Trato

- Nunca entres a esa casa.

- No te acerques a ese lugar maldito.

- Si deseas vivir por varios años, lo mejor es que te mantengas alejado de ahí.

Aquellas eran las palabras que solían repetir los adultos cuando hablaban de la casa abandonada. Las mismas advertencias junto con un futuro cruel si es que llegabas a entrar.

Zenitsu siempre las tuvo bien presente, los horribles sonidos que la rodeaban le daban a entender lo mismo: "Ese lugar es peligroso, no te acerques"

Y lo hizo, por años, con todas sus fuerzas se mantuvo lo más lejos posible de aquel horrible lugar, pero ahora, por Tanjirou, guardaría todo ese miedo para adentrarse a la boca del lobo.

Porque extrañaba a Tanjirou, porque por su culpa ya no estaba a su lado y un ser extraño y tenebroso ocupaba su lugar.

Dándose todo el valor que no tenía abrió la puerta de la casa maldita y entró para encontrar a su persona más querida.


Abrió los ojos confuso porque no recordaba haberlos cerrado cuando entró. Además, parecía estar en un living y no en la entrada de la casa ¿qué había pasado?

- ¡Mira hermano! - Giró la cabeza al escuchar aquella dulce y alegre voz, una hermosa muchacha de cabellos negros ondulados y ojos rosas le sonreía con cariño mientras le tomaba la mano. La chica le señaló una dirección. – Mira allá.

Movió la cabeza hacia el lugar señalado solo para encontrar el cuerpo de un niño en el suelo, cortado y lleno de sangre, algunas partes se encontraban esparcidas alrededor del pequeño haciendo que todo se viera aún más desagradable. Gritó y trató de alejarse por la horrible escena que estaba presenciando, más la mano que era sostenida le impidió moverse o soltarse. Movió la cabeza con rapidez, el rostro hermoso de la chica había cambiado a negro en donde unos puntos blancos lo miraban sin emociones y una sonrisa se iba anchando cada vez más.

- ¿Qu…é pa….sa her….man….o? – La dulce voz de la muchacha ahora estaba entrecortada.

Gritó con todas sus fuerzas mientras cerraba los ojos. El peso en su mano desapareció, pero se negó a abrirlos. Llevó ambas manos a su pecho y comenzó a respirar con fuerzas.

"Es por Tanjirou, debo encontrar a Tanjirou" – Se repitió una y otra vez mientras comenzaba a calmar su respiración agitada.

Cuando se sintió más tranquilo lentamente comenzó a abrir los ojos, ahora lo que podía notar era el pasillo del que era la casa a la que había entrado. Miró de un lado a otro con confusión. ¿Qué había pasado? ¿Qué vio antes?

Soltó el aire que mantuvo retenido sin darse cuenta, las manos en su pecho continuaban ahí, pero algo entre sus palmas les hizo moverlas percatándose de una hermosa piedra blanca entre ellas. ¿De dónde había llegado eso?

Miró el objeto confuso. Ahora que podía pensar si miedo se percató que lo que tenía en sus manos era un cuarzo blanco. Aun no entendía como aquella piedra había llegado a parar entre sus manos, pero prefirió no pensarlo mucho ya que se sentía más tranquilo al apretarla con fuerza.

Decidido a olvidar aquella desagradable visión se concentró en lo que tenía en frente. El pasillo estaba oscuro, lleno de tierra y polvo, las murallas se encontraban rasgadas y en algunas partes rotas, se notaba de lejos que había sido abandonada y descuidada por muchos años.

Tomó aire y empezó a caminar. Su sentido se encontraba al 100%, atento a cualquier ruido o sonido que pudiera ser Tanjirou o algo extraño que le fuera a atacar de la nada. Apretó con más fuerza la piedra entre sus manos y continuó su camino.

Casi a mitad del pasillo cada muralla se abría para dar paso a dos habitaciones, se detuvo a un metro de la división y se concentró en cualquier ruido desconocido, pero nada, no escuchaba nada y eso lo alteraba mucho. ¿Una casa abandonada sin sonido? ¿Ni siquiera de madera crujiendo, de bichos o ratas pasando? ¿No que siempre había gatos o perros callejeros?

Avanzó para mirar a la derecha en donde se encontró con el living del lugar, le pareció un poco similar al que vio en aquella horrible visión, desechó la idea con rapidez mientras sus ojos iban hacía el lado izquierdo en donde lo que podría ser la biblioteca o algún lugar similar se presentaba, al frente se encontraría con dos puertas cerrada y las escaleras que darían paso al segundo piso.

¿A dónde debería ir?

Optó por buscar en todos los lugares de la casa, así que eso haría antes de subir. Se giró a la derecha en dirección al living, más un horrible frío en las manos que iba aumentando a cada paso que daba le hizo regresar a su posición anterior. La piedra se había sentido tan fría que dolía, trató de ir al living otra vez sintiendo aquel frio nuevamente.

- Tal vez no… - Susurró y comenzó a ir a la biblioteca, la piedra se mantuvo con un suave calor en sus palmas que le hizo sentir un poco de miedo. ¿Qué diablos pasaba con aquel cuarzo?

¿Acaso le estaba indicando el camino correcto para llegar a Tanjirou? Realmente esperaba aquello.

Comenzó a avanzar para entrar a la biblioteca de la casa.


- ¡Hermano!

Saltó al escuchar la voz de la muchacha de antes, para su sorpresa ahí estaba la chica en su versión bella, esta le miraba con el ceño fruncido y las mejillas infladas.

- ¡¿Me estabas escuchando?!

- Yo. – Extraño, su voz había salido por si sola y el tono había sonado diferente.

- Bien, necesito de tu ayuda para llevar la leña a la casa o se mojará. – Vio como la muchacha caminaba hacia una pequeña casa y se percató nuevamente que estaba en una especie de patio. Se giró para notar la casa maldita a su espalda, pero esta se encontraba en perfecto estado. ¿Qué estaba pasando aquí? Se miró las manos al no sentir la piedra en sus palmas ¿dónde había ido a parar el cuarzo?

- ¡Por aquí! – Escuchó la voz de la joven y la vio agitar la mano antes de entrar a la pequeña casita.

- ¡Voy! – Su voz respondió nuevamente y sin que quisiera hacerlo.

Con cierta duda comenzó a acercarse al lugar, algo le causaba mala espina y un escalofrío le recorrió el cuerpo. Llegó a la entrada, todo estaba oscuro impidiéndole ver lo que había dentro y tragó saliva. No quería entrar, tenía miedo de hacerlo, estuvo a punto de retroceder cuando logró escuchar de forma suave y casi desapercibida del sonido característico de Tanjirou por lo que sin pensarlo entró para buscarlo.

- ¡Tanjirou! – Gritó una vez dentro, la oscuridad era demasiada hasta para poder ver sus manos. - ¡Tanjirou!

Un ruido de algo arrastrándose lo alertó y su cuerpo de congeló automáticamente. ¿Qué había dentro?

- ¿Tan? – Susurró con voz temblorosa y moviéndose con lentitud a pesar de que todo su cuerpo le gritaba que se fuera hacia otro lado.

Mas, mientras avanzaba hacia aquel extraño ruido todo su alrededor comenzaba a aclararse. El cuarto se notaba que era una bodega en donde todo tipo de herramientas se encontraban colgando en un lado de la muralla y un gran montón de madera había en el otro. Se percató de un bulto al final de lugar moviéndose de un lado a otro, sus ojos se llenaron de lágrimas, pero continuó caminando ignorando todas las alarmas de su cuerpo gritándole.

Otro paso y el bulto se fue aclarando, otro pasó y supo que era una chica, pero no la de antes ya que tenía el cabello corto y liso, otro paso y vio la sangre alrededor del cuerpo, otro paso y notó los ojos rosados oscuros casi similares a los de Tanjirou mirándolo con lágrimas en los ojos, la boca abierta haciendo sonidos como intentando decir algo, pero sin poder lograrlo por toda la sangre que se deslizaba de sus labios.

Al lado de la chica había otro cuerpo tirado, un niño calvo se encontraba observándolo con los ojos abiertos y en blanco, su cabeza estaba deformada, se podía ver las heridas abiertas en estas y como estas continuaban sangrando mientras un martillo ensangrentado descansaba al lado del cuerpo. ¡Lo habían golpeado con esa cosa en la cabeza!

Se asustó y cayó al suelo ante lo que veía, la pobre niña seguía retorciéndose y botando sangre mientras sus ojos finalmente pudieron ver como un chuzo se encontraba clavado en el estómago de la muchacha. Se tapó la boca para no gritar y las lágrimas continuaron deslizándose al igual que los de la joven que le extendía la mano sangrante como si buscara su ayuda.

Su cuerpo apenas comenzó a moverse cuando la mano extendida cambió a solo el dedo índice señalando algo a su espalda. Un horrible sonido comenzó a escucharse detrás suyo y se congeló ante aquello. La niña comenzó a llorar con mayor fuerza antes de que el chuzo se levantara sin ayuda y se clavara nuevamente en el estómago de la pequeña que dio un grito ahogado por culpa de la sangre.

- ¡No! – Gritó con fuerza antes de cerrar los ojos.

El horrible sonido se detuvo y al abrir los ojos se encontró nuevamente en la biblioteca de aquella casa. Continuó llorando de forma desconsolada, sentía la piedra en su mano y apenas fue consciente de un papel doblado en la otra.

¿Qué estaba pasando? ¿Por qué veía esas cosas tan horribles? ¿Por qué ocurría esto?

Quería irse, pero necesitaba encontrar a Tanjirou.

- Tanjirou. – Susurró en medio de sus lágrimas a la vez que tomaba bien el papel percatándose de que era un pedazo viejo de diario.

Lo acomodó lo mejor que pudo para leer su contenido.

"Horrible asesinato a familia deja a vecinos y la policía impactados por tan cruel forma de atacar".

Dobló el diario y lo guardó en su bolsillo. ¿Eso estaba viendo? ¿A la familia de esta casa siendo asesinada? ¿Por eso el lugar estaba maldito? ¿Tanjirou habría visto lo mismo?

¿Qué fue lo que salió con el cuerpo de Tanjirou?

Miró a todos lados solo encontrando libros tirados, muebles llenos de telas de arañas y sillones cubiertos con una gran capa de polvo. Todo el lugar pudo haber sido una hermosa biblioteca, pero ahora solo era un triste recuerdo.

Una puerta en la esquina llamó su atención, tuvo la intención de ir a esta más su cuerpo se mantuvo en su lugar.

Un suave murmulló empezó a escucharse desde aquella puerta, sintió pánico, pero no podía moverse. El murmullo se transformó en sonido de pasos, más que pasos era como si arrastraran algo.

¡Quería salir de aquí! ¡Realmente quería huir de este horrible lugar!

Sintió como el aire le estaba haciendo falta y agarró con más fuerza el cuarzo que era lo único que le daba cierto calor ante todo el frio que estaba envolviéndolo.

Saltó cuando la puerta lentamente se fue abriendo y una pequeña mano apareció en ella para acomodarse en la madera.

- Her… ma…no – El cuerpo empapado de un niño lentamente comenzó a salir de la puerta. – Her… -

No habría sentido tanto terror si no fuera por el hecho de que el rostro del chico era de un morado oscuro y su cuello mostraba notorios moretones negros dando a entender que había sido estrangulado con fuerza con algo o alguien.

La pequeña manito se levantó y aquello fue suficiente para que se desmayara.


Abrió los ojos de golpe encontrándose parado en el living. Se miró las manos confuso ante lo que estaba pasando, más al percatarse que el tono de su piel era mas oscura.

Apenas estaba procesando aquello cuando dos gritos repentinos lo asustaron, antes de poder hacer algo un horrible dolor en el hombro le hizo caer al suelo.

- ¡Hermano! – Vio a la chica de cabello ondulado observándolo con horror mientras un muchacho parecido a Tanjirou la tenía de la mano a comienzos de la escalera.

- ¡Huyan! – Su boca se abrió y una voz parecida a la de Tanjirou se escuchó.

Apenas pudo procesar el tono de su amigo cuando otro horrible dolor en sus piernas le hicieron gritar con mayor fuerza.

Sintió un poco de alivio al notar como los otros chicos subían las escaleras con prisa y luego el mundo se volvió negro.


Se sentó de golpe y se tocó en los lugares donde sintió aquel horrible dolor, pero no había nada. Nada de nada. Solo el recuerdo de que algo horrible ocurrió.

- Zenitsu. – Saltó al escuchar su nombre, había estado tan concentrado en buscar alguna herida que apenas se dio cuenta de su entorno.

Se giró y con sorpresa se encontró con el rostro preocupado de su amigo.

- ¿Estás bien?

Se mantuvo en silencio mientras la hermosa y dulce melodía de la persona que tanto quería ver lo abrazaba con calidez. ¡Cómo había extrañado aquel único sonido!

Era Tanjirou, era su Tanjirou.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y se lanzó al cuerpo del otro joven para abrazarlo con fuerza mientras lloraba desconsoladamente.

Los brazos envolviendo su cuerpo para responder el abrazo solo le hicieron llorar y aferrarse al otro muchacho con mayor fuerza.

¡Todo había sido tan horrible, pero había valido la pena al encontrarse con Tanjirou!

- Tanjirou. – Continuó llamándolo ahora sintiendo una mano acariciando sus cabellos.

- Estoy aquí Zenitsu, tranquilo.

Era él. Realmente era él.

Finalmente lo había encontrado.

Inicio – 05 – 06 – 2020

Término – 16 – 06 - 2020