Muchas gracias a las personas que comentaron!
Acá esta para ustedes y los que se sumen, el 2do capitulo.
Espero lo disfruten.
Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko.
2.- Mi primer día sin ti.
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Sentía la mano de Nabiki sostener fuertemente su brazo y guiarlo por las calles, escuchaba de lejos el sonido de la sirena de la ambulancia alejarse y aun podía oler la sangre de Akane cuando la intento sacar de los escombros de la pared que se cayó cuando el camión choco. Sentía su ropa pegajosa por la sangre y sus manos mojadas, caminaba solo porque Nabiki jalaba de su brazo con fuerza mientras corrían al hospital donde su prometida sería trasladada.
Todo había sido muy rápido, tan rápido como un pestañeo y no pudo hacer nada para evitarlo. Cuando quiso reaccionar el cuerpo de su prometida ya estaba bajo el camión y bajo los escombros. Sus piernas temblaron y cayó al suelo de rodilla, llevándose a Nabiki con él.
- Quieres reaccionar de una vez! – Grito Nabiki con rabia mientras lo intentaba poner de pie a jalones. – Hay que llegar al hospital para ver como esta Akane y avisar en la casa lo que paso, luego tendrás tiempo de sentirte mal!- Le recrimino con las mejillas llenas de lágrimas y la imagen de Akane llena de sangre aun en su mente.
Ranma se levanto a duras penas y volvió a ser arrastrado por Nabiki hasta que luego de unos minutos llegaron al hospital. Ya en la sala de espera se apoyo en una pared y se dejo caer al suelo mientras Nabiki preguntaba en el mesón por su hermana y de paso pedía prestado el teléfono para llamar a casa.
Aun no entendía del todo lo que había pasado. Aquella criatura… ¿Provoco que el camión impactara contra Akane? ¿El conductor era cómplice? Miro sus manos llenas de la sangre de su prometida y tembló, no había que ser doctor para saber que las heridas de Akane eran graves, unas de sus piernas había quedado bajo la rueda delantera del camión y lo demás bajo los escombros de la pared, su cabeza sangraba mucho y pudo ver una de sus costillas sobresalir de la piel en su costado. ¿Ella estaba….ella estaba muer…? No quería terminar la pregunta porque tenía miedo de la respuesta. Sintió a Nabiki sentarse a su lado y la miro, ella abrazo sus rodillas mientras trataba de tranquilizar sus sollozos.
- El conductor del camión no sobrevivió, murió camino en la ambulancia. – Soltó de golpe Nabiki. – Akane está en estado crítico, están intentando estabilizarla pero…dicen que…- No pudo continuar y se soltó a llorar. Ranma no sabía qué hacer, si la abrazaba la llenaría de sangre y sabia que si él comenzaba a llorar no pararía jamás, así que solo tomo su mano.
Pasaron los minutos y los doctores no decían nada, vio a una mujer junto a un pequeño de unos 10 años llegar corriendo y preguntar por una persona en el mesón, luego vio a la mujer pegar un grito y caer al suelo con su hijo en brazos. Eran la familia del conductor. ¿Así le pasaría a él? Sintió a Nabiki temblar nuevamente mientras miraba a la mujer y al niño que trataba de consolar a su madre y supo que ella estaba pensando lo mismo. ¿Cómo afrontarían la perdida si la respuesta de los médicos era negativa? Movió la cabeza alejando esos pensamientos y cubrió sus ojos con su mano libre pero el aroma a la sangre de su prometida lo mareo. Sintió rabia al no poder levantarse para lavarse las manos, no quería sentir la sangre de Akane en sus manos, ni en su ropa. Intento levantarse nuevamente y soltó la mano de Nabiki, busco con la mirada un baño y camino por el pasillo largo y blanco hasta llegar a él. Entro y se miro al espejo, su imagen era un asco, ojeras por no haber dormido nada, su cabello tieso por la sangre, su camisa roja pegada a su cuerpo y las manos manchadas con la sangre seca. Se lavo con fuerzas las manos hasta que vio que el agua salió transparente y luego hiso lo mismo con su rostro y cabello. No se podía sacar la camisa roja para no importunar a las personas que se encontraban en el hospital – ahora que estaba convertida en chica- pero intento limpiarla con unas toallas de papel. Salió del baño y cuando llego donde antes estaba Nabiki vio a toda la familia, Kazumi lloraba abrazando a Nabiki, Soun hablaba en el mesón junto a su padre y su madre miraba para todos lados hasta que sus ojos se encontraron.
- Querido! – Exclamo Nodoka al ver el estado en el que se encontraba su hijo. Lo sostuvo cuando se fijo que apenas podía caminar. - ¿Estás bien, cariño? – Pregunto preocupada guiándolo hacia una de las sillas que estaban en la sala de espera.
- Si, no es…mía..- Respondió cuando la vio buscando heridas al estar lleno de sangre. Su madre se sentó a su lado y abrazo su cuerpo femenino con fuerza.
Habían pasado un par de horas y nadie se atrevía a hablar, todos se miraban en silencio y se trataban de dar apoyo pero nadie tenía el ánimo para hacerlo. Nodoka había ido a la cafetería para conseguir un poco de agua caliente para Ranma que ya se notaba bastante desesperando. ¿Por qué tardaban tanto? Vio al doctor salir por unas puertas, lo escucho preguntar por los Tendo y vio a su tío Soun correr hacia él, vio al doctor mover la cabeza de forma negativa y a su tío caer al suelo.
Comenzaron a pitearle los oídos y sintió a su madre moverlo mientras le hablaba, pero la sentía lejana, al igual que el llanto de Kazumi y Nabiki y los gritos del tío Soun, su cuerpo hormigueaba, las nauseas lo estaban atacando de nuevo y sintió la bilis juntarse en su garganta y por más que intento enfocar su madre la imagen era distorsionada. Apretó los ojos con fuerza tratando de no echarse a llorar. Sintió a su corazón latir dolorosamente y luego todo fue negro.
O.o.o
Sentía que estaba en lugar cómodo y cálido, le dolía la cabeza y cuando abrió los ojos el techo de la habitación de su prometida comenzó a dar vueltas. ¿Fue todo un sueño? No, aun sentía el aroma a sangre en su cuerpo. Se sentó con dificultad en la cama y apoyo su espalda en la pared para no desvanecerse. ¿Ella de verdad estaba…? ¿Qué haría él ahora…? No podía, definitivamente no podía seguir sin ella. No amándola como lo hacía.
- Iré contigo… - Prometió mientras acariciaba la cama que por tantas noches sostuvo el cuerpo de su prometida. Sintió la puerta abrirse y vio entrar a su madre, su aspecto no era el mejor. Sus ojos estaban hinchados y su rostro pálido y cansado. Miro el reloj despertador de Akane y se dio cuenta que ya eran pasadas las 10 de la noche.
- ¿Cómo te sientes, amor? – Pregunto su madre mientras se sentaba a su lado, apretaba unas de sus manos y con la otra acaricio su rostro. Un gesto tan cálido que no podía sentir, veía sus manos tocarlo pero él no sentía nada, solo dolor. La vio aguantar un sollozo y recordó que ella también sufría. No podía, no ahora que veía los ojos preocupados de su madre.
- Espérame…solo un poco. – Asintió con la cabeza dándole a entender que estaba bien, sabía que no le saldría la voz si intentaba hablar. La vio sonreír de forma forzada.
- La cena esta lista… ¿Quieres que te suba algo o prefieres bajar? – Pregunto mientras trataba de peinar los cabellos de su hijo. Lo vio abrir y cerrar la boca un par de veces y respondió por él. – Te traeré algo para que comas…está bien que no quieras bajar. – dijo y salió por la puerta rápidamente, dejando a Ranma nuevamente solo.
Ranma al ver a su madre salir, tomo la almohada de Akane y hundió su rostro en ella, aspirando su aroma. En el silencio de la noche se podían escuchar el lamento de su tío Soun y los llantos de sus hijas. Levanto la vista y la vio ahí, sentada frente al escritorio estudiando alguna materia, la vio sonriéndole mientras ladeaba la cabeza, la escucho reclamarle que estaba ocupando nuevamente su cama y que estaba perdiendo el tiempo en vez de prepararse para los exámenes. Sintió sus labios secarse cuando recordó el beso, su primer y último beso. Jamás logro decirle abiertamente cuanto la amaba y jamás logro escuchar de sus labios un te amo. Que injusta la vida, sabía que ella lo amaba pero jamás supo si ella se sintió amada por él. Temía pensar en la respuesta, él si se sintió amado por ella, en cada sonrisa, en cada intento de comida, en cada acción desinteresada, en cada muestra de cariño tanto en su parte masculina como femenina. Pero… ¿Y ella? ¿Se sintió amada? ¿Él la amo lo suficiente para que ella lo sintiera? Sabía la respuesta a eso y se sintió estúpido. Jamás fue capaz de demostrarle cuanto la amaba, siempre intento alejar ese sentimiento de él, no fue criado para demostrar amor y ahora se sentía inservible. ¿Qué era él sin Akane? Nada, pero sentía que lo que estaba viviendo se lo merecía, por cobarde, por haberle negado sus sentimiento aquel día. ¿Esto habría pasado si aquel día se hubieran casado? Al menos hubiera pasado tiempo juntos, podría haber probado en mayor profundidad sus besos, su cuerpo, su alma. Sintió a su madre entrar y la imagen de Akane se desvaneció.
- Pedimos algo para comer, nadie estaba con ánimos de cocinar. – Indico mientras dejaba un tazón de ramen en el escritorio junto a una taza de té. – Entregaran su cuerpo en unas horas más, Nabiki fue a dejar la ropa que llevara, eligió su favorita. Mañana en la mañana será el velorio y por la tarde iremos al cementerio. – Comento Nodoka y se arrepintió al ver temblar a su hijo. – Si no quieres ir, está bien…nadie te culpara. – Abrazo a su hijo, beso su frente y salió de la habitación.
Ranma miro el tazón de ramen y recordó a su prometida comiendo alegremente. No quería seguir ahí, estar en la habitación de su prometida lo estaba volviendo loco. No quería salir por la puerta, no quería ver a la familia llorando la muerte de la mujer que amaba.
Muerta…Akane estaba…
Camino hacia la ventana y sin pensarlo dos veces salto, sintió dolor en sus piernas cuando aterrizo de forma tan brusca pero no le importo, ningún dolor era comparable con el que estaba sintiendo su alma justo ahora. Camino por las calles pero todo le recordaba a ella, podía verla en todos lados.
Llego hasta la pequeña plaza donde aquella navidad le entrego los regalos y se sentó en una banca. Estaba sin zapatos y podía sentir las piedras haciendo heridas en sus pies. Sentía su alma seca, pesada y vacía. Estaba triste ¡Por Dios! Estaba desecho! Pero no había lágrimas para derramar, no había nada, solo dolor. Sus oídos piteaban y sentía que su cabeza iba a estallar. Se sentía tan acabo que ya no quería seguir viviendo. ¿Cuál sería la forma más rápida para ir con ella? La espada de su madre era una opción tentadora.
Su madre…
No podía dejarla sola, no podía causarle tal dolor. ¿Qué clase de hijo seria? Uno muerto en vida.
Tomo su cabeza con ambas manos y apoyo sus codos en sus rodillas, trataría de aguantar por su madre, pero sabía que al final su destino era estar junto a ella. No había Ranma sin Akane. Abrió los ojos y vio unas piernas envueltas en unos pantalones oscuros, levanto la vista y vio a Ryoga que lo miraba con una sonrisa de superioridad.
- No sé qué te tiene tan miserable, pero le agradezco…- Se burlo mientras cruzaba sus brazos por su pecho y sonreía.
- …esta…muerta…- Murmuro con voz baja mientras se enderezaba en el asiento, pero dejaba sus ojos en el piso. No sería capaz de mirar a la cara a su amigo.
- ¿Qué? ¿Quién? – Pregunto Ryoga confundido.
- A…Akane…- Respondió Ranma mientras se levantaba para volver a casa pero sintió como Ryoga lo tomaba fuertemente de la ropa y lo encaraba.
- Como te atreves a jugar con eso! Eres un imbécil! – Le reclamo enfadado, pero vio los ojos opacos y la mirada muerta de su amigo y supo que no jugaba. Lo soltó con brusquedad y salió corriendo, lo más probable que a la residencia Tendo para averiguar si aquello era cierto. Ryoga ya había visto esa mirada en Ranma, cuando ocurrió lo de China.
Ranma lo vio correr y sintió lastima por él, su amigo también amaba a Akane pero estaba seguro que no sentía ni la mitad de lo que él estaba sintiendo justo ahora. Siguió caminando, recorriendo el camino que siempre tomaban para ir a la escuela. Fijo su vista en el pequeño riachuelo, ¿Cómo sería morir ahogado? ¿Dolería tanto como lo que siente ahora? ¿Esta sintiendo algo realmente? No sabía si lo que sentía era dolor, solo no sentía nada, estaba desconectado de este mundo.
Se afirmo de la reja y escucho la risa de su prometida a su lado, volteo la cabeza y ahí estaba, sonriéndole mientras lo retaba a una carrera y quien perdía debía invitar al otro a un helado. Vio su espalda mientras corría y él corrió tras ella hasta que doblo en una esquina y desapareció. Se sintió solo nuevamente, en la oscuridad de aquella noche solo estaba él. No había nadie más en el mundo. Sin ella nada más importaba.
Camino de vuelta a la casa, había un auto fúnebre y supo que ya había llegado el…el…de su prometida. Entro por el portón y vio a la familia reunida en el dojo, escucho el llanto de Ryoga y los gritos del tío Soun mientras abrazaba al cajón. ¿Sería capaz de verla? ¿Podría seguir viviendo luego de verla en…en..? Apretó los puños y subió rápidamente al cuarto de baño, quería sacarse los rastros de sangre que aun tenia. Espero que la tina se llenara y se sumergió por completo por un largo rato, cuando salió a la superficie recordó la vez en la que en ese mismo cuarto de baño vio a su prometida entrando por la puerta solo con una toalla de baño cubriendo su cuerpo. Aquella noche no durmió bien, tenía apenas 16 años y si bien tenía experiencia con un cuerpo femenino jamás pensó que la situación le parecería tan erótica. Aquella noche fue la primera vez que se masturbo, la primera de tantas en donde la única protagonista era su prometida. Se salió del agua molesto, se vistió y se dirigió a la habitación de su prometida. Nabiki estaba sentada en la cama, con unos de los raros peluches que le gustaba coleccionar a Akane.
- No fue tu culpa y lo sabes. – Dijo la joven cuando lo sintió entrar. – Deja de culparte, esta es la última vez que la veras. Debes bajar y despedirte. – Indico mientras se levantaba de la cama y salía de la habitación dejando al muchacho solo.
Ranma se sentó en la cama y pensó en lo que dijo Nabiki. ¿Era su culpa? ¿Fue un accidente…?
No, no lo fue. Él vio a aquella criatura, no sabía como lo había hecho pero fue aquella…aquella cosa. Esa cosa le había arrebatado a Akane y él se encargaría de encontrarla y hacerla pagar. Aunque se demorara años, lo mataría y luego podría ir con ella.
- Espérame…solo un poco, prometo acompañarte muy pronto.- Pidió cerrando los ojos y hundiendo su rostro en la almohada de su prometida, se recostó en la cama y se durmió rodeado del aroma de Akane.
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Espero les gustara!
Tratare de subir el próximo capitulo es unos días mas.
