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Capítulo escrito por FabyVece.
"Ha pasado mucho, quizás demasiado, desde la muerte de mi padre. Desde que el vacío emocional llegó a mi vida junto con su pérdida.
Recuerdo ese día, perfectamente lo recuerdo. Cuando marchó a cumplir con su trabajo y una enorme sonrisa, despidiéndose de mí con mucho cariño. Me arrepiento de no haberlo abrazo tanto como quisiera, sólo por el capricho de que la Reina de Hyrule se lo quiso llevar para su viaje, dónde ambos perdieron la vida.
Sólo era un niño, un niño muy dependiente y fuerte. Pero aún así, me faltaban mis padres, su amor y calor, lastimosamente ya no contaba con ese lujo; ahora estaba más solo que nunca.
Nadie asistió a su funeral, nadie dejó flores ni le rezó para que estuviese bien. Nadie hizo nada, lo dejaron tirado como un desamparado, mientras todos sólo se enfocaron en la muerte de la Reina, en ella nada más. Nadie sabía que mi padre la defendió y arriesgó su vida para qué al final no tuviera una sepultura digna. La única víctima fue la Reina.
Desde ése día, un odio hacia la Familia Real fue llenando el vacío que tenía en mi pecho, a pesar de seguir sirviéndoles cómo soldado. Lo hago por una promesa que le hice a mi padre de acabar de una vez por todas con la dinastía de mi familia, siendo el único que queda de ellos.
Grandes caballeros de un perfecto linaje, y aquí estoy yo terminando la crónica que mi familia creó tras años..."
El soldado escuchó un llamado de parte del líder de tropas, queriendo que cada soldado sea presentado en el lugar de encuentro. El joven se había recostado de una enorme piedra para recuperar fuerzas y olvidarse del dolor de una herida fatal que tenía en su antebrazo. Hacía bastante que no escribía en su diario por el poco tiempo que tenía para sí mismo.
—¡Señoritos, al punto de encuentro!
Link se levantó, quejándose levemente tras ciertos dolores que aparecieron por su cuerpo. Ya repuesto, se acercó a dicha reunión que el mayor estaba anunciando, no sin antes haber guardado su diario personal.
—¿Estamos todos? ¡Perfecto! —. Anunció, mostrando la hilera de sus dientes —. Nuestra misión aquí ha acabado, finalmente podremos regresar al castillo y se nos ha dado este fin de semana libre. Después de un año fuera, es lo poco que merecemos. Ya anuncié al capitán sobre nuestro regreso a partir de esta noche, ¡así que preparad lo poco que tenéis para largarnos de una vez!
Un grito eufórico de parte de los soldados se hizo presente, junto con sonrisas y golpes a causa de la alegría que sentían por regresar a casa. Alzaban sus armas y saltaban posicionándose para partir de una vez, lo único que se llevaban consigo era su valentía por haber defendido su reino por un largo período.
El soldado por otro lado, respiró tranquilamente y agradeció que podría regresar al castillo ileso, con alguno que otro moretón, pero bien.
"—Hasta que Rhoam Bosphoramus se dignó de retirarnos." pensó el soldado, algo decepcionado de las acciones que lograba tener el monarca sobre el reino.
El muchacho, sucumbido en sus pensamientos, no sintió nada más cuándo recibió un golpe en la espalda de manera brusca. Después, un brazo rodeó su cuello y atrajo su rostro al de otro joven pelinegro.
—¡Liiink, por fin regresaremos a casa! Estoy tan feliz... Aunque un fin de semana libre… es poco para todo lo que hicimos aquí después de un año —. Comentó el azabache con un rostro pensativo, pero sin soltar a su compañero, quien se quejaba en silencio.
—Supongo que así trabaja la realeza —. Dijo encogido de hombros, Link.
—Uy no —. Siguió el muchacho, soltando a su amigo —. Todo esto es para que algún día estemos en la Caballería Real del Rey —. Dijo con un brillo en sus oscuros ojos.
—Creo que es el objetivo de muchos aquí —. Continuó Link, hablando sin ningún interés.
Las tropas empezaron a andar cuesta abajo con la esperanza de llegar al castillo. Los soldados iban cantando una melodía sagrada para el reino, aquella que enlaza la vida del Héroe con la Diosa, y algunas otras sin un ápice de sentido referentes al caso.
Link seguía sumido en sus pensamientos, en la lucha interna con sus razones y males. Volvió a respirar profundamente y trató de alejar dichos pensamientos que sólo lo hacían hundirse más en su vacío emocional, sin que nadie notara aquél enorme vacío que llevaba. A fin de cuentas, desde muy pequeño supo cómo manejarlo.
—¿Raiden? —. Llamó Link.
—¿Mmh? —. El pelinegro se giró ante el llamado.
—¿Puedo pedirte un favor?
...
—...Pueden retirarse —. Dijo el capitán después de haber terminado su discurso para los recién llegados soldados.
El salón dónde fueron recibidos se convirtió en una aglomeración. Los soldados comenzaron a esparcirse por distintas salidas, habían algunos que contaban con heridas y se sentían fatales de salud. Link por otro lado estaba bien físicamente, a pesar de que mentalmente nunca lo ha estado.
Sintió nuevamente el golpe brusco en su espalda, se quejó por lo bajo y notó que fue de parte de su compañero el pelinegro.
—Ni nos ascendieron. ¿Estar allí no costó nada si acaso? —. Se quejó Raiden.
Link pensaba de la misma forma. ¿Todo el esfuerzo no valió nada? No sólo son soldados, son personas, son vidas que cuidan día a día sus alrededores; tanto las altas murallas del castillo y como todo súbdito de este reino. El soldado siempre creyó que ellos no valían nada para las altas familias, sólo eran personas que deseaban arriesgar su vida para cobrar una miseria. Lo hacen porque les gusta y apasiona. Link comenzaba a tener un odio hacia tales personas, considerando que la culpa siempre fue de ellos. Sobre todo la de su padre, donde la Familia Real no reconoció su magnífica hazaña.
—La grandeza se mueve de una manera que nosotros no podemos explicar. A fin de cuentas, sólo somos peones, Raiden —. Dijo Link, sereno.
—Ahg... Ya sé... —. Suspiró.
—¡Link! ¡Link! —. El rubio se giró en dirección donde clamaban su nombre, encontrándose a un "peón" o soldado yendo a su encuentro. El joven llega tomándose el pecho agarrando bocanadas de aire, y sonríe al verlos —. El capitán desea hablar urgentemente contigo.
Link y Raiden se miraron con los cejos fruncidos, Link estaba extrañado de dicho llamado. Además sintió un leve frío recorrer su espalda; empezaba a ponerse nervioso y era algo que detestaba en lo absoluto.
—Está bien. Gracias, Nelson —. El pelirrojo sonrió y asintió, desapareciendo nuevamente entre la multitud.
Raiden volvió a golpear a Link por la espalda.
—¿Vendrás con nosotros al bar? —. Link lo observó de reojo, queriendo ocultar su nerviosismo —. Bueno, después de ir con el Capitán —. Le sugirió. Link negó por otro lado.
—No estoy de ánimos —. Respondió sin interés, manteniendo la vista fija en un punto exacto.
Link nunca estaba de ánimos, siempre mostraba desinterés en aquellas cosas que hacían los jóvenes de su edad. Sentía que tenía otro propósito... un propósito que no tenía nada que ver en hacer cosas normales. Por el momento sólo quería cumplir su promesa, mantener su odio a la grandeza y convertirse en el mejor caballero del ejército.
"—Nada más sencillo que eso." pensaba él.
Link miró a Raiden de reojo nuevamente, habían pasado segundos de que había quitado su vista de él. Éste veía hacia otra dirección y rascaba su nuca con ansiedad.
El soldado suspiró. Debería evitar seguir haciendo esperar al mismísimo capitán.
—Yo me voy. Nos vemos después —. Dijo, ya girándose para irse al contrario.
—Link —. El rubio volteó a verlo —. Suerte.
Link sólo asintió y se perdió entre los pocos soldados que quedaban en el salón. A cada paso eran más fuertes los nervios y los latidos de su corazón, ya que el hombre era la única persona que podría desequilibrarlo en lo absoluto, pues conocía sus puntos débiles y los más fuertes. Sabía que frente a él no podía darse el lujo de mentirle.
...
—Capitán.
—Soldado —. Sonrió.
Link esbozó una leve sonrisa de boca cerrada y se acercó un poco más al lugar dónde se encontraba el mayor. Éste veía hacia la ventana antes de dirigirse al rubio.
Link sentía que su corazón quería salírsele del pecho, pero contuvo sus emociones y solo se limitó a mantener su rostro sereno.
—Me alegra verte de nuevo, más grande y fuerte, ¿eh muchacho? —. Alardeó Ryota.
Link sólo bajó su rostro un poco avergonzado. A veces le costaba que reconocieran su talentoso trabajo, aunque puede ser que simplemente creía no sentirse capaz de ser tan reconocido de esa manera que todos pintan.
—Me llegaron muchos reportes referentes a tus hazañas y comportamiento —. Dijo, sentándose en su escritorio —. Intachable todo, Link —. Sonrió.
—Gracias —. Respondió alegremente —. No creo que me haya traído aquí netamente por eso, ¿o sí? —. Dijo directo. Estaba un poco cansado y solo quería dormir.
Ryota rió áspero.
—De tal padre, tal hijo —. Link sintió incomodidad al mencionar a su padre —. No, mi querido soldado, tengo buenas noticias para ti.
—Lo escucho.
—Hoy dejarás las caballerizas para soldados y te irás a las habitaciones bajas del castillo —. Link frunció el cejo con extrañeza —. Felicidades por su ascenso, caballero Link.
...
Se sentía raro, no alegre, raro. Estaba entusiasta de su nuevo ascenso, pero frustrado al ver que ninguno de sus otros compañeros que poseían sus mismas cualidades no fueron capaces de ascender a caballero.
"—Dependiendo a su hazaña, es ascendido un soldado o caballero. Muchos no cumplieron con las expectativas de los que están sobre mí. Agradece que al menos te tomaran en cuenta, Link —. Dijo Ryota, aún así sin convencer al joven.
—No, simplemente no, Ryota. Yo estuve allí, yo sé todo lo que pasamos allí dentro. ¿Aún así no son capaces de ascender? Me rehúso a cometer tal injusticia, puedes decirles a tus superiores que gracias, pero no aceptaré eso."
Huyó del despacho del capitán ahogado en diferentes frustraciones. Estaba molesto una vez más con la grandeza, con la injusticia que se cometía a diario con los soldados. ¿Por qué seguía aquí? ¿Por qué no renunciaba de una vez e iba a vivir una vida normal? ¿Por qué su padre no le advirtió de ciertas cosas, de injusticias que cometían los de la alta nobleza? Se dio cuenta desde pequeño, pero aún así... Seguía con la promesa que le hizo a su padre. ¿Por qué él era la excepción?
—Seguramente todo es por Ryota... —. Dijo entre dientes, caminando incierto y dejándose llevar por sus pies. Paró un momento, fijándose donde estaba, y vio que se encontraba en un largo pasillo con enormes ventanales que dejaban ver la vegetación del exterior. Una alfombra roja a lo largo del enorme piso le hizo darse cuenta de qué parte del castillo se encontraba. Temía meterse en problemas por ir a partes no permitidas para un soldado cómo él.
Escuchó pasos a sus espaldas bastantes resonantes, cayendo en un cuadro de desesperación al no encontrar un escondite para esconderse y no meterse en problemas. Sólo había un largo pasillo y ventanas que dejaban ver el anochecer llegando poco a poco. Se quedó estático viendo hacia uno de los ventanales, haciendo que su presencia fuera "ignorada".
Los pasos se detuvieron muy cercanos a él...
—Hey —. Escuchó una voz demandante y acusadora proveniente de una joven. Él se giró en aquella dirección, viendo sólo parte del pliegue azul del vestido de la dama. La mitad de su torso estaba cubierto por una sombra, dejaba muy poco verle su rostro —. ¿Es usted el caballero Link? —. Preguntó, haciendo despertar en Link cierto desagrado.
—Soldado Link. ¿Quién es usted? —. Preguntó en el mismo tono.
—A mis aposentos llegó una carta proveniente de los Dominios Zoras, específicamente de la princesa Zora, Mipha. Creyeron que era para mí, pero claramente dice que el remitente es un tal Link —. Dijo, ignorando la pregunta hecha por el soldado —. Es inusual que una carta de la misma princesa Zora llegue a un caballero como usted.
La dama finalmente dio un paso adelante, estirando el trozo de papel hacia Link. Éste en particular permaneció atónito al ver con quién era la persona que estaba compartiendo palabras. Las esferas verdosas de la joven lo observaron indiscretamente y con un aire de superioridad que jamás había visto en su vida.
Tomó la carta, sintiendo sus dedos húmedos por los nervios que volvió a experimentar en ese momento.
—Y, sobre su pregunta anterior, soy la Princesa Zelda. Siéntase afortunado de haberme visto —. Dijo la muchacha con un rostro de amargura. Acto seguido, se dio la vuelta, marchándose por donde había entrado.
Link en su parte estaba atónito, no sólo por haber recibido una carta de Mipha, sino de haber vuelto a ver esa niña de ojos verdes llorosos...
Nota de autoras:
¡Hola!
A decir verdad, hace mucho tiempo que no volvía a publicar un capítulo en ninguna de las plataformas donde escribo. Y en esta historia en concreto, ambas escritoras hemos estado faltas de inspiración para continuar. Disculpad la espera.
Pero bueno, aquí seguimos con la siguiente parte, en la que vemos ya un poco los pensamientos acerca de la Familia Real de un Link más mayor. Además, ha tenido su primer encuentro con la princesa... y esas actitudes de ella parecen ser un problema xD.
Pero bueno, continuaremos trabajando en la historia (y a ver si no tardamos mucho en continuarla). Por el resto, poca cosa tenía que decir, por lo que cierro ya esta nota y me despido.
Nos vemos pronto (o eso esperamos xD),
FabyVece y Mimmary.
