Ryuuto estaba avanzando por el bosque de la isla, procurando que nadie lo haya visto o seguido, de cualquier forma no es que haya algo interesante en seguir a un idiota, justamente esa máscara le ayudará a moverse sin que sospeche nadie. Su camino lo llevó hasta una rejilla escondida a la cual tocó, en ese momento llegó un hombre de cabello castaño.
- Así que eres tú, de quien me avisó el jefe. – Comentó este, Ryuuto asintió.
- ¿Eres mi contacto? Eres un poco simple a decir verdad. – El hombre soltó una pequeña risa.
- Me lo dicen muy a menudo… soy Kirishima Matsuo, supongo que ahora seré tu cómplice. – Extendió su mano, Ryuuto sonrió para aceptar el apretón.
- Takamaki Ryuuto, entonces podré contar contigo para cuidar mis herramientas.
- Claro, si quieres verlas, acompáñame. – Los dos comenzaron a descender por unas escaleras, llegando a un pasadizo subterráneo con habitaciones, le señaló a una donde estaba todo.
- Jeje, de eso hablaba. – Revisó que no faltara nada, por suerte no faltaba ninguna arma, ahí tenía varios cuchillos, pistolas, rifles, granadas y mucho más que pueda utilizar, una gran sonrisa se formó en su rostro. – Perfecto, con esto en línea no hay problema alguno.
- Seguro ya identificaste al asesino enviado por el consejo ¿no?
- Claro, fue muy fácil y puedo decir que su acto es pésimo, realmente se nota que es una novata en esto de los asesinatos.
- Eso dices, pero tengo entendido que recibió entrenamiento de uno de los mejores asesinos de Japón, así que no puedes bajar la guardia. – Ryuuto empezó a reír estruendosamente.
- ¿Uno de los mejores asesinos de Japón? A quien mierda le importa, soy un asesino profesional, tengo mayor recorrido que este asesino y eso lo demostraré arruinando cada uno de sus planes… por ahora guardaré todo esto y solo lo sacaré cuando observe que esté por hacer algo, espero que tengamos una larga relación de trabajo.
- Claro, me están pagando por traicionar al consejo, así que no es que tenga otra opción, si necesitas algo, sabes que puedes entrar sin problema alguno.
- Lo sé, ahora mejor me regreso, ya la siguiente clase está por comenzar y debo mantener un ojo avizor sobre nuestro querido asesino. – Ryuuto salió en aquel momento para hacer su vuelta hacia el salón una vez más.
- Nana-chan, entonces ¿estás soltera? Seguro quisieras tener a un hombre tan fuerte como yo. – Moguo hizo gala de sus musculos que para nada tenía.
- Vamos Iijima, no creo que a Hiiragi-san le interese alguien de tu tipo, ya soy yo la mejor opción. – Exclamó el peliazul.
- ¡Kyaaah Seiya-kun! – Exclamaron varias chicas atrás de él, Nana soltó una pequeña risa.
- Aprecio la oferta y realmente me alegra saber que soy bienvenida a pesar de haberme transferido algo tarde, pero ya tengo planes.
- ¿Planes? ¿Con quién? – Preguntó Moguo.
- Bueno… con Nakajima-kun. – En eso el pelinegro se sorprendió al ser nombrado por Nana.
- ¿Nakajima? ¿Te refieres al sin talento? Él no es más que un simple pedazo de basura que no tiene poderes, déjalo. – Exclamó el gordo, Nanao bajó la mirada.
- No es bueno insultarlo Iijima-kun, sé que Nakajima ha de ser un buen chico que tiene un talento interesante. – Sonrió la pelirrosa, Nanao se sorprendió al verla. – Vamos Nakajima-kun, a comer juntos. – En ese momento sujetó de su mano para salir del salón.
- E-Esto… Hiiragi-san, sería mejor si no me hablas… ya viste lo que pasó antes.
- No seas negativo, si es por lo que dijeron los demás, no tienes que hacerles caso, vamos a la cafetería. – Los dos se movieron hacia la cafetería que estaba afuera, siendo en sí un pequeño edificio el cual vendía comida, ambos entraron y pidieron sus respectivas comidas, siendo Nana curry y Nanao tonkatsu, al sentarse en la mesa y esperar sus almuerzos, la pelirrosa miraba fijamente a Nanao.
- Ya entonces te dije cual es mi talento, seguro que, si te transfirieron a esta isla, es que debes tener uno.
- No realmente… incluso siento que fue un error el haber llegado pero fue después de todo por la presión que mi padre metió para ello. – Revisó el reloj que tenía.
- ¿Ese reloj es tuyo? Es muy lindo.
- jeje… fue un regalo de mi padre antes de venir… a decir verdad, ha tenido fe en que logre desarrollarme en esta isla, a veces es algo estricto pero creo que ve algo en mí… él realmente quiere que sea un mejor hombre.
- Seguro puedes hacerlo. – Nana sujetó las manos del pelinegro, a lo cual se sonrojó. – Si nadie más tiene fe en ti, yo te aseguro que siempre estaré a tu lado, esto solo reafirma lo buen chico que eres y que piensas en los demás, así que cuentas con todo mi apoyo.
- … Hiiragi-san…
- Ejem, puedes llamarme por mi nombre, y a cambio te llamaré por el tuyo.
- ¿Eh? Pero eso…
- Somos amigos ¿no? No es justo que solo nos hablemos por nuestros apellidos, vamos Nanao-kun.
- Eh… esto… Nana-san…
- Jeje~ - La sonrisa de Nana era tan radiantes que enceguecía a Nanao, no podía creer que era amigo de una chica tan linda, incluso pasó por su cabeza si podían llegar a ser algo más, sonrojándose. - ¿Nanao-kun?
- ¡¿Eh!? ¡N-No es nada!
- Que raro eres. – Soltó una pequeña risa, el pelinegro se rascó la nuca. Un rato después llegaron sus pedidos y comenzaron a comer, en ese tiempo Nanao pensó que, con el apoyo de Nana, quizás pueda demostrar que es mucho más y por ello se esforzaría, si realmente lograría mostrar al resto de la clase que tiene lo necesario para estar ahí.
- Ah tengo hambre… ¿oh? ¡Nana-chan! – Ryuuto saltó para querer abrazar a la pelirrosa, esta lo esquivó, causando que impactara contra la pared. – Ouch… eso fue malo nana-chan…
- Lo siento Takamaki-kun. – Un gotón surgió de su frente al igual que Nanao, unos segundos después el peliverde se levantó como si nada.
- ¿Están comiendo? Que malos, no me invitaron y no es justo que estés a solas con Nana-chan cuando sabes que somos el uno para el otro.
- Lo siento, pero ya dije que no. – Respondió la pelirrosa.
- Pero un día serás mía, eso lo juro.
- (Que perseverancia tiene…) – Pensó Nanao para sus adentros. – No haría mal si nos acompaña ¿Qué dices Nana-san?
- Claro, mientras más amigos, mejor. – Sonrió ella, Ryuuto pidió un gran tazón de ramen para comer, claramente más grande que el resto lo cual sorprendió a ambos.
- ¿Podrás comer todo eso? – Preguntó Nanao.
- Jeje, con quien crees que hablas, siempre tengo hambre. – Declaró con orgullo, tomando los palillos y comiendo los fideos. – Esto es delicioso.
- Realmente tiene mucha hambre… - Exclamó Nana por debajo. Ya luego de un rato terminaron de comer.
- Estuvo delicioso… - Ryuuto se sujetaba el estómago el cual estaba algo inflado.
- ¿Será que su talento será ser un pozo sin fondo? – Preguntó Nanao.
- No lo sé… ¿Estás bien Takamaki-kun?
- Ryuuto, llamame por mi nombre.
- Bien… Ryuuto-kun…
- ¿Si Nana-chan? – Exclamó el peliverde con una gran sonrisa, lo cual Nana se sintió un poco cohibida.
- (No lo entiendo realmente…) – Pensó para sus adentros. – La próxima clase está por empezar, es hora de irnos.
- A donde sea que vayas tú, siempre estaré ahí, vamos mi princesa. – Un brillo surgió de sus ojos.
- Vamos. – Señaló Nanao. Regresaron al salón con lo cual hubo más clases, para Ryuuto, no hubo necesidad de prestar atención, después de todo tenía conocimiento universitario y eso era cosa sencilla para él, en vez de eso tenía la vista en Nana de forma indiscreta.
- (Parece que tengo una idea de como actúa… Nakajima Nanao… seguro él será su primera victima si es que se ha estado juntando con él, en algún momento que estén a solas, seguro lo asesinará… necesito hacer algo al respecto antes de que suceda…)
Terminaron las clases y de tal forma avanzaba por los pasillos, por ahora vio a Nana junto al pelinegro pero seguro no haría nada, sería poco natural que desaparezca apenas ella se transfirió lo cual traería sospechas obvias sobre su persona, así que tenía algo de tiempo. Fue a la sala de profesores si es que podía obtener algo de información.
- Tu… - Vio a Kyoya en los pasillos, su mirada sombría y seria se posó sobre el peliverde.
- Eres Onodera Kyoya ¿no? Pensé ir al baño pero es un poco más complicado de lo pensado jeje~ - Sacó la lengua, el peligris solo no expresaba nada.
- Si quieres ir al baño, toma el camino a la izquierda. – Señaló con voz seria, incluso Ryuuto pensaba que quizás era algo serio e inadaptado. – Lo siento ¿dije algo mal?
- No realmente, aprecio la ayuda, gracias. – Se despidió de él. – (Es algo raro, pero no parece que intervenga en nada, a pesar de ello, debería mantenerlo al margen.) – Llegó a la sala de profesores con lo que entró para revisar la sala la cual estaba vacía, entonces fue por las hojas de los alumnos que contenían sus datos personales, entonces vio la carpeta que estaba afuera. - ¿Eh? Parece que alguien lo reviso antes que yo… - En eso recordó a Kyoya, una sonrisa se formó en su rostro. – Ya veo… puede que sea más astuto de lo que pensaba… debo cuidarme de él.
Empezó a revisar su hoja personal, claramente tenía los datos falsificados que el primer ministro le prometió, en cuanto al talento, estaba en desconocido.
- Supongo que Onodera revisó esto. – Vio también la hoja de Nana y de Nanao. – Ya veo… parece que realmente quiere saber sobre nosotros… no se la dejaré fácil tampoco y no me consta que descubra a Nana-chan… no aun… - Tomó las hojas personales de ambos para guardarlas. – Si alguien acabará con ella… seré yo…
En otro lado, Nana y Nanao estaban de camino para sus respectivos cuartos, el pelinegro estaba feliz con la compañía de la chica.
- Gracias por todo lo de hoy Nana-san.
- No es nada Nanao-kun, en ocasiones Moguo-kun puede ser un poco duro pero sé que es alguien bueno.
- Es que, ya viste, a todos les encanta presumir sus talentos de forma indiscriminada, un día de estos acabarán por causar un accidente y alguien muera.
- No creo que suceda la verdad, para eso estamos en esta escuela ¿no? para aprender a usar nuestros poderes y llegar a pelear contra los enemigos de la humanidad.
- Enemigos de la humanidad ¿eh? – Nanao miró al cielo. – Dime Nana-chan… ¿Qué crees que son los enemigos de la humanidad?
- ¿Eh? Esto… según nos han enseñado, son monstruos muy horribles que asesinan a la gente, ya sabemos que por eso existen los talentosos, para pelear contra ellos.
- Eso es verdad… pero, algo me da la sensación de que es algo más que lo que podemos ver, que en realidad ese enemigo podría estar entre nosotros, incluso ser nosotros mismos.
- ¿Qué te hace pensar aquello Nanao-kun? – Preguntó Nana con curiosidad, el pelinegro sonrió por debajo.
- Es solo un simple pensamiento sin valor pero si deseas escuchar… ya sabes de aquel talento que perdió el control ¿no? En un inicio las personas normales vieron a los talentos como posibles enemigos, un desastre de tal magnitud haría que cualquiera nos temiera y quisieran eliminarnos.
- Eso podría ser, pero no creo que todos los talentos son malos, hay gente buena en esta escuela.
- Eso es verdad, a decir verdad… creo que habrá un mundo donde podamos ser capaces de entendernos, e incluso ser iguales, me gustaría trabajar para hacer eso posible, donde no haya discriminación hacia la gente sin talento como yo.
- Ese es un sueño muy admirable Nanao-kun, me gustaría apoyarte en todo lo posible.
- Nana-san… si, me gustaría tener tu ayuda. – Sonrió Nanao. Poco tiempo después él llegó al edificio de los chicos, al llegar a su habitación vio en los pasillos a Ryuuto. – Takamaki-san.
- Oh, pero si es mi gran amigo Nanao. – Lo abrazó del cuello. - ¿Estuviste con Nana-chan de nuevo? No me la quites, somos una pareja predestinada después de todo.
- N-No hice nada con ella… - Se apartó del agarre del peliverde. – Creo que quizás la incomodas un poco con tus acercamientos, me gustaría pedirte si puedes dejarlo.
- Creo entender… así que realmente vas por ella y yo que pensé que éramos BFF, me traicionaste. – Fingió llorar, Nanao soltó un suspiro.
- Entiendo que Nana-san es una chica hermosa, pero por esa misma razón no me veo a mí como alguien que siquiera pueda acercarse a ella, después de todo no tengo un talento, nadie quisiera acercarse a mí.
- ¿Qué tiene de malo? Yo tengo un talento super recontra poderoso pero no lo muestro porque es un secreto, si lo hago, tendría que matar a la gente a mi alrededor… - Le susurró de una forma amenazadora y con rostro serio, cosa que le dio escalofríos al pelinegro. - ¡Bromeo~!
- … Oh, es una broma jaja…
- Nana-chan se ve como una persona que prácticamente es amigable con todos, sin importar si tiene un talento o no.
- Es verdad… - Nanao sonrió por debajo. – ha sido un día pero ella ha demostrado que es una persona con un gran corazón.
- Así que prácticamente cualquiera puede tener oportunidad con ella y obviamente yo no me rendiré, ni aunque me rechace mil veces, sin en la mil y uno logra aceptarme, será una victoria.
- … Me sorprende cuanta fuerza de voluntad tienes. – Expresó Nanao con asombro. – Nunca antes conocí a alguien así.
- Ya sabes, cuando quiero algo, me aferro a ello totalmente, soy alguien que siempre buscará cumplir lo que deseo.
- Y bastante seguro, me gustaría ser así con el resto…
- Puedes hacerlo, no nos has demostrado tu talento aún después de todo. – Exclamó, cosa que asombró a Nanao.
- ¿Lo sabes? Sobre mi talento…
- Jeje… - Ryuuto se cruzó de brazos con una sonrisa. – Me pueden llamar idiota pero no soy un despistado, solo quiero saber por qué lo escondes.
- Es que… no me hace sentir seguro, creo que si lo hago… puedan odiarme…
- No seas negativo. – Exclamó Ryuuto. – Si crees en el corazón de la gente y su bondad, verás que ellos te aceptarán, tengas lo que tengas, así como Nana-chan y yo te aceptamos por como eres, debes creer que el resto lo hará.
- Takamaki-san… gracias por las palabras, creo que podría hacerlo.
- Claro que puedes. – Sonrió el peliverde. – Mañana mismo debes hacerlo.
- ¿Mañana? – Aquello lo sorprendió.
- Ya sabes lo que dicen, no dejes para después lo que puedes hacer de forma inmediata, así que ve y demuéstrales al resto de la clase que eres un hombre hecho y derecho.
- S-Si. – Nanao regresó a su habitación al igual que Ryuuto, al llegar, se dejó caer sobre la cama.
- Que agotador es estar actuando… pero bien, si logro hacer que Nanao muestre su talento, Nana-chan sin duda irá hacia él y ahí lo salvaré… arruinaré tus planes Nana-chan…
Todos fueron a clases al día siguiente, en este se trató el asunto de que debía haber un delegado de la clase, obviamente Moguo y Seiya se nominaron como candidatos debido a que eran los más fuertes, Nanao decidió quedarse a la vanguardia, en eso Ryuuto hizo su movimiento.
- ¡Nakajima debe ser el próximo representante! – Lo nominó, el pelinegro lo vio con los ojos como platos.
- ¿Qué haces? – Preguntó por debajo.
- Sé que puedes, recuerda lo que hablamos antes. – El pelinegro lo recordó, entonces cerró los ojos y se levantó.
- Lo haré.
- Jeje, así que el sin talento quiere enfrentarme, no llores después cuando barra el suelo contigo. – Amenazó Moguo mientras hizo aparecer llamas en sus manos.
- Realmente tienes agallas Nakajima, pero no retrocederé tampoco. – Declaró Seiya, varias chicas gritaron su nombre.
- Nanao-kun… - Exclamó Nana por debajo, el profesor se veía preocupado.
- E-Esto… chicos, será mejor si…
- Solo hay una forma de resolver esto. – Aclaró Moguo con una sonrisa. Llegó la hora de educación física, aunque más que ejercicios era una demostración de los talentos para que estos los desarrollen y presuman en sí. – Muy bien Kori Seiya, Nakajima, intenten frenarme si pueden.
- Jeje, entonces Iijima-san, intentan frenar mi hielo. – Seiya comenzó a conjurar hielo alrededor el cual envió hacia Moguo, peste tuvo que rodear su cuerpo entero con llamas para derretirlo.
- Tu pequeña brisa helada no es nada ante las llamas de mi pasión ardiente.
- Ok Iijima-san, intenta esto. – Los dos siguieron enfrentándose entre sí mientras Nanao solo miraba.
- No sé que es todo esto… - Sonrió Nana con un gotón en la frente.
- Nana-chan, no lo entiendes… - Ryuuto se puso a su lado con lentes de sol y los brazos cruzados. – Esto es un rito de iniciación para que Nanao finalmente se vuelva hombre.
- ¿Hombre?
- Ya verás, aunque claro que solo tu serás mía. – Nana solo pudo soltar una risa nerviosa. Moguo y Seiya seguían peleando entre ellos, ignorando en su totalidad al pelinegro, en ese momento el gordo conjuró una gran bola de fuego en sus manos.
- Muy bien Kori Seiya, me cansé, así que toma esto.
- Así que es el final, ven Iijima-san.
- ¡Aquí va! – Moguo estaba por lanzar la bola de fuego pero en su descuido se resbaló con lodo en el suelo. - ¡Woah!
- ¡Cuidado! – Debido a ello la bola se desvió y fue con dirección hacia Nana y Ryuuto-
- ¡Cuidado! – Nanao se apresuró en ese momento y puso frente a la bola de fuego, lo ocurrido los sorprendió, el ataque fue neutralizado, más bien como que desapareció.
- ¿Qué pasó? – Preguntó Seiya.
- ¿Nakajima? – Moguo vio con asombro al pelinegro, este había reaccionado por puro instinto. - ¿Qué hiciste?
- Bueno… este es mi talento… puedo neutralizar los talentos de otros… quizás sea algo malo pero…
- ¿Malo? ¡Pero si es lo más genial del mundo! – Exclamó Moguo con brillo en los ojos, el resto comenzó a rodearlo, eso lo sorprendió pero ahora empezaba a sentirse apreciado. – Que Nakajima sea nuestro líder entonces. – Todos estuvieron de acuerdo, Ryuuto lo vio.
- (Ese es el talento de Nanao entonces… ¿Qué harás Nana-chan?) – la miró ella mantuvo la mirada al frente, no expresaba nada pero lograba sentir sus intenciones asesinas. – (Todo está listo… que comience el primer acto…)
El Redentor 777: Bueno, en sí haré muchas cosas distintas, no digo que mantendré algunas cosas igual pero en sí, mi objetivo será hacer todo totalmente distinto del canon, osea tener como una historia alternativa a lo que sucede ahí, ya verás lo que tengo planeado y estará bueno.
Pues, ya estamos aquí, finalmente empezaré a escribir semanalmente este fic, ya digo que tengo muchas ideas al respecto y lo casi toda la historia en mi cabeza, veamos que tal si les agradará lo que tengo para esto, nos vemos en el próximo cap. Saludos.
