos de lagrimas que sus ojos aún acumulaban y por alguna razón acaricie su mejilla, y fue cuando lo sentí, un latido intenso que hizo vibrar mi cuerpo, y la sensación de que nada más importaba, nada excepto Mei y yo, nos miramos por largos minutos sin decir una palabra, después de todo, ¿que podríamos haber dicho que hiciera más especial éste momento? Yo creo… que no habían palabras, no para describir el sentimiento que ahora me invadía.

-Mei yo…

Intentaba pensar en algo, pero no podía evitar sentir como me perdía en esos preciosos ojos violeta, perdiendo de nuevo el hilo de mis pensamientos, sin darme cuenta había acercado bastante mi rostro al de mi querida amiga, sintiendo su cálida respiración, pero en ese momento tan maravilloso, un olor me hizo volver a la realidad.

-Mei… Un lobo… tenemos que escondernos

Le dije alejandome un poco mientras miraba alrededor buscando la fuente del olor, no podían encontrar a Mei ahí, porque podrían intentar cazarla, en todo lo que pude pensar en ese instante fue esconderla, rapidamente busqué con la mirada un sitio adecuado y fue cuando distinguí a lo lejos una pequeña grieta en la ared delacantilado, estaba relativamente oscura y se camuflajeaba bien, sin duda podría mantener a salvo a su amiga mientras alejaba el peligro de ella.

-Ocultate en aquella grieta mientras yo distraigo a os otros… no dejaré que te suceda nada Mei…

Le señalé el lugar a mi amiga mientras que yo me alejaba buscando a quienes había olfateado, por alguna razón el olor me parecía muy familiar, además del hecho de que pertenecía a uno de los lobos de mi manada pero percibía algo que identificaba pero que no podía decir el porque me parecía familiar, como si lo hubiera olido esta mima mañana.

-Lo sabía… sabía que habías dejado escapar esa cabra a proposito… pero lo que no entiendo es… ¿cual es su relación?… acaso ustedes son… ¿compañeros o algo así?

Rayos, ella lo había visto todo, a quien menos deseaba ver en ese momento, había presenciado aquél momento tan intimo y especial para nosotros, me sentí petrificado por el miedo, si ella les decía no solo me sentenciarían a muerte, sino que a ella y a su clan la cazarían hasta matarla, no podía dejar que pasara eso.

-La-Lala… vaya no… te vi… ¿que estas haciendo aquí?…

Le dije como si hubiera ignorado completamente su comentario anterior, pero sabía bien que fingir que aquello no había ocurrido podría ser una muy mala idea, sin embargo no se me ocurría nada, excepto decirle la verdad… pero si lo hacía… ¿que haría ella luego? De eso era de lo que tenía más temor.

-Te seguí… estaba segura de que escondías algo, sobre todo después de que me dejaste ahí sola, así que decidí confirmarlo con mis propios ojos… pensé que quizá te veías con otra loba de otra manada pero… esto… un lobo y una cabra… juntos… no puedo creerlo, así que ahora me dirás todo Gabu o les diré a todos tu secreto.

No me dejaba opción, Lala era demasiado astuta y sin duda podría cumplir su palabra, pero sobre todo, no me sentía capaz de lastimarla, sabiendo que llevaba en su interior mi semilla y proximamente a mis cachorros.

-Bueno yo… fue hace tiempo que conocí a Mei… era una noche de lluvia y me había torcido la pata… entonces encontré un…

Le empecé a contar todo desde el principio, la tormenta, la confusión, nuestra platica y nuestras similitudes, entonces finalmente terminé contandole lo que había sucedido hoy, Lala no me había interrumpido ni un solo momento, mirandome con atención y una expresión que no podía descifrar, quería saber que pensaba ella, si le parecía bien, si me veía como un enfermo, o si solo le daba igual lo que sucediera entre nosotros, pero seguía en silencio, sin decir absolutamente nada, como digiriendo todo lo que le había contado.

-Vaya… no puedo creerlo… ¿en verdad sucedió todo eso?… es que no lo entiendo, tu y una cabra amigos… y más ahora sientes algo por ella, si sabes que nunca podrían tener hijos aunque lo intentaran toda su vida cierto…

En ese momento abrí mi hocico decidido a reprochar esa afirmación, pero… luego imaginé la cara de Mei llena de lagrimas deseando tener hijos, a pesar de entender que era imposible por la diferencia de especies, pero aún así repitiendo una y otra vez "no es justo Gabu, no es justo, porque nos castigan así los dioses"

-Yo… lo sé… pero… la amo y no pienso abandonarla solo porque no podamos tener hijos, lamento que no haya sido lo que tu esperabas pero así son las cosas, pero… necesito saber… ¿que vas a hacer? Se lo dirás a todos para que me juzguen como traidor y me sentencien a muerte?…

Le pregunté clara y serenamente a Lala pero sin quitar la expresión seria de mi rostro, despues de todo no estaba seguro si podría confiar en ella, sin embargo para mi sorpresa ella se sorprendió para luego soltar una pequeña carcajada.

-La verdad… no sé que pensar… ¿debería decirles a todos para que te condenen a muerte?… o solo podría cerrar la boca y jugar tu juego hasta que me canse de ti… de cualquier forma acabarás igual así que verdaderamente ¿que importa lo que haga no?… anda quiero conocer a esa chica tan especial… después de todo, ya soy parte de esto… sin importar si decido guardar silencio o no.

No estaba muy seguro si era buena idea, pero practicamente me tenía arrinconado, entonces veo como se aleja en dirección a la grieta, sin duda había visto todo y era mi culpa por no haber estado atento, pero en ese momento reaccioné y me interpuse en su camino, si ella se acercaba a Mei sin duda la asustaría, despues de todo, era un espacio cerrado y sin salida, así que si alguien iria por ella, sería yo.

-N-no… espera por favor… yo iré por ella, se asustará si ve a alguien que no sea yo, le explicaré la situación y…

No sabía que decir, si le decía lo que sucedió seguramente se molestaría, pero si trataba de mentirle… no, siempre nos habíamos tenido confianza, si nuestro secreto se descubrió ya veriamos que hacer, quizá dejar de vernos, solo dejar de ser amigos… pero solo había un problema… nuestros sentimientos nos torturarían, ¿cuanto tiempo podríamos estar separados hasta que tuvieramos la necesidad de saber si el otro estaba bien, o si le había ocurrido algo malo? Ya que la amistad era una cosa si, pero… esto era mucho más fuerte que una simple amistad y… lo pude notar cuando la miré a los ojos, es decir, ni siquiera pude percibir el paso del tiempo… ¿cuanto amor necesito sentir en mi corazón como para que ni me importe el paso del tiempo?

Al final un sonido me sacó de mis pensamientos y noté como Lala me miraba con impaciencia, así que me puse en marcha a donde se encontraba mi querida amiga, llegando a la grieta, me detuve un segundo, y luego se un profundo suspiro me acerqué.

-Hola Mei… ya puedes salir…

Traté de sonreirle con tranquilidad pero siempre había algo en mi rostro que me delataba, o por lo menos, nunca había podido esconderle nada a Mei, pues siempre lograba darse cuenta cuando algo no andaba bien conmigo.

-Gabu… ¿estas bien? Te noto algo… diferente, ¿pasó algo malo?

Me preguntó Mei con su expresión de ingenua preocupación, mientras que yo seguía sin saber si debía decirle lo ocurrido, pero era algo que sin duda notaría tan solo al salir así que viendome acorralado entre des hembras no tuve opción alguna.

-Mei… es que… bueno… re-recuerdas que te conté sobre Lala no?… lo mucho que me ayudó cuando era más joven… pues… resulta que no… me di cuenta pero… mientras hablabamos ella nos vió, no pude mentirle porque ella lo vió todo pero… bueno me dijo que quería conocerte, si estas de acuerdo… no te preocupes yo no dejaré que te suceda nada Mei…

No se me ocurrió una manera más suave de decirlo pero lo cierto era que sin importar como lo dijera, no sonaría bien, y la expresión de asombro mezclado con un toque de temor lo confirmó, quería agregar algo más, algo que tranquilizara un poco el corazón de mi amada, pero no encontré nada útil en mis pensamientos, así que solo le sonreí cálidamente.

-Pe-pero Gabu… nuestro secreto… acaso ella va a…

Miré a Mei por un instante claramente confundido, sin saber que responder, agaché mi cabeza y miré por un breve momento al suelo, pero luego la levanté de nuevo y la miré con determinación, como si cualquier problema ya estuviera resuelto de antemano.

-No te preocupes por eso Mei… de ser necesario huiremos a otro lugar, un lugar donde no puedan juzgarnos por ser amigos, nuestro propio paraiso Mei, pero tal vez… Lala decida guardar el secreto, sea como sea, tenemos que arriesgarnos.

Le extendí mi pata a Mei para intentar que se sintiera segura y sabía que conmigo no había manera de que se sintiera en peligro, y gracias a eso pude convencerla, ella salió de la grieta y se acercó donde estaba la loba azulada, conservó una distancia prudente y se sentó.

-Hola, me llamo Mei, tu debes ser Lala, te agradezco por haber apoyado a mi amigo Gabu hace tanto tiempo, me dijo que sin ti él jamás se hubiera sentido capaz de saltar.

Dijo Mei intentando suavizar las cosas en su primer encuentro con Lala, pero por alguna razón percibía algo extraño en ella, una sensación que me costaba identificar, pero que se hizo clara cuando le respondió.

-Vaya… así que esta regordeta y suculenta chica es tu amiga… y gracias… Gabu sin duda es capaz de mucho, pero sin mi no se hubiera dado cuenta de eso, y dime… ¿tu como has ayudado a Gabu?…

La verdad no estaba seguro de lo que Lala quería lograr preguntandole eso a Mei, pero lo que si podía reconocer sin temor a equivocarme, era la indeleble marca de los celos, ella, una loba, una de las más bellas de la manada, con el privilegio de ser la hermana del lobo beta, y en la que el mismo Giro-san confiaba sin dudar, sintiendo celos de una presa, una cabra a la cuál podría deborar en un segundo si quisiera, la verdad no lo entendía.

-Bueno yo… la verdad es que Gabu es quien siempre me ha salvado a mi, me ha protegido cuando he estado en peligro e incluso una vez estuvo dispuesto a arriesgar su vida para conseguir unas cuantas bayas de la montaña detrás de Baku Baku para poder curar a una de nosotras que estaba muy enferma, en verdad le debo mucho, por eso siempre será mi más querido amigo.

Mei me dirigió una suave mirada llena de aquél sentimiento que hacía latir mi corazón con fuerza con solo ver sus hermosos ojos, pero entonces sacudí repentinamente la cabeza y me apresuré a corregirla pues si había hecho mucho por mi.

-No olvides Mei… tu siempre me has escuchado, me has tratado con amabilidad y sobre todo me aceptaste a pesar de nuestras diferencias, a pesar de nuestra "naturaleza", sin ese apoyo de tu parte quizá no habría podido superar todos los obstaculos que he tenido hasta ahora, gracias Mei… tu siempre serás mi amiga más preciada…

De la mejor manera posible intenté devolverle la mirada de la misma manera, pero pensaba que no podía expresarme de la misma maravillosa manera en la que ella lo hacía, aún así lo intenté lo mejor que pude

-Yo la verdad no siento que eso hubiera sido como la forma en que tu me ayudaste… solo fue algo que debía hacer, porque eres mi amigo, pero no debiste poner en peligro tu vida solo por ayudarme, para mi, aunque quiera mucho a mi "familia" y no desee el mal para nadie, hay que aceptar que cuando la muerte llega, es inevitable, nadie la desea, pero de todos modos nos llega, y si tengo que arriesgar la vida de un amigo para salvar a otro, prefiero que uno de ellos muera y no los dos, pero por suerte ambos sigues aquí conmigo.

No me esperaba un comentario tan oscuro de mi querida amiga pero supongo que era lógico, yo también tuve algo de miedo cuando empezaba a subir la montaña, pensé incluso en renunciar y decirle a Mei que no había encontrado ninguna pero… al final la "canción del viento" me dió el valor que necesitaba, en ese momento creo que mi fuerza y sobre todo mi valor aumentaron bastante.

-Lo siento Mei, pero sentí que era importante para ti… por eso yo…

No pude evitar dejar de hablar pues vi a Lala hacer una mueca de desagrado y levantarse, supongo que para irse.

-Lala… ¿que sucede?… ¿ya te vas?

Le pregunté a la loba algo preocupado e inquieto pues a parte de expresar su desagrado de una manera tan visualmente clara, no había dicho absolutamente nada, pensaba que tal vez la idea de que fueramos amigos Mei y yo le resultaba aberrante y se dirigía directo con Barry o peor, con Giro-san para decirselo.

-Ah… si… no quiero interponerme entre su cursi demostración de afecto, y sobre su secreto, descuiden, yo no soy nadie para juzgarlos, sobre todo… cuando veo lo felices que son juntos… me sentiría mal si destruyera algo tan maravilloso como eso… entonces… te veo en casa Gabu… y… fue un placer conocerte… cabra…

Me desagradó un poco la forma tan despectiva en que le había dicho a Mei, pero no podía culparla, Lala era de los lobos que hasta que no te conocen no te muestran su lado más amable, y esperaba que quizá en algun momento ella quisiera pasar tiempo con nosotros dos y compartir nuestras emociones, pero por ahora era preferible que digiriera un poco nuestra inusual relación…

-Perdonala Mei… ella es bastante especial, quizá cuando la conozcas mejor te des cuenta de eso

Le dije a Mei casi como una suplica pues la manera en la que se había comportado con mi mejor amiga… sin duda había sido descortés pero al menoshabía prometido guardar nuestro secreto y me sentía aliviado por eso.

Yo confiaba en Gabu por completo, me había demostrado que era un buen amigo, a pesar de todo, pero me preocupaba lo que vendría, aquella loba no parecía tan amable como Gabu me lo había mencionado, así que no sabía que esperar de ella, bien podría preparar una emboscada sin decirle a él y luego de matarme podría sin duda seducirlo para quedarse con él, no… ¿porque estoy pensando esas cosas? Pero… sea como sea creo… que debo tomar precauciones.

-No te preocupes Gabu, pero… la verdad no sé si podemos confiar en ella, despues de todo la forma en que me habló… no me siento muy segura de que haya descubierto nuestro secreto y si… y ¿si se lo cuenta a alguien más? Quizá… deberiamos pensar en algo, ¿no crees?

Mis ojos reflejaban mi temor y creo que Gabu lo percibió porque sin previo aviso sentí sus patas rodearme en un abrazo consolador, su cuerpo tibio y suave contra el mio me hacía sentir tranquila, protegida… e incluso amada, ¿como era posible que con tan solo un abrazo se calmaran tan subitamente mis preocupaciones?, pero luego de pensarlo por un momento, no era cualquier criatura quien me estaba abrazando, era mi querido amigo, en ese momento solo me deje llevar por la suavidad de su pelaje y cerrando mis ojos empece a frotar mi rostro contra su pecho, hundiendolo con cariño como antes.

No podía creerlo, Mei estaba haciendo eso de nuevo, sentía como frotaba su pelaje con suavidad contra mi pecho, y la verdad no sabía el motivo, pero a pesar de que antes me tomó desprevenido, esta vez pude percibirlo, mi corazón latía con más fuerza cuando ella hacía eso, como si presionara algún boton en mi interior que avivara los latidos pero no era solo mi corazón… era… algo más… intenso.

-Cuando haces eso Mei… siento deseos de protegerte contra cualquier peligro, aún a costa de mi vida… ¿porque siento eso?… acaso ¿esta mal? Es que nunca antes me sentí así con nadie más… ni siquiera con Lala…

En ese momento tan maravilloso lo recordé, un sencillo recuerdo oculto en lo profundo de mi mente, yo estaba… con mi madre y ella… me dijo…