Aclaraciones: Sin POV definido

Disclaimer: Naruto no me pertenece, de lo contrario el NejiTen sería oficial

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Disfruten la lectura

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Capítulo 2. Ambiguo

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Avanzaron por un enorme recibidor en donde la Inuzuka saludó a una de las sirvientes y luego subieron las escaleras hasta el estudio. Era una habitación enorme con una gran biblioteca que abarcaba 2 de las paredes, había un escritorio de esos antiguos y pesados con una laptop encima además de varios insumos de papelería y contra una de las paredes libres había un sofá de 3 plazas, teniendo al frente un tapete muy grande. La joven avanzó hasta el mueble y descargó la maleta así que ella hizo lo mismo, buscando de una vez su cuaderno para volver a enfocarse en lo que iban a hacer.

Llevaban alrededor de una hora, optando por sentarse mejor en el tapete pues era más cómodo y les facilitaba a las dos ver la pantalla del computador, cuando tocaron la puerta. Era la sirviente quien les indicaba que era el momento de la merienda, la siguió ahora a un comedor de esos en los que se pueden sentar como 10 personas y agradeció la comida. Era un sándwich de esos raros que salían en televisión, no como los de jamón y queso que ella conocía, y estaba acompañado por unas papas en chips muy crocantes pero con un sabor que dejaba claro que no eran de paquete. No quería comparar que sus meriendas en la tarde eran por mucho unas galletas o un pan y una taza de café o té, tampoco quiso detenerse a pensar en el hecho que el baño era casi tan grande como su habitación.

Decidieron que estudiarían 1 hora más y ella se iría para su propia casa, así que regresaron al estudio y otra vez se enfrascaron en la investigación y tomar las notas pertinentes para luego poder establecer mejor lo que iban a realizar. Estaba empezando a empacar lo que había usado en su maleta cuando la puerta de la estancia se abrió y una mujer de aspecto severo hizo presencia.

- Hola cariño — fue el saludó y Hana se levantó de una vez para correr hacia la mujer y abrazarla

- ¡Mamá!

- ¿Están haciendo sus deberes? — los ojos oscuros se habían posado en ella evaluándola por completo, así que asintió con la cabeza — no recuerdo haberte visto antes aquí

- Tenten es nueva en el colegio

- ¿Tenten...?

- Tenten Ama — aclaró al entender que el tono de pregunta era porque esperaba su nombre completo

- ¿Ama? — parecía estar pensando en algo — no había escuchado antes ese apellido ¿quiénes son tus padres?

- Zhihao y Xiuying Ama — la ceja de la mujer se enarcó

- Sus nombres no me parecen conocidos, pero es claro que no son de aquí ¿de dónde vienen?

- De China, llegaron al país hace 15 años — cuando ella apenas iba a cumplir 1 año

- Entiendo... ¿A qué se dedican?

- Papá es operario de producción en la fábrica de pescado y mamá trabaja de mucama en el hotel... — antes de poder decir el nombre del lugar en el que laboraba su madre se dio cuenta que la mirada de la mujer cambiaba por completo a una de horror, tomando a Hana de la mano y saliendo de la habitación a zancadas sin cerrar la puerta

- ¡Trajiste a casa a uno de los pordioseros! — no gritaba propiamente, pero hablaba lo suficientemente fuerte para alcanzar a escucharla desde donde estaba. Le era desconocido si trataba o no de disimular su acusación a pesar de haberse ido a hablar aparte — ¿En qué estabas pensando?

- Es mi amiga mamá, es una buena estudiante y mi compañera de proyecto

- ¿Has estado pendiente de ella? ¿Te has fijado que no se lleve nada? — sintió un golpe en su estómago ante esas palabras y el nada oculto significado de estas. Sintiendo las ganas de correr al baño y devolver la merienda que le habían dado — no le has mostrado tus joyas ¿cierto?

- No es una ladrona

- No sabes nada de sus padres ni de la pocilga en que ha crecido — terminó de empacar lo que le faltaba — le dije claramente al rector Ōnoki que no recibiera a esos mendigos y vas tú y traes uno hasta nuestra casa — se puso de pie, le quedaba claro su lugar y que esa mujer hacia parte de esos padres de los que había escuchado que trataron de impedir su beca — debemos revisar su maleta no vaya y sea que...

- No era mi intención causarle un problema a Hana — interrumpió tratando de mantener su dignidad y no llorar frente a la imponente mujer que ahora la veía como si fuera menos que un insecto — ya me voy

- ¡Tenten espera! — escuchó que gritaba la joven detrás suyo, pero ella ya iba corriendo a la puerta principal, abriéndola para irse y seguir su carrera ahora hasta el portón y cuando finalmente salió de la enorme propiedad sus ojos se llenaron de lágrimas sin detener sus pies ni un momento.

Corrió por varias cuadras sin tener ni idea de hacia donde se dirigía, cuando se detuvo trató de ubicarse o ver hacia algún lugar un letrero que dijera en que dirección quedaba el paradero del autobús o la estación de metro más cercana, pero no había nada. Pensó en buscar en su celular, pero su plan de telefonía no incluía navegación, tenía solo unos pocos minutos y la aplicación de mensajería pues era el más económico y solo debía usarlo para emergencias.

Eso era justo lo que le faltaba, estar completamente perdida en medio de un barrio que la consideraba escoria, por lo que le era imposible dejar de llorar. Caminó sin saber exactamente hacia donde lo hacía y fue entonces que una voz salió de la nada

- ¿Estás bien? — buscó la procedencia y se encontró con un hombre parado a algunos metros con una caja de comida en las manos. Se fijó en su cara y en el innegable parecido que tenía a la madre de Hana, así que por instinto asintió, no necesitaba en ese momento a alguien más tratándola mal — la gente no suele llorar así cuando se encuentra bien — ella se pasó el dorso de la manga por la cara tratando de limpiarse la cara — ¿puedo ayudarte en algo? — quería negar, decirle que ella no quería nada de ellos

- ¿S...sabes dónde es el paradero del autobús? — lamentablemente tampoco veía a nadie más en las cercanías y se estaba empezando a oscurecer para seguir deambulando por ahí

- El paradero del... — se veía confundido — no tengo ni idea — no le sorprendía, alguien como él solo debería saber lo que era un autobús porque los veía por la ventana mientras iba en un lujoso carro — pero seguro que mi teléfono sabe — reacomodó la caja para sostenerla con una sola mano y sacó el aparato del bolsillo, escribiendo algo de una vez y luego revisando los resultados — a ver a ver, el norte es hacia allá así que... — el hombre se giró tratando de ubicar correctamente el mapa — hacia allí, mira — le mostró la pantalla del teléfono y ella se acercó solo lo suficiente solo para poder ver, volviendo a limpiarse las mejillas, eran un par de cuadras más hacia la izquierda de donde estaba

- Gracias

- Estudias en el mismo colegio que mi hermana — comentó él tras guardar el aparato de nuevo en su bolsillo y señalando el escudo de su blazer — soy Kiba Inuzuka — le extendió la mano y ella negó con la cabeza antes de volver a correr ahora en la dirección que sabía estaba el paradero. No iba a volver a pasar por eso.

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Al abrir la puerta de su casa pudo ver de inmediato a su madre ir hacia ella con mirada preocupada, a pesar que le había escrito cuando iba en el autobús que no tardaría mucho, la verdad es que estaba en cercanías del colegio, o sea en la otra punta de la ciudad y el tráfico había sido una pesadilla. Avanzó para guarecerse en los brazos de su progenitora y nuevamente las lágrimas hicieron presencia, contándole entre hipidos lo que había ocurrido. Se durmió con la cabeza en su regazo mientras esta le acariciaba el cabello y le susurraba que todo estaba bien, no había nada malo en ser humilde y ella no merecía esas palabras.

Maldijo todo al sonar la alarma, para empezar al gobierno por no ser capaz de financiar a su anterior instituto y que eso hubiera desencadenado todo lo demás. Ella no había pedido esa beca, ni siquiera sabía que ese colegio existía hasta que fue prácticamente obligada a asistir con la falsa mentira que sería algo bueno para su vida. De mala gana se alistó para ir a clase, desde el primer día había escuchado de sus compañeros los comentarios despectivos y era obvio que para que un hijo pensara de esa forma es porque los padres lo hacían también. Por lo cual habría pasado exactamente lo mismo con cualquier otra madre.

En la primera clase Michiko le dijo que la veía decaída y ella solo negó, no quería hablar del tema y tener que explicarle lo ocurrido. De pronto podría hablar con los docentes de química y literatura inglesa para que le permitieran presentar el proyecto sola, aunque significara una disminución de la nota, no importaba. Iban caminando juntas hacia la siguiente clase cuando Hana apareció frente a ellas y su amiga la saludó con normalidad, ella solo luchó por no darle la espalda e ir a otro pasillo.

- Tenten... ¿podemos hablar? — su voz era avergonzada

- Voy para clase

- Por favor... sé lo que puedes estar pensando y... ¿por favor? — repitió

- Te espero en el salón — Michiko pudo notar la tensión, ella maldijo por lo bajo porque las dejara solas

- No te preocupes, no volveré a ir y terminaré el proyecto por mi cuenta

- No Tenten, todo fue un malentendido — ajá — mi madre no quiso... bueno, sí quiso... — admitió — pero es que ella es así, es una mujer orgullosa, algo prepotente y siempre ha sido supremamente clasista, sin entender que los tiempos cambian y el dinero no es lo único que importa de la gente

- Hana, está bien, tu madre dejó claro que no me quiere en su casa — se encogió de hombros — entiendo cuál es mi lugar

- No digas eso Tenten, la verdad es que a mí... a mí me gusta que seamos amigas, me caes mejor que la mayoría de nuestros compañeros de curso — eso lo había notado — ¿qué dices?

- Podemos adelantar el proyecto en la biblioteca de nuevo

- Por algo tuvimos que irnos a mi casa — cierto — hablé con ella, me prometió que no dirá nada y nos dejará estudiar en paz

- Hana...

- Anda Tenten, además sabes que es un proyecto monstruoso que no puedes hacer sola

- Está bien — aceptó, sabiendo por dentro que se iba a volver a arrepentir

Ese día salieron al receso de forma normal, otra vez las tres como si nada hubiera pasado. Debía admitir que Hana le agradaba por su sencillez y era completamente opuesta a la madre. El resto de esa semana fue tranquilo, hasta el viernes en que nuevamente se dirigieron en el auto a la casa de la Inuzuka, trataba de recordarse que todo estaba bien, la joven no la vigilaba o desconfiaba de ella pero aún así inconscientemente a medida que se acercaban a la enorme vivienda empezó a mantener sus manos a la vista para evitar cualquier posible nuevo malentendido o acusación en su contra.

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Los meses fueron pasando lentamente y el final del año escolar se acercaba, y con ello el tener que entregar los proyectos de aula así como el estudiar para los últimos exámenes. Tsume era el nombre de la madre de Hana, y tal y como prometió, no le había vuelto a dirigir la palabra. No todas las veces que iba a esa casa se la cruzaba, pero las veces que sí lo hacía la mujer la veía igual que esa vez, como si fuera un insecto y podía jurar que sus ojos la seguían si se desplazaba por la sala o se la cruzaba al ir del estudio al baño que estaba a un par de puertas.

Esa tarde ya habían dejado a un lado el proyecto y habían pasado a estudiar para los exámenes, proyecto o no, todas las materias tenían dicha evaluación que tenía un gran peso en la nota definitiva, así que no podían dejar esa parte de lado. Hana tenía problema con física y el cálculo del equilibrio térmico, así que en una pizarra que había sido puesta en el estudio para ellas, le estaba tratando de explicar uno de los ejercicios, estaba despejando la ecuación cuando la puerta se abrió

- Hola pulga — ella se quedó viendo al hombre, era el que le había dado las indicaciones del paradero del autobús tiempo atrás

- ¡Kiba! — Hana dejó a un lado el cuaderno en el que tomaba apuntes de lo que ella explicaba y corrió hacia el hombre que se había quedado viéndola detenidamente

- Eres la chica de la otra vez — ella asintió con la cabeza, tratando de ocultar su vergüenza de pensar que se había ido corriendo sin explicar nada

- Soy Tenten

- Bueno, es un gusto verte de nuevo Tenten — pasó la mano despeinando a la Inuzuka — tengo hambre ¿ya comieron?

- No, ¿vas a ser un hermano lindo y me vas a invitar a comer?

- ¿Qué quieres pulga?

- ¡Vamos al sitio de tsukune! Por favor, por favor, por favor — era claro que ella estaba sobrando en esa escena y que si iban a salir a comer era el momento de irse, por lo que guardó sus cosas en la maleta

- ¿Qué dices Tenten? ¿Te gusta el tsukune? Porque mi hermana lo adora y hay un sitio relativamente cerca de aquí en el que hacen uno buenísimo — ella se quedó en silencio — si no te gusta también venden otras cosas a la parrilla, como yakitori o calamares

- Yo...

- ¿O eres vegetariana? — ella negó

- Vamos Tenten, y mañana en el receso me terminas de explicar ¿qué dices? — no, su bolsillo decía que no pues no podía pagar una comida por fuera

- Creo que es mejor que me vaya

- Anda, te llevaré hasta tu casa después

- ¡No! — trató de no mostrar toda su vehemencia en esa palabra, pero igual sonó enfático — no es necesario...

- ¿Al paradero del autobús? — se mordió el labio antes de aceptar y seguirlos hasta el automóvil que conducía Kiba, ella sabía de autos casi tanto como sabía de bordar, o sea nada. Pero eso era un carro costoso de color plateado en el que él le abrió a ella la puerta de atrás y a Hana la del copiloto.

Desde su asiento los escuchaba hablar, él quejándose de estar también en la recta final del semestre y que por eso últimamente no se había pasado tanto por la casa, aunque ese día estaba aburrido y por eso decidió ir. Estudiaba Economía y Finanzas Internacionales en una universidad especializada en negocios con la que nadie en su anterior instituto soñaba siquiera con ir, con lo que valía un semestre allá una familia como la suya podía vivir más de un año cómodamente y hasta sobraría dinero, además que era a unos minutos fuera de la ciudad en lo que alguna vez fue un pequeño pueblo y ahora era algo así como una ciudadela universitaria en la que solo vivían los alumnos y docentes de ese claustro.

Se sorprendió al llegar al restaurante y ver que era un lugar sencillo, tenía apenas un par de mesas y casi pasaba por un puesto de comida callejera. Había una mesa desocupada que estaba contra una pared por lo cual solo tenía 3 sillas, Hana se sentó de una vez dejando a Kiba en la silla de la mitad, por lo que ella tomó la del lado izquierdo de él.

Él aclaró que las estaba invitando a las dos y se levantó después para ir a hacer el pedido pues la orden debía hacerse directamente en la caja. Regresó poco después diciendo que ya les traerían la comida y estuvo hablando por un largo rato, preguntándole un par de cosas pero nada inquisitivo como su madre, sino su edad, hacía cuanto conocía a Hana, qué hacía en sus ratos libres y luego la conversación volvió a enfocarse en lo que él decía, hablaba bastante pero era entretenido escucharlo. Riéndose todos cuando contaba sus travesuras de cuando tenía la edad de ellas y que si hubiera existido un internado militar para hijos de padres ricos, sin duda su madre lo hubiera enviado allí. Ella se había comido una brocheta de calamar y una de carne, notando que efectivamente era un lugar delicioso.

- Iré a lavarme las manos — fue Hana quien habló

- Yo igual — en el lugar no escatimaban con la salsa y aunque había querido evitarlo para no dar mala impresión, sus manos eran un desastre. Aunque bueno, todos terminaron igual. Al volver fue el turno de Kiba de ir al lavabo y tras eso se quedaron un poco más mientras terminaban sus bebidas.

Había un paradero del autobús cerca de donde estaban y le quedaba más cerca ese que esperar que la llevaran de regreso al barrio de ellos, así que la acompañaron hasta el lugar y esperaron hasta que se subió, por un momento su corazón se aceleró al ver la forma en que el hombre la estaba viendo, pero sacudió la cabeza al tiempo que se sentaba en uno de los pocos puestos libres.

Su mente pensaba en las historias y lo mucho que había reído en compañía de Kiba, aunque no era eso exactamente en lo que se enfocaba, por un momento le había parecido que él le sonreía y que le había rozado levemente la mano al ir a tomar una servilleta, era tonto analizar algo así. ¿Le había gustado? Sí, además que a pesar del parecido a la horrible mujer que tenía por madre, era atractivo y se veía tan descomplicado como Hana. Sin molestarse en preguntar su apellido o la procedencia de su familia, aunque eso podía ser también porque asumiera que al portar ese uniforme era de la misma clase social que ellos. Así que volvió a negar a cualquier elucubración que pudiera crear su imaginación, era un hombre que había sido amable y ya.

Su madre le ofreció algo de cenar cuando llegó a casa y ella negó, estaba llena por lo que había comido con los hermanos Inuzuka, así que fue a organizar su uniforme para el día siguiente y de paso a cambiar algunos de los cuadernos de su maleta, a pesar de tener casillero, ella estaba acostumbrada a cargar lo necesario consigo y no descubrir que había dejado olvidado algún cuaderno y no poder hacer sus deberes por algo tan tonto como ser despistada. Al abrir la maleta lo primero que capturó su atención fue una hoja doblada, la abrió, era de una agenda pequeña, de esas de bolsillo y no tenía alguna marca o algo para descubrir más de su procedencia, solo tenía en lo que parecía una caligrafía apresurada un número de teléfono y nada más.

Esa no era su letra y no recordaba en ningún momento haber recibido algo así, pero tampoco podía explicar como había llegado a ese lugar. Buscó su teléfono y guardó el número sin nombre, no quería llamar a un desconocido por accidente, fue a la aplicación de mensajería para actualizar los contactos y ver si de casualidad quien sea que hubiera dejado esa nota usaba dicha aplicación, lanzando su teléfono a la cama mientras dejaba salir una exclamación de sorpresa al reconocer la persona en la diminuta foto.

- ¿Estás bien hija? — su madre se había asomado al escucharla

- Sí, lo siento... una foto de esas de broma — se excusó, tan pronto volvió a estar sola volvió a tomar el aparato en sus manos y se mordió el labio ¿se había dormido en el bus? ¿estaba soñando? Respiró profundo para darse impulso y abrir una nueva conversación

Tenten:
¿Hola?

Primero apareció una sola flecha, así que siguió en lo que hacía. Estaba imaginando cosas o tal vez en una intoxicación con la comida y por eso creía ver lo que no era. Levantó su teléfono una vez más para agrandar la imagen y ver que sí, era Kiba quien salía en la foto, de pie y al fondo podía ver lo que parecía ser el Big Ben. Por estar viendo eso no se dio cuenta que la segunda flecha apareció y las dos cambiaron a color azul

(Sin nombre):
¿Tenten?
Soy Kiba

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De momento la historia queda para actualizaciones los sábados, cualquier novedad la estaré avisando por aquí ;)

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Les recuerdo que todos los comentarios son bien recibidos en forma de review y que pueden ir a darse una vuelta por mi twitter (Idamariakusajis) ahora que la locura del mes NejiTen ha finalizado y estoy organizando los nuevos proyectos a empezar.

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Att: Sally K