Miraculous Ladybug no es de mi propiedad.
Destiny.
1. Esperanza.
Abrió las persianas, esas persianas que siempre ha odiado. No por que tengan un aspecto horripilante o estén sucias, sino por lo que representa: su triste y absurda monotonía que no merece vivir.
Miro hacia el exterior a través de la única ventana que estaba en su habitación. Aquello demuestra lo poco que ha podido ver desde hace cuatro años. Le resultaba algo frustrante porque son las mismas calles, las mismas casas grises y aburridas de todos los días. Es un vecindario gris, sin nada que lo resalte o que lo haga reconocido en esa ciudad, porque si alguien nuevo llega a pasar por esos rumbos, es muy extraño que se vuelve a ver.
Resopló molesta.
«Que jodida es mi vida»
Sus ojos castaños de mirar aquel paisaje con rencor, lo observo con melancolía. Ella extrañaba ver por su ventana, estar en aquel balcón donde compartió momentos maravillosos con una persona muy especial, y no solo con él, sino con amigos que de seguro piensan que está enterrada dos metros bajo tierra.
Extraña ese lugar, haría lo que fuera por ver eso otra vez. Ver aquellas personas felices y sonrientes caminado, quizás con su mascota, con su pareja, un amigo o simplemente solos, disfrutando de esa vista. También estaría aquella estatua que significó todo para ellos, ese pasto donde alguna vez jugo de pequeña, y uno que otro puesto de comida. Era lo que le gustaba ver: personas que disfrutan de su vida, puede que no las conociera, pero su cara lo revelaba, demostraba lo llenos de dicha y alegría que estaban, algunos quizás vivían humildemente u otros tenían un casa grande y lujosa, pero nada se comparaba con esa vista que tenía.
Después vivió en otro lado. Tenía otra vista y no se preocupaba demasiado por ello, esa vista no la lograba recordaba debido a que su cabeza no tenía tiempo de detenerse a mirar a su alrededor y notar lo afortunada que era. Ella tenía todo, y en un chasquido de dedos todo se desvaneció.
Quizás algún día si miro a través de esa ventana, pero simplemente no lo recuerda. Le duele olvidar cada día que pasa cada minúsculo detalle de su vida.
«No es la primera vez que pasa»
Apretó sus puños, ¿Cómo pudo alguien aprovecharse de su situación?
Sólo él, aquel hombre a quien odia como a nadie en el mundo.
Aguanto sus lágrimas, como pudo se mantuvo fuerte, sacando confianza de si misma de algún lugar desconocido y el coraje que alguna vez la caracterizó. Seguía mirando con un semblante serio el exterior, esperando a que eso la calmara.
Ahora, esa vista sólo queda como un recuerdo, todas esas vivencias en ese balcón se quedaron tatuadas en su alma, y como lo hizo hace poco tiempo, ella, aunque lo olvidara, volvería a recordar todo. Recordaría a su único consuelo.
Era una promesa.
Su vista del tiempo presente era deprimente, eso es lo único que ha visto y quizás lo que vera hasta el final de sus días. Para algunos puede que cuatro años se pasen en un abrir y cerrar de ojos, pero para ella es una eternidad completa.
Ella cree que lo único bueno de ese lugar es el atardecer, ha leído en revistas viejas que encontró hace poco que, los atardeceres significan ver el lado bueno de la vida, puede hacernos reflexionar y quizás cambiarnos un poco la perspectiva en la que estamos acostumbrados a vivir. Considera que un poco de eso es verdad. Ver esos últimos rayos de sol iluminando esos edificios grises, pintándolos de amarillo y naranja, la hace pensar que quizás algún día todo cambie, es un brillo de esperanza que aparece de forma repentina.
Y desaparece en un santiamén.
Sus pensamientos la traicionan cuando se acerca el final, porque siempre suelen terminar en lo mismo, en lo cruel que ha sido la vida con ella, y no solo con esa chica, sino con todos, todas esas personas que ve por la ventana sufrieron o están sufriendo, así como ella.
No los conoce, pero lo sabe. Ve sus caras de fastidio y cansancio, con eso es suficiente para que odien lo mismo que ella.
Y entonces se repite en su mente: "El destino puede ser odiado o amado por muchos".
El sol se ocultó, y con ello su esperanza se acabó.
Resignada, se alejo de la ventana, cerro las persianas y se dirigió al único espejo que estaba en la habitación. Este está desgastado y sucio, se podría decir que ha sido su único compañero en esos años. Intento resistirse, intento ignorar su reflejo, pero le fue imposible.
Se vio a ella misma, sintió ganas de romper ese espejo en pedazos.
Su rostro estaba demacrado. Su piel siempre fue blanca, sin embargo, ahora parecía un fantasma, alguien transparente. Su cabello era algo que le gustaba de ella misma. Siempre brillaba, muchos lo consideraban uno de los principales atractivos de la chica, pero ahora ya no era así, inclusive ya no era del mismo color, ahora era castaño, corto y estaba enredado.
La hacía sentir náuseas.
No es que no le guste ese color, pero, extraña su color natural.
Sus ojos son de alguien más, antes los amaba y los veía normales, pero ahora sólo logra ver ojos cafés, donde antes eran ojos «como zafiros», o eso solían decirle.
Desearía quitarse aquellos molestos pupilentes, pero luego recuerda que hay alguien que la vigila. Le es totalmente imposible.
Con solo ver su reflejo siente impotencia, solo la hace sentir lo injusta que puede llegar a ser la vida.
Después mira su vestimenta, esas prendas no las debió de haber usado nunca por respeto a quien le pertenecía realmente, pero era eso, o estar desnuda.
«Maldito imbécil» Su mandíbula se tensó, e hizo un esfuerzo para no gritar unas maldiciones.
Mientras se veía a sí misma, era como ver a otra persona, una persona con rasgos parecidos a ella realmente, pero no con el mismo color de cabello y ojos.
Fue obligada a ser alguien que ya no vive.
En ocasiones, cree que su rostro refleja la tristeza que la rodea, porque si hablamos con la verdad, siempre se ha sentido triste desde que está allí.
Miro hacia todos los rincones de la habitación. Aun escuchaba sus gritos desesperados para salir de ese lugar, sus incontables ganas de llorar y que alguien la ayude. Sigue soñando con el día en que alguien llegue a su rescate, escucha como ecos las voces de sus seres queridos deseándoles buenas noches, y después, cuando la ensoñación termina, ella está sentada, con la cabeza gacha, escondiéndola entre sus rodillas para que nadie la escuche llorar.
Era obvio que nadie iría por ella. Se supone que está muerta.
Su labio inferior comenzó a temblar demostrando que quería llorar de nuevo.
«Resiste, resiste, por favor»
Desearía escuchar que todo fue una pesadilla, un mal sueño, solo una realidad que creo su mente.
Amaría despertar con alguien a su lado alguien que diga un juego de palabras tonto para aligerar el ambiente. Pero no, él no está, el de seguro esta rehaciendo su vida.
Lo único que le queda al final del día es llorar, lagrimas tristes y llenas de amargura, injusticias y corazones rotos nadan en una pequeña gota que se desliza por su fría mejilla, y ahí es cuando se repite lo mismo:
—¿Cuándo entenderé?… Que no hay esperanza.
Esa esperanza que anhelo por días, meses y años se desvaneció poco a poco. Antes solía creer que todo esto acabaría, que la justicia iba a llegar tarde o temprano, pero no, eso jamás paso, no niega que aún tiene un poco de ilusión, pero el duro golpe de la realidad siempre llega.
Siente que está en una carretera sin fin, está huyendo de una pesadilla de la cual no puede escapar, donde la luz se desvanece despacio y el silencio abunda en ella, pero en el momento que hay oscuridad, los demonios a lo que más le teme aparecen.
Ese «demonio» vive con ella. Ese sujeto tiene parte de la culpa de su sufrimiento.
Desde siempre ha creído que todo tiene una recompensa, si haces actos buenos, la vida te lo recompensará, pero si haces actos malos que pueden dañar a alguien, algún día pagaras por ello, pero, ¿ella que hizo para sufrir a tal grado de querer morir en verdad? Ni ella misma puede responder eso.
La esperanza era lo único que le daba ánimos cada día de seguir adelante, y ahora quiere seguir viviendo, pero no todo es tan fácil, porque sabe que existen personas que creen que todavía está aquí; Viva. Por eso no le es tan fácil dejar todo atrás.
Todo lo que alguna vez creyó tener, le fue arrebatado.
Cuando no tenía esperanza pensaba en ellos, pero todos ellos no tienen esperanza de que ella siga viva.
Muchos de seguro dirían que está loca por decir quién es en realidad.
—¡Claire! —escucho un grito proveniente de la planta baja.
Pensó en contestarle y decirle que no la llame así, pero se contuvo. No quería pelear de nuevo.
Después de todo, se supone que todos deben creer que ese es su nombre.
—Ya voy —hablo sin ganas.
Todo volvió a iniciar.
Y ella sigue pensando que nadie se enterara de la verdad.
Versión mejorada de Destiny.
Primera versión completa en Wattpad.
Gracias por leer :)
