Final alternativo

El beso se hacia cada vez mas intenso y nuestras lenguas comenzaron a tocarse en un delicioso y coordinado movimiento. Ambos hacíamos un esfuerzo por respirar, pero había una fuerza magnética entre nosotros que nos permitía separarnos. Un magnetismo que sentimos desde el día uno, pero que ambos nos empeñamos en negar. De repente una mirada traviesa se escapaba, un roce sin querer, un coqueteo disfrazado, todo aquello sin darnos cuenta fue alimentando este deseo que sentimos el uno por el otro, un deseo que ya no podíamos negar, un deseo que en este momento emanaba de nuestros poros como el sudor en una tarde calurosa y que guiaba nuestros movimientos.

-Llévame a mi habitación – Me dijo casi sin aliento, note que le temblaban las piernas, a mi también. Baje mis manos hasta colocarlas sobre su hermoso trasero, disfrute la sensación de tenerla entre mis manos dando un suave pero firme apretón antes de levantarla con facilidad, ella me ayudo envolviendo mi cadera con sus torneadas piernas, se abrazó a mi cuello, subí las escaleras con ella pegada a mi cuerpo. Entre a su habitación y la coloque sobre su escritorio, antes de continuar tomé su rostro entre mis manos - ¿Akane, quieres que me detenga? – le pregunte, mientras me perdía en sus profundos ojos avellana. Sabía lo que estaba punto de pasar y sabía que era un paso grande sin embargo no inesperado, dentro de nuestras peleas siempre hubo mucha pasión. Esa punzada de celos que sentíamos cuando alguien más se acercaba al otro era un reflejo del amor y deseo sentíamos el uno por el otro, ella era gasolina y yo fuego.

-Quiero que me beses – respondió, comencé de nuevo con esa deliciosa lucha de besos, mientras sentía su centro pegado al mío, me dieron ganas de tocarla. Dirigí mi mano hacía el botón de su short para desabrocharlo, mientras la miraba fijamente a los ojos, me detendría ante la primera señal de incomodidad, pero no vi ninguna así que lo desabroche y baje su cierre para posteriormente introducir mi mano, primero la acaricie por encima de la ropa interior, se sentía húmeda, con las yemas de mis dedos busque su monte, sabía que debía tocar ahí, conocía su función, había escuchado un poco en la escuela, había aprendido un poco de platicas con amigos, alguna vez vi una revista y alguna película sin embargo no era ningún experto, me preocupaba hacerlo bien, así que la toque muy suave, no quería lastimarla, comencé con un movimiento suave y circular, ella se agarro fuerte a mi cuello y un pequeño gemido escapo de su boca, supe entonces que lo estaba haciendo bien, aplique un poco mas de presión pero no demasiada, pego sus labios y mi oído y otro delicioso gemido salió de su boca. Saque mi mano para quitarle por completo el short, me sorprendí cuando la vi desabrocharse y sacarse el sostén, por un momento me pregunte si está sería también la primera vez para ella, pero deseche ese pensamiento, no pensaba arruinar el momento. Usaba una blusa blanca de tirantes, podía ver a través de ella, sus pezones se asomaban traviesamente me dieron ganas de morderlos, acerqué mi boca y por encima de la ropa comencé a darles pequeñas mordidas, ella me tomo por el pelo y me agarro con fuerza pegándome mas a ella. Me separe para quitarme la camisa dejando a la vista mi cuerpo trabajado por el entrenamiento, me encanto como me miro, antes de que yo pudiera tocarla de nuevo bajo mi pants de entrenamiento y comenzó a tocar mi miembro por encima de mi bóxer, yo estaba totalmente endurecido, eran sensaciones nuevas para los dos y yo quería más, ambos queríamos más. Tomé su mentón con mi mano y sin besarla introduje mi lengua en su boca en búsqueda de su lengua, al mismo tiempo que introducía mi mano dentro de su ropa interior, primero acaricié con mi palma toda su intimidad, gimió de nuevo, esta vez más fuerte. Mis dedos comenzaron a explorar en busca de su centro, una vez que encontré lo que buscaba comencé a introducir mis dedos con cuidado de no llegar muy adentro haciendo únicamente un suave movimiento de arriba abajo.

La lleve a la cama, me retire la ropa por completo dejando a la vista mi miembro que estaba a punto de explotar, la vi sonrojarse un poco pero eso no la detuvo, lo tomo con una mano y comenzó con un movimiento de arriba abajo , yo sabía que de esa manera no duraría mucho así que me apresure a retirarle la ropa interior, vi su rostro sonrojarse de nuevo reflejando vergüenza, me acerque a ella y le di un dulce beso – Akane, eres hermosa – le dije mientras la miraba a los ojos con amor, me regreso el beso y abrió sus piernas dándome paso, yo me coloque entre sus largas y blancas piernas de porcelana, ayudándome de mi mano me coloque en el sitio correcto y comencé a introducirlo suavemente, su expresión cambio repentinamente, ya no reflejaba placer si no dolor. Me detuve en cuanto me percaté de ello.

- ¿Quieres que me detenga? - No haría nada que pudiera lastimarla, pero ella me tomo por las caderas y me pego nuevamente a ella – No pares, quiero ser tuya – me dijo, eso encendió mi deseo nuevamente. Me dejé envolver en esa sensación húmeda y placentera, comencé a moverme poco a poco dentro de ella, pero el placer que me producía era demasiado. Comencé a hacerlo un poco más fuerte y rápido. Su cara ya no era de dolor, miraba al techo con los ojos casi en blanco y tenía la boca entre abierta, sus senos rebotaban al ritmo de mis embestidas y eso me excitaba mucho. Bajé su blusa hasta dejarlos totalmente al descubierto, metí uno en mi boca y comencé a succionarlo, pronto comencé a sentir un palpitar alrededor de mi miembro. Entonces recordé que no usábamos protección, me detuve instantáneamente – Akane, no estoy usando protección – dije, con el rostro enrojecido por la pena. – Tomo píldora – respondió con naturalidad, nuevamente me invadió la duda, definitivamente tendríamos una plática al respecto, pero sería después.

Mis pensamientos me hicieron sentir esa familiar punzada de celos y de pronto tuve una intensa necesidad de poseerla, Akane me tomo por el cuello acercando su boca a la mía dando inicio a un intenso beso lo cual me saco de mis pensamientos y me recordó lo que estaba haciendo, comencé de nuevo con el vaivén de caderas sin separarme de su boca, me di cuenta de que estaba a punto de terminar así que acelere mis penetraciones buscando terminar al mismo tiempo, sentí como sus piernas se aferraron a mí, mientras su cuerpo se arqueaba, me deje llevar y la llene de mí en un deliciosa explosión de placer. Me quede un momento dentro de ella mientras nuestra respiración se normalizaba, tenía mi frente pegada a la suya y nos mirábamos a los ojos, de repente una sonrisa asomo por su rostro, el brillo en sus ojos me daba vida, estaba enamorado y por fin podría disfrutar de ella. Me recargue en su pecho deseando estar ahí para siempre. Esa fue la primera vez de los dos, la primera de muchas, después de todo ella era mi mujer y yo era su hombre.