Disclaimer: Boku no Hero Academia y sus personajes son propiedad de Kohei Horikoshi.

N/a: Hola y sean bienvenidos y bienvenidas, de ante mano me disculpó si notan faltas de semántica o de ortografía; puesto que no poseo computador/ordenador y escribo desde mi teléfono. En ocasiones el auto corrector se sale con la suya sin importar cuanto me esfuerce en la edición

Recuerdo

Aizawa había despertado antes que Yamada la madrugada del día siguiente y lo primero que su cuerpo hizo fue recriminarle. Fue como si él mismo se maldijera de la peor manera posible por tener que recuperar la consciencia en algún momento del día. No había descansado de la forma en la que lo hizo la noche anterior desde hace quizás siete o nueve años. Y mucho no tenía que ver el colchón aunque cualquiera pensaría lo contrario, después de todo era famoso por caer dormido en cualquier parte, le era indiferente el suelo dentro de un inmueble o la misma calle siempre y cuando tuviera a la mano su saco de dormir amarillo. Pero en esa ocasión no sabía a ciencia cierta porque se sentía como si todo el sueño atrasado y tensión muscular que tenía acumulado por años se hubiera desvanecido como por arte de magia. Además de sentirse tibio y excesivamente cómodo estaba el hecho de que seguía aferrado al cuerpo de Present Mic. Este se volteó en algún momento de la noche y ahora estaba de frente a él, tenía una de las piernas de Yamada entre las suyas y el pecho lo tenía pegado al del contrario. Mic lo rodeaba con un brazo y tenía la expresión más pacífica de todas reposando la frente en su hombro. Aizawa se tomó un momento para verlo con tanta dulzura que sentía que le habían untado miel encima. Lo detallo por largo rato y empezó a sonreír instintivamente. Lo acercó más y profundizó el abrazo, se sentía tranquilo y como si estuviera conectado a una fuente de energía y calor que lo revitalizaba poco a poco. Yamada lo aferró más a si entre sueños y el moreno decidió que lo mejor sería dormir hasta muy tarde. No quería despertarlo por nada del mundo y tampoco quería verse apartado del rubio, necesitaba postergar el levantarse lo más posible. Quería darle más forma a lo que sentía y pensaba antes de tener que enfrentar su presente. Lo más fácil sería ir reconociendo cosas sencillas. Ir paso a paso era lo mejor y tenía un excelente primer punto que aceptar: Le encantaba tener a Yamada cerca suyo, su calor y como se sentía poder tomarse ese tipo de pequeñas libertades dotadas sutilmente de una buena carga de intimidad. También se dio el lujo de descubrir la respuesta a varias cosas que solía preguntarse: Siempre imagino que la piel del rubio sería suave, es decir parecía serlo de lejos, aunque ahora se daba cuenta de que no era precisamente suave sino muy firme y más bien tersa en ciertos puntos. Tenía un matiz y una densidad muy apetecibles y el sutil calor que emitía al acariciarlo o tomarle de la mano funcionaba como un estimulante para él, lo había descubierto el día anterior. Desde el punto de vista del amigo que era y como hombre admitía que Yamada tenía muchos puntos fuertes en atractivo. Tenía muy buena fisionomía, tenía carisma, encanto, altura, un color de ojos impactante, sonrisa perfecta todo eso adjunto al físico que se cargaba por ser héroe profesional y su constante atención al detalle en cuanto a su imagen lo convertían en el equivalente humano de un pavo real macho. Y aún así con todo ese arsenal que poseía a la mano y pudiendo tener a cualquier mujer que se le diera la gana estaba dispuesto a abrirle las piernas a alguien como él. Muy dentro suyo deseaba con todas sus fuerzas ser el motivante de la pseudo metrosexualidad de Yamada, no podía negar que su ego se vería inflado como nunca de corroborar aquello. Respiro profundo y trató de acomodarse mejor con cuidado de no arrancar al rubio de su profundo sueño, apenas se movió un par de centímetros cuando sintió su pelvis chocar contra la del rubio, era normal estaban muy pegados y le fue bastante desconcertante lo que sintió. Para empezar nunca había tenido que vivir algo como eso. Se ruborizo al tiempo que trataba de ahogar su risa malintencionada. Al parecer no había uno si no dos problemas que atender esa mañana. Increíble que Yamada no se hubiera despertado entre jadeos y desconcierto en medio de la noche. Pero lo más impactante para el moreno fue descubrir que su cuerpo encontraba estimulante y excitante aquella situación y he ahí el porque estaba tan cómodo también, se sintió traicionado por si mismo de la forma más rastrera, en un principio imagino que aunque eso se diera de forma natural solo porque si, iba a estar tan frío y tenso al saber que tendría que compartir cama con su molestia personal desde hace quince años alías Present Mic el héroe DJ que ni siquiera se iba a presentar en la madrugada. Pero ahí estaba y bastante más pronunciada que de costumbre. Al diablo con todo eso, era obvio que sentía tensión cuando tenía al rubio cerca. Bajo dos grados la vista y encontró a su amigo de ojos verdes con una sonrisa casi traviesa y sonriendo entre sueños, era tan dolorosamente obvio que debía sentirse realizado por completo estando así que Aizawa no se cohibió de apretarlo, cerrar los ojos y disfrutar también de lo que le ocurría. Pronto volvió a quedarse dormido.

Cerca del medio día. Aizawa sintió cosquillas despertándolo y cuando abrió los ojos se encontró con un Hizashi bien despierto y repartiendo besos por todo su pecho y abdomen. Fue inevitable sentirse vulnerable, eran gestos muy dulces casi rayando en lo cursi, lo besaba como si fuera lo más preciado que tenía, cada roce se sentía como un buenos días amor. Tuvo que cubrirse los ojos y morir de la vergüenza internamente cuando Yamada se abrazo a su cadera y le plantó un beso enorme en el espacio que dividía la piel de su vientre de la tela de su ropa interior. Sintió pulsaciones enviado información salida de los labios del rubio hasta su cerebro, fue groseramente amoroso y le supo a un enorme y casi palpable te quiero. Yamada vio hacia arriba y lo que vio casi lo hace reír. No sabía que podía poner tan nervioso a su pareja con tantos años juntos, se dio impulsó y subió hasta quedar cara a cara con él. Lo primero que Aizawa hizo fue jalarlo y besarlo con bastante fuerza. Aun tenía algo de somnolencia y estaba muy sensible a causa de eso. Le ponía muy feliz saber que el moreno era tan romántico, no sólo le había devuelto cada beso con ferocidad sino que lo había hecho girar y ahora estaba encima suyo. Aizawa se le subió encima a horcajadas y no dejó de besarlo por mucho rato. Estaba tan metido en enredar los dedos en su cabello y hacerle bucles jugando con este que no noto cuando le bajaron la ropa interior. Obviamente se sobresalto al punto de saltar un poco en el colchón, no le quedó tiempo para pensar en nada, no se había dado cuenta de cómo había amanecido. Le dio mucha vergüenza ver tanta precocidad de su parte, hecho el cuello hacia atrás y de varios movimientos el moreno lo hizo acabar en su mano. No sabía que había hecho con exactitud pero si pudo sentir el apéndice contrario contra el suyo y la muy hábil mano de su acompañante logrando que explotara. Y una vez más cuando lo encaró vio aquella mirada tan feroz sobre él. Aunque había algo muy diferente de la vez anterior, fue como si se hubiera acostumbrado a como lo veía. Realmente no era desprecio ni mucho menos. Aizawa solo tenía cara de pocos amigos a simple vista, realmente lo que quería transmitirle viéndolo así era una cosa muy distinta, una a la que ni siquiera le pudo dar nombre pero que había logrado acelerarle el pulso de forma increíble.

—¿Shōta…? — ahora si que estaba confundido. Después de hacer aquello y dejarlo cansado y con esa sensación placentera en todo el cuerpo Aizawa simplemente se le había arrojado encima a abrazarlo como si fuera de peluche.

—Te quiero… — le dijo al oído con voz ahogada y eso casi hace explotar de felicidad al rubio. Del modo que lo dijo parecía una disculpa y a la vez una confesión iba a responderle que él también lo quería de forma hiperactiva pero el moreno lo calló hablando primero — No tienes que contestar…

—¿Te da pena no es así? … — los gruñidos que recibió como respuesta le hicieron mucha gracia — ¡Jajajajajaja! Eh… Hey… ¡¿Qué haces?! — se le habían subido mucho los colores al rostro cuando sintió que querían quitarle por completo la mísera tela que cubría su intimidad y que apenas habían colocado de nuevo en su sitio.

—¿Mn? Nada… — había bastante maldad en sus palabras por taciturnas y arrastradas que sonarán.

—¡¿Nada?! — ahora lo veía molesto — ¡Lo de hace un momento es algo pero esto es…! — vio al moreno alzar una ceja muy divertido — ¿Por qué me miras así? — conocía a Yamada lo suficiente como para saber que debía gustarle prepararse muy bien a la hora de tener intimidad, tomarlo con la guardia baja debía ser mucho para él.

—Me parece muy lindo que quieras estar lo más deseable posible… — Yamada sintió que le habían leído la mente de la forma más descarada posible.

—Je, bueno pues tú mejor que nadie debe saberlo. Debes saberte de memoria todos mis hábitos ¿No? — había vuelto a dejar a Aizawa en jaque, ah claro se suponía que lo sabía muy bien ya que era su supuesta pareja. Aunque la verdad todo lo que podía sacar en limpió se basaba en corazonadas.

—Algo así, aunque siempre logras sorprenderme con cosas nuevas… — le sonrió para tratar de tranquilizarlo. Había sido buena idea darle a entender que estaba totalmente dispuesto a llegar lejos con él con ese gesto de querer desnudarlo aunque lo cierto ahí era que tendría que comprar preservativos especiales, y sobre todo tenía que mentalizarse en lo que iba a hacer si es que lo iba a hacer en verdad. Lo anterior no había sido más que una broma pesada — ¿Quieres que desayunamos fuera?

—¡Si! — eso había logrado emocionar muchísimo al rubio, salió corriendo directo al baño para alistarse y Aizawa suponía que tendría que volver a escoger su ropa por él, por lo menos no había perdido ni recuperado la memoria pero se veía mucho mejor que el día anterior y con eso se daba por bien servido. Se tomó la libertad de caer exhausto sobre el colchón y trató de asfixiarse con una almohada, obviamente no podía darse el lujo de morirse pero la idea era muy tentadora. Mordió la almohada y se aferró con demasiada fuerza al colchón con la otra mano. La erección estaba ahí de nuevo y estaba tratando de tragarse todas las ganas que tenía de saltar encima del rubio y aliviarse. No lo había tocado en lo absoluto por obligación o por mantener una farsa en nombre de su integridad. Lo había hecho porque quería hacerlo, quería compartir ese momento con él y sobre todo. Yamada lo estaba prendiendo. Se sintió muy amado con esos besos que le despertaron y perdió un poco la razón y cedió ante el impulso y la fantasía que estaba creando para el rubio. Pero nada de eso lograba dejar de lado el remordimiento, no sabía que se sintiera tan natural llevar a cabo eso con su mejor amigo de la adolescencia. Quizá se tomó muchas libertades con este durante muchos años y ahora tenía suficiente confianza y cariño por él como para que no le importara. Porque no podía procesar otra respuesta, sus neuronas no iban a dar para tanto con la presión que tenía. Decidió que lo mejor era esperar a que el baño estuviera desocupado y así podría encargarse de él mismo. El verdadero reto sería seguir entretejiendo una atmósfera romántica entre comillas para que Yamada siguiera estable. Ese solo pensamiento lo hizo rabiar y cuando estuvo a punto de lanzar al aire todos los improperios que conocía producto de saber que no estaba hecho para algo como eso, de la nada un golpe de sentido común iluminó su mente como si tocarán una campanada a su favor en un ring de boxeo. Abrió los ojos más de lo que usualmente lo hacía sintiendo como el alivio generalizado lo invadía. Era cierto que había descubierto de la peor manera que Yamada gustaba de él, pero ese era precisamente el punto.

Estaba enamorado de él. Hizashi lo conocía perfectamente y el mismo Aizawa se cuestionaba un millón de cosas sobre ese tema. No era que se infravalorara como persona o tuviera muy baja el autoestima pero, ¿Por qué Yamada estaba interesado en su persona para empezar? Reconocía que era frío y taciturno, de pocas palabras y la mayoría del tiempo hacia callar a Hizashi a los golpes, sin mencionar que jamás en la vida había tenido otro tipo de interacción con este que no fuera la de amigos y también dudaba de utilizar ese término por no considerarlo lo suficientemente apropiado. A veces ni él mismo sabía muy bien que clase de relación llevaba con Hizashi. Por como se trataban mutuamente diría que parecían todo menos amigables entre sí. Tenían una relación rara ya que habían estudiado juntos y tuvieron a un gran amigo en común hasta se deceso, por lo cual había confianza pero no se explicaba el resto. Vio al techo fijamente y sintió pesadez, amargura y desesperanza. También sintió ganas de llorar de nuevo, cosa que le estaba ocurriendo muy seguido. Siempre pensó que muy en el fondo Hizashi entendía que realmente lo apreciaba aunque nunca se lo dijera, a veces le preocupaba mandar demasiados mensajes opuestos con su carácter y comportamiento y que el rubio jurará que no lo toleraba. Pero de alguna forma fuera de su conocimiento Yamada se había enamorado de él. Y con eso volvió al punto que quería usar como nueva fuente de inspiración: Si Present Mic había decidido fijarse en él entonces este se tendría que conformar con lo que pudiera ofrecerle tal y como era. No podía buscar a quien imitar o de quien sacar ideas. Tendría que ser real y el mismo y eso lo asustaba en la misma medida que le facilitaba las cosas. Ahora tendría que pensar en que haría o diría estando con una persona que le atrajera. Y de eso hace bastante tiempo. Estaba decidido a dedicar su vida a ser un héroe hasta su muerte que posiblemente fuera prematura gracias a su estilo de vivirla, nunca había buscado nada serio con nadie. Su relación más larga quizá duro tres días, del resto solo buscaba compañeras de una sola noche si coincidía lo suficiente con alguna mujer y casi siempre era una colega heroína. Era un mal del cual padecían muchos héroes, no poder establecerse. De quererlo de verdad solamente tenían la opción de dedicarse a otra cosa primero. Aunque conocía matrimonios entre héroes que funcionaban bastante bien, tener a un colega de pareja era beneficioso porque este sabría en carne propia como se sentía la carga del trabajo y siempre habría compresión.

Aizawa se levantó y fue a arreglar sus cosas y las del rubio para evitar tardar demasiado en salir. Pensar en tantas tonterías lo tenían mareado, además tenía que pensar que harían ese día. Para cuando estuvieron listos comieron algo en una cafetería bastante acogedora, le fue difícil entender cómo paso todo lo que ocurrió después de salir del hotel pero sorprendentemente todo iba de maravilla, es más él también estaba agusto y muy contento con su convivencia con Yamada y su falta de memoria. Le era sencillo complacerlo solo tenía que regalarle una que otra sonrisa cada tanto, tomarle de la mano y plantarle un beso de vez en cuando. Y por de vez en cuando le daba vergüenza admitir que era aproximadamente cada diez o veinte minutos, y le daba más pena admitir que salían otros gestos por inercia, al salir del hotel por ejemplo cuando el rubio le tomó de la mano no se dio cuenta cuando la aferró, la acercó a su rostro y le dio un beso en el dorso de esta sin soltarla, fue casi como confirmar algo. Aizawa se había puesto rojo ante la sonrisa de idiota que cargo el rubio todo el camino, para colmo este no le había dicho absolutamente nada era como si quisiera guardarse para si mismo todos sus pensamientos y opiniones. Increíblemente el rubio había olvidado aparte de muchas cosas obvias y no tan claras. Las preferencias al comer y siendo quien era le fue complicado a Aizawa surtirlo de un menú apropiado porque, aunque no recordará sus comidas predilectas el moreno descubrió que sin importar eso el rubio seguía siendo igual de quisquilloso al comer y lo confirmó cuando fueron a cenar la primera noche que les tocó estar juntos así. Este había ordenado lo mismo que Aizawa buscando decantarse por lo fácil al no tener idea de que le abriría más él apetito y así tratar de causar la menor cantidad de problemas posibles a su pareja y no consumió ni la mitad del platillo, luego se disculpó una diez veces y Aizawa tuvo que tranquilizarlo, al menos seguía igual de dramático que siempre y eso era un alivio. No le sorprendió puesto que Yamada vivía recriminándole sus malos hábitos alimenticios e invitándolo a que comiera cosas con valores nutricionales reales, y no solo cualquier cosa que pudiera detener a su estómago de rugir y nada más. Present Mic contaba con buenos conocimientos gastronómicos y de cultura general, también una mente muy creativa y dispuesta a probar miles de cosas nuevas. En muchos sentidos era un hombre de mundo, así que esa mañana en esa cafetería Aizawa escogió un simple sándwich de jamón y un café negro y a Yamada le pidió un emparedado del día con otro tipo de jamón y más costoso, queso manchego y queso crema y pan de centeno. Le pidió también un café bombón era café negro con leche condensada en vez de azúcar. En la espera de complacer gratamente a su acompañante y que está vez si terminara toda su comida, se tomó su tiempo en ver que tipo de comida ofrecían y luego elevó una plegaria buscando que el resultado fuera positivo.

—¡Esta delicioso! — el rostro ruborizado y el gesto de deleite que cargaba luego del primer bocado a su comida, logró que Aizawa respirara tranquilo nuevamente — ¡Muchas gracias! Eh, yo…debo estarte ocasionando molestias de más ¿Verdad? — ahora se veía triste y Aizawa estaba empezando a sentir su paciencia colmarse. Era antinatural no ver una sonrisa tatuada en la cara de Yamada a cada rato, desde que había perdido la memoria estaba más cabizbajo y triste que en toda su vida de conocerse y eso le estaba desquiciando. Suspiro e intentó calmarse, tenía que ser empático con el rubio debía sentirse como un inútil y una carga. En ese momento se dio cuenta de cuánto dependía de las sonrisas de Present Mic para aliviar su carga de estrés personal. El mundo podía estar cayéndose pero con ese payaso al lado disolviendo el yerro de la ocasión al sonreír sentía que podía continuar.

—Nunca serias una molestia… — ahora se arrepentía infinitamente de haberle gritado molesto o escandaloso tantas veces a lo largo de su vida. Siempre lo decía a modo de juego y a veces con un poco de sinceridad pero nunca fue para hacerlo sentir mal de ninguna manera— Pídeme toda la ayuda que necesites. Y por favor no te cohíbas de nada… — le había dicho con voz sucinta y con la vista fija en la mesa, al subirla le sonrió con todo el cariño que pudo acumular y vio claramente cómo los ojos de Yamada se cristalizaron un poco y luego le regaló una inmensa y desproporcionada sonrisa — Bien, eso está mucho mejor.

—Eh… — Yamada se puso algo tenso y trató de seguir en lo suyo y comer de su emparedado no obstante se sentía bastante curioso y más que feliz ese día, se sentía como un adolescente junto a Aizawa y sabía que lo provocaba ese sentimiento con el cual despertó en el hospital— ¿A… A ti te gusta como sonrió? — estaba sediento por detalles a cada momento, deseaba conocer cada razón y motivo por los cuales había olvidado toda su vida menos al moreno. Debían tener una vida de pareja increíble. Quería sentirse unido a él totalmente como suponía estaban antes del accidente. Quería rescatar todo eso y no sabía bien como indagar. Así que pensó que preguntar directamente lo que fuera surgiendo era lo mejor.

—Ah… — Aizawa tuvo que tomar bastante de su café para procesar aquello. Se sentía en un callejón sin salida rodeado de una jauría de perros de ataque hambrientos. Trago duro y luego vio a Hizashi a los ojos, este parecía un niño pequeño en plena víspera de Navidad. Y para este su regalo era lo que le pudiera contar. Así que contó hasta tres y se despidió de su ego dispuesto a afrontar esa humillación personal. Esa parte suya que iba a sacrificar por el bien de Yamada lo iba a estar esperando en el infierno para vengarse eso era seguro — Amo como sonríes… — ahí estaba: Había cantado — Tienes una sonrisa hermosa… — su lengua se acobardo y trató de boicotearlo impidiéndole hablar más. Su cerebro le manifestaba que dejará de revelar información en ese preciso instante.

—¿D-De verdad? — Yamada quería brincar de felicidad, la emoción no lo estaba dejando pensar.

—Ajá… — Aizawa término su comida en silencio pero internamente estaba gritando hasta quedarse afónico. Figurativamente hablando claro está. Era cierto que pasaba largos minutos detallando la sonrisa del rubio, en serio se veía atractivo sonriendo y a veces sentía una emoción extraña recorrerlo. En una desafortunada ocasión combatiendo quedaron demasiado cerca encerrados por escombros en un callejón. Yamada lo cubrió sin necesidad alguna puesto que estaban fuera de peligro y antes de lanzarse de nuevo a la batalla este se separó dejándole espacio para pasar y en sus narices literalmente le sonrió muy divertido. Ese encantador gesto le hizo al rubio ganarse un puñetazo al hígado para que dejará de jugar y así fue como este se lo tomo. Lo que nunca supo fue que por haber sonreído de esa forma le había provocado un buen susto a Aizawa. No se lo había esperando y todo repercutió en un jalón muy potente en sus partes bajas. El moreno lo atribuyó al exceso de adrenalina por la pelea, pero ahora bajo esos términos en los que estaba se daba cuenta de que siempre fue culpa directa del rubio y de lo linda que era su torpeza en ocasiones — ¿Mm? … — el moreno vio como el rubio quería acercar su mano a la suya para tomarla a un lado de la mesa, casi por debajo de esta y Aizawa no pudo evitar sonreír y negar divertido. Hizashi se veía algo culpable de querer buscar contacto físico y se apreciaba algo tímido, en respuesta el héroe borrador le termino de sujetar la mano y con orgullo las había entrelazado encima de la mesa, acariciaba la del rubio con el pulgar y apretaba con fuerza. Por el rostro abochornado y malditamente feliz de este y sus anteojos empañados supuso que había hecho lo correcto.

Al salir de ahí Aizawa propuso hacer un recorrido juntos por Kyoto que esperaba y pudiera estimular las memorias cautivas del rubio y motivarlas a volver, también rogaba internamente porque Yamada encontrará lo que tenía en mente mediamente romántico en algún sentido. Lo que más desesperadamente quería en ese momento era algo de tranquilidad pero también quería que Hizashi permaneciera distraído solo lo suficiente. Fueron en transporte público y el héroe DJ parecía encantado con el panorama. Cuando llegaron a su primer destino este miraba asombrado a todas partes. Había preciosas caminerias y montañas a los lejos todo se sentía muy espiritual, pero sobre todo el impresionaban los enormes arcos rojos que adornaban los caminos.

—¿Dónde estamos?

—Bueno, este es un lugar que siempre habías querido visitar en Kyoto… — eso solo lo sabía porque el rubio le había dicho a los sitios a donde iría después de la Asamblea, aunque parecía que lo ignoraba realmente le estaba prestando atención cuando comenzó a parlotear sobre sus planes de turistear — Este es el camino principal para llegar al Fushimi Inari Taisha el principal santuario de Kyoto dedicado al espíritu de Inari…se ubica en la base de la montaña y es famoso por sus arcos torii. Hay muchos senderos que conducen a santuarios más pequeños…

—¡Vayamos al santuario principal! — emocionado por ir a pie de la mano de Aizawa y ver un pintoresco, tradicional y hermoso panorama lo jalo del brazo y empezó a correr. El moreno tuvo que estar de acuerdo y seguirle el ritmo. Cada tanto tuvo que detenerse y sacarle fotos a Yamada donde este quisiera, daba infinitas gracias a que este conservaba el sentido del humor. Todo el rato estuvo haciendo gala de su humor absurdo para intentar hacerlo reír con su actitud y al momento de posar. Por supuesto no se salvó de aparecer en las fotografías, pero al carecer de un palo para selfies o de una tercera persona que les hiciera el favor término muy junto al rubio con este tomando cada foto. En algunas apenas y salía el panorama que deseaban retratar pero todo lo que le importaba a Yamada era estar cerca de Aizawa y aprovechar el momento dándole algún beso en la mejilla y demás. Le parecía encantador que en cada toma Aizawa saliera sonrojado y nervioso. Empezaron charlas con pausas largas y agradables entre cada una mientras disfrutaban del paisaje en alguna de esas conversaciones el rubio le preguntó si podían escuchar música compartiendo los auriculares. Aizawa recordó que le había dicho que su teléfono se había estropeado en el fulano accidente cuando en realidad lo había escondido en su maleta al saber que tendría que fingir ser el novio de Yamada oculto el aparato para evitar que este pudiera tener acceso a algo que le dijera lo contrario, sabía que el rubio no tenía contraseña pero no sabía si tenía posibles candidatas a futuras novias en su lista de contactos y pudieran escribirle en cualquier momento, así que dependían del celular de Aizawa y este se sentía bastante mal por decomisarle al rubio algo que era de su propiedad.

—Ah, no tengo señal de Internet aquí. No podré buscar nada que te pueda gustar en línea…—— esa era la verdad. Y lamentablemente Aizawa ignoraba cuáles grupos o cantantes le gustaban al rubio — Solo…— se dio cuenta de que iba a proponer algo que para él estaría de más así que se callo en el acto, desgraciadamente el rubio lo noto.

—¿Solo que? — le sonrió de forma zorruna y ladeo la cabeza inocentemente.

—Solo…tengo música que ya había descargado…— soltó algo apenado.

—¿Y? ¡Ah! ¡No me digas! ¡¿Acaso no me gustan los géneros musicales que te gustan a ti, babe?! — se veía preocupado y consternado, hasta el momento Aizawa le había parecido el novio más maravilloso del mundo, atento y dulce, no podía creer que fuera tan egoísta para no compartir en común algunos gustos a sabiendas de enterarse que no compartían ningún hábito al comer— ¡Lo siento tanto! ¡P-Pero oye! ¿Qué tal si aprovechas de intentar mostrarme que música te gusta ahora? Sera totalmente nuevo para mi, aunque me buscaras algo que adore escuchar estaríamos en las mismas….— le sonrió de forma melosa y acerco su rostro al suyo mientras le sostenía de los hombros. Aizawa no pudo sino tragar duro y mentalizarse. Realmente el Present Mic que conocía apenas y sabía que tipo de música escuchaba y no es porque hubiera desinterés, sino que él mismo le hacía desplantes hasta el cansancio cuando este quería saber información personal suya, no tuvo más opciones que sacar sus auriculares y darle uno al de ojos verdes luego puso a reproducir algo. En un principio creyó que Yamada se iba a aburrir rápidamente pero resultó todo lo contrario, se le veía complacido y mientras el héroe borrador estaba inmerso en sus propios pensamientos después de un buen rato de caminar muy juntos el uno del otro sintió como una mano invadió su bolsillo trasero. No pudo evitar ver a Yamada y este resultó tener una sonrisa boba y enamorada en la cara, noto inmediatamente que Aizawa le estaba viendo y se puso algo pálido. Haciendo gala de sus reflejos y su rapido pensar el moreno chisto la lengua y le tomó del mentón al rubio, le plantó un beso bastante profundo que logró tranquilizarle al punto de dejar de caminar. Mientras lo basaba aprovecho de tomarlo de la cintura y acercarlo. La intención inicial del Aizawa iba a ser meter su mano también en el bolsillo trasero del pantalón de Hizashi e invitarle a caminar así, pero el instinto pudo más y término abrazando y besando al héroe de la voz todo el tiempo que quiso, era gracias a esos besos tan largos y amorosos que Yamada no tenía espacio para una sola duda en su mente sobre lo que eran. Podía jurar que escuchaba a los ángeles cantar cuando Aizawa empezaba a masajear sus labios con los suyos, se sentía pequeño ante esa embriagadora sensación.

Definitivamente el rubio tenía algo muy especial que lo obligaba a tocarlo más de lo que debería. Le fascinaba unir sus labios y sobre todo tenerlo nervioso bajo su tacto. Podía jurar que sentía sabores dulces venir de este y mucha docilidad. Era completamente adictivo y sentía que era una forma de comunicarse con Yamada que no ameritaba palabras y favorecía que se entendieran. Desearía haberlo sabido antes pero obviamente antes de todo ese embrollo no iba a ir por la vida besando en la boca a su colega cuando quisiera expresarle algo. Además rendirse a la idea de que le daba igual que Present Mic fuera un hombre igual que él le era indiferente. Sufriría mucho si no aceptaba lo obvio, era ridículo y de un humor bastante negro, sonaba a una situación en alguna borrachera con sus compañeros de trabajo donde todos estarían tan ebrios que preguntarían por joder a los otros si existía algún hombre con el que se acostarían y él de repente respondiera que no le importaría tirarse a su mejor amigo de hace quince años ya que le tenía suficiente confianza y ganas al bastardo. La idea no era en lo absoluto desagradable, es más se tomaría el atrevimiento de decir que sería un honor. Lo valoraba como persona, como héroe y como amigo así que lo respetaba lo suficiente como para saber que cualquier persona que tuviera algo que ver con el rubio sería afortunada. Lo soltó para proseguir con su camino cuando noto que este estaba comenzando a respirar muy agitado pero aún así Aizawa seguía en su propio mundo y ni siquiera noto la expresión que puso su acompañante al ver que se despidió de él lamiéndose los labios. Nunca tendría de nuevo la oportunidad de ver a Present Mic representando el papel de tetera echando vapor de forma tan espléndida.

Retomaron la marcha y para muda sorpresa del moreno Yamada prefirió colgarse de su brazo en vez de la posición que había pretendido tomar antes de ese larguísimo beso. Se preguntaba que lo había hecho cambiar de opinión y no le venía nada a la mente. Lo que no sabía era que el rubio estaba aprendiendo a conocerlo y ahora sabia que tenía que tener cuidado con las insinuaciones que le hiciera a Aizawa, de tentarlo demasiado no se iba a refrenar. Empezó a tararear la canción que se estaba reproduciendo con un aire muy contento y de repente abrió los ojos muy impresionado.

—¿Shōta?

—¿Mm?

—Puedo entender lo que dice esta canción… — Aizawa sintió la sangre de todo su cuerpo congelarse y aunque era un excelente síntoma de estar recuperando los recuerdos y debía estar feliz por aquello no esperaba tener que afrontar la situación ahí y de esa forma. Tenía la guardia totalmente baja. — M-Me habías dicho que soy profesor de inglés y hasta el momento no había podido entender nada en ese idioma… aunque desperté reconociendo una que otra expresión… — se rasco un poco la mejilla algo apenado y luego la algarabía se apoderó de él igual que una vistosa explosión— ¡¿No es fantástico?! Ah… — Yamada sintió que se mareaba y los ojos se le volvían remolinos a la par que una sonrisa boba y nerviosa se apoderaba de sus labios todo producto de un inesperado y muy, pero muy fuerte abrazo que le dio el moreno.

—Eso es magnífico… — estaba siendo totalmente sincero. Pero aún así en el fondo quería que Yamada permaneciera así un poco más y casi nada tenía que ver el temita de su nueva intimidad, sino que tenía que pensar rápido como iba a enfrentar a Present Mic cuando volviera. No sabia como iba a resultar todo pero tenía que tener la mejor de las coartadas y por supuesto explicarle porque hizo todo lo que tuvo que hacer. Yamagawa ya le había explicado que las probabilidades de que el rubio recordará todo lo que ocurrió mientras estuvo desmemoriado eran de más de un 75% y que en toda su vida usando su don esa probabilidad no se había visto alterada.

—¡Ugh! — casi ni podía respirar. Yamada no podía creer la fuerza que tenía Aizawa, ya lo había visto totalmente desnudo y podía dar fé de que tenía un cuerpo de infarto pero aún así quizá fuera más fuerte de lo que aparentaba y eso era decir bastante.

—Perdona.. — el moreno lo soltó y luego se tomó de la nuca son saber muy bien que hacer. Se había dejado llevar de nuevo.

—¿Cuánto peso levantas? — parecía inquietantemente curioso.

—Usando toda mi fuerza… un poco más de 220 kilos… — respondió en automático y luego reparó en la cara del contrario. Se veía algo irritado y chisto al mismo tiempo.

—Supongo que levantó menos que tú… — se río un poco de si mismo y Aizawa lo seguía viendo serio tal cual era y también con cara de no darle importancia a ese tema en lo más mínimo, había captado la indirecta del rubio solo no la iba a tomar enserio — ¿No entiendes? Tienes más volumen muscular ¿O que no lo habías notado?

—Eso es porque yo me especializo en combate cuerpo a cuerpo y tú en ataques a distancia… aun así tienes el físico perfecto para el trabajo, me habías dicho que tú anatomía influía en el uso de tu particularidad también. Supongo que tienes un equilibrio distinto…el sonido es delicado de manejar y si para ti estaba bien mantener esta condición que tienes actualmente, por algo debe ser… nunca pongo en duda las decisiones que tomas.

—Y… ¿Te gusto así? — ahora se veía algo sonrojado y deseando saber detalles de nuevo. Ante el rostro nervioso de Aizawa tuvo que seguir hablando— Es que, pensé que tal vez debería aumentar un poco mi musculatura… — esa había sido otra indirecta.

—Si quieres hacerlo, te aconsejó que no lo hagas por mi. Sino por ti… y también deberías esperar a que esa información regrese a tu mente… si alteras algo importante sin querer lo vas a lamentar.. — le tomó del mentón al rubio cuando se percató de que estaba a punto de hacer un puchero. Irónicamente este no había perdido la mayoría de los hábitos de su personalidad, pero aún así estaba muy cambiado para su gusto. La altivez y vivacidad de Present Mic eran atributos por los cuales lo reconocía, también su mordacidad e histrionismo. Ahora era un poco más callado y reflexivo, también más melancólico podía tolerar todo menos lo último — Toda la vida de conocernos has sido el mismo, esbelto, fuerte y pícaro. Ruidoso y extravagante… siempre me ha gustado así y no lo cambiaría por nada…— el moreno empezó a entre cerrar los ojos buscando los labios de su compañero de nuevo y este lo tomo de la cintura a él está vez. Una vez estaban enredados en los brazos del otro y besándose con ahínco aunque en esa ocasión había muchas palabras mudas y sentimientos contundentes siendo expresados de esa forma tan física. A Yamada le quedó clarísimo que a Aizawa le encantaba cada aspecto suyo y que no lo cambiaría por nada, aunque en el fondo quería retribuirle de alguna manera algo que no tenía pies ni cabeza, el rubio no sabía cómo había hecho para conseguir a un novio como aquel, tan dedicado y bello por fuera y por dentro. Debía admitir que le intimidaba lo hermoso que encontraba a Aizawa, su mirada parecía un muro de acero se notaba que era un hombre recto y muy fuerte, maduro y con convicciones pero cada vez que lograba ver esos ojos suavizarse caía enamorado una y otra vez, tenía esa aura oscura y llena de colores a la vez, ese misterio y esa elegancia tan originales. Le fascinaba su cabello negro y revuelto y no podía ponerse a pensar en su cuerpo y su rostro o corría el riesgo de calentarse demasiado. Pero aún así lo que más le gustaba de él no estaba a al vista y posiblemente no logrará descifrar que era hasta que volvieran sus memorias.