Habían pasado varios días desde que Sephiroth se había mudado del laboratorio a las instalaciones asignadas para SOLDIER, en ése tiempo sus tareas no habían cambiado mucho, salvo porque ahora tenía que entrenar en aquella sala que usó el primer día contra lo que fuera que Hojo preparara para él y cuando no estaba ahí estaba estudiando las materias y la fusión de las mismas.
Pero aunque su nuevo trabajo apenas comenzaba, el presidente Shinra no parecía contento con los resultados de esos combates.
–Hemos invertido muchos recursos en ese niño… que derrote monstruos y máquinas no significa que sea mejor que el resto de las fuerzas de paz… si no demuestras que realmente es único afrontarás las consecuencias profesor Hojo… recuerda que no eres el único científico que tenemos. Entrega mejores resultados o despídete los fondos.
Hojo no estaba dispuesto a perder su financiamiento, si debía explotar a Sephiroth al máximo entonces iba a hacerlo. El profesor fue a su laboratorio para idear un nuevo desafío para el joven, uno en el cual tendría que poner a prueba la fuerza de Sephiroth.
Mientras tanto el menor estaba fuera de las instalaciones, la sala de entrenamiento estaba en reparación por su entrenamiento del día previo así que el joven tomó unos libros y algunas materias de la sala de entrenamiento, había dicho que iba a practicar con ellas aunque realmente lo que quería era desarrollarlas.
El menor había ido a una zona boscosa no muy lejos de las instalaciones así que podría volver rápido en caso de que lo llamaran aunque esperaba que no fuera necesario. Sephiroth se sentó a la sombra de un árbol y sacó la bolsa con materias que llevaba para comenzar con su labor.
En esos momentos Sephiroth no era el único que estaba trabajando con las materias. Hojo había decido que si los adversarios no eran suficiente para llevar al muchacho al límite entonces quizá la magia podría ayudarlo.
–La exposición a esta variante podría ser lo que estoy buscando… –se dijo a sí mismo el profesor, tras algunos experimentos Hojo había desarrollado una materia especial pero muy difícil de producir, era una variante de las materias elementales oscuras que podía causar diversos estados alterados. Hojo comenzó a reír al pensar en todo lo que podría hacer con esa materia pero primero debía encontrar la forma de atacar a Sephiroth sin que pueda esquivarlo. Hojo guardó la materia en el bolsillo de su bata y siguió con sus experimentos.
El joven Sephiroth había estado practicando con las materias toda la mañana así que no tardó en llevarlas su nivel máximo. –Por fin… cada una está a su máximo nivel… es una pena que esta zona no quedó en muy buen estado… –se dijo a sí mismo mirando a un gran árbol que había usado para sus prácticas, varias partes del árbol mostraban signos de los diversos elementos a los que había estado expuesto por el uso de las materias.
El joven sonrió al poder cumplir su objetivo en tiempo récord, normalmente el desarrollo de esas materias tomaría varios días pero él lo había logrado en pocas horas.
–Bien creo que es todo por hoy… –el joven no se sentía cansado a pesar de haber usado tanta magia aunque sí se sentía un poco diferente, comenzó a guardar las cosas que llevaba cuando escuchó un ruido a un par de metros a su espalda, se giró para verlo que había causado el ruido y a primera vista no supo de qué se trataba más al pasar su mirada por una segunda ocasión notó que había algo en el piso cerca del árbol en el que había practicado.
Sephiroth se acercó al árbol una vez más y pudo ver que había una pequeña ave que había caído de su nido. –Esto… cayó del árbol… –el joven se sintió culpable al ver lo que había ocasionado y levantó la vista buscando el nido para regresar al ave a su hogar. –Está muy alto… pero creo que puedo subir… tuviste mucha suerte al sobrevivir a esa caída… ¿acaso tratabas volar…? —le dijo al pequeño pájaro al inclinarse para tomarlo y con cuidado lo reviso, realmente parecía ilesos pero para estar seguros el muchacho fue por la bolsa con las materias aplicando después un curaga al ave.
–Con esto deberías estar bien… ahora vamos a subir… —le dijo el joven a la pequeña ave que pillaba en respuesta. El muchacho comenzó a subir con cuidado, decidió no usar sus habilidades pues no sabía si el pájaro soportaría moverse a su velocidad y pensaba que no había prisa, el árbol era muy alto y grande así que le tomó unos minutos subir hasta el nido, aunque ya que había pasado la zona que había sufrido sus ataques el resto del camino fue bastante fácil pues era un árbol frondoso con grandes y fuertes ramas. –Aquí estamos… –le dijo al Ave sacándola con cuidado para ponerla de vuelta en el nido. –Tendré más cuidado la próxima vez… así que tú también y no vayas a salir del nido hasta que puedas volar.
Sephiroth dejó al ave con cuidado y estaba a punto de saltar cuando vio como otros dos pájaros se acercaron al nido, la escena hizo que la expresión de Sephiroth se ensombreciera, los dos pájaros recibieron felizmente a la pequeña ave, cantando a la vez que le daban unos mimos con cariño, la sonrisa que el muchacho tuvo mientras subía y cuando dejó al ave en el nido se había borrado por completo, no porque le desagradara verlos sino porque le daba envidia, el muchacho saltó sin mirar de nuevo el nido con los pájaros que ahora alimentaban al polluelo.
Unos segundos más tarde Sephiroth estaba de nuevo a la sombra del gran árbol, bajó su mirada y llevó su mano izquierda a su cabello llevándolo al frente mientras se sentaba en el suelo. Su mente le mostró la imagen del ave con sus padres aunque él no quería pensar en eso, en su mente una voz le decía que eso era algo que él nunca tendría, que jamás sabría lo que era tener alguien se preocupara por él, alguien que se pusiera tan feliz de verlo tras su ausencia.
La voz en su cabeza seguía repitiendo esas cosas una y otra vez, recordándole que no tenía padres ni familia, que nadie quiso cuidar de él y por eso había terminado en Shira, que no tenía a donde ir ni siquiera algún amigo con quien hablar.
Sephiroth recordó como unos cinco o seis años atrás conoció a un niño en las instalaciones de Shinra, su madre era uno de los científicos bajo las órdenes del profesor Hojo, Sephiroth al inicio se mostró tímido pues era la primera vez que hablaba con otro niño pero el contrario actuaba como si nada, los dos niños comenzaron a jugar en el pasillo más cuando la madre de ese niño salió del laboratorio y vio que estaba con Sephiroth se asustó mucho tomando a su hijo del brazo y lo jaló lejos del platinado.
–Te he dicho que te comportes estando aquí... –dijo la mujer en voz alta mientras alejaba a su hijo.
–¡Sólo estaba jugando con ese niño mamá!
–Eso no es un niño... –dijo la mujer mirando a Sephiroth como si fuera un monstruo, estaban bastante separados así que la mujer creyó que Sephiroth no la había escuchado pero se equivocó. –No debes volver a hablar con él, es muy peligroso. –Le susurró a su hijo mientras lo sujetaba de los hombros, la expresión en la mujer hizo que su hijo sintiera miedo de Sephiroth también, volteó a verlo pero el platinado ya se había ido.
Sephiroth volvió a ver a ese niño unas semanas más tarde y al no ver a la madre de este cerca pensó en saludarlo pero el otro niño lo ignoró por completo pasando a su lado y evitando todo contacto visual, Sephiroth se sintió mal por ese obvio rechazo pero siguió su camino rumbo al laboratorio como de costumbre, cuando las pruebas terminaron por la tarde ese mismo día Sephiroth fue a la cafetería donde volvió a ver a aquel niño junto con otros dos contándoles lo que su madre le había dicho sobre Sephiroth.
El joven Sephiroth siempre se había sentido diferente de las personas a su alrededor pero nunca antes se había sentido tan extraño, ajeno a todos los que lo rodeaban, no entendía porqué decían esas cosas, porqué no podían ser amigos, porqué le tenían miedo, porqué lo habían abandonado.
–Sólo soy un niño… –Pensó mientras se alejaba una vez más, el hambre que sintió se había esfumado por completo y en su mente resonaban las palabras de esa mujer.
–Eso no es un niño.
Sephiroth apretó los puños con fuerza, sin darse cuenta que había liberado parte de su poder, mientras caminaba algunas grietas se formaban en el piso y las paredes a su alrededor y algunas luces fallaron, pero el pequeño niño de casi siete no se percató de eso y fue corriendo a su habitación poniéndose a llorar en silencio abrazando su almohada.
Sephiroth había aprendido desde muy pequeño que no contaba con nadie, nadie le iba a preguntar porque estaba triste o lloraba si lo veían, nadie se iba a acercar si estaba enojado, en caso de que eso pasara lo aíslaban por completo, nadie festejaba su cumpleaños o lo felicitaba en las fiestas. Lo único que podría llegar a esperar era que le dijeran que había hecho un buen trabajo en las pruebas que le imponían.
El menor ya no lloraba por su soledad, por los rechazos, había aprendido a vivir con eso pero ver a esa familia de pájaros le hizo recordar aquello que se esforzaba cada día por mantener sepultado con sus entrenamientos, exámenes, ejercicios y libros. Sephiroth trató de ignorar esos recuerdos, volvió a acomodar su cabello a su espalda antes de levantarse, tomó las materias y los libros para recorrer el camino de vuelta a las instalaciones de Shinra.
El joven Sephiroth se sentía muy triste y solitario pero en esos momentos sólo quería buscar algo que hacer con desesperación, fue a la biblioteca a regresar los libros que ya no necesitaba y pasó un tiempo ahí buscando entre los diferentes libros algunos que llamaran su atención, tras algunas horas sacó unos cuantos libros para estudiar estrategias de guerra junto con un par de novelas, después fue a la sala de entrenamiento para dejar las materias que había tomado, aún estaban realizando las reparaciones así que no pudo pasar mucho tiempo en ése lugar.
Mientras caminaba por las instalaciones decidió pasar a la cafetería por comida y quizá comenzar a leer un poco, ya era algo tarde y no había mucha gente, pasó al mostrador para recoger su ración, posteriormente se sentó en una mesa cerca de la salida abriendo uno de los libros de estrategias. El muchacho comenzó a leer mientras comía, estaba bastante concentrado de modo que no se dio cuenta cuando cierto individuo se acercó a él.
–Sephiroth… la sala de entrenamiento estará disponible en cuatro horas… presentate para el entrenamiento quince minutos antes.
Sephiroth levantó la mirada y bajó el libro para ver a Hojo, le molestó el tono del hombre pero no dijo nada. –Entendido… estaré ahí… –dijo el joven mirando la hora en el reloj de la cafetería eran las 9:34pm, era muy raro que lo llamaran para entrenamientos a mitad de la noche pero ya lo habían convocado en un par de ocasiones previas.
Hojo sonrió de una forma desagradable mirando a Sephiroth cosa que le dio desconfianza al muchacho, el científico sin despedirse se dio media vuelta y salió de la cafetería. El menor decidió continuar con su lectura y cena, aún tenía tiempo antes del entrenamiento así que aprovecharía lo más posible.
Cuando llegó la hora indicada Sephiroth ya estaba a las puertas de la sala de entrenamiento, el personal de mantenimiento estaba recogiendo su equipo para marcharse, la sala estaba completamente reparada y en la habitación principal estaba Hojo junto con el presidente Shinra y Heidegger.
A Sephiroth le pareció extraño ver a esos hombres ahí en lugar de Lazard y el grupo de científicos, a pesar de eso mantuvo la compostura y se acercó en silencio. No se tomó la molestia de saludar pues los hombre hablaban entre ellos.
–Los nuevos soldados llegarán a partir de mañana. –Le dijo Heidegger al presidente.
–No hay mucho tiempo así que deben completar la capacitación de inmediato. –Contestó el presidente.
Hojo miró a Sephiroth llegar y sonrió de ése modo desagradable, acercándose a Sephiroth y le tomó del brazo inyectándolo con algo antes de que el menor pudiera oponerse. –Después de esto podrán tomar la decisión señores… estoy seguro de que encontrarán la siguiente presentación muy… satisfactoria… Sephiroth la sala está lista así entra de una vez…
–Si… –Fue lo único que dijo antes de cruzar la puerta a la zona de entrenamiento, miró su brazo donde había sido inyectado, su manga se había manchado por unas gotas de sangre y se preguntó qué había sido pero sabía que Hojo no se lo diría aunque preguntara.
–Sephiroth toma esa espada… será tu arma a partir de hoy… –dijo Hojo por el sistema de audio.
Sephiroth miró la parte donde estaban las armas y las materias, notando que había una espada que no había visto antes. –Masamune… –dijo leyendo la placa en el soporte de la espada, era una espada muy larga y la sujetó para empuñarla, era más ligera de lo que había imaginado, le gusto como se sentía en su mano. –Bien… estoy listo para comenzar.
En la sala de control Hojo se ajustó sus gafas mientras sonreía y dio inició al entrenamiento, la voz electrónica no anunció el inicio de la sesión lo que sorprendió a Sephiroth pues láseres empezaron a ser disparados contra el joven, Sephiroth los esquivaba sin problemas moviéndose a gran velocidad.
El presidente Shinra miró la pantalla con molestia pensando que Hojo desperdiciaba su tiempo pero el profesor llamó su atención. –En unos momentos la mezcla de sedantes que inyecté a Sephiroth empezarán a hacer efecto. Cuando se velocidad se vea comprometida las máquinas que preparamos entrarán en acción.
Sephiroth por su parte no comprendía la prueba, pensaba que era demasiado sencilla pero tras un par de minutos al realizar un salto su vista se nubló y al caer al suelo perdió el equilibrio siendo golpeado por uno de los láseres, rápidamente se movió para esquivar los siguientes ataques pero aunque su vista fallaba no volvió a ser golpeado. –Hojo… desgraciado… –El menor comprendió que Hojo lo había drogado para probar su desempeño en una clara desventaja.
En el suelo de la sala unas compuertas en el suelo y muros se abrieron dejando salir decenas de máquinas de combate que hora atacaban a Sephiroth con más láseres y misiles. El muchacho tenía problemas para esquivar todos los ataques pero hacía lo mejor que podía a pesar de no ver con claridad y que su cuerpo no respondía como siempre.
Sephiroth volvió a tropezar, su cuerpo estaba cada vez más adormecido pero sabía que debía levantarse antes de que las explosiones lo alcanzaran pero antes de que lo lograra un nuevo ataque lo alcanzó, una máquina que Hojo había armado con aquella materia oscura especial, la magia golpeó a Sephiroth lanzándolo contra el muro para que luego cayera al suelo, aún así el menor trató de levantarse con dificultad, el efecto de la droga y ahora de aquella magia le hicieron sentirse enfermo y mareado.
Sephiroth escupió algo de sangre pero se levantó, en su rostro se notaba que no estaba bien pero empleando todo su poder se lanzó al ataque contra la máquina que lo había alcanzado, la hoja de Masamune brillaba con la energía que Sephiroth le daba y sin esfuerzo cortó la máquina en dos haciéndola explotar.
–Maldito chiquillo… –pensó Hojo al ver como la materia que tardó tanto en desarrollar se veía destruida en cuestión de segundos, aunque ya había hecho su trabajo.
Sephiroth sólo había destruido una de las decenas de máquinas que lo atacaban en ese momento, así que no podía quedarse quieto, sentía un insoportable dolor en su cabeza, como si aquella máquina hubiera explotado dentro de su cráneo, aún así seguía esquivando los disparos que salían de todas partes, acabando con las máquinas o los láseres más cercanas pues a penas podía ver algo que estuviera a más de dos metros de distancia.
El muchacho sentía que si cerraba los ojos no podría volver a abrirlos y aquellas máquinas acabaría con él en segundos pero no estaba dispuesto a rendirse, siguió peleando contra aquellas máquinas hasta que no quedó más que un montón de chatarra y humo de las explosiones.
–¿Crees que puedan reparar la sala para la práctica de las 1000 horas? –pregunto Sephiroth apuntando con su espada a la cámara de observación. El muchacho se veía agitado pero su vista estaba mejorando y los efectos de la magia también parecían disminuir.
Cuando el humo se despejó un poco los tres hombres notaron que la sala de entrenamiento estaba completamente destrozada. –¿Y creen que sus soldados podrían combatirlo? –Preguntó Hojo a Heidegger con una sonrisa de satisfacción. Horas antes Heidegger estaba alardeando de los avances que habían hecho con estas nuevas máquinas y como serían de utilidad para Shinra pero a pesar de superar en número a un Sephiroth que tenía una notable desventaja no lo habían podido detener más de un par de segundos y ni siquiera le habían hecho daño real.
–Esto podría ser de utilidad… Sephiroth será el representante de SOLDIER… lo quiero listo para mañana a las 7am… debe estar en la conferencia de prensa de mañana para la declaración de la guerra a Wutai.
