Cuando nos perdimos y el mundo no se detuvo.

Capítulo 2. Reconociendo

Fred estaba por primera vez solo en su habitación desde que había despertado esa mañana. Amaba a su familia, de verdad, pero eso no les quitaba lo abrumadores y un poco invasivos que eran. Solamente en el transcurso de ese día su madre había hecho venir a sus hermanos mayores para que volviera a ver a su familia y conociera nuevamente a sus sobrinas; cómo si no fuera suficiente el saber que la vida había avanzado, le venía y le ponía enfrente a dos niñas de tremendos ojos azules Weasley que le tendían los brazos y le decían "Tío Fred" cómo si no le estuvieran causando un corto circuito a su cerebro. George había estado a su lado con cada visita, haciendo chistes y recordando viejas anécdotas esperando que alguna hiciera clic en su cerebro y le regresaran sus recuerdos. Fred notó que en algunas historias George hacía una pausa que recomponía inmediatamente y a sus hermanos se les decaía ligeramente la sonrisa. Se preguntó si era por alguien que había muerto en la guerra.

Tomó ese tiempo a solas para reflexionar lo que sabía de él hasta el momento: la tienda de bromas seguía siendo un éxito. Según George, pronto conseguirían las regulaciones para comenzar a exportar a otros países y aparecían de vez en cuando en corazón de bruja como los empresarios jóvenes más exitosos. George pronto le propondría matrimonio a Angelina y se mudaría del piso arriba de la tienda. Bill tenía dos hijas: Victoire y Dominique, así como uno en camino. Charlie seguía siendo indomable dedicado enteramente a sus dragones en Rumania. Ron había hecho su carrera en el Quidditch igual que Ginny pero no los había visto, aún. Sólo se podía imaginar a su hermana pequeña colgada de la mano de Harry Potter como siempre había querido desde que tenía 11 años.

Riéndose de sus pensamientos, se recostó sobre sus almohadas. Tenía un dolor sordo en la cabeza que la poción no podía eliminar por completo. La enfermera Daisy le comentó que era perfectamente normal, debido al grado de exposición que tuvo a los ingredientes en la poción experimental que todavía no estaban seguros de que pretendía hacer y a la explosión en sí.

Dormitó por lo que parecieron horas. La puerta se abrió repentinamente, dejando ver una mata de cabello azabache más famosa del mundo mágico.

-¿Se puede?- Harry preguntó con mesura. Y Fred sorprendió por lo madura que sonaba la voz de Harry ahora. Ya no había rastros de adolescencia en ella.

-¡Pero si no es el salvador del mundo mágico! -exclamó el pelirrojo levantando los brazos dramáticamente- ¡Por favor, su majestad, adelante! Me disculpará si no me levanto...algo intentó volarme en pedazos, no sé si se enteró- susurró como si fuera un secreto a voces.

Harry se rió entre dientes y asintió, haciendo señas a sus espaldas para invitar a alguien a entrar.

Detuvo la puerta y para sorpresa de nadie, Ginny ingresó a la habitación con su cabello pelirrojo más largo de lo que Fred lo había visto nunca y con un bebé encajado en su cadera. Harry se apresuró a tomarlo entre sus brazos haciendo reír al pequeño y entonces Fred pudo ver el abdomen abultado de su hermana. -No perdiste el tiempo, ¿eh, Potter?- Fred se burló, causando que Harry se sonrojara hasta las orejas.

Continuó con su escaneo por la habitación. Ron también había ingresado con ellos, y vaya, eso sí que sorprendió a Fred, sostenía de la mano a nada más y nada menos que Luna Lovegood, la bruja Ravenclaw seguía teniendo ese mismo aire irreal que siempre parecía rodearla. La rubia le sonrió cálidamente y se acomodó de mejor manera al pie de la cama junto a Ron.

-¿Cómo estás, Fred?- su hermano menor le palmeó el hombro. Fred reprimió las ganas de rodar los ojos, sabía que era mera cortesía pero realmente era cansado que le preguntaran lo mismo y lo mismo cuando la única respuesta válida era "bien" que nadie creía pero decir "en el hospital y sin memoria" sonaba demasiado dramático.

-Nuevamente, ¿Quién eres tú?- dominó sus rasgos lo mejor que pudo, Ron abrió sus ojos desmesuradamente retirando su mano del hombro, entreabrió sus labios para decir algo pero Fred no lo dejó- ¡Ronnekins!

-¡Fred!- lo amonestó Ginny, pero él podía ver sus labios crispados con diversión.

-Perdón, perdón. Demasiado pronto para hacer bromas sobre memoria- se retractó levantando las manos sobre su cabeza.

-Entonces, ¿Quién es esta pequeña bestia?- señaló al bebé que se removía de manera inquieta en los brazos de Harry tratando de alcanzar cualquier cosa que pudiera tomar entre sus pequeñas manos.

-Él, es James Sirius Potter- Ginny dijo, mirando al pequeño James con adoración en sus ojos.

-Vaya, un nombre poderoso- comentó Fred- me pregunto cuantos trucos le podremos enseñar Georgie y yo cuando sea grande.

-Oh Merlín, con la herencia de su abuelo y ustedes, la vieja Mcgonagall va a querer morir.

Todos rieron ante eso y cayeron en una conversación fácil. Nuevamente Fred notó que esquivaban los temas posteriores a la guerra. No fue hasta que Ron mencionó las tareas y los libros de Hogwarts que el gemelo pudo caer en cuenta de que le había estado cosquilleando en la mente y que nadie había mencionado hasta ese momento: Hermione Granger.

-Hablando de ¿No les falta un miembro a ustedes dos?- interrumpió a Ron con las cejas elevadas. Esos tres siempre habían sido cómo siameses; difícilmente los veías el uno sin el otro... a menos que no estuviera disponible. Fred se encontró pensando en lo lamentable que sería la pérdida de una mente como la de la joven. Aunque lo exasperara su apego a las reglas hasta el podía darse el lujo de decir que era una bruja extremadamente brillante.

Harry y Ron compartieron una mirada que Fred reconoció como cuando alguien no quería decir algo con palabras. Después de todo él mismo la utilizaba con George.

-Ella...no está.- contestó con mesura Harry. Fred estudió sus rasgos cuidadosamente, no se veía afligido, pero tampoco feliz.

-¿No está? Como...¿muerta?-

-¡Merlín, que cosas dices, Fred!- se carcajeó Ron- Hace falta más que algunos mortífagos para derribar a Mione.

-No puedes culparme por asumirlo. ¡Desperté cinco años en el futuro!

-Ella regresa hoy de un viaje muy importante con el ministro Francés. Comentó que te manda sus saludos y que vendrá a verte en cuando esté en casa.- dijo Ginny a modo de explicación. Fred asintió y se preguntó sí seguirían lanzándose a su garganta mutuamente o su relación había evolucionado. Debía confesárselo a sí mismo, tenía curiosidad por el futuro de Hermione Granger. Hasta ahora todo había marchado casi como todos suponían que sería, a excepción claro de Granger y Ron. Se compadeció del alma que tuviera que soportar el cabello de la bruja de cabello tupido...

Después de un tiempo, los cuatro se retiraron cuando James se puso demasiado necio para permanecer en un hospital. Sus hermanos prometieron regresar a visitarlo con frecuencia hasta que lo dieran de alta. Fred asintió asegurándoles que no iría a ningún lado con una sonrisa.

Casi inmediatamente, la enfermera en turno, que era diferente a la joven enfermera Daisy, entró con las pociones listas para que él las bebiera y la bandeja de cena levitando detrás de ella. Sin rechistar y tratando de no saborear el horrible líquido vertió el contenido en su boca y lo trago. Iugh. Sacudió su cabeza con un estremecimiento.

No alcanzaba a ver lo que era su cena, pero podía apostar su dinero a que no era nada tan apetitoso como la comida de su madre. Casi deseó poder aparecer un rosbif recién hecho de la madriguera.

Esperó pacientemente a que dieran las seis. Hora en la que George prometió que volvería, asegurando que Verity era más que capaz de realizar el cierre de la tienda a las ocho, después de todo, estaban entrando en el periodo más aglomerado del año: las festividades de navidad. La gente comenzaba a realizar sus compras anticipadamente y ellos tenían que aprovechar a los magos y brujas dispuestos a gastar su dinero en ellos.

De lejos creyó escuchar la escandalosa risa de George, pero no podía estar cien por ciento seguro debido a los hechizos que amortiguaban los sonidos exteriores dentro de la habitación, pero él siempre iba a ser capaz de reconocer a su hermano así fuese a kilómetros de distancia.

Esperó segundos antes de que la puerta estuviera abierta de par en par y la vibrante energía de George inundara la habitación.

-¡Freddie, mira a quien encontré en el camino!-

George empujó por el hombro a una mujer; al principio Fred no la reconoció, pero en cuanto levantó la mirada, se quedó boquiabierto.

La mujer que acompañaba a George ahora era nada menos que Hermione Granger, pero no como él la había conocido en Hogwarts. Su cabello tupido y largo había desaparecido: ahora tenía su cabello cayéndole sobre el hombro y rizos domados caían libremente enmarcando su rostro. Ya no tenía rostro de niña. Su cara se alargó y los ojos siempre grandes y expresivos lo miraban de una manera que jamás había sido dirigido a él. Aún vestía la ropa que Fred pudo identificar como la que alguien usaría para el trabajo. Eso le hizo preguntarse sí eran amigos cercanos ahora. Seguro que en los tiempos del colegio eran conocidos y ella siempre se quedaba en su casa para las vacaciones, pero no sabía sí amigos sería la palabra para definir a la bruja con la cuál sus encuentros más cercanos eran más por discutir sobre sus bromas que por cuestiones personales. Obviamente por Harry y Ron la bruja hubiera corrido para saber cómo estaban al hospital de manera casi inmediata... le resultaba intrigante que ni siquiera se detuviera para cambiarse de ropa por venir a verlo a él.

-Hola, Fred- saludó la castaña con una pequeña sonrisa.

-Granger- respondió Fred sin estar seguro de cómo debía llamarle ¿era Hermione ahora? ¿Incluso otro apellido? Fred tuvo que retractarse de uno de sus pensamientos, ya no se comparecía tanto del hombre que estuviera con Hermione.

-Venía de camino de la chimenea y me encontré con nuestra prefecta perfecta favorita entrando por la parte muggle, así que la acompañé en su camino- comentó George pasando casualmente un brazo por arriba de los hombros de Hermione. Fred observó eso con extrañeza. Una parte de él esperaba que Hermione se sacudiera y saliera corriendo lejos de su gemelo, pero en realidad se veía bastante cómoda en el abrazo.

-Tuve que cruzar a hacer algunos recados antes de poder llegar aquí- explicó restándole importancia- Pero, Fred. ¿Cómo estás? - le preguntó concentrándose en el totalmente. Sintió la necesidad de correr de esos ojos que lo miraban cálidos y genuinamente preocupados- ¿El doctor te ha dicho algo sobre tu amnesia?

Ni siquiera le sorprendió que supiera que tenía amnesia. Su familia era un lío de chismes.

Negó con la cabeza.

-Comenzaré una terapia con una sanadora nacida de muggles que mezcla la mejor parte de ambas ramas de la medicina. El sanador Lancaster espera que eso pueda ayudar a estimular mi mente- dijo. Pudo jurar que un destello de decepción pasó por los ojos de Hermione pero era imposible asegurarlo porque ella estaba hablando nuevamente.

-¡Por supuesto! La neurología y la neuropsicología son ramas muy desarrolladas en el mundo muggle...- y se avocó en un pequeño discurso sobre las maravillas de la ciencia muggle. Fred torció un poco los labios en una sonrisa irónica. Por lo menos había otra cosa que jamás cambiaría: la ambición y el conocimiento de Hermione Granger.

-Entonces, Granger. ¿Qué ha sido de la bruja más brillante de su generación?- dijo cuando la joven tomó una pausa terminando de hablar. Se sonrojó bajo sus palabras y cruzó una mirada con George. Sospechoso.

-Bueno, volví a Hogwarts después de la guerra- comenzó con timidez- y después comencé como auxiliar en el departamento de regulación de criaturas mágicas, pero ahora me trasladé a aplicación de ley mágica junto a Kings.

No estaba sorprendido. Siempre supo que la mejor amiga llegaría lejos pero eso no había satisfecho su curiosidad, todavía quería saber más de ella.

-Oh, Hermione. Fred quiere saber quién es el galán que ha conquistado tu corazón- su gemelo añadió, y la miró con un deje de picardía. Fred apuñaló a su gemelo con la mirada, sí tenía curiosidad porque después de todo casi había sido su cuñada y tenía una sana curiosidad por saber quién había tomado su corazón, no porque tuviera un interés en ella.

-Déjame adivinar... ¿Viktor Krum? ¿No?- ella llegó con la cabeza- Ah, ¿Anthony Goldstein?- negativa- ¿Neville Longbottom?- George se ahogó con su propia risa- ¿Es de Hogwarts?- suplicó

Hermione se rio con suavidad, negando con la cabeza.

-No hay nadie.

Espera, ¿qué?

-No me la creo, cuéntame, ¿Es Percy?

-¡Merlín, no!

-No te culparía por querer negarlo.

-¡Fred!- chilló

-Sólo digo.

-De verdad, no hay...

Fue interrumpida por el toquido de la puerta. Fred cruzó una mirada con George, a esa hora de la noche ya no había visitas y la cena ya se la habían traído. El gemelo más joven se levantó del sillón y dejó pasar al doctor Lancaster.

-Buenas noches, ¿interrumpo?- saludó el sanador, mirándolo por arriba de sus lentes.

-Para nada, Sanador, sólo estábamos...- pero el sanador no le estaba poniendo atención a él. Miraba a Hermione cómo si ella no debiera estar ahí. A Fred le habían dicho que ahora eran algo así como famosos por ser héroes de guerra, pero el Sanador Lancaster se veía francamente deslumbrado.

-Señora Weasley- murmuró por lo bajo. Fred en un principio no entendió el apellido pero... ¿Seguramente no fue Weasley, verdad?

-¿Qué? Ella es Hermione Granger, Doctor- se burló Fred. Y él era el lesionado de la cabeza.

-Sí, por supuesto- sacudió la cabeza recomponiéndose- Lo siento por la hora, pero no tengo guardia hasta la próxima semana; les traigo buenas noticias: el viernes por fin podrás estar fuera de aquí. Ya no tiene más sentido mantenerte hospitalizado si casi todos tus síntomas han desaparecido- sí él decía, pensó Fred con malicia.

-Excelente, extraño dormir en una cama que no sea de hospital- gimió el gemelo con añoranza. El Sanador le dio una sonrisa extraña nuevamente.

-Pronto, señor Weasley, esperemos que todo marche como hasta hoy y no tengamos que mantenerlo aquí más- y con eso se retiró de la habitación. La sensación de que algo le estaba escondiendo brilló en su mente. Hermione compartiendo miradas con George, el sanador llamándola señora Weasley, el sanador no asegurándole que iría a su casa…

-¡Mentiroso, dijiste que era Angelina!- Fred le gritó a George, apuntándolo acusadoramente con un dedo. George lo miró como si estuviera loco.

-¿Eh?

-Me dijiste que tu novia era Angelina, no Hermione. ¿Creías que la iba a renegar o algo así?

-¿Fred? Hermione no es mi esposa.

-¿Entonces? ¿Por qué la llamó "Sra. Weasley"? ¿La confundió con Fleur, acaso?

Ambos se miraron retándose con la mirada. George cuadró sus hombros, observando a Hermione que había palidecido un poco.

-La llamó Sra. Weasley, porque es tu esposa, Fred.

¿Esposa? ¿Hermione? ¿SU ESPOSA?

Una estruendosa carcajada nació desde lo más profundo de la garganta del gemelo. Miró a las dos personas que le estaban jugando la broma de su vida. Jamás hubiera pensado que siete años fueran suficientes para que Hermione reglas estrictas Granger hiciera una broma.

-Buena esa, hermano. Buena esa.- dijo entre hipidos por la risa. - ¿Así que esperas que crea que cuando me dijiste que tal vez tenía una novia te estabas refiriendo a Hermione Granger? ¿La bruja más apegada a las reglas existente?

-Estamos hablando en serio, Fred.- George suspiró.

-Claro, y Voldemort bailaba tango. - se burló Fred- De todos menos de ti me esperaba algo así, Hermione.

-No es una broma, y mucho menos mentira, Fred- murmuró Hermione. Fred clavó sus ojos azules en ella. Estaba con la mirada gacha y todo el buen humor que le había visto se esfumó. Los hombros se le habían encorvado y su voz sonaba en un hilo- Nos casamos hace tres años.

-No.

-Fred...

-¡Me estás mintiendo? ¿Por qué me estás mintiendo? ¡Yo no estoy casado contigo!

-Fred, basta, escúchame- intentó tomarlo por los hombros para evitar que siguiera moviéndose, pero la evitó como si su simple toque le causara repulsión.

-No me toques- le gruñó. Su mente se sentía a miles de revoluciones por segundo. ¿Él casado con Hermione Granger? Imposible, inverosímil e improbable. No había manera de que eso fuera cierto, ¡La bruja ni siquiera era su tipo! No había dentro de él ni siquiera un gramo de aprecio suficiente para querer pasar el resto de su vida con ella.

-Cuida ese tono, Fred- George lo enfrentó, tomando una postura defensiva frente a la castaña. Ahora era casi dolorosamente obvio la manera en la que todos habían estado esquivando el nombre de Hermione. No querían cometer un error y accidentalmente revelarle que estaba casado con ella. Traicioneros, todos ellos.

-No les creo. Yo jamás podría estar con alguien tan frígida cómo tú- Escupió con veneno.

El efecto fue inmediato. Los ojos de Hermione se aguaron y las lágrimas se desbordaron por sus mejillas. Ella se las limpió con dureza, mirándolo con dolor y enojo con sus enormes ojos castaños. Metió una mano dentro de su blusa sacando una cadena fina de plata con un anillo.

-Pero lo estás- gruñó con amargura, empujando contra su mano el anillo de plata.

Fred sintió la necesidad de lanzarlo contra la pared, pero la mirada asesina de George lo abstuvo. Su situación no hacía nada más que mejorar.

Hola a todxs!

Gracias por llegar hasta aquí. Tengo que disculparme por el tiempo pero entre el trabajo y que perdí mi computadora fue dificil conseguir un espacio para sacar este capítulo a flote, pero aquí esta.

Ya se regaron los frijoles y Fred no está feliz, veamos sí con los siguientes días su enojo baja y comienza a aflorar su curiosidad natural.

Como nota, las cosas se pondrán duras y difíciles antes de finalmente ver una luz, y advertencia, puede haber divergencias entre la pareja que iniciará y terminará como protagonista, pero mi mente todavía no lo define; solo espero que se diviertan en el camino como yo leyendo esta historia y se agradece cualquier comentario que puedan dejar para mejorar y saber si les está gustando.

Hasta la próxima!