CAPÍTULO 1
N/A: Esta es mi primera historia, espero sea de su agrado. Invito a dejar sus reseñas todas son bienvenidas.
En una remota localización solo podía verse destrucción. Mientras el sol se alzaba lentamente se veía a dos hombres, uno de pie y otro aparentemente muerto. Alrededor del campo de batalla habían armas, cráteres y aparentemente una gran catarata sin duda creada por la intensidad del combate. Este lugar sería luego conocido como el Valle del Fin.
El hombre que apenas estaba de pie tenía largo cabello negro que le llegaba al cuello, ojos negros y llevaba lo que parecía una desgastada armadura roja con planchas alrededor de los brazos y el pecho por protección. El nombre no era otro que Hashirama Senju, líder del Clan Senju y Primer Hokage de Konohagakure no Sato (la Aldea Oculta entre las Hojas).
"¿Por qué tuvo que llegar a esto, Madara?" se preguntó Hashirama mirando el cadáver de su viejo "amigo".
El hombre ahora identificado estaba recostado en el piso: tenía largo y puntiagudo cabello negro que casi alcanzaba sus caderas, cubriendo la parte izquierda de su rostro, incluyendo su ojo negro como la brea. También llevaba una armadura con el mismo estilo. Recostado en el piso con una espada incrustada en el pecho estaba Uchiha Madara, antiguo líder del Clan Uchiha y cofundador de la Aldea de la Hoja.
"Lo siento, pero has elegido el camino equivocado... Adiós, viejo amigo, que encuentres paz en la otra vida"
dijo Hashirama mientras se volvía y caminaba lejos de la larga batalla que había apenas librado. Su cabeza gacha en pena por no poder salvar a su amigo.
Un par de días más tarde - Localización desconocida
"Oh mi cabeza... ¿dónde estoy?" pregunto Madara, abriendo lentamente los ojos. Inmediatamente dio un brinco e hizo una mueca de dolor por la herida en su pecho. Viendo alrededor encontró que estaba en una pequeña casa de madera. Por lo que parecía era una casa de apariencia modesta, probablemente solo una persona vivía ahí.
"Tranquilo, campeón, fuiste herido bastante mal" dijo una desconocida mujer mientras se le aproximaba. Viéndola notó que tenía largo y lacio cabello rubio que alcanzaba su cintura, ojos azules y rostro ovalado, estaba llevando una camisa café que fácilmente mostraba sus pechos copa C y pantalones negros. Todo en todo ante él se encontraba una hermosa mujer, sonriéndole.
"¿Quién eres? ¿dónde estoy?" preguntó madara, siendo un poco sospechoso de la mujer ante él, incluso si no representaba una amenaza a primera vista.
"Bueno, mi nombre es Namikaze Hanako y nos encontramos en el País de los Campos de Arroz, cerca del océano" dijo Hanako, dedicándole una pequeña sonrisa que no pasó desapercibida para Madara.
"¿Qué sucedió? ¿Cómo llegué aquí?" preguntó un impaciente Madara, tratando de entender lo que sucedió ya que su memoria era algo difusa.
"Tantas preguntas. Solo recuéstate y relájate, fuiste herido en tu última batalla y apenas la libraste. Fuiste muy afortunado que te encontrara, te trajera aquí y te curara. Hubo ocasiones en las que creí que no podría salvarte, después de todo no muchas personas sobreviven a tener una espada atravesándoles el pecho. Ahora ¿qué tal si me dices quién eres?" preguntó Hanako tomando en cuenta que el hombre probablemente era un shinobi.
"Soy el gran Uchiha Madara, antiguo líder del Clan Uchiha, cofundador de la Aldea de la Hoja" dijo Madara con orgullo por ser miembro de su clan.
"Un poco lleno de ti ¿no crees?" dijo Hanako dándole una risita a Madara y recibiendo una mirada por parte de este.
"¿Eres un shinobi?" preguntó Hanako con precaución, no sabiendo todavía si podía confiar en él.
"De hecho, lo soy. Soy uno de los más poderosos en el mundo conocido, solo igualado por Hashirama Senju, actual Primer Hokage de la Hoja" dijo Madara, escupiendo la última palabra con claro veneno. Aun odiaba a la Hoja y a su clan por no seguirlo en su liderazgo y abandonarlo para seguir a un Senju de entre todas las personas.
"Aun así te patearon el trasero..." dijo Hanako soltando una risita y estallando a carcajadas mientras Madara la veía enfadado y murmuraba sobre irrespetuosas y problemáticas rubias.
"Bueno, voy por algo de comida. Descansa algo y tómate un par de meses para recobrar la salud" dijo Hanako mientras Madara estaba recostado en la cama, recordando su pérdida contra Hashirama, pero riendo siniestramente.
5 años más tarde
Muchos pensaban que Madara era una persona fría, incapaz de amar o preocuparse por otra persona que no fuera él, sin embargo, esto no podría estar más lejos de la verdad. En los últimos cinco años mucho había cambiado y aunque Madara no lo admitiría se había vuelto muy cercano a Hanako, de hecho, tratándola como su esposa e incluso abandonando sus planes de venganza contra los miembros de su clan.
"Quizá esta es la paz que siempre perseguí" pensó Madara mientras veía al amor de su vida con la cabeza en el pechó de él. En el transcurrir de los años había adoptado la vida de un pescador junto con Hanako y había dejado atrás las peleas y guerras que una vez combatió.
Hanako también había conocido sobre Madara y su clan y la aldea que había creado junto con su rival y amigo de toda la vida. Conoció sobre su vida como shinobi y el Kekkei Genkai de Madara, el Sharingan.
"¿Quién hubiera pensado que el gran Uchiha Madara simplemente viviría la ordinaria vida civil lejos de las batallas, irónico ya que siempre le agrado el calor del combate contra un poderoso enemigo" pensó Madara mientras reía por casi morir a manos de Hashirama?
"Si dejar la vida shinobi significa estar con Hanako y hacerla feliz con gusto me olvidaré del pasado y me enfocaré en el futuro" pensó mientras se sumergía en el sueño junto a su amada.
Otros 5 años después – País de los Campos de Arroz
Otros cinco años habían pasado y ahora vemos a un feliz Madara inclinado contra un árbol, abrazando a Hanako contra su pecho. Ambos veían al mar y podían ver a un niño de cuatro años intentando pararse en el agua. Él tenía cabello rubio y puntiagudo y los ojos más azules que nadie hubiera visto jamás. Su nombre era Namikaze Izuna, hijo de Uchiha Madara y Namikaze Hanako.
Viendo a su hijo tratar (y fallar) el pararse sobre el agua, ambos padres suspiraron y se sintieron felices por tener un maravilloso hijo y un estupendo compañero que amar tanto como lo amaba el otro. Aunque Madara abandonó el camino del shinobi decidió entrenar al joven Izuna para defenderse si la necesidad alguna vez surgía. Madara también explicó que decidió darle el nombre de su madre porque los Uchiha eran bien conocidos y temidos por todo el mundo. También le explicó y mostró su Sharingan, diciendo que un día también lo poseería y que debería estar orgulloso de su herencia.
Un par de semanas después
Madara estaba dirigiéndose a casa luego de ir al pueblo a comprar provisiones. En el camino a su hogar sintió un estallido de chakra en la dirección de su casa. Incluso si Madara había abandonado el ser un shinobi aún mantenía la mayoría de sus habilidades en forma, nunca sabiendo cuándo podrías necesitarlas.
Rápidamente atravesando los árboles pudo divisar su casa y vio a Hanako, sangrando y al pequeño Izuna tratando de repeler a un par de shinobis de Ame. Sin dudar rápidamente desapareció y se detuvo justo a tiempo para bloquear una espada que hubiera matado a su único hijo.
Activando su Sharingan simplemente vio a los cuatro shinobis enfrente de ellos y por lo que se veía apenas eran nivel Chunnin.
Los shinobis de Ame vieron el Sharingan brillando en todo su poder y el líder del grupo preguntó "¿Qu-quién eres tú?" tartamudeando luego de ver el Sharingan. Los shinobis sabían muy bien el poder del Kekkei Genkai y los miembros de ese clan.
"Soy Madara, Uchiha Madara" dijo él mientras el viento le movía el cabello, dándole un aura de poder que intimidaba aun al más poderoso de los enemigos.
Luego de oír el nombre los shinobis de Ame palidecieron y tomaron un par de pasos hacia atrás al ver que el hombre enfrente de ellos era el legendario Uchiha Madara, antiguo líder del clan. Sin dudarlo Madara activó su Susanoo y rápidamente mató a los cuatro shinobis sin ningún remordimiento.
Viendo hacia atrás se dio cuenta que Izuna se había desmayado por falta de chakra y acercándose a su amada la vio a los ojos y su corazón se llenó de remordimiento por no ser capaz de estar ahí, no ser capaz de proteger a la única persona que le había importado más que cualquier otra cosa en el mundo, al amor de su vida.
Cu-cuida (cough) de nuestro hi-hijo" dijo una muy debilitada Hanako, dándole un último beso a su amado, cerró los ojos para nunca volver a abrirlos.
Madara solo se quedó ahí congelado, viendo a su ahora muerta esposa. En su mete estaban pasando imágenes de los últimos diez años de su vida. En los últimos años todo lo que recibió fue felicidad y se la habían robado.
Dándole un último vistazo a su Hanako tomo una decisión que influenciaría a todo el mundo.
"Fui demasiado ingenuo al pensar que esto duraría, demasiado ingenuo por creer que el mundo había cambiado, demasiado ingenuo por dejar mis planes detrás. Lideraré el mundo a la paz y felicidad verdadera. Honraré tu memoria Hanako, crearé un mundo hecho de amor y felicidad y me aseguraré de que estés a mi lado" pensó Madara mientras recogía a su hijo y saltaba hacia los árboles, dejando atrás su antiguo hogar.
Un mes después
Madara y Izuna se encontraban a unas millas de las puertas principales de Konoha. Mientras Madara veía una última vez a Izuna.
"Izuna, hijo mío" dijo Madara para llamar la atención de Izuna. En el último mes Madara había entrenado a Izuna con gran dureza, determinado a hacer a su hijo tan fuerte como fuera posible para que pudiera mantenerse a salvo. Durante el mes de entrenamiento Izuna había activado su Sharingan, un gran logro para alguien tan joven.
"Recuerda mantener el nombre Uchiha y tu línea de sangre como un secreto de la aldea, pero nunca olvides tu legado. Incluso si me desagradan los Senju, esta aldea te mantendrá a salvo y te hará fuerte. Nunca abandones tus creencias y pelea por lo que amas, solo cuando pelees para proteger algo precioso para ti podrás mostrar tu verdadera fuerza. Siento mucho dejarte solo, pero esto es algo que debo hacer solo. Habla con el Segundo Hokage y dile que eres un huérfano y que desea unirte a Konoha, él te mantendrá a salvo. Habrá un tiempo en el que nos enfrentemos. Hasta entonces buena suerte." dijo Madara mientras comenzaba a alejarse, dejando a su hijo en un nuevo camino.
"Supongo que esto es" dijo Izuna mientras caminaba a través de las puertas principales de Konoha "te haré orgulloso, tou-san, y honraré tu recuerdo, kaa-san."
Años después - Ubicación clasificada - Fuera de Konoha
Por todo el cuarto un grito hacía eco. Este grito parecía pertenecerle a un pequeño bebé. El bebé pesaba tres kilogramos que tenía cabello rojo y puntiagudo, así como un par de ojos morados oscuro. Una mezcla perfecta de sus padres, Minato Namikaze y Kushina Uzumaki.
Felicidades, Kushina-san. Es un hermoso niño" dijo la enfermera mientras le daba al recién nacido bebé a su madre. La mujer en la cama solo podía ser descrita como una belleza pelirroja. Con largo y lacio cabello rojo que le llegaba hasta la cintura, ojos morados y grandes pechos copa D que adornaban su bien desarrollado cuerpo. Ella abrazó a su hijo por primera vez.
"Hola, sochi..." dijo Kushina.
Minato se volvió hacia su hijo y dijo:
"Bienvenido a nuestra familia, Naruto"
